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Editorial del New York Times: Maduro en su laberinto

New York Times

Retratos enmarcados del fallecido líder venezolano Hugo Chávez se expusieron en diversos eventos que realizó el Presidente Nicolás Maduro, durante su reciente gira internacional, una misión en la que el hombre al mando de la nación con mayores reservas petroleras, recorrió el mundo rogando por un rescate financiero.

Afiches de su antecesor también abundaron cuando Maduro, quien anteriormente se desempeñó como chofer de autobús, regresó a una carnavalesca bienvenida, tomando el timón del primer vehículo de una caravana que recorrió calles de Caracas llenas de partidarios.

La semana pasada, durante un discurso ante la Asamblea General, Maduro, quien según encuestas cuenta con el apoyo del 22%, nuevamente invocó a su mentor al predecir una amplia victoria durante elecciones legislativas este año.

“No tengo duda de que el pueblo chavista le va a dar una gran victoria este año, en memoria de Hugo Chávez, en las elecciones que se hagan este año”, dijo.

Desde que llegó al poder en abril de 2013 tras la muerte de Chávez, con un minúsculo margen electoral, Maduro ha tomado provecho del legado de su antecesor, un líder populista quien gobernó mediocremente, pero tuvo la fortuna de tener gran carisma y agudos instintos políticos. Maduro, quien no cuenta con ninguno de los dos, se ha vuelto cada vez más errático y despótico en una lucha por la supervivencia política que, día a día, parece más abrumadora. Los ingresos de la industria petrolera permitieron que Chávez construyera una extensa red de clientelismo y robustos programas sociales durante sus 14 años en el poder. Durante el mandato de Maduro, ambos se están desmoronando.

El bajo precio del crudo, que representa el 95% de los ingresos de exportación de Venezuela, ha llevado al borde del desplomo a una economía que ha sido manejada desastrosamente durante varios años. La inflación subió un 64% el año pasado. El miércoles, el Fondo Monetario Internacional predijo que la economía venezolana se va a contraer un 7% durante 2015, lo cual podría obligar a que Caracas incumpla el pago de su deuda externa o tenga que limitar sustancialmente los subsidios que le proporciona a países aliados en el Caribe, entre ellos Cuba.

Maduro no ha explicado claramente qué tipo de dolorosas reformas económicas, como ajustes de precios y de cambios monetarios, está dispuesto a implementar. Increíblemente, ha prometido que expandirá programas sociales y aumentará salarios. Lejos de asumir responsabilidad por la crisis, él y sus aliados han dicho que las carencias son culpa de opositores políticos a quienes acusan de facilitar una conspiración internacional.

Una de las figuras más prominentes de la oposición, Leopoldo López, lleva preso desde febrero, acusado injustamente de haber instigado demostraciones violentas hace un año. Durante el kafkiano juicio de López, las autoridades han argumentado que el acusado propició actos sangrientos mediante mensajes subliminales.

El mes pasado, el gobierno imputó cargos criminales contra otra líder de la oposición, María Corina Machado, presuntamente por ser parte de un complot para asesinar a Maduro, una acusación absurda y sin fundamentos contra otra rival de peso.

La campaña contra la oposición, en un país donde la prensa está cada vez más débil y subyugada, parece representar un esfuerzo por desviar la atención pública de la decreciente calidad de vida de los venezolanos. Agentes de seguridad han sido enviados a custodiar los supermercados, donde la gente pasa horas haciendo fila para recaudar lo poco que queda en las estanterías.

Hace unos días, una mujer venezolana que llevaba haciendo fila desde las 4 a.m., le mostró a una periodista de la cadena de noticias Al Jazeera English su antebrazo, donde alguien había escrito el número 413 con un tinta negra, para registrar su lugar en la fila.

“Ahorita somos como ganado”, dijo la mujer. “Esto se tiene que acabar”.

Horas más tarde, el gobierno de Maduro respondió con su característica estrategia de buscar un chivo expiatorio para esconder la calamidad nacional. Diosdado Cabello, el Presidente de la Asamblea Nacional, en una alocución televisada, injurió a la periodista, Mónica Villamizar, llamándola una espía estadounidense.

Corresponsal de Al Jazeera salió de Venezuela tras ser acusada por Diosdado Cabello

MonicaVV

En la foto: Villamizar cuando se sumó a la campaña por la libertad de sus compañeros de Al Jazeera detenidos en Egipto

@MariaAlesiaSosa

El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, acusó a la periodista Mónica Villamizar Villegas de ser una espía norteamericana, durante su programa Con el Mazo Dando, del 14 de enero de 2015. Y se conoció que, horas después, la reportera salió del país en contra de su voluntad.

Cabello tomó la información enviada por un llamado “Patriota cooperante” que decía que la corresponsal de Al Jazeera se encontraba en Venezuela haciendo algo más que trabajos periodísticos. “Alerta, Diosdado, están ingresando desde la primera semana de enero a Venezuela periodistas vinculados a organismos de inteligencia norteamericanos y sus aliados”, leyó.

 

Además dio detalles de la identidad de esa periodista, así como de sus movimientos en Caracas

“Llegó a Venezuela el 8 de enero de 2015. Me cuentan que se encuentra muy activa en Plaza Altamira, Centro Plaza, Chacao y varios sectores de la ciudad de Caracas. Acompañada de varios periodistas y un camarógrafo de nacionalidad inglesa. Igualmente ha sostenido reuniones en Parque Cristal con varios opositores de la derecha venezolana”, dijo.

Cabello ordenó a los organismos de seguridad del Estado que investigaran si ella contaba con permiso para ejercer su profesión en Venezuela.

Por teléfono, este lunes 19 de enero Villamizar contestó a las acusaciones del parlamentario. “Niego categóricamente las acusaciones de Diosdado Cabello”. Aseguró que entró a Venezuela siguiendo absolutamente todas las reglas del Ministerio de Comunicación e Información. Fue revisada en el aeropuerto y siempre dijo a qué venía, a hacer periodismo.

El presidente de la Asamblea también vinculó a Villamizar, de doble nacionalidad (colombiana y estadounidense), con Álvaro Uribe Vélez, ex presidente de Colombia, y con “la extrema derecha venezolana”.

Ella había hecho reportajes en Caracas sobre la escasez de productos y las colas que esta generan. Publicó una nota sobre la falta de repuestos en la industria automotriz y cómo esto afecta al transporte público.

Se conoció que la periodista salió del país en contra de su voluntad el viernes 16 de enero de 2015. Se presume que la cadena de noticias podría haber preferido evitar una situación como la que atraviesa con tres de sus periodistas sentenciados en Egipto. Sin embargo, aún no ha habido ningún pronunciamiento oficial del canal, aunque Runrun.es los llamó al enterarse de la salida impetuosa de la corresponsal.

 

#FreeAJStaff

El 23 de junio de 2014, tres periodistas de la cadena Al Jazeera fueron sentenciados por un juez en El Cairo, Egipto, a siete años en prisión, acusados de ayudar a los Hermanos Musulmanes y difundir supuestas noticias falsas de Egipto.

Los tres reporteros fueron detenidos a finales de diciembre de 2013 por ayudar a una organización terrorista al publicar mentiras que dañaron el interés nacional.

El máximo tribunal de Egipto determinó que el australiano Peter Greste, el canadiense egipcio Mohamed Fahmy y el productor egipcio Bajer Mohamed deberán permanecer en la cárcel -en la que se encuentran desde diciembre de 2013- hasta que se lleve a cabo una nueva audiencia dentro de tres semanas. Greste pidió ser deportado a su país.

Este caso desató una campaña mundial para liberar a los tres periodistas bajo la etiqueta #FreeAJStaff (Liberen al equipo de Al Jazeera).

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Solidaridad

Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público declaró que este es un caso que se suma «a la lógica de intimidación del gobierno venezolano». Recordó que la legislación venezolana no exige a los periodistas extranjeros tener una acreditación para trabajar. «No es nueva la incomodidad del Gobierno con las publicaciones de algunas agencias internacionales, pero parece que ahora les preocupa mucho. Es natural que los medios internacionales prefieran no arriesgar demasiado y sacan a sus periodistas ante una amenaza o acusación», explicó.

María Engracia Chirinos, coordinadora de Instituto Prensa y Sociedad, condenó las acusaciones a Villamizar. “Es grave porque son señalamientos arbitrarios contra periodistas, en la voz de un alto funcionario. Y ello genera repercusión en el trabajo del reportero”. Hizo un llamado a no dar por ciertas estas acusaciones, “porque no tienen fundamento y no están basadas en ninguna prueba de la justicia venezolana”.

Aunque aún el caso de Villamizar no ha tenido demasiada resonancia, algunas personas le han enviado muestras de apoyo a través de su cuenta de Twitter @Monica_VV .