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Cuatro mitos sobre el conflicto en Medio Oriente
Decidí elegir tan solo cuatro de muchos de los mitos que he leído en los últimos días sobre Israel y lo hago porque si algo sabe el pueblo judío es que las mentiras también matan y deben ser respondidas

 

@BrianFincheltub

Una vez alguien dijo que la primera víctima de una guerra era la verdad. Aunque esta frase fue pronunciada hace más de cien años, se aplica a la perfección a la reciente escalada de violencia en Medio Oriente. En los más de diez años que tiene mi columna de opinión, siempre he evitado escribir sobre temas que pongan de relieve mis creencias religiosas, no porque me avergüence de mi fe, porque por el contrario es algo de lo que más me siento orgulloso, sino porque viviendo en Venezuela, no quería darles a los intolerantes en el poder, la oportunidad de recurrir al insulto fácil.

En esta ocasión es diferente. Hoy escribo como judío, pero sobre todo como ciudadano libre que tiene un espacio que otros quizás no tengan para responder a la manipulación y sesgo que inunda actualmente las redes sociales y, tristemente, la mayoría de las agencias de “noticias” internacionales. Decidí elegir tan solo cuatro de muchos de los mitos que he leído en los últimos días sobre Israel y lo hago porque si algo sabe el pueblo judío es que las mentiras también matan y deben ser respondidas:

 Mito 1: “Se trata de un conflicto entre Israel y Palestina”

La primera de esta serie de manipulaciones pretende convencernos de que esto es un conflicto entre dos pueblos. Hoy la realidad es otra, se trata de un conflicto entre el Estado de Israel y una organización terrorista, así calificada por la comunidad internacional. Mientras el conflicto de Israel no es contra el pueblo palestino, la guerra de Hamás es contra Israel entero, contra el Estado judío que han jurado “desaparecer del mapa”, tal como lo expresan en su propia carta fundacional. Pero la guerra de esta organización terrorista es también contra todo aquel que no profese el islamismo radical, como lo demostraron con sus acciones en 2007, cuando, tras tomar el poder violentamente, asesinaron a más de 600 palestinos que se opusieron a su objetivo de convertir Gaza en un cuartel terrorista.

Importante destacar que al menos 700 de los más de 4000 misiles que han sido disparados por HAMAS en contra de Israel, han caído en el propio territorio palestino, asesinando hasta ahora a al menos 16 civiles.

 Mito 2: “Israel ataca”

Otra de las mentiras que busca presentar a Israel como el factor detonante de la violencia en la Franja de Gaza. Frente a esto es necesario reafirmar que Israel no ataca, Israel se defiende. Cada escalada bélica ha sido la respuesta de Israel a un ataque de Hamás no solo contra los judíos, sino el 20 % de su población árabe y demás minorías que también hacen vida en Israel. Sin embargo, uno se topa con muchas voces críticas que, sin conocer a profundidad el tema, desde Europa o los Estados Unidos critican las acciones emprendidas por el Estado israelí, a esas personas yo le preguntaría ¿qué pasaría si en la madrugada u otra hora del día el ruido de una sirena les advierte que su zona, su edificio, que la casa donde han vivido durante años es objetivo de un ataque con cohetes y pudiera desaparecer en solo minutos?

Mis familiares y amigos en Israel deben escucharlas hasta 40 veces por día y viven para contarlo gracias a la “Cúpula de Hierro” que se encarga de interceptar en el aire los misiles lanzados por Hamás. Ningún país del mundo toleraría que una organización terrorista lance contra sus centros residenciales más de 4000 misiles en apenas unos días sin consecuencias. Lo único que Israel hace es defender a su población y en el ejercicio de su derecho a la defensa se encarga que el menor número de civiles se encuentren en el blanco del ataque. Para que tengan una idea, ningún otro ejército en el mundo pone en alerta a los terroristas antes de atacar, Israel lo hace porque su objetivo no es matar civiles, sino neutralizar las amenazas que se ciernen contra su territorio.

 Mito 3: “Israel es expansionista”

Podemos leer una y otra vez que Israel se expande negando el derecho al pueblo palestino de existir. Esto es absolutamente falso. Fue precisamente Israel quien se retiró unilateralmente de la Franja de Gaza en 2005 teniendo como proyecto para la paz en la región la convivencia entre dos formas de organización política. Basta con ver el proyecto que tenía Israel pensado para la franja para ayudar a convertirlo en una zona de progreso.

Lamentablemente, ese no es el objetivo de Hamás ni de los enemigos de Israel. El territorio israelí representa MENOS del 1 % del Medio Oriente, pese a ello, sus vecinos, en su mayoría países hostiles y con sistemas claramente incompatibles con los valores democráticos, ven a Israel como una amenaza. Entre esos vecinos hostiles se encuentra Irán, quienes comparten con Hamás el objetivo de borrar Israel del mapa. Pese a que normalmente el régimen iraní no entra directamente en confrontación con Israel, su rol es de financiar a todas las organizaciones terroristas que atacan Israel.

 Mito 4: “La respuesta de Israel no es proporcional”

Es recurrente la pregunta ¿por qué muere más gente en la Franja de Gaza que en Israel? Porque Israel invirtió en sistemas de defensas mientras que Hamás invirtió en armas y cohetes. Israel protege a su población, Hamás la usa como escudo humano. La guerra de Hamás también es propagandística, cuando hay un número de mayor de bajas en territorio palestino, Hamás tiene más argumentos para justificar su agenda de violencia. Es absolutamente descarnado, pero lamentablemente así usa el conflicto Hamás. Para Israel cada vida cuenta, no se trata de elegir qué pueblo sufre más, sino de ver quiénes están interesados en proteger a su población y a quienes solo le interesa ponerla en riesgo.

Solo un ejemplo, alrededor de 700 de esos más de 4000 misiles disparados por Hamás en los últimos días han caído dentro de la propia Franja de Gaza y han matado a al menos a 16 civiles palestinos. Estos misiles son lanzados desde zonas densamente pobladas. En el derecho internacional humanitario, el uso de civiles como escudos humanos es un crimen de guerra.

Usted verá en los títulos de las grandes agencias de noticias “Israel bombardeó edificio en la Franja de Gaza donde se alojaban corresponsables extranjeros”, pero nunca leerá que en ese edificio funcionaba un cuartel de inteligencia al servicio de Hamás, desde donde se dirigían ataques hacia la población civil.

Es oportuno destacar una frase que dijo el embajador de Israel ante la ONU, Gilar Erdan, que ilustra una gran verdad: “Mientras Israel lamenta cada persona fallecida en esta guerra, Hamás celebra cada fallecido; si es Israelí celebra porque era su objetivo y si es palestino celebran porque lo usan para ganar compasión y apoyo internacional”.

Mientras escribía este artículo el cese al fuego fue acordado por las partes en conflicto luego de más de 11 días de violencia. Israelíes y palestinos merecen vivir en paz, una paz duradera, sin odios, sin el miedo ni el terror infundido por Hamás.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Elias Pino Iturrieta Jun 10, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
El miedo a los judíos

Monumento al Holocausto. Berlín, Alemania. Foto Chiaravi / Pixabay.

@eliaspino 

El miedo a los judíos es uno de los sentimientos predominantes de la cultura accidental desde fines de la Antiguedad, de arduo tratamiento porque va unido a demostraciones de odio que traspasan la precaución que prevalece cuando las sociedades topan con comunidades a las cuales consideran como perjudiciales, o como amenazantes por las características y las intenciones que supuestamente las distinguen.

Sea por el temor que produce su peculiaridad, o por las manifestaciones de repulsión que conducen a reacciones sanguinarias, estamos ante uno de los fenómenos más estremecedores de la historia de Occidente.

Las referencias mayores sobre el asunto se encuentran con Hitler y con el Holocausto de la raza judía que promovió junto con sus brutales secuaces, pero son apenas el testimonio de una conducta remota y masiva que incumbe a todas las civilizaciones europeas, y a sus sociedades tributarias.

La reunión del miedo y el odio tiene origen doctrinal, un asunto sobre el cual se debe insistir debido a que no han faltado las explicaciones que la atribuyan principalmente al sentimiento popular. Para las autoridades cristianas los judíos representan el Mal Absoluto. Son los responsables del pecado más grande que pudo haber cometido la humanidad desde su creación: el Crimen de Deicidio.

Una conjura de la casta sacerdotal, una conspiración de sinagogas, condujo a la crucifixión del Hijo de Dios mientras la sociedad de entonces se hacía la desentendida, pecado y complicidad sin enmienda que han de trasmitirse de manera automática a los descendientes de la estirpe para que los expíen mediante apartamiento severo y, si es necesario, con la muerte. Tal interpretación, derivada de interpretaciones parciales de los evangelios y filtrada en los primeros concilios de la cristiandad, provoca  conductas que se convierten en tendencia abrumadora de las sociedades europeas, y en traslado de prejuicios después de los descubrimientos  geográficos de la época moderna.

Las autoridades laicas anteriores a la formación de los estados nacionales igualmente fomentan la persecución, como deslinde necesario para el control político que requerían. La determinación de lugares específicos de domicilio y de impuestos especiales, hasta llegar a prohibirles el ejercicio de oficios propios de la gente principal y, en ocasiones, a imponerles una indumentaria que los discriminara, acompañó el empeño de los documentos canónicos que los fulminaban.

Como eran miembros de una religión distinta, no podían quedar bajo la jurisdicción eclesiástica sino cuando atacaban el culto oficial o lo pervertían, motivo que condujo a la vigilancia puntillosa de conversos, judaizantes y “marranos”, probables animadores de herejías cuyo control, habitualmente desalmado, finalmente quedó en manos del Tribunal del Santo Oficio. Sin dependencia directa de las mitras ni de la sede romana, sino como despacho creado por el poder civil y financiado por sus arcas, la Inquisición podía hacer que la tierra temblara cuando perseguía y castigaba a los que “marraban” la fe de Cristo.

Por añadidura, las crisis económicas, las pestes y la pobreza hicieron que la gente común los convirtiera en objeto de su rencor. La relación de los judíos con el comercio y su participación descollante en pequeños y grandes manejos de usura que no estaban reñidos con la idea ancestral que tenían y tienen de la moral, hicieron que las muchedumbres hambrientas y embrutecidas los culparan de sus estrecheces y organizaran numerosos progroms sobre cuyas crueles devastaciones abundan testimonios desde 1300, por lo menos.

Los resentimientos de la población se cebaban con los israelitas, a quienes atribuían ritos satánicos, brujerías, sacrilegios y crímenes tan horrendos como el asesinato de niños recién nacidos.

Falsedades, en general, que permitían el asalto de los ghetos y la rapiña de las propiedades procedentes del trabajo de sus moradores, codiciadas por la plebe que no tenía dónde caerse muerta y a la cual despreciaban las aristocracias lugareñas. Fueron tan pavorosos los progroms durante la Edad Media, pero también en el Renacimiento y en lo posterior, que en no pocas ocasiones tuvieron que intervenir los obispos, y hasta el papa de turno, para impedir su recrudecimiento. Los púlpitos pueblerinos alimentaron  los sentimientos hostiles, hasta el extremo de acusar a las juderías de realizar conjuras nacionales e internacionales sobre cuya existencia todavía se insiste en nuestros días.

Para entender la profundidad y la genuinidad del miedo mezclado con odio que hemos esbozado, conviene recordar que las relaciones entre cristianos y judíos, con anterioridad a los progroms, fueron apacibles. Antes del siglo XI apenas se encuentran vestigios de un antijudaísmo popular. En la Alta Edad Media controlaron un amplio sector del comercio internacional, con el acuerdo o la sociedad de las autoridades gentiles. No fue entonces infrecuente el trato de los maestros de las universidades cristianas con eruditos adheridos a la fe mosaica. En las  cartas reales, los israelitas eran considerados como hombres libres que hablaban la lengua materna de las regiones en las cuales habitaban, y frecuentaban sitios públicos y hasta casas señoriales sin mayor impedimento. El miedo y el odio surgieron después, pero vinieron para quedarse.

El miedo a los musulmanes

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Los rumores y el miedo

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Los dioses del miedo

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Tras años de intentos, nueve judíos venezolanos lograron emigrar a Israel

Venezolanos Judios Israel

No son los 40 años que Moisés pasó en el desierto, pero para un grupo de nueve venezolanos convertidos al judaísmo su tortuoso viaje a una vida mejor en la tierra prometida terminó por fin en Israel el jueves.

Tras aterrizar en Israel, se pararon en la terminal de llegadas para rezar antes de ser trasladados a un taxi para acudir a un centro de inmersión para inmigrantes.

Viajaron amparados por la Ley de Retorno, que da a los judíos de todo el mundo el derecho de establecerse en Israel.

Su viaje estuvo a punto de cancelarse el año pasado cuando, tras siete meses de correspondencia con autoridades en Israel, se les denegó la entrada por temor a que no estuviesen lo suficientemente implicados con la comunidad judía venezolana y a que buscaran aprovecharse de las políticas de inmigración israelíes para huir de los problemas en la nación sudamericana.

Pero esa decisión se revirtió en enero. Como parte de un acuerdo entre legisladores progresistas israelíes y autoridades ultraortodoxas, el grupo se convirtió — por segunda vez — con un ritual de inmersión celebrado el domingo pasado en una sinagoga en Colombia. Después recibieron sus visados y partieron a Israel.

«Encuentre los deseos de tu corazón, encuentre curación, encuentre paz con todos sus hermanos en Israel — los que conoce y viajan con usted y los que faltan por conocer», dijo el rabino Juan Mejía mientras apoyaba su frente contra la de Jackson Marrone, bendiciéndolo para tener un viaje seguro. Gritos de «mazel tov» resonaron bajo los altos techos del templo.

La larga disputa por los «nueve de Venezuela» refleja el intenso debate en la dividida sociedad israelí sobre quién es judío y cómo una religión que no hace proselitismo como el cristianismo o el islam aborda el creciente número de conversos, especialmente en Latinoamérica, que encontraron la fe lejos de vías habituales como el matrimonio.

Esto también pasó factura a los nueve de Venezuela.

Franklin Pérez vivió durante años una vida de acuerdo con los preceptos judíos. Viste kipá, puso nombres hebreos a sus hijos y viajó tres horas por carretera hasta Caracas para comprar carne kosher, cuando podía encontrarla.

Su acercamiento al judaísmo comenzó cuando se mudó a la ciudad venezolana de Maracay en 2004 tras perder su empleo como profesor de filosofía por cambios en la universidad en la que enseñaba. Se acercó a un grupo de judíos mesiánicos, que combinan cristianismo y tradiciones judías. La curiosidad de Pérez ya se había despertado durante su infancia por una bisabuela judía dentro de una familia católica romana, y lideró al grupo en el estudio de textos religiosos.

Con el paso del tiempo, el núcleo duro del grupo viró hacia el judaísmo. En 2011 encontraron a Mejía, un rabino conservador que habla español y reside en Oklahoma, aunque regresa varias veces al año a su Colombia natal. Él los guió en sus seis horas de estudio semanales a través de internet, y después de un año, viajó para estudiar con ellos durante una semana en Santa Marta, Colombia. Regresaron en 2014 y, bajo la supervisión de un tribunal formado por tres rabinos, se sumergieron en las cálidas aguas del Caribe para completar su conversión.

«Esto no es algo nuevo, esto no es una moda», dijo Mejía. «Esta gente no se decidió ayer. ‘Oh, Venezuela se hunde, encontremos un sitio al que ir’. Todo lo judío que tienen, que construyeron, que les da un sentido de pertenencia y orgullo no es solo encomiable sino digno de imitar».

Pero para algunos rabinos ortodoxos en Israel, los venezolanos no son lo suficientemente kosher.

Los líderes de la cerrada comunidad judía de Caracas también tenían dudas sobre sus motivos porque nunca habían estado en contacto con el grupo, que fue recibido en la decadente comunidad de judíos ortodoxos en la ciudad cercana de Valencia, que los necesitaba para alcanzar el mínimo de 10 hombres requerido para poder rezar públicamente en una sinagoga.

Según un funcionario israelí familiarizado con el caso, había pruebas que sugerían que algunos de los solicitantes se convirtieron al judaísmo para aprovecharse de los beneficios sociales israelíes, incluyendo el seguro médico. El responsable accedió a comentar el caso solo bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir el estatus personal de los miembros del grupo.

Pero tras una agitada sesión en un comité parlamentario en Israel, durante la cual legisladores progresistas se enfrentaron a responsables del ultraortodoxo Ministerio del Interior, funcionarios de inmigración dijeron que los nueve podían mudarse a Israel si repetían su conversión y se unían a una «comunidad religiosa establecida» una vez en el país.

Pérez admite libremente que de no ser por el colapso venezolano nunca habría intentado irse. Se llevó a su familia en un país extranjero, con solo 350 dólares en el bolsillo y siete maletas con sus pertenencias, todo lo que les quedaba tras la debacle económica que dejó una inflación en triples dígitos y una grave escasez de alimentos y medicinas.

Otro miembro del grupo, Nadine García, no pudo encontrar la quimioterapia para su tratamiento contra el cáncer. Y en casa de los suegros de Pérez, donde vivía la familia, los ladrones que entraron a robar recientemente se llevaron arroz y queso de la nevera.

Jewish Agency, una organización sin ánimo de lucro que trabaja con el gobierno israelí en temas migratorios, pagó sus boletos de avión y su alojamiento.

«No me imagino regresando, ni para visitar», dijo Pérez, agregando que echará de menos el frondoso paisaje venezolano mientras están en un centro de inmersión para inmigrantes en el desierto de Negev, que será la residencia temporal de su familia mientras perfeccionan el hebreo. «El problema no es económico, es social, moral y ético. Para que se recompongan los valores de los venezolanos van a pasar por lo menos 50 años».

Miembros de la envejecida comunidad judía de Venezuela llevan años huyendo a lugares como Miami y Panamá. Desde su apogeo, con 20.000 miembros hace dos décadas, sus números se han reducido hasta alrededor de 8.000.

Además de la mala situación económica del país, muchos judíos se quejan de un virulento antisemitismo desde que el fallecido presidente Hugo Chávez cortó relaciones diplomáticas con Israel en 2009. Alrededor de 50 se reunieron recientemente en un centro comunitario en Caracas para saber cómo podrían mudarse a España y Portugal acogiéndose a sus nuevas leyes que conceden la ciudadanía a los descendientes de judíos sefardíes expulsados de la Península Ibérica en el siglo XV.

Mejía cree que las reticencias de las autoridades israelíes hacia no derivaba del temor a un éxodo masivo de venezolanos hambrientos, sino del descontento con la idea de que en la era de internet y los cambios de fe muchos se vean atraídos por una de las religiones más antiguas del mundo.

«No estamos acostumbrados a esta popularidad», bromeó Mejía, que se convirtió al judaísmo cuando estudiaba filosofía en Colombia.

La misión última de Israel como estado judío es proporcionar refugio a los fieles en peligro — tanto a los que lo son de nacimiento como a los conversos, agregó.

«Yo no puedo salvar a todo el mundo, pero estos son mis estudiantes y estoy muy aliviado porque tanta gente se haya juntado para hacer algo», concluyó Mejía.

Cátedra Hillo Ostfeld en la ULA, por Milos Alcalay

HilloOstfeld

La Universidad de Los Andes realizará un significativo evento para presentar durante los días 15 y 16 de Febrero la “Cátedra de Estudios Hillo Ostfeld sobre el Holocausto” en la capital Merideña. En el acto inaugural el Rector de Universidad Mario Bonucci; la Decana (E) de la Facultad de Humanidades y Educacion Mery Lopez de Cordero y los Miembros del Centro de Investigación “Ideas en Libertad” con el apoyo de la Profesora Jo-Ann Peña Angulo asumirán el compromiso de adelantar las propuestas de lo que para Venezuela representa la denuncia del Holocausto, y al mismo tiempo, brindarle un merecido homenaje a Hillo Ostfeld, uno de los sobrevivientes del Holocausto reconocido en Venezuela, Rumania, Israel y otros países del Mundo, quien se ha consagrado en la denuncia para impedir que se olviden las atrocidades que produjeron el trágico exterminio de 6 millones de judíos que perecieron -al igual que otros millones de gitanos, eslavos, minusválidos y otras minorías- por el simple hecho de ser distintos a quienes gobernaban de manera enloquecida desde Berlín. Desde la Cátedra se consolidará el compromiso de apoyar propuestas de acción hacia el futuro, a través de la formación de jóvenes generaciones para motivarlos con esperanza y fe en la construcción de un mundo justo y humano y evitar que estas pesadillas se vuelvan a repetir.

Hablara en el evento el Embajador de Rumania en Venezuela Emil Ghitulescu, mientras que Trudy Ostfeld de Bendayan hará un reconocimiento a la obra del Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel y posteriormente Hillo Ostfeld dará su testimonio de vida y acción. Igualmente intervendrán en las jornadas siguientes representantes de la Institucion Yad Vashem sobre los temas del Holocausto y de esa manera recordar el llamado hecho por el Papa Francisco el mes pasado cuando afirmó “Hoy deseo recordar con el corazón a todas las víctimas del Holocausto: Que sus lagrimas no sean olvidadas nunca”

@milosalcalay

Sobre la emigración de venezolanos judíos a Israel: matices de una compleja realidad

jerusalen

Por: Isaac Nahón Serfaty y Néstor Luis Garrido *

 

Los judíos se van de Venezuela. Es una titular que repiten medios en Israel, en Estados Unidos y en la propia Venezuela. La verdad es que la noticia no es tan nueva. Los judíos venezolanos, como tantos otros compatriotas, también han tenido que emigrar debido a la difícil situación económica y social que se vive en el país. Algunos de estos judíos venezolanos escogieron Israel como destino. Otros prefirieron los Estados Unidos, Canadá, España, Panamá o Colombia.

Un artículo recientemente publicado por The Washington Post destaca que el empobrecimiento ha tocado también a los judeovenezolanos, como lo ha hecho con la mayoría de los connacionales, y que muchos se han instalado en Israel. Con cierto toque amarillista algunos medios han publicado o comentado nota destacando en el titular que “Israel niega entrada a venezolanos por no ser judíos, tal como se lee un titular tendencioso de Globovisión. El piquete es obvio: se apunta con el dedo al Estado de Israel por rechazar a emigrantes que huyen de la tragedia venezolana. La verdad es un poco más compleja de lo que pinta el titular.

Ciertamente muchos judeovenezolanos se han instalado en Israel, enfrentando las dificultades propias de toda persona que emigra. Es cierto, también, que, de acuerdo con la llamada Ley del Retorno, todo judío o todo descendiente de judío (cualquier persona que demuestre que cualquiera de sus cuatro abuelos lo es) tiene derecho a hacer aliá, como se dice en hebreo el hecho de emigrar a Israel.

¿Qué es la aliá?

En 1948 se establece el Estado de Israel tras la votación en las Naciones Unidas para la partición del protectorado británico de Palestina. Después de dos mil años de exilio, los judíos tienen un Estado soberano y una patria que los puede acoger después de una larga historia de percusión y discriminación en muchos de los países donde habían vivido.

A partir de la noción del establecimiento de un Estado que sirviera de hogar a los judíos perseguidos por razones religiosas o raciales (como había sucedido en la Alemania nazi y en otros países europeos), se creó la Ley del Retorno.

Según esta legislación, tienen derecho a acceder a la ciudadanía israelí toda persona judía por nacimiento o que se haya convertido al judaísmo. Ese derecho facilita también el acceso a programas de ayuda para emigrantes, que incluye cursos para aprender hebreo, vivienda subsidiada y otros beneficios sociales, y es lo que se conoce como aliá.

Por lo tanto, la Ley del Retorno otorga automáticamente la nacionalidad israelí a quienes se acojan a ella, más todos los beneficios que esto implica. No se trata, pues, de una “visa” de turista, transeúnte ni de residencia, sino un estatus especial que permite que el beneficiario goce de todas las prebendas que el Estado reserva a sus ciudadanos.

En el caso de los convertidos al judaísmo, Israel reconoce el derecho a ser acogidos como ciudadanos siempre y cuando cumplan con ciertas condiciones: que se haya hecho por medio de rabinos reconocidos y que el aspirante deba participar en la vida de alguna comunidad durante al menos nueve meses. La ley se modificó recientemente y se extendió este plazo a veintiún meses.

 

 

Las tensiones entre Caracas y Jerusalén

En los primeros sesenta años de existencia del Estado de Israel, Venezuela siempre mantuvo relaciones con ese país, amparada en una amistad que arranca desde año 1947 cuando en la ONU el gobierno de Rómulo Gallegos votó a favor de su creación. Esta amistad se concretó con una serie de acuerdos de cooperación económica, académica y militar.

Durante los primeros años del gobierno de Chávez, se notó un viraje de la política exterior venezolana hacia los países árabes e Irán que, no obstante, afectó las relaciones diplomáticas con Israel reflejada en el hecho de que Caracas no sustituyó al embajador en Tel Aviv, cuya legación quedó en manos de un encargado.

En 2006, la negativa del gobierno israelí de repotenciar los aviones F-16 que Venezuela había adquirido a Estados Unidos, siguiendo una cláusula del contrato que lo impedía si EE UU objetaba la operación, volvió en contra al gobierno venezolano, que abiertamente empezó a apoyar la causa palestina, hasta que a finales de 2008, a propósito de un conflicto en Gaza, Venezuela rompe relaciones con Israel, expulsa a su embajador, y tiempo después reconoce la existencia de una embajada de Palestina.

La cercanía del gobierno venezolano con los países árabes e Irán ha estado acompañada de algunas denuncias de la presencia de miembros de Hizbolá en el territorio nacional y del tráfico de pasaportes venezolanos que llegaban a manos de extranjeros.

La inexistencia de un consulado israelí en Caracas dificulta la obtención de visas para visitar ese país a todos los venezolanos, incluyendo a los miembros de la comunidad judía, que deben tramitarla en el exterior o mediante una oficina ubicada en la embajada de Canadá, en Caracas.

A muchos de los llegan al aeropuerto David Ben Gurión en Israel, los interrogan, en la verificación de la identificación, lo que se hace más estricto con los venezolanos en este momento debido a que el Estado judío no tiene una representación en Caracas, por el tema de los pasaportes, o por el peligro que representa la infiltración de terroristas en su territorio.

Los venezolanos que viven en Israel también tienen obstáculos: los trámites para la renovación de pasaportes los tienen que hacer en Ammán, lo que implica para muchos, además de los gastos, ir a territorio hostil, sobre todo si son judíos. La obtención de visas venezolanas para visitantes israelíes es difícil, cuando no imposible, y los pocos que llegan lo hacen con documentos de otros países.

Controversias y conversos

La reciente polémica alrededor de nueve venezolanos que han expresado su interés en emigrar a Israel, se inscribe en una pugna interna en el Estado judío con relación a las decisiones del ministro del Interior Aryeh Deri, miembro del partido religioso ultraconservador Shas. En octubre de 2014, el ministerio se hallaba en manos del partido de centroderecha Likud, del primer ministro Benyamín Netanyahu, cuyo ministro, Gideon Sa’ar, de tendencia laica, aprobó una medida que relajaba las exigencias a los conversos hechos por rabinos conservadores o reformistas para la elegibilidad a la nacionalidad israelí.

Tradicionalmente, el ministerio del Interior ha estado en manos de partidos religiosos que solo reconocían como válidas solo las conversiones realizadas por rabinos ortodoxos, situación que volvió en enero de 2016 cuando Deri ocupó de nuevo la cartera.

El problema con estos venezolanos mencionados en los titulares amarillistas de ciertos medios, no se inscribe en un asunto de una política de discriminación por el hecho de ser criollos, sino por la disputa entre entre liberales y ortodoxos de si reconocer o no las conversiones hechas por rabinos conservadores.

El asunto se politizó como parte de las críticas de los grupos del centro y la izquierda israelí hacia algunas decisiones tomadas por Deri que incluye no solo el asunto de las conversiones, sino otros concernientes a los refugiados africanos en Israel (40 mil en este momento, en un país de poco más de 8 millones de habitantes), el matrimonio igualitario y la exigencia de grupos feministas de rezar en el Muro de los Lamentos en las mismas condiciones de los hombres, usando chales de oración y en voz alta, cosas que no están permitidas en la corriente ortodoxa judía.

La controversia la inicia el periódico izquierdista Haáretz, que habló del asunto sin comunicarse con los afectados en Venezuela, a quienes atribuyó motivaciones económicas para su emigración (aprovechando el tema de la crisis) y no de carácter religioso. Asimismo, el diario cayó en imprecisiones al señalar, por ejemplo, que Maracay era una población rural, lo que hace dudar de la comprobación de la información.

En una nota de la periodista Julett Pineda, algunos de los afectados señalan que los aspirantes a hacer aliá lo hacen por razones religiosas, y no como una forma de escapar de la crisis económica que afecta a todo el mundo. Una de las preocupaciones más frecuentes del ministerio del Interior israelí es que no se use las conversiones como puente para la emigración.

Esta disputa interna israelí rebota en Venezuela, donde la prensa sensacionalista le ha dado un matiz distinto a su origen, al utilizar titulares maliciosos que se tienden a interpretar en el marco de prejuicios que señalan a Israel como un país racista y discriminador.

Desde 2011, la comunidad judía local ha venido estudiando este fenómeno de antisemitismo en los medios, tal como se puede ver en sus reportes anuales publicados en su página web. Una persona que comentó la noticia aparecida en el portal del diario 2001 escribió lo siguiente: ¿Se imaginan uds. a una familia que quiera pertenecer a una religión de asesinos? Así serán…”

La realidad, como siempre, tiene muchos más matices que lo que un artículo de prensa o un comentario prejuiciado en la web pueden reflejar. Muchos venezolanos han tenido que enfrentar todo tipo de dificultades con las autoridades de inmigración de varios países, como ha ocurrido en Estados Unidos y en España. En el judaísmo hay distintas corrientes religiosas, y en ocasiones la fe y la política se mezclan, produciendo interpretaciones tendenciosas. Lo cierto es que no existe en Israel una política de discriminación hacia los venezolanos, sino procesos administrativos con el fin de controlar la inmigración y aplicar los criterios que establece la llamada Ley del Retorno.

 

*Isaac Nahón Serfaty es periodista y profesor en la Universidad de Ottawa (Canadá).

*Néstor Luis Garrido es guionista, escritor y exprofesor de Periodismo de la Universidad Católica Andrés Bello.

 

Recordando a Shimon Peres en Venezuela, por Milos Alcalay

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En Venezuela, como en el resto del Mundo, el fallecimiento del gran Estadista Shimon Peres -uno de los Padres Fundadores del Estado de Israel- ha sido lamentado con profundo pesar por diversos sectores de la población. Como Embajador de Venezuela en Israel, tuve el privilegio de ver en primera fila su compromiso por construir y orientar las relaciones Palestino-Israelíes en un clima de esperanza. Las firmas de los Acuerdos en Madrid, Oslo y Camp David tomaron por sorpresa a observadores y políticos. El éxito logrado en ese entonces, hizo que Itzak Rabin, Shimon Peres y Yasser Arafat recibieran el Premio Nobel de La Paz, por la valentía que para ese momento ilusionaba a la humanidad entera.

Mucho se ha escrito y se escribirá sobre este líder visionario que esbozó las bases lúcidas y vanguardistas de Israel como parte integral de un Nuevo Medio Oriente, que no sólo plasmó en las páginas de su libro -que lleva el mismo título- sino que expuso en sus profundos discursos presentados en las mejores Academias del Norte y del Sur, y que practicó en su diario actuar político por y para la Paz. Como olvidar la sabia respuesta que dio cuando le preguntaron la razón que lo llevo a darle la mano a Arafat, a lo que respondió «La Paz se hace con los enemigos, no con los amigos».

Como Venezolano pude cultivar una excelente relación no sólo con quien tuvo una clara identidad con nuestro país, con los dirigentes social demócratas venezolanos miembros –como él- de la Internacional Socialista, sino con otros partidos y con tantos amigos de la comunidad judía venezolana. En más de una ocasión en visitas de sus amigos como Hillo Ostfeld, tuve la suerte de acompañarlos y ver la familiaridad con la que nutría sus vínculos con nuestros compatriotas. Esa distinción con Venezuela hizo que el Canciller Peres asistiera a las celebraciones de nuestra Fiesta Nacional del 5 de Julio para manifestar sus felicitaciones por nuestra fecha Patria, hecho que no era común en el protocolo diplomático. Pero además, son innombrables tantos otros actos que se realizaron en Israel en los que recibió a altos funcionarios del Gobierno, del sector privado o a los miembros de nuestra comunidad hebrea.

Siendo Embajador en Israel pude acompañarlo en su visita oficial a Venezuela y conocer más a fondo su lado humano, desde la simplicidad al recibir el doctorado Honoris Causa en la Universidad Simón Bolívar, o su receptividad cuando sugerí que para asistir a la recepción en su honor en la Casa Amarilla en la Plaza Bolívar nos trasladáramos en el Metro, que era nuestro gran orgullo en ese tiempo por lo moderno, avanzado y limpio. Fuimos desde el Hotel Caracas Hilton – sin importarle las advertencias manifestadas en contra por los equipos de seguridad que se negaban a que lo hiciera. Pero el Canciller Peres aceptó la propuesta y pudimos constatar que la admiración por el líder Israelí no sólo era de los intelectuales y políticos, sino que en su recorrido en Metro y por las calles del centro pudo demostrar que era un líder popular en toda Caracas, lo que le permitió sentir las espontáneas manifestaciones de admiración que lo distinguían como un hombre excepcional.

En el Aeropuerto de Maiquetía hablando con la prensa mostró su reconocimiento a los venezolanos al señalar que esperaba que los israelíes aprendieran un día la convivencia existente entre árabes y judíos que hacía de la Venezuela de entonces un país de brazos abiertos a todos: “Aquí judíos y árabes –afirmó- son socios en los negocios y comparten sus momentos libres en los mismos clubes, lo que representa una gran lección para israelíes y palestinos” Eran otros tiempos, y las relaciones se orientaban a fortalecer una identidad muy solida y mutuamente beneficiosas entre nuestras dos Naciones, relación que estoy seguro se normalizará en un próximo futuro, ya que gracias a las lecciones y testimonios que aprendimos de Shimon Peres, volveremos a darle la prioridad que ese gran país que es Israel se merece, y beneficiarnos de su tecnología, su experiencia agro-industrial, su desarrollo educativo y tantos otros aspectos que nos ayudaran a lograr un desarrollo sostenible realista. Gracias Shimon Peres por distinguir a Venezuela.

 

@milosalcalay

La Noche de los Cristales Rotos por Milos Alcalay

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Como  todos los años, las instituciones de la Comunidad Judía Venezolana realizaron el 10 de Noviembre un acto  para rememorar una de las mayores tragedias de la humanidad denominada “La Noche de los Cristales Rotos” (Kristalnacht). Esta manifestación contó con la presencia de destacados Embajadores acreditados en Venezuela; Rectores Universitarios, miembros de la Comunidad Hebrea pero especialmente de representantes de las jóvenes generaciones venezolanas para que al conocer detalles de este oscuro episodio, puedan enfrentar la locura de Gobernantes nefastos que realizan persecuciones contra aquellos que piensan distinto.

9 y 10 de Noviembre de 1938 fueron dos días y dos noches de terror;  de  profunda humillación para la raza humana;  de violencia asesina realizada por millares de verdugos de la SS, de la SA, de la juventud Nazi que realizaron sus atropellos mortales ante unas fuerzas policiales a las que se les ordenó no intervenir para darle rienda suelta al odio anti-judío. Fueron horas interminables en las que la manipulación y  la mentira promovida por los agentes de la propaganda nazi encabezados por Goebbels atentaron contra la población hebrea; fue la noche de la complicidad cuando millones de individuos  prefirieron mirar hacia otro lado; fue la noche en que gobiernos del mundo mostraron apatía ante la barbarie perpetrada contra 500.000 judíos alemanes, mientras que para éstos, fueron noches interminable de lagrimas, de desesperación y para algunos, de suicidio.

Fue tan dramática esa brutalidad  que la sola mención de KRISTALNACHT  nos hace que transcurridos 77 años, todavía hoy temblemos. Es por ello que al traducirla en español se le incorpora un adjetivo más característico al denominarlo: “La Noche de los Cristales Rotos”.

Los “cristales rotos” se refiere a los vitrales de más de 1.406 sinagogas de Alemania y Austria destrozados e incendiados; a las vitrinas rotas de los negocios hebreos obligados a anunciar en carteles visibles que se trataba de locales de judíos, y que durante esas noches fueron sometidas al vandalismo. El historiador Dan Diner se refiere a estos actos como la “catástrofe antes de la catástrofe” ya que después de esa noche se dio el inicio  del asesinato sistemático de los judíos que luego se extendió al resto de Europa con la deportación masiva  a los campos de exterminio de  6 millones –entre otros-  Auschwitz, Buchenwald, Dachau, Treblinka, Sobibor, condenados a la  muerte por un sistema judicial del horror que produjo el fin del Estado de Derecho; la “aprobación” de leyes ilegitimas como las de Nuremberg; las vergonzosas mentiras del Ministerio de Propaganda; las definiciones como “apátridas” a todos aquellos que disentían de las proclamas de “amor de Hitler”;  la utilización de las milicias Nazis a través de la Sturmabteilung (SA), que arrasaron con tiendas de judíos, de escuelas, de hospitales bajo la mirada cómplice e indiferente de los militares,  policías y población en general – construyendo un mecanismo de odio, que luego también operó contra políticos de oposición, gitanos, eslavos, minusválidos, homosexuales y por supuesto, judíos de toda Europa.

En mis palabras como orador de orden y como Ex Embajador de Venezuela en Israel, además de lamentar que hace 7 años el régimen no tiene relaciones con Israel, resalté que el pueblo venezolano siempre constituyó una tierra de asilo para judíos, musulmanes, ortodoxos, agnósticos, y que la población venezolana -tanto antes como ahora- admira al pueblo heredero de las Leyes de Moisés, y rechaza con preocupación el antisemitismo camuflando la judeofobia de algunos sectores oficiales que representan un peligro para la libertad.

 

@milosalcalay

EFE Jul 15, 2015 | Actualizado hace 9 años
Condena de 4 años para el contador de Auschwitz

Auschwitz

 

Alemania condenó hoy al llamado “contable de Auschwitz“, el exmiembro de las SS hitlerianas Oskar Gröning, de 94 años, a cuatro años de cárcel por complicidad en la muerte de 300.000 judíos, una sentencia simbólica tras un proceso exponente de la justicia tardía contra los crímenes del nazismo.

La condena emitida por la Audiencia de Lüneburg (norte de Alemania) superó la petición de la fiscalía -tres años y medio de cárcel-. Es probable que el procesado no llegue a ingresar en prisión, en atención a su precario estado de salud, cuestión ésta que corresponde evaluar a la fiscalía.

La defensa había solicitado la absolución de Gröning, quien a lo largo del juicio admitió su “complicidad moral” en las muertes de Auschwitz, pidió perdón a los supervivientes y familiares de las víctimas y lamentó no haber actuado en consecuencia ante unos crímenes de los que fue perfectamente consciente.

Gröning había ingresado con veinte años en las Waffen-SS, en 1941, y dos años después empezó a servir en Auschwitz, donde asumió el cometido de incautarse del dinero, el equipaje y demás pertenencias de los deportados que llegaban al más mortífero campo de exterminio del nazismo, en la Polonia ocupada.

Contribuyó desde esa posición a financiar al III Reich, ya que se encargaba de las transferencias de esos bienes a Berlín, y fue cómplice del exterminio nazi, cuya aplicación discurría ante sus ojos.

En tres ocasiones se le destinó a trabajar junto a la llamada rampa de la muerte, pero según su testimonio no participó en la selección de presos a los que se destinaba a trabajos forzosos o los que iban directamente a la cámara de gas, por no ser aptos para el trabajo.

La acusación se centró en su papel en la llamada “Operación Hungría“, de mediados de 1944, cuando llegaron a Auschwitz alrededor de 450.000 judíos, de los cuales unos 300.000 murieron asesinados.

A diferencia de otros exponentes de justicia tardía por crímenes del nazismo -el más inmediato, el del ucraniano John Demjanjuk, condenado en 2011 a cinco años de cárcel- Gröning cooperó en el juicio con amplias declaraciones sobre el día a día de Auschwitz y su papel en la burocratizada maquinaria de exterminio.

Su relato estuvo acompañado por testimonios de los supervivientes que siguieron el juicio, tanto relativos a los experimentos humanos del médico Josef Mengele o a cómo se llevaban a cabo las operaciones de selección, gaseado e incineración de las víctimas.

Si Demjanjuk asistió a su largo juicio en silencio, postrado en una camilla, Gröning acudió auxiliado de un andador, en un proceso dificultado por varias interrupciones por enfermedad del acusado y marcado por la confrontación entre el acusado y la reacción de los supervivientes o familiares de las víctimas.

En la apertura del juicio, en abril, pidió perdón a las víctimas, a lo que siguió el gesto de una testigo, Eva Kor, de 81 años, que tendió la mano al procesado, lo que desató las protestas de algunos representantes de la acusación particular.

A Gröning, quien tras la caída del nazismo pasó por un campo de internamiento británico y luego volvió a la vida civil como contable en una fábrica de vidrio, se le había abierto sumario en 1977, pero quedó sobreseído en 1988.

Llevar ahora Gröning ante un tribunal, 70 años después del fin de la II Guerra Mundial, fue posible gracias al instruido contra Demjanjuk, quien murió pocos meses después de escuchar sentencia en una residencia de ancianos.

Con su condena se creó jurisprudencia para juzgar por crímenes de guerra no solo a quienes intervinieron directamente en éstos, sino también a los cómplices de la maquinaria nazi, lo que abrió la puerta a acusaciones formales contra casos similares.

Varios de esos procesos contra “cómplices de Auschwitz” quedaron sobreseídos, por no estar en condiciones los imputados de asistir a un juicio, o se cerraron con sentencias simbólicas contra otros nonagenarios.

Desde Jerusalén, el centro Simon Wiesenthal, instituido en memoria del caza-nazis austríaco, se elogió la sentencia, por considerar que “animará” a las autoridades alemanas a llevar adelante otros casos similares, por encima de las dificultades que lleva implícita la ejecución de la justicia tardía.