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Migración

Así Ayudamos: llegar lejos para estar cerca
Así ayudamos enfatiza que mientras más básica sea la necesidad, mas urgente debe ser la ayuda y su objetivo es llegar a toda Venezuela

Venezuela atraviesa hoy uno de los momentos más difíciles de su historia:  una inflación sin precedente y el colapso de los servicios públicos – entre otras causas- ha dificultado a los venezolanos al acceso al agua segura, medicinas, y alimentos.

Miles de venezolanos han sido obligados a migrar y la gravedad de la situación alcanzó el grado de una emergencia humanitaria compleja. Ante esta situación, diversas organizaciones de la sociedad civil con décadas de trayectoria se adaptaron incorporando nuevos roles para hacer frente a esta crisis.

#AsiAyudamos nos muestra como desde controles médicos, distribución de alimentos, medicinas e insumos; hasta el acceso al agua segura y un plato de comida para quienes más lo necesitan llegan a cada persona en cada rincón del país de manera transparente y  neutral, contando con minuciosos procesos de auditoría.

Así Ayudamos

Acercar la ayuda humanitaria y asistir a los venezolanos es prioridad porque: Lo urgente no puede esperar.

Así Ayudamos 2

Para más información sobre como puedes sumarte a este proyecto, te invitamos a visitar su pagina web: www.asiayudamos.com

 

 

Sitio oficial de Frank Sinatra dedicó su corto animado de Navidad a migrantes venezolanos
El conmovedor video termina con una emotiva frase: “Dedicado a los que tuvieron que salir de casa buscando una vida mejor”.

 

El canal oficial de Frank Sinatra en Youtube estrenó el pasado 29 de octubre «Have Yourself A Merry Little Christmas», un video dedicado a la migración venezolana el cual ya cuenta con más de 90 mil reproducciones. 

El video cuenta la historia de un migrante que tuvo que dejar a su familia para ir a buscar en otro país mejores condiciones de vida. Desde la despedida en la ícónica cromointerferencia aditiva de Cruz Diez en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, el audiovisual va mostrando lugares y costumbres típicas venezolanas.

Una figura animada de Sinatra va entonando la canción mientras otros migrantes también van abandonando el país. Una panorámica del Cerro El Ávila y la Ciudad de Caracas dan paso a cuatro personas preparando las tradicionales hallacas, mientras se observa la nueva manera que tiene el migrante para ver y comunicarse con su familia a través de plataformas tecnológicas.

El audiovisual también relata los momentos difíciles que pasan los migrantes venezolanos cuando llegan a otros países. La soledad, lavar platos para poder sobrevivir, no conocer a nadie, montar un  emprendimiento de arepas, a partir de este tipo de situaciones cotidianas describen la forma cómo se va desarrollando la vida, hasta que finalmente llega el momento del reencuentro familiar. 

El conmovedor video termina con una emotiva frase: “Dedicado a los que tuvieron que salir de casa buscando una vida mejor”.

Mano venezolana 

Dos venezolanos participaron en la animación y producción del video: David Calcano realizó las animaciones y Linda Otero es la productora.

David nació en Caracas, y ha estado viendo dibujos animados de Disney, Warner y UPA desde que estaba dentro del vientre de su madre. De adulto, se mudó al Reino Unido, donde trabajó como ingeniero de sistemas, al menos hasta que abandonó su carrera para perseguir su sueño: construir un estudio de animación y arte, que evoca los dibujos animados y la música que tanto ama. Además de trabajar en el estudio Fantoons en Burbank, CA, se puede encontrar a David y Fantoons en convenciones de cómics en todo el mundo exhibiendo tanto su trabajo animado como sus libros.

Según reseña Infobae,Have Yourself a Merry Little Christmas fue compuesta por Hugh Martin y Ralph Blane en 1944 para la película musical “Cita en San Luis”, donde era cantada por Judy Garland. Cuando Frank Sinatra la grabó, le cambió levemente la letra y allí pasó a ser conocida mundialmente.

Las reacciones en Twitter por la publicación del video han sido muy emotivas. Los periodistas Nelson Bocaranda y Alejandra Oraa publicaron la información en sus cuentas y resaltaron cómo se enfocó en la migración venezolana.

La migración venezolana en Colombia: cifras, mitos y realidades
La campaña «Colombia Sin Fronteras Somos Nosotros», sustentada por cifras de Migración Colombia, busca derrumbar las falsas creencias acerca de la migración venezolana en ese país

La migración de venezolanos por la crisis económica, los altos índices de violencia, inseguridad y la escasez de alimentos y medicinas es, sin duda, un hecho sin precedentes en América Latina.

Según cifras de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de 5,4 millones de personas han huido de Venezuela en busca de mejores condiciones de vida. 

Colombia ha sido el principal país en acoger a los venezolanos que huyen de la crisis, situación que ha generado casos de xenofobia y rechazo entre los ciudadanos.

Es por esto que la campaña «Colombia Sin Fronteras Somos Nosotros», sustentada por cifras de Migración Colombia, busca derrumbar falsas creencias y mitos acerca de la migración venezolana en ese país.

Aquí los 5 elementos clave resaltados en esta campaña:

Solo el 4 % de la población que vive en Colombia es venezolana. Esto, aunque del 2014 al 2021 el número de personas de esta nacionalidad pasó de 23.573 a 1.742.927, según cifras oficiales de Migración Colombia.

El Ministerio de Hacienda de ese país ha dicho que, en este 2021, los venezolanos aportarán 0,3 puntos porcentuales del PIB, mientras que los ingresos tributarios de la nación aumentarán 2,9 por ciento del PIB entre 2021 y 2030, frente a un escenario sin migración. Es una cifra para quienes consideran que los migrantes no le aportan nada al país.

Para quienes creen que la migración es temporal y que los venezolanos se irán de Colombia, hay otro dato que deben conocer: en las investigaciones y estudios,  81% de los venezolanos que han llegado al país ha dicho que consideran a Colombia como su segundo hogar. Eso significa que llegaron paras echar raíces y salir adelante con sus familias.

Otro mito o falsa creencia es que los migrantes han desplazado a los colombianos en la atención de la salud. Profamilia hizo una investigación en Bogotá, Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Riohacha y Santa Marta y encontró que aunque el número venezolanos atendidos en el sistema ha crecido, lo que más ha subido en el país es la atención de colombianos.

Un tema que ha sido crítico, y que es constantemente atribuido a los venezolanos, es el aumento de la inseguridad y la violencia. Un análisis realizado por la Fundación Ideas para la Paz (FIP) mostró que las tasas de delincuencia en Colombia no se incrementaron por la llegada masiva de venezolanos. Según la organización, basándose en cifras del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), de 118.769 personas privadas de la libertad en el 2019, 1.254 eran extranjeros y de ellos 753 venezolanos, eso significa 0,63% de la población carcelaria para ese momento.

Acá, usted puede ver el video de la campaña, en el que diversas personalidades desmontan los mitos y hacen un llamado a incluir y respetar a los venezolanos que han huido de la crisis. Se destaca que la grabación fue posible gracias a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID.

Continúa el flujo migratorio

En enero de 2021, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) detectó un repunte en el número de venezolanos que están abandonando el país, estimando que si la tendencia persistía, se iba a superar el umbral de los siete millones de migrantes y refugiados.

«De reabrirse las fronteras en el primer trimestre de 2021 y continuar el régimen ilegítimo de Venezuela en el poder, el número de migrantes y refugiados podría ascender a 7 millones», se lee el informe de la ONU.

El texto también señala que, antes de la llegada de la pandemia, cerca de 5.000 venezolanos huían diariamente del país, pero que a partir de marzo de 2020, el flujo de salida por vías regulares se detuvo, aumentando los ingresos por vías irregulares.

«Entre marzo y septiembre, más de 140 mil venezolanos se vieron obligados a retornar a su país por Colombia (134.000) y Brasil (8.000) al perder los medios de vida en estos países de acogida», según la ONU.

El pasado 2 de agosto, la Oficina de apoyo al Asilo de la Unión Europea indicó en un informe que Venezuela es el segundo país con más refugiados en el mundo.

A través de su cuenta en Twitter, la Embajada de Venezuela en Bélgica y la Unión Europea informó que Colombia se ubicó como el segundo país del mundo que acogió a más migrantes en 2020, solo superado por Turquía.

«Los refugiados venezolanos constituyen la tercera nacionalidad con mayor cantidad de asilo en la Unión Europea, superados solamente por Siria y Afganistán», se lee en el tuit. 

Según la información difundida por la Embajada de Venezuela en Bélgica y la Unión Europea, los indicios apuntan a que estás cifras continuarán durante los próximos años en el caso de los venezolanos mientras siga el régimen de Maduro. 

El drama de la diáspora venezolana

La investigación “Corrupción y migración en el contexto de la COVID-19”, realizada por la ONG Transparencia Venezuela en el mes de julio, reveló cómo las restricciones adoptadas por los países de la región para frenar los contagios han dejado a los venezolanos que huyen de la crisis más vulnerables y expuestos a delitos, siendo las mujeres las principales afectadas por la situación. 

«De acuerdo con los hallazgos del informe, las mujeres necesitan atención inmediata y especializada ante estos riesgos de corrupción, ya que no solo se detectó la presencia de explotación sexual, sino también de formas de violencia atroz como trata de personas, abuso sexual y tráfico humano», señala la investigación. 

El análisis de Transparencia Venezuela identificó, al menos, 12 hechos y situaciones de potencial corrupción,  que van desde la exigencia de pagos irregulares (dinero o actos de naturaleza sexual); robos y extorsión; pasando por la exposición a tratos crueles, inhumanos y degradantes; hasta enfrentamientos armados, como los suscitados en marzo de 2021 en el estado Apure.

*Con información de ElTiempo.co

Conexión Migrante Jun 21, 2021 | Actualizado hace 3 años
Redes migrantes en la pandemia

Una investigación de Conexión Migrante, con apoyo de la Fundación Gabo.

Textos:  Nadia Sanders/ Imágenes: Ximena Natera

  

El 28 de marzo del 2020 quedará grabado en la memoria de muchos migrantes en Nueva York. Uno de ellos es Pedro Rodríguez, quien ese día se levantó a las 5 y comenzó a conducir hacia el popular barrio de Flushing, en donde se encuentra el banco de alimentos que dirige. Su primer recuerdo al llegar son los destellos de las balizas de un grupo de patrullas cuando el cielo aún estaba oscuro. Pensó que habían asesinado a alguien, pero un oficial lo abordó para explicarle que miles de personas hacían fila afuera de sus instalaciones en espera de alimentos. La pandemia estaba ahí.

 

—¿Es usted Pedro Rodríguez?

—Sí.

—Usted tiene una línea de más de 20 bloques.

—¿Cómo?

—Sí, de acá, a acá… ¿Quiere a la Guardia Nacional? La gente está muy desorganizada. Aquí no hay control.

En la ciudad con más millonarios del mundo, los más pobres rompieron el confinamiento enfrentando el riesgo a morir, en busca de comida para sus hijos. Pedro, un empresario de origen colombiano que llegó a Nueva York hace 50 años, tenía previsto entregar ese día 2 mil cajas de víveres en La Jornada, su banco de alimentos. Pero esa mañana, la fila del hambre tenía 20 mil personas.

Nueva York, el escenario favorito de las series de ciencia ficción para detonar el apocalipsis, fue el primer punto de América en recibir el golpe de la pandemia de Covid 19. Cuando la ciudad que nunca duerme guardó silencio con el inicio del confinamiento, la comunidad de inmigrantes indocumentados fue la más afectada. 

Académicos calculan que hay más de 600 mil inmigrantes indocumentados en el estado de Nueva York, de los cuales unos 400 mil son de origen mexicano. Después de sobrevivir a cuatro años de odio de Donald Trump y de navegar en el sistema por la persecución migratoria, ahora enfrentaban a un enemigo invisible.

Las iglesias y las redes de migrantes que se han formado en los últimos 20 años en Nueva York fueron el alivio para miles de familias confrontadas con el hambre, el virus y la muerte.

En todo el estado existen alrededor de 150 organizaciones de la sociedad civil enfocadas a atender a la población migrante mexicana. Las de más experiencia son veinteañeras y han vivido las peores crisis de Nueva York: el ataque a las Torres Gemelas, en 2001; o el desastre por el huracán Sandy, en 2012. Y también han aprendido a crear alianzas y a jugar con las reglas del sistema.

La Coalición Mexicana: de la mano de la iglesia, el gobierno y la academia

A la Coalición Mexicana llamaron mujeres por teléfono en busca de comida a inicios de marzo, recuerda Jairo Guzmán. Y en esos días llegaron mexicanos pidiendo un termómetro porque estaban carísimos, 

Jairo llegó de México a Nueva York de las manos de sus padres cuando era un adolescente. Hoy es el director de la Coalición Mexicana, una de las organizaciones de base que apoya a la comunidad inmigrante, la mayoría indocumentada, desde hace 20 años.

La primera crisis que enfrentó Jairo fue los ataques terroristas a las Torres Gemelas en 2001. Trabajaba para la representación del gobierno de Puebla y se dedicó a buscar a las víctimas de origen mexicano.

—Se trataba de ayudar a trasladar a un ser querido a México y de ayudar a personas que no estaban legalmente casadas para que tuvieran derecho a ciertos recursos (…). Empezamos a buscar casos donde se buscaba dinero del fondo de ayuda del 9/11 para enviar a las mujeres que quedaron viudas en México. Esto fue posible con el apoyo de otros abogados que trabajaron de forma voluntaria, —recuerda—. Y una de esas abogadas me ayudó a crear la Coalición.

En el 2020, a Jairo le tocó vivir la peor pandemia del último siglo y se enfocó en conseguir dinero para comprar comida para los inmigrantes, materiales de protección, y a crear materiales informativos de salud en lenguas indígenas desde su sede en el anexo de una iglesia católica en el Bronx.

—Recuerdo ir al supermercado y no encontrar carne. Fuimos supermercado tras supermercado. No había artículos de limpieza, el papel de baño desapareció. Y, de repente, se siente ese nervio: ¿será o no será cierto esto que está pasando?

Para comprar alimentos y equipo médico, Jairo redactó cartas a filántropos y fundaciones donde daba cuenta de las necesidades materiales y el número de familias que debía atender con el respaldo de su trabajo durante 20 años.

La Coalición también contactó a Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Nueva York y a hospitales con quienes ya había trabajado en programas de salud. El hospital presbiteriano de Nueva York, en el alto Manhattan, les brindó comida para 100 familias por cuatro meses, que se extendieron a ocho y continuaban hasta marzo de este año. Hoy su sede opera entre cajas de víveres, pañales, material informativo de pruebas de Covid en varios idiomas y bolsas de tela con alimentos.

Por su experiencia en las oficinas del gobierno de Puebla en Nueva York y en la Administración de Servicios a la Niñez, Jairo aprendió que las instituciones de gobierno en Estados Unidos responden a números. Cuando vio el tamaño de la emergencia por la pandemia, empezó a recabar datos.

—Hicimos una encuesta en la segunda semana de marzo a 160 personas con la plataforma Survey Monkey. Les preguntamos (a los beneficiarios) si tenían dinero para comprar los productos básicos de 14 días y si confiaban en que les iban a pagar, si confiaban en el gobierno. Esa información la usamos con el Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York para decirles: miren lo que está pasando. Todo esto se puede convertir en algo peor si ustedes no apoyan.

En respuesta, el Departamento de Salud envió cubrebocas, guantes, termómetros y financió personal de apoyo.

Jairo también ha aprendido que las universidades son un gran aliado para las organizaciones de la sociedad civil por varios motivos.

—Yo me acerqué mucho con las universidades que podían acreditar que el trabajo que íbamos a hacer era bueno. Tengo una buena relación con la Universidad de Columbia, hablando con profesores que podían aportar a los programas que queríamos desarrollar para el bienestar de las familias. Cualquier proyecto que quería hacer, invitaba a las universidades a evaluarlo y dejaba que dijeran sí sirve o no sirve por tal motivo.

El espacio donde opera la Coalición es el anexo de una iglesia católica que le fue otorgado gracias a un obispo con quien trabajó Jairo, en el popular barrio del Bronx, a donde llegaron las primeras olas de migrantes mexicanos hace poco más de 20 años.

Entre las familias que ha atendido durante la crisis por la pandemia, recuerda en particular el de una madre mexicana que despertó con su esposo muerto en la misma cama.

—El esposo se enfermó de Covid 19 y murió en la habitación que rentaba, ella es la que se encargó de llamar a la ambulancia, se llevaron el cuerpo, —recuerda—. Ella salió a pedir apoyo y la familia de él se espantó por el estatus migratorio de todos y la sacaron, la arrojaron del departamento. La niña más pequeña apenas tenía un año, el mayor tenía 8. Eran niños pequeños. Ella se quedó con sus hijos. Buscaba a dónde irse a quedar, buscaba comida, buscaba ropa. La última vez que la vimos se fue con unas amistades a Connecticut.

Los migrantes que murieron por la Covid-19

La tasa de fallecimientos de latinos por Covid es del 34% del total en Nueva York, casi el doble de las muertes registradas entre la población blanca.

Muchos de estos migrantes eran el único sustento de sus familias. Aún se desconoce cuántos huérfanos ha dejado la pandemia. La Administración de Servicios a la Niñez en Nueva York informó vía mail que son “muy pocos” los menores que han tenido que ponerse al cuidado de otros adultos —generalmente miembros de su misma familia— debido a la pérdida de sus padres por Covid 19. Sin embargo, no ofrecieron información de cuántos de ellos son mexicanos.

Antes de la pandemia, la mayoría de la comunidad migrante trabajaba limpiando casas, en las cocinas de restaurantes, en la construcción y en entregas a domicilio. Este grupo destina más del 30% de su ingreso familiar a pagar la renta del lugar donde vive y suele compartir vivienda entre hermanos y primos para reducir los costos. El desempleo los golpeó con fuerza, 60% se quedó sin trabajo, según la oficina de asuntos migratorios del alcalde de Nueva York. La pérdida de empleos para el resto de la población fue del 36%.

Un rasgo de parte de la inmigración mexicana en Nueva York es que la gran mayoría proviene de comunidades rurales del centro y sur de México, y muchos hablan una lengua indígena. Su vida se limita a ir a trabajar y regresar a casa. Hacen poco uso de los servicios públicos por temor a ser deportados. Pueden llevar años en Estados Unidos, pero muy pocos hablan inglés de forma fluida.

Red de Pueblos Trasnacionales: se habla náhuatl, mixteco y totonaco en NY 

Desde su sede, en el sur del Bronx, Marco Antonio Castillo, antropólogo y activista mexicano, nos platica que ha trabajado con comunidades indígenas en Nueva York desde hace 20 años. Es el director de la Red de Pueblos Trasnacionales, organización que trabaja en la reivindicación de la identidad y las tradiciones de los migrantes indígenas en la capital de la economía del mundo.

—Durante la pandemia fue muy evidente que no todos los migrantes son iguales. Las personas que no se sienten cómodas con su español y no conocen el inglés, usualmente porque hablan una lengua indígena, son más temerosas para solicitar ayuda. Es la gente que prefiere y elige vivir en las sombras —comenta Marco en una jornada de entrega de despensas a migrantes latinos con música de cumbia como fondo—. Rápido se corría la voz de que en los hospitales “te mataban”. Y generaron un montón de teorías y sospechas. La gente terminó guardándose en su casa. Muchas personas murieron encerradas, viviendo el Covid en sus cuartos, en sus casas.

Para los que sí llegaron a llamar una ambulancia fue especialmente difícil localizar a sus familiares en la red de hospitales. Estaban desbordados por la emergencia, sin ventiladores suficientes y almacenaban los cadáveres en tráileres con sistemas enfriadores hasta que fueran reclamados. Muchos de esos cuerpos, con nombres mal escritos por la disonancia del idioma o, de plano, con nombres falsos porque hay migrantes que trabajan con otra identidad.

La Red ha contribuido a formar el primer Colectivo de Intérpretes Indígenas, que trabaja con el Departamento de Salud de la ciudad para traducir materiales de información sobre el coronavirus a tres variantes de tu’un saavi (Mixteco), me’phaa’ (Tlapaneco), náhuatl, Mam y Kichw.

En Nueva York hay hablantes de 21 lenguas indígenas originarias de México, según la Endangered Language Alliance.

—Imagínate cómo una persona migrante indígena se mete a la tarea de localizar familias. La familia te dejaba en un hospital, pero el personal no les decía que estaba en otro por los niveles de saturación —dice Marco—.  Encontramos migrantes  fuera de Nueva York, en Filadelfia, en Nueva Jersey, en Long Island, en el norte del estado de Nueva York, a cinco o seis horas de aquí.

La Red de Pueblos Trasnacionales tiene siete comités en diferentes partes del estado de Nueva York. Cada uno se mantuvo en contacto con sus conocidos durante la pandemia y enviaba un reporte diario de cuántos casos de personas fallecidas o enfermas conocían y trataron de ubicar a las personas no localizadas por sus familiares.

—El mecanismo era hacer toda la historia. Saber a dónde lo habían llevado e ir al hospital. A veces los hospitales no tenían ni registro de la persona porque no había cupo. Entonces, había que identificar a la ambulancia, indicar el nombre de la persona, el día y la hora en que la llevaron. Preguntar a qué otro hospital la trasladó. Hablar a ese otro hospital, lo ubican y te dicen: no, pues, necesitaba un ventilador y aquí no había; lo llevamos hasta Filadelfia —explica—. La chamba era buscar personas en todos los hospitales.

La Red es autogestiva, pero cuando empezó a fluir la ayuda en Nueva York por parte de fundaciones más grandes, fueron un canal para comprar despensas y distribuirlas entre las familias migrantes latinas.

—Las comunidades que vienen de pueblos indígenas tienen un capital organizativo importante, vinculado a mayordomías y fiestas comunitarias. Todas esas redes, hicieron que fluyera más fácilmente la articulación durante la pandemia.

Hicieron un convenio con la Casa del Indígena Nativo Americano para entregar mes con mes mil bolsas de alimentos con huevo, vegetales, cereales para los niños y fruta a familias de lengua indígena. Durante el 2020, repartieron alrededor de 2 mil 500 despensas.

Hubo otras fundaciones con más capital que también ofrecieron ayuda. La Red obtuvo así una beca durante la emergencia que le permitió dar cheques a las familias más impactadas. Entregaron 10 mil dólares en ayudas económicas para el pago de rentas y 20 mil dólares en tarjetas de ayuda económica con 200 dólares cada una. 

 La parroquia del Buen Pastor: un duelo con dignidad

El sacerdote Juan Carlos Ruiz, al frente de la parroquia del Buen Pastor, en el barrio de Bay Ridge, activó las redes de apoyo que conoció en el movimiento de Occupy Sandy, que surgió tras el impacto de la tormenta en Nueva York en 2012.

—Habíamos articulado la respuesta bajo el lema de “los indignados de ayuda mutua”, con 17 centros en los primeros tres meses —dice el padre Juan Carlos—. Nosotros lo empezamos desde la iglesia luterana de San Jacobo.

El padre recuerda que las iglesias sirvieron como almacenes de herramientas para la reconstrucción de las casas; en otras, cocinaban 200 mil comidas a la semana y tenían alrededor de 15 mil voluntarios al día.

El movimiento Occupy Wall Street era reciente y se sumó a las redes de apoyo en una coalición llamada Mátrix, que coordina las ayudas.

Con el inicio de la pandemia, el padre Juan Carlos echó mano de todos sus recursos para ofrecer ayuda a la comunidad migrante. Desde su parroquia se entregan 7 mil libras (30 toneladas) de alimentos cada semana.

Sus tres voluntarios de base crearon grupos de Whatsapp y Wechat y se apoyan con personas que hablan inglés, árabe, chino y español para convocar a las comunidades en distintos horarios. El lado más oscuro de la pandemia fue mirar a la muerte de frente.

—Teníamos gente infectada que habían soltado del centro de detención viviendo en las calles porque no querían contagiar a su familia; gente que fue encontrada días después porque los apartamentos ya olían mal. Y familias enteras donde los adultos estaban enfermos y tenían niños sanos, pero sin nada de comer. Alrededor de todo esto, el terrorismo, porque la migra nunca paró en deportar a la gente.

Una de las familias a las que ayudó el padre fue la de Ángel Gordillo, un inmigrante mexicano de origen oaxaqueño que enfermó de Covid 19 junto con su esposa, Olga, y su hermano René. Ninguno pudo salir de su departamento mientras estuvieron enfermos y el padre Juan Carlos fue de los pocos que le llevó comida a su puerta.

—Fue el alma que Dios me puso en mi camino para muchas cosas. El padre nunca me dejó. Siempre me mandó despensas para que mis hijos comieran —dice Ángel en su departamento, donde vive con sus tres hijos y su sobrino de 16 años.

Al hermano de Ángel comenzó a faltarle el aire. Un par de semanas después murió en el hospital. Su hijo menor vivía con ellos, pero su esposa y sus tres hijas mayores viven en Oaxaca. Por ellas, Ángel decidió enviar las cenizas a México. Pero en el consulado mexicano se enfrentó entonces con el muro de la burocracia. En esos días, se enteró que el padre Juan Carlos tenía planeado llevar a México las cenizas de otro migrante y se acercó a él.

—Yo llegué al consulado y había un cuartito de 12 por 12 metros, donde tenían todas las urnas, todas las cajitas amontonadas —recuerda el padre Juan Carlos—. Yo creo que eso es una falta de respeto para las vidas. Eso es algo que cristaliza cómo se nos trata no solamente en la muerte sino en la vida. Entonces, yo dije, al menos un grano, una brizna de dignidad. Tengo que hacer ese viaje. 

Fuerza Migrante: echando mano de las redes sociales

Sin conocer a nadie, Javier Correa, conocido como Chalino, le escribió a integrantes de la plataforma Fuerza Migrante vía facebook para pedir donaciones y llevar alimentos a su comunidad.

 Así logró ofrecer despensas a sus vecinos y, en unas semanas, lo invitaron a crear la unidad de asistencia comunitaria de Fuerza Migrante.

Alto, con un corte de pelo estilo mohicano, a sus 37 años, Chalino se ha involucrado en los movimientos de migrantes para enviar ayuda a México en emergencias como los sismos de 2017. Ahí conoció a integrantes de la brigada de los Topos, un grupo de rescatistas que surgió de la sociedad civil en los sismos de 1985 en Ciudad de México y ofrece ayuda en casos de desastres.

Desde el sótano de un edificio de Manhattan que está remodelando, recuerda que se animó a ir a Hunts Point, uno de los centros de distribución de comida más grandes de Estados Unidos, a pedir donaciones. Después de llevar comida semana tras semana a su comunidad, una vez le ofrecieron sólo piñas.

— Recuerdo muy bien que nos dieron tres camionetas repletas de pura piña. Obviamente, no van a comer pura piña nuestros paisanos —comentó. Así fue como empezó a buscar bancos de alimentos para llevar comida al barrio de Queens.

Chalino es un migrante que llegó hace 16 años a Estados Unidos y cree que puede hacer más que sólo trabajar y enviar dinero a sus hijos en Monterrey. Ya logró hacerse de una camioneta, que ha llamado unidad asistencia comunitaria de Fuerza Migrante, porque fue la primera organización que lo apoyó para conseguir alimentos.

Fuerza Migrante es una plataforma que busca unir a las organizaciones de migrantes en todo Estados Unidos con el fin de ocupar espacios de representación en el Congreso en México desde el exterior. Durante la pandemia, trabajó desde su Coordinación Binacional para ayudar a los migrantes a contactar al personal del Consulado Mexicano y solicitar la repatriación de cuerpos.

Chalino coordina como voluntario uno de los 17 puntos de distribución de víveres que tiene La Jornada, el banco de alimentos fundado hace 12 años por Pedro Rodríguez.

El día en que don Pedro, como le dicen los voluntarios, se vio rebasado por las necesidades de la gente, acudió al gobierno de la ciudad y a los bancos de alimentos privados Food Bank New York y City Harvest para pedir más comida.

La Jornada tenía, hasta el mes de mayo, voluntarios de 18 países y una distribución de alimentos en 17 puntos en el condado de Queens. Cada semana entrega comida para 13 mil 500 familias, con ayuda de otras organizaciones y líderes que permiten potenciar la cobertura en los barrios más necesitados.

Nueva York, ciudad de migrantes

Nueva York es una ciudad con un amplio legado de migración. La ola migratoria más significativa en el último siglo es la que provino de Europa, explica la académica Norma Fuentes, doctora en sociología y académica de la Universidad de Nueva York (CUNY).

“Nueva York tiene el legado más viejo de migración de los EE. UU. y es una de las ciudades más ricas del mundo. Es el centro financiero del mundo. Muchas fundaciones que tienen un legado muy amplio fueron creadas por inmigrantes europeos que no se han reemplazado hace 50 años. Quienes se han beneficiado de este legado han sido las olas de migrantes de Latinoamérica y de Asia”, dice la investigadora en entrevista telefónica.

Muchas de las organizaciones enfocadas a los migrantes se encuentran en Nueva York y cuentan con registro 501(c)3, ante el Departamento de Estado; otras trabajan como colectivos; y también hay planes de acción desde las iglesias.

Esas grandes fundaciones, como la Robin Hood Foundation, fueron una de las principales fuentes de ayuda para las redes de migrantes, que han ido aprendiendo con cada crisis.

“El modelo de ayuda que se ejercita en la ciudad, en un centro donde tradicionalmente han llegado los inmigrantes y donde existen muchas instituciones que están con un legado, es diferente al modelo de rescate para los indocumentados que va a existir en un destinos nuevos”, advierte la investigadora. “Porque ahí no están las instituciones, no está el legado, no está la ideología de que hay que ayudar y proteger a los inmigrantes. Y muchos de esos lugares son muy conservadores.”

Los migrantes de NY dejaron de ser invisibles al sistema

Miles de inmigrantes latinos iniciaron una movilización a inicios de marzo para exigir la aprobación de un fondo de ayuda por 3 mil millones de dólares. Tomaron los puentes de Brooklyn y Manhattan y algunos hicieron huelga de hambre. Marcharon hasta Albany, la capital de Nueva York, y se manifestaron frente a la casa del gobernador, Andrew Cuomo.

Esta movilización se dio a unos meses de que el movimiento Black Lives Matter ocupó las principales ciudades de Estados Unidos tras el asesinato del afroamericano George Floyd, en Minneápolis.

En abril pasado, el Congreso de Nueva York aprobó 2,100 millones de dólares como fondo de ayuda a inmigrantes indocumentados que perdieron su empleo durante la pandemia, con un pago de hasta 15,600 dólares en un año.

La decisión ocurrió meses después de que asumió la presidencia el demócrata Joe Biden después de vencer a Trump. Se trata del apoyo más grande a inmigrantes indocumentados en la historia de Estados Unidos.

“De alguna manera, Trump sacó a relucir tanto odio y racismo escondido en este país. La fealdad de Trump, el caso de George Floyd y el coronavirus hizo ver a  los migrantes como héroes porque nunca dejaron de trabajar”, comentó la académica de CUNY. 

Norma Fuentes considera que la aprobación de la ayuda a los inmigrantes indocumentados no hubiese recibido tanta atención si no hubiera sido por la movilización de la segunda generación de migrantes, los hijos de los que llegaron hace 20 años y que salieron a marchar con ollas y escobas.

“Esto es debido a la movilización virtual, al social media de la segunda generación, que son los que hablan el idioma, que son los que entienden los teléfonos (celulares), las redes sociales, el Instagram. Esto es el resultado de facebook y de los millennials, que están muy activos”, afirma.

La pandemia atizó las buenas voluntades. Y la comunidad migrante mexicana, que ha navegado en modo invisible, comienza a exigir sus derechos. Ningún estímulo económico traerá de vuelta a los caídos, a los padres, madres, hermanos o hijos que la Covid-19 les arrebató. Pero sí demuestran que esta comunidad se organiza y actúa para dejar de vivir en las sombras de Nueva York.

Este artículo hace parte de la serie de publicaciones resultado del programa Laboratorios de Periodismo de Soluciones de la Fundación Gabo y la Solutions Journalism Network, con el apoyo de Tinker Foundation, instituciones que promueven el uso del periodismo de soluciones en Latinoamérica.

Acnur ubicó a venezolanos como segundo mayor grupo de desplazados
5,4 millones se encuentran bajo condición de refugiados, migrantes y solicitantes de asilo

De acuerdo a datos recogidos en su informe anual sobre tendencias globales, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) ubicó a los venezolanos como el segundo mayor grupo de desplazamientos forzosos en todo el mundo, tan solo después de Siria, 

A pesar de la pandemia, el número de personas que han huido de las guerras, violencia, persecución y violación de los derechos humanos en 2020 alcanza casi los 82,4 millones de personas, según el informe de Acnur publicado este 18 de junio. Esto supone un aumento del 4% sobre la cifra récord de 79,5 millones alcanzada al final de 2019.

Casi cuatro millones de venezolanos se encuentran desplazados por la crisis social, política y económica dentro del país. 5,4 millones de venezolanos se encuentran repartidos en el mundo bajo la condición de refugiados, migrantes y solicitantes de asilo reportadas mediante la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes de Venezuela.

“Detrás de cada número hay una persona forzada a dejar su hogar y una historia de desplazamiento, desarraigo y sufrimiento. Merecen nuestra atención y apoyo, no solo mediante la ayuda humanitaria, sino también con la búsqueda de soluciones a su difícil situación”, declaró Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.

Por detrás de Siria y de Venezuela, se encuentran Afganistán (2,6 millones), Sudán del Sur (2,2 millones) y Birmania (1,1 millones). Durante la pandemia, «todo se interrumpió, incluida la economía, pero las guerras, los conflictos, la violencia, las discriminaciones y las persecuciones -todos ellos, factores que empujan a la gente a huir- continuaron», dijo Filippo Grandi.

Venezolanos arriba en asilos

Debido a la pandemia de coronavirus y el cierre de fornteras de más de 100 países, durante 2020 la cantidad de nuevas personas solicitantes de asilo se redujo en un 45%, el mayor descenso en un solo año desde el inicio de registros precisos en 2000.

Al igual que en 2019, quienes presentaron la mayor cantidad de nuevas solicitudes de asilo individuales fueron los venezolanos (147.100), seguidos de personas de Afganistán (76.200) y Siria (72.900). Si bien más de cuatro de cada cinco solicitudes de personas procedentes de Venezuela se presentaron en países de América, casi todas las personas oriundas de Afganistán y Siria presentaron sus solicitudes de asilo en Europa.

De las 250.800 nuevas solicitudes individuales en los Estados Unidos, tres de cada cinco procedían de solo cinco países de América: Guatemala (40.400), Honduras (33.700), Venezuela (33.200), El Salvador (25.900) y México (17.400).

Para Acnur, «esta elevada concentración refleja en parte el deterioro de la situación de la seguridad y la violencia observada en algunos de estos países».

El 42% de todas las personas desarraigadas son jóvenes menores de 18 años. Según las estimaciones del Acnur, cerca de un millón de niños nacieron como refugiados entre 2018 y 2020. «La tragedia de tantos niños y niñas nacidos en el exilio debería ser razón suficiente para maximizar los esfuerzos para prevenir y acabar con los conflictos y la violencia», sostuvo Filippo Grandi.

En 2020, cerca de 3,2 millones de desplazados internos y solo 251.000 refugiados pudieron volver a sus hogares, respectivamente un 40% y un 21% menos que en 2019.

La reubicación de refugiados también registró una bajada drástica. Solo 34.400 refugiados fueron reinstalados el año pasado, un nivel mínimo en 20 años, a causa del número limitado de plazas y de la pandemia, según Acnur.

 

6.159 venezolanos atravesaron frontera de México a EEUU en abril
En enero de este año, 459 venezolanos cruzaron esa frontera, de acuerdo a información de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza

Autoridades migratorias de Estados Unidos interceptaron en el mes de abril, un total de 6.159 ciudadanos venezolanos que pasaron de forma irregular la frontera desde México, según cifras a las que tuvo acceso la agencia EFE.

Este número representa un crecimiento al compararse con abril del año pasado, cuando tan solo atravesaron la frontera 36 personas, aunque se dio en medio de la pandemia del COVID-19. 

En enero de este año, 459 venezolanos cruzaron esa frontera, de acuerdo a información de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés). Mientras que en febrero, fueron encontrados 1.082 ciudadanos venezolanos y en marzo la estadística subió hasta las 2.740 personas interceptadas.

El número de venezolanos que cruzan sin permiso la frontera sigue lejos de los mexicanos, la nacionalidad con más personas interceptadas en la línea divisoria, con 62.578 casos en marzo y 65.555 en abril, respectivamente.

En las últimas semanas han circulado en las redes sociales videos o impactantes fotografías de grupos de presuntos venezolanos que cruzan caminando el río Bravo, que separa a Estados Unidos de México, y que en algunos casos debieron ser auxiliados por agentes fronterizos estadounidenses.

Uno de estos grupos fue captado en mayo pasado por la cadena Fox News, que transmitió cómo hombres y mujeres jóvenes alcanzaban la orilla estadounidense, algunos de ellos llorando.

Esta semana la atención se volvió a centrar en los venezolanos, después de que otro contingente de personas que se identificaban como originarias de ese país arribara a EE.UU. tras pasar el río, entre ellos una anciana que debió ser cargada por uno de sus compatriotas, quien completó el recorrido ayudado por un uniformado estadounidense que se sumó a atender a la agotada mujer.

Con información de El Pitazo

Doce países renuevan compromisos para atender crisis migratoria de Venezuela
El Proceso de Quito, en el que actualmente participan catorce países, se creó en 2018 por iniciativa de Ecuador como un espacio de trabajo técnico regional, con el apoyo de Acnur y la OIM

Una docena de países de Latinoamérica ratificaron este viernes en Lima su compromiso de atender la crisis migratoria de venezolanos, con políticas públicas para su integración social y económica en cada uno de sus respectivos territorios.

Estos compromisos para apoyar a los 4,6 millones de migrantes y refugiados venezolanos fueron renovados en la octava Declaración Conjunta del Proceso de Quito, suscrita en presencia de delegados de Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El documento recoge el trabajo de los Estados líderes en materia de inserción socioeconómica, educación, protección de niños, niñas y adolescentes, centros de orientación y recepción temporal, refugio y asilo, regularización migratoria, salud, género y reunificación familiar, trata de personas y VIH/SIDA.

También contiene el compromiso de avanzar conjuntamente en materia técnica en cada uno de ellos, lo que lo convierte en un documento integral de respuesta a la crisis, según Acnur.

«El Proceso de Quito es testimonio de la voluntad para seguir fortaleciendo a nuestra región, abrazando la diversidad con empatía y con la generosidad que la ha caracterizado siempre,» destacó Eduardo Stein, representante especial conjunto de Acnur y la OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela.

Stein añadió que «propiciar la inclusión positiva en las estrategias de planificación es clave para la necesaria y urgente cohesión de América Latina y el Caribe».

Brasil en presidencia rotatoria

En la reunión celebrada en la capital peruana, Brasil asumió la nueva presidencia pro tempore del Proceso, que iniciará el próximo 22 de junio, día en que finalizará el periodo en el que la ostentó Perú.

Brasil hizo referencia a su compromiso de seguir impulsando todos los temas que se vienen discutiendo en los grupos de trabajo con un enfoque regional orientado a la cooperación internacional.

«Como uno de los principales receptores de población refugiada y migrante proveniente de Venezuela, Brasil asume su liderazgo en un momento crucial para el Proceso de Quito y la región», anotó Stein.

Con el liderazgo de Perú, el Proceso de Quito avanzó en este periodo en la integración de Reino Unido, Italia y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como nuevos miembros del Grupo de Amigos, conformado desde antes por España, Países Bajos, Suiza, Alemania, Francia, la Unión Europea (UE), Canadá y Estados Unidos.

Asimismo, el Proceso progresó bajo la batuta de Perú en la organización de encuentros de alto nivel a nivel regional, entre ellos la segunda Reunión regional de Ministros de Trabajo con miras a discutir una hoja de ruta en la temática de la integración socioeconómica.

En ese aspecto destaca la participación de Canadá como organizador de la próxima Conferencia de Donantes.

Casi 3 años de proceso

El Proceso de Quito, en el que actualmente participan catorce países, se creó en 2018 por iniciativa de Ecuador como un espacio de trabajo técnico regional, con el apoyo de Acnur y la OIM, para desarrollar respuestas coordinadas a los retos generados en la región por la crisis migratoria desde Venezuela.

Entre los países miembros están Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guyana, México, Paraguay, Panamá, República Dominicana, Perú y Uruguay.

En la séptima reunión fue establecido un Grupo de Amigos conformado por ocho países de la Comunidad Internacional que participan en las reuniones plenarias y en los espacios técnicos.

CLAVES | La situación de NNA no acompañados o separados procedentes de Venezuela
La investigación encontró casos casos de NNA que salieron solos del país y posteriormente formaron un vínculo con otra persona o grupo
El Centro de DDHH de la UCAB encontró que, generalmente, los NNA no acompañados o separados viajan sin un plan definido, sin orientación y sin personas u organizaciones de apoyo

Foto: Guillermo Torres/Semana

El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), presentó este jueves, 27 de mayo, un informe sobre la situación de niños, niñas y adolescentes no acompañados o separados procedentes de Venezuela.

Para la elaboración del informe “Pequeños en movimiento”, el Centro de DDHH de la UCAB analizó diversas fuentes documentales y realizó entrevistas con expertos en derechos de niños, niñas y adolescentes.

Asimismo, se realizaron entrevistas con NNA no acompañados y separados en Colombia y Ecuador. La mayor parte del análisis, realizado entre enero y abril del 2021, se centró en la situación en Colombia, con cobertura adicional sobre las condiciones en Brasil, Ecuador y Perú.

De acuerdo con el texto, el organismo encontró algunas limitaciones para realizar las entrevistas con los NNA no acompañados y separados, pues las visitas de campo se suspendieron por la segunda ola de COVID-19 y se sustituyeron por entrevistas a través de medios digitales con la colaboración de organizaciones aliadas. 

Otra limitación fue la dificultad para identificar y abordar a NNA no acompañados o separados, ya que, además de tratar de pasar desapercibidos, no permanecen mucho tiempo en un solo lugar, por lo que no es fácil un acompañamiento constante para las mismas organizaciones que trabajan en apoyo a este sector.

Destaca el texto que los NNA entrevistados no estaban al cuidado de adultos ni de instituciones estatales de protección. El contacto se hizo a través de ONG que brindan asistencia a niños y adolescentes.

Caracterización de los NNA no acompañados o separados

Según el informe, Los NNA en situación de movilidad que están apartados de sus padres o representantes se agrupan en dos grandes categorías:

– Por una parte se consideran se consideran NNA no acompañados, “los menores que están separados de ambos padres y otros parientes y no están al cuidado de un adulto al que, por ley o costumbre, incumbe esa responsabilidad.

– Por otra parte, son “los menores separados de ambos padres o de sus tutores legales o habituales, pero no necesariamente de otros parientes. Por tanto, puede tratarse de menores acompañados por otros miembros adultos de la familia.

De acuerdo con el texto, durante la investigación se observaron otras situaciones como NNA que salieron de Venezuela, acompañados de uno o ambos padres, pero que luego decidieron apartarse de ellos y seguir una ruta o establecerse por su propia cuenta sin ser mayores de edad.

1.1 Información cuantitativa sobre NNA no acompañados

El Centro de DDHH de la UCAB señala la dificultad de llevar un cálculo certero sobre la cantidad de menores no acompañados, al destacar que muchos de ellos entran por puntos no controlados. Además, el contexto de la pandemia de COVID-19 dificulta los registros oficiales.

Respecto a lo anterior, ni siquiera el Plan de respuesta regional para refugiados y migrantes de Venezuela (RMRP) tiene cifras desagregadas sobre NNA no acompañados y separados, lo que evidencia las carencias de información sobre este sector de la población. 

 

Por su parte, el informe Tendencias Globales 2020 de ACNUR advierte que las cifras al respecto “son subestimaciones importantes debido al limitado número de países que comunican datos”.

El portal Hijos de Migrantes ha hecho algunas estimaciones sobre estas cifras, entre las que resaltan las siguientes:

– Para fines de 2020, había 1,9 millones de NNA venezolanos en situación de movilidad.

– Más del 55% de los NNA venezolanos se movilizan sin documentos.

– Para 2019, se calculaba que más de 20.000 NNA habían llegado solos a Colombia.

– En el marco de la pandemia, cerca de 750 NNA no acompañados retornaron a Venezuela.

– Tras la reapertura de la economía en países receptores, al menos 430 NNA salieron de Venezuela solos o junto con otros menores de edad, entre octubre de 2020 y febrero 2021.

– Entre 2015 y 2019 unos 25.000 menores no acompañados o separados han salido de Venezuela.

Ante la imposibilidad de acceder a registros oficiales, en Colombia las estimaciones se realizan con  informaciones provenientes de las ONG y autoridades locales, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y funcionarios de la Defensoría Delegada para Derechos de la Población en Movilidad Humana de la Defensoría del Pueblo de Colombia.

Riesgos en la ruta y en el lugar de destino

El Centro de DDHH de la UCAB encontró que, generalmente, los NNA no acompañados o separados viajan sin un plan definido, sin orientación y sin personas u organizaciones de apoyo. Aunque algunos salen por la frontera con Brasil y en embarcaciones hacia Trinidad y Tobago, la mayoría lo hace por diferentes puntos de la frontera entre Colombia y Venezuela.

“A mí me motivó la situación económica, porque ya no se podía comprar comida, no se podía comprar las cosas personales ni se podía estudiar allá (…) Yo salí del país por trochas, pasé por ríos, montañas, en una camioneta pequeñita donde había mucha gente”, declaró A.H de 17 años, quien salió de Maracaibo (Zulia) a Ibarra, Ecuador.

 

Los riesgos pueden depender de la edad y el sexo. El reclutamiento con fines de explotación sexual afecta más a las niñas, registrándose casos de embarazo precoz.

Por su parte, en el caso de los varones, son más explotados en actividades de transporte y manejo de armas, de químicos para procesar drogas y de sustancias ilícitas.

Otro riesgo son las ofertas de trabajo engañosas en Colombia. Organizaciones consultadas confirmaron la existencia de casos de niñas no acompañadas o separadas que se trasladan hasta Panamá, Ecuador y Perú motivadas por tales ofertas y, una vez que llegan, son víctimas de trata y explotación sexual.

Situación en los países receptores

Es Colombia el país con mayor destino de venezolanos en situación de movilidad, algo que ocurre también para los NNA no acompañados y separados. Además, Colombia es el principal país de tránsito para los menores no acompañados que esperan llegar a Ecuador, Perú, Chile, Panamá y Norteamérica.

También han sido identificados NNA no acompañados y separados en Brasil, Trinidad y Tobago y Uruguay.

En el caso de Ecuador, la Cancillería de ese país señaló que, del total de NNA que ingresan a su territorio, el 9% son separados y el 1% son no acompañados. Muchos de estos niños se separan de su grupo familiar por accidente.

Asimismo, con relación a Perú, una encuesta realizada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y UNICEF en 2019, indicó que el 27% de los NNA viajan separados de sus padres o representantes, encontrándose a cargo de otros parientes, principalmente hermanos, sobrinos o primos.

En cuanto a Colombia, al 31 de agosto de 2019, según el RMRP 2020, 1.641 niñas y niños venezolanos se encontraban bajo protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entre los que se encontraban 152 NNA no acompañados.

Mecanismos de protección para NNA no acompañados y separados

Los países receptores de NNA procedentes de Venezuela cuentan con instituciones que velan por los derechos de la infancia y la adolescencia. Sin embargo, los protocolos son limitados e incluso, inexistentes.

En el caso de Colombia, los NNA cuentan con protección del ICBF, cuya acción inicia con una evaluación para ver si se requiere su intervención o si se puede buscar algún apoyo familiar.

Cuando se trata de NNA no acompañados, la respuesta es siempre el ingreso al sistema de protección, bien sea por la modalidad de hogar sustituto o de internamiento institucional.

 

Algunos entrevistados por el Centro de DDHH de la UCAB señalaron que hasta ahora la institución de protección de NNA en Colombia no ha abordado con suficiente fuerza algunas situaciones.

Según el informe, en algunos casos los procesos de inserción de los NNA no acompañados o separados en la escuela en ocasiones resulta difícil, pues se producen expresiones de xenofobia y discriminación contra estas personas.

Puede leer el informe completo a continuación:

Situación de los niños, niñas y adolescentes no acompañados o separados procedentes de Venezuela. Mayo… by Andrea González Parra on Scribd