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Tres conclusiones del Índice de Economías Ilícitas de Transparencia Venezuela
Instituciones corruptas, impacto de las megabandas y oro ilícito imperan en el país  

 

La incapacidad del gobierno venezolano para impedir la proliferación de grupos criminales ha causado que cuatro actividades ilícitas representen ingresos equivalentes al 15% de la economía del país, según el Índice de Economías Ilícitas de Transparencia Venezuela

El instrumento analizó los factores de la economía que contribuyen a la prevalencia de las nuevas economías criminales durante sus investigaciones desde 2022 hasta mediados de 2023.

El estudio de corte cuantitativo y cualitativo evaluó cuatro categorías: la vulnerabilidad de las instituciones estatales, los agentes criminales, el alcance de las economías criminales en Venezuela y el impacto desestabilizador que esas economías tienen en la sociedad en general. 

El informe sobre la economía fue particularmente condenatorio en su acusación de la debilidad de las instituciones públicas, incluidos el gobierno, las fuerzas de seguridad y el sistema judicial, al permitir el crecimiento del crimen organizado.

Además, midió el impacto de los grupos criminales y comparó la importancia de las economías criminales de Venezuela. Entre ellas, el tráfico de personas, el narcotráfico, el contrabando de combustible, la extorsión, la corrupción en puertos y aeropuertos y el mercado ilícito de oro.

A continuación, InSight Crime presenta algunas de las principales conclusiones del informe

Corrupción en la economía permea instituciones venezolanas en todos los niveles

El índice denunció el fracaso de las instituciones estatales en la lucha contra el crimen organizado, afirmando que ninguna de las políticas o acciones del gobierno ha tenido impacto alguno en la lucha contra las redes que controlan las economías criminales.

Los niveles de corrupción entre los funcionarios del Estado, la transparencia en la publicación de información sobre asuntos criminales, la cooperación internacional, el sistema de justicia del país y sus fuerzas de seguridad recibieron las peores puntuaciones posibles en el índice. Según el informe, esto indica que contribuyen significativamente a la continuidad de las economías criminales del país.

El informe subrayó la incapacidad de las operaciones de las fuerzas de seguridad para incidir de manera eficaz en las economías criminales. Los investigadores destacaron la Operación Relámpago del Catatumbo, que entre 2022 y 2023 tuvo como objetivo expulsar a los grupos armados que ocupan territorio en el estado de Zulia, cerca de la frontera con Colombia, donde controlan las rutas del narcotráfico. Aunque esta operación ha dado lugar a múltiples incautaciones importantes de cocaína, se han producido pocas detenciones o enfrentamientos que sugieran que los grupos a los que supuestamente iba dirigida se han debilitado.

En algunos casos, las “megaoperaciones” diseñadas para combatir a los grupos criminales han originado una expansión de los mismos delitos. Por ejemplo, residentes del estado de Guárico se quejaron de que las fuerzas de seguridad empezaron a extorsionarlos durante la Operación Trueno, cuyo objetivo era acabar con las bandas de extorsionadores de la zona en 2022.

Las alianzas entre redes criminales y personas que ocupan cargos en instituciones estatales han creado incluso economías híbridas, como el tráfico de chatarra o el contrabando de combustible, en las que negocios legales e ilegales se solapan.

Impacto de las megabandas es mayor que el de las guerrillas

El informe divide a la miríada de actores criminales de Venezuela en tres subgrupos. Las “organizaciones criminales” incluyen las bandas más grandes del país, como el Tren de Aragua. Los “grupos guerrilleros”, integrados por dos organizaciones de origen colombiano, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las ex-FARC mafia. Por último, las figuras como abogados y banqueros que permiten operar a esos grupos, son referenciadas como “facilitadores”.

Aunque tanto las organizaciones criminales como los grupos guerrilleros obtuvieron la misma clasificación en términos de liderazgo definido, conexión con el Estado y uso de la violencia, Transparencia Venezuela consideró que las primeras eran una amenaza más importante debido al mayor control territorial que poseen.

Oro ilícito reina

El contrabando de minerales, el narcotráfico, la corrupción en puertos y aeropuertos y el contrabando de combustible sumaron 9.400 millones de dólares en 2022, lo que equivale a más del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela, según el informe de Transparencia Venezuela

Aunque es difícil hacer estimaciones fiables sobre las economías criminales, los investigadores calcularon la cifra basándose en factores como la producción total estimada de oro, las incautaciones de drogas, los precios y la producción de combustible, y encuestas relacionadas con la extorsión.

El índice clasificó el negocio ilícito del oro como la economía ilícita más importante, por delante del narcotráfico, el contrabando de combustible, el tráfico de personas y la extorsión.

A pesar de que los altos precios internacionales del oro impulsaron la minería informal en Venezuela y en el extranjero, el informe estimó que el narcotráfico generó casi tres veces más ingresos que el negocio ilícito del oro en 2022. Sin embargo, la ONG clasificó al oro ilícito como la economía ilegal más importante de Venezuela sobre la base de la cantidad de personas que involucra, ya sea directamente o a través de actividades asociadas como el contrabando de mercurio.

El gobierno ha lanzado operaciones a gran escala contra la minería, y las fuerzas de seguridad han evacuado a miles de mineros del Parque Nacional Yapacana. Pero no parece que estas operaciones hayan logrado desarticular a los grupos criminales que controlan el negocio. Dado que los elementos corruptos del Estado siguen beneficiándose de la minería informal, estas operaciones pueden servir para garantizarles una parte más favorable de esos beneficios, en lugar de erradicar la práctica.

 

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InSight Crime alerta de un aumento en la actividad de colectivos de cara a las elecciones
Además, según una investigación de la ONG, el gobierno venezolano mantiene desde hace tiempo conexiones con grupos criminales

Foto: EFE/Miguel Gutiérrez

La organización InSight Crime advirtió el pasado jueves, 31 de agosto, sobre el incremento de la actividad de los colectivos chavistas en el país de cara a las elecciones presidenciales del 2024.

En un comunicado que publicó en su página web, InSight Crime indicó que, en lo que va de año, han contabilizado al menos 13 ataques contra líderes opositores en el marco de las campañas primarias presidenciales que se celebrarán el 22 de octubre.

Uno de estos ataques ocurrió el 16 de agosto, cuando presuntos colectivos y grupos armados progobierno, atacaron varios eventos donde el precandidato opositor Henrique Capriles promocionaba su candidatura en el estado Apure. La agresión dejó 39 heridos.

Por su parte, María Corina Machado, coordinadora nacional de Vente Venezuela, también ha sido blanco de agresiones de presuntos colectivos. En julio, grupos armados bloquearon la vía al estado Guárico para impedir su visita a la región.

A esos ataques también se le suman otras acciones intimidatorias contra precandidatos. Sedes del partido político opositor Vente Venezuela en Táchira y Guárico fueron blanco de grafitis en los que, presuntamente, grupos criminales como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y el Tren del Llano amenazaron a Machado, aunque el ELN negó la autoría de los grafitis.

 

De acuerdo con InSight Crime, la violencia electoral por parte de grupos armados «ha sido una estrategia recurrente del gobierno de Maduro para salir victorioso en procesos electorales ante la falta de apoyo popular y legitimidad».

Además, según una investigación de la ONG, el gobierno venezolano mantiene desde hace tiempo conexiones con grupos criminales.

Vale destacar que las encuestas indican que más del 85% de los venezolanos valoran negativamente la administración de Maduro, frente a un índice de desaprobación del 70% durante las últimas elecciones presidenciales de 2015.

También, en elecciones anteriores, la organización ha visto cómo estos actores criminales promueven las campañas de los candidatos del gobierno y afirman el control en sus territorios para empujar a la gente a votar por el partido gobernante de Maduro.

Políticos locales del municipio de Seboruco, en Táchira, que pidieron permanecer en el anonimato, contaron a la ONG cómo durante las elecciones regionales de 2021, el ELN cerró centros de votación y ordenó a la gente que votara por el candidato del gobierno.

InSight Crime: ELN es el grupo criminal con mayor presencia en Venezuela
De acuerdo con el informe, el «tren de Aragua» es la segunda estructura delincuencial dominante en Venezuela

 

Un estudio del centro de investigación del crimen organizado InSight Crime reveló este jueves, 15 de febrero, que el Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupo armado colombiano, es una de las organizaciones criminales «más grandes» y con mayor presencia en Venezuela. 

El trabajo «los 10 grupos criminales que dominan el hampa en Venezuela en 2023», señala que el ELN tiene a más de 1.000 combatientes apostados en el país, según estimaciones del Ejército colombiano.

InSight Crime ha registrado «presencia permanente del ELN en 40 municipios de ocho estados», lo que aseguró es mayor a la contabilizada de cualquier otra estructura criminal o grupo armado en el país caribeño.

Detalló que en el territorio venezolano están radicados al menos dos de los cinco integrantes del comando central de esta estructura insurgente, donde el grupo goza de «alta organización y cohesión».

La organización, que aseguró que «la principal ventaja del ELN radica en sus nexos con el Estado», también vincula a la guerrilla «con los gobiernos locales», con «militares cercanos con las fuerzas de seguridad» y con políticos que se encuentran en «lo más alto».

De acuerdo con el informe, el «tren de Aragua», un grupo criminal nacido en una cárcel venezolana que se ha extendido a varios países suramericanos, es la segunda estructura delincuencial dominante en Venezuela.

En tercer lugar, se encuentra el Frente Acacio Medina, otra organización insurgente nacida en Colombia que «ha centrado la mayor parte de sus fuerzas y operaciones en Venezuela, y hoy es la facción más poderosa de las ex-FARC Mafia que opera en el país».

Venezuela fue el país más violento de América Latina en 2022

En 2022, Venezuela registró nueve mil 367 homicidios, un promedio de 26 muertes violentas por día, lo que convierte en el país más violento de América Latina, según la organización InSight Crime

Datos del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), aportaron que que en Venezuela hay 40,4 homicidios por cada 100 mil habitantes, incluyendo desapariciones.

El informe señala que en el 2022 hubo 1.370 denuncias de desapariciones vinculadas a actividades criminales, sobre todo la región minera de Bolívar.

De las más de 10.000 muertes violentas registradas el año pasado, aproximadamente el 13 por ciento, fueron el resultado de intervenciones policiales, señaló la organización. 

Después de Venezuela el balance lo completan Honduras, Ecuador, México y Belice, seguidos de Brasil, Guatemala, Guyana, Costa Rica, Panamá, Uruguay, El Salvador, Surinam, Paraguay, Nicaragua y Chile.

*Con información de EFE

¿Hay relación entre la dolarización de Venezuela y el crimen organizado?
El país pasó de un férreo control de cambio a una anarquía monetaria donde se desconoce el origen y destino de los miles de billetes estadounidenses

 

“Come aquí con 1$ (dólar)”, se lee en un anuncio grande con letras rojas y fondo amarillo, ubicado en la entrada de un local de comida rápida en el centro de Caracas, capital de Venezuela.

Rayza Calaforra frecuenta este restaurante casi todas las mañanas. Con un dólar desayuna una arepa (plato típico venezolano) y, cuando quiere variar el menú, compra por ese mismo precio un jugo y una empanada.

“Aunque en otros lugares me puede salir más económica una arepa u otra comida, me es más práctico pagar directamente en divisas”, explica la mujer, quien recibe parte de su salario en dólares, como la mayoría de los venezolanos con empleos formales.

La tentadora oferta resulta llamativa en un país donde la moneda oficial es el bolívar, y hasta hace poco menos de un año el uso de la divisa estadounidense estaba prácticamente proscrito para los venezolanos. Las transacciones en dólares estaban restringidas y controladas para el ciudadano común y eran penadas hasta con prisión.

Pero todo cambió. El país pasó de un férreo control de cambio a una anarquía monetaria donde el dólar parece haber desplazado al devaluado bolívar, donde se desconoce el origen y destino de los miles de billetes estadounidenses que circulan libremente en Venezuela. Comerciantes, empresarios, taxistas, vendedores de frutas, médicos, abogados, todos hacen sus transacciones en dólares y hasta en euros.

Los expertos parecen tener una explicación para el fenómeno de la dolarización en el país: el crimen organizado.

El economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, explica que más del 35 por ciento de las operaciones en Venezuela se realizan en moneda extranjera por la escasez de papel moneda, lo que abre puertas a operaciones ilícitas que sirven de fachada a operaciones de lavado de dinero. “En la medida que esta situación se prolongue, el mercado es muy atractivo para operaciones ilícitas”, advierte.

El abogado penalista y criminólogo Luis Izquiel considera que en la actualidad las divisas motorizan la precaria economía en Venezuela: “Gran parte de esos billetes entran en nuestra economía por actividades del crimen organizado sin darnos cuenta. La gente no se explica cómo un vendedor informal puede cotizar un kilo de papas en dólares o cómo un taxista, en medio de un apagón nacional, cobra sus servicios en dólares y además tiene efectivo en divisas disponible para darte el cambio en esa moneda”.

Por otra parte, los delincuentes transan en dólares los pagos de rescates por secuestros, las extorsiones y hasta el tráfico de personas desesperadas por huir del país. Empresarios y comerciantes que están radicados en el estado Aragua y funcionarios policiales de esa región aseguraron en campo a InSight Crime que las bandas delictivas solicitan a representantes de grupos empresariales vacunas en dólares a cambio de “protección y seguridad”, pero los pagos deben ser en efectivo para no dejar registros.

Fortalecimiento del crimen organizado

Luis Vicente León sostiene que en Venezuela los estímulos para las actividades informales son múltiples: “Es evidente que en una economía aislada por las sanciones del Departamento del Tesoro a funcionarios del gobierno y empresas estatales, con hiperinflación y con un proceso inducido de dolarización, el crimen organizado se fortalece”.

Basado en reportes internos de la firma de consultoría económica y financiera Ecoanalítica, el presidente de Datanálisis explica que anualmente en el país circulan más de US$6.000 millones debido a las ganancias de tres actividades ilícitas: contrabando de oro, contrabando de combustible y narcotráfico.

El experto en lavado de dinero, abogado y magistrado en el exilio del Tribunal Supremo de Justicia, Alejandro Rebolledo, considera que Venezuela es un refugio para los actores del crimen organizado: “Estos criminales encontraron en el país un territorio seguro para operar con el contrabando de alimentos, medicinas, falsificación de medicinas y repuestos de vehículos, así como también con el narcotráfico, la minería ilegal, los secuestros y las extorsiones. Todos estos pagos se realizan en dólares”.

Rebolledo explicó a InSight Crime que en algunos sectores que funcionan como
“zonas de paz”, en los que no ingresa la policía y las megabandas y colectivos operan de manera impune, el tráfico de armas y de drogas son parte de las economías ilegales de estos grupos: “En Caracas, la parroquia 23 de Enero, que está en poder de los colectivos, pudiera tener más armas y municiones que cualquier batallón militar y todo este negocio de compra y venta de armas también se maneja en moneda dura (dólares), al igual que las actividades ilícitas en las cárceles. El dólar americano es la moneda más utilizada en el mundo y el delito organizado realiza sus actividades ilícitas en Venezuela con la moneda que es más utilizada”.

Rebolledo asegura que personeros del gobierno de Nicolás Maduro han lavado desde Venezuela US$800 millones y que, para disfrazar esas operaciones, utilizan a testaferros profesionales.

El experto explicó que se han podido identificar actividades de grupos de crimen organizado, pues muchos de estos delincuentes, que han sido detenidos en el exterior, han optado por cooperen con las autoridades a cambio de beneficios procesales: “De esta manera es que se han conocido rutas, nombres, cuentas bancarias, los casos de corrupción de PDVSA, de facturaciones y de subfacturaciones y de empresas fachadas”.

Insight Crimen denuncia que guerrilla pro-gobierno combina intereses políticos y criminales en Venezuela

EJÉRCITOS IRREGULARES VENEZOLANOS progobierno han empezado a entrenar a civiles en combate armado, lo que muestra la relación simbiótica que existe entre el atribulado presidente Nicolás Maduro y los grupos armados que dependen de él para proteger sus intereses criminales.

El sitio de noticias Infobae publicó recientemente fotografías en las que aparecen miembros de las Fuerzas Patrióticas de Liberación Nacional (FPLN) instruyendo a civiles en ejercicios de adiestramiento militar en el estado Venezolano de Apure, frontera con Colombia. InSight Crime recibió tuvo acceso a fotos similares sobre esta organización.

El adiestramiento supuestamente se hace en preparación para una eventual invasión de fuerzas estadounidenses. Las imágenes también revelan la participación de funcionarios de gobiernos locales, como el delegado a la Asamblea Nacional Constituyente Orlando Zambrano y la mayor Ofelia Padrón.

El FPLN es la encarnación más reciente de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL), grupo guerrillero que cobró notoriedad en 1992 por ataques a políticos presuntamente corruptos. La organización gozó de respaldo estatal en la presidencia de Hugo Chávez, lo que le permitió desmarcarse de los operativos militares y obtener cargos públicos para varios de sus miembros por medio del frente político, la Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora (CRBZ).

Como resultado de divisiones internas, el líder Jerónimo Paz rebautizó su facción como FPLN, con el ánimo de distanciar al grupo de la extorsión y criminalidad del pasado. Sin embargo, con la intensificación de la presión en el gobierno de Maduro, la organización saca a relucir que no ha perdido la disposición de usar tácticas guerrilleras y financiación criminal en defensa de la revolución bolivariana.

Análisis de InSight Crime

Las actividades de las FPLN en Apure demuestran cómo se entrelazan intereses políticos y criminales en los grupos armados que se congregan para defender a Maduro.

Campesinos de la región de Apure relataron a InSight Crime que las FPLN controlan el negocio ganadero en varios municipios del estado, mediante el cobro de extorsión a los ganaderos locales. El grupo también participa en el contrabando de ganado y gasolina de Venezuela a Colombia.

Líderes comunitarios en el municipio de Páez confirmaron que esta red criminal transporta combustible de contrabando al otro lado de la frontera por vía fluvial, y paga una tarifa al ejército por la autorización de paso. Hasta el cierre de la frontera colombo-venezolana, el grupo también cobraba altas sumas de dinero para garantizar el paso seguro a los usuarios del puente internacional José Antonio Páez.

El control del FPLN sobre estas economías se ve facilitada por su cooperación con las fuerzas de seguridad y la penetración de las instituciones estatales. En una entrevista con InSight Crime, la periodista local Sebastiana Barráez afirmó que por medio del CRBZ, las FPLN dirigen las plataformas comunitarias de la región y controlan directamente las alcaldías de los siete municipios del estado.

La presencia de la organización en Apure se ha afianzado desde que el exvicepresidente Ramón Carrizalez asumió la gobernación del estado en 2011. Carrizalez afronta actualmente sanciones de Estados Unidos por represión de las protestas y bloqueo de la ayuda humanitaria a Venezuela. Según Barráez, y ha enfrentado críticas incluso de sus copartidarios chavistas por sus estrechos nexos con el FPLN.

El adiestramiento de civiles por parte del FPLN constituye nueva evidencia de cómo el atribulado gobierno de Maduro depende de grupos armados irregulares dispuestos a defender la administración que protege su acceso a economías criminales. Este panorama, sin embargo, es fracturado y volátil. Las FPLN se han disputado por mucho tiempo el territorio de Apure con grupos guerrilleros colombianos, especialmente con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

La seguridad es un tema pendiente de Nicolás Maduro

EL MÁS RECIENTE INFORME DEL OBSERVATORIO VENEZOLANO DE LA VIOLENCIA refiere que en 2017 se registraron 26.616 homicidios, 5.535 a manos de las fuerzas de seguridad. Esto da una tasa estimada de 130 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Durante los últimos años Venezuela ha mantenido la segunda posición entre los países con las tasas de homicidios más altas del mundo, a pesar de que desde hace más de 10 años no se tienen cifras oficiales. Durante 2018, de acuerdo con un resumen elaborado por el portal InSight Crime, encabeza la clasificación como el país con más homicidas de Latinoamérica y el Caribe.

Los planes de seguridad que se han implementado desde la llegada al poder del presidente Nicolás Maduro han sido seis:  Operativo Madriguera, Distrito Capital (2013); Plan Patria Segura (2013); Plan Nacional de Desarme (2014); creación de las OLP (Operación de la Liberación del Pueblo) (2015); Campaña Carabobo 2021 (2017) y la Gran Misión Cuadrantes de Paz (2018).

Implementación del Plan Zamora

.El 18 de abril de 2017, el Gobierno de Maduro anunció la implementación del Plan Zamora, una operación militar que combina la participación de elementos marciales y civiles.

Aunque no existen documentos oficiales del Ministerio de Defensa ni de la Presidencia de la República en los que se explique en qué consiste el plan, según Alba Ciudad, la emisora del Ministerio de Cultura de Venezuela, este es definido como “el plan estratégico y operacional que activa la seguridad y defensa de la nación en caso de amenazas al orden interno que puedan significar una conmoción social y política o una ruptura del orden institucional. Es el máximo Plan de Seguridad y Defensa de la Nación. Su fase verde es de alerta general, o de amenaza en un periodo de crisis; también se activa para la atención de desastres y calamidades naturales”.

La puesta en práctica del Plan Zamora fue observada por primera vez el 19 de abril de 2017, día en que opositores al Gobierno decidieron manifestar ante la Defensoría del Pueblo para exigir la realización de elecciones, la destitución de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia y la libertad de los presos políticos. Sin embargo, esa marcha fue detenida con disparos y lacrimógenas e intervinieron hombres armados identificados como colectivos, que decidieron formar parte de las fuerzas de seguridad a pesar de ser grupos civiles.

El Plan Zamora ha sido señalado de “inconstitucional” por distintas ONG, debido a que la actual Constitución de la República establece que la seguridad de la nación está a cargo de la Fuerza Armada Nacional, mediante sus componentes del Ejército, Armada, Aviación y Guardia Nacional. No está previsto que se faculte a ni a las milicias, ni a los colectivos, ni grupos civiles (sean las UBCh, los consejos comunales, los Clap y los Congresos de la Patria) para recibir armas del Estado, ni usar las propias en su nombre.

Colectivos

Una investigación realizada por el portal Insight Crime refiere que en 2002 el presidente Hugo Chávez enfrentó dos momentos que estuvieron a punto de sacarlo del poder: el golpe militar y la huelga protagonizada por trabajadores de Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Tras los hechos, el mandatario detectó su necesidad de tener “estructuras de seguridad paralelas que pudieran ejercer contrapeso a los militares y tuvieran la capacidad de reunir rápidamente tropas de choque contra los manifestantes de la oposición”. A estos grupos los nombró colectivos.

Chávez les dio un espacio en su gobierno, les brindó financiamiento y permitió que se asentaran en las barriadas más pobres de Caracas, con mayor proporción en el 23 de Enero, una zona popular cercana al Palacio de Miraflores y los principales ministerios. Los mismos se agruparon con los nombres de La Piedrita, Alexis Vive, Grupo Carapaica y Tupamaros, entre otros.

Tras el fallecimiento de Hugo Chávez y las protestas ocurridas en febrero de 2014, la dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) y actual ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, describió a los colectivos como “el pilar para la defensa de la patria”.

“Los guarimberos le tienen miedo a los colectivos organizados”, afirmó.

En 2014 se conoció que colectivos identificados con los nombres de “Tres Raíces” y “Frente 5 de Marzo” tienen estrechos vínculos con elementos de las fuerzas de seguridad.

Tres Raíces, según denuncias en medios de comunicación, es un grupo armado. Varios de sus miembros son miembros del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), la Policía del Municipio Libertador (PoliCaracas), la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) o las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes), ente adscrito a la Policía Nacional Bolivariana.

Esta doble vida fue confirmada el pasado 15 de enero de 2018, cuando Heiker Vásquez, líder de este colectivo, murió en el operativo que desplegaron cuatro cuerpos de seguridad del Estado en El Junquito, Distrito Capital, para capturar al expolicía Óscar Pérez, acusado de terrorismo.

Vásquez era parte de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) e incluso tenía un uniforme de la Fuerza de Acciones Especiales (Faes), a pesar de que no tenía formación como policía.

El colectivo Frente 5 de Marzo fue fundado por un expolicía, José Miguel Odremán, quien murió durante un operativo protagonizado por efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) realizado el 7 de octubre de  2014. Este colectivo es investigado por asesinatos, así como por robo y extorsión.  A pesar de ello, creó un servicio de guardaespaldas denominado Asociación Bolivariana de Escoltas de Venezuela.

Tras la incursión de los colectivos en las protestas de 2014 y 2017, estos grupos, cuyos miembros en su mayoría andan vestidos de negro y con el rostro cubierto, fueron identificados por el sector con el nombre de “paramilitares”.

La fiscal general, Luisa Ortega Díaz, los denominó como “grupos civiles armados al margen de la ley”.

Ejecuciones extrajudiciales

Según un informe de Amnistía Internacional y datos provenientes de la Fiscalía General de la República, se identificó que entre 2015 y junio de 2017 se produjeron 8.292 presuntas ejecuciones extrajudiciales: en 2015 hubo 1.777. El documento afirma que 95 % de las víctimas eran hombres jóvenes entre 12 y 44 años de edad que residían en las zonas más pobres de Venezuela.

Además de las cifras de Amnistía Internacional, el proyecto periodístico Monitor de Víctimas destaca que entre mayo de 2017 y mayo de 2018 fueron asesinadas 301 personas durante operativos de funcionarios de seguridad en Caracas. De esa cantidad, 87 % fueron jóvenes entre 20 y 27 años que cayeron a manos de la policía científica (Cicpc) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB).

.Testimonios recogidos por El Pitazo en la morgue de Bello Monte han descrito un patrón en la forma de operar de los funcionarios: irrumpen en la vivienda sin orden judicial en horas de la madrugada, encierran o sacan de la casa a los parientes, los agreden, le disparan al joven y luego alegan un enfrentamiento con un presunto delincuente.

.De  acuerdo con la ONG Cofavic, el Cicpc (70%) y las Fuerzas de Acciones Especiales de la PNB (30%) en los años 2017 y 2018 protagonizaron las ejecuciones extrajudiciales en Venezuela. Estos procedimientos dejaron atrás a las Operaciones de Liberación y Protección del Pueblo (OLP) de 2015 o como fueron llamadas después por el presidente Nicolás Maduro: Operación de Liberación Humanista del Pueblo (Ohlp).

Tras la cantidad de homicidios a manos de funcionarios del Estado, la directora de Amnistía Internacional, Érika Guevara Rosas, señaló al Gobierno del presidente Nicolás Maduro de no hacer lo suficiente para garantizar el derecho a la vida y la integridad personal de sus ciudadanos. La mujer, en la presentación del informe Esto no es vida: Seguridad ciudadana y derecho a la vida en Venezuela, denunció que el Estado venezolano “implementa medidas represivas con lógica bélica para supuestamente abordar la delincuencia”.

Guevara Rosas también relató que mayoría de las víctimas de los ajusticiamientos son asesinadas en sus hogares en presencia de sus familias y por disparos en el tórax, la cabeza y el cuello: “El tiro siempre es en el tórax. Ya ellos saben dónde van a dar el tiro (…) es como una pena de muerte”. Para Amnistía Internacional, esta forma de acción es “un retroceso en la garantía de Derechos Humanos, además de ir en contra de la ley de procedimiento policial”.

De acuerdo con la data del Monitor de Víctimas, entre mayo de 2017 y mayo de 2018, de los 301 ajusticiamientos contabilizados en el Distrito Capital, en el municipio Libertador se registraron 217; le sigue de cerca el municipio Sucre, con 63. Las parroquias de este municipio en las que se registraron esos presuntos enfrentamientos entre supuestos delincuentes y los cuerpos de seguridad fueron Sucre, con 41 muertes; Antímano, con 24; Coche y El Junquito, con 18 personas cada una, y Caricuao y Santa Rosalía, con 17 cada una.

Operación de Liberación del Pueblo

La Operación de Liberación del Pueblo ha sido la propuesta de mano dura del Gobierno de Nicolás Maduro en contra de la violencia, que encabeza la lista de problemas de Venezuela.

Estos operativos, integrados por funcionarios de las fuerzas especiales policiales militares, nacieron el 13 de julio de 2015 en la Cota 905. Esta barriada había sido declarada como “zona de paz”, una insignia que impide a efectivos de seguridad ingresar a ciertas localidades para hacer requisas y procedimientos policiales.

Organizaciones de derechos humanos destacan que tras el lanzamiento de las OLP por parte del Ejecutivo nunca se reveló un documento oficial y público que detallara sus métodos y metas. Solo se maneja el anuncio hecho por el presidente Nicolás Maduro: “El objetivo de las OLP es apretar al máximo el castigo de todos los crímenes”.

Una investigación realizada por el portal RunRunes junto a Connectas refiere que de 2015 a 2017 esta política gubernamental fue responsable de al menos 44 masacres y el asesinato de 560 personas. Cofavic describe el perfil de las víctimas:  99 % de las víctimas son hombres y 78 % de ellos son menores de 25 años.

En estos procedimientos se hizo uso del miedo y la zozobra, pues funcionarios se valían de máscaras con forma de calavera para mantener bajo control a los venezolanos, principalmente en las zonas menos privilegiadas del Distrito Capital, Miranda, Aragua, Yaracuy, Carabobo, Zulia y Lara, entre otras entidades.

Según el criminólogo Fermín Mármol García, el principal error de las OLP es realizar un despliegue de numerosos funcionarios, pues “los líderes de las bandas tienen informantes y pueden estar dentro de los que practican esos operativos; entonces solo se atrapa a pequeños rateros”. Indicó que no han logrado su objetivo primordial, que es reducir la delincuencia. En cambio, “han generado altas tasas de asesinatos a través de ejecuciones extrajudiciales, pues de acuerdo a la versión de sobrevivientes y familiares de las víctimas, los efectivos que participan disparan a matar”.

Tasa de homicidios

En 2015, por primera vez Venezuela llegó a su tope de cifras en materia de violencia: 90 homicidios por cada 100.000 habitantes, tras registrarse 27.875 muertes violentas, según datos del Observatorio Venezolano de Violencia. Esos números colocaron al país como la nación más violenta de América, antes que Honduras y El Salvador.

En 2016, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) calculó que en el año 2016 hubo 28.479 muertes violentas”; es decir, una tasa de 91,8 homicidios por cada 100.000 habitantes.

En el informe del OVV de 2017 se señala que hubo un total de 26.616 homicidios en Venezuela. Esta cifra incluye la suma de los homicidios legalmente aceptados como tales, que estimaron en 16.046 casos. Se le suman las víctimas de los actos clasificados como resistencia a la autoridad, que alcanzaron 5.535 muertos, y los 5.035 fallecidos considerados como muertes violentas en averiguación.

Hacinamiento en cárceles

.El Observatorio Venezolano de Prisiones reseña que el hacinamiento en las penitenciarías de Venezuela era de 153 %. En 2015 llegó a 190 %; en 2016 bajó a 153 %; en 2017 se situó en 250 %, y hasta el primer semestre de 2018 esta realidad rebasó 270 %.

Carlos Nieto Palma, director de Una Ventana a la Libertad, refirió que hasta el primer semestre de 2018 en los sistemas penitenciarios del país existía un nivel de hacinamiento que sobrepasaba el 270 %. A este índice se le suman los retardos procesales y el deterioro de las condiciones de salud, que han dado paso a la desnutrición y aparición de enfermedades como tuberculosis.

Con respecto a los homicidios registrados en las penitenciarías venezolanas, la ONG Una Ventana a la Libertad informó que en 89 centros de detención preventiva analizados en el primer semestre de 2017 perdieron la vida 27 privados de libertad. En el lapso de enero a junio de 2018 se registraron 163 decesos. Los números fueron interpretados por la organización como un “incremento considerable de muertes bajo custodia y responsabilidad del Estado”.

Además de las penitenciarías, otro foco a analizar son los calabozos policiales, considerados informalmente como las nuevas cárceles de Venezuela, debido a la escasa infraestructura para encerrar a los detenidos en proceso de juicio, aunque la ley venezolana estipula que los internos no deben permanecer más de 48 horas en los centros de detención preventiva, porque estos no cumplen con la seguridad mínima para mantenerlos en caso de tratarse de sujetos que han cometido delitos como robo u homicidio. De acuerdo con Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones, el retardo procesal de los tribunales del país ha generado que más de 40.000 internos se encuentren en estos recintos en espera de una sentencia.

Según Prado, de 2017 a 2018 en estos centros de detención preventiva el hacinamiento se incrementó de 400 % a 600 %, pues acogen a más de 60.000 ciudadanos que esperan su traslado a una penitenciaría formal. El investigador detalla que en estos calabozos “donde deberían estar 10 presos hay 50”.

 

Se agrava situación de presos comunes en Venezuela

SIEMPRE SE HABLA DE LOS PRESOS POLÍTICOS, PERO MUY POCO DE LOS PRESOS COMUNES. Actualmente los privados de libertad en Venezuela viven en una situación grave puesto que los activistas y defensores de los ddhh aseguran que todos sus derechos han sido violados tanto por los cuerpos de seguridad del Estado como por parte del Ministerio de Servicio Penitenciario.

En Venezuela hay aproximadamente 105 mil personas se encuentran privadas de libertad según las estadísticas que lleva Una Ventana a la Libertad (UVAL), organización no gubernamental que se encarga de promover y defender los derechos humanos de los ciudadanos apresadas en todo el territorio nacional a través de la investigación, la creación de propuesta legislativas en materia penitenciaria y la formulación de políticas públicas que vayan en beneficio de la población penitenciaria y sus familiares.

De estas 105 mil personas detenidas “unas 45 mil de ellas  se encuentran en centros de reclusión preventiva, que son calabozos policiales que no tienen condiciones para tener allí a personas detenidas  por mas de 48 horas, por lo que se han convertido en pequeñas cárceles  en toda Venezuela”, declaró al equipo de Analítica.com el abogado, defensor de los derechos humanos y coordinador general de UVAL, Carlos Nieto Palma.

El resto de los privados de libertad que son mas de 58 mil se encuentran en las cárceles tradicionales que dependen del Ministerio de Servicio Penitenciario. “Esto es algo nuevo que esta ocurriendo en Venezuela, nunca antes los calabozos policiales eran cárceles permanentes si no siempre han sido sitios de transitorios, sin embargo el Ministerio Penitenciario les niega el acceso a nuevos reclusos a sus centros de reclusión por eso los tienen en centros policiales”, afirmó.

En ese sentido destacó que los cuerpos policiales están ejerciendo labores que no les compete, debido a que la cartera penitenciaria no se encarga de realizar las labores pertinentes en esta materia.

Incremento de violaciones a los derechos humanos

El coordinador general de UVAL, aseguró que tanto los presos políticos como comunes viven los mismas escenarios en los centros de reclusión del país, entre ellas condiciones de insalubridad, falta de alimentación, falta de atención medica, retardo procesal, hacinamiento, enfermedades entre otros casos.

“El problema de la alimentación se ha convertido en una situación verdaderamente grave tenemos reportes de personas fallecidas por desnutrición por no tener que comer. Si tu no tiene un familiar que no te lleve comida a la cárcel todos los días y que tenga que someterse a todas las matracas de los policías y del sistema para hacerle llegar la comida, no comes”, apuntó.

Con respecto al hacinamiento en las cárceles venezolanas el abogado señaló que el porcentaje debe rondar por350%, mientras que un70% de privados de libertad tienen retardo procesal o no tiene orden de enjuiciamiento incluso a mayoría no sabes si han sido declarados como culpables o inocentes.

Los presos comunes padecen de enfermedades graves que se han incrementado en los últimos meses como tuberculosis, sarna, escabiosis entre otras patologías a la falta de atención medica en los centros de reclusión.

“La tuberculosis esta haciendo estragos en las cárceles de una manera brutal. hay una epidemia de tuberculosis gravisimas como en los estado Bolívar, Monagas, también se han detectado casos de malaria, enfermedades de la piel como escabiosis o sarna están a la orden del día, es algo común que lo tiene todos los presos”, aseveró.

Aunado a esto, los maltratos que reciben dirimente por parte del personal penitenciario y las malas condiciones en las que se encuentran en los centros de reclusión en todo el territorio nacional.

Recintos penitenciarios de Venezuela los peores de la región

Los recintos penitenciarios, hoy están calificados como los peores de la región latinoamericana pero a los ojos de la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, ratificada en siete años en los que la crisis carcelaria se ha agudizado por factores como el retardo procesal, no existe el cumplimiento de la clasificación de los presos por sus delitos, la precariedad en sus edificaciones, el hacinamiento supera cuatro veces a la capacidad instalada, y sobre todo la posesión y tráfico de armas y drogas por parte de los mismos reclusos, esto según un informe reciente del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).

El coordinador de esta ONG, Humberto Prado, explicó que la capacidad carcelaria en el país es de 35.562 reclusos y actualmente está rebasada en un 153%. Detalló que el problema ha llegado a los calabozos policiales, en los que se ha sobrepasado su capacidad en un  400%, razón a la que Prado atañe gran parte del problema.

De acuerdo a un análisis realizado por el Centro de Investigación de Crimen Organizado (InSight Crime), el porcentaje de hacinamiento carcelario es aún más inquietante. Aseguran que la sobrepoblación es de 161% y que el número de presos es de 57.096 en todo el país, “lo que contribuye a la anarquía y el descontrol gubernamental”.

Finalmente, el coordinador general de UVAL, Carlos Nieto Palma responsabilizó exclusivamente al Ministerio para el Servicio Penitenciario, porque las leyes venezolanas tanto el código orgánico penitenciario como el decreto de creación de del Ministerio del Servicio Penitenciario dice que a los privados de libertad en Venezuela  son responsabilidad de este organismo y no lo esta cumpliendo.

“En Venezuela lamentablemente para Iris Valera  no ha querido hacerse cargo de  de los presos que están en los calabozos policiales, porque ella dice que esos presos no le corresponden”, puntualizó.

 

Con información de Analítica 

Militares y desplome de la economía en Venezuela, por Ibsen Martínez

SEGÚN VARIOS OBSERVATORIOS de la actividad militar en el globo, tales como la privada Red de Seguridad y Defensa de América Latina, las fuerzas armadas venezolanas se estiman en unos 365.000 efectivos y más de 1.000 generales en activo.

En marzo pasado, la organización no gubernamental Transparencia Venezuela, integrante de una respetada red mundial de lucha contra la corrupción, informó que de los 34 ministerios creados por la revolución bolivariana desde 1999, los militares están al frente de 14 de ellos, incluyendo Defensa, Interior, Petróleo y Minería, Agricultura y el notoriamente inepto y corrupto ministerio de Alimentación. Un general detenta la presidencia de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) y otros seis las gobernaciones de los Estados más populosos de los 24 en que, políticamente, se divide el país.

Siempre según cifras aportadas por Transparencia Venezuela, más de 11.000 miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana se hallan, de una u otra forma, en posiciones de poder y, de acuerdo con Control Ciudadano, otra ONG que escudriña el opaco mundo castrense venezolano, la participación de los militares en el Gobierno alcanza ya un 43,7%.

Vistas esas cifras, la responsabilidad de los militares en el desplome de la economía que ha precipitado la tragedia humanitaria venezolana es, pues, indiscutible. Su hegemonía en todos los ámbitos de gestión pública susceptibles de ser saqueados con ya probada absoluta impunidad se acrecentó con la creación, en 2016, del llamado Arco Minero del Orinoco (AMO).

La propaganda bolivariana describe al AMO como una zona de desarrollo estratégico destinado a “romper con el rentismo petrolero”. Nicolás Maduro anunció, al crear el AMO, la participación de 135 compañías internacionales.

El AMO abarca un área de 111.843,70 kilómetros cuadrados, es decir, el 12,2 % del territorio venezolano, más del doble de lo que ocupa la faja petrolífera del Orinoco. Se extiende al sur del gran río, desde el norte del Estado Bolívar hacia el noreste del Estado Amazonas y parte del Estado Delta Amacuro. La región se corresponde groseramente con la del mítico reino de El Dorado que obsesionó a Sir Walter Raleigh en sus exploraciones, a fines del siglo XVI. Diversas fuentes estiman las reservas mineras del AMO en unas 7.000 toneladas de oro, cobre, diamantes, hierro, bauxita y el invalorable coltán. Inmediatamente después de su creación, comenzaron las matanzas de civiles dedicados a la minería ilegal.

Entre enero y septiembre de 2017, la prensa regional registró hasta 61 mineros informales asesinados en cinco municipios del Estado Bolívar. El portal Insight Crime logró atribuir, sin lugar a dudas, 40 de esas muertes a las fuerzas militares venezolanas.

La escalada de violencia criminal asociada a la minería había comenzado en marzo de 2016, con la desaparición y ejecución de 28 mineros venezolanos en Tumeremo, municipio aurífero donde, hace dos semanas, volvió a registrarse una matanza con saldo de al menos 7 víctimas.

Lugareños y diputados de la región ante la Asamblea Nacional dicen que los asesinatos sugieren una operación de exterminio de la minería informal presuntamente exigido por las transnacionales del oro atraídas por Maduro. Esta vez, lo acontecido en Tumeremo dejó ver que la bárbara lucha por el control de las minas incorpora nuevos actores amados.

Uno de ellos son los llamados trenes, aguerridas bandas criminales comandadas por líderes, a su vez llamados pranes, salidos todos de las dantescas cárceles venezolanas y luego cooptados por generales de la Guardia Nacional, la aborrecida policía militarizada. El otro bando en pugna es el inefable ELN (Ejército Nacional de Liberación) colombiano, obrando como subcontratista de los generales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Pranes y elenos actuarían como agentes de retención del diezmo que los generales venezolanos cobran a los mineros ilegales.

La codicia homicida de este paralelogramo de fuerzas deja ver el grado de envilecimiento moral del sector militar venezolano, el único sostén real de la dictadura de Nicolás Maduro.

Que aún haya opositores demócratas que lo esperen todo de mitológicos militares restauradores de la democracia civil y regeneradores de la moral pública es el más terco resabio del militarismo hondamente arraigado en el alma venezolana desde 1830.

@ibsenmartinez

El País