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laureano márquez

Laureano Márquez P. Jun 06, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Perdonen lala…
Ya no sé si estos artículos los escribo yo o el ChatGPT que usurpó mi firma y mi identidad, si es que la tengo. Cada vez que lo que queda de mi conciencia humana lee e investiga nuevas cosas sobre la IA, más miedo le entra

 

@laureanomar

Es que vuelvo sobre el tema de la Inteligencia Artificial (IA) y ya no sé si estos artículos los escribo yo o el ChatGPT que usurpó mi firma y mi identidad, si es que la tengo. El caso es que sea él o yo, cada vez que lo que queda de mi conciencia humana lee e investiga nuevas cosas sobre la IA, más miedo le entra. Lo que asusta es que la mayor parte de las advertencias sobre los riesgos de este nuevo avance, vienen de científicos, algunos de los cuales han contribuido a su desarrollo. Comparan la capacidad destructiva de la IA con la de la bomba nuclear y añaden que debería existir una suerte de agencia internacional que la regule, porque podríamos llegar al extremo de que las máquinas aniquilen al ser humano.

El futuro de photoshow

El futuro de photoshow

Es un tema recurrente de la ciencia ficción, un género que, tanto en el cine como en la literatura, resulta temible por su carácter profético. Por poner un ejemplo, en 2001: una odisea del espacio (1968), una película de Stanley Kubrick, basada en la historia de Arthur C. Clarke, una supercomputadora llamada HAL9000 se encarga de controlar las funciones de la nave espacial Discovery. Se trata de un equipo dotado de IA que en algún momento de la trama decide actuar por su cuenta y arremete en contra de los astronautas, asesinando a todos los tripulantes, menos al protagonista (David Bowman interpretado por Keir Dullea) quien logra, por fin, desconectar a la temible computadora.

Las máquinas enfrentadas a nosotros, drones que se gobiernan solos y con capacidad para destruir a diestra y siniestra como un Putin cualquiera.

Máquinas que nos esclavicen o que terminen asumiendo la dirección política de nuestras sociedades de manera autoritaria y así aprovechar para ellas y su funcionamiento los recursos energéticos, arrebatándonos el combustible, la electricidad, el agua. ¿Se lo pueden imaginar? ¿No? Cónchale.

¿Qué me dicen de las armas atómicas y su control? Todo ello en manos de una IA a la que se le crucen los cables. También está el tema de los empleos: las máquinas podrían sustituir según algunas apreciaciones 300 millones de empleos. Máquinas sin ningún tipo de derechos ni posibilidad de reclamo, como si fueran obreros chinos. Estaremos en manos de artefactos sin sensibilidad ni emociones, sin ternura, ni valores morales. Sí, ya sé lo que están pensando, pero no es lo mismo, aunque parezca.

No quiere uno ser profeta del desastre, pepero, pero es imposible no sentir un poco de tetemor de temor acerca del fufuturo que se nos avveecina que se nos avecina quesenosvaecina quesenos queque que·#@€¬***

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Laureano Márquez P. May 09, 2023 | Actualizado hace 2 meses
El Día de la Victoria
La ONU denuncia que en Ucrania se cometen en este momento crímenes de guerra. Exactamente idénticos a los que el Día de la Victoria aborrece en los nazis

 

@laureanomar

En Rusia, cada 9 de mayo, se celebra el Día de la Victoria, rememorando la parte que a la URSS corresponde en la derrota del nazismo. Europa la celebra el día anterior. Esto se debe al hecho de que la Alemania nazi, representada por el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel, firmó la rendición incondicional el 8 de mayo de 1945 a las 22:43 hora central europea (9 de mayo a las 0:43 hora de Moscú), ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov, poniendo fin así a la Segunda Guerra Mundial en el continente europeo.

En Internet, en una página web denominada elciudadano.com, leo la siguiente información: «El Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso) ha publicado documentos desclasificados de los archivos de tiempos de la Segunda Guerra Mundial en los que las autoridades soviéticas recopilaron evidencias y testimonios de las atrocidades cometidas por los nazis contra la población civil de la región de Donetsk». Entre las atrocidades que estos documentos revelan están: encarcelamiento y fusilamiento de civiles; explotación sexual de las mujeres, obligadas a prostituirse por el ejército invasor; decomiso de alimentos y abrigos, bajo amenaza de fusilamiento; enfermos y heridos quemados y 1272 edificios destruidos, entre otras no menores atrocidades. «No había ni una sola calle en la ciudad que no estuviera ardiendo en llamas», dice alguno de los documentos que Rusia ha sacado a la luz.

Esto parece un ejercicio cruel de surrealismo, porque todo lo que revelan los documentos de la FSB es exactamente lo mismo que, según una investigación de la ONU, está sucediendo hoy en Ucrania a cuenta de la invasión rusa.

En dicha investigación se afirma que se cometen en este momento (¡80 años después!) crímenes de guerra. Se habla de ejecuciones brutales, bombardeos a la población civil, agresiones sexuales contra mujeres y niños, bombardeos a centros sanitarios como el hospital de Mariúpol, torturas y una larga lista de horrores, exactamente idénticos a los que el Día de la Victoria aborrece en los nazis y los documentos desclasificados por la FSB, atribuyen al ejército alemán.

La misma Unión Soviética que «derrotó» a Hitler, causó, bajo el régimen de Stalin, muchas más muertes que las del llamado Führer, si tenemos en cuenta todas las hambrunas que produjo, incluyendo el Holodomor u holocausto ucraniano en el que se dice que entre 1,5 y 4 millones de personas murieron, literalmente de hambre, algunos creen que con toda la intención del líder ruso de frenar el independentismo ucraniano.

Y se pregunta uno: ¿qué misterioso corto de circuito tiene que existir en el alma humana para perpetrar las mismas aberraciones y monstruosidades que en otros nos parecen tan claramente abominables?

Con razón dice el Eclesiastés (1,9):

«Lo que se ha sido

es lo que será,

y lo que se ha hecho

se volverá a hacer.

No hay nada nuevo

bajo el sol».

Sin título

Sin título

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Laureano Márquez P. Abr 19, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Los 23 de Tal Cual
A lo largo de estos 23 años, Tal Cual mantiene siempre un firme compromiso con los valores que impulsaron este vuelo de una mosca analfabeta: la democracia, la libertad y la justicia

 

@laureanomar

Por estos días, nuestro diario está cumpliendo 23 años acompañando uno de los periodos más difíciles y complicados de la historia nacional. Esta aventura editorial de La Mosca Analfabeta está ineludiblemente asociada a la personalidad del fundador de este periódico, Teodoro Petkoff, una de las figuras más interesantes del siglo XX e inicios del XXI de Venezuela.

La vida de Teodoro estuvo enteramente asociada a la política venezolana. En sus orígenes, vinculado al Partido Comunista de Venezuela y a la insurgencia armada para conseguir el poder. Durante el gobierno de Rafael Caldera se logra la pacificación y los que antes estuvieron alzados en armas contra la naciente democracia, se incorporan a ella y no solo aceptan sus reglas, sino que asumen la responsabilidad del profundo error que constituyó el haber tomado el camino de la violencia. Teodoro va más allá: reconoce y denuncia las fallas del socialismo real, en cuanto a valores democráticos se refiere, siendo de alguna manera precursor del desmantelamiento de eso que Churchill llamó: «el telón de acero».

Contrariando la letra de la famosa canción de «El negrito del Batey», para quien el trabajo lo hizo Dios como castigo, el catire del Batey salió en defensa de la laboriosidad de sus paisanos. Fue varias veces candidato presidencial, parlamentario, docente, escritor y ministro de quien, en otro tiempo, había adversado, haciendo honor a su convicción de que: «una de las virtudes de la venezolanidad es la tolerancia». En fin, un recorrido vital intenso que termina en este diario que usted lee, hechura suya, que, si bien es virtual, no ha dejado de cumplir con su papel. Teodoro dedica sus últimos años a un periodismo combativo, comprometido con la verdad, que no pocos inconvenientes ha traído a este medio.

Sin embargo, no todo se reduce al protagonismo del fundador. Detrás de cada información y de cada trabajo serio de documentación e investigación periodística, se encuentra un equipo humano que, si bien ha ido cambiando a lo largo de estos 23 años, mantiene siempre un firme compromiso con los valores que impulsaron este vuelo de una mosca analfabeta: la democracia, la libertad y la justicia. Se trata de un equipo modesto; como supondrá el lector esta no es una empresa rentable, sino de compromiso de gente valiosa y honesta.

Como nombrarlos a todos sería largo y tedioso, los resumo en una de las personas más implicadas con este medio: Gloria Villamizar, quien ha acompañado a Tal Cual desde su fundación misma en el año 2000 y a quien le ha correspondido ejercer las más diversas labores dentro de un diario que la ha convertido en «todera» en estos 23 años. Cuando Teodoro se iba de viaje le decía: «¡gorda, me voy, cuídame la taguara!». Y aquí sigue, cuidando de ella. En la bondad y el compromiso de nuestra querida Gloria, este modesto opinador reconoce el trabajo de todos los compañeros que han hecho de este periódico un medio de indudable prestigio y ponen todo su empeño, a pesar de las dificultades, en seguir hablando «claro y raspao».

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Laureano Márquez P. Mar 21, 2023 | Actualizado hace 2 meses
La felicidad
Si tenemos en cuenta las categorías del rey de Bután, quizá lleguemos a la conclusión del que el mundo pasa por un momento de gran infelicidad

 

@laureanomar

El 20 de marzo es el Día Internacional de la Felicidad. La felicidad es, sin duda, uno de los temas más controversiales de cuantos ocupan al ser humano. Todos la buscamos con legítimo afán, pero casi nunca estamos de acuerdo en qué consiste, ni en cómo alcanzarla. Lo cierto es que la felicidad es un particular de estado de armonía y realización interior, pero en sintonía con nuestros congéneres. Es decir, no puede ser plenamente feliz una persona si no lo es también la comunidad a la que pertenece: la pareja, la familia, el barrio, el país y al final el planeta entero. Porque los seres humanos somos así, nos sabemos parte de una herencia cultural largamente acumulada y a cuyo incremento debemos contribuir. Somos individuos, pero también somos la humanidad toda.

En 1972, Jigma Singye Wangchuck, rey de Bután, propone un indicador de felicidad al que denomina la «felicidad nacional bruta» (FNB), como medición más adecuada que el PIB (producto interno bruto). Si tenemos en cuenta que el mencionado rey tenía cuatro esposas, no sabe uno si su preocupación por la felicidad emanaba de su goce o de su anhelo, pero es lo de menos. El caso es que, preocupado por la felicidad de su país y considerando a la pobreza como la mayor dificultad para alcanzarla, establece los que, desde su punto de vista, constituyen los cuatro pilares de la FNB, a saber: la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno.

Si tenemos en cuenta las categorías del rey de Bután, quizá lleguemos a la conclusión del que el mundo pasa por un momento de gran infelicidad. No es este un planeta con desarrollo igualitario, tampoco con especial cuidado y protección del medio ambiente, mucho menos con buenos gobiernos y ni qué decir de la promoción de los valores culturales.

Otra evaluación de la felicidad global nos la ofrece el «índice de planeta feliz», el cual nos revela, en las mediciones de los últimos años, que los once primeros países de la lista de felicidad global se corresponden con la zona que el señor Humboldt denominaba las regiones equinocciales, es decir, por estos lares.

Dato curioso y a la vez contradictorio pues nuestros pueblos, buscando mayor felicidad, emigran a países infelices, o no felices, que suena mejor.

Pero a estas alturas el lector se estará preguntando si no hay en este escrito algunas reflexiones útiles para enrumbar la propia felicidad. Quizá lo mejor sea apelar a lo que ha dicho gente muy sabia sobre el tema:

  • «La felicidad aparece cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía». Gandhi.
  • «Si uno no sabe a qué puerto navega, ningún tipo de viento le es favorable». Séneca.
  • «La felicidad no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que uno hace». Jean Paul Sartre
  • “La felicidad no puede ser obtenida queriendo ser feliz. Tiene que aparecer como consecuencia no buscada de perseguir una meta mayor que uno mismo”. Viktor Frankl.

Que tengan todos un feliz Día de la Felicidad.

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Laureano Márquez P. Mar 14, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Las profecías que Nostragamus
En lo que al autor de estas líneas toca, se niega a aceptar predicciones que no tengan nombre y apellido, fecha o al menos hechos señalados con claridad

 

@laureanomar

Como cada comienzo de año, aunque este ya está bien entradito en meses, vuelven las profecías de Nostradamus a ponerse de moda. Sorprendentes siempre las deducciones que de sus planteamientos sacan los expertos en vaticinios. Por ejemplo, se le atribuye al célebre boticario francés haber profetizado la muerte de la reina de Inglaterra y el ascenso de Carlos, al escribir: «la muerte repentina del primer personaje, será cambiado y pondrán otro en su reino». Honestamente, uno espera un poco más de precisión en la cuarteta, algo al estilo de: «a media asta, iza bel bandera sobre dos columnas y luego pondrán al de la pluma chorreada». Así sí que se podría creer que está hablando de Isabel II y de su heredero. Pero, en fin, en materia de profecías la gente se contenta con poco y cada quien pone en ellas lo que desea ver.

Para este año tenemos la siguiente: «Siete meses de gran guerra, gente muerta por el mal. Rouen, Evreux no caerá ante el Rey». Según los especialistas esto se refiere a la invasión rusa de Ucrania. Para comenzar, la agresión a Ucrania ya sobrepasa el año, guerra siempre ha habido a lo largo de la historia universal y el mal siempre ha causado muertes inocentes, además, las ciudades aludidas en la cuarteta son francesas. Por lo menos podría haber dicho zar, en vez de rey.

Otra predicción para el 2023: «falla de luz en Marte». Esto, que en nuestro contexto fácilmente podría interpretarse como «falla de luz el martes», es tomado por los sesudos conocedores del adivino como el fracaso de la misión con la que la agencia espacial europea piensa colocar un Róver en el planeta rojo.

Y esta otra: «No abades, monjes, novicios para aprender; La miel costará mucho más que la cera de las velas. Tan alto el precio del trigo, ese hombre está agitado. Su prójimo para comer en su desesperación», ha sido interpretada en una gama de matices que va desde la renuncia del papa Francisco hasta el aumento de inflación mundial que nos conduce al canibalismo. Definitivamente, con intérpretes así, no hay que ser Nostradamus, como dice el dicho, para saber lo que se avecina. Más honesto sería profetizar: «cualquier cosa puede suceder, incluso que no suceda nada».

En lo que al autor de estas líneas toca, se niega a aceptar predicciones que no tengan nombre y apellido, fecha o al menos hechos señalados con claridad. Por ejemplo, profeta serio, Miqueas, cuando vaticina: «Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre los clanes de Judá, de ti vendrá por mí uno que gobernará a Israel, cuyos orígenes son desde el principio, desde la antigüedad.» (Mi. 5:1) Esto se llama dar las coordenadas precisas, pues en Belén nació Jesús. Profecía que concuerda, por cierto con la de otro profeta, Jeremías: «He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra» (Jer. 23: 5). Efectivamente, Belén es la tierra del rey David, cuyo nombre figura entre los ascendientes de Jesús. Eso se llama concordancia predictiva.

Bueno, aunque el autor de estas líneas dista mucho de poseer el don adivinatorio de Jeremías, ni tampoco la habilidad poética del francés, no podía cerrar sin lanzar algunas cuartetas proféticas de mi propia inspiración visionaria:

El cerebro conectado

veremos dentro de poco

con microchip encajado

justo en la base del coco.

Vida virtual viviremos

con el control de un botón,

 así resucitaremos

después de cada apagón.

Lo bueno es que sin deslices

y sin vivir camuflados

estaremos muy felices,

pues seremos enchufados.

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Laureano Márquez P. Mar 08, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Teodora de Bizancio
Teodora fue mucho más que una emperatriz consorte. Fue pionera de la lucha por la defensa de los derechos de la mujer hace casi 1500 años, como para que quede claro que se trata de una historia larga, tediosa y con altibajos

 

@laureanomar

Hoy, Día de la Mujer, quiero recordar a una dama que anda por allí perdida en el fondo del talego de la historia, la emperatriz Teodora de Bizancio, aunque con mayor propiedad deberíamos llamarla emperatriz romana, por ser la esposa de Justiniano, el basileus (emperador en griego) del Imperio romano de Oriente desde el 527 hasta su muerte; o también Santa Teodora, pues a pesar de su turbulenta juventud en los lenocinios de Constantinopla, es santa de la iglesia ortodoxa.

Teodora merece ser recordada, entre otras cosas, por ser una precursora de la lucha por la defensa de los derechos de la mujer.

Aprovechando las recopilación del Corpus Iuris Civilis, que es el fundamento del moderno derecho civil, realizada por su marido, Teodora introduce legislación en pro de las mujeres, para, entre otras cosas, castigar las habituales agresiones sexuales, defender el derecho de la mujer a recibir herencias en las mismas condiciones que los hombres, de los niños ilegítimos a tener derecho sobre el patrimonio de sus padres y la condena de la prostitución como «un agravio a la dignidad de las mujeres», que eran sometidas, por cierto, por tal condición, a la llamada «tacha de infamia» (infamis), que involucraba la pérdida de derechos y el descrédito moral de la persona sancionada. Tal fue el caso de la propia Teodora, hija del domador de osos del hipódromo de Constantinopla, en cuyos sótanos nació y en donde, obligada por las circunstancias de su entorno, terminó de actriz del citado circo, oficio que en aquellos tiempos era consustancial al de la prostitución.

Teodora destacó por su belleza, en el teatro por su habilidad para la comedia y por su falta de pudor en el escenario. Cuando por fin abandonó el hipódromo, se casó con un funcionario del imperio que la llevó a África. En algún momento ella huye de sus constantes maltratos y termina en Alejandría, en Egipto, donde traba contacto con el patriarca cristiano de la ciudad, que la protege y se ocupa de formarla y darle algo de la educación que nunca tuvo.

De regreso en Constantinopla, se dedica a trabajar como hilandera y, por casualidad, conoce al heredero del emperador Justino, el sobrino de este, Justiniano. Surge entre ambos un amor apasionado que les unirá para siempre. Pronto se convierten en amantes. Justiniano quiere contraer matrimonio con ella, pero la oposición de la mujer de Justino, por temor al escándalo, impide cambiar las normas que lo prohíben, hasta que consigue hacerlo poco antes de asumir el trono.

Según los historiadores, Teodora fue mucho más que una emperatriz consorte (¡y con suerte!), participó en igualdad de condiciones, junto a su marido del gobierno del imperio. A ella se debe la reconstrucción de la magnífica iglesia de Santa Sofia, aun en pie en la moderna Estambul y las citadas reformas jurídicas que la convierten en pionera de la lucha por la defensa de los derechos de la mujer hace casi mil quinientos años, como para que quede claro que se trata de una historia larga, tediosa y con altibajos.

Desde aquí felicitamos a las mujeres en su día y las animamos y acompañamos a seguir en el empeño, no solo por la liberación de la mujer, sino por la liberación de la humanidad toda de las múltiples opresiones que la agobian.

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Laureano Márquez P. Mar 01, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Epaminondas
Mantengo vivo en mi recuerdo al señor Epaminondas y también ese cuadro de Bolívar que tenía. En lo que a él tocó, hizo próspera a su patria.

 

@laureanomar

Epaminondas es un nombre griego, de hecho, es el nombre de un célebre general tebano a quien calificó Cicerón como «el primer hombre de Grecia». Hizo de su ciudad, Tebas, una urbe hegemónica entre las restantes griegas, al tiempo que fundaba otras y –como no suelen hacer los generales de hoy– murió luchando en el campo de batalla. Un dato biográfico interesante para quienes se dedican a la política es que vivió toda su vida en condición cercana a la pobreza, pues creía que su misión era servir a su pueblo y no enriquecerse usando los privilegios que brinda el ejercicio del poder.

Ahora bien, si a Epaminondas le añadimos un apellido: González, ya nos trasladamos de la Grecia antigua a Maracaibo, dado el gusto propio de los marabinos de dar a sus hijos nombres clásicos griegos. Epaminondas González es el nombre de un orfebre –antes se decía joyero– al que conocí durante mi infancia y juventud en Maracay, la ciudad jardín de Venezuela. El señor Epaminondas, como le llamábamos con respeto, era un orfebre de alto vuelo, un auténtico artista y sobre todo un hombre de una honestidad similar a la de su tocayo griego. Una frase que solía repetir con su acento maracucho era: «si en algo me estimáis no me jodáis y si en algo me jodéis no me estimáis».

En su diminuto taller, ubicado en un local de una vieja casa de techo de teja y caña brava, en la calle Páez este, entre López Aveledo y 5 de Julio, el señor Epaminondas esculpía en yeso las figuras que luego, fundidas en oro, se transformaban en un anillo, un prendedor, unos zarcillos, una pulsera o un crucifijo. Luego ensamblaba las piezas: las cadenas de las que el crucifijo colgaba, por ejemplo, eran elaboradas eslabón por eslabón. Recuerdo que, durante mucho tiempo, para avivar la llama del soplete, usaba un fuelle que hacía funcionar con la pierna, lo cual acabó por descomponerle la cadera.

A mí su oficio, que de niño me parecía tan normal cuando lo contemplaba a través del cristal de una caja cuadrada de vidrio en la que se sentaba a trabajar, al evocarlo con el paso del tiempo y la madurez de la distancia, me parece hoy el de un verdadero artista, en buena parte autodidacta.

Se inventaba los aparatos, dándole a viejos artefactos un uso distinto al original; fruto de su ingenio, un viejo tocadiscos se trocaba en un aparato para limpiar las prendas con ácido o una ponchera de hojalata en una centrifugadora, con un eje en su centro y un resistente resorte que hacía pasar al molde el oro fundido. Barría el taller y recogía todo lo barrido en un saco. Una vez le vi sentarse en su silla de paleta en el patio trasero de su casa y con un cedazo cernir como cinco años de polvo para recuperar el oro que por accidente se le hubiese podido caer.

Su esposa, la señora Odila, que aún vive sobrepasando los noventa, hacía las hallacas –las sigue haciendo– que comíamos en casa y que mi madre canaria nunca aprendió a hacer. El mayor de víveres de mi familia estaba muy cerca del taller del señor Epaminondas y mi padre era su cliente. Guardo aun una sortija que le hizo con sus iniciales y un cristo con su correspondiente cadena. Mi hermana conserva algunas joyas de mi madre. Mi primer reloj, víctima de mi bautismo en la inseguridad caraqueña, perdido en un atraco entrando a la UCV por la puerta de los estadios, un Nivada mecánico, también vino de aquella modesta joyería.

Ese era Epaminondas González, un hombre que con su trabajo llevó a sus hijas a convertirse en profesionales de primera, magníficas doctoras y docentes. La primera vez que entré a su taller, recién llegado yo a Maracay, observé un retrato del Libertador que colgaba detrás de su área de trabajo en el taller; Bolívar con sus manos desplegaba sobre una mesa el mapa de Venezuela con una leyenda que mal leí en voz alta: «Yo la hice libre, hazla tú prospera». Inmediatamente corrigió mi error de acentuación: «próspera, se dice próspera, mira que tiene acento en la o». Mantengo vivo en mi recuerdo al señor Epaminondas y también ese cuadro que tenía. En lo que a él tocó, hizo próspera a su patria. En lo que a nuestro tiempo corresponde, parece la tarea asignada por el prócer sigue pendiente.

TALITA CUMI

TALITA CUMI

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Laureano Márquez P. Feb 22, 2023 | Actualizado hace 2 meses
La Tierra se enfrena
Se dice que el centro de la Tierra es uno de los lugares más violentos del planeta, superando con creces zonas como la cota 905

 

@laureanomar

Un equipo de científicos chinos, encabezados por Xiadong Song, ha llegado a la conclusión de que la parte líquida que rodea al centro de la Tierra se está ralentizando. Los más pesimistas aseguran que esto hará que la Tierra un día de estos pegue un frenazo y comience a girar al revés. Y según ellos, el sol que sale por el este, comenzaría a salir por el oeste. Se trata de personas desesperanzadas a las que les gustaría conocer exactamente el día y hora del frenazo para recoger las figuras de cristal de las mesas de centro, amarrar los muebles, etc. La buena noticia, en medio de todo, es que, según los expertos, el frenazo ya se produjo y ni nos dimos cuenta y, al parecer, ya el núcleo gira en sentido contrario a nuestra rotación desde hace algunos años.

Ciertamente asombra que, a estas alturas, sepamos tanto del espacio exterior y tan poco de lo que tenemos debajo de nuestros pies. Por ejemplo: se acaba de descubrir que el centro de la Tierra es una bola de hierro de 600 kilómetros de radio (¡que se venga a saber a estas alturas!). A uno, ignorante de los asuntos de la ciencia, lo primero que se le viene a la cabeza es si una pelota de hierro de tal magnitud no aumenta el peso del planeta. Es evidente que estamos descendiendo, no hace falta otra prueba científica que la de revisar las noticias (iba a decir «abrir los periódicos», pero muchos nomofóbicos se quedarían sin entender y a mí se me caería la cédula).

Por qué estudiar el núcleo de la Tierra. Las razones son múltiples: para saber cuánto tiempo de vida le queda al planeta. Aunque en esta materia sabemos que si las cosas siguen como van, el punto final no lo pondrá la naturaleza propia del planeta, ni un meteorito venido del espacio, sino el homo sapiens mismo. El caso es que el núcleo de la Tierra no gira a la misma velocidad que nuestro planeta; desde el 2009 gira un poco más lento. Según los científicos, el día puede ser una milésima de segundo más corto que hace 50 años y eso –obviamente— cualquiera lo nota.

Homo ¿sapiens?

Homo ¿sapiens?

Se dice que el centro de la Tierra es uno de los lugares más violentos del planeta, superando con creces zonas como la cota 905 y aunque uno está a 6371 kilómetros de distancia de él, eso se siente. El asunto es que lo que sucede allá abajo tiene consecuencias sobre nosotros, los de la corteza. Por ejemplo: en materia gravitacional, la luna se nos está alejando 3,8 centímetros al año. Por este camino, en un millón de años se habrá alejado 38 kilómetros.

Dentro de todo esto, lo más importante es que no nos quedemos sin campo magnético, el cual proviene de los metales que hierven en las interioridades del planeta y lo protegen, entre otras cosas, de radiaciones solares. Sería terrible que el campo magnético se descontrolara y la tierra se virara de cabeza. El sur pasaría a ser el norte y el norte el sur. Comenzaríamos a ver una Europa desunida y empobrecida, Canadá y los Estados Unidos en franco declive y el sur de África y América florecientes, encaminados hacia el progreso y el bienestar. Para nosotros, como estamos en el centro, la cosa seguiría bastante igual.

Y es que en este pedacito del planeta que somos, parece que la ley de gravedad fue derogada y hace largo rato que enfrenamos.

Pero ánimo: unos científicos de Viena acaban de lograr esta semana lo impensable, pues acaban de demostrar que, en ciertos sistemas cuánticos, la dirección temporal de los procesos puede invertirse. Quién sabe, quizá, entre las cosas que nos depara el futuro, encontremos la posibilidad de revertir el pasado.

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