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Luisana Solano Ago 15, 2018 | Actualizado hace 2 meses
Venezuela: laboratorio de criptomonedas

8:30 AM DE UN SÁBADO Y AL COLEGIO SANTA ROSA DE LIMA, en el Este de Caracas, van llegando personas en sus carros particulares o en autobuses dispuesto desde Chacaíto para el evento. En la entrada del teatro se forma una fila de al menos 50 asistentes. Otro grupo de 10, dispuestos en mesas pequeñas con laptos y teléfonos inteligentes, van recibiendo a los invitados: verifican la lista, recargan monederos virtuales (wallet) y ponen brazaletes. Uno tras otro. Antes de entrar hay tres mesas con comida y bebida para hacer tiempo a que inicie la conferencia. Por todos lados se lee “Dash: dinero digital”.

En un país que entra en su décimo mes de hiperinflación, en el medio de una postergada reconversión monetaria, con fuerte control cambiario y escasez de efectivo, lo menos que se creería -¿o no?- es que sus habitantes estén pensando en monedas virtuales (criptomonedas) o cadena de bloques (blockchain).  

En Venezuela habría que considerar un factor más: en diciembre de 2017  el gobierno abrió la conversación sobre la adopción de esta joven tecnología con el lanzamiento de su propio criptoactivo, el Petro, y la creación de una Superintendencia de la Criptomoneda y Actividades Conexas.

Sin embargo, para ese momento ya había un camino recorrido con, por ejemplo, páginas con cotización en tiempo real, como localbitcoin.com, o páginas para el cambio e intercambio de las criptomonedas, como cryptobuyer.io. Incluso ya había criptomonedas con representantes y proyectos de largo plazo en el país, como es el caso de Dash y su ciclo de conferencias.

El profesor Aarón Olmos y Eugenia Alcalá

A las 10:00 am, con sala a medio llenar, sale la presentadora ofreciendo las palabras de bienvenida y arranca la charla. En esta oportunidad, la décima para este tipo de encuentros, el título era “¿Por qué un Dash vale lo que vale?”. La primera ponente en subir al escenario es una mujer joven de estatura promedio, cabello negro, de lentes, con pantalones de vestir azul oscuro -el color de los organizadores- camisa de colores claros y un blazer beige. Con voz calmada pero segura se presenta. Es Eugenia Alcalá, psicóloga de profesión y fundadora de Dash Caracas.

Alcalá es la responsable de crear la primera comunidad de esta criptomoneda en el país en septiembre de 2017, cuando iniciaron las conferencias. Cuenta que, como venezolana, se sentía frustrada al no poder aportar nada más. Empezó a investigar hasta que dio con una youtuber americana que terminó convirtiéndose en su inspiración, Amanda B. Johnson, y decidió presentar ante la tesorería de Dash la oportunidad de darla a conocer en el país.

Durante su presentación, Alcalá se centra en relatar su historia y presenta cifras del progreso del proyecto. A la fecha, explica, ya cuentan con 4 programas (comunidades, emprendedores, propuestas y empresas) y unas 23 comunidades. Además, al menos 11 mil personas se han registrado para recibir información sobre Dash y más de 530 comercios en todo el país aceptan esta moneda virtual como forma de pago, lo que convertiría a Venezuela en el país con más establecimientos en el mundo en manejar este activo digital como forma pago.

Todo eso se debe, asegura Eugenia, a que en Venezuela se da la tormenta perfecta para una criptomoneda del estilo de Dash, que puede ser utilizada para micropagos, y le permite al usuario sobrepasar las barreras económicas de un país en el que hubo más de 15 años con control de cambio.

Una ciudad dentro de la ciudad

Pasadas las 12:00 pm, llegó la hora de poner en práctica la teoría y usar los 0.0166 Dash, equivalentes a $ 3,47, que recargaron al principio de la jornada en la denominada “Ciudad Dash”. Este es un espacio ideado para que los interesados en esta nueva forma de pago prueben con emprendedores, comerciantes y organizaciones civiles que ya adoptaron la moneda digital. La experiencia fue acompañada por el almuerzo: hamburguesa o sushi; de postre, tortas o bombones temáticos. Y, para brindar, un vino hecho con moras de la Colonia Tovar.

 

Ciudad Dash

 

Reposteros, mayoristas y fundaciones

En esta oportunidad hay 8 organizaciones y más de 20 emprendimientos participando,  todos con el código de su monedero virtual a la vista y precios expresados en Dash. Uno de ellos era el de Yotibel Moreno, creadora de La Negra Reposteria, postres pensados en la cultura y tradición del país. Moreno recuerda que se enteró de Dash gracias a unos compañeros de una feria gastronómica y se inscribió para participar en las charlas. Ella no sólo inscribió su emprendimiento, si no a la organización donde trabaja, Fundación Habla, dedicada a la prevención y erradicación del abuso sexual infantil y adolescente.

En esta, su segunda conferencia, explica que si bien los montos no son particularmente grandes, aceptar criptomonedas como forma de pago para su repostería le ha servido para ahorrar y así poder sortear la hiperinflación. En la última feria gastronómica que participó, recibió unas 25 transacciones en cinco días. Con la fundación, las donaciones en criptomonedas los han ayudado a comprar ciertas cosas, como pendones, y les han servido de plataforma para darse a conocer.

“A mi me parece que es como cuando en los años 90 veíamos a la gente con los celulares grandotes”, asegura Moreno, haciendo referencia a la posibilidades y aceptación que se pudiesen tener las criptomonedas en el país en un futuro quizá no tan lejano.

Puesto de la Charcutería Virgen del Valle en Ciudad Dash

Como emprendedora, Moreno se pensaría que tiene el perfil indicado para probar y expandir esta nueva tendencia. Sin embargo, de acuerdo a la página de Dash Venezuela, ya están presentes en la industria de alimentos, automotriz, diseño, moda, turismo, tecnología, salud y bienestar e incluso ya llegó a espacios del día a día. Este es el caso de la Charcutería Virgen del Valle, ubicada en Puente Hierro, al oeste de la ciudad.

Jefferson Reyes afirma que también tienen su “cartel de Dash” en la puerta. Relata que fueron a la primera conferencia en septiembre de 2017 y después de varias charlas, se animaron en participar en “Ciudad Dash”. “Ha crecido tanto que personas mayores se acercan y pagan con Dash”, asegura.

Reyes afirma que ya tiene al menos cinco clientes que le escriben para pagar su pedido con Dash y los clientes de mayor edad lo llaman “la nueva moneda”. Por los 0.0160 Dash en la wallet, en esta nueva ciudad puedes comprar medio cartón de huevo, una bandeja de queso y otra de jamón.

También había nuevos en este experimento. Alexis De Sousa es dueño de la mayorista ARJ Electronic, ubicada en Vargas. De Sousa comenta que años atrás tenía una tienda de electrodomésticos de cuatro pisos que se vio en la necesidad de cerrar después del Dakazo.

Luego de un tiempo decidió volver a su profesión para venderle a otras tiendas y comenzó en la versión online. Escuchó de esta moneda virtual gracias a otro amigo comerciante y decidió probarla por ser una herramienta que lo ayuda a romper el cerco cambiario. Acaba de hacer su primera venta en Dash: un control remoto de Directv.

Una parte importante de toda esta experiencia es la participación de las organizaciones que se han capacitado para recibir donaciones en activos digitales, que según los registros de Dash, ya son más de 20.

Puesto de Unidad de Apoyo y Transmisiones Carlos Delgado Chalbaud en Ciudad Dash

 

Uno de los que han acompañado esta iniciativa desde el principio es la Unidad de Apoyo y Transmisiones Carlos Delgado Chalbaud, adscrito a Protección Civil y que ofrece apoyo a bomberos y paramédicos de autopista en materia de prevención y atención prehospitalaria.

Natalie Castellano, coordinadora de finanzas de la Unidad, explica que el servicio tiene

ocho años y con Dash están desde principios de 2018. Al ser un grupo de voluntarios, agrega, solo cuentan con recursos propios para poder equipar la Unidad, y aceptar donaciones en criptomonedas les he permitido repotenciar equipos de comunicación, obtener insumos para la atención prehospitalaria e incluso comprar uniformes.

Desde que empezaron con Dash, ya han recibido más de 100 donaciones y en esta oportunidad no solo están en la conferencia como organización civil, si no que prestan el apoyo en el área médica para la conferencia.

Un puerto para la innovación

Roger Rodríguez en Ciudad Dash

Después de conocer, comer, comprar y donar; los organizadores guardaron un espacio para quienes desearan, incluido medios de comunicación, tuvieran un cara a cara con los ponentes y otros representantes. Uno de los invitados fue Roger Rodríguez, líder de la comunidad de Dash en La Guaira.

Este joven licenciado en publicidad y su equipo han logrado que en menos de un año La Guaira se convirtiera en la comunidad más activa y con más comercios con esta nuevo forma de pago en el país, con alrededor de 25 establecimientos.

Asegura que cuando comenzó, no muchos a su alrededor conocían de los activos digitales y de la cadena de bloque, pero que poco a poco ha logrado que el varguense lo utilice como forma de pago en su día a día o manera de inversión o ahorro. “Yo salía a la calle y nadie hablaba de criptomonedas. Me tocó, en el caso particular, en la calle del hambre Caribe un chamo me dijo ‘¿tú eres el de las criptomonedas? necesito saber de criptomonedas, ayúdame'».

Continuará …

Desde la creación de la blockchain y el bitcoin en 2009, han surgido miles de criptomonedas. Y está claro que el ecosistema cripto seguirá creciendo aún más en el país. De acuerdo al blog de BitcoinVenezuela.com, además de esta primera criptomoneda, entre las monedas digitales más populares están: Ethereum, Litecoin y Monero.

Eugenia Alcalá explica que ya hay varias casas de estudio en Venezuela que tienen materias electivas en pregrado y postgrado, cursos o diplomados sobre criptomonedas y la cadena de bloques, como es el caso del IESA.

Igualmente revela que ya hay criptomonedas interesadas en realizar proyectos en el país y asegura que es muy interesante que otras personas se estén dando cuenta de que Venezuela tiene las condiciones para que sus ciudadanos las adopten como método de pago.

Alcalá y el profesor concuerdan en afirmar que incluso a nivel macroeconómicos, las criptomonedas están ayudando a Venezuela hoy y que no importa qué ocurra con la economía del país, los activos digitales ya llegaron y van a estar.

A pesar de todo esto, el verdadero impacto se nota cuando, saliendo de las fronteras de esta ciudad hecha a la medida, llena de entusiastas y expertos en el tema, caminas por la feria de centro comercial caraqueño para comprar una brownie y lees “Dash Accepted Here”.

@LuisiSolano

Venezolanos recurren a monedas virtuales de videojuegos para sobrevivir

orovirtual

Comienzan a llegar incluso antes de que se cierren las persianas de seguridad en la fachada oeste de Caracas, alrededor de las 8:30 a.m. Durante 11 horas al día, se encorvan sobre los anticuados monitores de tubos de rayos catódicos y golpean los teclados en un espacio oscuro con una ventana con tablones y una manta de polvo. Se detienen lo suficiente para fumar cigarrillos en el hueco de la escalera. Y si alguien se demora demasiado, otra persona ansiosa reclama su asiento y comienza a cazar monstruos ficticios.

La crisis venezolana se ha convertido en suelo fértil para lo que es conocido como cultivo de monedas virtuales. Las personas pasan horas jugando juegos en línea como Tibia y RuneScape para adquirir monedas virtuales, puntos de juego o personajes especiales que se pueden vender a otros jugadores por dinero real o cripto-monedas como el bitcoin. La práctica, que previamente ha surgido en otras economías de caja como la de Corea del Norte, se ha vuelto tan popular entre los venezolanos que actualmente están esparciendo inflación dentro de los mundos virtuales.

“Nunca habíamos hecho tanto dinero”, dijo Efraín Peña, de 29 años, quien juega siete días a la semana en el cibercafé Mona Pizza, para mantener a su esposa e hijo. La mayoría de los cultivadores de monedas virtuales venezolanos ganan el equivalente de un par de dólares por día, pero de muchas maneras están mejor que los trabajadores salariados, ya que sus ingresos están vinculados al mercado negro cambiario venezolano. “¿Qué trabajo puede igualar lo que estamos ganando ahora?” expresó el alguna vez diseñador gráfico.

La inflación se ha disparado hasta llegar a los cuatro dígitos. El bolívar ha perdido casi todo su valor frente al dólar este año. Para el 4 de diciembre el dólar cotizaba a 108.279 bs. en el mercado negro. “Es una pena. Yo nunca pensé que las ganancias a través de videojuegos valdrían más que eso en nuestro país”, manifestó Enegebe Sención, de 30 años, un programador de computadoras retirado, quien durante los últimos cinco meses ha jugado Tibia para mantener a su familia.

El régimen socialista ha mantenido estrictos controles de divisas durante más de una década, y la amenaza de una quiebra o una prohibición ha hecho que muchos productores de oro virtual se muestren reacios a compartir demasiados detalles sobre la mecánica del negocio. Empresas en línea como PapusGold, SoliderGold, y Tibia Venezuela Coins han surgido, pagando a mineros en bolívares por su oro virtual a través de transferencias bancarias. El mercado en línea, Mercadolibre, está inundado de listas de tesoros virtuales.

Afectados por conexiones de Internet inestables y hardware obsoleto, los productores de monedas virtuales en Venezuela han gravitado hacia los juegos de la vieja escuela que tienen bajos requisitos de sistema y comunidades de jugadores establecidas. William Natera, de 23 años, llegó a jugar tiempo completo en su juego favorito de la infancia, Tibia hace siete meses. Antes de eso, Natera estuvo luchando para sobrevivir como albañil en un programa de vivienda del gobierno. “Era el trabajo de un burro, y apenas alcanzaba para pagar un desayuno”, afirmó Natera, recordando como tuvo que transportar sacos de cemento por las escaleras de estas viviendas. Actualmente, pasa sus días liderando una banda de héroes a través de un mundo medieval virtual.

Los juegos más nuevos a menudo venden monedas virtuales directamente a los jugadores, pero millones siguen enganchados a los clásicos donde las monedas virtuales deben ganarse. “Los juegos viejos no mueren. Solo dejamos de prestarle atención”, afirmó Edward Castronova, profesor en la Universidad de Indiana, quien ha investigado la economía de los juegos en línea. “Siempre va ha haber espacio para los mineros de oro virtual”.

Creado en 1997, Tibia todavía tiene más de 500000 jugadores, según su página web. RuneScape, lanzado en 1999, cuenta con alrededor de 1,6 millones de jugadores activos mensuales, según SuperData Research.

José Luis Fragoza, de 22 años, intentó minar oro virtual por algunos meses este año después de dejar el servicio militar, pero renunció a jugar por dinero cuando su servicio de internet dejó de funcionar. Fragoza indicó que fue un trabajo de baja categoría, pero mantuvo comida en la mesa. «Caza, mata, haz clic, repite», dijo mientras su espada corta y corta minotauros. «Pero si me dieras una conexión de 10 megabytes o un trabajo, me quedaría en casa con Internet» afirmó.

Las velocidades de conexión a Internet en Venezuela están entre las más lentas del mundo. El país obtuvo una puntuación peor que la devastada por la guerra de Siria en un ranking de 2017 de 159 países. Muchos mineros de oro virtual trabajan turnos nocturnos para evitar el tráfico pesado.

La esposa de Peña, Ruth Villegas, de 37 años, afirmó que solía considerar los juegos nocturnos de su marido como una molestia porque la mantenían despierta por la noche. “Tuvimos peleas feas, en las que él me decía: ‘Te dejaré antes de rendirme a Tibia'», recordó. «Pero no puedo discutir con lo que está haciendo».

A menudo, los medios de producción desaparecen por completo. Una ola de robos de cobre en Caracas cortó internet en algunos vecindarios e impidió que Samuel Navas, un vendedor de seguros de 28 años, entrara a Tibia durante los últimos dos meses. Eso le costó casi dos tercios de sus ingresos y convirtió a su esposa en el sostén de la familia. «Como hombre de la casa debería estar pagando las cuentas», afirmó, «pero de repente todo va más allá de su control».

Los cultivadores de oro virtual son despreciados por muchos jugadores de primer mundo y por desarrolladores de los juegos, que dicen que la práctica es antideportiva y distorsiona el valor de las monedas digitales. Los editores de los juegos también afirmaron que rompe sus términos de servicio y fomenta actividades ilegales como el secuestro de cuentas y el fraude con tarjetas de crédito. Joe Wilcox, gerente de proyectos en Jagex en Cambridge, Inglaterra, desarrollador de RuneScape, dijo que la compañía prohíbe unas 10,000 cuentas por día. «Si permitiéramos el “cultivo de oro”, destruiría el juego», dijo en un correo electrónico.

El equipo de productores de oro virtual de Romer Manuel Peña ha sido expulsado varias veces de RuneScape, lo que los ha obligado a comenzar de nuevo y pasar semanas nutriendo a nuevos personajes antes de generar ingresos. El piloto de 27 años, quien solía trabajar como ingeniero petrolero en las llanuras centrales de Venezuela, afirmó que los miembros de su equipo simplemente intentan sobrevivir, y Jagex debería apoyarlos. «¿No deberían estar orgullosos de que familias enteras estén siendo alimentadas por su juego?» expresó Peña.

Pero la ira por la afluencia de cultivadores en juegos como RuneScape es tal que un usuario del foro en línea de Reddit publicó una guía sobre «Asesinato de venezolanos» (desde que se eliminó) que ofrecía consejos sobre la eliminación de sus personajes.

El mayor enemigo de los mineros de oro virtual venezolanos puede demostrar que no son jugadores xenófobos, sino ellos mismos. Eso se debe a que a medida que más jugadores acuden a los mundos en línea para ganarse la vida, en última instancia reducen el precio del oro digital. «Están imprimiendo dinero», dice Vili Lehdonvirta, un sociólogo económico de la Universidad de Oxford que estudia los mercados digitales. «Básicamente, los resultados son hiperinflación, ya que hay muchas más monedas entrando en el sistema».