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Mesa de la Unidad Democrática

Bestiario Político #20:  El estado actual de la oposición venezolana

 

 

En este Bestiario Politico volcamos la mirada a la política nacional y examinamos el estado actual de la oposición venezolana. En este análisis, (el primero de dos que haremos sobre el tema), discutimos cuál es la situación particular de los principales partidos -hoy proscritos- que conformaron no hace mucho a la Mesa de la Unidad Democrática, luego el G4 y que hoy son parte de algo que se conoce como el Frente Amplio Libre Venezuela.

¿Están haciendo algo esos partidos? ¿Qué pasa dentro de cada uno de ellos? ¿Hay algunos que están divididos? ¿Cómo interactúan entre ellos? ¿Qué coaliciones hay y a qué juegan? En este edición número veinte nos sumergimos durante largo rato en ese ecosistema para intentar responder esas preguntas.

Escucha»Bestiario Político 20. El Estado Actual de la Oposición Venezolana (Parte I)» en Spreaker.

 

Aquí las recomendaciones de este episodio:

  • Oswaldo recomendó: El artículo de Rebecca Traister para The New York Times: «La furia es un arma política y las mujeres necesitan empuñarlo»

 

  • Nelson recomendó: La serie de Netflix, «Happy«

 

  • Edgar recomendó: El artículo de Jorge Castañeda para The New York Time: «Derrocar o no derrocar a Maduro»

Cuatro grupos y dos tesis sacuden la unidad de la oposición venezolana

@pppenaloza

De aquella Mesa de la Unidad Democrática (MUD) solo quedaron cuatro patas. La conclusión se desprende del análisis que ofrece un diputado sobre las corrientes opositoras.

En un extremo se ubicaría Soy Venezuela de María Corina Machado y Antonio Ledezma, quienes apoyan la “intervención humanitaria” y afirman que la salida está en la “fuerza”. En el otro está la Concertación de Henry Falcón, dispuesto siempre a dialogar y a participar en cualquier elección sin importar las condiciones.

En el medio –entre la línea insurreccional y el sufragio- estarían Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP) y La Causa R (LCR), que desde noviembre del año pasado intentan crear una especie de bloque bajo la consigna “Venezuela está primero”. Y el cuarto grupo lo conformarían Acción Democrática (AD), Un Nuevo Tiempo (UNT) y Henrique Capriles Radonski, más inclinados hacia el voto y la negociación.

La decisión de AD de retirarse de la MUD, hirió de muerte a la coalición que hace menos de tres años conquistó la victoria electoral más importante en la historia de la oposición al régimen chavista. “En este momento no hay una instancia unitaria de partidos”, admite el portavoz de una de las organizaciones minoritarias de la alianza.

Los líderes sí han seguido conversando. Con la excepción de Machado y Ledezma, continuarían los intercambios entre Henry Ramos Allup, Capriles Radonski, Manuel Rosales, Falcón, Tomás Guanipa, Leopoldo López y Julio Borges, estos últimos dos vía Skype. Tratan de “recomponer la unidad”, dicen, pero hasta la fecha no han anunciado al país el resultado de sus esfuerzos.

El único espacio donde coinciden los antiguos jefes de la MUD –sin Machado ni Falcón- es el Frente Amplio Venezuela Libre, plataforma que trasciende a la oposición política tradicional para sumar a la lucha por el cambio a las organizaciones de la sociedad civil y representantes del chavismo disidente.

Las diferencias también se registran en el seno de los partidos. Luis Florido acaba de renunciar a VP, donde llegó a ocupar cargos directivos y tuvo la responsabilidad de presidir la Comisión de Política Exterior de la Asamblea Nacional e intervenir en la fracasada negociación de República Dominicana con el gobierno. Por su parte, Capriles ha ratificado que milita en PJ, aunque mantiene su independencia y marca distancia con respecto a algunas de las iniciativas defendidas por Borges y sus correligionarios.

Dos caminos

Al margen de las agendas particulares y la desconfianza que agriaría la relación entre los principales líderes opositores, la división en el debate público parece marcada por dos tesis: quienes respaldan la salida de “fuerza” y abogan por la “intervención humanitaria”, y aquellos que apuestan por revivir la ruta electoral.

“Los debates fértiles en política son los que tratan asuntos bajo nuestro imperio y control. Me entristece ver al talento político venezolano entrampado en un debate sobre alternativas que ninguno tiene bajo su dominio, ni siquiera, incluso, bajo su influencia”, lamenta Óscar Vallés, jefe del departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana (Unimet).

Vallés destaca: “El solo hecho de que se solicite, mediante discursos y proclamas en los escenarios internacionales, una intervención militar en el país por razones humanitarias, no incidirá un ápice en los centros de decisión para que eso se produzca. Asímismo, el solo hecho de afirmar, mediante notas de prensa y mensajes de Twitter, que aquí la salida es electoral y que ‘hay que seguir luchando por ella’, tampoco hará que se produzca porque no es verdad que ‘están luchando’ porque así sea, y temo que ni siquiera creen en esa salida”.

“Creo que ambas posiciones, la de la intervención y la electoral, están fuera de foco. La primera, porque hasta alguien como Iván Duque (presidente de Colombia), de cuya orientación política no se puede dudar, ha dicho claramente las razones por las que una intervención armada no es viable ni deseable”, expone Luis Gómez Calcaño, sociólogo del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Con respecto al voto, Gómez Calcaño plantea: “Veo muy difícil creer en un proceso electoral organizado por el régimen en el que valga la pena participar. Si, por ejemplo, lanzaran un referendo aprobatorio de la nueva Constitución, ¿se van a atrever a convocar a una elección universal, cuando ya tienen el recurso de la elección corporativizada, con la que ‘eligieron’, precisamente, a la Asamblea Nacional Constituyente?”.

El académico de la UCV estima que eventualmente se podría llamar a participar en la consulta sobre la Carta Magna, “pero no creyendo que se pueda ganar, sino como un medio de agitación y para denunciar el fraude. Pero sea que se participe o no, debe ser una actitud unida y unitaria, no como el desastre propiciado por Falcón” en el proceso del 20 de mayo.

¿El reencuentro?

¿Será posible que se concrete la reunificación de la oposición? “Aunque tiene todo en contra, me preocupa más si una unificación, bajo las actuales condiciones, será políticamente eficiente. Creo que estamos viviendo un tiempo donde mejor es que consideremos un nuevo tablero opositor bajo mensajes, organizaciones y liderazgos descentralizados”, responde Vallés.

El profesor de la Unimet espera que la dirigencia “recapacite a tiempo para que evalúen opciones aún en nuestras manos”, mientras sugiere “a los venezolanos de buena voluntad, indistintamente de sus concepciones políticas, morales y religiosas, a unirse en sus barriadas y caseríos alrededor de sus capacidades y posibilidades”.

“Ha llegado la hora de no seguir esperando ‘el ejemplo que Caracas dio’. Quizás esa es la única posibilidad que aún abrigo de una unidad eficiente. Que sean las provincias unidas entre sí quienes den el ejemplo, marquen la pauta y dirijan la lucha. Posiblemente no uno, sino muchos líderes providenciales emerjan entre sus filas y logren, nuevamente, inspirar al país a emprender una lucha unitaria por la vida, la libertad y la democracia”, puntualiza Vallés.

Gómez Calcaño opina que “ni los partidos ni sus líderes resistirían el empuje de un outsider que todavía no ha surgido”. A su juicio, el escenario de hoy es similar al que se presentó a finales del siglo pasado, cuando de la nada irrumpió la figura del difunto comandante Hugo Chávez.

“Los partidos y grupos de la oposición política, o lo poco que queda de ellos, se unirán cuando una fuerza superior les obligue a hacerlo. Esta fuerza puede ser un nuevo caudillo, o un movimiento autónomo que logre emocionar de nuevo a la gente. Ellos, por sí mismos, han tenido muchas oportunidades de unirse y las han desperdiciado”, finaliza.

Carlos Blanco Jul 18, 2018 | Actualizado hace 6 años
La casa deshabitada, por Carlos Blanco

 

La MUD es hoy una casa deshabitada. Se fueron los dueños y los principales arrendatarios. Se fue la gente de la cocina y “del servicio de adentro”. Se llevaron los muebles y queda un polvero. En la pieza del final quedan todavía un par de asesores furiosos y uno que otro encuestador, dándose golpes contra la pared e insultando a María Corina, en medio de llantos de soledad y tempestad.

No era así hace un año. Julio de 2017 fue un tiempo de promesas, firmeza, arrojo y democracia. Millones de venezolanos salieron a las calles a expresar sus convicciones en un acto nacional e internacional que impactó a la sociedad democrática mundial. Ese día se aprobaron las siguientes resoluciones: desconocer la asamblea constituyente que entonces se proyectaba; llamar a los militares para que se alinearan con la defensa de la ley; la renovación legítima de los poderes públicos, elecciones libres y transparentes y la constitución de un gobierno de unidad nacional para restituir el orden constitucional.

El país se enrumbada –tal era la esperanza– con una oposición unida, moralizada y firme hacia la transición. Nadie podía garantizar el momento de conseguir el nuevo gobierno, pero la agenda era definitiva y la unidad era la garantía máxima para su consecución.

Bien pronto vino la desesperanza. La aceptación por parte de unos cuantos de la asamblea constituyente porque “era una realidad” y los “políticos deben administrar realidades”, y por allí al despeñadero de las elecciones de gobernadores, las de alcaldes, para culminar en la mamarrachada “presidencial” del 20 de mayo de 2018.

Los factores que sembraron el descrédito en la casa que una vez estuvo habitada, están todos vinculados al desconocimiento del mandato del 16 de julio, lo que implicó que varios partidos adoptaran agendas contrarias a lo aprobado por casi 8 millones de ciudadanos, pamplinas aderezadas con la contumacia en el fraudulento diálogo auspiciado por ese traficante de la política que es Zapatero.

De allí que cuando el régimen está más débil que nunca antes y cuando el caos económico y social amenaza como un volcán furioso, la dirección opositora esté también averiada por la carencia de objetivos compartidos. Sin embargo, hay signos alentadores: hay quienes quieren y comparten la necesidad de la salida del régimen de Maduro y están dispuestos a entenderse. Por eso, los administradores de la nada gritan desorbitados en contra de quienes encarnan esta nueva oportunidad. Una nueva energía se acumula y las fuerzas de la República vuelven a disponerse para la victoria.

 

@carlosblancog

El Nacional

La larga despedida de la MUD, por Carlos Blanco

 

La MUD murió no porque AD se haya ido, ni por “los egos”, ni por las competencias innobles, ni por conspiraciones. Murió de política. La política la construyó y la política la destruyó.

En las teorías más acabadas de este tiempo largo y amargo se tiene a la MUD como una experiencia tan exitosa que valía la pena conservar. Fue tanta la convicción que despertó en algunos dirigentes y los intelectuales que los rodeaban que, aún después de fallecida, querían conservarla en formol. Esa pasión enmudecida impidió un análisis más ponderado de lo que significó.

Su construcción fue una conquista porque logró darle rostro político a una oposición que andaba dispersa y a un sentimiento ciudadano que clamaba por la unidad. Durante años fue la referencia y la dirección para procesos electorales tanto dentro de las filas opositoras como en las convocatorias más o menos legales. No todo fue suave en su interior, pero los partidos que dominaban y la conducción de Ramón Guillermo Aveledo, primero, y de Jesús Chúo Torrealba, después, garantizaron victorias importantes, la mayor de las cuales fue la de diciembre de 2015 cuando se ganó abrumadoramente la Asamblea Nacional.

Antes hubo disparates graves. El de 2014, cuando el movimiento estudiantil, los jóvenes y las fuerzas encabezadas por María Corina Machado, Antonio Ledezma y Leopoldo López, promovieron la Salida. Aquel vigoroso movimiento de masas que se proponía el cambio de régimen fue no solo abandonado por la MUD sino que esta buscó apagarlo, mediante diálogos que el régimen habilidosamente proponía desde entonces (no se sabía que la farsa del diálogo apenas se iniciaba y duraría cuatro años más). López y más adelante Ledezma fueron hechos prisioneros; María Corina fue golpeada, despojada de su investidura parlamentaria y sometida a acoso judicial.

Luego hubo ocasión de rehacer la experiencia unitaria en 2015 con la victoria electoral. Sin embargo, la indudable eficiencia electoral no pudo ser acompañada por políticas que impidieran la destrucción de lo obtenido con los votos. Era observable que la unidad electoral estaba acompañada por una desunión política y una fractura afectiva inmensa; las propias propuestas electorales fueron resultado no siempre de juego limpio sino también de trácalas y maniobras dentro del campo opositor. A veces dirigían siete partidos, a veces cinco, llegaron a ser cuatro y al final dos o dos y medio. Este fue el drama.

En el futuro, la nueva unidad debería tomar en cuenta esa experiencia. Precisar objetivos estratégicos y no confundir objetivos con medios.

@carlosblancog

El Nacional

AD, Ramos Allup, la MUD y otras historias, por Eduardo Semtei

 

Ramos Allup anunció que AD salía espantada de la MUD. Dijo que sus miembros no habían cumplido los compromisos acordados, firmados y recontra firmados por incontables partidos, organizaciones, personalidades, sociedades civiles, transeúntes, mirones de palo, testigos, curas, rectores y demás bichos de toda uña, pelambre y  clase. Que AD sí había cumplido, que AD si era un partido serio, que AD mantenía su palabra, que AD era unitario, que AD era auténtico, que AD era respetuoso y responsable, que AD no se equivocaba nunca, que AD mantenía una línea clara, que AD no había cambiado nunca su estrategia, que AD se dedicaría a recorrer a Venezuela y el Mundo, que AD no había hablado nunca con ningún miembro del gobierno de Maduro, que AD había mantenido una posición digna en Santo Domingo. Que adeco es adeco hasta que se muera. En resumen que AD era chévere cambur.  Que no dijo Míster Allup. También dijo Míster Allup que abandonaba la MUD lo que, léase bien, significa que AD no es la MUD. Si yo abandono un barco por mera lógica estoy reconociendo que yo no soy el barco. Si yo renuncio a un club de baseball estoy entonces admitiendo que yo soy yo y el club es el club. Hasta ahora todo claro. Pero surge la pregunta ¿Quién es entonces la MUD? Según nuestra experiencia, me refiero a Avanzada Progresista, Freddy Guevara con Leopoldo López sumados a María Corina Machado, los más radicales, han dejado su impronta, su huella indeleble, su marca de fábrica en las decisiones de la MUD. Han sido la voz cantante. Los timoneles. Los estandartes. Los líderes históricos que han conducido a la MUD a sucesivos y rotundos éxitos. 18 años de  victorias épicas, históricas y ejemplares. Borges de PJ al lado de los Guanipa, que de por si no son tan radicalones, el menos de ellos, Henrique Capriles Radosnky, pues se suman a los Cruzados antes mencionados…porque les da mucha pena que los vayan a criticar por cobardones, colaboradores del régimen, amigotes de Maduro, pusilánimes. Le tienen terror a los imbéciles que se hacen llamar ellos mismos “Los Guerreros del Teclado” Ya son dos PJ y VP. AD que según Allup es la pepa del frasco, el reino de la sabiduría, la sensatez y la prudencia, entonces viendo a PJ y VP uniditos, se hacen los turcos, se hacen o son, a todos los efectos es lo mismo, y se quedan calladitos otorgándole validez a las decisiones extremas alentadas por la Mini-MUD, como esa de 2017 de aplaudir y  alentar a unos niños con escudos de cartón piedra a que se enfrentaran a brigadas armadas hasta los dientes de Guardias Nacionales y Policías, con los saldos de muertos, heridos y presos que todos sabemos. Pues en esos casos AD se quedaba muda. Nunca criticó esas posiciones erráticas y extremistas. Y finalmente UNT que no tienen ni brújula ni rumbo ni política ni personalidad propia se sumaba para formar el famoso G4. Pues amigos, Allup se cansó de ser convidado de piedra, de merendar con platos de segunda mesa, de corear canciones cuya letra y melodía no compartían y se largaron largo al cipote. En Avanzada Progresista respetamos el derecho de AD a salir y a entrar en cuantas alianzas, acuerdos, coaliciones, mancomunidades y condominios les dé la perra gana. Ese mismo derecho lo hemos ejercido nosotros contra viento y marea, contra críticas sanas e insanas, contra ataques, vituperios y también con celebraciones y reconocimientos. Y en esa libertad que ofrecemos y exigimos constituimos la Concertaciòn por el Cambio y hemos anunciado nuestro propósito de concurrir a las elecciones de concejales;  hemos anunciado nuestro propósito de votar NO por la nueva constitución madurista que pretenden aprobar y finalmente; que votaremos contra las intenciones de revocar a 30 diputados de la Asamblea Nacional en un intento de Diosdado Cabello de hacerse con la mayoría del Auténtico y Único Poder Legislativo. Ningún otro partido de la MUD o de la no MUD o del Frente o de al Lado, ha anunciado política alguna, están como el mono aquel…no oigo..no veo..no hablo, mutis al cuadrado, quizás pensando en profundidades filosóficas muy por encima del trajinar diario del hombre común y vulgar, de nosotros pues, a ellos, los profundos, por ahora les proponemos declarar como candidatos a concejales a todos los opositores que hoy detentan tales curules, los que son concejales actuales quedan de candidatos por consenso, alejados de la locura que podría significar elegir en primarias unos 5.000 candidatos, propuesta en donde por cierto AD y PJ tienen centenares de concejales y nosotros unos 10. Ese ofrecimiento lo hacemos como contribución a la unidad y como una prueba que para nosotros lo principal es derrotar al gobierno.

 

@eduardo_semtei

El pthirus pubis otra vez en Venezuela, por Armando Martini Pietri

 

Otra vez por estos lados el imperturbable, molesto, guabinoso e impertinente Rodríguez Zapatero, bien financiado adalid de la paz del régimen. Confesó se había reunido con la oposición, al menos, “con una parte”. Pero no es tan simple para los venezolanos, tras mucho ir y venir la MUD/Frente Amplio lo rechaza en apariencia y con disimulo, pareciera que nunca hubo diálogos, regionales, sandeces jurídicas para no obedecer al TSJ en el exilio, faltas de quorum en la AN, irrespeto al 16-J, entrega de la AN, en fin; mientras la oposición en crecimiento, la firme y coherente Soy Venezuela, no lo toma en cuenta, no sólo por su descrédito y distancia manifiesta con el país decoroso, de principios morales y valores éticos, sino que, además, no representa las buenas costumbres ciudadanas ni los intereses democráticos y de libertad, es un lobista fanfarrón, envanecido, parcializado y de micrófonos.

¿Con cuál oposición se reunió? Viajar desde más allá del charco para encontrarse con Timoteo Zambrano, desacreditado, expulsado de su partido y de la MUD; con Vicente Díaz ex rector del Consejo Nacional Electoral (CNE), que afirmó en su salto al falcón-madurismo que es imposible   hackear el sistema de seguridad del poder electoral del cual participó años, deslucido durante y después de su pasantía, neo-simpatizante, representante del falconismo, con Luis Aquiles Moreno, adeco de uña en el rabo y en comentarios de pasillo, chismes con insistencia dicen que también participaron del convite con la risible explicación sobre el encuentro casual y social, un parlamentario salta talanquera de esos que reclaman justicia para todos, y aquellos los ubicados en los jardines floridos de voluntades y rosaledas primaverales; no es precisamente reunirse con la oposición.

Fue un encuentro fortuito -como exclama descarado- con la máscara del oficialismo. O, si quiere para no polemizar, un pechugón con la oposición colaboracionista, manejable, de comiquitas, trapo y café. No son dirigentes ni líderes. La gran mayoría nacional e internacional no los quiere ni acepta, rechaza una oposición de opereta bufa que fracasó contundente en las elecciones para las cuales fue inventada, que ni siquiera logró darle lo que también busca el señor de Valladolid, una lavada de cara al régimen cada vez más acosado por el reclamo masivo de venezolanos que piden un Gobierno funcione, administre, resuelva, un pueblo que con su hambre, estado de abandono y constante protesta deslegitima día y noche a un Presidente que regala dinero que no tiene, inventa criptomonedas que nadie entiende ni busca, cambia sus ministros malos pero deja a los peores, improvisa promesas que sabe bien, en cuanto se le ocurren, que ni puede ni va a cumplir.

Una micro-oposición, que por debilidad se está fundiendo, como manteca de diferentes fincas, pero de igual blandura, con el oficialismo, no por ser un ideal a alcanzar sino porque es el único que puede pensar en sacar algún provecho en medio de la situación desesperada en la cual chapotea.

El castro madurismo puede darse el lujo de hablar -lo único que sabe para no dejar de aparentar- de amplitud dejando la rendijita para que un grupito de enchufados celestinos, y de falsa reconciliación cuando autoriza la salida, controlada, silenciada, a presos políticos que tenía encerrados por simple ejercicio de mano alzada y en condiciones infernales.

El dirigente del Partido Socialista Obrero Español se ha echado encima horas de vuelo -eso sí, a todo lujo- para conversar con personajes que de poco o nada sirven, que abandonaron a la oposición de un grupo de partidos, diputados y que aún menos son voceros de la oposición creciente, real, valiente, coherente.

Es mucho viajar para una reunión sin sentido, intrascendente, algo más tiene que ser el objetivo. No sería de extrañar que viniera a recibir instrucciones de quienes le pagan, y a informar nuevas condiciones de un Gobierno que se estrena en su país de origen con muchos problemas e inversionistas políticos que van a querer cobrar sus gastos parlamentarios y votos de censura pactados.  

Hay quien diga que el asunto es explicarles a ciertos jerarcas locales cómo y por cuanto podrían exiliarse en esa nueva España social-podemista donde ya han venido cobrando lo suyo quienes hasta hace unos días eran oposición coleta afuera y ahora no queda claro qué son en realidad, aunque seguirán siendo molestos y codiciosos.

Tal vez cristalice un agradable viajecito de “opositores sumisos y colaboracionistas” endógenos a deleitarse con los encantos de Madrid, que debería ser pronto, agosto puede ser pesado en esa capital, aunque no desaparecen la luz ni el agua, en caso de rasparse un dedo y un dolor de cabeza, habrá curitas y aspirinas en cualquier dispensario.

Allá pueden ser atendidos por Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, total una foto en La Moncloa, bien vale la molestia y siempre es un bonito recuerdo; podrán declarar los esfuerzos por la paz venezolana, mientras el país se sigue diluyendo y descomponiendo. Pero ese problema se ve siempre abstracto y remoto desde los asientos vip de un avión trasatlántico, salones con café, vino de buen gusto, pasapalos finos, comida suculenta, y bien cuidados palacios de Gobierno. Ambientes silenciosos, tranquilos y sosegados, en los cuales el rugir y gruñidos de la hambruna, retorcijones digestivos intestinales, inflación desbordada, falta de medicinas, indignación, inseguridad y muerte no se oyen.

 

@ArmandoMartini

La unidad, ¿un valor o un fetiche?, por Julio Castillo Sagarzazu

 

Hay palabras contra las cuales es muy difícil pelear y salir victorioso. Si te les plantas de frente te noquearían fácilmente. La palabra UNIDAD forma parte de ese elenco junto con otras como Amor, Paz, Convivencia, Dialogo, Armonía etc. Estos vocablos están en la conciencias individual y colectiva, como símbolos de cosas positivas y que todos deseamos.

En Venezuela y para el mundo de la oposición la Unidad se ha convertido en un tema de manoseado uso en muchísimos sentidos. Casi todo el mundo señala la crisis de esa unidad de las fuerzas democráticas, como una de las razones por las cuales no hemos salido del régimen de Maduro. No les falta razón a quienes así piensan, no obstante, deberíamos tratar de racionalizar este debate y sacarlo de la histeria colectiva con la que se suele analizar el asunto.

Veamos, la falta de unión suele ser una de las características más acusadas de los conglomerados humanos que se proponen tareas políticas y sociales. En nuestra historia patria hay muchísimos ejemplos de desavenencias entre militantes de una misma causa y que luchaban teóricamente por objetivos tan nobles, como por el que hoy luchamos los demócratas en el país.

Se me vienen a la mente dos episodios protagonizados por el propio Libertador. Uno la entrega de Francisco de Miranda a los realistas y otro el fusilamiento de Piar.

Son dos episodios controvertidos y cuyas razones y consecuencias aún se debaten. El objeto de esta nota no es tomar partido por ninguna tesis en particular, sino la de poner de relieve, como en una situación de enfrentamiento armado contra el colonialismo español, en la que se suponía que la unidad debía colocarse por encima de cualquier protagonismo individual, tienen lugar acontecimientos que a cualquier “tuitero” de la época habría escandalizado y le habría hecho sembrar la desilusión y el desencanto.

El disenso, la división, la lucha fratricida fue una constante en nuestra guerra de independencia y en la formación política de nuestras naciones. Fue tanto así, que Bolívar en su lecho de muerte, solo atina a decir: “Si mi muerte contribuye a que se cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajare tranquilo al sepulcro…”

La historia universal está llena de estos episodios que revelan que las unidades monolíticas, permanentes y sacramentales no existen.

De hecho, podríamos llegar a afirmar que la historia no es el resultado de la permanencia de estas “unidades”, sino una sucesión casi infinita de rupturas y reencuentros.

Regresemos al Libertador en 1813, cuando promulga el Decreto de Guerra a muerte en plena Campaña Admirable. Mucho “tuitero” habría pensado que Venezuela lo que necesitaba era unidad. Hoy le habrían llevado a la Corte Penal Internacional. ¿Cuál fue, empero, el objetivo de este decreto? Muy sencillo, era necesario provocar una ruptura en la sociedad venezolana de aquel entonces. Boves estaba ganándole la guerra con llaneros venezolanos a quienes prometía la tierra de los señoritos caraqueños alzados contra la corona. El populismo de aquellos días estaba haciendo su trabajo. Bolívar entendió que había que sustituir aquella guerra de clases que perdía, por una de liberación nacional que podía ganar, colocando la ruptura en el sitio adecuado. Y eso fue lo que ocurrió. Como se ve, la historia reclama en momentos unidad y en momentos ruptura.

¿Qué tiene todo eso que ver, con la Venezuela de hoy y con el reclamo de unidad en la oposición? Pues, en nuestra modesta opinión, tiene mucho que ver.

Veamos. La oposición venezolana entró, luego de las maravillosas jornadas electorales del 2015 y de las enormes demostraciones de calle del año pasado, cumplidas en unidad formal en torno a la MUD, en un proceso de reacomodo y de definiciones.

Se vio claramente que había posiciones distintas sobre la táctica y la estrategia para enfrentar el régimen. En lo personal no me parece dañino que este proceso de decantación se produzca, no es ninguna tragedia y forma parte del desarrollo normal de un liderazgo social y político. Para mi gusto personal, hacía mucho tiempo habríamos tenido que crear POLOS ORGANIZADOS al interior de la oposición que hubiera permitido al venezolano de a pie, definirse en alguno de ellos. Hace 3 tres años, tome lápiz y papel y elabore una nota sobre esa necesidad y fui personalmente a discutirla con los principales líderes de varias organizaciones. No hubo suerte. No se consideró pertinente proceder a esos nucleamientos.

Ahora, henos aquí con que la vida ha hecho (sin muchos miramientos ciertamente) lo que los líderes han debido apurar en su momento. La farsa electoral de Maduro y Tiby nos agarró como catarro sin pañuelo y dimos la impresión de estar en una tragedia que fue magnificada por la opinadera nacional de las redes.

No estamos efectivamente en el mejor momento de la unidad formal, es cierto, pero quizás estemos en el mejor momento de la formación de un nuevo liderazgo nacional. Así de caprichosos son los procesos históricos. Creciendo como la hierba (que no se nota) hay miles de jóvenes en el país haciendo cosas; hay conflictos diarios a rabiar cada uno con su líder local; cada fin de semana veo jornadas de solidaridad en barrios y comunidades que están dejando huella.

Obviamente a todo eso hay que darle sentido político y direccionalidad. Ese es el verdadero problema. Quien tenga más saliva, tragara más harina. Los líderes políticos que sepan descubrir esos nuevos valores, como lo hace un buen scout de las Grandes Ligas, serán los que estén a la cabeza de los grandes cambios y quienes construirán las nuevas grandes organizaciones.

Somos optimistas enfermizos, la nueva unidad del país ya existe, solo hay de que darle forma. Forma de valor, no de fetiche.

 

@juliocasagar

Sobre la unidad de los unidos, por Pedro Pablo Peñaloza

 

En el principio es la idea. El plan. El proyecto. Antes de salir al reencuentro con su disidencia, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) debe concentrarse en la unidad de los unidos. Esa unidad no pasa por la enésima reestructuración de la alianza, ni por dibujar un nuevo organigrama muy parecido al anterior. La unidad debe construirse alrededor de una estrategia sólida, la hoja de ruta que todos estarían comprometidos a transitar para conquistar el objetivo acordado. Dejando a un lado los egos revueltos y las agendas personales, la idea potenciaría las coincidencias y también serviría para dejar claramente marcadas las diferencias. La unidad no es la meta, sino el instrumento para alcanzarla.

Coherente con su posición, la exdiputada María Corina Machado rompió con la MUD. Es lo correcto. La fundadora de Vente Venezuela defiende otra propuesta: forzar la dimisión del presidente Nicolás Maduro para luego convocar elecciones libres. Entonces, ¿para qué retratarse con quienes consideran que esa tesis es inviable? Ilógico sería compartir la lectura de Machado y mantenerse en una alianza que ha declarado que llama a activar la presión social para realizar a finales de año elecciones con garantías, sin fijar como condición previa la salida de Maduro. De nuevo, la idea. El plan. El proyecto. Ese debería ser el pegamento de la oposición. Dice el eslogan que en la unidad caben todos. Habría que agregar: claro, todos los que apunten en el mismo sentido.

Más que un vocero o coordinador, la MUD necesita urgentemente un discurso. Y ese discurso debe expresar el concepto fundamental que se plasmará en la estrategia por todos defendida y aplicada. Con ese panorama claro, ya cada quien –partidos, dirigentes y, en especial, ciudadanos- sabrá dónde ubicarse. Así avanzará el reencuentro o, quizás mejor aún, los deslindes definitivos. Machado creó Soy Venezuela. Perfecto. El ex candidato presidencial Henri Falcón dice que evalúa montar una “nueva plataforma opositora”. Está en su derecho. Y la MUD anuncia su relanzamiento. Muy bien. El problema de la oposición no ha estado en la falta de unidad de rostros y siglas, sino en la ausencia de unidad de criterios. La foto de familia puede llegar después. Pero, en el principio es la idea.

 

@pppenaloza