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No es una gozadera, idiota, es un infarto

CDILosDosCaminos

 

Seguramente soy el más desagradecido de los mortales, pues sin reparos intentaron darme los auxilios que sus limitados conocimientos podían ofrecer. Aun así, nadie me quita de la cabeza que media hora más en aquel centro de atención orgullo de la revolución habría significado un daño fatal para mi golpeado corazón.

Aquel lunes no hubo señal previa más allá de un cansancio más fuerte de lo normal y atribuido a una mala noche de sueño, que me obligó a suspender la carrera con solo tres kilómetros de recorrido. Pero media cuadra antes de pasar frente al omnipresente CDI Los Dos Caminos, la súbita visión borrosa y el sudor frío me hizo comprender que aquella inusual baja de la tensión no presagiaba nada bueno.

Con las pocas fuerzas que me quedaban crucé la calle y entré por primera vez a uno de los tantos centros de salud inaugurados a distancia por el sempiterno Hugo Chávez (QEPD). Bien dicen los viejos que ‘el cuerpo es castigo de la lengua’. Y de la mente también, agrego yo, pues aunque nunca dije a viva voz que jamás entraría a un CDI, confieso haber pensado que no dejaría que médico cubano alguno me auscultara. La experiencia pesa, y al picado de culebra ya se sabe que le pasa cuando ve un bejuco.

Tensiómetro en mano, el joven (cubano, por supuesto) que me condujo a la emergencia determinó que con 90-60 de presión arterial, aquella hipotensión era la causa de mis males. Seguidamente remató con solemnidad y autoridad: “Lo que tú necesitas es una isotónica, ya tú vas a ve cómo se te pasa eso” (póngale acento habanero).

Y allí comenzó el jaleo. Poco antes de que la salina solución entrara en el torrente sanguíneo, comenzó un agudísimo dolor en el pecho del que a duras penas podía quejarme, y que mi cuidador (a quien supongo paramédico) aseguró se pasaría en tres minutos –exactos-gracias a la intravenosa. Falsa promesa. El dolor se agudizó y con ello mi convicción de que estaba sufriendo un infarto.

Despampanante y dicharachera, la morenaza empotrada en un vestido que apenas alcanzaba a cubrirle las grandes nalgas que acudió en ayuda de su compatriota ofreció un diagnóstico que consideró más certero y definitivo: “Lo que tú tienes es una neuritis. Ya eso se te pasa” (agregue más acento habanero), apreciación que compartió con la camarera que se acercó para verificar las dotes científicas de sus coterráneos.

Media hora de dolor después, deseo frustrado por tomar agua –en el CDI no había ni una gota para consumo humano-  y un largo intento por lograr que llamaran a mi familia (“entiende que nosotros allá en Cuba no tenemos teléfono y no sabemos cómo esto funciona aquí’, argumentaron), la morenaza decidió hacer un electrocardiograma.

Aunque no eran muchas mis esperanzas de que el aparato funcionara, el verdadero susto comenzó cuando al mirar el electro, la mulata llamó la atención de su paisana camillera con un grito que me hizo temer lo peor: “Óyeme tu, mira esta gozadera. Yo nunca había visto nada como esto…. este aparato como que está malo”, alcanzó a decir la exuberante mujer, muestra inequívoca de que en su vida había visto el electro de un infarto en progreso. Gajes de la medicina cubana. Quería gritarle “no es una gozadera, idiota, es un infarto”, pero el dolor no me dejaba articular palabra alguna.

De regreso a la emergencia, la también antillana doctora (al menos eso creo) que apareció atraída por el barullo, convocó una junta en la que participaron paramédicos, camillera y camarera, tras lo cual se determinó que debían trasladarme a otro centro. Allí no había más que una aspirina -cedida por la camillera de su propio peculio- para atender aquella cardíaca emergencia.

Para mi ventura, dos amigos llamados por un tercero que me vio entrar al hospital de paso ya me esperaban para sacarme de allí, no sin antes recibir un informe anotado por la doctora en la parte trasera de media hoja de reciclaje y del cual recuerdo haber leído una línea que me sigue retumbando en la cabeza: “paciente con una posible afección cardíaca”.

De posible nada. Fue un infarto al miocardio con todas sus letras y que gracias a la atención en un centro de salud privado, se logró detener a tiempo para evitar males mayores.

Seis semanas después, las noches de insomnio se repiten pensando en los millones de venezolanos que solo cuentan con estos remedos de centros de salud como alternativa para sanar sus males, atendidos por médicos de dudosas credenciales llegados de una isla cuyo fallido sistema de salud quiere ser copiado por el no menos fracasado régimen que nos gobierna.

Más de lo mismo

No es la primera vez que tengo un encuentro cercano que me permite decir con propiedad que la medicina cubana es la peor mentira que los Castro han inventado.

En diciembre del 2000, junto a una gran amiga, su ex esposo cubano y su vástago de dos años, fuimos a La Habana, esa joya caribeña que aun en su ruina esconde un encanto sin parangón.

Pocos días después de nuestra llegada, el niño enfermó. Con mis escasos conocimientos médicos –cuatro semestres de medicina aprobados y un quinto inconcluso- pude darme cuenta que el pequeño sufría de una vulgar gastroenteritis. No obstante, sus padres decidieron consultar a unos primos de él, pareja que ostentaba sendos títulos de médicos pediatras recién otorgados por la Universidad de La Habana.

Luego de ver al niño y sin siquiera tocarlo decretaron: “lo que este muchacho tiene es un empacho”, palabra de un castizo tan antiguo que muchos no entenderán, pero que se refiere a la indisposición estomacal por el comer en exceso y una difícil digestión; mal generalmente atribuido a los chicles tragados por los pequeños para evitar el regaño de los mayores.

Acto seguido, prescribieron para aquel desorden estomacal un remedio tan insólito como el insólito fue el diagnóstico: teníamos que conseguir leche de chiva negra y una vez servida en adecuado envase (pocillo de peltre, de ser posible) debía sumergirse en el inmaculado caldo un clavo al rojo vivo. “Con eso bota todo lo que tiene”, dijeron. Sabias palabras, pues poco faltó para que, literalmente, el infante botara hasta la vida.

Aunque me opuse aplicar aquella burrera cura, el criterio paterno se impuso y tras encontrar en las afueras de la capital cubana el blanquísimo líquido proveniente de una negrísima chiva, la pócima tuvo el efecto que preveía: el pequeño empeoró tan rápido y de tal manera que ameritó su hospitalización.

Eso sí, en clínica para extranjeros y atendida por extranjeros, que aun so pena de ser deportado inmediatamente, me negué a siquiera a dejar que lo ingresaran en la emergencia del depauperadísimo y extremadamente sucio hospital central de La Habana de aquel entonces.

Magistrado del TSJ Juan José Mendoza se estabiliza tras sufrir un infarto

Juan José Mendoza

Juan José Mendoza, el segundo vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y presidente de la Sala Constitucional, sufrió un infarto la noche del lunes 12, por lo que fue hospitalizado para realizarle cateterismo. De acuerdo a periodistas, el magistrado se encuentra estable tras la intervención.

El periodista Nelson Bocaranda informó la noche del martes sobre el estado de Mendoza, quien integra el grupo de magistrados por los que la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, solicitó un juicio de antemérito.

La periodista Elyangelica González informó que fue intervenido en el Hospital Militar el martes, y aseguró que para la tarde del martes se encontraba estable.

Fallece el diputado Franklin Aguiar tras sufrir infarto en la “Toma de Venezuela”

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Usuarios de la red social Twitter informaron que durante la Toma de Venezuela, en Caracas, falleció el diputado de Primero Justicia al Consejo Legislativo del estado Bolivariano de Miranda (CLEBM), Franklin Aguiar, a consecuencia de un infarto fulminante al corazón.

La información fue confirmada a través de la cuenta en Twitter de la parroquia Petare del partido Primero Justicia.

 

 

El consumo diario de manzanas o naranjas reduce el riesgo de infarto

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La fruta fresca es una fuente natural de potasio, fibra, antioxidantes y otras muchas sustancias cardiosaludables. Una fruta fresca que, además, contiene bajos niveles de sodio y grasas. Y a todo ello se aúna que, comparada frente a las de la mayoría de alimentos, la cantidad de calorías asociada a la ingesta de fruta es relativamente baja. Tal es así que la fruta es uno de los componentes básicos de cualquier dieta saludable. De hecho, un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Oxford(Reino Unido) confirma que el consumo de fruta conlleva una disminución muy significativa de la mortalidad cardiovascular, muy especialmente por un infarto de miocardio o un ictus.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «The New England Journal of Medicine», muestra que el consumo diario de 100 gramos de fruta, fundamentalmente manzanas y naranjas, se asocia con una reducción de hasta un 33% del riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular tanto en mujeres como en varones de China –país en el que el consumo de fruta por la población general es muy inferior al que se registra en las naciones occidentales.

Como recuerda Liming Li, de la Academia de Ciencias Médicas de China en Pekín (China) y co-autor de la investigación, «un informe reciente sobre la Carga Global de las Enfermedades alerta de que el bajo consumo de fruta es una de las principales causas de muerte prematura en nuestro país».

Más fruta, menos mortalidad

Para llevar a cabo el estudio, los autores realizaron un seguimiento durante un período de 7 años del estado de salud de cerca de medio millón de adultos de 10 áreas urbanas y rurales de China que no padecían ninguna enfermedad cardiovascular ni recibían tratamiento antihipertensivo en el momento de inicio de la investigación.

Concluidos los 7 años de seguimiento, los resultados constataron el efecto protector del consumo de fruta sobre la salud cardiovascular. Un beneficio, además, que resultó independiente del género de los participantes o de su lugar de residencia –área urbana o rural.
Pero esta reducción de la mortalidad cardiovascular, ¿es exclusivamente atribuible al consumo de fruta? Pues sí. Es cierto que, como reconocen los autores, «el consumo de fruta, que consistió principalmente en manzanas y naranjas, estuvo fuertemente asociado a otros factores, caso de un menor índice de tabaquismo, un mayor nivel educativo y menores niveles de presión arterial y de glucosa en sangre». Sin embargo, y una vez descartados los efectos atribuibles al resto de factores, el consumo de fruta se asoció por sí solo con la referida disminución del 33% de la tasa de mortalidad cardiovascular.

 

Fresca, no procesada

Y este beneficio observado en China, ¿es extrapolable a los países occidentales, caso de España? Pues sí, si bien es posible que el efecto no sea tan notable y la reducción de la incidencia de mortalidad cardiovascular no llegue al 33%.

Como explica Huaidong Du, directora del estudio, «la asociación entre el consumo de fruta y el riesgo cardiovascular parece ser mayor en China, donde la mayoría de la población come muy poca fruta, que en los países con altos recursos económicos, en los que su consumo diario es mucho más común».

Asimismo, debe tenerse en cuenta que la fruta consumida en China es mayoritariamente fresca –o lo que es lo mismo, ‘cruda’–. Por el contrario, una gran parte de la fruta que se consume en los países occidentales está procesada. De hecho, muchos de los estudios realizados a este respecto en Estados Unidos y Europa mezcla frutas frescas y frutas procesadas, por lo que el beneficio cardiovascular observado en el gigante asiático quizás sea algo menor en nuestro entorno.

Sea como fuere, concluye Zhengming Chen, co-autor del estudio, «es difícil determinar si el menor riesgo observado en la población que consume mayores cantidades de fruta fresca se debe realmente a un efecto protector. Pero de ser así, el incremento del consumo de fruta fresca en China podría prevenir cada año cerca de medio millón de muertes por enfermedad cardiovascular, incluidas unas 200.000 en personas que aún no han cumplido los 70 años, y una cifra mucho mayor de infartos e ictus no fatales».

 

Falleció Director Técnico de Guaco en procesión de la Divina Pastora

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El exintegrante de la familia Guaco, Roberto Morillo, oriundo de Maracaibo y quien en vida se desempeñaba como Director Técnico de la agrupación, murió a causa de un infarto, cuando se encontraba caminando con su amigo Gustavo Aguado en la procesión de La Divina Pastora, en Barquisimeto. 

Mediante un comunicado, la agrupación informó que Aguado se encontraba junto a quien fuera su compañero de trabajo por más de 20 años, rindiendo tributo a la patrona de los larenses, cuando el hombre de 58 años se desplomó a causa de un ataque al corazón.

La agrupación lamentó la pérdida a través de su cuenta en Twitter. Morillo trabajó con la banda por más de 25 años.

 

Sep 30, 2015 | Actualizado hace 9 años
5 secretos de la muerte de Hugo Chávez

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Por  Yusnaby Post 

 

No podía hablar, pero lo dijo con los labios: ‘Yo no quiero morir, por favor no me dejen morir’, porque él quería a su país, se inmoló por su país”. Así se lo dijo el jefe de la guardia presidencial, general José Ornella, al diario argentino La Nación.

 

1.- Murió a causa de un infarto

Murió a causa de un “infarto, que le dio fulminante”, dijo. Pero su versión no coincide con otras que dicen que la familia decidió desconectarlo. “A las 15:05 se le eliminó la ayuda respiratoria para que muriera en paz a las 16:25 en su lecho del Hospital Militar”, reveló el periodista venezolano Nelson Bocaranda, uno de los más enterados de la enfermedad de Chávez.

Ahora se sabe que Chávez murió con gran dolor; que ignoró dos veces que debía atenderse sus males hasta que agravó y encontró la muerte. Se sabe, también, que fumaba en secreto.

El general José Ornella expresó que a pesar del esfuerzo de sus médicos, que aseguró que eran los “mejores de todas las partes del mundo”, el cáncer que “estaba bastante avanzado” venció al mandatario.

 

2.- Sufrió mucho

“Sufrió bastante. Nosotros que estábamos al lado vimos que sufrió mucho esa enfermedad. Y bueno, la historia la escribiremos y algún día el médico escribirá”.

Ornella reveló que desde el pasado 8 de diciembre, cuando Chávez habló al país por última vez para informar sobre la reincidencia del cáncer y que debía someterse a una nueva intervención quirúrgica, “él sabía que después de esa operación había muy poca esperanza que saliera con vida”. Ese día, de hecho, anunció que el vicepresidente, Nicolás Maduro, sería su “sucesor”.

 

3.- No hizo caso a los médicos

El periodista venezolano Nelson Bocaranda, que desde que se hizo pública la noticia de la enfermedad de Hugo Chávez hace 19 meses pudo saltear las barreras del hermetismo oficial, contó que Cristina Kirchner tuvo la opción de visitar al mandatario en el hospital pero que prefirió no hacerlo.

“La Presidenta argentina era la única que tenía permiso para verlo dada la cercanía de Cristina con las hijas del Presidente. Como sus hijas fueron al entierro del Presidente Néstor Kirchner, ella se conmovió mucho. Tenía el derecho de entrar a verlo con las hijas [de Chávez] y no quiso porque quería quedarse con la imagen de Chávez como ella lo había conocido, un Chávez robusto y no un Chávez enfermo, raquítico”, indicó Bocaranda a El Mundo.

El periodista hizo un recuento de los distintos diagnósticos que recibió Chávez hasta llegar al deterioro de salud que terminaron en su muerte.

“En octubre de 2010 a Chávez le pronostican el problema en la vejiga y la próstata y le recomendaron que hiciera una cantidad de cosas que no lo hizo. Recién en junio de 2011 le dicen que tiene el absceso en la parte final del recto y se complica. Le encuentran cáncer”, relató el periodista.

“Necesitaba reposo, pero el hombre por mantener su revolución vigente y lograr llegar a la elección y ganarla, que era su único objetivo de vida, en contra de la voluntad de sus familiares”, continuó.

Reiteró que cuando el mandatario anunció que Nicolás Maduro sería su sucesor, “él ya sabía que el fin estaba acerca, que el cáncer había avanzado demasiado”.

 

4.- Fumaba en secreto

Además de problemas en los huesos y el riñón, en diciembre tuvo el problema mayor, un “paro pulmonar”.

“Los pulmones estaban desechos. La semana pasada dijeron que le funcionaban al 20%. Chávez había fumado en secreto mucho tiempo y dejó porque le pidió Fidel [Castro]. Pero el pulmón estaba muy malo y ya no le funcionaba”, precisó. Además, añadió que el mandatario “estuvo agonizando desde enero”, pese a que desde el gobierno nunca se admitió.

 

5.- La familia decidió desconectarlo

Nelson Bocaranda escribió en su blog que había escrito otras revelaciones sobre la salud de Chávez en los últimos meses. “Desde el viernes 22 de febrero se tuvo la intención de quitarle al paciente la ayuda mecánica respiratoria vista sus condiciones de empeoramiento de su muy precaria salud”, comentó el periodista en una entrada titulada Los momentos finales del Presidente Chávez.

“Hubo divergencias entre la madre y las hijas de Chávez, agobiadas estas últimas por el largo vía crucis en el año y medio de tratamientos y campaña. Tras reuniones con [el vicepresidente, Nicolás] Maduro y [el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado] Cabello decidieron desconectarlo para el día 5″, reveló Bocaranda.

Según el periodista, a partir de esa decisión del círculo íntimo de poder del presidente, “a las 15:05 se le eliminó la ayuda respiratoria para que muriera en paz a las 16:25 en su lecho del Hospital Militar”.

En la entrevista en radio El Mundo repitió el concepto y dijo que hubo disputas familiares porque la madre de Chávez no quería desconectarlo y sus hijas sí.

“Según la ley, la que tiene el derecho a decidir es la esposa o la madre y como él estaba divorciado, era la madre. Finalmente, llegaron a ese acuerdo”, dijo.

Hoy, el jefe de la guardia presidencial, Jorge Ornella, dio una versión totalmente distinta. Según él, Chávez murió a causa de un “infarto fulminante”.

Negro o con leche, el chocolate previene el riesgo de infarto

chocolate

Casi un tableta de chocolate al día, 100 gramos, puede ser el remedio más ‘dulce’ pare prevenir la enfermedad cardiovascular. Esta es la conclusión a la que han llegado los investigadores del Estudio EPIC-Norfolk tras analizar la información de 21.000 adultos, que señala que en principio, da igual la pureza del chocolate, porque tanto el negro como el con leche aportan beneficios.

Sus resultados, que se publican en «British Medical Journal», vienen avalados por una revisión sistemática de la evidencia publicada disponible sobre la relación entre el chocolate y las enfermedades cardiovasculares, con la participación de casi 158.000 personas, incluidos los participantes en el estudio EPIC.

Beneficios

Los investigadores han revisado los datos de 9.214 hombres y 11.737 mujeres durante una media de 12 años, durante los cuales 3.013 individuos (14%) sufrieron algún tipo de enfermedad cardiaca, mortal o no, o ictus. Uno de cada cinco (20%) afirmó no comer chocolate, pero el resto señaló que tomaba entre 7 gramos hasta 100 g. diarios.

Los primeros beneficios que ofrecía el consumo de chocolate se asociaban con un menor de índice de masa corporal (IMS), una mejor tensión arterial, mejores niveles de proteínas inflamatorias, menos diabetes y una mayor actividad física.

Y cuando evaluaron el riesgo de enfermedad o mortalidad cardiovascular los resultados mostraron que, en comparación con los que tomaban el chocolate, el mayor consumo se vinculaba a un riesgo de 11% menor de padecer enfermedades cardiovasculares y de 25% más baja de muerte. En cuanto al ictus, el mayor consumo se relacionaba con una reducción en el riesgo de un 23%.

Aunque se trata de estudio observacional y no se puede extraer una relación causa-efecto, los investigadores consideran que la evidencia acumulada sugiere que una mayor ingesta de chocolate se asocia con un menor riesgo de eventos cardiovasculares futuros. Y además parecen acabar con otra creencia: el chocolate con leche no sería menos sano que el negro. De hecho, en el estudio EPIC-Norfolk era el más consumido por los participantes. «Esto parece indicar que no sólo son los flavonoides, sino también otros compuestos, posiblemente relacionados con la leche, tales como calcio y ácidos grasos, los que pueden proporcionar una explicación a esta asociación», afirman.

Y concluyen con una buena noticia: «no parece haber ninguna evidencia para señalan que se debe evitar el chocolate en aquellos que están preocupados por su riesgo cardiovascular». Así, además de sus propiedades neuroptectoras, el chocolate, un ‘regalo de los dioss’ para los Aztecas, confirma sus beneficios para el corazón.

Drogas, anabolizantes y anticonceptivos pueden causar infartos en jóvenes

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Los esteroides anabolizantes alteran las funciones cardíacas del sistema nervioso y los anticonceptivos elevan la formación de coágulos, situación que empeora en mujeres fumadoras.

El consumo de drogas ilícitas, esteroides anabolizantes y pastillas anticonceptivas pueden aumentar el riesgo de sufrir síndrome coronario agudo en jóvenes de sólo 18 años. Si a esto se suman otros factores como obesidad, sedentarismo, diabetes, hipertensión y tabaquismo, el riesgo es mayor.

Esto significa que los infartos y las anginas dejaron de ser patologías de adultos mayores para presentarse en gente muy joven. Según explica la internista y cardióloga de la Sociedad Venezolana de Cardiología, Norka Antepara, la cocaína es de las drogas ilícitas más relacionadas con patologías cardiovasculares y es común que jóvenes adictos presenten infarto del miocardio. «Esta sustancia puede provocar espasmos en las arterias coronarias que impiden el flujo de sangre, causando el evento cardíaco», dice.

Otro hábito muy dañino para el corazón es la ingesta de productos con esteroides anabolizantes para aumentar  musculatura y rendimiento físico. «Los muchachos que entrenan principalmente para competencias, suelen recurrir a estas sustancias que alteran el sistema nervioso simpático que controla la frecuencia cardíaca y la presión arterial, poniendo su salud en altísimo riesgo».

Lo mismo ocurre con las pastillas anticonceptivas, que aunque previenen embarazos, favorecen la formación de coágulos dentro de los vasos sanguíneos, lo que puede provocar cardiopatías.

Esta situación empeora en fumadoras. Según la Fundación Española del Corazón, el cigarrillo multiplica la probabilidad de trombosis arteriales y venosas en mujeres que utilizan anticonceptivos hormonales. Las estadísticas señalan que una mujer que fuma tiene seis veces más riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y en el hombre el riesgo es la mitad. «Las posibilidades de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene la adicción», advierte Antepara.

Prevención en jóvenes de riesgo

Si alguno de los factores predisponentes o conductas riesgosas antes mencionadas está presente en la juventud, es importante tomar los correctivos necesarios, ir al médico y, si lo indica, tomar aspirina. De esta forma se evita a futuro el evento cardíaco y otras complicaciones. En el caso de que el síndrome coronario agudo haya ocurrido, se recomienda la prescripción de la terapia dual de antiagregación plaquetaria, compuesta por la molécula ticagrelor y aspirina, la cual ha demostrado que reduce la mortalidad y morbilidad cardiovascular, así como las complicaciones por insuficiencia cardíaca.

«Este tratamiento debe ir acompañado de cambios en el estilo de vida. Evitar el sedentarismo pero sin ejercitarse en extremo. De hecho, los lineamientos internacionales recomiendan realizar 150 minutos semanales como parte de la prevención cardiovascular. En el caso de deportistas, el entrenamiento debe ir acompañado de chequeo médico permanente. Tener una dieta balanceada, evitar el tabaquismo, y en caso de diabetes, hipertensión, colesterol y triglicéridos elevados consultar al médico y al nutricionista, para recibir la terapia adecuada. Si existen adicciones a drogas ilegales, es recomendable acudir a una institución especializada que ayude al paciente», concluyó.