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Derogada la Constitución, por José Guerra

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La Constitución de un país se puede derogar o modificar cuando el pueblo mediante el voto aprueba una nueva Constitución. También puede ocurrir que un golpe de Estado desconozca el texto constitucional. Esto son los dos mecanismos clásicos. Pero en Venezuela el gobierno de Maduro ha innovado con uno distinto a los dos anteriores y el mismo consiste en utilizar a la Sala Constitucional del TSJ para desconocer la Constitución vigente, usando para ello los Decretos de Emergencia Económica y los Estados de Excepción.

Los Estados de Excepción están claramente previstos en los artículos 337, 338 y 339 de la Constitución.  La ley es suficientemente clara cuando establece dos condiciones para la puesta en marcha de un Estado de Excepción. La primera es su consideración y aprobación de ese Estado de Excepción por parte de la Asamblea Nacional  y la segunda es el análisis de su constitucionalidad que lo determina el TSJ. Ello quiere decir que es en la Asamblea Nacional donde reside la aprobación o rechazo del Estado de Excepción, no en el TSJ.  El Gobierno de Maduro, violando la Constitución, da por aprobado el Estado de Excepción cuando el TSJ se pronuncia sobre su constitucionalidad, lo que obviamente es un fraude a la Constitución.

El 13 de septiembre vuelve el gobierno a emitir un Decreto de Emergencia Económica y Estado de Excepción mediante el cual se desconocen potestades fundamentales de la Asamblea  Nacional en materia financiera. Así, en un tema tan delicado como el gasto público, se autoriza al gobierno a gastar fuera de la Ley de Presupuesto cualquier monto e igualmente el gobierno se podrá endeudar al país en moneda extranjera, sin que ello sea aprobado por la Asamblea Nacional.

La información económica, aunque parcial permite evaluar negativamente el desempeño de la economía tras la aprobación de los sucesivos  Decretos de Emergencia dictados por Maduro a partir de enero de 2016. Así, la tasa de inflación que cerró en 185,0% en 2015, en lo que va de 2016, acumula un 450,0% de aumento. La economía que había caído 6,0% en 2015, en 2016, se calcula una contracción de 12,0%. En el lapso de vigencia de la emergencia económica, la escasez lejos de aliviarse ha empeorado. Todo esto tiene que ver con algo fundamental: Venezuela no requiere un Decreto de Emergencia, sino más bien un nuevo modelo económico  a ser aplicado por un nuevo gobierno. Si esta condición seguiremos presenciando el deterioro de un país arruinado por el socialismo y cuya calidad de vida ha mermado sustancialmente.

 

 

@JoseAGuerra

El modelo económico socialista impone la desnutrición

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No es con gallineros verticales ni con agricultura urbana que los venezolanos resolverán el hambre.

Tampoco conseguirán alimentarse mejor mediante el trueque de productos entre personas de distintos estados, como lo aconsejó el fallecido expresidente Hugo Chávez Frías, en una de sus alocuciones en junio de 2006, con lo que la economía regresaría a la edad de piedra.

Mientras estas propuestas gubernamentales continúan divagando en el imaginario de este país, la realidad se antepone en lo inmediato en personas que ya no les alcanza el dinero para poder desayunar, almorzar o cenar.

Si esta realidad asombra, resultan todavía más conmovedores los casos de desnutrición infantil que se comienzan a sentir en los estratos sociales de familias de menores recursos, a las cuales un empleo estable con salario básico le es difícil alcanzar.

Es precisamente en este vulnerable sector de la sociedad para quienes la crisis ha encontrado asidero para escurrirse severamente, en la peor anarquía económica vista en la historia de esta República, por falta de autoridad y planes de políticas públicas eficaces para revertirla en función de lograr que baje la inflación y se acabe el bachaqueo.

Es que a Venezuela le sobrevino una situación que incrementó la pobreza, la misma que a cada momento genera un ministerio o un organismo del Estado a través de erradas políticas, lo cual ha contribuido a un marcado estancamiento y deterioro de la calidad de vida de los venezolanos, siendo esta la expresión de los propios afectados, sin necesidad de poseer patentes que los acrediten como expertos en el área económica para vociferar este drama, con las pocas energías que les quedan por las secuelas del hambre.

Atrás quedó el comentario de que los venezolanos comieron perrarina durante los cuarenta años de los gobiernos elegidos democráticamente antes que Hugo Chávez se hiciera del poder en 1999, quien llamó ese período de cuatro décadas la “Cuarta República”, posterior a un intento de golpe de estado que gestó en 1992 junto a otros militares contra el presidente de entonces Carlos Andrés Pérez.

Si bien no fue cierto, hoy día muchas personas a lo mejor si estén deseando probar ese producto canino ante los inalcanzables precios que les dificulta adquirir alimentos de consumo humano, pero también la perrarina registra un alto costo en el mercado tradicional, por lo que sigue descartada esta posibilidad.

Se habla de hambre no de inseguridad

Pese a que la inseguridad sigue presente a toda hora en las calles de Venezuela abrazada por la impunidad, todos parecen haberla olvidado y ahora lo importante es hablar de sobrevivir para conseguir un poco de comida. Es el pensamiento que predomina en las amas de casa y que todas las noches se llevan a la cama antes de intentar conciliar el sueño, y con el que se levantan al poco tiempo, antes de la puesta del Sol, atormentadas por no conseguir en el mercado lo suficiente para comer en el nuevo día.

Hasta hace poco tiempo la psicosis colectiva por los atracos y robos estaba de moda, se escuchaba por todas partes hablar de ello tendidamente. Ahora este delicado asunto se mantiene en pausa y surgió otro de mayor interés para las personas, ya que ciertamente no es lo mismo referirse al tema con el estómago vacío y, además, luchando titánicamente contra los vende-cupos para ganar un puesto estratégico en la cola y esperar tener suerte para una harina, cuando mucho, a nuevo precio, porque el impacto de la inflación y la escasez ha reducido la capacidad de compra de todos.

Menos nutrientes por la crisis

Una drástica reducción de talla y peso están experimentando los venezolanos, no precisamente porque están acudiendo al gimnasio o realizan algún deporte extremo.

La única causa de esta disminución muscular y corporal que experimentan las personas es porque no están comiendo adecuadamente, en virtud del desabastecimiento, la escasez y la especulación en los precios de rubros alimenticios, principalmente.

Uno de los nutrientes más favorables es el pescado para estar saludable y mantener el peso ideal, pero no se puede adquirir por lo costoso del producto, pese a que se trata de un bien proveniente de la naturaleza.

Ante la cruda realidad planteada se está dejando de comer este plato, cuyos beneficios de calcio, flúor, yodo, magnesio, omega 3, proteína, vitamina A, fósforo y calcio desaparecieron para el organismo.

Es que comprarse un pescado con los ingredientes para sazonarlo equivale a una quincena de trabajo, y para comerlo máximo en dos raciones.

Así que las personas están dejando de ingerir nutrientes aportados por las carnes rojas y el pollo, dos importantes comidas que también se convirtieron en un lujo en las mesas de los venezolanos.

Sin pescado, carnes rojas y pollo las neveras en este país pasaron a ser simplemente depósitos de botellas de agua.

La dificultad de comprar productos alimenticios ha provocado que el número de comidas consumidas en los hogares haya mermado

Sembrar en la ciudad no soluciona

Las ciudades se formaron para vivir y no para la cosecha de comida. No obstante, el Gobierno en su empeño de transformar las urbes en conucos ideó el Plan 100 Días para la Siembra Urbana, el cual comenzó en febrero de este año a objeto de promover en la población el cultivo de hortalizas y frutas.

Se trazó así el Gobierno en un inicio sembrar 1.200 hectáreas con 13 rubros, a saber: acelga, cilantro, cebollín, berenjena, calabacín, pepino, tomate, cebolla, ají dulce, remolacha, pimentón, zanahoria y lechuga.

De acuerdo a este Plan existen más de mil hectáreas registradas y se calcula que el pueblo genere más de 30.000 toneladas de productos desde sus localidades, para abastecer un estimado de 1.300 personas, aunque sigue siendo mucho mayor la demanda en el país.

Si se toma en cuenta que este plan es de 100 días y comenzó en febrero, se estima que la producción ha debido darse durante el mes de mayo, y de ello no se ha hablado nada.

Barquisimeto es una las ciudades del país que resultaría beneficiada con este plan, respecto al abastecimiento de los citados cultivos, a la que le siguen Caracas, Barcelona, Maracaibo, Los Teques, Mérida, Valencia y Maracay.

La participación estaría a cargo de brigadas ecosocialistas de la Misión Árbol, el voluntariado juvenil, comunidades estudiantiles en liceos y escuelas, comunas, unidades de Batalla Bolívar Chávez, así como a efectivos de la Fuerza Armada Nacional.

Lo que el plato añora

Lo que antes mandaba en el plato del venezolano era pollo y arroz. El que podía ir más allá de sus posibilidades le añadía ensalada rallada o cosida, así como plátano horneado o tajadas.

Hoy el plato extraña este apetitoso menú y le cedió espacio a un huevo sancochado o “migas de leche”, aunque el huevo pasó de 14 bolívares la unidad en el sistema regulado de precios a 120 bolívares en el mercado especulativo. Igualmente la leche líquida, que se consigue en los establecimientos al precio bachaqueado de entre 500 y 600 bolívares.

Constitución ampara al consumidor

Todas las personas tendrán derecho a disponer de bienes y servicios de calidad, así como a una información adecuada y no engañosa sobre el contenido y características de los productos y servicios que consumen, a la libertad de elección y a un trato equitativo y digno.

La ley establecerá los mecanismos necesarios para garantizar esos derechos, las normas de control de calidad y cantidad de bienes y servicios, los procedimientos de defensa del público consumidor, el resarcimiento de los daños ocasionados y las sanciones correspondientes por la violación de estos derechos (Artículo 117 Constitución).

“El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado conjuntamente con la iniciativa privada promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional con el fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar el nivel de vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país, garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento de la economía, para lograr una justa distribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática participativa y de consulta abierta” (Artículo 299 Constitución).

“La ley nacional establecerá las condiciones para la creación de entidades funcionalmente descentralizadas para la realización de actividades sociales o empresariales, con el objeto de asegurar la razonable productividad económica y social de los recursos públicos que en ellas se inviertan” (Artículo 300 Constitución).

“El Estado protegerá y promoverá la pequeña y mediana industria, las cooperativas, las cajas de ahorro, así como también la empresa familiar, la microempresa y cualquier otra forma de asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo, bajo régimen de propiedad colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo económico del país, sustentándolo en la iniciativa popular. Se asegurará la capacitación, la asistencia técnica y el financiamiento oportuno” (artículo 308 Constitución).

El hombre menos indicado para el momento más apropiado por José Toro Hardy

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Chávez no fue un “súper hombre”. En realidad fue solamente la consecuencia de un “súper ciclo de commodities”.

«Commoditie» es un término que se refiere a las materias primas. El más importante es el petróleo. También lo son el trigo, soya, metales como el oro o el cobre y muchas otras materias primas tanto agrícolas como minerales.

Entre 1860 y 2012 se experimentaron cuatro súper ciclos este tipo. En cada uno de ellos los precios y la demanda de los ¨commodities» gozaron de un gran auge por un período a veces superior a los doce años. El fin del más reciente «súper ciclo de commodities» en Latinoamérica explica los profundos cambios políticos que están ocurriendo en países como Venezuela, Brasil y Argentina.

Por lo que se refiere al petróleo venezolano, nuestra cesta fue el reflejo de ese fenómeno al pasar de unos 8 dólares por barril en 1998 hasta alcanzar unos 116 dólares en el 2008  y con algunos altibajos ubicarse en torno a los 100, antes de desplomarse.

Chávez simplemente tuvo la suerte de estar ahí, de coincidir con un súper ciclo, pero ciertamente fue el hombre menos indicado para el momento más apropiado. Otro líder con más visión hubiera entendido que una de las características fundamentales de los precios de los hidrocarburos es su volatilidad y que lo prudente hubiera sido utilizar aquellos recursos para propiciar una economía sustentable.  Pero no, no entendió el sueño bíblico de las siete vacas gordas y las siete vacas flacas.

Ese súper ciclo de oportunidades lo transformó en un  «súper ciclo de populismo» que al final del día dejó al pueblo más pobre y más confundido que antes. Lo malo es que ahora vienen las vacas flacas y los silos están vacíos. Y lo peor es que el faraón de turno en lugar de procurar que se invierta en mil industrias nuevas, no se le ocurre otra idea que afirmar que tiene “mil celdas listas para el que se ponga cómico el 6D”

Es evidente que el país necesita con urgencia un cambio de modelo. Seguimos siendo un país lleno de posibilidades y podríamos  volver a ser  una nación próspera si escogemos el camino adecuado. Padecemos una crisis inducida y  una economía asfixiada  por el socialismo y el dogmatismo.  Si le quitamos ese peso de encima que la está aplastando, ella misma tenderá a recuperarse por simple descomprensión. De hecho, la reconstrucción misma abrirá muchísimas oportunidades.

Si en lugar de usar el petróleo como “punta de lanza  para lograr el equilibrio del Universo y garantizar la paz planetaria” -como pregona el Plan de la Nación-, Chávez hubiese pensado en un modelo más sensato y en un fondo de estabilización macroeconómica, quizá no estuviésemos pasando por este trance.

Pero ahora tendremos que reconstruir al país sin que podamos contar con un apoyo tan generoso como el que antes tuvimos del petróleo, porque a PDVSA la han destruido y porque en un futuro inmediato no cabe prever que se produzcan grandes aumentos en el precio.

Lo anterior en si mismo puede ser además de un reto una oportunidad. Ojalá hayamos aprendido la lección de lo dañino que puede ser la extrema dependencia con respecto al petróleo. Tenemos que desarrollar una economía más equilibrada, más productiva, más competitiva. Tendremos que recurrir más a la iniciativa de los particulares y a los capitales privados porque nos van a legar un estado exhausto. Tendremos que recuperar el valor del trabajo y los valores morales y éticos, hacer un gran esfuerzo en materia de educación y a la vez entender que ya no vamos a poder contar con una papá gobierno que lo resuelva todo (o que le dañe todo).

Sería delirante pensar que podemos volver a la situación anterior.  No podemos empeñarnos en un modelo de reparto en el que ya no se produce lo que se pretende repartir. El ingreso petrolero per cápita ha caído de manera sustancial. Ya no alcanza. Además, el aparato productivo venezolano ha sido gravemente diezmado.

Hay que sincerar la economía y ofrecer confianza y seguridad jurídica. Hay que flexibilizar el mercado laboral.  De un modelo de reparto, tenemos que pasar a uno de producción e inversión con equidad social. Seremos un país más parecido a los demás países en los cuales el estado vive de la nación y no la nación del estado.

Hay que reducir el tamaño del estado y hacerlo más eficiente. Ya no podrá seguir siendo tan dadivoso, ni seguir subsidiándolo todo, ni regalando tanto a otras naciones, ni  metiéndose en todo. Si no lo entendemos, la consecuencia será un deterioro masivo del salario real de los venezolanos y una recesión aún peor que la actual. Un estado elefantiásico y torpe que al gastar más allá de sus posibilidades desataría una hiperinflación y empobrecería cada vez mas a los ciudadanos.

No podemos seguir comiéndonos la flecha en la autopista del planeta convencidos de que sólo nosotros vamos por la vía correcta en tanto que todos los que vienen de frente van por el camino equivocado.  Venezuela no puede seguir insistiendo en mantenerse aferrada a un modelo que intenta resucitar todas las formas que sin excepción han fracasado política y económicamente  en el mundo.

 

@josetorohardy

petoha@gmail.com

 

Maduro llega a Vietnam en busca de apoyo financiero

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BOGOTÁ, Colombia (AP) — El presidente venezolano Nicolás Maduro llegó el domingo a Vietnam, donde espera ampliar convenios petroleros y de apoyo financiero, ahora que el país latinoamericano está sumido en una crisis profunda en medio de la caída de los precios globales del crudo y que los venezolanos viven con la escasez de productos básicos.

Maduro espera reunirse con el primer ministro vietnamita, Nguyen Tan Dung, y visitar la Cámara de Comercio del país asiático, informó en la agencia estatal de noticias de Venezuela (AVN).

Igualmente el canal oficialista Telesur agregó que el mandatario pretende firmar acuerdos de «apoyo financiero, económico y estratégico, entre los que se destaca el establecimiento de alianzas para la defensa del precio del petróleo».

No es la primera vez que Maduro sale por el mundo para buscar fondos para rescatar al país. Ya lo ha hecho con Rusia. La economía venezolana sufre una inflación que supera el 68%.

En 2005 Vietnam abrió su sede diplomática en Caracas. Un año después Venezuela hizo lo propio en ese país asiático. A la fecha, se han suscrito más de 60 acuerdos en diferentes campos económicos. En marzo pasado, precisó AVN, ambas naciones acordaron aumentar la producción de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, una extensa región venezolana donde las reservas de crudo alcanzan los 1,3 billones de barriles.

El petróleo representa al menos el 90% de los ingresos de Venezuela por concepto de exportaciones.

Luego de su visita a Vietnam, Maduro partirá a China, otro socio estratégico de su gobierno.

El mandatario venezolano partió a Asia dejando a su país en medio de una crisis fronteriza con Colombia, luego de que Caracas ordenara cerrar los pasos limítrofes para combatir el contrabando y las supuestas acciones de bandas paramilitares. Al menos 8.000 colombianos han huido o han sido deportados por las autoridades venezolanas.

 

Salario de $20 y maxidevaluación por Cipriano Heredia S.

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A finales de noviembre de 2014 el país se convulsionó cuando el dólar paralelo sobrepasó la barrera de los Bs.100/$. Muchos sacaron la cuenta correcta de que haber llegado a ese nivel significaba que nuestro billete de mayor valor (Bs. 100), era igual al de menor denominación de USA ($1). De hecho, tomando en cuenta el salario mínimo aún vigente en ese momento, éste se ubicaba en el orden de los 30 dólares mensuales, lo cual significaba que los venezolanos que devengaban un salario de ese nivel subsistían con apenas $1 diario, que a su vez los ubicaba en el umbral de la pobreza extrema según los criterios de la ONU. Inmediatamente el Gobierno aumentó el salario mínimo a Bs. 4.889,11 a partir del 01 de diciembre para paliar la situación ante semejante deterioro económico, pero el dólar paralelo siguió su camino, y el año cerró amenazando con tocar los Bs. 200. Semanas más tarde, cuando finalmente los alcanzó, nuestro billete más valioso pasó entonces a ser la mitad del menos valioso de USA, y el salario mínimo se ubicaba en apenas $24,44, con lo cual quienes de eso viven pasaron a estar ya metidos de cabeza en la pobreza extrema. Nuevamente el Gobierno aumentó el salario mínimo a Bs. 5.622,47 a partir del 01 de febrero de 2015, intentando otra vez contener la desesperación de nuestra clase trabajadora. Pero ni eso, ni el nuevo esquema cambiario anunciado ese mes, lograron frenar la caída indetenible del valor de nuestra moneda, la cual se ha llegado a cotizar en más de Bs. 280/$ en días recientes, significando esto que el salario mínimo se encontraría ahora en unos $20 dólares mensuales, es decir, sólo a la par de la miseria de Cuba en el continente.

Lo anterior significa en pocas palabras que los venezolanos hemos sufrido en los últimos meses el proceso de empobrecimiento más rápido, masivo y brutal de toda nuestra historia, y que cada vez que el gobierno se jacta de decir que ha aumentado el salario decenas de veces en la última década y media, lo único que está haciendo es reconocer la pérdida sistemática del poder adquisitivo del bolívar. Si los precios no aumentaran como aumentan en esta economía enferma que padece la inflación más alta del mundo (aún con cifras oficiales maquilladas), no haría falta aumentar los sueldos compulsivamente cada tres o cuatro meses. Así de sencillo es.

Dicho esto, recordemos también que cuando Hugo Chávez tomó el poder el 02 de febrero de 1999, el tipo de cambio estaba exactamente en Bs. 573,88/$ (fuente: www.monedasdevenezuela.net) y que luego se le quitaron tres ceros a la moneda, por lo que Bs. 280 de hoy, son en realidad Bs. 280.000 de los de antes en términos nominales. Es decir, hay que dividir 280 entre 0,573 o 280.000 entre 573 para saber cuánto se ha devaluado en realidad nuestra moneda. Pues bien, agárrese duro amigo lector: el bolívar ha perdido su valor frente al dólar 488 veces desde el 02 de febrero de 1999 hasta el sol de hoy. Es decir, la devaluación de nuestra moneda es de 48.800%. Simplemente doloroso y hasta difícil de asimilar.

Estamos claros en que todas estas cuentas están hechas sobre la base del dólar paralelo, el cual ciertamente responde a coyunturas especulativas y otros factores que lo contaminan, por lo que son relativas, pero también es cierto que, independientemente de que el Gobierno no lo acepte como un referente, el dólar paralelo es el único que los venezolanos pueden adquirir de manera rápida y fácil. De hecho, el dólar a Bs. 6,30 es sólo para mantener un discurso y para que unos pocos hagan negocio, el de la tasa SICAD sólo se puede adquirir cuando se viaja o se usa el cupo electrónico, lo cual es cada vez más difícil, y el SIMADI, que se suponía vendría a resolver los problemas y a “pulverizar” el dólar paralelo, no funciona porque el Gobierno no inyecta divisas a la oferta y pretende que sean los particulares quienes cubran la demanda. Es decir, es válido sacar cuentas a dólar paralelo porque simplemente es el que se consigue. Y en dado caso, si a la tasa SIMADI vamos (Bs.177/$), la devaluación sería de más de 30.000%, lo cual no es ningún consuelo. Nuestra moneda cada vez vale menos y con nuestros salarios cada vez se compra menos, aunque éstos aumenten en montos brutos.

Dicho esto reiteramos una vez más que el Gobierno no asoma ninguna señal de rectificación, a pesar de la claridad en el fracaso e inviabilidad del modelo económico. No asume, ni lo hará, que para salir de este hueco y enrumbar al país hacia la prosperidad debe devolverle la autonomía al Banco Central y acabar con la práctica de emisión de dinero inorgánico, desmontar los controles, respetar el derecho de propiedad, impulsar la libre empresa y abrir el país a la inversión privada y la competitividad, sin que el Gobierno pierda por ello su capacidad de regular ciertas cosas y supervisar el proceso de desarrollo con buen criterio. De hecho, el gobierno luce aferrado a la supuesta “guerra económica” como excusa y justificación de su errada política económica que piensa mantener aunque la gente muera de hambre por la inflación y la escasez, las cuales se alimentan además mutuamente.

Desde esta tribuna reiteramos que no habrá cambio de modelo económico sin cambio de gobierno, por lo que insistimos en que es válido seguir trabajando en ello en el marco de la Constitución, a la par que atendemos el escenario de las elecciones parlamentarias, a las cuales debemos concurrir unidos y con ánimo de victoria. Pero no es perder el tiempo mantener la protesta de calle y presionar al Gobierno exigiendo la renuncia de un Presidente que simplemente ha arruinado al país. Ojalá para ello también hubiese Unidad.

 

 

 @CiprianoHeredia      

cipriano.heredia@gmail.com   

*Diputado al Consejo Legislativo de Miranda y directivo del CPFC

¿Por qué hay colas? La versión del gobierno Vs los expertos
Gobierno y expertos tienen distintas explicaciones para la escasez y las colas. El presidente Nicolás Maduro, sus ministros y seguidores acusan a la guerra económica, la neurosis y el contrabando de producir el desabastecimiento de productos de primera necesidad. Del otro lado, economistas, empresarios y psicólogos explican que las expropiaciones, los controles y la mala gestión de la economía son las principales causas

 

@albertoyajure | @ronnarisquez

 

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1. Guerra económica. El presidente Hugo Chávez fue el primero en usar la frase guerra económica comenzó para justificar la errática administración de las finanzas del país en 2010. El argumento fue retomado por su “hijo y “sucesor” político Nicolás Maduro en 2013, pero fue el año pasado con la agudización de la escasez cuando la expresión bélica acaparó el discurso oficialista. “Nosotros vamos a llegar hasta los huesos de esta guerra económica y llegaremos hasta ustedes, mafiosos, que se esconden detrás del nombre de empresarios pero no tienen otra denominación que ma-fio-sos”, dijo el Jefe de Estado el 3 de febrero en su primer programa, Contacto con Maduro.

El mandatario nacional informó sobre la conformación del Estado Mayor contra la guerra económica, que estará integrado por “todos los movimientos sociales, las Unidades Bolívar-Chávez (UBCh), los círculos de lucha popular, los ministros vinculados en el sector económico, así como los cinco componentes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) con el fin de fortalecer la unión cívico-militar para así garantizar la paz y derrotar definitivamente la guerra económica”.

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Modelo económico. “Las colas no son culpa de los bachaqueros, empresarios o de la población que se angustia por la escasez. Es el modelo de control”, considera el economista y director de la firma Datanálisis, Luis Vicente León, quien también ha advertido que la crisis económica no es causa ni de “guerra ni de marcianos”.

Los datos recogidos por Datanálisis y publicados el 18 de enero revelan que el 90% de la población venezolana (incluyendo al chavismo) considera que las empresas expropiadas por el Gobierno producen ahora menos.

León enfatizó que los desequilibrios en la economía tienen su origen en las regulaciones y el modelo gestionado por el Gobierno, que asfixia la iniciativa privada y ha provocado la caída en la producción y oferta de bienes y servicios.

“Es la mezcla de una crisis producida por el modelo interno de control de cambio y de precios —hostil al sector privado y, además, culpable de distorsiones, escasez e inflación antes de la caída del precio del petróleo— con una crisis externa del mercado petrolero. Esta última, sin duda, es un drama para los ingresos de un país totalmente dependiente del petróleo. Lo que hemos visto hasta ahora, en términos de desabastecimiento, inflación y caída de actividades e inversión, es apenas el pico del iceberg. Y no parece posible que el gobierno se mantenga evadiendo y postergando, como ha hecho hasta ahora, la toma de decisiones económicas racionales por miedo al costo político”.

 

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2. Neurosis/Psicosis. La Superintendencia de Precios Justos explicó en un tuit publicado el 19 de enero que las colas se deben a un padecimiento o diagnóstico que denominó ‘Ristratimia’, que además definió como una “situación de histeria en la que la gente no le importa qué se vende porque compra lo que sea”.  El término “Ristratimia” no existe, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia.

El término “ristratimia” también ha sido citado por supuestos expertos y psicólogos en un trabajo publicado por el diario Últimas Noticias, que en cierta forma avalaba la tesis del Gobierno nacional de que las colas son inducidas para causar caos y desorden y provocar la desestabilización del país.

El ex ministro de Salud y ex diputado del MVR, Erick Rodríguez Miérez, también dio una explicación psiquiátrica a las causas de las colas. Habló de neurosis y desestabilización emocional.

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Necesidades insatisfechas. El psicólogo y profesor universitario, Leoncio Barrios, expresó su asombro por el diagnóstico emitido por la Superintendencia de Precios Justos. “Lo primero que debo decir es que me sorprende que la Superintendencia tenga una direccion de psiquiatría y psicología médica que permita hacer diagnósticos sobre enfermedades mentales o comportamentales, cuando se asume que eso no está dentro de sus competencias”, dijo.

Barrios prefirió no discutir si el diagnóstico  del organismo gubernamental es acertado o no, pues desconoce los criterios que le permitieron llegar a ese diagnóstico. “Lo que a todas luces nos permite explicar las colas son las necesidades insatisfechas en la obtención de bienes de consumo. No solo suntuarios sino básicos”, aseguró el experto.

Para argumentar su afirmación, el psicólogo tomó como ejemplo productos básicos, que no están destinados a la estética ni otros placeres. “Si se considera que quien haga una cola para obtener la leche, los pañales o los medicamentos que necesita está respondiendo a un comportamiento de carácter patológico, entonces asumimos que estamos en una sociedad patologizada, enferma en su totalidad. Y esto incluye desde el Gobierno hasta los ciudadanos”, explicó.

 

 

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3. Contrabando. El presidente Nicolás Maduro aseguró el 12 de agosto de 2014 que el contrabando de extracción era la principal causa de la escasez en el país. Detalló que entre 30% y 40% de los productos que se producían en el país eran sacados de manera ilegal a Colombia, encontrándose luego en ciudades como Cali, Medellín y hasta Bogotá. El mandatario también declaró que, según su par colombiano Juan Manuel Santos, la situación del contrabando estaba afectando a industriales en el vecino país.

 

 

 

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Los controlesGilberto Gudiño, presidente de la Unión Empresarial del Comercio y los Servicios del estado Zulia (Ucez), no niega la existencia del contrabando. “El contrabando no se puede negar, pero eso es una consecuencia más, no la causa del desabastecimiento. No podemos atacar la consecuencia si no corregimos la causa que origina esa situación”. Para el empresario, asentado en uno de los estados fronterizos, una explicación para el contrabando son los controles: “Vivimos en un país con precios regulados y controlados, con productos cuyos costos no se revisan desde 2005 y 2011. Uno de ellos es la gasolina, lamentablemente no se logró corregir en su momento el verdadero precio que tiene su producción”. Explicó que ahora colocar gasolina en el país vecino representa 60 litros a Bs 9.000, eso representa en Venezuela 1.800 vehículos con tanque full a Bs. 5 el tanque. “Como pretendes que con un nivel de distorsión tan abultado no vaya a haber la necesidad de la población, que vive su propia crisis, de aprovechar este elemento para tratar de enriquecerse y ajustarse a una economía que va en detrimento”, dijo.

Bodegueros excluidos de la distribución SADA. El otro elemento para entender lo que está pasando, es que hoy por hoy se habla de “contrabando interno” para referirse a los revendedores. “En Zulia, por ser una entidad fronteriza, el Estado decidió distribuir los productos solo en las principales cadenas o establecimientos de las ciudades, por razones mediáticas, y en detrimento de los mercados populares y abastos”, indicó el empresario. En Maracaibo hay 3 millones de habitantes, y en estos supermercados se cubre 35% del consumo. El restante 35% de la gente tiende a ir a los abastos cercanos a sus casas o a los mercados populares. “El señor que tiene su abasto y que ha vivido de eso, ahora tiene que ir a buscar los productos a supermercados e hipermercados, que es donde le permiten acceder a los productos. Porque ellos no pueden acceder al permiso (guías) del SADA. Tienes un mercado de empresarios populares (bodegueros) que dejaste desasistido de los productos que iban a buscar en su negocio. Ahora en este negocio, además de la ganancia te cobran las 4 horas de cola. Ahí viene el exceso en los precios”, explicó Gudiño.

Convertidos en Estado depredador. “Nos estamos convirtiendo en un Estado depredador. Donde lo que  encuentras lo vas a comprar, lo necesites o no lo necesites hoy, porque no tienes certeza de que lo vas a conseguir después”, expresó el empresario, y alertó que lo que se está viendo hoy en las colas no representa ni la décima parte de lo que se verá en el país en los próximos meses, de continuar la generalización de la distribución.

 

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4. Bachaqueo. El presidente de la República, Nicolás Maduro, aseguró el 24 de enero de 2015 que tiene el conocimiento de que cuatro cadenas privadas ocultan productos y advirtió que “corren o se encaraman. Rectifican o el Estado actuará”. “Seré duro con cadenas de bachaqueo, sé de cuatro cadenas que esconden productos al pueblo de Venezuela. Tienen un sistema de creación de rumores para generar colas. Tengo pruebas de esas cuatro cadenas privadas, sé que me están escuchando porque les envié un mensaje, o rectifican o el Estado actuará, o corren o se encaraman. He enviado al vicepresidente Jorge Arreaza y a Carlos Osorio para que firmen el ultimátum”, amenazó Maduro durante una jornada social en Caracas sin especificar cuáles son las cadenas privadas que señala.

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Hay gente que vive de la compra diaria. Gilberto Gudiño explica que no todas las personas que están en las colas son bachaqueros. “La gente hace esas colas por necesidad. Todas las personas que están en las colas no están contrabandeando. Hay gente que sale a comprar comida diariamente o semanalmente, porque no tiene capacidad adquisitiva para comprar mensual”. Estas personas viven de su compra diaria. Eso siempre ha existido.

 

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5. Infiltrados. La diputada a la Asamblea Nacional, Tania Díaz, dijo el lunes 20 de enero de 2015 que la oposición envía gente pagada a hacer colas para desestabilizar. “Este fin de semana había gente, mandada por algunos partidos, principalmente por Voluntad Popular y de Antonio Ledezma, que se iban a las colas a llamar al saqueo, lo hicieron en varios sectores de la ciudad capital”.

La parlamentaria aseguró que la estrategia de la oposición es generar angustia en la población por la escasez de los productos. “Te generan la necesidad inducida de que no vas a tener determinados productos y los esconden”. Además dijo que las filas de personas que buscan alimentos habría “ciudadanos que traen de otros países tarifados para hacer colas”.

Ernesto Villegas, jefe de Gobierno del Distrito Capital, también denunció el 5 de enero de este año que dentro de las colas que se están presentando en los supermercados de todo el país, hay personas infiltradas que fueron convocadas por «hijitos de papá» para desestabilizar.

Villegas aseguró que así como derrotaron a las «guarimbas» en 2014 se debe hacer en el presente año. «Los mismos hijitos de papá que siempre han despreciado a nuestro pueblo, están infiltrando a gente para tratar que este pueblo se descarrile y tome actitudes violentas contra sí mismo» señaló durante una acto de entrega de viviendas en la parroquia El Valle en Caracas.

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Xenofobia y deportaciones. El Gobierno ha responsabilizado a los inmigrantes colombianos de cualquier mal que afecte al país. Lo hizo en el caso del asesinato del diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV, Robert Serra, cuando el presidente Nicolás Maduro acusó al paramilitarismo y específicamente a “una banda de sicarios” colombianos de infiltrarse en el país para cumplir con una supuesta encomienda de “la derecha” venezolana y el expresidente Álvaro Uribe. Pero la población colombiana en el país también ha sido acusada de infiltrada y de participar masiva y sistemáticamente en el contrabando, bachaqueo y de hacer colas para comprar productos de la cesta básica para revenderlos a precios más altos.

El Saime ordenó solo en 2014 la deportación de 190 extranjeros —la mayoría de ellos colombianos y provenientes de Caracas— acusados de hacer colas para adquirir productos que luego serían vendidos en sectores de Catia y Petare. Maduro firmó en octubre un decreto que prohibía la venta de alimentos y productos de la cesta básica en el comercio informal. También advirtió que los ciudadanos nacionalizados que incurrieran en esta falta serían despojados de nacionalidad o de los permisos de residencia.

 

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6. Alza del poder adquisitivo y exceso de consumo. El gobernador de Anzoátegui y dirigente del PSUV, Aristóbulo Istúriz, aseguró el miércoles 21 de enero que las colas eran ocasionadas por el alto poder adquisitivo de los venezolanos. “El que no tiene plata no va a hacer cola. Todo el que hace cola es porque tiene rial (sic)”. También consideró que el fenómeno de las colas son causadas por los mismos ciudadanos que “compran más de lo que necesitan y muchas veces se incrementa la venta del producto, intensificando la cola”. Maduro agregó a esta tesis que la gente está gorda, robusta.

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No se ha expandido la oferta de productos. El economista Ángel Alayón explicó que desde 1999 hasta el 2014 el crecimiento del consumo en Venezuela es de 50% aproximadamente. Eso también lleva implícito el crecimiento poblacional (aumenta la población y aumenta el consumo). “Eso es un crecimiento similar e incluso inferior al que han tenido otros países de América Latina, como Colombia y Brasil en el mismo período de tiempo. Pero en ninguno de esos países ves problemas de colas y escasez, porque las economías se van ajustando a la demanda”.

En opinión del experto “el problema en Venezuela es que no se ha expandido la oferta de productos”. Esta no se ha ajustado al crecimiento poblacional ni al aumento del consumo como consecuencia del incremento del poder adquisitivo. “La oferta no se ha expandido por una serie de políticas económicas, como el control de cambio y el control de precios. Además de las expropiaciones, que han originado un desplazamiento de la propiedad privada por la propiedad estatal afectando la producción”, dijo Alayón. Agregó que todos los países emergentes tienen tasas de crecimiento mucho mayores y no se da este fenómeno de desabastecimiento y colas.

 

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7. El golpe económico relatado en ‘La Casa de los espíritus’, de Isabel Allende. El Gobierno ha acusado a la oposición de una supuesta guerra económica, que según su relato, ha sido aplicada en otros países, como Chile. Tanto el presidente Nicolás Maduro, como portavoces del Gobierno, han encontrado similitudes entre el caso venezolano y la crisis económica que enfrentó Chile previa al golpe de Estado que derrocó al presidente socialista Salvador Allende. El Gobierno, los medios públicos y hasta el PSUV ha destacado los detalles de la crisis económica, caracterizados por la escasez, las colas y la inestabilidad económica relatados en el libro ‘La casa de los espíritus’,  de la escritora chilena Isabel Allende y publicado en 1982.

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Precios “justos” vacían los anaqueles. La Confederación Nacional de Industriales (Conindustria) fijó posición a la crisis económica en un comunicado en el que hace críticas a la política económica implementada por el Gobierno, que causa distorsiones, afectan la inversión y no estimulan la producción nacional. Conindustria considera que más allá de un marco de sabotaje y conspiración, son los instrumentos legales, como la Ley de Precios Justos, los que se han convertido en una especie de traba para el abastecimiento porque ha obligado a los industriales a vender productos por debajo del costo de producción y mantenido controles sin tomar en cuenta la inflación existente en el país.

 

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8. Colas inducidas, ausentismo, Ley del Trabajo. Nicolás Maduro denunció que estos eran parte de un plan que pretendía en última instancia generar un estallido social. Denunciaba el presidente que la gerencia ordenaba no colocar los productos en los anaqueles y causaba largas filas de clientes frente a las cajas registradoras al no destinar personal para operarlas.

El Gobierno ordenó en septiembre de 2013 la ocupación de las cajas registradoras de Abastos Bicentenarios. Los voluntarios —que antes se dedicaban sólo a labores de custodia y orden público en estos establecimientos— fueron designados a labores de atención al público para reducir las colas. Para esa fecha, recibieron entrenamiento por cinco días para manejar las cajas registradoras y agilizar el pago en los supermercados, según informó El Nacional.

Los usuarios señalaron en septiembre de 2013 que las colas persistían en el Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela, en Caracas. También se quejaron de lentitud en la atención. Este establecimiento tiene más de 65 cajas, pero en él trabajaban apenas la mitad de los cajeros debido a días libres, vacaciones, reposos y otras faltantes justificadas por la Ley Orgánica del Trabajo.

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Restricciones legales. El expresidente Hugo Chávez promulgó, vía decreto en marzo de 2012, la Ley Orgánica del Trabajo, que estableció regulaciones controversiales, entre las que se se incluyeron la reducción de la jornada laboral a un máximo de 40 horas. También  obliga al patrono a garantizar dos días de descanso continuo al personal y un máximo de 40 horas laborales a la semana. La ley tenía el propósito de que los privados contrataran más personal y así reducir los índices de desempleo. Pero su resultado ha sido adverso, provocando distorsiones en el mercado laboral.

 

Ni guerra ni marcianos... el modelo por Luis Vicente León

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Aunque pueda pecar de insistente, escribo estas líneas porque quiero que el mensaje llegue al mayor número de personas posible, pero, sobre todo, a aquellos encargados de dirigir el destino económico y político del país: la causa de la crisis actual es el modelo primitivo de controles e intervención estatal. Y esto no es una sorpresa. Es el resultado natural de aplicar medidas económicas contranatura, probadamente malas de acuerdo a la evidencia a lo largo de la historia y en todas partes del mundo.

Los encargados de hacer políticas económicas deberían voltear hacia algunos países aliados

Somos muchos los analistas que hemos advertido los desequilibrios generados por un sistema económico cuyo fundamento es la regulación. Aunque es lógico que el gobierno tenga un papel supervisor, el problema se presenta cuando éste intenta controlar hasta el más mínimo detalle -cual «Big Brother»- asfixiando al sector privado y mermando su capacidad productiva o, peor aún, cuando pretende sustituirlo en su función productiva, dejando en segundo plano la verdadera función del Estado. Es por ello que la escasez de bienes y servicios, acaparamiento, especulación, bachaqueo y colas se observan naturalmente en países con gobiernos controladores e intervencionistas como Venezuela o Argentina; o es que, ¿han visto ustedes estas distorsiones en países donde el modelo es abierto y racional?

Pero más preocupante que los problemas en si, es que la reacción del Gobierno para atenderlos ha sido contraria a la racional. Por ello comparto algunos resultados de las últimas encuestas Datanálisis al final del 2014, que dan pistas de lo que piensan los venezolanos y pueden servir de insumo para la elaboración de políticas económicas que encarrilen nuestro rumbo.

El 87% de la población encuestada indicó que prefiere la empresa privada a la pública; el 85% rechaza las expropiaciones como mecanismo para resolver la crisis; el 93% (incluyendo la mayoría de los chavistas) cree que las empresas que han sido expropiadas producen menos que antes; más del 90% considera indispensable un acuerdo entre el sector público y el privado para enfrentar la crisis; y el 73% no confía que la estrategia de supervisión de empresas por parte del Gobierno puede mejorar el abastecimiento.

Es evidente que los venezolanos esperan una estrategia de estímulo al sector privado, que permita no solo incrementar la presencia y variedad de productos en los anaqueles, sino que logre, por medio de la competencia, acabar con la especulación y otros flagelos que padecen a diario cuando les toca ir a un supermercado, a una farmacia o a cualquier otro establecimiento comercial, donde el problema es generalizado y, lejos de demostrar una guerra económica (estrategia de discurso populista), lo que reafirma es que los controles e intervencionismo generan, inevitablemente, todas estas distorsiones.

Sin embargo, la respuesta del Gobierno pasa por amenazar empresarios y usarlos de chivo expiatorio, cerrar negocios y multar, echando con esto gasolina a la candela. El tiempo avanza y aún no se evidencia intención alguna de cambiar, o al menos flexibilizar, el modelo económico fracasado. Continuamos a la espera de las medidas que se implementarán en el mercado cambiario y acciones que estimulen la inversión y la producción. Mientras esperamos, los encargados de hacer políticas económicas deberían voltear hacia algunos países aliados y responderse las siguientes preguntas: ¿por qué no hay colas en Bolivia, ni bachaqueo en Perú, ni especulación en Nicaragua o contrabando en Brasil?, ¿será porque tampoco hay hostilidad contra el sector privado, ni controles absurdos de cambio, ni gasolina regalada, ni congelamiento de precios, ni sustitución de importaciones privadas por públicas?

luisvicenteleon@gmail.com

@luisvicenteleon

Maduro: Claro que hay que cambiar el modelo de distribución ... Hay que cambiarlo todo y hay que cambiarlo ya

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Photo: @JacquelinePSUV

* Con Información de El Universal y The Associated Press

El presidente Nicolás Maduro, en medio de su alocución, luego de su gira de 13 días por China, Portugal y por los países miembros de la OPEP, ordenó al vicepresidente Ejecutivo, al vicepresidente de Economía y al vicepresidente de Seguridad Alimentaria visitar a todos los distribuidores y mayoristas del país para hacerles firmar «un ultimátum de respeto al pueblo de Venezuela» y a las leyes, al afirmar que son responsables en las fallas existentes de algunos productos de la cesta básica y alimentaria. Expresó que es necesaria la «transición económica hacia el socialismo productivo».

«Le he ordena a los vicepresidentes para que visite a los mayoristas y le hagamos firmar un ultimátum sino actuaré con todo el peso de la ley y la Constitución (…) Ustedes saben que la guerra económica no la están haciendo a nivel de la distribución», dijo.

 

Explicó que es necesario cambiar el modelo económico y acusó a las empresas de distribución de productos del sector privado como «parasitarias».

Se refirió a la sugerencia del economista Luis Vicente León sobre el cambio en el  modelo de distribución y comercialización asegurando que se debe hacer en la brevedad posible.

«Claro que hay que cambiar el modelo de distribución. Hay que cambiarlo todo y hay que cambiarlo ya (…) O nosotros cambiamos ese modelo o le van a hacer un daño a la República».

Sostuvo que es necesario «derrotar las mafias en las distribuidoras en el sector privado parasitario (…) el sector criminal y contrabandista son una amenaza para el país».

Indicó que hay que «profundizar el modelo de generación de riqueza, el modelo de distribución e inversión justa de la riqueza».

Dijo que hay que cambiar muchas cosas del modelo socialista, «hay que producir más, hay que garantizar la seguridad alimentaría, hay que producir más en Pequiven en Pdvsa, hay que mejorar la red de servicios de los abastos Bicentenarios, Pdval y Pdvalito».

 

Anuncio de «medidas económicas»

El presidente anunció que el próximo martes 20 de enero, en el mensaje anual ante la Asamblea Nacional, dará a conocer decisiones importantes para el desarrollo del país.

«Yo vengo preparando un conjunto de acciones, decisiones en primer lugar para proteger socialmente al pueblo, a los que trabajan, a los humildes, jóvenes y estudiantes(…) en segundo lugar acciones de carácter económico para promover y estimular el desarrollo y el crecimiento productivo del país (…) En tercer lugar decisiones para optimizar el ingreso de divisas y la inversión de esas divisas tanto del petróleo como nuevas fuentes de divisas».

 

Acuerdos de la gira presidencial

Maduro calificó el viaje como «estratégico» y afirmó que tenía dos objetivos principales que fueron alcanzados.

El primero de estos objetivos consistía en amarrar los acuerdos económicos, de transferencia tecnológica y de inversión en diversas áreas tales como vivienda, educación y tecnología.

El segundo objetivo  era garantizar el financiamiento líquido y físico para los planes de desarrollo económico del país. «Fuimos a conectarnos con entes de financiamiento en las bolsas, para garantizar que los recursos lleguen para el año 2015-2016 sin importar cuanto caigan los precios del petróleo», afirmó.

«Hay que reconocer que hay un cambio y tenemos que prepararnos, porque el resto de los países de la OPEP no hemos utilizado el petróleo como arma geopolítica», afirmó. A juicio del presidente, Estados Unidos se aprovecha de la explotación petrolera mediante el fracking para afectar la economía mundial.

 

Críticas de la oposición

Maduro se defendió de las críticas que hizo  la oposición sobre su viaje y destacó que este había sido planificado a finales de noviembre, pero desde el Gobierno decidieron aprovechar «el factor sorpresa» para anunciarlo.

«La derecha yo sabía que una vez que anunciara esta gira se iban a enloquecer», destacó.  «Lo primero que se planteó la oposición fue sabotear la gira. Yo hago mi gira (…) La derecha oligarquica ni iba a sabotear esta gira estratégica», agregó.

También reiteró las acusaciones de «guerra económica» y afirmó que el dueño de la empresa Herrera, acusado de acaparar productos de primera necesidad en varios estados del interior del país, había acudido a una reunión en Miraflores para lograr acuerdos económicos, por lo que lo calificó de «hipócrita».

 

Profundizar el modelo

El mandatario afirmó que la Revolución ha tenido muchos éxitos en el área social. Citó por ejemplo la inversión de 150 mil millones de dólares en construcción de escuelas y Universidades. Sin embargo, destacó que «todavía tenemos grandes tareas en los económico».

Contrario a declaraciones previas a la gira en las que el Presidente hablaba de un «nuevo modelo económico», en esta oportunidad destacó que «hay que profundizar en el modelo, profundizar el modelo de la generación.»

 

En contexto

Simpatizantes y partidarios dieron el sábado una multitudinaria bienvenida al presidente Nicolás Maduro al regresar de un recorrido por siete países en busca de recursos para hacer frente a la severa crisis económica en Venezuela.

Maduro viajó en busca de apoyo para financiar las cuentas de su gobierno, que se han visto profundamente mermadas por la caída sostenida de los precios internacionales del petróleo y en momentos que los venezolanos desesperan en las filas frente a mercados en busca de productos básicos cada vez más escasos.

La gira incluyó Rusia, China, Irán, Arabia Saudí, Catar y Argelia. Maduro realizó además el viernes una escala en Lisboa para una breve visita en la que revisó con las autoridades portuguesas el avance de los acuerdos bilaterales.

El viaje, que comenzó el 4 de enero, ocurrió en medio de una severa crisis económica y tenía como objetivo, según Maduro, la búsqueda de recursos y la definición de estrategias con algunos países productores de petróleo para hacer frente al descenso de los precios del crudo.

El petróleo es la principal fuente de ingresos de Venezuela y representa 96% de los ingresos del país por concepto de exportaciones.

Esta semana el precio del crudo venezolano se ubicó por debajo de los 40 dólares el barril, lo que equivale a una reducción de más de 50% en comparación con septiembre.

La caravana presidencial fue encabezada por Maduro, que condujo un autobús hasta su destino en el palacio presidencial.

Maduro catalogó la gira de «necesaria para afrontar las nuevas circunstancias del mundo y de la economía nacional. Una gira, puedo decirlo, muy provechosa, muy exitosa para los planes del renacimiento económico de Venezuela».

Maduro ha anunciado que había logrado acuerdos con China por más de 20.000 millones de dólares y que concretó alianzas con bancos de Catar para un financiamiento de «varios miles de millones de dólares», pero sin dar detalles sobre esos convenios.

La caída de los precios petroleros ocurre en momentos en que el país enfrenta una profunda recesión, una inflación galopante —que alcanzó en noviembre una tasa anualizada de 63,9%— y severos problemas de escasez de productos básicos.

La jerarquía eclesiástica y la oposición exhortaron esta semana al gobierno a cambiar el modelo socialista para superar la difícil situación económica.

Los economistas y empresarios culpan al estricto control gubernamental sobre las divisas de ahuyentar a la inversión y provocar una escasez generalizada. En Venezuela rige un férreo control de precios y cambiario desde 2003, que se ha endurecido en los últimos años.

El gobierno en días recientes desplegó militares para custodiar y evitar saqueos en mercados y tiendas minoristas, atestados de gente que hace filas a lo largo de todo el día en un intento, muchas veces infructuoso, de comprar productos escasos como azúcar, harina de maíz, leche, pollo y detergente, entre otros.

Las autoridades además han dispuesto el racionamiento en los supermercados que rige el gobierno, donde los precios están controlados.