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López reta a Maduro a acudir juntos ante la justicia internacional
Maduro acusó a López de llamar a un «golpe de Estado» y en protestas violentas conocidas en Venezuela como “guarimbas”

Leopoldo López, comisionado presidencial para el Centro de Gobierno, retó este miércoles, 17 de febrero, a Nicolás Maduro a acudir juntos ante la justicia internacional.

Este reto llega luego que Maduro dijo que entregó al Ejecutivo español las evidencias de los “crímenes” de López y que las “pruebas (de ellos) sobran”.

«Maduro, quien ha asesinado a más de 5mil venezolanos con una dictadura represora, hambreadora y ejecutora de crímenes de lesa humanidad, eres tú», escribió López en Twitter.

 

También, Maduro acusó a López de estar involucrado en varios llamados a «golpe de Estado» y en protestas violentas conocidas en Venezuela como “guarimbas”.

“Leopoldo López es un prófugo de la Justicia, juzgado por crímenes horrendos que se han hecho en el país”, insistió el oficialista.

Sin embargo, el opositor fue tajante al recordarle a Maduro: «Aquí el único que ha sido señalado por la ONU, la OEA y hasta por la CPI como violador de DDHH, ERES TÚ. El corrupto y Narco, ERES TÚ».

En tal sentido, ante las constantes acusaciones de Maduro contra el dirigente opositor, Leopoldo López retó al oficialista.

«Te planteo el siguiente reto, Nicolás Maduro; vamos juntos a cualquier tribunal internacional a ver a quien dejan preso», sentenció López.

Actualmente, Leopoldo López está residenciado en Madrid, España, tras lograr huir de Venezuela a finales del año 2020. Estuvo refugiado en la embajada de España desde abril del 2019, cuando fue liberado por el presidente encargado Leopoldo López y funcionarios castrenses, durante el fallido levantamiento militar que se pensaba ejecutar contra el gobierno de Maduro.

Con información de EFE

Lincoln, Churchil, Hitler y Maduro

@juliocasagar 

Decía Lincoln: “No se ahorca a la gente porque se roba los caballos, en realidad se ahorca a la gente para que no se roben los caballos”. Esta frase lo que pone en evidencia es cuál es el sentido social de las penas y las sanciones en las sociedades organizadas. En realidad, una sociedad no puede castigar por el deseo de causar un daño al ofensor y solazarse en ello. Eso sería terrible y engendraría sociedades y pueblos sádicos que se regodean en el dolor de otro. El verdadero sentido de una pena es, entonces, disuadir al resto de los miembros de un grupo social a que no se cometan nuevas infracciones y se respeten las reglas de convivencia.

Esto, que es cierto para una nación, lo es también para la comunidad de ella. El creciente proceso de globalización e interdependencia de los Estados ha creado un Estado de derecho internacional con sus órganos de deliberación y justicia para ayudar a materializar esa convivencia.

Es cierto que no siempre se logra, pues si es difícil que haya justicia en un solo país, cuando hablamos del planeta los intereses y la diversidad hace más complicado el asunto.

Es probable que la primera vez que la humanidad se confrontó con la necesidad de dar un marco normativo a las relaciones entre las naciones, fue a la salida de la Primera Guerra Mundial con la creación de la Sociedad de las Naciones que se asignó la tarea de tratar de evitar una nueva tragedia mundial como la ocurrida en Europa con esa confrontación bélica.

Es obvio que fracasó y es aquí cuando citamos a Churchill, quien en sus memorias cuenta que el presidente Wilson le pidió en una ocasión que definiera en pocas palabras a la Segunda Guerra Mundial. Él, elocuente y genial como siempre, le dijo “La guerra que pudo haberse evitado”.

En apoyo a su tesis se explayó en explicar cómo la mojigatería, la ceguera, la parálisis y la cobardía de los líderes europeos impidió darle un “parao” al dictador alemán cuando pudo hacerse y cómo ese miedo a “provocarlo” les hizo creer en el panfleto del Tratado de Múnich, blandido por Chamberlain como un acuerdo que “llevaría 100 años de paz a Europa” y que, desde la óptica de Churchill “fue una humillación y un error que de todas formas los llevaría a la guerra”. En efecto, no estaba seca la tinta de las firmas, cuando la Wehrmacht invadía a Polonia, amparada en un acuerdo secreto con Stalin para repartirse el país y convertía en papel higiénico aquel tratado del que se vanagloriaron tanto los políticos y diplomáticos europeos de la época.

¿Pudo evitarse esto? Pues claro que sí. Solo había que accionar las cláusulas penalizadoras previstas en el Tratado de Versalles y sancionar a Hitler por la ampliación de sus fuerzas armadas, la construcción de aviones de guerra y submarinos y su ilegal anexión de los Sudetes Checoeslovacos y la de Austria.

Mussolini, envalentonado por la inacción europea, pensó que era también su momento para invadir a Abisinia y Japón el de invadir a China.

Fueron innumerables las ocasiones en que una sanción pudo evitar la guerra, incluso Churchill narra con estupor cómo Hitler se dio el lujo de ocupar la zona desmilitarizada de Renania aun contra la opinión de su Alto Mando, que consideraba que en 1936 aún el ejército alemán no estaba preparado para ello. La inteligencia inglesa supo que hubo hasta un intento de golpe de Estado contra el Fuhrer y que este lo conjuró con la promesa de que “se retiraría, si un solo soldado francés se movilizaba, aunque no hiciera un disparo”. Pues, no se movilizó un solo soldado francés y el dictador salió fortalecido ante el Alto Mando y el pueblo alemán. Lo demás es historia conocida.

Este apretado recuento lo que hace es demostrar la inmensa paradoja que la historia planteó en aquel momento a la humanidad. Si se hubiese presionado y sancionado a Hitler, se hubiese podido evitar la guerra sin disparar un solo tiro.

Hoy día en Venezuela estamos asistiendo a la puesta en escena de una situación con sus analogías y sus diferencias, como no podía ser de otra manera. El régimen de Maduro se “ha comido la luz” con sus violaciones a los derechos humanos, con el desconocimiento de las instituciones, con su participación en oscuras alianzas con más oscuros personajes, con la invasión de su dinero dudoso y opaco en sociedades en las que ha comenzado a descomponer el cuerpo social de las mismas, con sus amistades peligrosas con el ELN y las FARC.

Ante esto, la comunidad internacional ha escogido el camino de presionar al régimen y sus aliados para obligarles a la realización de unas elecciones libres. En esta política acompañan a Guaidó más de 60 jefes de Estado y Gobierno e incluso se han pronunciado favorablemente a ella (¡oh sorpresa!) aliados ideológicos de Maduro como Alberto Fernández y López Obrador. Las malas, o las buenas lenguas (según se vea) afirman que los rusos y los chinos, con sus bemoles, han cuadrado también en esa gatera.

Para enfrentar al régimen venezolano, había dos métodos: el de la boa y el del halcón. Como se sabe, la boa aprieta hasta que sofoca a su presa para devorarla y el halcón se lanza en picado para hacer lo propio. Es evidente que las naciones del mundo han optado por el método de la boa. No se han dejado engañar por las promesas de acuerdos no creíbles como los del Pacto de Múnich, auspiciados por Maduro, ni se han tragado el bulo de la AN CLAP de Parra, ni los gestos de la “mesita” y siguen apostando que sus medidas de presión eviten un cataclismo como el que no pudo evitarse con Hitler.

Es cierto que el tiempo es importante para que la presión haga su efecto. Pareciera que un periodo prolongado de medidas como las que se vienen ejerciendo podría operar como una coartada de Maduro para agigantar al enemigo externo, que es de “librito”, y provocar eventualmente un sentimiento similar al que el Tratado de Versalles provocó en los alemanes y que fue hábilmente explotado por Hitler.

El trabajo de los que somos gente de a pie es apoyar las gestiones y las iniciativas de Guaidó para hacer coincidir la presión externa con la interna y se puedan acelerar las soluciones.

Por lo pronto, la boa sigue apretando. Ya veremos…

Porte ilegal de pensamiento ...  por Orlando Viera-Blanco

 

 

¿La hambruna, la falta de medicinas, los desplazados, la criminalidad como política de mando cómo se definen?  

 

La salida en Venezuela no es política. Ni transiciones, ni gobiernos en el exilio, ni diálogos, arreglos, negociaciones o elecciones. No lo digo yo. Lo dice el mundo euro-occidental (Dixit Javier Nart) que sabe perfectamente que lidiamos con criminales sin principios y ni palabra. ¿Qué nos queda? El agente externo. La injerencia legitima con removilización-sea organizada, desbordada o súbita-y desobediencia. Lo antagónico es que todo podría suceder en segundos. Lo frustrante es que se dice fácil. En pleno siglo XXI, era de consolidación del orden público internacional el discurso sigue siendo: sancionen y dialoguen  …

 

FORZANDO DESENLACES.

Sobre el tablero existen fichas para coronar una salida institucional del régimen de CARACAS. Una es la activación de una coalición extranjera que en el marco de la Convención de Palermo sobre Crimen Organizado, condene por delitos transnacionales a operadores del gobierno, congele patrimonios sucios y produzca capturas.  Estos no son especulaciones o besos a la luna. Son realidades previstas en el Derecho Penal Internacional. No son pocas las fechorías de todo orden. Es pública y notoria la triangulación vía Venezuela del tráfico de droga, blanqueo, radicalismo islámico, trata de personas, devastación ambiental, contrabando, colusión, sede de mafias internacionales. Si le agregamos apartheid político, tortura, encarcelación y ajusticiamientos, tenemos que nunca se había dado en un mismo gobierno la suma todo.

La justicia universal en el marco del Estatuto de Roma no pude seguir callada. No existe precedente en el cual siete naciones denuncien a un mandatario en ejercicio por delitos de lesa humanidad. La investigación y enjuiciamiento debe formalizarse. Es el piso jurídico para obligar salidas. Llevar al Parlamento Europeo las declaraciones e incidencias de testigos y víctimas de DDHH en Venezuela (rendidas y sustanciadas en la OEA) será una de nuestras  tareas en el marco de nuestra acreditación por la OEA para la conformación de la Comisión Bilateral Permanente OEA/PE

 

UN HOLOCAUSTO LLAMADO VENEZUELA. 

Europa lo asimila. Latinoamérica lo mastica. Cosas muy graves en términos de opresión y exterminio masivo están en pleno desarrollo en Venezuela. Inédito, salvaje, brutal. Jamás visto en la subregión. Es la africanización del conflicto …Maduro no pisará el peine de la provocación fronteriza o bélica. Pero le ha declarado la guerra sin cuartel a su propio pueblo. O se quedan y mueren de hambre, o se van. Si ello no es violación al derecho a la vida, la dignidad y la libertad, cómo llamarlo. A Maduro nada la exime.

José Miguel Vivanco [HHRW] en su twitter de fecha 16/09/18 replicó a Almagro sobre la “urgencia de proteger a Venezuela”. Sentenció Vivanco. “OJO: El Derecho Internacional sólo permite uso de la fuerza en casos similares a genocidio lo cual no ocurre AHORA en Venezuela.” Le pregunto al amigo Vivanco: ¿Hay que esperar que ocurra [genocidio]? ¿Ha leído Ud. el principio del Deber de Proteger, Prevenir, Restituir, Reconstruir e Intervenir en casos de violación de DDHH por gobiernos autoritarios? ¿Revisó Ud. la Cumbre ONU/2005 a propósito de La Comisión Internacional sobre  Intervención y Soberanía,  patrocinada por el gobierno de Canadá, inspirada  por la Cumbre de la ONU/1992 sobre  ‘El deber de restitución y preservación de La Paz ‘ por Secretario General Boutros Ghali, activando los Capítulos VI, VII y VIII de la Carta de las Naciones Unidas sobre protección a pueblos indefensos contra genocidio y crímenes de lesa humanidad? ¿Qué es genocidio para Ud.?

Leyó Ud. [Vivanco] la proclama de Kofi Annan en su discurso de apertura del citado Summit ONU/2005  donde sentencia: “sin duda no hay ningún principio jurídico—ni siquiera la soberanía—que pueda invocarse para proteger a los autores de crímenes de lesa humanidad. En los lugares en que se cometen esos crímenes y se han agotado los intentos por ponerles fin por medios pacíficos, el Consejo de Seguridad tiene el deber moral de actuar en nombre de la comunidad internacional” Y agrega: A los pueblos de Ruanda, Somalia, Uganda o los Balcanes les debemos no haber actuado antes, haber llegado tarde o haberlos dejado solos. ¿No ocurre así con Venezuela? ¿No existe exterminio sistemático?¿ ¿Basta la diplomacia de micrófonos para sentirnos acompañados? ¿La hambruna, la falta de medicinas, los desplazados, la criminalidad como política de mando cómo se definen?

 

LA CAPTURA DEL NAZI ADOLF EICHMAN

Desde que Adolf Eichman fue capturado en Argentina por un comando del Mossad (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales Israelí) y sometido a juicio en Jerusalén por crímenes de lesa humanidad [Holocausto], quedó claro que la justicia internacional también es un ejercicio de soberanía. La mortandad en Venezuela llega a cifras  como las de El Congo antes de la guerra civil. No intervenir apelando a la soberanía del tirano o la no-intervención es inmoral porque en Venezuela el Estado, no existe.

Un buen amigo periodista me dio la mejor definición que he escuchado de un régimen opresor y criminal a la vez. “Orlando cómo en Colombia a los Brito, Pérez o Albán los mató el delito de “porte ilícito de pensamiento”.  Contra eso el pueblo no puede sólo…[mío].

 

 

@ovierablanco