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Miss Venezuela

3x3 | Sociedad venezolana no está lista para vivir sin el Miss Venezuela
Estefanía Mendoza explicó que sí hay avances en el Miss Venezuela. Sin embargo, la visión del valor de las mujeres venezolanas sigue siendo en gran medida problemática
Daniela Malavé reiteró que las reinas de belleza son agentes de cambio que aportan cosas positivas y que se convierten en referencias internacionales del país
Jesús Cordero indicó que el certamen representa una fuente no solo de belleza y entretenimiento sino de trabajo, para las misses, para la organización y todos los que la integran

El certamen del Miss Venezuela celebró su septuagésima edición el 16 de noviembre de 2022 en el poliedro de Caracas. La noche más linda del año no solo estuvo llena de momentos que apelaban a la memoria nostálgica, también hubo denuncias de fraude en la elección de la miss que portaría la corona después de Amanda Dudamel y muchos asientos vacíos. 

A pesar de ello, tres expertos coinciden en que el país no está listo para dejar atrás el certamen que forma parte importante de la cultura venezolana, pero sí debe incluir nuevas pautas que permitan que el concurso se mantenga vigente en el tiempo.

70 años después de su inicio, el Miss Venezuela continúa siendo una plataforma que brinda oportunidades profesionales no solo a las candidatas del concurso, también a todo el equipo que está tras bambalinas. 

Estefanía Mendoza, coordinadora general de Mulier -una organización dedicada a la promoción y defensa de los derechos de las mujeres y niñas venezolanas-, aseguró que el Miss Venezuela  es un elemento cultural muy importante en el país. Además, indicó que para su edición 70, el certamen tuvo intenciones de modernizarse con pequeños cambios, por ejemplo, el acompañamiento de organizaciones feministas que defienden los derechos humanos de la mujer durante el proceso de formación de las candidatas. 

Tras muchos años llevando al país la noche más linda, Jesús Cordero, productor de espectáculos, señaló que, para futuras ediciones el Miss Venezuela, debe apostar por tener representantes integrales, que cuenten con una preparación completa y que realicen una gran labor social. 

Para Daniela Malavé, licenciada en Comunicación Social y Miss Delta Amacuro 2022, una apuesta que debe realizarse a futuro es redireccionar su manera de mostrar a la mujer venezolana.

“Todas las candidatas tienen una historia que contar, un objetivo y un mensaje que va más allá de un sueño”, dijo.

Estos tres entrevistados nos explicaron sus impresiones sobre lo que debe hacer el Miss Venezuela para ser perdurable y adaptarse a los nuevos tiempos. 

En su opinión, ¿qué considera que el certamen de Miss Venezuela debería incluir en su programación para mantenerse vigente en el tiempo? 

Estefanía Mendoza: Primero, hay que reconocer que el concurso es un elemento cultural muy importante en Venezuela. Pero el mundo moderno ha ido comprendiendo cada vez más que los concursos de belleza refuerzan una narrativa de estereotipos de género, de la cosificación de las mujeres y, por lo tanto, han ido perdiendo espacios en sociedades que se sensibilizan más sobre los derechos humanos de la mujer y la igualdad de género. 

Ahora, es innegable el peso simbólico y cultural que tiene el concurso del Miss Venezuela para las venezolanas. Hay que reconocer que se hizo un cambio de directiva y ahora está dirigido por mujeres, que tuvieron la experiencia de ser misses y seguramente tendrán cosas buenas, pero también malas que contar sobre ser cosificadas, sobre esos sistemas que imponen limitaciones o mandatos sobre los cuerpos, sobre cómo debemos lucir. Hay que reconciliar esa idea moderna de esto como algo que no reitere estereotipos y nos acerque a una nueva mirada. 

No es la idea pensar que vamos a volver a los concursos de belleza concursos feministas, porque eso sería falso. Sí siento que hay que asumir algunas medidas que permitan que se envíen mensajes más positivos a las mujeres y a las jóvenes y que se trate de comprender el peso cultural y la responsabilidad que se tiene sobre la narrativa que le damos a las mujeres y niñas venezolanas sobre sus cuerpos, lo que es valioso, lo que es importante y sobre cómo la belleza se ha convertido en nuestro país en una especie de moneda que está por encima de muchas cosas solo en el caso de las mujeres. 

Entonces, lo que debe hacerse es dar esa mirada. Siento que el Miss Venezuela tiene intenciones de modernizarse. Sé que compañeras y organizaciones defensoras de los derechos humanos de la mujer y feministas acompañaron el proceso de formación de las candidatas de este año. Dieron clases y talleres sobre temas importantes para darle una dimensión más comprometida hacia la intelectualidad y la formación de estas mujeres que tendrán influencia en la opinión pública y en sus espacios de incidencia. 

Hay que reconocer que sí hay avances pero que, de raíz, por lo menos desde la perspectiva del movimiento feminista -que entendemos la influencia de estos mensajes y cómo ha repercutido en la visión sobre nuestros cuerpos y nuestra visión del valor de las mujeres venezolanas- el concurso sigue siendo, en gran medida, problemático.

Cuando ves los comentarios en las redes sociales sobre las misses o el certamen se desata mucha toxicidad. Esto no está solo dirigido a las misses, es un mensaje contra el cuerpo de las mujeres y el valor que ellas tienen. Creo y veo difícil que esa cultura pare y que esa cultura se transforme, pero no es algo que dejará de existir, porque el Miss Venezuela ha estado todos estos años. 

Quizás es importante seguir exigiendo esta modernización para que, en los próximos años, cosas como abandonar el tema de las medidas en la pasarela de traje baños continúen siendo indicios de que se están haciendo esfuerzos para hacer el certamen más vigente.

Hay que hacer más proposiciones y acompañamiento sobre cómo transformar estos espacios, porque se convierten en una plataforma de oportunidades profesionales para muchas mujeres. Muchas terminan desarrollando carreras en áreas relacionadas y esto les sirve de empuje profesional, pero también hay muchos temas problemáticos que es importante atender.

Daniela Malavé: El Miss Venezuela, bajo mi experiencia, sigue siendo un formato clásico a pesar de que ha realizado ligeros cambios en su estructura. 

A mi parecer, el concurso debe redireccionar su manera de mostrar a la mujer venezolana. 

Todas las candidatas tienen una historia que contar, un objetivo y un mensaje que va más allá de un sueño. De hecho, en muchos casos, como en el mío, no es un sueño que tuve desde niña, pero soy de las personas que piensa que los sueños se construyen en el tiempo y que más allá de una ilusión, debemos convertirlos en metas. 

Ahora bien, para mantener el concurso en vigencia, haría que tenga presencia en plataformas como TikTok, que es un espacio más dinámico y cercano que puede permitir conocer a las candidatas desde una plataforma inmediata y real. 

Cambiaría principalmente el estilo de peinados. En efecto el estilismo de la miss clásica es hermoso, pero a nivel internacional ya no es la tendencia. De hecho, los concursos internacionales son la prueba de que los estilismos son cada vez más suaves y modernos. Permiten ver a una mujer más real y menos transformada por el maquillaje y el cabello, realzando así la belleza natural y la juventud de cada mujer.

También me parece que sería interesante realizar algún conversatorio o acercamiento público con las personas. Crearía una actividad donde exista un contacto personal con los que deseen conocer a las candidatas fuera de una pantalla. 

Haría también retos interactivos de maquillaje, oratoria e incluso, pasarela, donde las candidatas deban actuar en un tiempo determinado y mostraría el día a día de una miss, es decir, las horas que pasamos en clase, las actividades que debemos realizar en el tiempo que tenemos fuera de la quinta o el canal y todos los sacrificios, por llamarlo de alguna forma, que debemos emprender para poder cumplir con nuestras labores como reinas de belleza. 

Jesús Cordero: El Miss Venezuela es importantísimo. La edición 70 buscó retomar la magia de la época dorada de Venezuela. Se hizo ese esfuerzo de retomar esa grandeza. No considero que faltó magia. Pero siento que ha evolucionado. Antes eran musicales encartonados, ahora queremos simplicidad y llegar al grano. En este caso, fue una presentación de candidatas muy apegadas a parámetros de concursos internacionales. 

El grupo Cisneros debería trabajar en mantener esta fórmula en un gran espectáculo como este. Más allá de hacer una gran inversión monetaria, hay que enfocarse en conseguir un gran equipo que sea creativo. Trataría de no volver al estudio el año que viene. 

El Miss Venezuela forma parte de la cultura venezolana, es una época del año que siempre esperamos, algo que paraliza al país. La población venezolana siempre está atenta a conocer a su nueva Miss Venezuela. 

Hay que restaurar la credibilidad para conseguir potenciales clientes. Para invertir en el concurso, deben creer en este producto, creer que es un certamen que representa una fuente no solo de belleza y entretenimiento sino de trabajo, no solo para las misses sino también para la organización y todos los que la integran. 

Este año había mucha expectativa en torno al escenario, porque ha sido uno de los principales. Llegar al poliedro era una plataforma enorme. Fue referencia por muchos años para concursos internacionales. El Miss Venezuela es como el himno nacional, debe estar presente, debe evolucionar, pero manteniendo esa energía bonita. 

¿Qué aspectos considera que el concurso podría mejorar para fomentar los derechos humanos de la mujer? ¿Por qué?

Estefanía Mendoza: Desde nuestra perspectiva como una organización feminista de los derechos de la mujer y las niñas, que trabaja sobre todo con la prevención de la trata de mujeres y niñas venezolanas, es imperativo que esta gran plataforma que es el Miss Venezuela hable, se deslinde y tome medidas necesarias para desvincularse del tema de la explotación sexual. En esos espacios donde hay mujeres jóvenes con sueños, necesidades y expectativas pueden estar siendo sometidas a dinámicas relacionadas con explotación sexual de algún tipo.

Para nosotras, ese tema es muy importante. Creemos que así como las empresas que son denunciadas por tener explotación laboral en sus espacios se comprometen con medidas para asegurar que no hay formas de esclavitud moderna, explotación y trata en sus cadenas de distribución y producción, al Miss Venezuela le toca hacer lo mismo. 

El tema que pudiera ser bandera para los próximos certámenes es decir que han erradicado cualquier forma de propiciar, facilitar y acompañar la explotación sexual de estas mujeres jóvenes. Incluso, incentivar en las dinámicas internas del concurso, que las mujeres que tienen menos posibilidades no se vean orilladas a dinámicas de explotación sexual para poder persistir o permanecer en el concurso, tener mejores posibilidades económicas para temas de cirugías, vestidos, viajes, etc. 

Esto es un elemento clave. Comprometerse con medidas efectivas de sensibilización, de responsabilidad de señalamiento de denuncias a que este espacio del Miss Venezuela sea libre de explotación sexual de cualquier tipo. 

Daniela Malavé: El concurso muestra el poder que tiene la mujer ante la sociedad más allá de su belleza física. Para fomentar los derechos de la mujer, internamente pienso que incluir en el programa clases sobre inteligencia emocional e identidad personal sería una oportunidad poderosa para empoderar a sus candidatas aún más y que puedan ser así portavoces de los derechos de la mujer. 

A nivel externo siento que ya existen espacios de desarrollo sobre el tema, e incluso labores sociales que son bastante buenas e interesantes. 

Jesús Cordero: Desde el inicio, los derechos humanos están presentes, ya que cada candidata escoge participar, ninguna es obligada. Es una plataforma para presentar belleza y talentos al mundo. 

Se ha visto manchado por temas de prostitución, ha sido lo más fuerte, patrocinantes aplican esto para tener acceso a las misses.

Cada candidata piensa que esta plataforma les permite conocer sus talentos, los evidencian más, es un proceso de crecimiento en cuanto a oratoria. Siempre están bajo la libertad decisión de cada una. Hay libertad moral. Es cierto que hay que tener más claro cuál es la misión real del comité, hacia dónde apuesta los resultados que obtiene la organización a través de la candidata para mostrar a escala internacional. 

La parte social es de las que más refleja los derechos humanos. A la parte social le hace falta fuerza en nivel de proyección, se debería dar a conocer más la labor social que realizan las misses. Mostrar todo lo que pasa después de esa noche tan linda, y enseñar qué aportan esas candidatas al país y al mundo. 

Todo eso afecta temas de resultados. No podemos dejar aún lado la belleza, pero sí se puede dirigir la fuerza hacia esos parámetros de tema social. 

¿Consideras que es relevante seguir haciendo certámenes de belleza en estos tiempos? ¿Por qué?

Estefanía Mendoza: Como organización feminista para nosotras hay muchísimas otras posibilidades de plataformas profesionales o de amplificación de los talentos y los liderazgos que quizás pueden ser más relevantes en estos tiempos y que pueden ser un ejemplo más integral y positivo para los jóvenes.

Pero creemos que sería negar la influencia que tiene el Miss Venezuela en nuestra cultura, el creer que Venezuela ya superó esa etapa. 

La reacción de este evento, algunas medidas tomadas, e incluso, relacionarlo con un concierto para darle una forma más sustentable. Todo eso son medidas que demuestran que sí hay un intento por lograr alguna transformación en alguna medida y que tuvo reacciones muy fuertes de la opinión pública pero también tuvo mucho interés por parte de la misma. Así que no sé si Venezuela ya está en una etapa que considera a los concursos de belleza irrelevantes. 

Lo que sí creo es que podemos alimentar estos espacios y referentes culturales con un mayor contenido de derechos humanos, de promoción de aspectos integrales de la personalidad y talentos de las mujeres y dejar de seguir promoviendo una narrativa sobre la belleza física como moneda que premiamos por un lado en el Miss Venezuela y señalamos despectivamente después en la semana siguiente. Es un círculo vicioso donde lo promovemos y lo castigamos al mismo tiempo. 

Creo que desde las organizaciones que trabajamos en el movimiento feminista y con los derechos humanos de las mujeres, hay muchas otras formas y necesidades en cuanto a visibilizar la situación de las mujeres y quizás el Miss Venezuela puede ser el mismo efecto de burbuja que se ha generado en otros temas en Venezuela: Creer que las mujeres venezolanas están bien y solo son hermosas y desfilan cuando realmente tenemos una situación generalizada de nuestros derechos, en especial, en temas culturales, que impide nuestro avance en lo político, lo social y lo reproductivo, y en la posibilidad de poder vivir libres de estereotipos de géneros. 

Las dinámicas relacionadas a situaciones de explotación sexual, de redes que ya constituyen actividades relacionadas a la trata de personas, son profundamente preocupantes y no podemos seguir respaldando espacios que no sean categóricos con ser espacios que sean libres de violencia para las mujeres y, en especial, cuando son espacios tan relevantes simbólicamente para nuestro país. No sé si nuestra sociedad está lista para vivir sin el Miss Venezuela, pero espero que nuestra sociedad esté lista para seguir trabajando y promoviendo la garantía plena de los derechos de las mujeres, en especial, nuestro derecho a vivir libre de violencia y no aceptemos violencias de los referentes culturales o de personalidades relacionadas a estos espacios que se convierten vacas sagradas en nuestra sociedad.

Daniela Malavé: Sí, los certámenes de belleza, en efecto, tratan en 50% de un aspecto físico llamativo y hermoso, pero también tratan en otro 50% de encontrar a una mujer que sea inspiración y que tome acciones en temas sociales de importancia y de actualidad. Las reinas de belleza también son agentes de cambio, son personalidades que aportan cosas positivas y que se convierten en referencias internacionales de nuestro país siendo además portavoces de las cosas buenas que surgen en Venezuela, de las oportunidades de mejora y siempre significan una ilusión y una luz para nuestra nación. 

La belleza sin un propósito es vacía. La mujer venezolana además de bella es aguerrida y tiene muchas cosas que expresar. Una reina de belleza debe ser un medio para expresar temas de actualidad que la sociedad desea escuchar.

Jesús Cordero: Sí tiene sentido seguir haciéndolo porque forma parte de la cultura. Hay desinterés de gran parte del país, antes se paralizaba el país cuando venía el Miss Venezuela, ahora la gente no sabe ni cuándo es. Es un porcentaje mínimo. El mayor porcentaje sí está pendiente. 

Es importante, además, porque le permite a las candidatas proyectarse en distintas áreas y esas jóvenes que saben o se sienten bellas y que sienten que utilizando ese trampolín pueden lograr ser grandes mujeres con sello venezolano. 

Amanda Dudamel, es un ejemplo de ello. Es bella desde todo ámbito, cuenta con preparación íntegra, hace una gran labor. Hay que apostar a eso, a tener representantes integrales en todos los aspectos, es necesario hacerlo. 

El Miss Venezuela es un regalo que nos damos todos los años los venezolanos, este entrenamiento es importante para el país. Siempre ha estado presente, incluso en los momentos de crisis. 

Oscar Faría, el empresario vinculado al chavismo que compró un avión de Jeffrey Epstein

Oscar A. Faría, esposo de la Miss Venezuela 1997 Veruska Ramírez y señalado de tener vínculos con el chavismo, fue el empresario venezolano que en 2013 adquirió el avión bimotor Gulfstream G II que le pertenecía a Jeffrey Epstein, el multimillonario estadounidense acusado de tráfico y abuso sexual de menores, encontrado muerto en su celda del Centro Penitenciario Metropolitano en Manhattan el 10 de agosto de 2019.

Como casi todo que tiene que ver con Epstein, la venta de su avión a un misterioso y políticamente conectado venezolano está rodeado por la controversia, según un trabajo publicado por El Nuevo Herald.

Epstein utilizó una empresa fantasma, Hyperion Air Inc., para vender su avión bimotor Gulfstream G II a otra empresa fantasma, Starbridge Landing Inc., a finales del 2013.

El uso de compañías fantasma por parte de los ultra ricos para este tipo de transacciones generalmente no causa sorpresa. Delaware, Florida y otros estados casi permiten el anonimato en los registros corporativos.

Pero Faría, quien adquirió el avión de Epstein, tiene vínculos con personas poderosas en Venezuela, cuyo gobierno es blanco de sanciones internacionales. El empresario forma parte de la creciente población venezolana en Miami, concentrada en Doral y en otras zonas aledañas, reseña El Nuevo Herald.

Pese a haber registrado al menos 16 empresas en Florida, Faría, por su propia admisión, lleva a cabo la mayor parte de sus negocios en países en desarrollo como Paraguay, Mozambique y Guinea-Bissau.

Faría dijo que compró el avión a través de un corredor de la firma Equus Global Aviation llamado Gary Anzalone y que no sabía que el avión pertenecía a Epstein, a quien dijo que nunca había conocido.

“Nunca lo conocí”, dijo sobre Epstein en una entrevista telefónica. “Ni siquiera sé quién es él. Sé que es alguien de Bill Clinton, o de alguien de Bill Clinton. Me lo dijo Gary Anzalone, quien me consiguió el avión“.

Anzalone se negó a brindar comentarios, citando la privacidad del cliente.

Faría no pudo recordar el precio, diciendo recordar solo que pagó en exceso y que en unos años fue vendido por sus partes en lugar de asumir el costo de reparar una turbina. El empresario publica fotos del avión en su página pública de Instagram.

Faría, cuyo centro de operaciones está en Miami, dijo que es dueño de un negocio de aceite de palma en África, y que juega un papel aún más importante en el desarrollo del equipo nacional de fútbol en Guinea-Bissau, pese a que Estados Unidos cerró su embajada en ese país en 1998. Está casado con la reina de belleza Veruzhka Ramírez, quien ganó la corona de Miss Venezuela en 1997 y cuya popular página de Instagram tiene casi medio millón de seguidores.

Los registros de la FAA comprados por McClatchy y el Miami Herald muestran que Faría solicitó a la agencia un Certificado de Aeronavegabilidad de Exportación el 7 de agosto de 2014, para enviar el avión a Venezuela. Obtuvo el certificado 19 días después.

Epstein había sido el único propietario desde que compró el elegante avión negro en 1994, remodelando el interior a principios del 2007, para cuando enfrentaba un juicio que condujo a un castigo inusualmente leve en medio de acusaciones de que había abusado sexualmente de docenas de niñas menores de edad.

El Gulfstream (Epstein también era propietario de un Boeing 727, conocido como Lolita Express) tenía más de 11,000 horas de vuelo cuando se vendió a Faría y se exportó en 2014, según documentos de la FAA.

En ese momento, Faría residía en Miami, en un vecindario cerrado en una sección lujosa de Doral. El empresario ha sido blanco de protestas esporádicas en su casa realizadas por inmigrantes venezolanos enojados por sus vínculos personales con integrantes de un régimen sancionado por corrupción y violaciones a los derechos humanos.

Pero el documento de la FAA parece tener información incorrecta. Presenta una dirección para Faría y Starbridge Landing Inc. en 98 Lockerman St. (la calle es en realidad Loockerman) en Dover, la capital de Delaware.

Funcionarios del Condado Kent y de la ciudad confirman que no hay propiedades independientes o registros de impuestos relacionados con esa dirección. Los documentos oficiales tampoco dan muestra de que el lugar recibe servicios corporativos o que agentes registrados en Delaware estén operando desde allí.

Faría dijo que usó la dirección de Delaware en los documentos porque había registrado una compañía allí con el mismo nombre, Starbridge Landing. Pero la División de Registros Corporativos del estado no tiene ningún registro de dicha compañía en su base de datos.

Los documentos de Florida ofrecen una dirección postal en Doral para Starbridge. Esa dirección es el número de buzón 633 en una tienda UPS en Doral.

Esa dirección de buzón fue utilizada, dijo Faría, porque no quería recibir documentos en el lejano Delaware. No dio razones por las cuales no utilizó la dirección de su casa.

En la página de internet de una de sus compañías, African Palm Corporation, aparece la dirección 9 Loockerman St. en Dover, Delaware. Esa dirección y número de suite en realidad pertenecen a la firma de abogados Spiegel & Utrera, que confirmó que recolecta correo para Faría.

Táchira es una de las razones del remolino de controversias en torno a Faría. Lo poco que se sabe de él es que ganó proyectos de pavimentación de carreteras poco después que José Gregorio Vielma Mora se convirtiera en gobernador del estado, señala El Nuevo Herald. Vielma Mora fue gobernador de 2012 a 2017. En 2015 se convirtió en padrino de la hija de Faría.

Exclusivo: Extractos del libro Osmel: un hombre desconocido, por Diego Arroyo Gil

Yo nací en Cuba, en el pueblo de Rodas, provincia de Cienfuegos, no voy a decir en qué año, el que quiera saber que vaya y lo averigüe. Toda la vida me he sentido joven y a estas alturas no pienso estropearlo. Soy, eso sí, del 26 de septiembre, signo Libra, que no sé qué significa. Mi nombre es Osmel Sousa, pero también soy conocido entre la gente como el Zar de la Belleza y el Hacedor de Reinas. Desde que me inicié en el mundo de las misses, a mediados de los años sesenta, hasta el día en que abandoné la presidencia del Miss Venezuela, llevé a siete mujeres hasta la corona del Miss Universo, a cinco a la corona del Miss Mundo y a siete a la corona del Miss International. Un récord para el Libro Guinness. Las recuerdo muy bien a todas. Viví grandes momentos junto a cada una de ellas, y sin embargo hoy muy pocas de ellas me llaman en mi cumpleaños, en Navidad y el día de Año Nuevo. Cuando se encuentran conmigo, me saludan con cariño. Yo sé que me quieren, y yo a ellas, pero no somos amigos íntimos y, la verdad, eso no me quita el sueño. Me basta con haberlas visto conquistar el triunfo. Me basta con haber presenciado, desde la primera fila, cómo la perfección que habíamos alcanzado juntos, ellas y yo, era premiada con la corona, pues de esa manera la corona también se hacía mía. El poder de la belleza tiene pocos sustitutos y yo he consagrado mi vida a conseguirlo.

 

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El rostro de mujer más bello que yo he visto nunca es el de María Félix, María Bonita. Así sería de poderoso que yo ya lo dibujaba, de niño, antes de que se me pusiera por primera vez delante de los ojos. Yo no había tenido todavía el placer de saber que María Félix existía en la vida real y sin embargo su rostro era una realidad de mi imaginación. Fue cuando estaba en el colegio y no servía para nada. Ni para Castellano ni para Historia y mucho menos para Matemáticas. Yo no servía para nada sino para dibujar, y dibujaba el rostro de María Félix. Cuando la conocí en persona, en los años setenta, durante un viaje que hizo a Caracas, el encuentro me sirvió para confirmar que esa era la mujer que me había obsesionado cuando yo era un pésimo estudiante y me pasaba todas las horas de clase haciendo bocetos de sus rasgos maravillosos. La fascinación que ella me ha causado me ha hecho decir incluso que, si la reencarnación existe, a mí me encantaría reencarnar en María Félix.

Lo de que yo era un incapaz para los estudios no es una exageración. Yo era brutísimo, o por lo menos así pensábamos todos. Luego supe, muchos años más tarde, adulto e independizado, que padezco déficit de atención en el mayor grado posible, tanto que cuando se revelaron los resultados del examen que determinó esa condición, la doctora que me atendía me dijo, asombrada: «Yo no sé cómo usted se acuerda de su propio nombre…». Un diagnóstico así de especializado era imposible en Rodas en mi época. Allá sencillamente yo era medio burro, cuando menos un torpe, un muchacho al que nadie sabía qué le pasaba por la cabeza. Mis padres me pusieron profesores particulares para ver si mejoraba, pero fue inútil. Llegué a sexto grado por puro milagro, y para pasar al bachillerato hubo que convencer al director del colegio de que me hiciera el favor.

 

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Las mujeres son mucho más interesantes que los hombres, de eso no cabe duda. Como ser, la mujer es divina, y como cuerpo, mucho más armoniosa. Mencioné a María Félix, que es como la cumbre, pero yo me pongo a pensar, por ejemplo, en Lupita Ferrer, la gran actriz venezolana y también diva de América Latina, y me parece evidente que es un personaje de un magnetismo que yo, por ejemplo, no tengo. Así sería que Lupita tenía una abuela, terrible, que cuando salía a la calle con ella se llevaba un bate de béisbol por si algún hombre se acercaba y trataba de propasarse con su nieta. Cuando yo la conocí, a Lupita, en Maracaibo, me di cuenta de que tenía esa cosa de que despertaba pasiones y, desde luego, de que las vivía ella misma con gran intensidad.

Lupita fue una de mis primeras amigas en Venezuela. La conocí gracias a Waldo, de cuyo grupo de teatro ella formaba parte. Aquella obra del Club Creole fue protagonizada por Lupita. Me acuerdo de que estaba basada en Gigi, una novela de Colette, la escritora francesa. Años antes se había hecho, en Hollywood, con mucho éxito, una película con la misma historia, y estos amigos míos la llevaron al teatro. La destreza que Waldo demostraba en todo lo que hacía era increíble. Era capaz de una cosa como esa, tan difícil: montar una obra, y a la vez ser decorador y dibujante profesional. Lo mejor que a mí me pudo pasar cuando vivía en Corito fue caer en su entorno, porque eso me permitía estar cerca de personas interesantes, gente del teatro y de la cultura en general. Los amigos de Waldo eran escritores, pintores, músicos, y así.

 

 

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A finales de los años sesenta yo incluso fui modelo. Como era delgadito, toda la ropa me quedaba bien y me veía impecable. La gente me echaba muchos menos años de los que en verdad tenía. Álvaro Clement era el nombre de uno de los sastres principales de Caracas. Tenía una boutique en la urbanización Chacaíto, y allí mismo presentaba sus colecciones una o dos veces al año. Chacaíto estaba en boga porque recién habían inaugurado en esa zona el primer centro comercial de la ciudad, un lugar adonde ibas y te sentías en la civilización. Ahí conseguías lo que querías. Había ropa y zapatos de todas las grandes marcas del mundo. Yo me dediqué al modelaje en pleno auge de Chacaíto. Una época inolvidable. Recuerdo que un día Clement, a quien conocí en mis andanzas de dibujante publicitario que no se perdía una sola fiesta, me hizo salir a la pasarela acompañado de una niña muy bella y divertida, Margarita Zingg, que luego se hizo diseñadora y trabajó conmigo en el Miss Venezuela. Desde que yo la conocí ya Margarita llamaba la atención por su elegancia y su buen gusto. Atraía a los fotógrafos sociales como una estrella. Estaba siempre perfecta y era simpatiquísima. ¡Todavía!

 

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Hoy hay gente que me critica porque yo tengo amistades en el Gobierno venezolano. Pues esas amistades no son nada nuevo y además no perjudican a nadie. Trabajar para el concurso de belleza más importante del país me puso en contacto, desde el principio, con todo tipo de personas, muchas de ellas con poder, desde actrices y animadores de televisión, hasta ministros, magistrados y presidentes de la República.

Mi primera incursión en las esferas de la política ocurrió gracias a «Polvo de estrellas», aquella columna mía de la revista Páginas. Muñeca de Morales Bello, la esposa de un dirigente muy influyente del partido Acción Democrática, era una mujer que se vestía bastante bien, siempre estaba arregladita, y se me ocurrió dibujarla y hablar bien de ella en mi columna. En la página opuesta, sin ofensas, pero con cierto atrevimiento, dibujé a Blanca de Pérez, la esposa de Carlos Andrés, y comenté que estaba gordita y que debía cuidar un poco más su aspecto. Es decir, Muñeca era la bella y Blanca era la fea.

Al cabo de unos días estoy en mi oficina, en Últimas Noticias, y me avisan que hay una señora de Acción Democrática que quiere que la reciba. «Ya está. Les cayó mal la columna a las adecas», me dije yo. Cuando veo, aparece en la puerta la propia Muñeca de Morales Bello, simpatiquísima. «¡Esas páginas te quedaron perfectas!», comentó. «Tanto que vengo a pedirte que asesores a Blanca para la campaña electoral». Muñeca se refería a la campaña de Carlos Andrés, el candidato de Acción Democrática para la presidencia. Agregó: «Blanca va a ser la Primera Dama y debe verse perfecta». La propuesta era tan inesperada que la acepté, a lo que Muñeca se detuvo para hacer hincapié en que nadie podía enterarse de aquello. Blanca me exigía discreción total.

Osmel Sousa: “Yo no llevo ninguna red de prostitución. Si yo fuera celestino, sería millonarísimo”

Foto: Ricardo Torres

@diegoarroyogil

MIAMI, FLORIDA – ESTÁ EN MIAMI, adonde vino a pagar los impuestos del año fiscal vencido. Mucha gente cree que vive aquí, pero no, vive en Caracas. Pasa temporadas en esta ciudad del sur de la Florida porque es empleado de la cadena Univisión, donde figura como protagonista del programa Nuestra Belleza Latina, en el que interpreta a un juez implacable en la evaluación de chicas que desean convertirse en misses y modelos. Es Osmel Sousa, y desde que existe como personaje en los medios de comunicación, es decir, desde los años setenta, es un hombre controversial. Excéntrico, si al principio se mantenía la mayor parte del tiempo detrás de cámaras, a medida que creció su fama como presidente del Miss Venezuela su presencia fue ocupando el escenario. Y un día Osmel Sousa ya estaba ahí, como un animal exótico a la vista de todo el mundo.

La familia Cisneros, propietaria del canal Venevisión, lo encargó de la dirección del certamen en 1981, luego del triunfo de Irene Sáez (a quien él preparó) en el Miss Universo. Debido a sus múltiples éxitos a lo largo de tantos años, todo el mundo pensaba que Osmel Sousa ocuparía el cargo hasta el día de su muerte, rey y señor como era de un dominio donde siempre tuvo la última palabra. No ha sido así. En un gesto inesperado, el 6 de febrero de 2018 anunció que renunciaba a la presidencia del Miss Venezuela. No dio explicaciones, y se desataron los rumores, porque a su renuncia siguió un trueno: de inmediato comenzaron a ventilarse trapos sucios que ponen en tela de juicio el funcionamiento de uno de los concursos de belleza más famosos del continente. La acusación principal señala que el Miss Venezuela está penetrado por el negocio de la prostitución. Sousa, que asegura que renunció a su cargo por razones que nada tienen que ver con este señalamiento, niega la información y se defiende.

Más temprano en la mañana en que transcurre esta entrevista, Osmel Sousa ha asistido a Despierta América, el magacín matutino de Univisión, donde ha dicho que no tiene nada que ocultar. No había aparecido en televisión desde que todo explotó. La cita es en un café. Justo antes de comenzar, se acerca una señora. Lo saluda. Le pide que se hagan una foto. Él acepta. Se hacen la foto. Ella se va. “¿Te fijas? –comenta–. Esto me pasa a mí a diario. A lo mejor esa señora es dueña de un burdel, esta tarde aparezco yo con ella en las redes sociales y la gente empieza a decir que soy un cabrón”.

–Pero usted está muy tranquilo.

–Sí, estoy tranquilo. Tranquilísimo.

–Hay gente que piensa que no debería estarlo tanto.

–Estoy completamente tranquilo porque cuando uno está con la conciencia limpia no tiene por qué estar inquieto ni preocupado. Todos los que me conocen saben quién soy yo y qué es lo que hago.

–¿Qué es lo que usted hace?

–Hacer el concurso Miss Venezuela, que las mujeres tengan éxito y trabajar por la belleza.

–Pero usted ya no es el presidente del Miss Venezuela.

–Me retiré porque llevaba casi 40 años dirigiéndolo y últimamente empecé a sentir que ya no era necesario que yo estuviera ahí. Todo ha cambiado allí dentro, donde han puesto a ejecutivos que manejan el concurso a su manera.

–“A su manera”, ¿que no es la suya?

–Que no es la mía, exactamente. Ahora hay personas que se involucran en todos los detalles, hasta en el color de los vestidos. Y eso es algo que nunca había ocurrido.

–Usted sintió que le quitaron poder.

–Sentí que me estaban quitando poder. Yo creo que los altos directivos no saben cómo se hace el concurso Miss Venezuela. Es un concurso de belleza y para que tenga éxito hace falta dinero.

–¿No estaban dando el dinero suficiente para hacer el concurso?

–No como antes. Ahora la restricción es demasiado fuerte. Después de 30 y pico de años haciendo esto, con tanto éxito, ¿es posible que yo haya tenido que pedirle dinero a unos amigos míos para poder ir al último Miss Universo, que fue en Las Vegas? Uno me pagó el pasaje, otro me pagó el hotel, y así.

–¿Por qué Venevisión no le pagó el viaje para ir al Miss Universo?

–Hace tres años eliminaron mis viajes a los concursos. Para recortar el presupuesto.

–¿Y por qué usted acude a sus amigos? ¿No tiene dinero para pagarse esos viajes usted mismo?

–No.

–Eso es difícil de creer.

–Pues que lo crean. ¿Tú sabes cuánto ganaba yo por ser el presidente del Miss Venezuela? 600 mil bolívares.

–¿600 mil o 600 millones de bolívares?

–No, no. 600 mil bolívares, es decir, 3 dólares mensuales. Eso a duras penas me alcanza para pagar el condominio.

–¿Cómo usted permitía eso? ¿Por qué no exigió que le pagaran un sueldo justo?

–Siempre me decían que lo que me pagaban era lo que se ajustaba al presupuesto, y como a mí me gustaba tanto lo que hacía, lo aceptaba.

–¿Eso siempre fue así? ¿A usted siempre le pagaron mal?

–Siempre, y esa es una de las cosas que Joaquín Riviera, mi gran amigo, me reclamaba. Me decía que yo tenía que hablar con los jefes para que me pagaran más y no una miseria.

–Si usted ganaba tan mal, ¿con qué dinero ha mantenido esa vida que a los ojos del público da la impresión de ser muy cara?

–Por varias vías. Lo primero, porque durante años he tenido un trabajo en Miami, he sido juez en el programa Nuestra Belleza Latina, que es muy popular, tiene mucho éxito y me pagan bien. Segundo, porque era imagen de las tiendas Traki, que por cierto hay gente que critica mucho mi relación con los dueños, no sé por qué, son amigos míos. Soy padrino de bautismo de dos hijos del dueño. Tercero, porque hago muchos tigritos, por ejemplo, tengo un stand en el Dutty Free del aeropuerto de Maiquetía, etcétera.

–Hay quien afirma que usted tiene dinero porque lleva una red de prostitución.

–Yo no llevo ninguna red de prostitución. Si yo fuera celestino, sería millonarísimo, porque te aseguro que lo haría muy bien.

–¿Por qué lo haría muy bien?

–Estoy siendo irónico. Esa es una acusación delicadísima y peligrosa. Todas las muchachas que han pasado por el Miss Venezuela saben muy bien que yo soy un hombre distante y de carácter severo, que trato de no demostrar preferencias por ninguna, que no soy amigo de ninguna, de modo que nunca he sido cómplice de marramucias.

–¿Alguna vez usted ha recibido favores o dinero por presentarle una muchacha a algún hombre?

–Nunca he presentado a nadie en ese plan. Y los que creen que yo le presenté a Maikel Moreno, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, a su actual esposa, Débora Menicucci, no conocen la historia. Débora Menicucci ya era novia de Maikel Moreno cuando participó en el Miss Venezuela, adonde llegó porque me la llevó Luisa Lucchi. Yo conocí a Débora en Italia, cuando ella tenía 13 años. Su papá era diseñador de zapatos y me estaba ayudando a hacer una colección para Lucchi. Cuando Débora creció, Luisa me la llevó. Débora es una muchacha muy seria y muy correcta, e hice una bonita amistad con ella después de que participó en el concurso. No veo cuál es el problema con eso. Desde que yo comencé a trabajar en el Miss Venezuela, hace muchísimos años, ha habido muchachas que llegan y resultan ser amigas o parientes de empresarios, políticos, periodistas, etcétera. Y mi regla siempre fue la misma: si la muchacha funciona, se acepta. Si no, no.

–Y así como usted es amigo de Menicucci, es amigo Moreno…

–Sí, desde hace muchos años, cuando él era profesor de la universidad. Teníamos un amigo en común y comencé a verlo en reuniones, almuerzos, esas cosas. Si yo tengo que echar el cuento de toda la gente a la que conozco, habrá que escribir 10 tomos, porque yo conozco a un gentío en todas partes. Siempre he tenido amigos y conocidos en el gobierno y en la oposición. No es distinto ahora. Lo que ellos hagan en política no es asunto mío, y no diré más.

–¿Usted cree que le están cobrando sus amistades con chavistas?

–No sé. Yo siempre he tenido amistades con gente que está en el poder, pero antes más que ahora. Antes todos los presidentes de la República recibían a la Miss Venezuela de cada año en Miraflores porque yo llamaba para pedirlo: Carlos Andrés, Caldera, Luis Herrera, Lusinchi. En cambio, Chávez no lo hizo, y Maduro tampoco lo hace. ¿Entonces? ¿Cuáles amistades?

–Hace unos días, en un programa en Telemundo, la ex Miss Venezuela Migbelis Castellanos dijo que, cuando ganó el concurso, usted le buscó a un patrocinante que le comprara la ropa que iba a necesitar para asistir a todos sus compromisos como reina de belleza, pero que ella se negó, porque no estaba dispuesta a entablar una “relación” con esta persona. ¿Qué responde usted ante eso?

–Eso no es verdad. Yo nunca he mandado a nadie a casa de nadie para que haga nada. Toda la ropa de Migbelis la consiguió ella misma. Cuando ganó el Miss Venezuela, me dijo que se venía unos meses para los Estados Unidos a estudiar inglés, y se vino. Su familia la mandó. Si tenía dinero para estudiar inglés en los Estados Unidos, ¿tiene sentido que yo haya tenido que buscarle a un patrocinante para que le compara ropa? El problema de Migbelis es que tiene un reconcomio ingenuo, tonto, conmigo.

–¿Debido a qué?

–A que cuando regresó de los Estados Unidos, a Venezuela, para prepararse para el Miss Universo, tenía 12 kilos de más. Ella es muy simpática, y llegó así: “¡Holaaa, aquí estoyyy!”, pero cuando yo la vi me dio un desmayo. “¡Muchacha!, ¿y tú qué hiciste?”. Para rebajar fue una tragedia, y yo estaba furioso. Si se quitó 5 kilos fue mucho. Fue gordita al Miss Universo, y los organizadores de los concursos de otros países se metían conmigo porque la Miss Venezuela parecía una embarazada.

–Usted la trató mal.

–Fui hostil, porque estaba bravo, y desde entonces ella me tiene reconcomio. Porque para colmo yo empecé a decir en público que Colombia iba a ser la ganadora, cosa que ocurrió. Qué lástima que Migbelis esté hablando tantas tonterías, cuando es tan bonita.

–No es la única que ha hecho afirmaciones duras. Vivian Sleiman, una chica que estuvo a punto de entrar en el Miss Venezuela en 2001, ha asegurado que en cierto momento alguien le dijo: “Tienes que ir adonde Fulano, uno de los patrocinadores más duros del concurso. Él tiene que verte y llévate el traje de baño, pues donde él pone el ojo pone la bala”. Sleiman dice que se preguntó por qué debía pasar por eso si usted ya la había visto y la había aprobado.

–Primero, ni siquiera recuerdo a esa muchacha, que no participó en el Miss Venezuela, y segundo, ella dice “me dijeron”, ¿quién le dijo? En este tipo de cosas no sirve “dar a entender”. Cuando las cosas se dicen, se dicen claro y raspao: “Fulano me mandó a que yo fuera a casa de Mengano a hacer tal cosa”, con nombre y apellido. ¿Tú sabes que en Venezuela hay gente que yo ni conozco que organiza “castings” con niñas y las engañan diciéndoles que yo voy a ir? Yo no tengo control sobre esas cosas.

–Pero, ante las denuncias, ¿usted está de acuerdo con que se investigue todo lo que se dice o no?

–Por supuesto. Que se investigue, y que se investigue de verdad, que se presenten pruebas, no chismes. Luego de casi 40 años, ¿tú crees que si el Miss Venezuela mantuviera una red de prostitución, Venevisión no se hubiera dado cuenta? Ahora bien, si hay alguna niña que luego de que sale del concurso hace una vida irregular, eso no es responsabilidad mia ni del Miss Venezuela ni de Venevisión.

–¿Esto lo dice por lo de la Fundación Diego Salazar, donde trabajaron varias ex misses?

–¿Y qué de malo tiene trabajar y que te paguen? Si a mí me llaman de un trabajo donde me van a pagar 2000 dólares, yo voy.

–Lo que sucede es que Diego Salazar está señalado como desfalcador de PDVSA.

–¿Y qué tiene que ver eso con prostitución?

–Es prostitución del dinero público.

–Sí, muy bien, pero el hecho de que unas ex misses hayan trabajado en su fundación no significa que sean prostitutas. Además, eso ocurrió después de que concursaron en el Miss Venezuela.

–Otro de los señalamientos que se hacen es que existen “patrocinantes” que año tras año están allí, dispuestos a “financiar” a concursantes del Miss Venezuela que no tienen dinero suficiente para costear los gastos de ser miss.

–Toda la vida ha habido tipos dando vueltas. Siempre. Y sabiendo perfectamente que eso es así, lo primero que yo les digo a las niñas que entran al concurso es que no cedan ante ofrecimientos. De esto pueden dar fe todas, porque todas me han escuchado dar el mismo discurso. Mientras ellas están en la Quinta Miss Venezuela, están trabajando en lo que les corresponde, se están preparando. Si alguna, a espaldas de nosotros, hace cosas indebidas, escapa de nuestras manos. Siempre existe la posibilidad de que se cuele una loca. Eso es inevitable, pero no siempre te das cuenta.

–¿Pero no hay ningún tipo de control?

–Claro que los hay, desde el comienzo. Cuando se tiene a un grupo considerable de muchachas que son aptas para concursar, esa lista se pasa al departamento de Seguridad de Venevisión. Ellos chequean a las muchachas y dicen: “Esta sí”, “Esta no”, “Esta sí”, “Esta no”.

–¿En función de qué?

–De averiguaciones que ellos hacen en las que yo no intervengo. Desde que comenzó a hablarse de los fulanos “patrocinantes”, en el Miss Venezuela tomamos la decisión de que estaba terminantemente prohibido que las concursantes fueran a la Quinta vestidas de marca, peinadas y maquilladas. El uniforme era un blue jean y una camisa que yo le pedí a un amigo que tiene una fábrica que me hiciera. Y él me las regaló. Así se vestían las muchachas, todas igualitas.

–¿Por qué usted tiene amigos que le regalan cosas?

–Ay, eso es así de toda la vida, desde que yo era cronista social. Yo pido y me dan. ¿Sabes cómo conseguí la ropa de Keysi Sayago, la Miss Venezuela 2016? Fui a comer con el dueño de la franquicia de Carolina Herrera en Caracas, y le pregunté si podía pasar por la tienda a buscar una chemise que yo quería para mí. Me dijo que sí y fui. No encontré la chemise para mí, pero fui al área de mujeres y agarré dos vestidos, cuatro blusas, una cartera y unos zapatos para Keysi. Este amigo mío después me llamó para decirme que me había llevado muchas cosas, pero yo lo convencí de que era una colaboración que nos hacía falta porque no teníamos dinero, y se quedó tranquilo. Eso no quiere decir que luego Keysi le “pagó” el favor. Ni siquiera lo conoció.

–En un comunicado que usted publicó en Instagram hace unos días, en que se defiende de la acusación de lucrarse de manera indebida a costa del Miss Venezuela, reconoce haber cometido algunas fallas. ¿Cuáles son esas fallas?

–Yo no me he lucrado de manera indebida a costa de nada. Todo lo que tengo, lo tengo porque he trabajado. En cuanto a las fallas, me refería al trato que les daba a ciertas muchachas, sobre todo a las que eran indisciplinadas. Reconozco que las trataba muy mal. He sido muy fuerte reclamando. Esa es la razón por la que algunas no me quieren.

–¿Está enterado de que la periodista Ibéyise Pachecho escribió una novela, Las muñecas de la corona, donde denuncia todo esto de lo que hablamos?

–Sí, tú lo has dicho bien, la periodista escribió una novela. Me pregunto por qué no escribió un reportaje.

–Pacheco también estuvo en el programa de Telemundo donde habló Migbelis Castellanos, y ante la pregunta de si ella creía que usted realmente había renunciado o si, por el contrario, lo habían botado, dijo que se inclinaba más por la segunda opción. ¿Usted renunció o a usted lo despidieron del Miss Venezuela?

–Yo renuncié. Pueden llamar a Venevisión y confirmarlo. Ellos fueron los primeros sorprendidos. No se lo esperaban. Todo el mundo pensaba que yo iba a estar ahí hasta que me muriera, por eso cuesta creer que haya decidido irme por mi propia voluntad, pero me da igual.

–¿Qué hay de cierto en que hay una lucha por la franquicia del Miss Universo? La información es que Venevisión cayó en deuda con el pago y que la franquicia podría pasar a manos de Globovisión.

–Yo supe que la gente del Miss Universo no estaba contenta con Venevisión y que estaban hablando con un canal de cable, Sun Channel, para darle los derechos, todo eso con la condición de que yo siguiera organizando el concurso. A mí eso me cayó como una bomba atómica y pensé: “Eso no va a pasar nunca”. Me quedé callado la boca y no dije nada.

–¿No se lo dijo ni siquiera a sus jefes de Venevisión?

–No.

–¿Por qué?

–Porque no, y ya está.

–Si llegan a darle la franquicia del Miss Universo a otro canal, ¿usted aceptaría irse a trabajar a ese otro canal?

–Lo tendría que estudiar. Yo estoy un poco cansado.

–¿Cansado de qué?

–Ya no es lo mismo que antes, cuando yo podía ir a Nueva York a comprar telas para los vestidos de las concursantes. Hubo una época en que incluso se operaba a niñas que luego no competían por múltiples razones, y no había problema. Quiero decir, había dinero para hacer bien el concurso, como lo quiere el público. Ahora ya no se puede hacer nada y surge todo este lío innecesario que me desagrada.

–¿Qué le parece a usted que Venevisión haya decidido suspender el Miss Venezuela hasta nuevo aviso? Dicen que van a someter el concurso a revisión.

–Me parece que los dueños del certamen tienen todo el derecho de hacer lo que crean conveniente.

–¿Tiene miedo?

–¿Yo? Ninguno. Pongo a la orden mis cuentas de banco.

–Usted era amigo de Gustavo Cisneros, ¿ha hablado con él en estos días?

–Yo no era amigo de Gustavo Cisneros, yo soy amigo de Gustavo Cisneros. Y no, no he hablado con él. En la actualidad es su hija la encargada de la empresa.

–¿Qué va hacer usted ahora?

–Ahora duermo hasta las 10. Después, ya veremos. Algo saldrá. Me queda tiempo todavía.

–¿Es verdad que usted no quiere llegar a los 80 años?

–Sí, pero cuando era chiquito decía que no quería llegar a los 40. Siempre le he tenido miedo a la vejez.

–¿Qué edad tiene usted?

–Eso es un secreto sumarial. Me siento de 30. Eso sí, el día que me vea en el espejo y esté muy anciano, hasta ahí llegué.

–¿Qué? ¿Se quitaría de en medio por su propia mano?

–No, se lo pediría a Dios y él me lo concedería. Y ya no quiero hablar más.

 

 

 

En una noche tan chimba como esta …, por Laureano Márquez

 

La belleza de la mujer venezolana trascendió las fronteras de nuestra tierra. Desde que la inolvidable Susana Duijm se coronó Miss Mundo en 1955, Venezuela ha batido récord en los concursos mundiales de belleza. De la natural fuimos pasando progresivamente a la belleza intervenida quirúrgicamente, lo que hizo, también, de Venezuela uno de los países más avanzados en materia de cirugía plástica. Este rasero tan alto que ponían las misses en la vara de medida de la hermosura femenina nacional, elevó las expectativas del resto de nuestras paisanas, que decidieron ser mises en su vida cotidiana, sin distingo de edad, ni de condición social, al punto de que un busto femenino  no operado se ha convertido en una auténtica rareza nacional digna de admiración y respeto. En definitiva, toda una cadena de acontecimientos, una «industria de la belleza» (a la par de la petrolera), como suele decirse en el argot, se desarrolló en los certámenes que constituían un auténtico sueño para muchas jóvenes venezolanas. Eran de los programas más vistos de la televisión, junto a la parodia que ofrecía la Rochela, el celebérrimo Miss Chocozuela. Todo ello hasta que -como en todo- “llegó el comandante y mandó a parar”.

El Miss Venezuela también ha cerrado sus operaciones. Cuando uno cree que ya todo fue arruinado, siempre viene algún acontecimiento a recordarte que la destrucción de una nación es algo, como diría Gilberto Correa: “¡sin límites!”. Según cuentan las crónicas, el envilecimiento del régimen que surgió para acabar con la “podredumbre” (un buen psiquiatra podría escribir un tratado sobre eso que llaman la disonancia), llegó también al magno evento de la belleza, al punto que la propia organización del certamen, decidió cerrar el concurso para su reestructuración ante los rumores que se han corrido de que detrás de tanta hermosura se esconden las más desagradables fealdades. Baste con decir que hasta el nombre del inefable pariente de los mil millones en Andorra ha salido a relucir (no hay perversión en la que no figure), sí, el mismo que a punta de vino Petrus, barruntaba el advenimiento del petro.

Que sucumba el Miss Venezuela en un país  en el que pasan cosas de mucho mayor dramatismo  y gravedad, no es tampoco para rasgarse las vestiduras, ya todo eso era vox populi desde hace tiempo. Si angustia, la profunda noche que se cierne sobre el país y la velocidad creciente con la que se extiende. Una especie de varita mágica de destrucción se activó desde hace dos décadas: todo lo que toca se hunde en el viscoso fango de la desidia, la corrupción y la maldad más repugnante. Si uno no supiera que han nacido aquí los autores de tal desatino, hasta podría pensar que cobró realidad una de esas ficciones de invasiones extraterrestre cuya misión, en este caso, es acabar con toda forma de vida entre nosotros. Los ciudadanos, siguiendo el consejo del Libertador, huyen del país en el que uno solo encarna todos los poderes. Parte de nuestra tragedia es la de encumbrar a los monstruos de los que luego habremos de huir.

Amigo lector: si usted está haciendo algo bueno, justo, noble y decente en este momento, por favor no lo divulgue, hágalo de manera clandestina, silenciosa,  para que su honestidad no llegue a oídos de los administradores de la demolición. La única forma de resistencia es la bondad, el trabajo, el esfuerzo sostenido e íntegro, la inteligencia, que constituyen la verdadera belleza de una nación. Si es verdad, como dicen, que nunca es más oscura la noche como cuando está a punto de amanecer, aquí tiene que estar muy cerca el día y quizá  por eso mismo este es el momento en que todos estamos más extraviados, desanimados y desesperanzados, ávidos de una luz que no acaba de aparecer para permitirnos ver el primor que se esconde detrás de esta cenicienta tierra asolada, en una noche tan chimba como ésta.

@laureanomar

Maquillador del Miss Venezuela fue asesinado en su casa

Freddy Villan Maquillador Miss Venezuela

El cadáver en avanzado estado de descomposición de Freddy Roberto Villán Pastrán, de 49 años de edad, estilista profesional y maquillador del certamen de belleza Miss Venezuela fue localizado el pasado jueves en el interior de su residencia ubicada en los Magallanes de Catia, en el municipio Libertador.

El cuerpo presentaba heridas punzo penetrantes en el cuello y había sido lanzado por unas escaleras, causándole lesiones en la cervical que junto a las heridas le provocaron la muerte.

Familiares indican que el asesinato ocurrió el sábado 11 de marzo, sin embargo no fue sino hasta el jueves 16 cuando el cuerpo fue localizado, debido a que los vecinos denunciaron ante las autoridades policiales sobre los malos olores que provenían del apartamento, al ingresar encontraron el hombre con una data de cinco días de muerto.

Los delincuentes sustrajeron del apartamento una laptop, teléfono celular, documentos, dinero en efectivo y una caja de comida del CLAP.

Isabel Pastrán de Villán, madre del maquillador, indicó que la última vez que conversó con él fue el sábado 11 de marzo, “luego no hablamos más, yo pensaba que él estaba de viaje, por eso estaba tranquila hasta que me llamaron para darme la noticia”.

Las autoridades policiales presumen que el estilista fue asesinado por una persona que conocía ya que la noche antes del crimen se escuchó una discusión en el apartamento por un tema monetario, además el inmueble no fue violentado para ingresar y al salir el asesino cerró con llave las puertas de la casa.

Miss Monagas, Keysi Sayago, se coronó Miss Venezuela 2016

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Después de cuatro horas celebración, Keysi Sayago, la representante del estado Monagas ganó la corona de Miss Venezuela 2016. En el cuadro de finalistas quedó conformado por la primera finalista Miss Nueva Esparta Diana Croce, la tercera Miss Yaracuy, Reneta Bello y la cuarta finalista es Miss Miranda, Rosangelica Piscitelli.

El grupo de las diez finalistas se redujo a cinco semifinalistas, ya el cuadro de honor esta nombrado Miss Yaracuy, Miss Miranda, Miss Vargas, Miss Nuevas Esparta y Miss Monagas. Entre ellas está la próxima Miss Venezuela 2016.

El grupo de 24 candidatas se redujo a diez luego de dar a conocer a las cuatro finalistas que optarán por la banda de Miss Elegancia y el premio a Miss Talento 2016.

El cuadro quedó integrado por Miss Distrito Capital, Miss Sucre, Miss Miranda, Miss Yaracuy, Miss Mérida, Miss Vargas, Miss Guárico, Miss Bolívar, Miss Monagas, Miss Nueva Esparta, una de ella será la sucesora de Mariam Habach.

Mariangel Ruiz presentó uno de los segmentos más esperados de la noche: el desfile en traje de gala. Calificado como ‘el carrusel de la moda’ por la presentadora, las misses lucieron elegantes en la pasarela, desfilando al ritmo de música clásica.

Las 24 candidatas lucieron trajes de varios diseñadores venezolanos, entre ellos Alejandro Fajardo, Douglas Tapia y Luis Perdomo.

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Miss Internacional 2015 quiere incentivar a los jóvenes a votar el 6D

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La recientemente elegida Miss Internacional, la venezolana Edymar Martínez afirmó que le gustaría incentivar a los jóvenes a participar en las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre.

La reina de belleza aseguró que le gustaría participar en una campaña para llamar a los jóvenes a ejercer el voto en las elecciones venezolanas «ya que ellos tienen el derecho de ejercer su voz, su derecho y su opinión», dijo durante su primera rueda de prensa en Venezuela la joven, de 20 años, que votará este diciembre por primera vez.

Martínez volvió el martes a Caracas tras haber sido elegida el pasado 5 de noviembre en un certamen, celebrado por tercera vez consecutiva en Tokio, cuyo triunfo, dijo, la tomó por sorpresa.

«Había mucha competencia y cuando veo que todavía quedaba Filipinas afuera, veo a México afuera, a Brasil afuera, a Tailandia afuera, muchas mujeres bellas que hicieron un buen discurso, dije por qué a mí y no a ellas», relató al ser consultada sobre lo que pensó antes de ser seleccionada entre las finalistas.

La reina de belleza, la séptima venezolana en ganar el Miss Internacional, se dijo satisfecha por su participación en el concurso al que, afirmó, acudió «para hacer amigas», un deseo que, aseguró, logró cumplir sellando una gran amistad con la representante de España, Cristina Silva.

La venezolana, que se ha planteado como meta convertirse en modelo de pasarela, permanecerá varias semanas en el país caribeño antes de incorporarse a las actividades de la organización Miss Internacional.

La esbelta joven espera pasar una temporada en su natal Lechería, en el oriente del país, con «cero laca, cero tacones, y en una playa con un bikini disfrutando del calor, eso es lo que quiero hacer», comentó.

La venezolana fue electa entre un cuadro de cinco finalistas integrado además por Honduras, Kenia, Vietnam, y EE.UU.

Venezuela es el país más galardonado en certámenes internacionales de belleza con siete coronas en el Miss Internacional, otras siete en Miss Universo y seis del concurso Miss Mundo.