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Madrid

¿De Bogavante a Bocavante? El emprendimiento venezolano que toma por sorpresa a Madrid

LA SOLA PALABRA LLAMA LA ATENCIÓN: “Bocavante”. Esa curiosa fonética, que da una lejana pero a la vez próxima sensación al crustáceo gallego, motiva al momento nuestra atención. Y así, con la pregunta en mente, llegamos a un pequeño restaurante en pleno centro de Madrid. En la conjunción de las calles de Cardenal Cisneros y de Luchana.

Confieso que entramos, en principio, por curiosidad.

Al leer la carta, plasmada también y muy originalmente en una de las paredes, creímos comprender la base del original concepto: bocata de bogavante. Pero, más allá, cuando experimentamos con los sabores, entendimos el “bocavante” como toda una fusión de la comida tradicional española con el concepto del “lobster roll” americano y canadiense en un ambiente muy cercano al “street food restaurant” americano, una de las tendencias gastronómicas que ha cogido más fuerza a lo largo de los últimos meses. Literalmente “comida de la calle” en inglés. Curiosa mezcla, pensamos.

Atrayente, más todavía faltaba lo principal: probar.

Y el resultado fue sorprendente. No fue, como esperábamos al entrar, sólo una nueva forma de comer langosta. Excedió toda expectativa. Se trata de un diseño mucho más interesante, mucho más profundo. Nuevos sabores, nuevas combinaciones para nuevos gustos. Toda una novedad.

Y no sólo ordenamos el bocata. Difícil escoger entre la variedad, a ello sucedió, entre otros platos, la cesta de “patatas gajo” aderezada con una exquisita salsa brava de bogavante, receta exclusiva de la casa. Excelente. Lo cierto es que nos quedamos con las ganas de continuar con los demás platos de la carta.

Conversamos con los dueños. Franco Cerruti e Ignacio Marcos. Jóvenes emprendedores que lograron con investigación, sobredosis de imaginación y trabajo, fusionar elementos importantes y sobre todo novedosos de la gastronomía contemporánea para insertarlos, desde el último trimestre del 2018, en una comunidad gastronómica que, si bien está más que acostumbrada a los sabores del mar, seguramente ansiaría encontrar otros gustos, otros sabores, otros diseños gastronómicos.

En resumen, originales y muy sabrosos platos, ambiente agradable, buena atención y música para todos los gustos hacen de Bocavante un lugar ineludible. En fin, repetible. El resultado: volveremos pronto. Son muchos los platos nuevos a probar.

¿De Bogavante a Bocavante? Si.

 

Un buen padre, por Sebastián de la Nuez
No serán tan solo una estadística los jóvenes asesinados durante las manifestaciones de 2014 y 2017. Tendrán rostro e historia. La memoria se escribe cada día, se documenta cada caso y muchos se llevarán a La Haya. El padre de David José Vallenilla Luis, tiroteado frente a la base aérea de La Carlota, está en Madrid para hacer justicia. Y la hará

DAVID VALLENILLA LLEGÓ A MADRID hace tres meses y desde esta ciudad luchará por llevar a Nicolás Maduro a la Corte Penal Internacional de La Haya. Ese es su objetivo, eso es lo que tiene entre ceja y ceja. Que Maduro, Padrino López y otros militares sean condenados por crímenes de lesa humanidad. No es fácil, pero parece moverlo una determinación serena.

—Tengo que ser un buen guerrero, como David José. Quiero tener esa misma gallardía que él tuvo —dijo, durante una conversación, sentado en un banco del parque del Retiro.

Llegó del país donde los padres entierran a sus hijos, y no al revés. Llegó de la tierra arrasada donde los estudiantes les enseñan a los demás ciudadanos a ser valientes y enfrentarse a la barbarie. Tomó buena nota de las lecciones que le dejó su muchacho. Cuando se conversa con David hay que estar preparado para que su voz se le quiebre en ciertos momentos, puede que baje la cabeza —siempre cubierta con una gorra— o que se le pongan los ojos aguados; pero enseguida se repone.

Se ha quedado a vivir en Madrid porque su hijo tenía la nacionalidad española y se supone que el Estado español hará algo a favor de la justicia. A fin de cuentas, se trata de un súbdito del Reino, asesinado el 22 de junio de 2017 por un miembro de la Aviación venezolana, un sargento de 28 años con un nombre de pila tan ridículo como Arli Cleiwy. Le disparó casi a quemarropa desde detrás de la reja que protege La Carlota. El muchacho tenía el siguiente armamento, peligrosísimo para los defensores de la base aérea: un morral, un envase vacío de su última comida, unos lentes de natación y un trapo o pañuelo.

22 DE JUNIO DE 2017, EN CÚA

David José nació el 20 de septiembre de 1994 en Ocumare del Tuy. Su padre lo conoció a través de un vidrio en la sala de maternidad de una clínica privada. Lo acompañaba su propia madre, todavía vivía. Su comentario fue: “Es igualito a ti cuando naciste”.

Se separaron apenas a los dos años de casados, David y Milagros Luis. Ella se fue a vivir a Caricuao con el muchachito. Cuando entró en bachillerato, el cambio lo afectó y comenzó a tener problemas, incluso tuvo que repetir primer año. El padre pidió llevárselo y encargarse de él en Cúa, de modo que todo ese periodo estuvo viviendo en los Valles del Tuy y terminó allí su bachillerato siendo el segundo de su curso. Lo llamaban nerd, cosa que quizás le molestase pues se la comentó al padre. Apenas se graduó de bachiller se fue a Caracas a estudiar Enfermería en la Universidad. Se graduó muy rápido y con notas excelentes.

Al hablar con Vallenilla cualquiera puede darse cuenta: fue un buen padre. Hay tres episodios claves: el muchacho quiso ser modelo a los 18 años, inscribirse en una escuela y todo eso. David convino en ello aunque le advirtió seriamente de algunas cosas. David José hizo su curso, lo transformaron físicamente, fue seleccionado para su primer desfile en el Sambil y al regresar le dijo al papá que no quería saber más de ese oficio.

El segundo episodio fue una perrita que se consiguieron en la calle y que estaba enferma. Le dedicó una noche de desvelo a hidratarla. Puede que entonces se le haya despertado su vocación por la salud. Puede, también, que un tío suyo, el médico Jean Carlo, hermano de crianza de David, le haya acicateado esa vocación. Hay otro familiar importante, Gabriel, que arrastraba problemas por cierta discapacidad y fue una persona muy querida. Murió a los 45, justo un año antes que David José. El joven no quiso asistir al entierro, seguramente no se sintió preparado para aguantar esa despedida. Ahora descansan juntos en el mismo lugar.

El tercer episodio es el negocio que montaron padre e hijo, una administradora de condominios. El muchacho solo ayudaba en el cobro recorriendo los apartamentos, pero seguramente se sentía partícipe de un emprendimiento familiar y esto ha debido tener importancia en su formación.

David vio a David José por última vez el día del padre de 2017, en un almuerzo en el apartamento de su exmujer en Charallave.

—Compartimos ese domingo y al siguiente jueves lo asesinaron.

Después de eso su exmujer y él, que habían mantenido una relación de amistad a pesar del divorcio, se han distanciado.

LA LENTA RESPUESTA

No hay manifestación alguna, al cabo de tres meses, del gobierno socialista de Pedro Sánchez de que apoyará a Vallenilla en su cometido. No ha sido entrevistado por la TV local, que lanza todos los días informaciones sobre la crisis venezolana. Los sagaces reporteros españoles quizás no se hayan dado cuenta de lo que representa Vallenilla y su causa; suelen tenerla, la sagacidad, para llamar “polarización” al exterminio de un pueblo por parte de una mafia enquistada en el poder. Un sacerdote jesuita primero atendió a Vallenilla y ahora le rehúye. Por su parte, él no quiere que su caso sea utilizado como un arma arrojadiza por los partidos políticos ni sirva de catapulta para algunos adalides de los Derechos Humanos en busca de pantalla y viralidad tuitera. Eso lo tiene claro.

Su lucha, también en este lado del charco, luce cuesta arriba. En el acto de presentación del libro de Carol Prunhuber, Sangre y asfalto («135 días en las calles de Venezuela»), el lustroso Antonio Ledezma se quiso robar el show al perorar más de la cuenta sobre lo que debe hacer o dejar de hacer la oposición, y eso que se trataba de un homenaje a las víctimas de la barbarie pues de eso va el libro de Prunhuber. Ledezma habla más de la cuenta en cada oportunidad, quizás alguien debería hacerle entender que en ciertas ocasiones se ve de lo más elegante con la boca cerrada.

Vallenilla, antes, fue supervisor en el Metro de Caracas, donde conoció al OTS (operador de transporte superficial) Nicolás Maduro. Ahora es un activista de los Derechos Humanos, por David José pero también por otros tantos jóvenes que siguen muriendo en las calles de Venezuela. Asegura que existe denegación de justicia, en este caso, pues el culpable fue identificado en su oportunidad por Néstor Reverol (ministro del Interior) y Tarek William Saab (defensor del Pueblo); sin embargo, no fue privado de libertad inmediatamente, tal como indica la ley. Seis meses después fue cuando apareció en los tribunales, en una audiencia preliminar. Es la única vez que lo tuvo frente a frente. Hasta el día de hoy no se ha llevado a cabo la primera audiencia de juicio. El criminal no admitió los hechos, se acogió al precepto constitucional al declararse no culpable. Si hubiera aceptado los cargos, el juez de Control procede a sentenciarlo de una vez, concediéndole una rebaja en la pena.

—Dudo que esté encarcelado. Hubo seis diferimientos. Hay otro caso que lleva 19 diferimientos de la audiencia preliminar —dice Vallenilla.

Armó un escándalo en las redes y por eso probablemente fue que se consiguió la audiencia preliminar, pero de allí en adelante, nada. El propio juez, en los pasillos del palacio de Justicia, le reclamó que lo estuviera nombrando públicamente.

—Usted haga su trabajo y yo no lo mencionaré —le contestó Vallenilla.

Estuvo a punto de írsele encima a ese individuo, el juez 21 de Control del área metropolitana de Caracas, José Maximino Márquez, cuando se atrevió a preguntarle que por qué su hijo, en vez de irse a la Universidad, había salido a protestar.

El director de la Escuela de Derecho de la UCV lo llamó, a poco de suceder la tragedia, y le dijo que todos los profesores de esa Escuela estaban a su orden para llevar el caso. Escogió a tres de ellos, que hoy en día siguen trabajando y no le cobran un céntimo. Uno de esos profesionales es la abogada María Alejandra Poleo, quien hace unos meses fue a Ramo Verde a verificar si el individuo seguía preso allí. La autoridad que la atendió le dijo que no le daba la gana de decirle si en efecto estaba privado o no de libertad. A los militares no les gusta que el caso se lleve en la jurisdicción civil. Lo que desearían es que el sargento de nombre ridículo fuese juzgado en tribunales militares.

Hay otro protagonista en esta historia, el periodista gocho Golcar Rojas, quien también vive en Madrid y fue quien promovió este encuentro en el parque del Retiro con Vallenilla. Rojas encontró, durante los peores días de la represión en 2014 y 2017, la forma de exorcizar su angustia ante la orfandad de la población civil, ese dolor por el país, ese descorazonamiento por las víctimas de la represión. Durante muchas noches, hasta las tres de la mañana, insomne, escribía con obstinada pasión unos obituarios dedicados a los jóvenes caídos. Insiste escribiendo, dice que lo hace para mantener la memoria viva. Tiene unos 75 obituarios escritos hasta ahora y los juntó en forma de libro que subió a la plataforma online de Amazon. La obra se titula Obituarios de un no-país y es accesible colocando el nombre de Golcar Rojas en el buscador de la tienda digital.

El régimen está empeñado en hacer ver lo que no fue: que las víctimas eran delincuentes, drogadictos o cualquier cosa. El régimen está empeñado en la desmemoria. El régimen cree que sus líderes saldrán impunes de esto. El deber de los periodistas, de los activistas de Derechos Humanos como Vallenilla y de cualquier venezolano con uso de razón y corazón en el pecho, es preservar cada uno de esos nombres, saber cuál fue su historia y cuál su verdad. Creer en la justicia internacional. David Vallenilla no está solo tampoco en España (a pesar de lo anotado más arriba).

 

@sdelanuez

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La transición se machaca, por Sebastián de la Nuez
Es cierto: la transición en Venezuela comenzó el 10 de enero y eso no tiene vuelta atrás. Desde el exilio o la diáspora, la transición también se construye y se desarrolla en busca de un mejor país, el país posible. En esto, Madrid es un buen ejemplo

 

EN ESTOS DÍAS EL ANALISTA Michael Penfold escribió que “la transición no es posible decretarla, sino que es necesario acordarla”.

¿Eso será así? ¿Eso ya no fue acordado, en las calles, por el país? Penfold, en la línea de Rodríguez Zapatero y del Grupo Prisa (o sea, del PSOE de Pedro Sánchez), dice que la transición no se ha iniciado en Venezuela porque no existe en el país una alternativa “que sea lo suficientemente apetecible para aquellos factores internos que la puedan precipitar”.

No es por nada pero esta gente del Iesa siempre ha vivido, pese a su excelencia académica, como quien dice meando fuera del perol. Es inolvidable un artículo de Moisés Naím de 2002, en El Nacional, donde decía que Hugo Chávez caería por su propio peso debido a las medidas económicas que adoptaba entonces. ¡En 2002! Busquen el artículo.

A la transición hay que considerarla, de común acuerdo tácito o expreso, en marcha. Si no, no hay vida. Si hay transición, hay sentido de la inminencia, movilización y pensamiento práctico. La transición se discute, se reflexiona, se vocea, se machaca y se vuelve a machacar hasta hacerla realidad cotidiana, futuro en presente.

Madrid es un escenario principalísimo como espejo y reclamo de la tragedia venezolana. El otro día pasé por un mall en el extrarradio y allí estaba la tienda de lentes de moda Hawkers, del bolichico Alejandro Betancourt. Dan ganas de patearle las vidrieras, es verdad. Tengo familiares que trabajan en el sector inmobiliario: la oleada inmigrante venezolana, la que llega con real, ha hecho que suban los alquileres de los edificios y el costo de los pisos (apartamentos) en general. No es que lo digan los telediarios, que también lo dicen —incluyen a los millonarios chinos también—, es que resalta con la contundencia de los hechos. “Me llegó uno el otro día y me preguntó por un piso que le gustó mucho pero que ya estaba comprometido con un cliente que había llegado primero. Se lo dije y me preguntó que por cuánto, que él pagaba el doble y por adelantado”.

Eso no fue en el exclusivo barrio de Salamanca, reducto predilecto de la boliburguesía. Fue en un suburbio. Cuando me lo contaron pensé: “Carajo, el venezolano no tiene compón. No escarmienta”.

En Madrid habrá un interesante encuentro el 27 de este mes, “T de Transición”, en el Círculo de Bellas Artes, promovido por el inquieto activista cultural Guillermo Barrios, quien regenta un sitio llamado Cesta República, verdadera sede artística de los venezolanos en España. Lleva aquel evento el subtítulo “De la experiencia española a la Venezuela de hoy” pero en verdad quienes llevarán la voz cantante allí son los españoles y los venezolanos se limitarán a la relatoría. De todos modos es una tremenda oportunidad de tomar nota y comparar. Desde el exilio, luego, tendrá que verse cómo se mastica la transición criolla, la cual tiene, por naturaleza, originalidades frente a la española que va de 1975 a 1982. Empezando por la propia idea que encierra su denominación, Transición a la Democracia. En Venezuela es, o debe ser, Transición a la Recuperación de la Democracia puesto que varias generaciones llevan tatuada en su fuero interno la vivencia que va del 58 al 98, de modo que el bache chavista será, históricamente hablando, eso precisamente, un bache o escollo (precipicio cloacal, si prefieren) superado en el largo camino en pos de la civilidad republicana que arranca en 1830.

La transición venezolana implica, entonces, un nítido ejercicio de memoria: allí, en el espejo retrovisor, hay fundamentos y haberes espléndidos. Los españoles volteaban hacia atrás y lo que veían, con horror, era una Guerra Civil y un millón de muertos.

Donde hay mucho de semejanza entre los casos de España y Venezuela es en los miedos. La gente siempre tiene miedo a dar un buen salto.

En todo caso, solo queda aplaudir iniciativas como la del sábado 27 en el Círculo de Bellas Artes, sobre todo porque allí estará una eminencia como el historiador Santos Juliá. Es un seminario que parte de una premisa: debe pensarse y proyectarse la reconstrucción del país más allá de lo que concierne estrictamente a la gestión de lo político y económico; por eso plantea el universo de lo simbólico.  

En el caso venezolano hay que poner de bulto lo siguiente: uno, enfrentar la espantosa corrosión de los valores del venezolano, ese elemento no debe despreciarse porque no hay transición hacia nada si los valores se revelan podridos en el comportamiento cotidiano.

Segundo, el desmontaje del aparato de mitificación es impostergable porque la propaganda chavista ha contaminado o tergiversado desde la Historia patria hasta la iconografía de las calles de ciudades y pueblos.

Tercero, valorar el rol de los medios de comunicación. Ahí hay tela para cortar. La transición se documenta, se difunde y se sustenta en experiencias dignas de ser narradas.

Todo eso debe formar parte del asunto. Un asunto que ya está en marcha y es irreversible, digan los que digan Michael Penfold y Rodríguez Zapatero.

 

@sdelanuez

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La revista ‘5W’, ‘El Pitazo’, Vincent West y Darío Arizmendi, ganadores de los premios Ortega y Gasset en su 36ª edición

LOS PREMIOS ORTEGA Y GASSET DE PERIODISMO 2019, que se han fallado este jueves en Madrid, reconocen el periodismo comprometido y valiente de los medios independientes. El premio a Mejor historia o investigación periodística ha sido para Los muertos que me habitan, de la revista 5w, una crónica sobre los cuerpos sin nombre que el Mediterráneo arroja a las costas. En Mejor cobertura multimedia ha sido galardonado La Generación del Hambre, de El Pitazo, un retrato de las carencias alimentarias y sanitarias infantiles en Venezuela. Vincent West ha obtenido el galardón de Mejor fotografía por una imagen del 8M tomada en Bilbao y el colombiano Darío Arizmendi ha sido reconocido con el de Trayectoria profesional.

El trabajo ganador en la categoría de Mejor historia o investigación periodística, Los muertos que me habitan, está firmado por el periodista Agustín Morales y el fotógrafo Eduardo Ponces. El reportaje, publicado en la revista 5W y enmarcado en un proyecto de Ruido Photo, es una crónica que narra la labor de Chamseddine Marzoug, un hombre que voluntariamente entierra los cadáveres que el Mediterráneo devuelve a las playas de Túnez.

El jurado ha resaltado que es “un magnífico reportaje” que “golpea la emoción del lector en un tema de actualidad –el drama de los naufragios en el Mediterráneo- a través de un enfoque distinto”. Además, ha añadido que “reúne todas las cualidades del buen periodismo, tiene una sensibilidad especial y está maravillosamente escrito”.

El premio en la categoría de Mejor cobertura multimedia ha sido para La Generación del hambre, un reportaje coordinado por Johanna Osorio Herrera y publicado en el medio venezolano El Pitazo en colaboración con la plataforma Connectas. Catorce periodistas han investigado durante ocho meses las consecuencias de las políticas económicas del Gobierno de Nicolás Maduro en la salud de un grupo de niños. “Es durante los primeros cinco años de vida cuando una alimentación adecuada es más importante, y el resultado es entristecedor: ocho niños cuyo futuro parece marcado antes de tiempo por daños irreversibles, y uno que no pudo sobrevivir”, narran en la presentación de su trabajo.

El Pitazo es un medio creado por un grupo de periodistas cuyo objetivo es hacer llegar información a las zonas más desfavorecidas de Venezuela. Además de la red de informadores, cuentan con colaboraciones con ONGs que les ayudan a acercarse a las diferentes comunidades del país. “Seguiremos trabajando para que El Pitazo suene, hasta convertirnos en la voz de los sectores populares”, reza en su web.

El jurado ha enfatizado el trabajo de este medio: “Son un grupo de periodistas jóvenes y admirables que arriesgan y que van al lugar en el que suceden las cosas, a buscar los hechos y contarlos”.

El premio a Mejor fotografía se lo ha llevado Vincent West, de la agencia Reuters. El trabajo seleccionado es una de las imágenes más icónicas del 8-M de 2018: una marea de mujeres forman un triángulo con sus manos alzadas durante una manifestación en favor de la igualdad en Bilbao. La fotografía fue publicada en EL PAÍS y en otros medios internacionales como The New York Times. El jurado ha ensalzado “el empuje y la fuerza” de una imagen que condensa el gran año para los derechos de las mujeres, con movimientos internacionales como el #MeToo.

En la categoría de Trayectoria profesional el galardonado es Darío Arizmendi. Director de noticias de la cadena colombiana Caracol y una de las voces más escuchadas de su país, tuvo que exiliarse en los años 80 tras varios intentos de asesinato por parte de los cárteles de la droga.

El jurado ha valorado “la excelencia profesional de su trayectoria, su constante esfuerzo para explicar a la sociedad lo que está pasando en cada momento, su defensa de las propuestas de paz y el diálogo y, por encima de todo, su valentía a la hora de afrontar las dificultades que, a lo largo de su carrera, se le han presentado para el ejercicio de la profesión periodística”.

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, Arizmendi ha sido director y presentador de programas de televisión, fue fundador del periódico El Mundo de Medellín y su director desde 1971 hasta 1991. También fue embajador plenipotenciario de Colombia ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 1989, en Nueva York y profesor fundador de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Pontificia Bolivariana.

Esta 36 edición el jurado ha estado compuesto por Manuel Mirat, presidente de EL PAÍS y consejero delegado de PRISA; Soledad Gallego-Díaz, directora de EL PAÍS; Carlos Yárnoz, Defensor del lector en el diario; Jesús Ceberio, presidente del Comité editorial de PRISA; Daniel Gavela, director general de Cadena Ser; Inés Juste, presidenta de la Asociación de la Empresa Familiar y del grupo Juste; Elena Salgado, economista y exvicepresidenta del Gobierno; Vicente del Bosque, exseleccionador nacional de fútbol; Zahara, cantante, y los redactores de EL PAÍS María Fabra, miembro del Comité de redacción, y Mikel López Iturriaga, responsable de El Comidista. Ha ejercido como secretario del jurado Pedro Zuazua, director de Comunicación de PRISA Noticias.

Los Premios Ortega y Gasset, creados en 1984 por EL PAÍS y que llevan el nombre del pensador y periodista español, buscan resaltar la defensa de las libertades, la independencia y el rigor como virtudes esenciales del periodismo y dar reconocimiento a aquellos trabajos que hayan destacado por su calidad.

Cada uno de los galardones está dotado con 15.000 euros y con una obra del artista donostiarra Eduardo Chillida. Pueden optar a estos premios los trabajos escritos o gráficos publicados en español, en medios de todo el mundo.

Los galardones se entregarán el próximo jueves 9 de mayo en el Auditorio Caixaforum de Madrid.

Borrell insiste en que intervenir militarmente a un país, termina siempre en “desastre”

EL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES de España, Josep Borrell, insistió en su rechazo a la idea de que una intervención militar extranjera en Venezuela es la solución para acabar con la crisis que azota al país.

“Nunca en la historia una invasión extranjera ha llevado estabilidad y democracia, nunca. Desde Napoleón en España hasta la guerra de Irak, donde ha sido un desastre. No es una solución”, subrayó.

Recordó que EEUU tiene un “récord” de intervenciones en Sudamérica y espera que las mismas “no vuelvan a empezar” con el caso venezolano.

Aseguró que la crisis que agobia a nuestro país “le quita el sueño” y dijo que la actual situación en Venezuela está estancada. A su juicio, se debe a que había el pensamiento de que Nicolás Maduro “no iba a aguantar un mes y la realidad es que todavía está ahí”.

Señaló en el tema diplomático, que al haber en España y embajador designado por Maduro y un “representante personal” nombrado por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, hay algunos escollos que deben superarse de forma creativa, pero siempre dentro de lo que es el marco del derecho internacional.

Así pues, aseguró: “vamos a conversar con el representante de Guaidó, pero no podemos ignorar la realidad que hay en el terreno” y afirmó que, en cualquier caso, España va a “actuar siempre en el marco del consenso europeo”.

Borrell dijo ante el  Consejo de Derechos Humanos de la ONU que se encuentra trabajando para que no haya una intervención militaren Venezuela y reiteró que Madrid no apoyaría es acción.

“No todas las posiciones están sobre la mesa. Hemos advertido claramente que no apoyaríamos y condenaríamos firmemente cualquier intervención militar extranjera, que esperamos que no se produzca”, dijo el 24 de febrero.

Venezolanos protestan en distintas partes del mundo en rechazo a la juramentación de Nicolás Maduro

LOS VENEZOLANOS QUE ESTAN REGADOS en distintas partes del mundo protestaron hoy a las afueras de las embajadas en rechazo a la juramentación de Nicolás maduro para su segundo mandato 2019-2025.

Un grupo de venezolanos se apostaron frente a la sede del consulado de Venezuela en Madrid, España. Voluntad Popular España informó vía Twitter que las personas rechazan a Nicolás Maduro y aseguran que es un usurpador del poder.

“Exigimos que el cónsul de Venezuela cese la usurpación, dado que en este momento en Venezuela está por darse uno de los peores episodios de la historia democrática del país: la usurpación de Nicolás Maduro como presidente”.

“Maduro dictador, Maduro usurpador”, es la consigna de los ciudadanos que se encuentran frente al consulado.

En una imagen compartida por las redes sociales se puede observar que los ciudadanos venezolanos que viven en Londres colocaron la bandera de Venezuela y carteles para rechazar a Maduro.

Los venezolanos que residen en Berlin, Alemania también se pronunciaron con pancartas y banderas de Venezuela en rechazo al nuevo período que legislará maduro.

Los que están en Perú protestarán en la embajada. Paulina Facchin, activista venezolana en Perú, afirmó que la manifestación será una forma de respaldo al Grupo de Lima, que no reconoce los resultados de las elecciones presidenciales del 20 de mayo del año 2018.

 

 

*Con información de El Nacional 

Detienen a venezolanos involucrados en explotación sexual de hombres en Madrid

LA POLICÍA ESPAÑOLA detuvo a siete personas de nacionalidad venezolana que se dedicaban a explotar sexualmente a hombres en un piso de un barrio de alto nivel adquisitivo de Madrid, según informó hoy en un comunicado.

En la operación, además de las detenciones, se liberó a siete hombres que estaban siendo explotados por el grupo criminal, que también se dedicaba al tráfico de drogas.

La investigación se inició en septiembre pasado cuando los agentes descubrieron que un piso del barrio de Salamanca, el más lujoso del centro de Madrid, se estaba usando como prostíbulo y, tras varias indagaciones, confirmaron la existencia de una organización criminal formada por siete individuos dedicada a la explotación sexual de personas.

El pasado día 22 los agentes registraron el domicilio, detuvieron a cinco miembros de este grupo y liberaron a las siete víctimas.

Además se incautaron diversas sustancias químicas tratar disfunciones sexuales, drogas, dispositivos electrónicos y diversa documentación.

Los investigadores establecieron un dispositivo para localizar a los otros dos miembros de la organización, uno de ellos el líder, y 24 horas después los arrestaron en el aeropuerto de Madrid cuando regresaban de Turquía.

Los siete detenidos comparecieron ante el juez, que envió a prisión preventiva al cabecilla y a un lugarteniente.

Fiscalía española prevé extraditar a enfermera de Chávez a Venezuela

LA FISCALÍA ESPAÑOLA APOYARÁ LA EXTRADICIÓN A VENEZUELA de Claudia Patricia Díaz Guillén, la enfermera personal de Hugo Chávez, a quien el Ministerio Público reclama por presunto blanqueo de capitales, según reseño la agencia EFE.

La vista de extradición se celebrará este lunes, 24 de septiembre, en la Audiencia Nacional, después de que Díaz Guillén se opusiera a ser entregada a Venezuela tras ser detenida en Madrid el pasado 25 de abril.

La enfermera fue arrestada junto a su marido, Adrián José Velásquez, que ejerció de jefe de seguridad de Chávez y que también está reclamado por los mismo delitos. Pero este lunes solo se decidirá la extradición de ella. Ambos aparecieron en la investigación Panamá Papers.

Tras la detención, los dos fueron puestos en libertad al día siguiente tras declarar ante un juez de la Audiencia Nacional, donde se ven los casos de extradición, pero con la medida cautelar de no abandonar Madrid mientras se decidía sobre su entrega.

Más información en La Patilla.