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La verdadera elección en la democracia, por Asdrúbal Aguiar

 

 

La experiencia latinoamericana – así la recogen nuestros textos constitucionales desde el nacimiento de la república – plantea el ejercicio del voto como procedimiento, directo o indirecto, condicionado o no, censitario o no, para designar autoridades en sus diversas instancias. No se obvia, pero incluso se simula, en los largos períodos regidos por el autoritarismo, por el caudillismo, uniformado o no. De modo que, votar bajo dictaduras en nada refuerza el quehacer ciudadano, ni favorece la libertad.

La puerta de entrada a la democracia es el ejercicio del voto cuando implica elegir, decidir, pronunciarse razonadamente entre alternativas reales y democráticas. No se ingresa a la democracia allí donde el voto como medio se desfigura en su propósito o sirve para liquidar de raíz el principio de la alternabilidad: vertebral a la misma democracia. Hacer las maletas y recoger los escritorios para abandonar los gobiernos o parlamentos, también la dirección de los partidos, es la prueba de fuego de un verdadero demócrata.

Eso lo entienden nuestros “padres fundadores” más recientes. Me refiero, en el caso de Venezuela, a Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, hacedores del Pacto de Puntofijo; a Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez, en el caso Colombia, forjadores del Frente Nacional; o a Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva, e incluso Salvador Allende, en Chile, paradigmas de alternabilidad ideológica hasta que éste tira por la borda la tradición democrática.  

Sobre la realidad de las dictaduras dominantes en la región, proscrita la elección libre de los gobernantes, el empeño de aquéllos – como consta en la Declaración de Santiago de 1959 – es recordar que la democracia, para ser tal, implica respeto de la persona humana, vigencia cabal del Estado de Derecho, separación de poderes, libertad de asociación política y de expresión y de prensa, entre otros estándares hoy confirmados por la Carta Democrática Interamericana de 2001. En suma, la democracia es derecho a elegir y decidir democráticamente, no solo votar.

Es por ausencia de contexto democrático que la comunidad internacional ha declarado que no reconocerá el acto electoral convocado en Venezuela para el 20 de mayo por una Asamblea Constituyente dictatorial, originada en la negación del principio del voto universal, directo y secreto, y que pretende un ejercicio fraudulento del voto para la escogencia del presidente de la República.

Distintos argumentos, falaces, esgrimen ahora algunos actores “democráticos” venidos del siglo XX, quienes arguyen, para acompañar a la dictadura en su sainete, la falta de otra alternativa; o señalan que la dictaduras nuestras o próximas han salido a través de los votos. Son ellos responsables de sus juicios al respecto y no soy yo quien, para reprochárselos. Pero disiento, aquí sí, éticamente, desde mi perspectiva.

Un demócrata no puede excusar su mala decisión en la falta de opciones a la vista; pues ello equivale tanto como a decir que comparte violar la Constitución mientras llega el momento de la legalidad. Abstenerse, devolver con la abstención un mensaje pedagógico ante la opinión, es lo correcto. Es hablar con el silencio, afirmaría mi apreciado condiscípulo Edgar Cherubini. Es decir que se quiere votar, pero no así. Y esa es una decisión democrática, eminente, que realza el ser y la dignidad de la persona.

Que se vote en dictadura como supuesto hábito de libertad o protesta, apenas revela mediocridad democrática; que le conviene tanto a las dictaduras como a quienes hacen de los partidos políticos cárceles de ciudadanía.

Es eso lo que tanto se cuestiona por quienes, habiendo madurado democráticamente, acusan la falta de calidad de la democracia. No admiten el reduccionismo democrático o la democracia instantánea, la de usa y tire, en la que cada uno o cada cual se desprende de sus responsabilidades en un instante para entregárselas a otros: gitanos de la política, que ofrecen en remate ejercer por nosotros el “cesarismo democrático” y hasta mudan de partidos por razones de oportunidad.

En fin, decir que se ha de votar porque a través del voto se cambian las dictaduras, es una falsificación de la historia. Los regímenes militares en América Latina han abandonado el poder cuando se resquebrajan por dentro, cuando comprenden la inviabilidad de sostenerse, y al término – privando la “visión institucional” – cuando de manos de algunos de sus miembros se facilita, al efecto, la “salida” electoral.

Lo inédito, lo distinto en Venezuela y en Nicaragua, sin embargo, es que asociaciones criminales – no las Fuerzas Armadas –  han secuestrado la maquinaria de sus Estados, incluyendo a militares y políticos, para la ejecución de sus felonías, en especial la del narcotráfico y el lavado de dineros producto de la corrupción.

Es una insensatez, por ende, exigir sindéresis o razonable unidad a la oposición democrática, como lo hacen algunos gobernantes extranjeros incapaces ellos mismos de avenirse sobre medidas comunes para ponerle término a la narco-dictadura-terrorista-militarista imperante en Venezuela. Aquélla se encuentra bajo secuestro, es víctima de represión y chantajes, proclive a rendirse y también a inmolarse. ¿Se lo exigirían a los cubanos o a los norcoreanos?

 

@asdrubalaguiar

correoaustral@gmail.com   

Silencio canalla, por Ramón Hernández

 

Me acordé de mi amigo militar en la víspera del Primero de Mayo. La última vez que lo vi en el cardiólogo. Problemas de hipertensión. Todavía no escaseaban las medicinas ni nadie se imaginaba que tendría que hipotecar el apartamento para comprar losartán potásico de 100 mg y amlodipina de 5 mg. Ni siquiera hemos hablado por teléfono, tampoco sé si lo rodean pinos, abetos y cipreses. Pasó a retiro con la más alta graduación y con una corta asomada, con eme, a la historia. Aparece en la foto con una simplona chaquetica civil aunque era el momento más militar de su vida y no torció el curso de la historia.

El próximo año se cumplirán veinte años del juramento sobre una Constitución moribunda y sesenta de la entrada de los barbudos a La Habana. Una infeliz coincidencia. Ahí empezó la destrucción de la sociedad cubana, una de las más avanzadas del continente, entonces, y de su industria azucarera en el nombre de la justicia social y de la dignidad cubana, seguramente la palabra que primero se le ocurrió a Fidel Castro, que mejor le sonaba y que muy pocos entendían. Pronunciaban dignidad cuando pantalones abajo se entregaba a los rusos, y la repitieron cuando estuvieron a punto de desaparecer del planeta por permitir la instalación de cohetes con ojivas nucleares en la isla y también cuando mandaron a imberbes a morir en guerras ajenas en África y a desestabilizar con guerra de guerrillas el vecindario latinoamericano en medio de fanfarrias, consignas y mentiras, como aquella de que Cuba no sería nunca más el gran lenocinio del Caribe. Lo único que ha sido.

En Venezuela, el país que en vísperas de su separación de España y hasta los primeros tiros contaba con más grandes hombres por metro cuadrado que cualquier otra provincia de ultramar y que los números que era capaz de contar Fernando VII (haga un ejercicio de memoria y enumere: Andrés Bello, Juan Germán Roscio, Francisco de Miranda, Pedro Gual,  Simón Bolívar, José Antonio Páez, Carlos Soublette…), en 1989, como anuncio de que algo malo iba a ocurrir, sin que presagiaran siquiera el desplome casi inmediato de la Unión Soviética, un grupo de intelectuales de renombre y relumbrón publicó un manifiesto que hoy debería ser su mayor vergüenza.

No sé cuánto hubo de manipulación ni si el texto lo trajo ya escrito de La Habana el poeta, cineasta y titiritero Edmundo Aray, pero haber estampado la firma en ese papel  antihistórico, de dignidad en tierra, o, peor, que ninguno haya reclamado que pusieron su nombre sin la debida autorización, explica muchos de los despropósitos habidos en las últimas dos décadas y por qué unos chafarotes, sin arte ni ciencia, han podido destruir con tanta facilidad la sociedad venezolana y su principal industria, la petrolera. Se tragaron una rueda de molino sin eructar y no le dieron importancia, ahora, con la misma lucidez dicen que son optimistas, que esto pasará pronto, blablablá, como si el engranaje de la historia fuese ajeno a la actuación de los hombres, como si las cosas ocurrieran  solas, que basta esperar, que no hay mal que dure cien años.

Mi amigo el militar era partidario del modelo chino, pero sin Mao: capitalismo salvaje y libertades políticas controladas, “para salir del subdesarrollo”. Desconozco si mantiene estable la tensión arterial ni cuál es su parecer sobre el uso de la Guardia Nacional como controladora de las libertades políticas y del fluido eléctrico, pero su futuro no será muy distinto al de los firmantes del manifiesto: una empobrecida y famélica caja clap, o el sucedáneo. La alternativa es hambre y mucha dignidad, de esa que rescató Fidel y celebran las jineteras en el malecón.

Entre las hordas de José Tomás Boves había un negro que luego se pasó al lado patriota que cuando le preguntaban por qué había luchado con los españoles respondía que su ambición había sido conseguirles camisas a los suyos; imagino que la intención de los novecientos y tantos firmantes era seguir fingiendo que eran la vanguardia del pensamiento nacional. Tontos ayer, inútiles hoy; guardan silencio. Vendo lupa sin filtro.

Injusticia militar (parte I), por Carlos Patiño

«-¿Usted es un perro o un ser humano? –preguntó la voz.

-Un perro, mi cadete.

-Entonces, ¿qué hace de pie? Los perros andan a cuatro patas.»

La ciudad y los perros; Mario Vargas Llosa

 

El juzgamiento de civiles por tribunales militares como herramienta de discriminación política no es una práctica nueva. En octubre de 1963 fueron detenidos, violando su inmunidad parlamentaria, el senador Jesús Faría y cuatro diputados: Gustavo Machado, Eduardo Machado, Jesús María Casal y Jesús Villavicencio. En 1981 se inició un proceso judicial contra la periodista María Eugenia Díaz por supuestamente revelar secretos militares en un trabajo periodístico. En 1983 el turno fue para dos sindicalistas de las empresas básicas de Guayana, Sidor y Alcasa: Gabriel Moreno y Franklin Gómez.

Así, podemos seguir con los dos sobrevivientes de la “masacre de El Amparo”, los pescadores Wolmer Pinilla y José Arias en 1988, y el caso del profesor universitario Paulo Aure Sánchez en 2001. Unos de los casos más emblemáticos ha sido el del General retirado Francisco Usón Ramírez, procesado por la jurisdicción penal militar por unas declaraciones ofrecidas en un programa de televisión en 2004, cuestionando la versión oficial sobre la muerte de dos soldados. Por su condición de retiro, estaba sujeto a la jurisdicción civil.

Sin embargo, a partir del 2014, la aplicación de justicia militar contra civiles se ha convertido en una práctica generalizada en Venezuela, en franca violación del artículo 49 de la Constitución Nacional que establece el derecho de toda persona a ser juzgada por jueces naturales, en concordancia con el artículo 261 que limita la competencia de los tribunales militares a delitos de naturaleza militar. Si bien tenemos los casos de cinco capitanes indígenas y cinco sindicalistas en 2015 y varios procesos de personas reclamando en colas para comprar alimentos durante el 2016; ha sido en el marco de las protestas contra el gobierno donde se ha exacerbado esta inconstitucional práctica.

Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, entre el 1° de abril y el 31 de julio de 2017, más de 600 civiles detenidos en el contexto de protestas y marchas estaban siendo procesados por tribunales militares, acusados de delitos previstos en el Código Orgánico de Justicia Militar, como los de “rebelión”, “traición” y “ataque al centinela”. Para las organizaciones Foro Penal Venezolano y Human Rights Watch las cifra sería superior, ya que han reseñado que durante ese lapso contabilizaron al menos 757 civiles presentados ante tribunales militares.

La CIDH ha manifestado su profunda preocupación por el uso de la jurisdicción penal militar para el procesamiento de civiles porque implica la violación de una serie de derechos, como el derecho al juez natural, y desnaturaliza las garantías judiciales de manera transversal en todo el proceso, lo cual tiene grave consecuencias en la vigencia del Estado de Derecho. El delito de rebelión militar se ha instrumentalizado para justificar detenciones por “actividad organizada y conspirativa”. El delito de ultraje al centinela u ofensa a la fuerza armada para penar opiniones ha sido objeto de una interpretación forzada del artículo para justificar la detención de personas que reclaman derechos.

En el mes de abril la Comisión Internacional de Juristas (CIJ) publicó un informe sobre el tema. Concluye que los tribunales militares venezolanos no satisfacen las condiciones necesarias e inherentes de un tribunal independiente e imparcial, establecidos por el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Jueces y fiscales, en tanto oficiales militares, son funcionarios del Poder Ejecutivo, sometidos a los principios de subordinación jerárquica y disciplina militar. Esta situación es totalmente contraria al principio de separación de poderes, elemento esencial para una correcta administración de justicia.

A la complicidad de los Poderes Públicos se suma el obsceno silencio del Defensor del Pueblo devenido en defensor de la dictadura. El gobierno de un “civil” como Nicolás Maduro ha demostrado ser más militarista que el de los propios militares que han ejercido la presidencia. La revolución se viste de uniforme y busca someterte con botas y armas de guerra.

 

@carlosdpatino

 

El mandatario Nicolás Maduro encabezó este 4 de mayo la reinauguración del Hotel Humboldt, ubicado en el Parque El Ávila. Las instalaciones serán administradas por la cadena de hoteles internacional, Marriott.

Junto al Hotel Maracay, es la segunda obra en Venezuela que es conducida por la empresa estadounidense. Además, Maduro indicó que los servicios en estas instalaciones se cobrarán en petros, por lo que el Humboldt será “un hotel modelo”, ya que contará con una casa de cambio para que los visitantes de otros países y turistas nacionales compren este criptoactivo y poder alojarse allí.

La firma del acuerdo se realizó en las instalaciones del hotel, en donde se anunció que para el 4 de junio -día en que entra en vigencia el nuevo cono monetario- abrirá sus puertas para que los venezolanos puedan “disfrutar” de la remodelación que se hizo.

Maduro había prometido la restauración del Humboldt para diciembre de 2017 y en ese entonces aún se desconocía qué empresa hotelera administraría los servicios.

“Le he dicho a la ministra (Marleny Contreras) que llame a una ronda de negocios porque quiero hacer una alianza para administrar y llevar adelante el Humboldt. Si Marriott quiere venir, bienvenido. Si Meliá quiere venir, bienvenido”, afirmó en septiembre de 2017, fecha en la que el Hotel Golf Maracay fue reinaugurado.

Ese mismo mes, el vicepresidente Tareck El Aissami aseguró que las obras de recuperación y restauración a su estado “original” del Hotel Humboldt, llevaban en un 70% de avance y dijo que hasta esa fecha se habían invertido Bs 30.000 millones para alcanzar la meta.

Las instalaciones en Aragua también son regentadas por la empresa estadounidense, trabajos que se realizaron desde 2016, cuando El Aissami era gobernador de esa entidad

Bestiario Político Vol VI: Votar o no votar

 

El príncipe Hamlet se preguntaría hoy: To vote, or not to vote. That is the question. Dilema que tiene a los comandos de campaña tratando de convencer a tirios y troyanos de cuales son las razones del voto, y tiene a otros actores políticos persuadiendo a la opinión publica de que esto no es una elección.

¿Quién está haciendo mejor campaña? ¿Es suficiente una buena campaña para ganar el 20 de mayo? Y la pregunta que aterra a muchos y tiene ocupados a algunas mentes brillantes y otras no tanto en muchas latitudes: ¿Qué pasará el 21 de mayo? ¿Es Henri Falcón el inicio de una transición tutelada? ¿Se consolidará Nicolás Maduro por 6 años más? ¿El pastor Bertucci crecerá aún más? ¿Qué harán los ciudadanos ante la percepción de ausencia de futuro?

Todo esto y más en el episodio 6 del Bestiario Político, probando esta semana un formato de menos duración. Cómo siempre sus comentarios a través de #BestiarioPolitico.

 

Escucha»Bestiario Político 6. To vote or not to vote, ese es el dilema; pero para otros, esto no es una elección» en Spreaker.

 

Bestiario Político, el espacio que describe la política en América, mostrando un compendio de esas bestias que dirigen, controlan o buscan acceder al poder. Conversaciones profundas y a veces no tan serias entre: Nelson Eduardo Bocaranda, director de Runrun.es, Edgard Gutiérrez, Consultor Político y Director de Venebarometro y Oswaldo Ramírez, Director de ORC Consultores.

 

 

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Las recomendaciones de esta semana:

Gedgard: El Podcast ‘Venezuela Global’

@Randompiece: La serie ‘The Fennedys after Camelot’

 

 

@Oswram: El libro ‘New power’ –  de Jeremy Heimans y Henry Timms – https://goo.gl/pLgvyh

Prometieron entrar en el siglo XXI pero mandaron a Venezuela al siglo XIX
En apariencia, suponen avances. Pero la promoción de la moneda virtual, el auge de los medios digitales, la comida orgánica, el parto humanizado, racionamiento ecológico, fabricación local de aparatos electrónicos y medicina naturalista son más bien cambios que implican retrocesos. Los venezolanos han sido obligados a sumarse a las tendencias globales para en realidad quedar al margen de la historia, cada vez más lejos del futuro

La prensa no cuenta el futuro

Una veintena de medios digitales se ha ido consolidando en Venezuela en los últimos 4 años, insertándose en la tendencia mundial mucho antes que varios países de la región. Periódicos tradicionales  y canales de televisión han reforzado sus versiones digitales hasta el punto de reducir a su mínima expresión sus soportes impresos, cuando no desplazarlos por completo por las plataformas en la red.

A primera vista, podría considerarse que si, que Venezuela está a la vanguardia del sector de medios de comunicación. Que lleva ya un trecho recorrido en las nuevas maneras de informar sobre la autopista de la información y que nos adelantamos a la preconizada desaparición de diarios impresos como uno de los cambios que signarán los tiempos modernos. Pero no.

Aunque el auge de los medios digitales en Venezuela se inserta dentro de la adaptación a las nuevas tecnologías, en realidad responde al avance de la censura y hegemonía comunicacional como política del gobierno. 35 medios impresos han cerrado en Venezuela entre 2013 y 2018,  según Ipys. Y han dejado de circular no porque decidieron adelantar el futuro sino por la crisis del papel periódico generada por el monopolio del Estado en la distribución de esta materia prima importada.

También existen más webs informativas porque simplemente hay menos medios tradicionales haciendo periodismo: el cierre de radios y televisoras, compra de diarios y canales por grupos afines al gobierno y autocensura por presiones y amenazas oficiales han producido cambios de líneas editoriales con la consecuente pérdida de pluralidad y deterioro de las libertades democráticas.

Billetes versus moneda virtual

A principios de 2018, el primer minimercado del futuro, sin cajeros y sin efectivo, abrió sus puertas en Seattle, Estados Unidos.

Se llama Amazon Go y cuenta con un refinado sistema de videocámaras, sensores e inteligencia artificial que «ve» lo que ponen los clientes en el carrito y también lo que sacan. Para entrar, el cliente acerca un código QR desde su celular al lector inteligente de unos torniquetes colocados a la entrada del minimercado. El requisito previo es tener una cuenta en Amazon. La compañía debita la compra como si se hubiera realizado compras en línea.

Mientras tanto en Venezuela, la tecnología del código QR se utiliza para entregar al pueblo una caja de comida con bajos índices de calidad y que se ha convertido en uno de los tantos negocios nada transparentes de la era chavista. A través del código en el Carnet de la Patria, un nuevo documento de identificación nacional ideado por el Gobierno Bolivariano, se regula el acceso a productos de primera necesidad y es un instrumento para llevar un control detallado sobre las misiones entregadas por el presidente Nicolás Maduro.

“El carnet será una billetera móvil, ya tenemos el sistema aprobado por los técnicos y nos vamos por todo el país para hacer las evoluciones para que no se pague más con dinero en efectivo”  decía el coordinador nacional de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), Freddy Bernal, el 26 de enero de 2018.

Sin embargo, es poco lo que se utiliza la billetera móvil como método alternativo de pago. En Venezuela la escasez de efectivo ha llevado a la población a utilizar transferencias, pago móvil y hasta trueque para obtener sus productos. No hizo falta la llegada de Amazon Go al país.

Parto humanizado

Cuando en países como Australia, España, Francia, Holanda y Reino Unido se habla de tener un parto en casa, se refiere a la preferencia que tienen los padres de que el proceso del nacimiento sea lo más natural, seguro, cómodo y armonioso posible. Para eso, se cuenta con un equipo de profesionales altamente capacitados para resolver cualquier emergencia que ocurra con la madre o el bebé.

En el año 2017, Nicolás Maduro anunció la creación de un plan para atender a mujeres embarazadas de bajos recursos: “Voy a lanzar el plan nacional del parto humanizado, parto sin dolor, para todas las barrigonas, para apoyarlas y ayudarlas. Que tengan un parto feliz, una gestación sana, feliz y humana”.

Volver al uso de matronas -mujeres que asistían los partos hace siglos- no supone ningún riesgo en países donde no existe el ruleteo de parturientas por distintos hospitales, donde no hay escasez de medicinas, de fórmulas lácteas y pañales. En Venezuela, solo en el año 2016, murieron un total de 11.466 neonatos por causas como sepsis neonatal (infección), neumonía, dificultad respiratoria y prematuridad. La cifra confirmada por el Ministerio del Poder Popular para la Salud. Para el primer trimestre de 2018, se conoció que en el Hospital Luis Razetti de Barcelona la tasa de recién nacidos muertos aumentó en 211% en comparación con el mismo periodo en – 2015, las causas son una constante: bajo peso (malnutrición), falta de insumos y prematuridad.

Parir en la casa tampoco genera problemas en países donde hay conciencia de una planificación familiar. En Venezuela -segunda nación con la tasa de embarazos más alta de Latinoamérica- no existen planes gubernamentales que ayuden a atacar el problema. Por el contrario, el gobierno entrega bonos según la cantidad de hijos que tenga una mujer a través del Carnet de la Patria.

La decisión de cómo y dónde dar a luz, es libre en cada mujer, pero en Venezuela no hay muchas opciones. La hiperinflación y el constante aumento de los presupuestos en clínicas privadas obligan a que más mujeres emigren hasta Colombia o Ecuador para tener un parto en mejores condiciones. Así lo confirman las cifras del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem) de Cúcuta, en donde solo entre enero y febrero de 2018, se atendieron 258 partos de mujeres provenientes de Venezuela que además llegaron con desnutrición y sin ningún control prenatal.

Los “ecochef “de la “gastroescasez”

Torticas de quinchoncho, empanadas de plátano, arepas de batata, ceviche de sardinas, croquetas de cachama, sopa de frijol bayo, pasticho de berenjena, jugo de calabacín y parchita. El menú que el Instituto Nacional de Nutrición (INN) propuso a los venezolanos en septiembre de 2016, a través de la campaña “Agarra dato, come sano”, rebosaba en novedades. Incluía alimentos que ya estaban en la clásica dieta venezolana –que, según el investigador gastronómico José Rafael Lovera, siempre fue tan rica en frituras y panes como la arepa de maíz– pero presentados de una manera distinta: las verduras pasaban a convertirse en sustitutos de la harina, los pescados más económicos se hacían parte de las recetas y los granos –que todavía eran accesibles– eran relleno y masa a la vez.

¿De qué se trataba esta iniciativa? ¿Era Venezuela acercándose a un consumo nutritivo promovido por el Estado? ¿Era el arribo de la gastronomìa ecológica? ¿Estaba Venezuela enfilándose en la tendencia del rescate de los alimentos autóctonos? La respuesta se encontró en uno de los párrafos de la nota de prensa que promovía la idea.

“La joven y dinámica campaña va orientada a mostrar a la población la importancia de mantener el hábito de incorporar los alimentos en la dieta diaria, tanto por razones nutricionales como económicas. Y es que se pretende disminuir, entre otras cosas, la ansiedad de comprar rubros críticos o regulados, fijando la atención en rubros alternativos soberanos, no escasos, no tan costosos y que brinden beneficios nutricionales”, decía la nota que informaba lo que venía.

Debajo de ese discurso estaban las cifras del desabastecimiento que se quería mantener oculto, ese que desde finales de 2013 había comenzado a dejar anaqueles vacíos, pasillos enteros sin víveres, neveras y congeladores sin carnes ni pollos, ausencia total de productos clave para la comida criolla como harina de maíz y de trigo, pasta, arroz, azúcar, leche y margarina y, por tanto, reventa de comida a precios imposibles de cubrir por el salario mínimo. Para el momento de aquella campaña, de acuerdo con Econométrica, había 94,5% de escasez en el rubro de aceites y grasas, 92% en azúcar, chocolates y derivados; 81% en leche, queso y huevos; y 80% en carnes rojas.

Hoy, los porcentajes de desabastecimiento son similares. No han valido ni la siembra casera promovida por el Ministerio de Agricultura urbana, ni la cría de conejos ni los gallineros verticales que alguna vez aupó Hugo Chávez.

El resultado de esa carestía se ve hoy en una población que, solo en el último año, ha perdido 11 kilogramos de peso. Ese número pertenece a la Encuesta Condiciones de Vida, Encovi (estudio elaborado por UCAB, UCV y USM), que también determinó que, durante 2017, nueve de cada diez venezolanos (90%) no tenía ingresos suficientes para comer y que 61% se fue a la cama sin probar bocado, ni siquiera una arepita de batata.

 

Medicina Ancestral o la ciencia de las abuelas para enfrentar la carestía

En países del primer mundo se multiplican las opciones para la atención médica, con importantes avances tecnológicos para el tratamiento de diversas enfermedades y el desarrollo de medicamentos de última generación, que conviven con terapias alternativas para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Mientras que enVenezuela , la carestía de medicinas, falta de personal en hospitales y clínicas, el robo y deterioro de equipos especializados marcan un destino gris para quienes se enferman.

Para enfrentar esta situación, Nicolás Maduro anunció el pasado 19 de enero el lanzamiento del plan “Salud Ancestral” con el objetivo de “convertir a Venezuela en una potencia mundial en salud usando el conocimiento de las abuelas”. En el fondo se trata de  un intento de enfrentar la crisis médica a través del uso de hierbas y raíces.

Venezuela es un país con una arraigada tradición en el tratamiento de enfermedades y males “por la fé”, cultura que se evidencia en una de sus manifestaciones religiosas más importantes, El Nazareno de San Pablo. Según la leyenda, la población de Caracas fue salvada de una epidemia de peste negra cuando al enredarse la imagen del cristo martirizado en un limonero durante una procesión, los fieles tomaron los limones que cayeron y se los dieron a los enfermos, quienes se recuperaron prontamente. Esta creencia  se evidencia además en la cura del herpes Zoster, o culebrilla, con rezos y ramazos y llega al extremo de que un hilo mojado en la frente sirve para sanar el hipo en niños.

Pero si de plantas se trata, están las  infusiones de lechuga y cayena para quitar el insomnio, masticar una cucharilla de granos crudos de arroz para combatir la acidez estomacal, curar el orzuelo con una lenteja colocada en la zona inflamada, hasta llegar a la iniciativa lanzada por la candidata Rona del Valle Gómez, quien en 2015 propuso la siembra de acetaminofen para hacerle frente a la llamada guerra económica que “afecta la salud del pueblo”. El recetario mágico religioso es amplio para curar una crisis muy real.

Una Canaima perdida en el espacio

El cosmonauta soviético Sergei Krikalev despegó a una misión espacial desde la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y, al regresar después de 313 varado en el cielo, aterrizó en Rusia. Era el año 1991 y la URSS se desmoronaba junto con sus íconos hechos en comunismo.

Una nota publicada por El Confidencial de España narra la debacle que mantuvo a Krikalev en un purgatorio sin gravedad, igual de incierto que lo ocurría en el país gobernado por Mijaíl Gorbachov: “Cuando finalmente cayó la URSS —recordemos, el 25 de diciembre de 1991— nadie tenía muy claro quién dirigía el antiguo programa espacial soviético y a quién había que exigirle responsabilidades. La nave estaba en condiciones penosas, sin apenas mantenimiento ni suministros, con filtraciones, apagones y abolladuras. Krikalev había pasado más de doscientos días viendo cómo la noche y el día se sucedían cada 45 minutos, aproximadamente, teniendo en cuenta que la estación espacial daba 17 vueltas diarias al planeta”.

Cuando finalmente lograron acopiar fondos para traer a Krikalev de vuelta, todo había cambiado como si el comunismo hubiera terminado siendo una escenografía teatral: su ciudad natal ya no se llamaba Leningrado sino San Petersburgo y el Partido Comunista al que pertenecía estaba proscrito. Además, su sueldo de cosmonauta ya no alcanzaba ni para comprar un kilo de carne.

En su libro Koba el temible, La risa y los veinte millones, el escritor inglés Martin Amis recuerda los cementerios de inventos soviéticos dejó el desmembramiento de la URSS. En su aspiración de elaborar un catálogo de productos “antiimperialistas” y de factura propia, la maquinaria comunista en el poder se encargó de hacer versiones de carros, lavadoras, equipos de sonido, teléfonos y demás artículos que terminaron convertidos en chatarra.

El socialismo bolivariano del expresidente Hugo Chávez Frías también propició una especie de delirio de innovación tecnológica que, con el creciente deterioro de la cotidianidad venezolana, fueron quedando como piezas de museo de un proyecto que nunca se consolidó.

Bicicletas iraníes fabricadas con una máquina holandesa usada, que ya no se fabrican; satélites cuyo uso exacto se desconoce y teléfonos inteligentes hechos en Falcón mientras la mitad de la población no tiene acceso a Internet; carros iraníes varados bajo el sol de la planta en la Autopista Regional del Centro; computadoras Canaima para la educación de los niños que terminaron siendo usadas en ventas de loterías y casinos clandestinos. Son innovaciones olvidadas en el espacio, como Krikalev.

Criptomonedas que no lo son

¿Quién podría haber imaginado que Venezuela, un país señalado por vivir uno de los mayores atrasos económicos de la última mitad de siglo, sería el primer país en adoptar una criptomoneda, las moneda virtuales que han revolucionado el mundo financiero?

Pero, como en la mayoría de los casos, la idea no se originó en el cerebro del presidente Maduro. Ya otros países (China, Estonia, Suecia y Canadá) habían barajado las posibilidades que ofrece el blockchain. La propuesta terminó descartada por todos al ver el alto riesgo de las cripto frente a delitos cibernéticos. Pero esto no pareció ser ningún problema para el gobierno venezolano.

El “petro” no se puede considerar como una criptomoneda per se, sino que es un “criptoactivo” más similar a una emisión de deuda, tan similar que el Departamento de Tesoro de Estados Unidos lo incluyó en su paquete de sanciones a Venezuela. Pero el hecho de que nadie en “El Imperio” pueda comprarlo no lo ha afectado, y según Maduro, la venta del petro le ha conseguido ya más de mil millones de dólares, que es más de lo que la decaída producción de petróleo está dejando.

Era cuestión de tiempo para que la «innovadora Revolución del Siglo XXI» se fijara en las criptomonedas, esas que han hecho a miles de personas alrededor del mundo ricos de la noche a la mañana sin mucho esfuerzo. Y Venezuela, con sus bajos costos de electricidad, es el paraíso para minarlas, sin importar que se viole la banda verde de consumo porque igual no hay luz en medio país, o que bajo la excusa del petro (que no es minable) se estén minando otras criptomonedas que dejan ganancias en dólares.

Que como ciudadano tengas que tener mil euros para invertir en el petro, que no puedas comprarlos con bolivares, o que ni siquiera se sepa aún cómo realmente comprar y vender uno, son cosas insignificantes para el gobierno. El petro, como todos los inventos de la Revolución, para ellos es un éxito.

Michael Phelps y el racionamiento de agua

Los responsables de las diferentes empresas hídricas en Venezuela pareciera que están a tono con la campaña emprendida por el nadador norteamericano Michael Phelps de la mano de Colgate y el instituto The Nature Conservancy. El deportista olímpico más condecorado de todos los tiempos con 28 medallas, es la imagen de la iniciativa #CadaGotaCuenta con la que buscan acabar con el desperdicio de agua potable en el globo terráqueo.

“Sabían que gastamos hasta 15 litros de agua cada vez que nos cepillamos, si dejamos el grifo abierto…15 litros”, enfatiza el “Tiburón de Baltimore” minutos después de enjuagarse la boca en una cuña del dentífrico.

Mientras el tritón persigue que sus coterráneos en Estados Unidos tomen conciencia de la importancia de preservar el vital líquido, en Venezuela el gobierno hace lo propio en barriadas y urbanizaciones, pero a patadas, y no precisamente las patadas que se dan en una pileta de natación.

Phelps en Venezuela tendría que pararse temprano para recoger agua y dosificar adecuadamente la medida en procura de no quedarse con la boca llena de espuma. Bañarse con totuma y echarle tobos a las pocetas para bajarlas. Además correría el riesgo de cambiar de disciplina por aquello de toparse con una piscina vacía -como la que mostró al país el gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, para reclamar por las fallas del servicio en Valencia.

En Venezuela ya el racionamiento del vital líquido es costumbre. Cada comunidad es castigada con horas, días y hasta semanas sin agua. Quienes tienen tanques en sus residencias aguardan que arribe el servicio para dotarse y aquellos que carecen andan deambulando con tobos y botellas a la caza de pozos, manantiales o la hospitalidad de un noble samaritano que les de prestado el baño para acicalarse. Hasta esta cuarta semana de abril una cisterna en Caracas podía llegar a costar hasta 20 millones de bolívares.

Tan incongruente es el servicio que ciudades como Maracaibo y Valencia al lado de lagos o Puerto Ordaz rodeada de ríos, no cuentan con la regularidad del líquido.

“El problema en Venezuela no es de escasez de agua, sino de severas fallas de gestión, es la poca inversión y mantenimiento de las plantas hidroeléctricas y acueductos y su consiguiente efecto negativo en los servicios básicos”, dijo el vicepresidente de la Asociación Internacional de Investigación Hidroambiental, Arturo Marcano, en un foro de la Universidad Católica Andrés Bello. “Si no hay inversión de los sistemas, podríamos llegar a la escasez total”, agregó.

Aunque ya está retirado, si a Phelps le provocase entrenar en Venezuela tendría que lanzarse al Guaire y por qué no, tal vez la suerte le acompañe y salga con una pieza de oro.

 

Textos:

Francisco Zambrano

Paola Martínez

Yeannaly Fermín

Katherine Penacchio

Carlos D’Hoy

Lorena Melendez

Laura Helena Castillo

Lisseth Boon

 

D. Blanco May 03, 2018 | Actualizado hace 6 años
¡Perpetuarse!, por José Domingo Blanco

 

Fedecámaras Radio cumplió su primer año al aire. Un logro muy meritorio, permítanme decir, porque para nadie es un secreto lo que este régimen ha hecho con los medios de comunicación en el país: los callan a la fuerza, los compran o los cierran.  Pero, Fedecámaras Radio conmemora su primer año y celebro la iniciativa; así como felicito al equipo de trabajo que ha sabido sortear las triquiñuelas de este desgobierno, que se empeña en conculcarle a los medios su libertad de prensa; a ustedes su derecho a la información plural y, a nosotros los periodistas, nuestra libertad de expresión. Así que, en el marco de este aniversario, y casualmente, como antesala al Día Internacional de la Libertad de Expresión –que se celebra el 3 de mayo- organizaron el evento “Venezuela: Voces de la Economía. Soluciones que motivan” donde tuvimos la oportunidad de escuchar los análisis de destacados economistas, oír las reflexiones de expertos financieros y conocer el posible escenario después del 20 de mayo, que planteó mi respetado amigo, el sociólogo Luis Pedro España.

Me gustaría decirles que el panorama es alentador. Pero, la realidad país –esa con la que chocamos a diario tan sólo al traspasar las puertas de nuestras casas- tiende a complicarse; no sólo por el impacto que la hiperinflación tendrá en nuestros bolsillos, sino porque el régimen, según la exposición del profesor España, con su candidato/presidente, sigue punteando en el favoritismo de los pocos electores –mayoritariamente de los sectores populares, que probablemente acudirán obligados, a la fuerza o por voluntad propia- a votar. Y esto, una vez más, describe el drama que se vive en el país y con el que las oposiciones no han sabido sintonizarse. La clase media en Venezuela está desapareciendo, migrando o volviéndose pobre:  y esa, hasta ahora, ha sido la única oposición. La que salió a manifestar en 2017 o 2014, fue la clase media trabajadora, profesional, golpeada y cansada, en un último intento por no desaparecer y frenar los desmanes del régimen. O como último recurso antes de marcharse del país. Sin embargo, el régimen, durante todos estos años, ha hecho su tarea: y logró dominar y controlar a la masa que le otorga los votos con los que se relegitima en el poder y continúa destrozando a nuestra nación. No dudo que la razón que motiva el voto de los sectores populares, con el que saldría favorecido Nicolás, es el deseo de no perder las cajas Clap y los bonos que reciben a través del Carnet de la Patria. Esas dádivas no los hará menos pobres; pero, sí sumisos y obedientes a la voluntad del oficialismo, que usará estas prácticas para lograr sus objetivos: ¡perpetuarse!

Por otra parte, en materia económica, los correctivos que se requieren para salir de la crisis, para salvar a nuestro país, siguen sin aplicarse; ocasionando que el deterioro generalizado -de los servicios públicos, de los sistemas de salud, de la calidad de vida- favorezca al régimen, que ha logrado que esta miseria, que se expande como un cáncer sin tratamiento, sea su mejor estrategia e dominación y control. En varias oportunidades he insistido que el empobrecimiento programado es parte del Plan de la Patria, ideado por Chávez y ejecutado por Maduro quien no ha dejado de agregarle su perverso toque personal. Este régimen, irá con todo hasta el final, sin importarle que el final, sea el suyo propio. Pero el final, ese que tanto anhelamos, a mi juicio, aún puede tardar años.

En el evento de Fedecámaras, el economista Asdrúbal Oliveros fue uno de los encargados de presentarnos el resultado de este primer trimestre del año. De su exposición quisiera destacar varios aspectos que son realmente dramáticos: la inflación mensual en el país ha sido de 85%, un porcentaje que no es de extrañarnos porque somos testigos y víctimas de esta escalada inflacionaria que, según proyecciones de Econalítica, podría rondar para finales de este año en 160.000%. ¡Una cifra alarmante y catastrófica! De ser así, las consecuencias serán devastadoras. Algo que ni el bolívar soberano podrá frenar.

Otro de los aspectos relevantes de su exposición es que, durante los tres primeros meses de 2018, hubo un incremento de las transacciones en otras monedas, una especie de dolarización tácita o informal, pese a que al economista no está de acuerdo con lo que afirman algunos de sus colegas de que la economía está dolarizada; sin embargo, según Oliveros, estamos en una nueva fase del proceso hiperinflacionario, lo cual está generando que el costo en dólares esté subiendo. Entiendo entonces que el precio de un bien o servicio en moneda americana ha perdido esa estabilidad en el tiempo y comienza a variar de acuerdo con las pautas que dicta este proceso hiperinflacionario inédito en Venezuela: un pobre país petrolero, conducido en los últimos tiempos por incapaces con mentalidad de indigentes que, de pronto, y por un golpe de suerte, se ganaron el premio gordo de la lotería.

 

@mingo_1

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TSJ en el exilio declaró la suspensión de Maduro como presidente de Venezuela

 

El Tribunal Supremo de Justicia en el exilio declaró este jueves la suspensión de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, así como su inhabilitación para ocupar cualquier cargo público.

“El TSJ tomando en cuenta nuestro deber de mantener la supremacía y efectividad de las normas y principios constitucionales, siendo el máximo y último interprete de la Constitución. Declara expresamente la suspensión de Nicolás Maduro Moros como presidente de la República y su inhabilitación para el ejercicio de cualquier cargo de función pública”, dijo Miguel Ángel Martín, presidente del organismo.

La decisión se presenta luego de que el tribunal recibiera por parte de la Fiscal General de la República, destituida por la Asamblea Nacional Constituyente, Luisa Ortega Díaz, una serie de denuncias por presuntos hechos de corrupción que involucran al Ejecutivo nacional.