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Oficina del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas

Francisco Zambrano Dic 04, 2018 | Actualizado hace 2 meses
El mundo es redondo como una arepa

@franzambranor

Mientras en España la franquicia Arepa Olé abrirá su décima arepera en 2019, en Venezuela la producción de maíz cayó de 1 millón 750 mil kilogramos en 2017 a 700 mil este año. De acuerdo a la página locosporlasarepas.com hoy en día hay 520 areperas en 51 naciones de los cinco continentes, pero a la vez que se expande el plato bandera en el planeta, en Venezuela se reduce el espacio de su materia prima: de 650 mil hectáreas productoras de harina de maíz que había en 2008, actualmente quedan 220 mil.

El auge que está teniendo la arepa en el extranjero contrasta con la debacle de obtención de la harina de maíz en territorio venezolano, según cifras de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios.

El crecimiento del principal pan del venezolano fuera del país es notable. Hace cuatro años locosporlasarepas.com registraba 146 areperas en el extranjero, en 2017 contabilizaron 446 establecimientos en 46 países y en 2018 el crecimiento fue de 16% comparado con el año pasado.

“Vimos que estaba creciendo mucho ese tipo de negocios y nos generó curiosidad saber si era algo que estaba pasando sólo acá”, dijo la diseñadora industrial venezolana Ana Pisani cocreadora de la página locosporlasarepas.com junto al ingeniero en telecomunicaciones Rodrigo Ascanio.

“Descubrimos a través de las redes sociales una cantidad de lugares a nivel mundial que uno ni se imaginaba, desde restaurantes, food trucks, caterings y puestos en mercados locales”, dijo Pisani, quien emigró a Argentina en 2012.

Tomando en cuenta la expansión de la arepa desde Argentina hasta Canadá, pasando por lugares como Corea y Malta, Pisani y Ascanio idearon el Maparepa, un espacio interactivo para ubicar negocios dedicados a la venta de ese producto en el globo terráqueo. “Es útil tanto para el venezolano que está en el exterior, como para el extranjero amante de esta comida. La arepa se ha hecho muy popular especialmente porque es libre de gluten, es fácil de hacer y es saludable”.

La diáspora ha hecho que estos restaurantes posean una potencial cartera de clientes más amplia. En octubre de este año, la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y la Oficina del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) informaron que 2,5 millones de venezolanos han dejado el país en los últimos cuatro años y Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil) espera que la cifra aumente a 4 millones para finales de 2018.

El experto culinario y editor de la Guía Gastronómica de Caracas, Miro Popic, dijo que la arepa se ha hecho más popular fuera de Venezuela de lo que ya era por la cantidad de venezolanos que han emigrado, especialmente en el último par de años. “Las grandes migraciones tienen como consecuencia que la gente se lleve consigo su paladar. Pasó con los italianos y la pasta después de 1850 por la precaria situación económica en la que se encontraba ese país y con los chinos y su comida en la costa oeste de los Estados Unidos cuando la fiebre del oro entre 1848 y 1855”.

La fama del pan de maíz venezolano es tal que desde 2012 cada segundo sábado de septiembre se celebra a nivel mundial el Día Mundial de la Arepa.


Maparepa

 

Todavía no hay de canguro

El marabino Sergio Pinzón llegó a Australia hace siete años y desde hace cuatro regenta junto a su socio Adrián Arevalo el restaurante ExotiK Latin Café en la ciudad de Sidney. Ambos ingenieros industriales siempre cocinaron la idea de abrir un negocio en el extranjero. Adrián emigró primero y luego se incorporó Sergio, quien empezó haciendo un master en comercio. “Tocó trabajar muy duro cuando comenzamos con el local. De 12 a 15 horas al día. Me tocó hacer de todo”, dijo Pinzón de 33 años de edad.

En ExotiK no solo venden arepas, también cachapas y tequeños, hay música en vivo, clases de salsa gratis, cerveza Zulia y cuba libre a base de ron Pampero. La oferta no solo pretende complacer a la clientela venezolana en Australia, sino también a la latina. “Aquí no somos muchos venezolanos, al local vienen mexicanos, colombianos, ecuatorianos y la idea es que todos se vayan complacidos”, acotó Pinzón. La página de Facebook “Venezolanos en Australia Grupo de Libre Expresión” tiene registrados a 5836 miembros.

La arepa más pedida en el restaurante ubicado en el sector comercial de Newtown es la reina pepiada (pollo, aguacate y mayonesa). “La de pabellón también la solicitan bastante. Hemos tratado de hacer cualquier cantidad de combinaciones y hasta ahora no hemos tenido quejas”.

Aún no se han planteado ofrecer en el menú una arepa de carne de canguro, fuente de alimento para algunos australianos. “No es algo que el local coma mucho, ellos son conservadores en ese sentido”.

Pinzón asegura que la harina de maíz se consigue con frecuencia. “Hay proveedores aquí que son venezolanos y traen desde malta hasta cocosettes”.

El experto en gastronomía Miro Popic considera que conseguir la materia prima para hacer arepas en el extranjero es más fácil que hacerlo en Venezuela. “Polar tiene plantas de distribución en Colombia y Estados Unidos y exporta al resto del mundo. Hoy en día en cualquier mercado del mundo se puede conseguir Harina Pan”.

Tanto Pinzón como Arévalo tienen planes de extender el negocio en territorio oceánico. “Hay mucho potencial en este lado del mundo. Aunque no es fácil mantener un negocio así, creo que funcionaría en muchas otras partes”.

Arepa con sabor ibérico

A Edgar Rodríguez le apodan el “rey de la arepa” en España. Hoy en día su marca Arepa Olé posee nueve establecimientos. Siete en Madrid, uno en Vigo y otro en Sevilla.

Llegó hace una década al viejo continente sin más que una maleta. Cargó sacos de arena en una construcción, repartió pizzas a domicilio y panfletos frente a una discoteca en la plaza madrileña de Puerta del Sol.

Junto a su pareja Sonsoles García solicitó un préstamo bancario por 16 mil euros. Desde que llegó a un nuevo hogar, el objetivo era iniciar su propio comercio y con empeño lo consiguió.

El primer establecimiento lo montó en 2012 en el barrio de Chueca y posterior a eso el éxito corrió como mantequilla sobre una arepa caliente. “Yo pensé que si el kebab (plato turco a base de carne servido en pinchos) tuvo un auge brutal a comienzos de 2000, por qué la arepa no lo habría de tener”.

En el menú destacan la pelú’a (carne mechada con queso amarillo), la catira (pollo con queso amarillo), la reina pepiada y la que se ha convertido en la favorita de los españoles últimamente: la ibérica (jamón serrano, tomate y aceite de oliva). Aunado a eso posee una oferta con productos locales que denomina arepas fusión, donde destacan la asturiana (chorizo ibérico y huevo frito) y la segoviana, conocida en Venezuela como la Santa Bárbara (carne a la parrilla, queso guayanés, tomate y aguacate).

“La arepa es un alimento muy noble, que acepta cualquier tipo de relleno, puede ser vegetariana, puedes ofrecérsela al público celiaco y por eso vimos que era una oportunidad de negocios”, dijo Edgar.

Para 2019, Rodríguez planea abrir la décima arepera en España y la octava en Madrid. “Estamos en plena expansión. En 2018 abrimos cinco areperas y en 2019 queremos hacer lo mismo”.

Al principio a Edgar le costaba conseguir la materia prima para hacer arepas, pero hoy en día asegura que un paquete de Harina Pan se ubica en cualquier mercado.

“Yo tengo una importadora de productos y traigo productos de Venezuela: malta, frescolita, diablitos…son cosas que no pueden faltar”.

Rodríguez considera que la arepa está en pleno apogeo comercial y es una garantía de inversión. “No creo que haya un lugar en el mundo donde no se pueda abrir una arepera, es algo que rebasó al comensal venezolano, ya es un plato mundial”.

De Maracay a Washington

Hace tres años, la venezolana Jessica Rodríguez trabajaba en un banco y su padre Miguel hacía trabajos sociales. Ambos notaron que el negocio del food truck (carros de comida rápida en la calle) estaba tomando auge en Washington D.C. y optaron por emplear parte de sus ahorros para abrir uno de arepas en el área metropolitana de la ciudad.

“Mi papá y yo nos dimos cuenta que los food trucks estaban de moda y vimos una oportunidad de negocio allí, especialmente con la comida venezolana porque en ese momento no había mucha oferta aquí”.

Jessica y Miguel son oriundos de Maracay, este último tiene 30 años en los Estados Unidos y la primera 16. “Llegué aquí casi recién nacida”.

Para Jessica, Arepa Crew se diferencia del resto porque sus productos son 100% frescos. “Las arepas las hacemos al momento.  Hacemos nuestra propia mezcla de cachapas, nuestros propios tequeños, empanadas y patacones. Nada es comprado de fábrica”.

Jessica asegura que han conseguido una clientela fiel, básicamente gente que sale de sus trabajos a almorzar. “Nos ha ido excelente, especialmente en verano. La arepa más pedida es la de pabellón, la mayoría de las personas pide una de pabellón y una empanada. El americano pide más la de mechada, la catira y el patacón. Los venezolanos que vienen piden más cachapas y tequeños”.

Tanto Jessica como su papá no tenían experiencia en el tema gastronómico. “Solo sabía hacer arepas y era una cosa que aprendí viendo a mis abuelas y tías”.

“90% de los emprendedores no pertenecen al oficio de la comida, gente que incluso no había cocinado en su vida”, apuntó el editor gastronómico, Miro Popic.

Considera que la arepa ha tenido éxito porque es libre de gluten y actualmente mucha gente persigue alimentos con esas características. “Hemos modificado nuestro menú para darles más opciones a las personas vegetarianas. Tratamos de tener variedad que ofrecer a los diferentes estilos de vida”.

Además de gerenciar el food truck, Jessica está por graduarse de bióloga. Su padre es un psicólogo a quien siempre le ha atraído el mundo de los negocios. “Por supuesto queremos expandirnos, pero estamos esperando que se dé la oportunidad adecuada”.

Con mi arepa no te metas

Miro Popic, señaló que en Caracas no hay una cifra exacta de cuántas areperas funcionan actualmente porque la Cámara Nacional de Restaurantes solo incluye a algunas, pero estimó que de 2014, fecha en la que editó su última Guía Gastronómica, hasta hoy ha habido una disminución de entre 20 y 30%. Algunas areperas emblemáticas de Caracas, como Tostadas Bello Monte y El Tropezón, cerraron sus puertas recientemente. Adjudicó este fenómeno a la migración masiva y al limitado poder adquisitivo del venezolano. “Hay 4 millones de comensales que se han ido del país y a eso hay que sumarle que el venezolano común ya no puede comerse una arepa diaria porque no tiene dinero suficiente”.

Lo cierto es que la producción de harina de maíz ha descendido. De 4 millones que se obtenían entre maíz blanco y amarillo en 2012, hoy la cifra de blanco llega a lo sumo a 700 mil. “No tenemos rentabilidad, nos afecta mucho la escasez de agroinsumos, desde hace rato no ingresan tractores a Venezuela, la harina de maíz es un rubro muy demandante en cuanto a maquinaria. Prácticamente los inventarios de agroquímicos se nos agotaron. En 2019 seguirá cayendo la producción lamentablemente”, dijo Celso Fantinel, primer vicepresidente de Fedeagro.

Fantinel suma a esto el control de precios que establece el gobierno de Nicolás Maduro, el aumento inconsulto del salario mínimo y la partida de personal capacitado. “No son precios acordados, sino precios impuestos. El costo de producción arroja 48 bolívares soberanos por cada kilo de harina y el gobierno lo fija en 16. Además de eso calculamos que el 25% del personal ha abandonado sus labores, bien sea para irse del país o para dedicarse a otra cosa”.

Mientras, en la arepera La Casa del Llano de Las Mercedes, el encargado Ender Labrador considera que la crisis económica no ha causado mayor erosión en este tipo de establecimientos en el este de Caracas. “Acá sigue viniendo gente y nosotros seguimos trabajando las 24 horas”, dijo.

El comercio ahora es la mitad de lo que era antes, pero según Labrador no es producto de un recorte financiero. “Es porque en la parte de atrás los dueños decidieron que iban a poner un centro hípico”.

A escasos metros en El Solar del Este, el jefe de mesoneros, avaló la tesis de Labrador. “Una arepa sigue siendo accesible dentro de todo, acá no ha bajado el volumen de personas”, dijo el empleado.

Para finales de noviembre, una arepa en el este de la ciudad oscilaba entre 500 y 1000 bolívares soberanos.

En Los Pilones del Este, frente al Centro Comercial Tolón, uno de los encargados que prefirió no decir su nombre dijo que hasta ahora el negocio sigue siendo rentable. “Por la ubicación acá sigue viniendo bastante gente, tenemos una abultada clientela, incluso en las madrugadas. La gente que sale de fiestas sigue viniendo y consumiendo”.

En Gran Horizonte en La Castellana sucede el mismo fenómeno, salvo que ahora no laboran las 24 horas del días. Un trabajador que prefirió el anonimato dijo que el escaso volumen de gente en la madrugada y la inseguridad obligaron a abrir ahora desde las 7 de la mañana hasta las 12 de la noche.

Popic apuntó que la predilección por la arepa está intacta, pese a la escasez y los elevados costos de la harina de maíz en el mercado negro. “La gente no consume mas Harina Pan porque no consigue, pero el interés por la harina de maíz sigue siendo el mismo, es el alimento principal del venezolano y eso no ha cambiado”.

Afuera o dentro del país la arepa sigue siendo un negocio lucrativo y en ese sentido el propio Lorenzo Mendoza, presidente de Empresas Polar (principal productora de harina de maíz en Venezuela), se puso un delantal y empezó a regalar arepas a bordo de un food truck en doce ciudades de los Estados Unidos a través de la iniciativa Harina Pan Experience. “Compartiendo con los panitas venezolanos. Que bueno ver gente venezolana estudiando, otros trabajando y haciendo vida en los Estados Unidos. Sigan preparándose y vuelvan por allá pronto, nos hacen falta”, dijo el empresario.