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Mercedes De Freitas

Directora de Transparencia Venezuela: Se requiere apoyo internacional para investigar redes de corrupción en el país
Para Mercedes De Freitas, se debe hacer una revisión de todas las actuaciones de todos los funcionarios detenidos «cuando ejercieron otros cargos dentro de la administración pública»

Mercedes De Freitas, directora de Transparencia Venezuela, consideró que se requiere apoyo internacional para investigar las redes de corrupción en el país.

En una entrevista concedida a TalCual, De Freitas señaló: «Es mucho y muy difícil llevar a cabo todo lo que hay que hacer para adecentar a la administración pública venezolana».

«Hay que empezar pronto, mientras mas tarde empecemos, más vamos a tardar, más se va arruinar el país y será más difícil de cambiar», acotó la directora de Transparencia Venezuela.

Estas declaraciones llegan a propósito de un operativo anticorrupción que se ejecuta en el país desde el 17 de marzo, por el cual han sido detenidas al menos 44 personas, incluyendo funcionarios públicos, jueces y empresarios.

Con estos operativos, dijo Nicolás Maduro, se pretende acabar esta «batalla contra las mafias y la indolencia (…) caiga quien caiga».

Para Mercedes de Freitas, falta mucho para convencer que esta «batalla» forma parte del convencimiento del chavismo de que existe un grave problema como lo es la corrupción generalizada en las instituciones del Estado.

Asimismo, Transparencia Venezuela considera prioritario que para acabar con la impunidad se debe crear un Sistema Especial Internacional de Justicia contra la Gran Corrupción.

 

«Para desentrañar toda esa gran red de corrupción es necesario que las personas que se seleccionen cuenten con conocimiento de las nuevas técnicas de investigación, análisis forenses, auditorías de procesos, entre otros», dijo De Freitas.

También, señaló que se debe hacer una revisión de todas las actuaciones de todos los funcionarios detenidos «cuando ejercieron otros cargos dentro de la administración pública».

«Se requiere mucho apoyo internacional en este sentido para poder agregar capacidad a la debilidad institucional de Venezuela», expresó De Freitas.

Además, cree importante que los ciudadanos entiendan que la corrupción «atenta contra los servicios públicos, contra las vías de comunicación, que complica asuntos cotidianos y que vulnera los derechos humanos».

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Mercedes de Freitas: No hay manera de luchar contra la corrupción en el país sin el compromiso de la ciudadanía
A juicio de la directora de Transparencia Venezuela, la justicia en el país no investiga los casos relacionados a violaciones de derechos humanos

 

Mercedes de Freitas, directora ejecutiva y fundadora de Transparencia Venezuela, se pronunció a propósito del Día Internacional contra la Corrupción, sobre la situación que atraviesa el país en este tema, destacando que la sociedad civil cumple un rol fundamental en la lucha contra esta realidad.

«¿Sabes cuál es el mayor reto que enfrentan en Venezuela las organizaciones que luchan contra la corrupción y defienden los derechos humanos de los ciudadanos? El gran problema que hay en Venezuela es la falta de separación de poderes, es que la justicia no es independiente del Poder Ejecutivo, que este da ordenes directas a la justicia», expresó de Freitas.

«La sociedad civil tiene un rol fundamental en el seguimiento, en la valoración, en la exigencia del liderazgo político, quienes tienen en sus manos las grandes decisiones sobre lo público. No hay lucha contra la corrupción si la sociedad civil no se apodera de ello», agregó.

«La justicia venezolana no da respuestas a casos de violaciones de DDHH»

A juicio de la directora de Transparencia Venezuela, la justicia en el país no investiga los casos relacionados a violaciones de derechos humanos.

«Tenemos casos de denuncias que se han hecho a nivel a internacional por parte de las victimas, donde hay cuotas para decidir sobre casos, en donde la justicia no da respuestas a casos que tienen que ver con violaciones de derechos humanos», dijo.

«Pasan los años y casos de corrupción tampoco se investigan, en Venezuela estamos protegiendo a esas personas que han sido denunciadas internacionalmente», acotó.

En este contexto, señaló que «el problema mas grande para quienes luchamos contra la corrupción y defendemos derechos humanos es ese muro de impunidad que significa la justicia venezolana».

Por último, aseguró que 141 casos de corrupción de origen venezolano son investigados en 26 países.

Cabe resaltar que esta organización presentó este viernes el Museo contra la Corrupción, un espacio virtual con colecciones basadas en los programas e investigaciones desarrollados por Transparencia Venezuela.

Los que no se rinden | Transparencia Venezuela: Existe un patrón de corrupción en el país 
El robo de fondos públicos se traduce en el colapso de los servicios y migración masiva 

Para Transparencia Venezuela, organización no gubernamental que explora el manejo de los fondos públicos, en el país existe un patrón de corrupción que posee cuatro características. 

La directora ejecutiva y fundadora de la ONG, Mercedes de Freitas, sostuvo que dichas características son: participación de altos niveles de poder en el gobierno, impacto negativo a la población, empleo de estructuras internacionales e impunidad.

“Desde hace 18 años le hemos estado haciendo seguimiento al manejo del dinero público, no solo de los recursos, sino también de las decisiones, el cumplimiento de las leyes y el respeto a los convenios internacionales en materia de defensa de recursos públicos, estado de derecho y derechos humanos que han sido firmados y suscritos por el gobierno venezolano”, dijo De Freitas.  

La miembro de la Coalición de Sociedad Civil de la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción sostuvo que en Venezuela suelen participar en actos de corrupción personas pertenecientes o vinculadas a las altas esferas del poder gubernamental. “Existe el control absoluto del gobierno en espacios donde hay recursos, en otros países con dictaduras como el caso de Turquía e Irán participan sectores empresariales y religiosos a conveniencia”. 

De Freitas expresó que la afectación al venezolano común se ve reflejado en el colapso de los servicios públicos (electricidad, agua, gas, telefonía e internet) y la migración masiva.

“Solamente en el sector electricidad, en 2010, en el marco de la emergencia eléctrica decretada por el presidente Hugo Chávez se aprobaron 43 contratos, de los cuales 23 quedaron inconclusos, hubo un sobreprecio de 20 mil millones de dólares, eso explica por que los venezolanos tenemos un servicio tan deficiente”. 

De Freitas también puso como ejemplo la compra de alimentos con sobreprecio y las acusaciones de corrupción en el levantamiento de las estructuras pertenecientes a la Gran Misión Vivienda.

“No creo que haya un país con tantas obras inconclusas como Venezuela, Odebrecht, que es una empresa con serios casos de manejo oscuro de recursos, terminó todas sus obras en el mundo menos aquí”, indicó. 

Hasta fuera de nuestras fronteras

La directora ejecutiva de Transparencia Venezuela aseveró que la corrupción en el país se ha establecido con la complicidad de redes internacionales vinculadas al crimen organizado. 

“Incluso apropiación de bancos para poder facilitar el proceso de lavado, esas mismas redes son las que lavan el dinero del terrorismo y el narcotrafico”, indico.

Sostuvo que la corrupción se escuda en la opacidad e indiferencia de las autoridades y el Tribunal Supremo de Justicia ante los escándalos. 

“No hay castigo para los corruptos, no se investiga, los funcionarios se convierten en protectores de los delincuentes y además hace que la gente tenga miedo a denunciar por temor a alguna represalia”. 

Para De Freitas, el arribo del control de cambio en 2003 terminó de abrir la puerta para la corrupción, no hubo rendición de cuentas ni contraloría en obras y proyectos, se usaron las misiones como herramientas de control político y se acentuaron las expropiaciones.  

“Eso no se transformó en desarrollo de infraestructuras y producción nacional, diez años después tenemos hiperinflación y una migración a gran escala”.

No hay datos oficiales, la respuesta más repetida sobre Venezuela
Mercedes de Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, consideró que Venezuela está “entre los últimos países del mundo” en calidad de acceso a la información

En Venezuela existen problemas para conocer información sobre diferentes situaciones. «No hay datos oficiales» es, generalmente, la respuesta más repetida ante cualquier pregunta sobre Venezuela.

En muchas ocasiones se desconoce la cifra oficial de casi nada, pero ese “casi” excluye cada día más asuntos, mientras se extiende un manto de opacidad cada vez más denso.

Al respecto, se desataron preguntas por la circulación de partes y videos sobre combates de las Fuerzas Armadas con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) o las disidencias de las FARC, pero no hay declaraciones oficiales.

De acuerdo con una nota de EFE, cuando se filtra este tipo de videos, de un guerrillero en armas dialogando con militares venezolanos, el único dato parcial lo obtiene Diosdado Cabello.

En ese sentido, Transparencia Venezuela va en contra de esa opacidad constante, pues pugna por sacar adelante investigaciones que, al menos, dificulten la corrupción.

Según la explicación de la directora ejecutiva de la ONG, Mercedes de Freitas, cada día hay un dato que deja de publicarse.

“Todos los días hay un dato que desaparece, datos que parecen vitales. Hay más posibilidades de más corrupción”, explica.

 

Además, señala que esa falta de datos oficiales aplica para todo: presupuesto nacional, que el Gobierno no publica, a la producción petrolera, pasando por las leyes aprobadas o los datos del Banco Central de Venezuela (BCV).

“Lo que es legal es la opacidad”, subraya de Freitas, quien detalla que Venezuela está “entre los últimos países del mundo” en calidad de acceso a la información.

Con información de EFE

EL 4 DE JUNIO PASADO, diez días antes de la denuncia de presunta corrupción con fondos para atender a militares venezolanos en Cúcuta, la plenaria de la Asamblea Nacional se dio el mandato de “solicitar la construcción de los mecanismos de veeduría y contraloría, sobre la cooperación internacional, a fines de garantizar su transparencia e independencia”.

Al día siguiente, el 5 de junio, la ONG Transparencia Venezuela solicitó formalmente a la Asamblea Nacional y a su presidente Juan Guaidó, también presidente encargado de la República, (según el Art. 233), proceder con la designación de un Contralor Especial que audite los recursos manejados por los funcionarios designados por Guaidó, con autorización de la plenaria o en uso de sus atribuciones directas, tanto para cargos administrativos como políticos o diplomáticos en el exterior.

El 15 de junio, a raíz del escándalo de Cúcuta, el partido Primero Justicia, cuyo coordinador nacional, Julio Borges, es el representante de Juan Guaidó ante el Grupo de Lima, solicitó designar un contralor general especial “que adelante investigaciones, derrote la opacidad y garantice la transparencia del ejercicio del Poder Público”.

El 18 de junio, cuatro días después de la denuncia de presunto desvío de fondos privados para la atención de los militares venezolanos en Colombia, la plenaria acordó crear una comisión especial encargada de hacer seguimiento a la cooperación internacional en materia de ayuda humanitaria. Ese mismo día se acordó conformar una comisión que deberá presentar un proyecto de procedimiento para la designación de un contralor especial.

Los mecanismos de veeduría sobre la cooperación internacional no han sido construidos, el proceso para designar al contralor especial no ha comenzado, y ninguna de las dos comisiones mencionadas se ha instalado.

Peligros inminentes

Desde que Guaidó asumió como presidente encargado, el pasado 23 de enero, la plenaria de la Asamblea Nacional le ha autorizado para designar a 38 representantes diplomáticos, un procurador general especial, tres directivas ad hoc para empresas del Estado y un presidente para el Centro de Comunicación Nacional. Además, Guaidó designó a dos militantes de VP (Rossana Barrera y Kevin Rojas), para atender a los militares en Cúcuta.

Ninguno de estos nombramientos fue sometido a debate público. En los casos que correspondió, las comisiones parlamentarias aprobaron los nombramientos sin invitar a la prensa y sometieron las listas de nombres o los informes respectivos a la aprobación de la plenaria, sin debate. En el ínterin, por decisión de los gobiernos de Estados Unidos y de Colombia, los fondos de las empresas Citgo, Pdvsa Holding y Monómeros Colombo Venezolanos, pasaron a manos del gobierno encargado de Venezuela a través de sus juntas administradoras ad hoc.

La directora de Transparencia Venezuela, Mercedes De Freitas, advirtió sobre la existencia detres peligros inminentes, como consecuencia de la falta de claridad en los nombramientos y de la falta de información sobre el manejo de los fondos: primero, el riesgo de que se presenten otras denuncias de supuestos desvíos como la de Cúcuta. Segundo, el riesgo de que se normalice la falta de transparencia en las designaciones de funcionarios, contrario a lo que establece la Constitución. Y tercero, el que no quede lo suficientemente claro que tales nombramientos son temporales y cesarán cuando se restituya la democracia y el Estado de Derecho.

A medida que pasan los días y los diferentes funcionarios designados manejan fondos públicos sin que sobre ellos exista ningún tipo de contraloría, en esa misma medida aumenta el riesgo de corrupción.

“Creemos que un contralor especial puede hacerse cargo del seguimiento a la transparencia de las actuaciones de los designados: ¿cómo se sostienen los representantes diplomáticos que no reciben recursos del Estado? ¿En qué sede están operando, quién la presta? ¿Hay conflicto de intereses? En el caso de estas directivas de Citgo o Monómeros, ¿cómo cubren sus gastos? Ellos están manejando fondos públicos, ¿cuáles son los criterios? No sabemos por ejemplo si tienen sueldos. El país tiene que saber si estas personas perciben un salario o si todas son voluntarias. Si se presentó ya el escándalo de Cúcuta, me temo que también puede venir otro escándalo por esta vía”, alertó.

Con respecto a la poca información sobre los criterios para la designación de estos funcionarios, De Freitas pide transparencia: “Aunque no me quiero meter a fondo en los procesos de selección, porque no lo he estudiado, creo que se ha hecho a dedo, que ha habido una negociación entre partidos porque veo personas ligadas a partidos. Se supone que hay una junta de intervención que maneja Monómeros. No sabemos cómo eligieron a esas personas. No sabemos cómo eligieron a las personas que dirigen Citgo. Nosotros decimos que esas personas fueron designadas sin los procesos públicos que se deben aplicar. Los argumentos que puedan existir para ello, por ejemplo el riesgo de persecución o las amenazas, no los exime de rendición de cuentas”.

Y por último, considera imprescindible que se entienda que todas estas designaciones son temporales: “Que esas personas sepan que cuando retomemos la democracia, tendrán que renunciar porque se abrirán concursos para la designación conforme a la Constitución. Se entiende que son voluntarios, pero debe quedar claro que su escogencia en este momento no conlleva la acumulación de privilegios, o que luego estas personas quieran quedarse en los cargos”.

El contralor especial

Mercedes de Freitas explicó que la propuesta de designación de un contralor especial, que ya era necesaria para el momento en que fue presentada por Transparencia Venezuela, se volvió urgente tras la denuncia de Cúcuta.

«Necesitamos a una persona que defina las normas, los criterios, los procesos, para el manejo de los fondos que tiene en su mano el gobierno interino. Un contralor especial que sepa cuántos recursos maneja el gobierno interino, cómo los maneja, dónde están los fondos. Uno puede entender que por seguridad, en esta coyuntura, cierta información tenga que permanecer confidencial, pero que por lo menos el contralor sepa y pueda participar o supervisar el manejo probo de esos recursos, apegado a estándares internacionales», señaló.

Aclara que dado el esquema de persecución política aplicado desde la administración Maduro, este funcionario tendría que radicarse en el exterior y sus competencias estarían restringidas a lo que efectivamente pueda controlar a distancia y haciendo uso de las nuevas tecnologías, porque “ese funcionario no tendrá cómo hacer una investigación o citar a un funcionario o auditar una cuenta en Minerven, en Pdvsa, o en un ministerio”. En cambio, sí puede solicitar información a los demás funcionarios nombrados por el gobierno interino.

Explicó que este contralor especial sería designado con todos los parámetros establecidos en la Constitución y la Ley Orgánica de la Contraloría, por la Asamblea Nacional, y sería autónomo e independiente tanto del Parlamento como del Ejecutivo.
Atribuciones y tareas urgentes

En la comunicación remitida a la Asamblea Nacional, Transparencia Venezuela propone que las atribuciones especiales de este contralor sean:

“Gozar de autonomía funcional para vigilar y fiscalizar los ingresos, gastos y bienes públicos de Venezuela en el exterior. Exigir la publicación de las decisiones y operaciones de los organismos públicos en el exterior, sujetos a su control. Recibir los informes trimestrales de todos los órganos y entes designados en el exterior. Iniciar investigaciones sobre eventuales irregularidades. Dictar medidas y sanciones para la protección de los recursos en el exterior. Velar por la erradicación de los conflictos de interés. Y publicar la información sobre el manejo de los bienes de Venezuela en el exterior cuando se goce de seguridad jurídica y solidez institucional”.

Entre las tareas urgentes, que a juicio de Transparencia Venezuela, debe cumplir este contralor especial, destacan:

“Dar a conocer los datos detallados del personal, bienes y recursos públicos que pasen a custodia del gobierno interino. Dar a conocer los apoyos económicos y facilidades recibidas para el cumplimiento de esas funciones. Informar cuáles representantes del gobierno interino en el exterior actúan en calidad de voluntarios y quiénes no. Informar de dónde provienen los recursos para financiar gastos relacionados con la actividad de cada uno de los representantes. Velar por que los funcionarios nombrados no reciban regalos, apoyos ni facilidades que susciten conflictos de interés. Garantizar que no acepten obsequios sin normas ni registros”.

 
Directora de Transparencia Venezuela galardonada con premio al Liderazgo Anticorrupción

MERCEDES DE FREITAS, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela,  obtuvo el Premio al Liderazgo Anticorrupción que otorga Americas Society, Council of the Americas(AS / COA) , principal foro dedicado a la educación, el debate y el diálogo en las Américas, en “reconocimiento a sus años de trabajo contra la corrupción en circunstancias extremadamente difíciles”.

El galardón fue entregado por primera vez por el Grupo de Trabajo Anticorrupción de AS / COA  en el foro Corruption in Venezuela: The Coming Reckoning, en New York, evento en el que se analizó la crisis humanitaria compleja en la que está sumida Venezuela, así como la corrupción sistémica en nuestro país durante las últimas dos décadas y su impacto en la región.

En el panel, además de la directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, estuvieron presentes, José Ignacio Hernández, Procurador especial de Venezuela, Geert Aalbers, socio senior de Control Risks  y Roberto Simon, director senior de políticas y jefe del grupo de trabajo Anticorrupción del American Society, Council of the Americas

En el encuentro fueron presentados los resultados  del Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción (CCC), que evaluó los mecanismos con los que cuentan ocho países de la región (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, México, Perú y Venezuela) a la hora de combatir el manejo irregular de los fondos públicos.

Mercedes de Freitas: Hugo Chávez es el mayor corrupto de la historia

Mercedes de Freitas, directora ejecutiva de la ONG Transparencia Venezuela, ofreció una entrevista al diario peruano Perú21 donde aseguró que aunque levantó la bandera de la lucha contra la corrupción, Hugo Chávez resultó ser, en su opinión, el presidente más corrupto de la historia de Venezuela. «Primero, porque tenía un nivel de ingresos tan bestial, nunca jamás visto en el país; y, después, por su éxito en la captura de todo el Estado».

Luego siguió con la redacción de una nueva Constitución que centralizó el poder y luego incorporó a las Fuerzas Armadas, «es decir, sacó a los militares de los cuarteles y empezó a darles cargos en toda la estructura del Estado. Después comenzó a controlar la justicia, los órganos de contro, la policía, los grupos políticos y, cada vez, con más dinero.

¿En qué momento se empezó a tener claro que Venezuela iba por mal camino?
Todos los presidentes levantaron la bandera anticorrupción desde que acabó la primera dictadura en Venezuela, en el 58. El presidente Hugo Chávez también usó esa bandera para ganar las elecciones, pero resulta que él se convirtió al final en el mayor corrupto de la historia de Venezuela.

¿Por qué?
Primero, porque tenía un nivel de ingresos tan bestial, nunca jamás visto en el país; y, después, por su éxito en la captura de todo el Estado. Empezó por crear una nueva Constitución que centraliza el poder en la presidencia, luego incorporó a las Fuerzas Armadas como un ente con actividad política; es decir, sacó a los militares de los cuarteles y empezó a darles cargos en toda la estructura del Estado. Después comenzó a controlar la justicia, los órganos de control, la Policía, los grupos políticos y, cada vez, con más dinero.

¿Cómo es que Chávez logra tener ese poder tanto tiempo?
Chávez quebró al país metiendo dinero en la misión Vivienda para ganar las elecciones. En 2012, él ganó por poquito, porque no solamente regalaba neveras, televisores y carros, sino porque también repartía apartamentos. ¡Imagínate tú! ¿Quién le gana a eso?

¿Cuánto dinero perdió Venezuela en esa época?
Jorge Giordani fue un ministro de Chávez por diez años, era muy importante porque estaba a cargo de la cartera de Planificación. Él dijo que solamente ese año se había perdido US$20,000 millones. De ahí en adelante, la corrupción de Odebrecht le ha costado a mi país US$1,200 millones. En Venezuela hubo 41 contratos por alrededor de 30 obras, 19 no se terminaron. Los montos de 23 de esas obras –que son de las que tenemos contratos– con adendas y ampliaciones suman US$60,000 millones. O sea, estamos hablando de cifras extraordinarias.

¿Qué hizo el Gobierno con tanto dinero que manejaba?
Por su espíritu “generoso”, el presidente Chávez hizo regalos a todo el mundo. No solamente a sus amigos directos de Nicaragua, Cuba, Bolivia, Ecuador, El Salvador y del Caribe, que recibieron petróleo gratis y además les condonó las deudas; sino que también les regaló gasolina a los pobres de Londres. Chávez se sentía en Disney, como si fuera el gran líder mundial, a costa de la corrupción y las instituciones del país.

¿Cuáles son los factores más importantes que desencadenaron la crisis?
Yo creo que es el intento de monopolizar y controlarlo todo: la producción, los poderes públicos, las comunicaciones. Se eliminó la rendición de cuentas y se acabaron los contrapesos. Chávez en sus programas en la televisión decía: “Me meten preso a este por treinta años”. Él dictaba sentencias y los tribunales lo aprobaban.

¿Qué rol tienen los militares?
Nosotros nunca pensamos que las Fuerzas Armadas fueran a jugar un papel tan triste al mantener una dictadura. Hay un gran alcance del poder militar en puestos como ministros, presidentes de empresas estatales, alcaldes, gobernadores, embajadores. Y tienen absoluto control del sector de alimentos desde la creación del Ministerio de Alimentación en 2004. Además, Nicolás Maduro aprobó en 2016 la Misión de Abastecimiento Soberano y le asignó al ministro de Defensa el control de todas las estructuras que tienen que ver con alimentos: empresas de semillas, agroalimentarias, empresas de distribución y supermercados. Con ello, en Venezuela tenemos al general del arroz, al almirante del café, al general del azúcar, al coronel de la harina. El control militar de la vida es absoluto.

¿Cómo es el día a día de un venezolano bajo esa dictadura?
Muy complicado porque se levantan en la mañana y no hay agua. No hay luz y tampoco café, porque es muy difícil conseguirlo; entonces, comes lo que puedes. Quieres llevar a tu hijo al colegio, pero suspendieron las clases porque la maestra no fue; además, no vale la pena llevarlos porque no les dan el alimento escolar y la deserción es altísima. Además, no hay transporte, por eso debes salir con muchas horas de anticipación y, a veces, no vale la pena ir a trabajar porque pagas más en transporte que lo que ganas en el día. Pasas horas en las puertas de los supermercados para ver si llegó pollo, harina o huevos. Además, tienes que cuidarte de la delincuencia porque cobra vacunas (extorsión) por no llevarse a tu hijo y la Policía también cobra para no llevarse a tu hijo a la cárcel, donde lo más probable es que muera o lo violen. Pasas de la esperanza a la desesperanza, desesperación y tristeza.

¿Cómo se puede sobrevivir?
Luchando día a día. Por eso es que la gente se va. Todos los venezolanos tenemos familiares afuera, que trabajan en lo que sea y mandan algo de dólares para poder comprar. Yo llevo en la maleta cantidad de medicinas. Cualquier venezolano que regrese lleva muchas medicinas. La migración cada vez es peor porque la crisis empeora también.

¿Es viable una intervención militar?
Hay mucha gente que quisiera una intervención, como si esto fuera una película donde alguien entra, se lleva a los malos y la vida comienza a florecer. Todo bello. Pero esa película no existe en la realidad. Lo cierto es que aunque se logre una transición pacífica, ya la crisis es de tal magnitud que resolverla va a tardar años. Necesitamos un nuevo país que no se parezca al que teníamos.

Cómo el chavismo dejó sin autobuses, metro ni ferrocarriles a los venezolanos

EN LA ACTUALIDAD VENEZUELA es un país desvencijado, donde poco a poco la infraestructura básica colapsa y la conectividad dentro del territorio está restringida tanto por el deterioro de la vialidad como por la precariedad misma del transporte. Resulta difícil de creer que esto pase en una nación petrolera que entre 1999 y 2013 anunció inversiones por 30.000 millones de dólares para el desarrollo de obras públicas de gran envergadura. Sin embargo, esa es la realidad.

En ese período Hugo Chávez y Nicolás Maduro suscribieron contratos con la constructora brasileña Odebrecht por los que terminaron desembolsando 13.266 millones de dólares, pero las principales obras de infraestructura quedaron sin terminar y hoy forman parte del paisaje ruinoso que impera en la nación.

“Dejar las obras inconclusas, que antes era un hecho extraordinario, se volvió una práctica común en Venezuela. Y lo peor es que los ciudadanos no tienen quién responda por lo que ha pasado. No tienen a quién acudir para exigir que culminen las obras. Son indefensos frente a los órganos del poder público”, señala Mercedes De Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, organización que trató de hacerle seguimiento a los contratos, los montos involucrados y la evolución de las obras firmadas con Odebrecht en uno de los mayores escándalos de corrupción del chavismo en Venezuela.

Dada la crisis actual y el desplome en los ingresos de la nación, las obras que no se ejecutaron son sólo recuerdos porque la inactividad es la norma tras seis años de recesión. De hecho, la Federación de Trabajadores de la Construcción estima en 95% la parálisis actual de las obras de infraestructura a nivel nacional.

Sin vías

Chávez impulsó el Plan Ferroviario como una opción para cambiar las formas de transporte en el país y llegó a prometer la construcción de 8.670 kilómetros de vías férreas en un amplio sistema nacional, oferta que luego redujo a la mitad de su alcance. Pero ni eso logró.

Al final el país sólo cuenta con 500 kilómetros de vías férreas operativas esencialmente concentradas en el estado Bolívar, para el manejo de carga de las empresas básicas de Guayana, y en el ferrocarril que une Caracas con las ciudades satélites de los Valles del Tuy, que moviliza más de 120.000 pasajeros por día. Del resto sólo quedan retazos de obras a medio camino en varias partes del país como un recordatorio más de las promesas incumplidas de la revolución.

Ni se cambió el sistema de transporte ni se mejoró el existente. Estudios de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad Central de Venezuela indican que en las últimas dos décadas sólo se ha construido 2% de nueva vialidad en el país. De resto, las autoridades han llevado adelante arreglos, pequeñas ampliaciones o lo que llaman “soluciones viales” en las ciudades.

Reportes del Colegio de Ingenieros de Venezuela calculan que las condiciones del eje vial medular del país están al nivel de hace 60 años. No hay mantenimiento preventivo y muy pocas obras correctivas, por lo que se necesitan mínimo 10.000 millones de dólares para la rehabilitación integral de las principales vías que conectan el centro con el oriente y el occidente del país, y que garantizan la distribución de bienes y productos desde los puertos y las zonas productivas hacia los principales asentamientos urbanos.

El caos

En la amplia gama de elefantes blancos hay varias obras vinculadas al sistema Metro tanto en Caracas como en otras localidades del país, que buscaban su ampliación y complementación con otros esquemas de transporte. La parálisis de estos proyectos y la desinversión generalizada han potenciado el colapso de los sistemas de transporte público, donde el caos operativo del Metro de Caracas destaca por tratarse de un ícono de Venezuela.

El subterráneo, que inició operaciones en 1983, fue considerado un modelo de referencia internacional, pero hoy está marcado por las fallas operativas de toda índole y por los tumultos de 2,5 millones de usuarios que pululan a diario por sus instalaciones donde no funcionan ni las escaleras mecánicas, ni el aire acondicionado.

Para operar de forma óptima el sistema de su línea principal necesita que estén rodando 38 trenes, pero suelen hacerlo sólo 27. Algunos de los restantes se incorporan eventualmente, pero esto ocurre cada vez menos porque, ante la falta de recursos, se “canibalizan” los repuestos de los que están inactivos para colocarlos en los que siguen funcionando. La merma de trenes reduce las frecuencias de los viajes y la capacidad de carga, lo que agrava la saturación del servicio.

Queda el transporte superficial, pero esta opción también está severamente limitada ante el envejecimiento y deterioro del parque automotor que todavía sobrevive en Venezuela.

Motores apagados

Cada año -desde 2013- Nicolás Maduro anuncia la activación, reactivación o relanzamiento del llamado “Motor Automotor” como política para impulsar al sector, lo que no pasa de las palabras porque su actividad viene en picada hasta niveles de hace 60 años.

Las restricciones en el acceso a las divisas desde 2008 frenaron la importación de las materias primas e insumos necesarios para el ensamblaje de automóviles en el país y aunque la industria venezolana puede ensamblar 200.000 autos al año, se estima que actualmente opera a menos de 1% de esa capacidad.

En 2007 se ensamblaron 172.000 unidades, pero en 2018 apenas se llegó a 1.155 y en el primer trimestre de 2019 las ensambladoras privadas han estado prácticamente paradas.

Se estima que 60% del parque automotor está compuesto por vehículos ensamblados antes de 2006 y que aproximadamente hay 2 millones de unidades con más de 15 años a cuestas que, a duras penas, siguen circulando dada la escasez de repuestos y el bajo poder de compra de la población.

Este deterioro se extiende al transporte público superficial ofrecido por autobuses, microbuses y jeeps (estos últimos ideales para el acceso a los “cerros” o barriadas populares), que mayoritariamente están en manos de asociaciones o cooperativas privadas de conductores. En este caso se estima que 80% de las unidades están paradas por la falta de repuestos o la imposibilidad de sus dueños de costear la reparación. Por eso la población se ve forzada a caminar o a montarse en camiones que de forma improvisada prestan el “servicio de transporte”.

Y es que no existe un sustituto estatal. Desde 2012 el Gobierno pactó la importación de autobuses chinos Yutong y acordó instalar una planta de esta marca en el país para ensamblar más de estas unidades. Pero, según investigaciones de la Asamblea Nacional, este es un caso más de malversación y de promesas incumplidas. Se invirtieron 1.261 millones de dólares en la compra de 7.016 autobuses, que fueron pagados por el Gobierno en más de 179.000 dólares por unidad cuando el costo real se situaba entre 80.000 y 87.000 dólares. Además, la planta está inoperativa.

Más allá de la corrupción está la falta de coherencia en esta política, ya que en los llamados “cementerios Yutong”, que abundan en varias partes del país, están paradas cerca de 60% de las unidades chinas por falta de repuestos.

En 2013 Maduro también anunció la Misión Transporte, que tenía como objetivo mejorar el sector y ayudar a los transportistas a dotarse de repuestos y unidades, un plan que no pasó de slogans de campaña. En febrero de este año le dio rango de “Gran Misión” como vía “para construir un nuevo Sistema de Transporte Púbico Nacional”, pero dada la persistencia de las causas de la crisis nada indica que habrá resultados diferentes.

 

Con información de Al Navío