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Cinco muertes violentas se registraron en Lara en marzo

Cinco personas murieron de forma violenta en el mes de marzo de 2024, en el estado Lara, región ubicada al centroccidente del país. Según las cifras recabadas por el equipo de Monitor de Víctimas, los asesinatos corresponden a cuatro hombres y a una mujer. 

Los crímenes fueron cometidos, tres en el municipio Iribarren, uno  en Torres y uno en Crespo. Se trata de tres homicidios, un femicidio y un supuesto enfrentamiento con cuerpos de seguridad del Estado. 

El primer hecho fue registrado el 3 de marzo al Norte de Barquisimeto. La víctima, identificada como Richard David Bermúdez López, de 19 años, estaba ingiriendo bebidas alcohólicas en compañía de unos amigos, cuando surgió una discusión con dos hermanos, quienes lo hirieron con un cuchillo. El joven fue trasladado a un centro de salud para que le prestaran los primeros auxilios, pero murió. 

Los autores de este crimen fueron identificados, sin embargo, están prófugos de la justicia. La madre de los hermanos fue detenida por una comisión del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), porque según detallaron los uniformados, ella habría facilitado el arma con la que mataron al joven y, además, ayudó a sus hijos a escapar. 

Sospechoso enfrentamiento

El segundo homicidio ocurrió el 11 de marzo de 2024, en el caserío El Pegón, del municipio Torres. Allí, Juan Víctor Guaidó Oropeza, de 30 años de edad, murió en manos de una comisión de la División Contra la Delincuencia Organizada (DCDO), de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), antigua FAES, en un presunto enfrentamiento. 

Los funcionarios del DCDO informaron que se trataba de uno de los delincuentes más buscados de la región e, incluso, indicaron que era de la banda “el Guli” y “Junior”, pero al contrastar la información, este hombre no estaba en el radar de ningún cuerpo de seguridad, ni tampoco figura en las listas de los más buscados. Las bandas señaladas por el DCDO, fueron desmanteladas hace más de cuatro años y no operaban en el municipio donde se dieron los hechos. 

La familia de la víctima no pudo ser contactada por el equipo de Monitor de Víctimas, para verificar que realmente se tratara de un enfrentamiento, como lo aseguraron los funcionarios que actuaron en dicho procedimiento.

El 19 de marzo, a las 2 de la tarde, aparecieron dos hombres en una motocicleta en el barrio Las Clavellinas, ubicado al noreste de la ciudad. Uno de ellos desenfundó un arma de fuego y, sin decir palabra alguna, apuntó a Kelwis Eduardo Sánchez Camacaro, de 39 años de edad, y le disparó en repetidas oportunidades. 

El hombre quedó tendido en plena calle, y los motorizados escaparon. Hasta la fecha, no existe ningún detenido por este caso. 

Muerto en Viernes Santo

En pleno Viernes Santo, a las 7 de la noche, una situación similar se registró en el caserío La Quinta, del municipio Crespo, pero en esta ocasión, la persona que resultó ser la víctima era la que andaba en una motocicleta. 

Se trataba de Nick Brayan Colmenárez Sánchez, de 22 años, quien estaba en compañía de un joven y se toparon con unos hombres, uno de ellos armado, quien le disparó en la cabeza y le causó la muerte.

Hasta ahora, familiares del joven desconocen cómo fueron los hechos en sí, porque el principal testigo y joven que acompañaba a Nick en el momento que se registró su crimen, también escapó del sitio y hasta ahora no ha sido localizado. 

Funcionarios del Eje de Homicidios se trasladaron el sábado 30 de marzo hasta el sitio del suceso, y aunque apenas comenzaron las investigaciones del caso, hasta ahora manejan como móvil un ajuste de cuentas.

Primer femicidio 

Juana Eneida Salas de Mujica, de 48 años, fue asesinada a golpes y el responsable fue su pareja. Ella se convirtió en la víctima del primer femicidio perpetrado en Lara. Según las cifras de Monitor de Víctimas, durante el año 2023, se registraron seis femicidios en la región. 

Este nuevo femicidio fue el 14 de marzo. El hecho ocurrió en la vivienda de la víctima, ubicada en el barrio La Peña, de la parroquia Unión de Barquisimeto. 

Se pudo conocer que ambos estaban compartiendo, y una discusión terminó en agresiones y golpes que le causaron la muerte a la dama. 

La mujer fue localizada en su casa con vida; fue trasladada a la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisimeto, pero a las horas, murió por una fractura en el cráneo. 

Su agresor fue detenido por el CICPC e identificado como José Leonidas Medina, de 43 años.

138 muertes violentas se registraron entre enero y julio de este año en Aragua
El Observatorio Venezolano de la Violencia reportó que el maltrato físico y la explotación sexual son los delitos que más afectan a la población femenina 

 

De acuerdo con datos recopilados por el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) las muertes violentas siguen pasando factura en el estado Aragua.

En los primeros siete meses del año de 2023 se han registrado 204 sucesos violentos en esa entidad.

Dichos sucesos han dejado un saldo de 245 víctimas, de las cuales 183 (74,69%) son hombres y 60 (24,49%) son mujeres con edades comprendidas entre los 2 y 82 años. 

De las 245 víctimas totales, 56,33% (138) fueron por muertes violentas y 43,77% (107) son víctimas no letales

Durante el lapso de enero a julio, el tipo de violencia más frecuente fue el delincuencial que generó el 28,57% de las víctimas, seguida de la violencia de género (20%). 

En tercer lugar figuró la violencia policial (14,69%), en el cuarto aparece la generada por las bandas delictivas organizadas (11,84%), seguida de la autoinfligida o suicidios (10,61%). Posteriormente siguen la violencia interpersonal (8,98%), la intrafamiliar (excluyendo el componente de género intrafamiliar) con 3,67% y la estructural (1,63%).

Las 60 víctimas femeninas reportadas tenían edades comprendidas entre 2 y 50 años. 80% (48) fueron víctimas no letales, mientras que 20% (12) fueron muertes violentas: 6 suicidios y 6 homicidios (5 femicidios y 1 homicidio por deudas de drogas). 

De las 48 víctimas femeninas no letales, 37 (77,08%) fueron producto de la violencia de género, 5 de la intrafamiliar (10,42%), 4 de la violencia interpersonal (8,33%) y dos producto de la delincuencia organizada y también dos de la violencia delincuencial con 4,17% cada una.

El delito no letal más común hacia las mujeres fue el maltrato físico (50%), seguido de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes (12,5%). 

En tercer lugar estuvieron las lesiones y los homicidios frustrados (10,42% cada uno). En cuarto lugar, los abusos sexuales (6,25%), seguido de los secuestros y las violaciones con 4,17% respectivamente. Las amenazas de muerte y la extorsión aparecen con 2,08% cada una.

Con información del OVV

 

La huella que no se borra: los huérfanos producto de las ejecuciones extrajudiciales

#MonitorDeVíctimasSucre | En Cumaná se registraron dos muertes violentas en el mes de febrero
A la morgue de la capital del estado Sucre ingresaron los cuerpos de Junior José Pineda Quintero y de Robinxon Manuel Evaristo en diferentes momentos del mes y por distintos motivos. En total, hubo 12 muertes violentas en febrero en la entidad

@mayberm | Foto: Cortesía

 

Durante el mes de febrero se registraron dos muertes violentas en Cumaná, municipio Sucre del estado Sucre, y capital de la entidad, de acuerdo con la información recogida por el equipo de Monitor de Víctimas en la región.

El primer caso registrado en el mes ocurrió el 8 de febrero con el homicidio del ciudadano Junior José Pineda Quintero, de 37 años de edad.

Ese día Pineda estaba estacionado con su moto en las adyacencias de la escuela del sector Bebedero, mientras su pareja buscaba a uno de sus hijos en el plantel. Fue entonces cuando dos jóvenes desconocidos lo abordaron y uno de ellos, sin mediar palabra, le propinó dos tiros y huyó a pie del lugar.

Pineda trabajaba en una institución adscrita a la Gobernación del estado Sucre, y la investigación policial en torno a su muerte no descarta el móvil de ajuste de cuentas.

 

El otro hecho registrado en la ciudad fue un suicidio.

El ciudadano Robinxon Manuel Evaristo, de 35 años de edad, fue hallado sin vida sentado en una silla frente a su casa, el pasado 17 de febrero.

El hecho ocurrió en el sector Guarapiche de la avenida Andrés Eloy Blanco, muy cerca de la iglesia Cuadrangular de Cumaná.

Evaristo, quien era funcionario del Instituto Autónomo de Policía del estado Sucre (Iapes), al parecer, se sintió muy afectado tras sostener una fuerte discusión con su pareja y tomó la infortunada decisión de suicidarse. Sin embargo, funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en Cumaná iniciaron las averiguaciones de rigor.

Balance

Según los datos recopilados por Monitor de Víctimas en el estado Sucre, en el mes de febrero fueron ingresados a las morgues de Carúpano y Cumaná 12 cadáveres.

La cifra de muertes violentas en la ciudad de Cumaná se redujo con respecto al mismo período del año 2021, cuando ocurrieron seis muertes violentas, solo en el municipio Sucre y ocho en toda la entidad sucrense.

Es importante recordar que el estado Sucre pasó de ocupar el tercer lugar en el ranking de violencia nacional en 2020, al décimo lugar en 2021, con una tasa de 37,9 muertes violentas por cada 100.000 habitantes (m/h), de acuerdo con el Informe Anual Regional de Violencia 2021, presentado por el Observatorio Venezolano de Violencia en Sucre (OVV Sucre) en el mes de enero.

En balance presentado por la referida organización, se indica que en los últimos cinco años los indicadores de violencia situaron a Sucre en los primeros lugares de índice de violencia criminal en las entidades, pero el año pasado se ubicó por debajo de otros estados orientales, como Monagas (tasa de 46,5) y Anzoátegui (tasa de 41,2).

 

El comportamiento de la violencia en la región sucrense, de acuerdo con la información publicada por el OVV Sucre, “podría tener algunas explicaciones en las disposiciones gubernamentales producto de la pandemia; otro factor podría ser la escasez de combustible regulado que aminora el tránsito y perjudica la actividad comercial tanto por tierra como por mar. Otro factor influyente sería el control ejercido por los Grupos Armados No Estatales (GANE), en el territorio sucrense y, finalmente, la significativa emigración que ha sufrido el estado y el país producto de emergencia humanitaria compleja que compromete el desarrollo de todos los sectores de la población, lo que en Sucre, como estado fronterizo con salida al mar Caribe —en especial hacia la isla de Trinidad y Tobago—, ha sido altamente aprovechado”, reseñó la institución.

*También puede leer: #MonitorDeVíctimasSucre | Comisión mixta mató al líder de la banda El Curí

CLAVES | El robo es el principal móvil de las muertes violentas en adultos mayores
44% de las muertes fueron clasificadas como muertes violentas por causas específicas, ocurridas en hechos atribuibles al crimen.

La asociación civil Convite señaló en su informe «Vejez en riesgo», presentado este 1 de octubre, que 46% de las 102 personas mayores que fallecieron por causas violentas durante el primer semestre de 2021, fueron asesinadas para robarles sus pertenencias.

«La mayoría de ellas se encontraban en sus propias viviendas cuando ocurrieron los hechos delictivos que le provocaron la muerte», aseguró la organización.

Durante el mes de marzo se registró la mayor cantidad de muertes violentas de adultos mayores, 22 personas fallecieron. Le sigue enero con 19 muertes. El mes que registró la menor cifra de muertes fue junio, con 10.

El total de las muertes violentas de personas mayores documentadas durante los seis primeros meses del año 2021 se distribuyeron en 19 entidades federales más el Área Metropolitana de Caracas.

26,5% se concentró en el Área Metropolitana de Caracas, 17, y en los estados Aragua, 15, y Lara, 10. En Zulia, se registraron ocho muertes, en Carabobo, Táchira y Trujillo ocurrieron 6 muertes violentas en cada uno. Además, se contabilizaron cinco fallecimientos en Bolívar y cinco en Anzoátegui.

«Los únicos estados en los que no se registró ninguna muerte violenta de un adulto mayor son: Amazonas, Delta Amacuro, Guárico y Sucre», indicó el informe.

Robos, accidentes y falta de atención

Durante el primer semestre del año 2021, se registraron 102 muertes violentas de personas mayores.

La causa de muerte violenta más común fue el robo, ocupando 46% de los casos. Según el informe de Convite, 24 personas mayores fueron asesinadas para robarles sus pertenencias, la mayoría de ellas estaba en sus hogares cuando ocurrieron los hechos delictivos que le provocaron la muerte. De estas, 15 muertes fueron de hombres mayores.

44% de las muertes fueron clasificadas como muertes violentas por causas específicas, ocurridas en hechos atribuibles al crimen. 24% de las causas específicas fueron accidentes: 11 adultos mayores fallecieron en accidentes vehiculares, cuatro en accidentes domésticos, cuatro por inmersión, y dos quemados.

Adicionalmente, 20 personas perdieron la vida a causa de un ataque con un arma blanca. Seis de ellas eran mujeres.

Por otro lado, 10 hombres mayores fallecieron a causa de golpizas, nueve hombres y cuatro mujeres por arrollamientos, siete hombres por suicidio, seis personas por falta de atención, cinco por disparos de arma de fuego y cuatro por asfixia mecánica, es decir, estrangulamiento perpetrado por terceros en situaciones de robo o riñas.

Entre otras causas de muertes violentas se encuentra el descuido, la negligencia y la impericia. 14 adultos mayores fallecieron por estas causas.

Convite denuncia que el Estado venezolano es directamente responsable de la muertes de ocho adultos mayores que fallecieron a causa de inanición, tortura y tratos crueles, o por falta de atención. 

«La edad promedio de las personas mayores que fallecieron fue 68 años. Hubo 61 hombres y 29 mujeres, entre 60 y 80 años, que perdieron la vida de forma violenta», afirmó Convite.

Los victimarios tenían alguna relación con las víctimas

El informe de Convite afirmó que solo en 26% de los casos registrados se identificaron, capturaron e imputaron a los victimarios. Entre los identificados, la mayoría tenían algún tipo de relación directa o parentesco con las víctimas. Eran familiares directos, vecinos, amigos, conocidos o parejas.

«20 de los responsables de estas muertes tenían alguna conexión, relación o parentesco directo con las víctimas. La gran mayoría de estos homicidios permanecen impunes. De esta forma, se profundiza la situación de violencia y se viola el derecho a la justicia para las familias de las víctimas», señaló la organización.

Según el informe, en tres casos, las víctimas fueron asesinadas por sus propios hijos y en cuatro por sus nietos. En tres oportunidades, los victimarios fueron hermanos, sobrinos y otros familiares. En nueve casos los victimarios fueron vecinos, amigos y conocidos y un solo caso, el agresor fue la pareja de la víctima.

Convite explicó que en estos crímenes el móvil principal fue el robo y otros sucedieron en medio de discusiones y riñas.

«Estas muertes violentas ponen en evidencia el deterioro del tejido familiar, social y de convivencia que se exacerba en una situación de crisis económica aguda y de privaciones de todo tipo y el confinamiento producto de la pandemia intensifica esta situación», indicó Convite.

1.353 personas mayores fallecieron por COVID-19

El informe de Convite reveló que 1.353  personas mayores murieron por COVID-19 o por causas asociadas a este durante el primer semestre del año. 

49% (659) eran mujeres mayores y 51% (694) eran hombres mayores. 47% (635) de las personas mayores que perdieron su vida por causa del COVID-19, tenía entre 60 y 70 años.

Seguida de las muertes de las personas mayores que pertenecen al rango de edad comprendido entre 71 y 80 años (33%) y 14% de personas mayores con 81 y más años.

«La edad promedio  de fallecimiento de las personas mayores por esta causa es de 71 años», concluyó la organización.

Según Convite, en todos los estados del país hubo personas mayores que fallecieron por causa del coronavirus. En cuatro entidades federales se registraron más de 100 muertes por esta causa, siendo el Área Metropolitana de Caracas la que registró el número más alto de los fallecimientos (218).

Miranda es el segundo estado con más muertes de adultos mayores por esta causa, con 159, Sucre y Lara con 119 y 105 muertes respectivamente. Siete estados registraron entre 99 y 50 fallecidos (Aragua 87, Anzoátegui 78, Yaracuy 77, Nueva Esparta 75, Apure 74, Zulia 68 y Trujillo 51). Los 13 estados restantes registraron entre 49 y tres fallecidos por esta causa.

Los estados con la cifra más baja de fallecimientos de adultos mayores por COVID-19, fueron Amazonas y Monagas con tres muertes cada uno. 

Cepaz documentó 20 femicidios consumados durante marzo de 2021
Para el mes de marzo el porcentaje de agresores en fuga alcanzó el 70% de los casos, lo cual representa un incremento del 20,1% con relación al mes de febrero.

El Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) documentó 20 femicidios consumados y 6 frustrados en el mes de marzo de 2021.

De acuerdo con el monitoreo realizado por Cepaz, en promedio, hubo una acción femicida cada 27 horas en el país. La documentación se realizó entre el 1 y el 31 de marzo de 2021.

El mayor porcentaje de femicidios de marzo (30%) ocurrió en un lugar desolado, mientras que 20% sucedió en plena calle y 15% de los casos en la casa de la mujer víctima, añade el informe.

Según la ONG, el dato anterior refleja que, en comparación con febrero, hubo una disminución de 35% en los femicidios cometidos en el ámbito privado y un incremento de los ocurridos fuera del hogar.

Asimismo, para el mes de febrero, el 50% de los femicidios se cometieron en la casa de habitación de la víctima o de ambos.

Una de las víctimas, que tenía apenas 8 años, tenía discapacidad intelectual o del desarrollo. Solo en uno de los casos hubo denuncia previa por parte de la víctima.

 

También, según el monitoreo, el 85% de las víctimas eran de nacionalidad venezolana y en el 45% de los casos tenían edades comprendidas entre 22 a 36 años de edad. Además, el 5% de las mujeres víctimas de femicidios eran madres.

Señalan además que el 25% de los casos las mujeres víctimas estuvieron desaparecidas antes del hallazgo del cadáver. Una de ellas era una adulta mayor de 77 años.

Muertes causadas por funcionarios

De acuerdo con los datos de Cepaz, en promedio, la edad de los agresores femicidas va comprendida entre 23 a 51 años de edad, equivalente al 25% de los femicidios analizados en marzo. En el 50% de los casos el agresor es venezolano. En el otro 50% no se determinó la nacionalidad.

El 5% de los agresores aparecen vinculados a bandas dedicadas a actividades ilícitas. Y en el 5% de los casos se mencionó que los agresores presentaban antecedentes por violencias contra la mujer. Además, en el 15% de los casos se logró determinar que el agresor era un funcionario policial o militar. En dos de estos hechos el femicidio se ejecutó mediante el uso de un arma de fuego corta. El tercero de los agresores funcionarios cometió el delito con un arma punzo penetrante.

La persistencia de las muertes de mujeres ocasionadas por funcionarios fuera de servicio muestran que es necesario implementar políticas específicas que reviertan este problema.

Agresores en fuga

Para el mes de marzo el porcentaje de agresores en fuga alcanzó el 70% de los casos, lo cual representa un incremento del 20,1% con relación al mes de febrero.

Además, en el 20% de los casos no hubo testigos presenciales del femicidio, mientras que en un 15% los testigos presenciales de los hechos fueron familiares y conocidos de las víctimas.

Femicidios de venezolanas en el exterior

Durante marzo se registraron nueve muertes violentas de venezolanas en el exterior. Ocurrió una muerte cada tres días.

Como consecuencia de estas muertes, dos niños venezolanos quedaron huérfanos. El 33,3% de las víctimas estaban embarazadas.

 

Asimismo, hubo tres casos de femicidio frustrado en el exterior. En dos de los casos se trató de adolescentes de 16 años. En los tres casos se utilizó un arma punzo penetrante.

El monitoreo señala que Colombia y Perú siguen siendo los países con mayor ocurrencia de casos. El 66,7% de los casos sucedieron en Colombia y el 22,2% en Perú.

Lea el informe completo aquí

#MonitorDeVíctimas | Por una bala perdida murió un comerciante en Petare
El hombre, de 41 años, acababa de salir de trabajar. Murió de forma instantánea 

 

Sandra Guerrero

 

De un disparo en la cabeza le quitaron la vida a Juan Jhon Martínez Corrales, de 41 años de edad. El hecho ocurrió aproximadamente a las 7:00 de la noche del pasado jueves 11 de febrero, cuando transitaba por un sector de la Zona 7 del barrio José Félix Ribas, en Petare, municipio Sucre del estado Miranda.

Martínez Corrales, que tenía 7 años trabajando como comerciante, había culminado sus labores e iba con su hermana. La mujer decidió entrar a una carnicería y él continuó caminando.

De repente se escucharon detonaciones producto de un enfrentamiento entre dos grupos delictivos. Uno de los proyectiles impactó al comerciante en la cabeza, ocasionándole la muerte en forma inmediata.

En la zona en la que ocurrió el suceso presumen que los protagonistas del tiroteo fueron miembros de la banda que dirige un individuo conocido como Wileixis, así como otros que forman parte de un grupo rival. 

Un familiar de la víctima que prefirió no identificarse pidió que se haga justicia a la par que formuló una denuncia pública sobre la inseguridad que reina en ese sector  y que golpea a los vecinos de Petare.

«Ojalá la familia tuviera para dónde irse. Vender todo e irse. Esto es Venezuela. Esto no es vida», dijo ese mismo pariente. Martínez Corrales era padre de dos hijos, uno de 2 años y otro de 18 años de edad.

#MonitorDeVíctimas | Responsabilizan a las FAES del asesinato de un obrero en La Vega
Parientes de José Palacios aseguran que el hombre estaba durmiendo en su casa cuando llegaron los funcionarios

 

@franzambranor

 

Un obrero de 30 años de edad, identificado como José Palacios, resultó muerto a manos de funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Así lo aseguraron familiares de la víctima, que se presentaron en la morgue de Bello Monte para retirar el cuerpo de su ser querido.

El crimen ocurrió el pasado 25 de enero a las 9:00 de la mañana en la calle Independencia de La Vega, en Caracas. El hombre recibió un tiro en la nuca.

Parientes del fallecido aseguraron que José estaba durmiendo en su casa cuando una comisión de las FAES se presentó en el lugar. Palacios era bachiller y en la actualidad trabajaba como obrero. Deja cinco hijos huérfanos. 

De acuerdo con las cifras de Monitor de Víctimas, durante el año pasado funcionarios de las FAES fueron responsables de un total de 117 asesinatos en Caracas.

Matan de seis disparos a un buhonero

 

Ese mismo 25 de enero, pero en la madrugada, fue asesinado Kleiver Alexander García Madriz. Recibió seis tiros. El hecho ocurrió en el sector Sierra Maestra del 23 de enero, en Caracas. 

Familiares de la víctima, que tenía 25 años de edad, se preguntan qué hacía el joven en ese sector, pues vivía en Monte Piedad. Aseguraron que el crimen ocurrió en plena vía pública. Desconocen cuál habría sido el móvil del asesinato.

El hoy occiso había terminado sus estudios de bachillerato y se ganaba la vida como buhonero: vendía chupetas. El hombre, que tenía cinco hermanos, deja dos hijos menores de edad. 

Lamentablemente el de él no es el primer asesinato ocurrido en su familia. Su padre, que era escolta, fue asesinado en 2014 para robarle un arma.

 

Crímenes sin Castigo | Venezuela: la adaptación del hampa
La cuarentena implantada por el Ejecutivo alteró la vida de los venezolanos de bien, y también la de los delincuentes. El delito no desapareció: se reconvirtió y se hizo más astuto

 

@javiermayorca

Dentro de todo lo decepcionante que pudo ser el año recién finalizado, hay un dato que quizá contribuya a generar alguna esperanza: para el 31 de diciembre, el país contabilizaba 9050 homicidios.

Esta cifra, conocida extraoficialmente, incluye las muertes ocasionadas por funcionarios policiales o militares, en episodios conocidos como “resistencia a la autoridad”. En países como Japón o Noruega, podría ser escandalosa. Aquí, representa una vuelta a los niveles que existían en 2002.

Ya el Observatorio Venezolano de la Violencia había notado el impacto que tuvo la prolongada cuarentena, implantada incluso antes de que se admitiese la llegada del primer caso de covid-19 en el país. Tomemos en cuenta, por ejemplo, la cifra de muertes reportada en 2015 (27.875), y nos percataremos de que, a la vuelta de cinco años, hubo una reducción de aproximadamente 60 %.

Es tiempo de buscar algunas explicaciones. Desde luego que la matanza sistemática de individuos con antecedentes ha tenido algún impacto. No solo los han eliminado físicamente, sino que muchos de los sobrevivientes buscaron refugio en otras latitudes, en lo que alguna vez fue denominado “efecto cucaracha”. También el éxodo masivo de venezolanos ha influido. Si atendemos a las cifras de Acnur, para 2021 habrá salido de Venezuela aproximadamente el 20% de la población reconocida en 2015.

La matanza sistemática y la diáspora son algunos factores a tomar en consideración para explicar la reducción de las muertes violentas. Pero no son los únicos.

Dice Emile Durkheim que el delito es una característica normal de la sociedad, algo “ligado a las condiciones fundamentales de toda vida social”. Por lo tanto, no podrá ser eliminado totalmente. Como sucede con la energía, solo se transforma, adquiere nuevos matices ante determinadas circunstancias. El problema está en disponer de las herramientas para conocer hacia dónde se orienta.

En el caso de la Venezuela de 2020, un factor crucial fue el confinamiento. La obligatoriedad de permanecer en las viviendas o en sus alrededores aminoró la frecuencia de los homicidios hasta llegar, en septiembre, a la cifra más baja, que fue de 355 víctimas. Simultáneamente, los cuerpos policiales y militares pudieron hacer más efectivo el control y la localización de sus objetivos. En el segundo trimestre del año, mataron a un promedio de 490 personas al mes, erigiéndose de esta forma en el actor violento más importante.

En el tercer trimestre del año pasado, el promedio de homicidios ocasionados por bandas, delincuentes solitarios, gente celosa y en fin actores civiles subió un poco y se equiparó con el de los cuerpos uniformados. En ambos “bandos”, la cifra fue de 362 promedio mensual.

Nuevamente, las explicaciones deben ser encontradas en una conjunción de factores. En septiembre, las policías y los componentes militares tuvieron un dramático descenso en su actividad letal. Esto coincide con la divulgación del informe del grupo de Determinación de Hechos de la ONU, que reveló la existencia de un patrón de violencia estimulada desde las más altas esferas gubernamentales, en lo que describió como “luz verde para matar”. El cese de estas prácticas sería una especie de desmentido silente, pero también una admisión de lo hecho.

Mientras tanto, del otro lado, la delincuencia comenzaba a adaptarse a los lapsos de “flexibilización”, aprovechando la mayor oportunidad para el delito que venía con el incremento en la circulación de personas. Con ello también se elevó el promedio de homicidios, hasta 385 víctimas mensuales.

Se debe recordar que el Ejecutivo aflojó la orden de confinamiento puesto que la economía venezolana se encontraba -y aún permanece- postrada, pero era necesario incrementar la actividad callejera, dar la sensación de cierta recuperación, con miras en la elección parlamentaria.

Una vez logrado el objetivo, Maduro ordenó la vuelta al tono que predominó hasta noviembre, y probablemente intentará mantenerlo así hasta que le convenga. Ya The Economist explicó cómo la pandemia ha servido para el reforzamiento de los regímenes autoritarios en todo el mundo.

Los delincuentes, sin embargo, entendieron que la cuarentena no necesariamente implica pérdidas, siempre y cuando fuesen capaces de “reconvertirse” y aprovecharla. Las formas que ha adoptado el delito en el país quizá no puedan ser medidas con precisión, basados exclusivamente en estadísticas oficiales, que siempre son fragmentadas y construidas a conveniencia. Pero es muy probable que en estas circunstancias los más astutos lograrían mantenerse. Esto explicaría por qué las denuncias de fraudes y delitos asociados se incrementaron en más de 60 % con respecto a 2019.

Lo mismo ha ocurrido con las extorsiones. Para amedrentar a una persona, no es necesario salir de la casa, o de la cárcel. El “distanciamiento social” puede conservarse, y aun así la amenaza llega, ya sea en la forma de un mensaje de WhatsApp, el estallido de una granada en la fachada de la casa o del negocio, o tiros de fusil.

Por eso, en un contexto de reducción general de los homicidios, la extorsión (y su delito primo hermano, la concusión) aumentó en 90 %. Sobre este punto, se profundizará en una entrega posterior.

En condiciones de normalidad, las estafas y las extorsiones raras veces son denunciadas. En pandemia, las víctimas cuentan con el pretexto ideal para no acudir a las autoridades. Mucho menos las venezolanas, que inspiran la menor confianza en toda Latinoamérica, según la encuesta Gallup sobre Ley y Orden. Por lo tanto, el enorme crecimiento en las denuncias sobre estas actividades resulta altamente significativo.

Quizá es muy temprano para trazar una conclusión definitiva sobre este tema. No obstante, los datos puestos sobre la mesa sugieren que el delito en general no disminuyó su frecuencia. Algunas manifestaciones particulares, como el homicidio y cierto tipo de lesiones, tuvieron mermas momentáneas. Mientras tanto, otras actividades ilegales han ido en pleno crecimiento, en las sombras y ajenas a todo escrutinio oficial.

Breves

¿Cómo pasaron los presos políticos las festividades de Navidad y Año Nuevo? Una consulta a fuentes con acceso al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y a la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) indica que el régimen dispensó un trato diferenciado a los 350 detenidos por razones de conciencia (cifra del Foro Penal). La situación fue más evidente en los calabozos del Helicoide. Allí permanecen aproximadamente 150 personas.

En la Nochebuena, las puertas se abrieron para que los detenidos confraternizaran entre ellos. Hubo reuniones en celdas y pasillos, excepto para los implicados en la Operación Gedeón (60).

A los militares estadounidenses de la contratista Silvercorp, Franklin Durán, Baduel hijo y los demás los pusieron a “comer candado”, expresión usada allí para aquellos obligados a permanecer tras las rejas, día y noche. Era orden superior. No hubo conflicto con los custodios, que además son funcionarios recién llegados. En la Dgcim Boleíta la cosa fue distinta. De las concesiones hechas a propósito de la visita de la comisión Bachelet solo queda el derecho a hacer llamadas de cinco minutos, una vez a la semana. Cada quince días, los detenidos son llevados a un patio interno para que tomen sol. “Durante la actividad, que tiene duración de 30 minutos, los presos son obligados a participar en un video, que realizan los custodios para dejar constancia de los ‘minutos de esparcimiento’. Los presos deben llevar dos o tres franelas diferentes, para ser grabados el mismo día, simulando que se trata de fechas distintas”, reveló un oficial con acceso a esa instalación. Para colmo, en las festividades navideñas llevaron a un cura a oficiar misas con alto contenido político. “Durante la homilía, el sacerdote llamó la atención de los presos, y los invitó a reflexionar en torno a los ‘errores y pecados’ cometidos en contra del Gobierno”, recordó. Aquellos que alzaron su voz ante el religioso fueron castigados.

Durante 2020 la violencia no cesó en las cárceles y retenes policiales del país, a pesar del interés gubernamental por invisibilizarla. Esto queda en evidencia cuando se intenta buscar un registro oficial sobre el saldo final de la masacre en el Centro Penitenciario de los Llanos (Cepella), en Portuguesa. De ello, solamente hay una información emitida el 4 de mayo por la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones, en la voz de Carolina Girón, según la cual hubo 47 fallecidos y 75 heridos. Se desconoce si alguno de los lesionados murió con posterioridad. Mientras tanto, las cifras del régimen conocidas extraoficialmente solo admiten 108 decesos en 84 incidentes. Esto da un total de 155 víctimas. Pero esta cifra solo da una noción parcial, puesto que no precisa cuántos cadáveres quedaron en las calles del país, a propósito de la aplicación de la famosa “ley de fuga”.

En marzo, por ejemplo, el comandante de la Región Estratégica de Defensa Integral Occidente (Redi Occidente), mayor general Ovidio Delgado, informó sobre las muertes de 35 sujetos que habían escapado de la cárcel de San Carlos del Zulia. Así hubo casos en Falcón, Guárico, Miranda y otros estados. En 2020, según los datos extraoficiales, murieron presos en instalaciones de 19 estados. Pero el más violento de todos fue Aragua, donde ocurrieron 37 episodios en los internados de Tocorón, Alayón y en el retén de la policía municipal de Zamora. Todas estas muertes fueron ocasionadas por el uso de armas de fuego.

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