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Cepaz: En febrero nueve niños quedaron huérfanos tras femicidios de sus madres
Los estados con mayor ocurrencia de casos fueron Carabobo con 14,3%; Distrito Capital también con 14,3%;  Miranda con otro 14,3% y Táchira con el mismo porcentaje de casos

 

El Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) registró que nueve niños quedaron huérfanos en Venezuela en el mes de febrero, producto de 21 femicidios consumados. 

Según Cepaz, uno de los niños presenció el femicidio de su madre, mientras que, en promedio, hubo una acción femicida cada 28 horas en el país.

El Observatorio señala que los estados con mayor ocurrencia de casos fueron Carabobo con 14,3%; Distrito Capital también con 14,3%;  Miranda con otro 14,3% y Táchira con el mismo porcentaje de casos.

En enero de 2022, Cepaz registró que siete menores quedaron huérfanos y que ocurrieron 21 femicidios consumados y 6 femicidios frustrados.

Sobre las víctimas de femicidio, Cepaz indicó que todas eran de nacionalidad venezolana. El 19% era menor de 15 años. El 23,8% estaba entre 19 y 30 años. El 9.6% tenía edades comprendidas entre 76 y 84 años. Una de las víctimas de femicidio estaba embarazada.

Contexto femicida

Sobre la acción dirigida a causar la muerte violenta, Cepaz registró que en 23.8% de los casos, las víctimas fueron baleadas; en un 23.8% fueron acuchilladas y en un 14.3% golpeadas.

En el  9.5% de los casos se trató de femicidios en el contexto de delincuencia organizada; hubo  19% femicidios íntimos; 14.3% femicidios sexuales y otro 14,3% femicidios familiares.

Respecto a la relación entre víctima y agresor, en el 19% de los casos,  el victimario estuvo dentro del marco de la misma familia (padres, padrastros, hermanos, hijos, hijastros, primos).

Mientras que en el 9% de los casos el agresor no mantuvo vínculo o relación alguna con la víctima y en otro 19% se registró que la relación afectiva entre víctima y agresor estaba constituida por vínculos de parejas y exparejas, con o sin convivencia bajo el mismo techo.

Con relación a  la aparente motivación de los hechos, en el 4,8% de los casos el femicidio estuvo precedido de una escena de celos o alegatos de infidelidad íntima. En un 4,8% medió como motivación la venganza de organizaciones criminales y en otro 14,3% la agresión sexual.

Violencia fuera de las fronteras

También, en el mes de febrero, hubo 6 muertes violentas de venezolanas en el exterior. No hubo femicidios en grado de frustración

En promedio, cada 6 días hubo una acción femicida contra una mujer venezolana en el exterior.

El 33.3% de los femicidios de venezolanas en el exterior ocurrieron en Colombia. Otro 33,3% ocurrió en Chile. Las edades registradas de las víctimas no reportaron un patrón significativo, ya que el rango fue muy abierto.

«El 66.7% de los agresores eran venezolanos; el 16.7% eran de nacionalidad extranjera y en el 16.7% no se estableció. En el 50% de los casos los agresores están en fuga», señaló Cepaz.

Carabobo, Miranda y Caracas son las entidades con más casos nuevos de COVID-19
El total de contagios se ubica en 505.947, 96% de los pacientes se han recuperado, 13.898 casos están activos y la cifra de fallecidos es de 5.549

 

La madrugada de este lunes, 14 de febrero, la Comisión Presidencial para la Prevención, Atención y Control del COVID-19 informó que en las últimas horas se detectaron 1.228 nuevos contagios, de los cuales 1.221 fueron por transmisión comunitaria y 7 importados. 

Según las cifras ofrecidas por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, Carabobo es el estado que registra el mayor número de nuevos casos comunitarios (415), con contagios activos en 12 municipios; seguido por las entidades: Miranda (222), Caracas (130) y Bolívar (109).

A través de su cuenta en Twitter, Rodríguez informó que 11 venezolanos perdieron la vida por causas asociadas al virus. Entre ellos: cinco hombres en Caracas, dos hombres y una mujer en Sucre, un hombre en Lara, una mujer en Yaracuy y otra en Zulia.

En estadísticas totales de la pandemia en Venezuela, el total de contagios se ubica en 505.947, 96% de los pacientes se han recuperado, 13.898 casos están activos y la cifra de fallecidos es de 5.549.

OPS: En 42% han aumentado las muertes por COVID-19

La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, alertó en CNN que las muertes por COVID-19 en Venezuela. 

Etienne, hizo énfasis en Bolivia con un alza de 9,4 % en el número de fallecidos, pero sobre todo destacó a Venezuela que en las últimas semanas ha registrado un aumento en la mortalidad por COVID-19 de 42 %.

La directora de la OPS hizo un llamado a que se tomen las acciones correspondientes para evitar que más personas sigan perdiendo la vida.

“Los países con una cobertura vacunal más alta ven ingresos más bajos a las terapias intensivas y muertes”, indicó la OPS, organización que llamó a intensificar los planes de vacunación.

Carolina Jaimes Branger Nov 08, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¡Por pendejos!
La oposición está logrando, como castigo a su soberbia de no presentar candidatos unitarios, ¡que la gente no vaya a votar! ¡Y se lo merece, por pendejos!

 

@cjaimesb

Escribo este artículo la noche del sábado 6 de noviembre, a punto de vencerse el plazo para que en Miranda −y en tantos otros lugares del país− se presenten candidaturas unitarias. No sé cuál será el resultado, pero si no se ponen de acuerdo, el madurismo ganará sin necesidad de hacer trampa.

Cuando yo era una niña, era bastante tremenda y arriesgada. Mi mamá decía que yo “inventaba mucho”. Ciertamente, más de una vez que no le hice caso, lo que más me dolía no era el castigo, sino que me dijera “te lo advertí”, “te lo dije”, “por desobediente…”. Pero lo que más me chocaba era cuando me decía “por necia”. Mi mamá jamás dijo una grosería, pero si la hubiera dicho, quizás también hubiera incluido “por pendeja”.

De más está decir que las elecciones del 21 de noviembre tienen dos enemigos mortales: la abstención y la división de la oposición.

¿Será posible que alguien sea tan ingenuo de pensar que si van divididos −hay lugares donde participan hasta cuatro candidatos opositores− tienen la más mínima posibilidad de ganar? ¡Lo que están logrando es que el castigo a su soberbia sea que la gente no vaya a votar! ¡Caramba, y se lo merecen! Quienes no nos lo merecemos somos los ciudadanos; que encima de todo lo que hemos pasado, nos vayan a asegurar, por su arrogancia, cuatro años más de chavismo en alcaldías y gobernaciones.

Roberto Patiño es una rara avis en esta contienda. El retiro de su candidatura fue un acto de patriotismo, de humildad, de hidalguía, de solvencia moral, que en el futuro le traerá enormes réditos en el ámbito político. No así a quienes no se retiraron a tiempo.

En el fútbol, cuando los partidos terminan empatados después de la prórroga, van a penaltis. No es el desenlace ideal, pero es la mejor manera de conseguir el desempate. No siempre gana quien jugó mejor, sino quien haya tenido la suerte de chutar dentro de la portería, o de que su arquero se haya lanzado del lado correcto. Recordemos que en el Mundial de Fútbol de USA de 1994, en la final contra Brasil, Roberto Baggio, jugador de la Squadra Azzurra italiana, uno de los mejores futbolistas de la historia, falló el penalti y ganó Brasil. Baggio, que había anotado 5 de los 6 goles que llevaron a Italia a la final, era el responsable de su derrota. Hubiera dado lo mismo lanzar una moneda y apostar a cara o sello.

Esas cosas pasan en el fútbol y en la política también. La verdad es que yo, como venezolana opositora, hubiera preferido que los candidatos múltiples para un solo cargo se hubieran sorteado quién iba de candidato, hasta con un periquito que sacara el nombre del candidato de un bol, y no insistir tercamente en que iban a participar, pasara lo que pasara.

Cuando pase lo que pase, tendrán que asumir su responsabilidad frente a su electorado. Y encima, calarse que un mar de compatriotas les reclame, con toda razón: “eso les pasó ¡por pendejos!”.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

#MonitorDeVíctimasCaracas | Hallan el cadáver de una mujer dentro de su carro en Boleíta

Fotoleyenda: El hallazgo fue efectuado la mañana del pasado 15 de octubre. El cadáver fue llevado a la Morgue de Bello Monte

 

La víctima tenía 75 años de edad y al parecer había salido a comprar unos repuestos

 

@lysaurafuentes

 

Con heridas por arma blanca fue encontrada muerta una mujer identificada como Ana Cristina González González, dentro de su vehículo. El hallazgo se registró la mañana de este viernes 15 de octubre en Boleíta, estado Miranda.

La víctima tenía 75 años de edad y se supo que había salido a comprar unos repuestos para su carro, pero no regresó. Al parecer varios delincuentes la sorprendieron para robarla.

Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) trasladaron el cadáver hasta la morgue de Bello Monte.

Para el mes de septiembre Monitor de Víctimas contabilizó 10 asesinatos de mujeres en la Gran Caracas. La mayoría de estos casos fueron por hechos pasionales y también por ajuste de cuentas o venganza.

Siete nuevas víctimas de Covid-19 reportó el gobierno este #6deMarzo
Informaron sobre 529 nuevos contagios

Delcy Rodríguez, vocera chavista, anunció este sábado 6 de marzo que se registraron en Venezuela al menos 529 nuevos contagios, lo que significa que la cifra total se elevó a 141.885 casos positivos de Covid-19.

Se conoció que siete pacientes fallecieron víctimas del coronavirus, por lo que la suma total de decesos es de 1.378 desde el inicio de la pandemia.

Rodríguez, aseguró a través de Twitter que los muertos se trataron de dos hombres de 30 y 69 años del estado Miranda, dos hombres de 41 y 59 años en Aragua, un hombre de 68 años de Cojedes, una mujer de 90 años en Mérida y un hombre de 60 años proveniente de Nueva Esparta.

 

Reportan bajón eléctrico en varios estados del país este #27Feb

Usuarios de la red social Twitter reportaron que este sábado 27 de febrero un bajón eléctrico en varios estados del país. 

El bajón eléctrico afectó a Caracas, Miranda, Vargas, Carabobo, Apure, Aragua, Lara, Amazonas, Mérida y Zulia.

En la capital, la falla se produjo en los sectores de Caricuao, La Pastora, Catia, San Martín, Simón Rodríguez, Los Chaguaramos, La California, EL Cafetal, El Recreo, San Bernardino, así como en zonas de los municipios Baruta y Chacao.

En el estado Vargas la falla eléctrica afectó el servicio de internet de ABA, según indicó la corresponsal de El Pitazo en la entidad, Nadeska Noriega.

“Aquí nos quedamos sin luz con un primer bajón como a la 1:25pm, llegó pasadas las 2:00 pm y a las 2:23 pm vino otro bajón fuerte. Aunque no se fue la luz, tumbó la señal de Digitel”, señaló Lidk Rodelo, corresponsal en Guarenas-Guatire, estado Miranda.

Hasta el momento, Corpoelec y el Ministerio de Energía Eléctrica no se han pronunciado al respecto.

Con información de El Pitazo

Guaidó convocó movilización para este #12Feb
Se reunió con mujeres líderes en el estado Miranda 

En el marco de una reunión con mujeres en el estado Miranda, el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, convocó este sábado para una jornada cívica el próximo 12 de febrero.

“El llamado que hemos hecho en la fructífera y productiva reunión con las mujeres, es a la acción para unificar esfuerzos en torno a lograr presionar desde la sociedad civil, en conjunto con la comunidad internacional, para conseguir condiciones para elecciones presidenciales libres, justas y verificables. Seguimos articulando esfuerzos de presión contra la dictadura, el 12F a movilizarnos”, dijo.

Guaidó sostuvo que el objetivo es continuar consolidando los pilares de acción en todos y cada uno de los sectores del país que permita la máxima presión interna para dar un mensaje claro a la comunidad internacional.

A la par recordó que el fin de la crisis  pasa por la celebración de elecciones libres, por lo que es fundamental fusionar la presión nacional e internacional. 

Caracas, desde el puño y letra de sus protagonistas
Caracas arriba a 453 años de fundada, en medio de una pandemia que permite a quienes la habitan y recorren sus calles, experimentar una suerte de re-descubrimiento de la denominada selva de concreto
Locales y foráneos de todas las profesiones y carreras quienes han hecho de ella su casa, le dedican unas palabras y la recuerdan desde una óptica muy personal e intima en este aniversario lleno de nostalgia y en cuarentena

@ldmiquilena

Composición gráfica @gatobotz

 

Caracas está de fiesta, pero sin poder celebrar con mucha pompa. La mayoría de sus habitantes se encuentran bajo resguardo, producto de la pandemia de coronavirus que ha hecho de la cuarentena, un nuevo estilo de vida. En sus autopistas, avenidas y calles ya no se observa al trafico caótico que una vez marcó la agenda de los caraqueños.

Ahora se puede ver unas cuantas motocicletas atravesando la ciudad, llevando y trayendo todo lo que se necesite, en una reinvención que demuestra justamente su mejor cualidad, la de renacer, resurgir, cambiar y moldearse a los tiempos modernos, sin perder su magia, su encanto y tormento. Una ciudad que ha sobrevivido por 453 años y trascenderá incluso a quienes hoy la gobiernan con desprecio.

En Runrun.es quisimos hacerle un homenaje desde la visión de algunos de sus  protagonistas y  testigos que se enfrentan a ella a diario, la cuidan, la disfrutan y han echado raíces . 

 

Nelson Bocaranda Sardi

Mi Caracas es el Ávila, la montaña, el Hotel Humboldt y la cafetería del Centro Médico de San Bernardino. El cerro por su verde majestuosidad, sus caminos para las excursiones y los chorros de agua y pozos donde nos bañábamos. El Humboldt por su pista de hielo donde todos los miércoles subíamos a patinar con los compañeros de La Salle de La Colina en el flamante teleférico al que llegábamos a pie desde el colegio. Ese camino fue luego la Cota Mil. La fuente de soda del Centro Médico, primer drive-in de la ciudad, con sus merengadas, el Hot Fudge, el Banana Split y el Club Sandwich. Eran los novedosos sabores de una ciudad que fue punto focal de la modernidad, la actualidad, los espectáculos y lugar de visita de maestros de la cultura mundial. La Universidad Central con su Aula Magna y sus obras de arte. Desde arquitectos hasta sabios. Desde escritores hasta artistas de Nueva York, Londres y Paris. Maiquetía fue Aeropuerto del Concorde al mismo tiempo que Paris, NY, Washington y Rio de Janeiro. Pujante y siempre en desarrollo. Comentario obligado en la gran prensa global. Ese es el país que recuerdo, añoro y tengo presente. Estos 20 años de atraso me impulsan a mantenerla asi: viva, alegre y pujante.

Michael Zerpa

Para mi Caracas es una ciudad mutante que a cada momento cambia de piel. Con tantos contrastes que a veces nos cuesta agarrarle el ritmo. Un patio de juegos gigante con tantas ofertas como amenazas en cada esquina. Esta (la portada de esta nota) es mi versión del sector El Silencio, Caracas. Un sitio que siempre ha estado presente en cotidianidad pero que a la vez se suele sentir muy hostil. En la realidad paralela de mi trabajo de #Ccs_surreal somos los ciudadanos los que tomamos el control y recomponemos la ciudad, como si estuviésemos jugando con bloques de legos.

Elías Pino Iturrieta

La ciudad de las promesas. La urbe ha resistido todos los embates, los del pasado y los de la actualidad. Renació de los terremotos y las pestes, de las guerras civiles, de la invasión de chafarotes que pretendieron domeñarla, de la recurrencia de las algaradas. Señalada por el Himno Nacional como paradigma, ganó el lugar de vanguardia y se mantiene allí sin variaciones. Su tejido es resistente, sus hijos y sus vecinos le han labrado una coraza capaz de superar el desafío de los tiempos y la osadía de los villanos. Una maña para la sobrevivencia y para la superación de los obstáculo en la cual se encuentra la clave de su ubicación en la médula de la escena nacional. No hay manera de conquistar a la urbe por las malas, no hay fórmulas certeras para derrotarla porque tiene recursos de sobra para salir del atolladero, para dar la cara ante la arbitrariedad y la tragedia. Por eso vivimos confiados en Caracas, en los recursos que nos ofrece, en las habilidades con las cuales nos dota, precavidos pero libres, preocupados pero incentivados por proyectos pendientes y por lo que se revuelve en la cabeza, seguros en el seno de sus inesperados y sutiles argumentos, confiados en las respuestas con las cuales nos reta la capital en las batallas por la dignidad y la ciudadanía que ha sabido ganar a través del tiempo. Aquí sigue la ciudad centro, pues, la congregación brújula, mirando hacia el futuro desde sus insólitas luces.

María J. Maya 

Caracas es la mezcla perfecta entre caos y felicidad. Es la ciudad que me ha enseñado a manejar situaciones difíciles y saber cómo darle la vuelta. Es la ciudad más caótica que conozco hasta el momento, pero en la que más disfruto estar. Aquí he creado los mejores recuerdos junto a mi familia y amigos. ¡Feliz cumpleaños Caracas!

Diego Arroyo Gil

A Caracas le camina un animal por la mirada, y la fascinación que nos causa obedece a que nos pasamos la vida entera procurando precisar de qué animal se trata. Es un lugar común decir que el Ávila parece el lomo de una bestia echada, pero ese no es el animal al que me refiero. El Ávila ha resistido, súbito y tranquilo, tanto desvarío humano, que no puede ser una bestia. En cambio, es una suerte de don que alivia los males de la historia. El animal que yo presiento –y que no llego, aunque lo intente, como todos, jamás a descifrar– de hecho recorre con nosotros la montaña cuando la vemos, sea que estemos bajo los cielos limpios de enero, en medio del polvo trasatlántico del Sahara, asediados por la canícula o inundados por la lluvia. En días felices, ese animal está allí. En días de infortunio, ese animal está allí. Pero, pase lo que pase, no se ríe con nosotros así como tampoco llora con nosotros: es sereno. Y esa serenidad, además de ser toda belleza y toda misterio, es la garantía de que nada ni nadie podrá acabar con Caracas sean cuales sean, o sigan siendo, los tropiezos de nuestro destino.

Martha Rodríguez Miranda

Caracas es mi refugio, donde estoy cómoda y es la ciudad que más me gusta en el mundo. Soy de sitios cosmopolitas y en Caracas lo he encontrado todo, es mi respiración a través del Ávila, es la arquitectura de los 50, la de los edificios altos, la de los pájaros de todos los colores, de las ardillas y perezas, es donde llegaban los grandes espectáculos, donde se disfrutaba del teatro, de las galerías de arte, donde se comía divino… Caracas es mi lugar favorito y donde desde hace muchos años, tiene lugar un sueño: el de ser y hacer buena ciudadanía.

Ronna Rísquez

Hoy justamente amanecí pensando en Caracas. En los sitios donde he vivido. Caracas es mi ciudad. Es como el estadio donde he jugado 90 % de todas las temporadas de mi vida.  Caracas es mi infancia en la vieja casa de La Pastora, junto a mis primos y mi abuela, donde eché mis primeros pasos de salsa, y aprendí de béisbol y boxeo, con el Ávila al lado y el centro a unas pocas cuadras. También es el inicio de mi juventud en El Paraíso, a unos metros del Parque Naciones Unidas, con los recorridos en el autobús San Ruperto hasta la UCV, y los paseos a las playas de La Guaira en camionetica con salsa erótica de fondo. Fue la época en que despertó mi interés por el cine, algunas lecturas y la pasión por el periodismo. También es el escenario de mi independencia desde un pequeño apartamento en Los Símbolos, cerquita del metro, de las hamburguesas de El Cubanito y del estadio Universitario. En Caracas fue el comienzo de mi vida en pareja en Sebucán, casi frente al Parque Miranda, donde jugaba mi equipo de basquet favorito: Panteras. Recurso los recorridos por la Cota Mil hasta la Cadena Capriles, en la avenida Panteón. Luego, vino la vida en Chacao con el matrimonio y la maternidad. También mi consolidación profesional como experta en violencia y seguridad ciudadana. El paso por El Nacional y los trayectos por la autopista Francisco Fajardo hasta Los Cortijos; la experiencia maravillosa del periodismo de investigación en Runrun.es, cerquita en Los Palos Grandes, frente a la Av. Francisco de Miranda. Y claro, las visitas constantes a la Candelaria y El Marqués para ver a mis padres y a mi madrina. Caracas es mi comida, mi gente, mi vida. Soy yo.

Andrea González

¡Caracas! Es una ciudad con muchas cualidades, una ciudad diversa y aunque es tan pequeña, alberga un sinfín de experiencias que a lo largo de su historia la ha transformado. Caracas está dentro de mi ser, pero definitivamente ahora no es lo que muchos queremos. Soy joven y no he visto mucho de los cambios que ha tenido el precioso valle capitalino. Sin embargo, extraño cuando usar el sistema Metro era una aventura, cuando podías ‘gordear’ en la calle el hambre o había eventos musicales en Altamira. Esa era la Caracas que podía ser una gran ciudad, avanzada y llena de personas dispuestas a trabajar en su desarrollo. Aunque ahora no es la mejor y está tan golpeada, es la ciudad que me ha visto crecer, donde me formé como profesional y donde he conocido a la mayoría de las personas que me rodean. Amo a mi Caracas, pero quiero verla florecer en un futuro y poder vivirla, poder sentir que mi ciudad se convirtió en un lugar que muchos quieren visitar y de la que nadie se quiere ir.

Valentina Quintero

Desde 1994 jamás me había pasado ni siquiera un mes completo en Caracas. Este encierro me enamoró desbarrancada. Caminarla ha sido sorprendente porque supe que la podemos pasear. A los árboles les dio por florear desatados para aliviar nuestra ansiedad. Las latas de agua le dieron una limpieza profunda al cielo que se puso como de diciembre. Los caraqueños tomamos las calles, las aceras, los senderos y admiramos la luz de la tarde y la frescura de las mañanas. Contemplamos por primera vez las cascadas de vegetación que cuelgan de los balcones. El empeño en los muros vegetales. La modernidad de la arquitectura. Nunca se me alborotó tanto la caraqueñidad. Entendí por primera vez en mi vida que soy dichosa en Caracas y que agarrar carretera no es una urgencia. Es solo una dicha. Un modo de vida.

Lorena Meléndez

En Caracas aprendí a ver la belleza del caos. Quizá no valoro tanto el azul de sus cielos en diciembre, pero sí disfruto ver al sol transformar el verde del Ávila cada hora. No añoro sus épocas doradas, pero me fascina encontrar los vestigios de aquellos años esparcidos en sus historias. No hubiese querido vivir en la ciudad de techos rojos, pero sí me gusta admirar esta urbe de hoy, con un puñado de edificios afrancesados, el brutalismo de su concreto y el aire cinético que le imprimieron Cruz-Diez, Soto y Otero. A Caracas le debo el haberme enseñado a «patear calle» para contar y escribir, empujarme hacia la independencia y hallar el amor sin haberlo buscado. Es la ciudad fallida que espero seguir descubriendo, donde nacerá mi hijo y a la que quiero ver despojarse de las sombras, la desidia y el silencio.

Luis Ernesto Blanco

Caracas me cae bien. No es por su buen clima, buenas vistas, lugares para visitar, el Ávila o las guacamayas. Caracas me gusta porque tiene historia; es un amigo que conoce mí historia. Nunca he vivido en otra ciudad así que la mayoría de mis recuerdos, tanto los buenos como los malos, tienen a la ciudad como testigo excepcional. Cada vez que un cuento comienza con «te acuerdas cuando estuvimos en…», es muy probable que sea una locación caraqueña: bonita o lúgubre; confiable o insegura; lujosa o modesta. Discreta o irritante. Pero siempre confiable, como los viejos amigos. Feliz cumpleaños, Caracas.

Cristina Weber 

Mi Caracas, ciudad que me recibió desde muy pequeña y quien me acompaña cada día hasta ahora. Cuando te pienso lo primero que me viene a la mente es tu Ávila generoso, tu verdor y tus asombrosos
contrastes que te hacen única. Recorrerte permite apreciar tan variadas situaciones, paisajes, historias. ¡Qué diversidad maravillosa la que ofreces! Una Plaza Bolívar, la Cota Mil, Altamira, un mirador o un barrio. En menos de quince minutos podríamos encontrarnos con todo aquello. Recuerdo cuando, no hace tantos años, te recorría de Este a Oeste sin ningún tipo de preocupación, cuando se salía de noche y se disfrutaba con seguridad, cuando te caminaba rodeada de un ambiente amable, seguro y pujante, cuando tuve la oportunidad de participar en la ejecución de obras que mejoraran la calidad de vida de la gente. Hoy en día que me ha tocado vivir entre “burbujas” me aferro al recuerdo de esa Caracas llena de vida, espléndida y acogedora. Espero con optimismo que por encima de todas las adversidades, se logre alcanzar una gestión eficiente y creativa centrada en intereses comunes que te devuelva cada uno de los espacios que has ido perdiendo. Espero verte progresar y sonreír de nuevo.

Sarai Coscojuela

Dos veces he vivido fuera de Caracas y las dos veces he querido volver. El último regreso fue hace un año y uno de mis mayores deseos -después de dos años de ausencia- era sentir su clima tan perfecto. Cuando eso sucedió y la brisa caraqueña me abrazó, me sentí bienvenida y querida, como si el tiempo no hubiera pasado. Caracas es mi sentido de pertenencia.

Inés Quintero

Nostalgia de Quinta Crespo. En mi infancia, una de mis mayores dichas y placeres fue acompañar a mi papa para el mercado de Quinta Crespo, bien tempranito en la mañana. El recorrido era super completo: carnes, charcutería, quesos, verduras, legumbres y frutas para el consumo de la casa. Allí aprendí a distinguir la calidad y los cortes de la carne, a combinar la carne molida con un trocito de cochino; a seleccionar las mejores chuletas y costillitas; a disfrutar las delicias del jamón de verdad, como le seguimos diciendo al jamón tender con hueso. La selección de las frutas era uno de los mejores momentos: siempre salía premiada con un durazno o una ciruela. Tengo un tiempazo que no visito el mercado, pero sus olores, el colorido, el gentío, el bullicio siguen siendo un recuerdo imborrable de mi infancia. En una oportunidad, para un reportaje sobre la ciudad, me preguntaron dónde quería que hiciéramos la foto y sin dudarlo propuse que el lugar fuese el mercado de Quinta Crespo. Allí me encontré con Efrén Hernández quien se encargó de hacer el registro del momento. Años despuès, cuando tuve el fabuloso privilegio de elaborar el libro Imágenes de Santiago de León de Caracas, editado y diseñado impecablemente por Ekaré, esta foto la incorporamos como parte de mis vivencias de la ciudad.

Nilda Silva

Me vine de Maracaibo a Caracas el domingo 2 de julio del 2000. El lunes 3 debía asumir la dirección de Dominical, la revista del hoy malogrado diario Últimas Noticias, punta de lanza de la entrañable Cadena Capriles. Caracas me fue curando poco a poco el duelo del desarraigo, como quien se acerca sin querer molestar. Dejé atrás aquel sol feroz, vos no podéis caminar 5 cuadras en Maracaibo sin riesgo de caer fulminado por tabardillo, para toparme con este caraqueño bien criado por el Ávila. El sol de Caracas es un espléndido anfitrión que muestra con discreta calidez los colores más brillantes de su casa. Por eso este sol y su Ávila me explican los ríos de gentes que inicialmente abrumaron mi paso por la avenida Urdaneta y el paseo del Panteón hacia la Torre de la Prensa. Y aún faltaba lo mejor: los afectos con los que Caracas me ancló aquí por 20 años y dele. Como un huésped agradecido, la celebro y sigo en ella pese a los monstruos que hoy la ensombrecen –como a todo el país- desde sus espacios capitales. Que no crea que mi acento maracucho intacto es desdén hacia el “vale”, el “pana” o el “burda” que pronuncia a cada rato. Con esas palabras no podría decirle, en mis propios términos, lo vergataria que es.

Mayerlin Perdomo

Caracas, hace un tiempo te abandoné porque te creí culpable de mis penurias. Descubrí que no eras tú y te busqué, sin éxito, por distintas ciudades del sur. Pero en esas calles modernas vivía a destiempo, porque solo en las tuyas los días van al compás del pasodoble. Volví y me consolaste con tus persianas azules y una bocanada de aire fresco. Eres mi ejemplo de resistencia. Eres furia y adrenalina, pero también eres melodía mestiza producida por el sonido de los techos de zinc, concreto y voz dicharachera.  Quizás es masoquismo, pero soy quien soy gracias a ti. Así que me disculpo por acusar de cursi a Sadel por aquello de “Si de ti estoy lejos, llora el corazón”…

Bolivia Bocaranda

La Caracas que recuerdo es la de mi infancia, en la urbanización La Florida, donde vivíamos cerquita todos los de la familia. La Florida, con sus matas de mangos en los jardines, con ese olor tan rico y que formaba parte de nuestra merienda diaria. Lo machucábamos contra la pared, le abrías un huequito y te lo chupabas hasta la última gota, luego lo pelabas y te chupabas la pepa hasta dejarla sin hilachas. ¡Que rico! En La Florida, había una quincalla que me fascinaba ir. La quincalla de Padrón, que estaba justo frente al supermercado CADA, donde conseguías todos los jugueticos que te pudieras imaginar. No sé cuál sería su tamaño, pero para mi era inmensa, una divinidad y solo ir a ver ya era una distracción. Las idas al colegio que eran en la mañana y en la tarde. Almorzábamos en la casa y de vuelta al colegio. Allí teníamos las matas de javillo, en el patio del colegio, con sus cachitos, que nos pasábamos horas interminables puliéndoles en el uniforme para luego convertirlos en llaveros. Las salidas con mi abuelo a pasear por Sabana Grande los sábados, parada segura en la zapatería «Pepito» y luego a merendar las quesadillas en la Panadería Novescienos. Otros paseos eran ir a la panadería de Sebucan que vendía los golfeados con queso de mano más ricos de la ciudad. Los domingos solíamos arreglarnos para función de matinée en el Teatro Río presentaban unas obras teatrales infantiles de Lili Álvarez Sierra, impelables, con sus dos brujas y lo mejor, las rifas al final de función con cajas de chucherías SAVOY. El repartidor de pan, que iba en moto en las tardes y todos los de la cuadra nos reuníamos a comer pan dulce. Primero pasando la lengua hasta quitarle toda la azúcar antes de darle un buen bocado. Mi abuela me llevaba a muchas actividades culturales y le encantaban las visitas y conferencias en la Quinta Anauco, los cursos para niños en el Planetario y siempre esperábamos la época de las zarzuelas en el Teatro Municipal de Caracas. 

Yolanda Ojeda

Ese sol inmenso en El Ávila y un clima frío para alguien que venía del estado Aragua fueron las dos cosas que me atraparon cuando conocí Caracas. De joven había venido a una corrida de toro en el Nuevo Circo y ese ambiente de El Silencio me impactó mucho. Luego la viví y la conocí con más profundidad cuando comencé a estudiar en la UCV, desde donde podía disfrutar de ese sol posado en la montaña. Aquí conocí a mi esposo y le regalamos dos hijos a Caracas.

Ingrid Serrano Duque

Caracas es mi ciudad por derecho. Aquí nací, mis abuelos paternos y mi padre también. Mi abuelo Pedro Manuel iba todos los días a misa a la Catedral y conversaba con los edecanes del Libertador. Me levanto con olor al Ávila, con las guacharacas de la mañana y las guacamayas en las tardes. Sueño con mis hijas jugando, tirando maíz a las palomas en la Plaza Bolívar y corriendo en libertad. Lamento los dolores y el abandono del ahora. Sé que de este silencio, en encierro, un día saldremos fortalecidos a recuperarte como el azul del cielo infinito que cada día nos das.

Yeannaly Fermín

“Iluminada y eterna, enfurecida y tranquila”, es la frase de una canción del cantautor venezolano Ricardo Montaner que, a mi juicio, define perfectamente a Caracas. Su caos, desorden, gentío; pero también el Ávila, su clima, sus paisajes y espectaculares edificaciones; hacen que la ames sin importar que sea catalogada como una de las más violentas del mundo. Para mí, Caracas es mi casa, es mi mundo y aunque conozco casi todos los estados del país porque desde pequeña viajaba mucho con mis padres, siempre he pensado que “Caracas es Caracas” y que no podría vivir en otro lugar por muy bonito y pacífico que sea. A diario, desde mi balcón la contemplo, la admiro, la aprecio, la considero y le agradezco todos los amaneceres y atardeceres que generosamente me regala. En simples palabras, en Caracas nací y en ella me gustaría morir.

Laura Helena Castillo

Caracas “y lo lejos que nos queda”

A Caracas no, dijo mi mamá. Yo, de 17 años, tenía las exactas certezas de esa edad: ninguna. Vivía en Valencia, Carabobo, y todo iba bien. Mi mamá ascendiendo en el departamento de Bioquímica de la Universidad de Carabobo (iba a dar clases con la elegancia de las moléculas: conjuntos de lino, tacones y un maletín de cuero); mi papá, con una carrera política emocionante (Salas Römer era gobernador y el estado iba convirtiéndose en referencia de una vistosa gestión pública) y yo acababa de graduarme de bachiller en un colegio que amaba, con unos amigos que sigo amando. Era 1993.
Voy a probar en Caracas, dije yo. Había sacado buen puntaje en la prueba de admisión de la UCAB y la universidad me había mandado una carta. Esa hoja membreteada fue mi baza, el secreto de mi propia voluntad ante la duda, que en realidad eran dudas y me hacían llorar. Me vine a casa de unos tíos valerosos que recibieron a una sobrina adolescente y universitaria; mi primo pequeño, menos convencido, me mordía los dedos de los pies mientras yo dormía en la cama que, antes de mi llegada, era de él. Pero una tarde fresca y con el cielo limpio de diciembre estás como un fiambre, en un carro lleno de gente que acabas de conocer (y que serán tus nuevos mejores amigos), recorriendo una ciudad también adolescente, sudorosa, turgente, en la que el norte siempre es verde, las fachadas de los edificios tienen la memoria de los músculos y hay sinagogas, mezquitas, monasterios maronitas, museos para niños y caraqueños, esa raza que diseñaron con los brazos abiertos. Tenía clases todos los días a las 7:30am, atravesaba la ciudad en metro –primero– y en cola con mi vecino –después– y pasaba las tardes descubriendo Los Palos Grandes, donde vivía. Así, descubriendo la brisa que solo es de aquí, han pasado 27 años.  Un día sacas la cuenta y llevas más tiempo habitando el lugar vetado, que iba a ser solo una prueba, que ese donde naciste. Un día te convences –te reprochas- que tus ciudades –las que te habitan – queden tan lejos aunque estén cerca. Un día entiendes que, como en la Islandia de Montejo, has pasado la vida plegando una autopista para acercarlas.