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CEV se solidariza con familias de migrantes atropellados en EEUU
Según las autoridades estadounidenses, aumentó a ocho el número de víctimas por el arrollamiento. El responsable fue identificado como George Álvarez, de origen hispano; recibió ocho cargos por homicidio imprudente y otros diez por asalto agravado con arma mortal

 

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) se solidarizó este 8 de mayo con las familias de los migrantes venezolanos que fallecieron luego de haber sido atropellados el domingo en Texas, Estados Unidos. Además, pidió orar por la recuperación de los heridos.

«Invitamos a que se ofrezcan oraciones y sufragios por el eterno descanso de los difuntos e imploramos la pronta recuperación de los heridos. Que la protección de María, compañera de camino, cubra a cada hermano que transita a otros países buscando mejores condiciones de vida», expresó la CEV.

Instó a los gobiernos y a los organismos internacionales a «proteger a los migrantes e implementar, de forma inmediata, políticas integrales que respondan a la crisis de movilidad que vive» la región latinoamericana.

«La CEV reitera su compromiso para que los derechos de los migrantes sean respetados y prevalezca el respeto a la dignidad de cada persona», agregó la institución.

Cifra de fallecidos aumentó a 8

Según las autoridades estadounidenses, aumentaron a ocho las víctimas por el atropello de migrantes venezolanos frente a un centro de personas sin hogar en la localidad texana de Brownsvill. Esta es la cifra después de que uno de los heridos falleciera en un hospital local.

El atropello se produjo la mañana del 7 de mayo, cuando un automóvil se llevó por delante a un grupo de peatones que esperaban en una parada de autobús frente al refugio para personas sin hogar Centro Obispo Enrique San Pedro Ozanam, convertido en albergue debido a los cientos de migrantes que transitan por la zona.

El autor del arrollamiento, George Álvarez, de origen hispano, recibió ocho cargos por homicidio imprudente y otros diez por asalto agravado con arma mortal, detalló este lunes Felix Sauceda, jefe de Policía de Brownsville.

Cabello envió sus condolencias a familias de víctimas

El primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, envió sus condolencias a las familias de los migrantes que murieron en el arrollamiento, hecho que calificó de «masacre».

«Ocurrió un hecho lamentable (…) en Estados Unidos, donde, desafortunadamente, aparecen nombres de venezolanos y venezolanas que han perdido la vida en esos actos, tristes actos en los Estados Unidos. Hasta ellos y sus familias (enviamos) nuestras condolencias, nuestro cariño, nuestro respeto. Son parte del dolor que llevamos todos los venezolanos», expresó en rueda de prensa del PSUV.

El gobierno de Nicolás Maduro exhortó a EE.UU. a investigar el atropello, con el fin de «descartar cualquier intencionalidad relacionada a las prácticas de odio y xenofobia contra el pueblo venezolano que se han expresado en el pasado, producto de una cultura de violencia e intolerancia promovida por sectores extremistas de la política y la sociedad estadounidense».

Con información de EFE

Mandar a callar a los curas: política de Estado en dictadura*

Luis Ugalde S. J. Foto Ucab / La Gran Aldea (Interv. por Runrunes).

Entrevista a Luis Ugalde S. J.: “Pietro Parolin fue el «aguafiestas» en la reunión del régimen con Fedecámaras, eso saca de quicio a Maduro y manda a callar a los curas».
«Si usted, cura, se calló, usted es cómplice de una inhumanidad que es incompatible con el Evangelio. Punto» 

 

@AleteiaES

En Cuba, mucho antes del estallido reciente, los párrocos habían protagonizado una seguidilla de púlpitos en rebelión contra el castrismo. Sus mensajes encontraron terreno fértil y no han parado desde entonces. El pueblo cubano se siente acompañado por sus pastores espirituales.

Algo hace pensar que el régimen cubano ha llegado a la conclusión de que dejarlos hablar resulta un peligro menor que intentar callarlos. No lo harán y, en ese proceso, pueden amalgamar a la gente –ya suficientemente indignada– en torno a su mensaje pastoral.

Constantemente aparecen sacerdotes que denuncian las insoportables penurias del pueblo, sin mencionar a los religiosos (as) quienes, a través de un comunicado emitido el 3 agosto pasado piden frontalmente que se libere a los detenidos por el régimen de Miguel Díaz-Canel a causa de las manifestaciones del 11 de julio en las que se pedían libertades.

Han recordado el texto constitucional: el «sobreseimiento libre de las actuaciones, en los casos de las personas que ejercieron su derecho constitucional de manifestarse pacíficamente (artículo 56 de la Constitución)». La vigente, hay que recordarlo.

Nicaragua, a vueltas con el patrón

En Nicaragua, la puja entre el poder civil y la Iglesia no puede estar más al rojo vivo. Las fiestas del santo patrono se han convertido en una coyuntura donde el régimen pretende llevar a cabo una procesión sin el clero.

Es la respuesta al anuncio del cardenal Brenes de suspender unas fiestas tan masivas en vista de la grave situación provocada por la pandemia de la covid-19. En otras palabras, quieren al santo y la limosna, aunque saben bien que cuando el régimen de Ortega va, la Iglesia nicaragüense vuelve.

Venezuela: palos al exnuncio

En Venezuela, el último episodio que mete al gobierno de Maduro en camisa de 11 varas es la insolente respuesta de la vicepresidenta a una carta del secretario de Estado vaticano, enviada al máximo organismo empresarial con ocasión de una invitación que recibiera para participar en su asamblea anual a la cual, como era de esperarse, no pudo asistir.

En esa misiva, el cardenal Parolin, gran conocedor de Venezuela donde pasó varios años como nuncio apostólico, aboga por un diálogo sincero y por el protagonismo de la sociedad civil en la superación de la crisis actual. Y lo dijo en estos términos:

«Dejar que el bien común prevalezca sobre intereses particulares y el apoyo responsable de la sociedad civil y de la comunidad internacional».

Ello bastó y sobró para que llovieran improperios que un airado Maduro lanzó sobre el prelado, los que aderezó con los más furiosos insultos.

Por su parte, su vicepresidenta coreó, pidiendo «a los curas que quieran hacer política» que se quiten la sotana, luego de que el obispo auxiliar de Caracas, Ricardo Barreto, leyera esa carta del secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, que pedía impulsar el diálogo en el país. Exactamente lo mismo que la Iglesia propone en todas partes donde prospera un conflicto.

Habla un jesuita, profesor de Política

En vista de estas reiteradas e irreverentes embestidas, consultamos a un destacado sacerdote jesuita, Luis Ugalde, de origen vasco pero con toda su vida en Venezuela, quien ejerció por 20 años el rectorado de la Universidad Católica Andrés Bello, impartiendo las cátedras de Historia del Pensamiento Político y Sociología Política en la Escuela de Ciencias Sociales.

Es constantemente reclamado en foros nacionales e internacionales y muy respetado por sus puntuales escritos de corte político en la prensa. Hace pocas semanas estuvo con el papa Francisco. Conversó con Aleteia sobre el recelo del poder hacia los sacerdotes.

¿Quién estorba?

–¿Cómo es eso de que los curas no deben meterse en política?

–El problema es el sesgo. Cuando Mons. Arias Blanco pronunció una homilía que empujó la caída del dictador Pérez Jiménez (1958), era una maravilla. Pero si haces lo mismo con ellos, la reacción es distinta. Es cinismo puro.

–En América Latina es frecuente ver gobiernos autoritarios mandando a callar a los curas…

–Ahora y antes también. La diferencia es: si la derecha está en el gobierno, molestamos y somos comunistas; y si es la izquierda la que manda, entonces los curas obedecen al «imperio» y son reaccionarios.

– ¿Estorba Dios o la sotana?

–Estorba el mensaje. Si estás en el gobierno tienes que desautorizar a cualquiera que te cuestione. Pasa contra todos en la sociedad. Si opinas y al gobierno no le gusta, te descalifican. Si es cura, pues hay que desautorizarlo porque no tenemos derecho de palabra aquí. Eso nadie se lo cree pero lo utilizan. ¡Ojo!, la gente está feliz de que la Iglesia hable en Venezuela.

–No hay quien lo dude y el primero que lo sabe es el régimen. Pero precisemos, ¿deben o no los curas opinar en temas políticos?

–La distinción es clara. Hablemos para el hombre de la calle que entiende las cosas claras. “Tuve hambre y me dieron de comer, estuve preso y me visitaste” y usted, por ser cura, si es un sistema que produce hambre se tiene que callar simplemente porque es cura. Eso no es aceptable.

Si usted, cura, se calló, usted es cómplice de una inhumanidad que es incompatible con el Evangelio. Punto.

La referencia es el Evangelio. Sobre todo aquello que atenta contra la persona humana, no solamente los curas pueden hablar sino que deben hablar.

Otra cosa distinta es la política partidista. Nosotros solo podemos ser partidarios de que la gente tenga comida, de que se respete su dignidad y de que disfrute de libertad. Si el régimen es dictatorial, eso molesta mucho, es obvio.

–Y si no lo es también pues todo gobierno, en algún momento, cede a la tentación de intentar poner freno a la Iglesia…

–Lo que pasa es que el dictador puede frenar y los gobiernos democráticos no tanto.

–Los curas molestan y no es el tipo de molestia que producen los periodistas. Es algo más profundo y hasta más temido…

–Claro, porque es la desautorización moral. Si hablas en nombre de Dios –y así hablamos- y dices que Dios desaprueba las injusticias tienes que caer mal. Y todo régimen, aun el más ateo, quiere la bendición de Dios, el Dios que él inventa.

El régimen se legitima en un valor absoluto. Si soy comunista el valor absoluto es la promesa de acabar con la explotación del hombre por el hombre. Ese es mi Dios; lo demás son medios para conseguir eso.

Si un cura dice: “Usted, con lo que está haciendo, atenta contra el plan de Dios, Dios no quiere esto que hace sufrir a la gente”, allí le estás quitando su legitimidad. El problema de estos regímenes es de legitimidad que pierden por su desempeño. El cuestionamiento moral es lo más peligroso para ellos.

–En varios de nuestros países tenemos sociedades casi desmanteladas, con los valores trastocados y los principios morales engavetados. ¿No es allí donde el sacerdote debe permanecer como testigo fiel, como una referencia profética? ¿Es eso hacer política?

–Claro que no. Este es un reto, el de acompañar a la gente y hablar por quienes no son escuchados, por quienes pasan necesidad, por los que sufren y son perseguidos.

Afortunadamente en Venezuela, salvo rarísimas excepciones, hay unanimidad en los obispos y el clero en que esto que estamos viviendo es inhumano y ello molesta al gobierno.

Un aguafiestas

–¿Por qué el despropósito de Maduro ante la carta del cardenal Parolin?

–Fíjese: cuando supe de la desproporcionada reacción del gobierno de Maduro ante la carta del cardenal Parolin, me di cuenta de que tomó por sorpresa a la vicepresidenta que asistió por el alto gobierno al evento. Claramente se molestó y lo dijo. Al día siguiente, la reacción de Maduro fue mucho más dura, absolutamente desproporcionada.

Cuando uno lee esa carta es evidente que él no habla del gobierno. Solo dice que sería bueno que los responsables políticos, tirios y troyanos, dialogaran y se entendieran por el bien del país. Eso es el centro de la carta, es todo lo que dice.

–¿Por qué la reacción? De un tiempo a esta parte, el régimen suele hacerse de oídos sordos ante lo que dice la Iglesia…

–Maduro dice: «El único que puso la nota discordante fue un cura. Cuando todo el mundo está hablando de producir, de unirse por Venezuela, de superar la crisis económica, viene un cura, totalmente desconocido y leyó una carta, supuestamente de Pietro Parolín» – se refería a un obispo auxiliar de Caracas que asistió a la reunión empresarial y le fue pedido leer el mensaje del Secretario de Estado –.

Y aquí está la clave. Hay un pacto, vamos a desarrollar esta asamblea empresarial, asistirá el gobierno para presentar todo a conveniencia y los empresarios no van a hablar de usurpación del poder, ni de los problemas para invertir con esta hiperinflación, ni de nada que ensombrezca la imagen idílica que estaban construyendo entre gobierno y empresariado. Tal cual como si estuvieran haciendo borrón y cuenta nueva y abriendo la puerta al futuro promisor de Venezuela, pero sin pasearse por la crisis. Eso pactaron y Parolin fue el «aguafiestas» que no estaba programado.

–¿Dónde está el “compendio de odios”, como calificó Maduro a la carta?

–En ninguna parte hay “odio”, ni “veneno”, ni “rencillas” ni “casquillo” (*), ni “cinismo”, que fueron las palabras que utilizó; pero tú vuelves a leer la carta y no hay nada de eso. Simplemente le aguó la fiesta.

Por cierto, la carta brilló por su ausencia en los medios y hasta en predios eclesiales, aquí y afuera. Así que el altavoz para esa carta fue el propio Maduro.

Luego, el discurso del presidente entrante de los empresarios rescata todo lo dicho por Parolin, hay que dialogar y entenderse, no menciona al gobierno y ratificó que, en las condiciones en que se encuentra el país, es cuesta arriba invertir. Me pareció un gran discurso, inteligente y que intenta poner ciertas cosas en su sitio.

Una pregunta pertinente

–Las críticas al papa son muy duras y constantes hoy en Venezuela. Tanto, que parece un guion producto de un diseño perverso. «El papa es comunista», repiten. Le pregunto: ¿cómo el papa manda un mensaje que es un compendio de «odio, de veneno, de rencillas» a un régimen como el de Maduro? Porque Parolin no trabaja solo…

–Yo le pregunto lo mismo a la ultraderecha. Que me expliquen eso. Por qué el papa quien, de acuerdo a sus fantasías, está haciendo lo imposible por salvar a Maduro, manda esta carta que le saca de quicio. Porque, obviamente, Parolin no enviaría un mensaje alejado de los pareceres del papa.

Hay muchos intereses en el mundo, pesados y muy fuertes, que están detrás de esas campañas contra el papa. Cuando el papa habla de contaminación, condena la guerra y el armamentismo, defiende a las comunidades indígenas, denuncia la trata de personas, todo eso afecta a esos poderosos intereses, a sus negocios.

Ellos están detrás. Su meta es erosionar el prestigio del papa. Lo complicado es que lo consigan.

–Los dictadores ven al diablo bajo las sotanas, al menos dicen que allí está…

–Por eso es que no hay que perder tiempo legitimando. “Yo tengo derecho a hablar”, no, hable y punto. Aquí, en Cuba, en Nicaragua, donde sea. La gente está de acuerdo en que debemos hablar y les parece muy mal que nos callemos. Callarse es un pecado ante el abuso y la injusticia. Y así lo entiende la gente.

Naturalmente, eso molesta al gobierno. Que se molesten y reaccionen es una buena señal. En el documento del Concilio Vaticano II, en la parte dedicada a la Constitución Pastoral de la Iglesia en el mundo actual –Gaudium et Spes– comienza hablando de que «los gozos, esperanzas, tristezas y angustias de nuestro tiempo son los mismos de los discípulos de Cristo». Punto.

Por supuesto, para saber eso nos basta el Evangelio, pero allí está la actualización. «Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón», agregan. Esa fue la reflexión de la Iglesia en el mundo actual. Está más que claro. Y cuando uno la aplica, hay consecuencias. Los regímenes aprietan pero es una responsabilidad ineludible para nosotros.

–No hay sorpresas…

–Ni podemos escurrir el bulto. No podemos hacer otra cosa. Allí están los curas cubanos, los nicaragüenses. Los cardenales Brenes y Porras y muchos de nuestros obispos, siempre en la mira. Pero no hay manera de eludir nuestra misión ni queremos hacerlo.

Claro, si te van a detener, tienen que inventarse un delito. Detienen al delincuente, no al cura. Tienen que crear una razón para proceder contra alguien. Por ello a los dirigentes políticos de oposición los acusan de todo lo imaginable, de conspiración, de incitar a la violencia, de aliarse con los enemigos del país… y todo lo que ya sabemos de sobra.

* Entrevista a Luis Ugalde S. J. publicada previamente en el portal aleteia.org

Iglesia está dispuesta a facilitar diálogo entre gobierno y oposición
«Como siempre, el papel nuestro, no tiene que ser ni siquiera de mediador, pero sí de facilitador», expresó el cardenal Baltazar Porras en una entrevista con Unión Radio

 

El cardenal Baltazar Porras anunció que la Iglesia está dispuesta a participar como «facilitador» en una posible negociación entre el gobierno y la oposición.

«Como siempre, el papel nuestro, no tiene que ser ni siquiera de mediador, pero sí de facilitador», expresó Porras en una entrevista con la emisora Unión Radio.

El cardenal apuntó que un nuevo proceso de diálogo no debe enfocarse en los problemas, porque ya son conocidos, pero que sí debe haber voluntad política para definir «qué es lo que queremos y hacia donde queremos ir».

«No puede ser simplemente con pañitos calientes que no solucionan el problema ante la conciencia internacional de que es necesario que haya una serie de libertades fundamentales para que pueda haber también una negociación de las sanciones y una apertura de tantas cosas que necesitamos», añadió.

Porras señaló que es necesario recuperar un «mínimo de confianza» para que pueda haber inversión extranjera en el país, porque actualmente no hay seguridad jurídica «y lógicamente quién viene a exponer a los suyos».

En mayo pasado, Guaidó anunció su disposición a negociar con el Gobierno de Nicolás Maduro para alcanzar un «acuerdo de salvación nacional» con el fin de superar la crisis que vive Venezuela.

El opositor aspira a conseguir elecciones generales «libres» y «justas» y, a la propuesta, Maduro ha respondido diciendo que está listo para reunirse con «toda la oposición», pero exige que se levanten las sanciones internacionales antes de sentarse a dialogar.

Sin embargo, Guaidó plantea el levantamiento a condición de que el Gobierno ceda en sus posiciones, con el fin de llegar a unas elecciones «democráticas y transparentes», cuyo cronograma exige de inmediato.

El opositor informó el 18 de junio que una delegación antichavista empezó una gira internacional, para discutir el levantamiento progresivo de sanciones si se cumple el acuerdo.

Hasta el momento, no existe una fecha para que las dos partes se sienten a la mesa para comenzar las negociaciones.

Guaidó sobre Apure: Maduro insiste en la violación de DDHH de manera flagrante
El presidente aseguró que desde el gobierno interino se le dará acompañamiento a los militares que enviaron a Apure

Foto: Leo Álvarez

El presidente encargado y de la Asamblea Nacional electa en 2015, Juan Guaidó aseguró que Nicolás Maduro insiste en la violación de derechos humanos, de «manera flagrante», ante los enfrentamientos que han ocurrido en Apure. El 27 de abril, de manera extraoficial, se reportó que al menos 9 cadáveres ingresaron al hospital de Guasdualito.

Guaidó, en una rueda de prensa semipresencial, indicó que Maduro está permitiendo que «terroristas financiados por él», vulneren el territorio nacional. «Lo han reconocido una y otra vez, cuando los han invitado a Miraflores, esto es un conflicto auspiciado por Maduro en detrimento de la soberanía. Es absolutamente responsabilidad de la dictadura».

Igualmente recriminó que dejaron a los soldados solos y que la iglesia tuvo que ir a levantar los cuerpos de los fallecidos. Guaidó recordó que este conflicto ha provocado el desplazamiento de 6 mil venezolanos hacia Colombia, que se sumarían a los que se han ido del país por la emergencia humanitaria en los últimos años.

«¿Van a seguir amparando a Santrich y a Márquez en Venezuela o a todos los grupos irregulares? ¿En este momento no deberíamos estar rindiéndole honores, con sus familiares, por haber caído en el cumplimiento de su deber?», se preguntó el presidente sobre los militares venezolanos que han muerto. 

Exigió que tanto Santrich como Márquez sean puestos a la orden de la justicia y señaló que siguen en territorio nacional, «durante mucho tiempo los ampararon incluso en la capital», aseguró.

«El llamado es muy claro, no solo una investigación, seguimiento a cada una de las violaciones de DDHH. La FAN no puede seguir prestándose para esto, qué están esperando, o van a seguir exponiendo a nuestros soldados», expresó Guaidó.

También criticó los comunicados oficiales del gobierno de Maduro y los calificó de «tímidos», porque no mencionan a los grupos irregulares.  

Guaidó ofreció el acompañamiento a los miembros de la Fuerza Armada (FAN), y agregó que dentro de la institución hay cuestionamientos internos en estos momentos. «Hoy como venezolanos debemos estar en defensa de Venezuela», dijo.

«Llamen a los guerrilleros que ustedes amparan, sométanlo a la justicia. Hoy cada militar venezolano debe exigirlo, sin ningún tipo de ambigüedad», añadió. 

Guaidó y la rendición de cuentas 

En la rueda de prensa, el presidente Juan Guaidó aseguró que ya ha ordenado a los funcionarios del gobierno interino a que ofrezcan su rendición de cuentas. Esto mismo indicó el 14 de abril, desde Los Palos Grandes, Caracas, donde tampoco especificó cuándo será esta rendición de cuentas. 

«Se dará rendición de cuentas de manera clara y transparentes en todos los espacios pertinentes», aseguró. Además explicó que el año pasado se aprobaron $80 millones y se utilizaron $63 millones, pero no ofreció más detalles sobre la ejecución de este dinero. 

Sobre los $152 millones aprobados hace dos semanas, Guaidó dijo que está en proceso de aprobación la licencia de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) y que son recursos que no se han ejecutado, pero que están sujeto a control ciudadano y parlamentario.

AN para acompañamiento

El presidente Juan Guaidó se refirió a las recientes denuncias de acoso, abuso sexual y violaciones que se han presentado en las redes sociales, en los últimos días e invitó a las víctimas a seguir denunciando. 

«Hay que rápidamente atender este caso, entendiendo que hay necesidad de hacer justicia y sanar», expresó.

Igualmente invitó a que denuncien en todos los medios posibles. «Es absolutamente doloroso, sobre todo cuando sucede en entornos familiares o cercanos», añadió. También dijo que es importante que los hombres o miembros de la comunidad LGBTI, que hayan sido afectados por estos delitos, se expresen.

El presidente Guaidó aseveró que al mismo tiempo es necesario evaluar los patrones que como sociedad se han adquirido. «Creo que eso nos lleva a un proceso de reflexión profunda». 

Además se preguntó como se puede ayudar desde el gobierno interino, porque señaló que en Venezuela no hay acceso a la justicia, y no es suficiente la confesión para resarcir el daño, porque eso lleva una pena. 

Por eso puso a la orden los canales oficiales de la Asamblea Nacional y sus comisiones para atender denuncias de este tipo, y además señaló que las ONG también se han convertido en el espacio natural para denunciar. 

Abr 14, 2021 | Actualizado hace 3 años
Obispo alemán permitirá bendecir uniones homosexuales
El Obispo de Essen (Alemania), Mons. Franz-Josef Overbeck, desafiando el no del Vaticano a la bendición de uniones homosexuales, dijo que los sacerdotes de su diócesis no enfrentarán ninguna consecuencia si es que deciden bendecir a estas parejas el próximo 10 de mayo, en un evento promovido por el lobby LGBT+ (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).

 

En entrevista concedida al canal WDR, el Prelado dijo que no serán sancionados los sacerdotes que bendigan a parejas homosexuales en el evento titulado “bendiciones para las uniones de personas que se aman”.

“No voy a hacer eso con los sacerdotes”, dijo el Prelado alemán, quien aseguró que tampoco va a “suspender” a nadie ni va a “aplicar la ley canónica” –las normas que rigen a la Iglesia en todo el mundo– sí un sacerdote bendice una pareja del mismo sexo.

El Obispo de Essen sorprendió con sus declaraciones en Pascua, en las que aseguró que en la Iglesia en Alemania “existen muchas bendiciones para las parejas homosexuales”.

También dijo que la Iglesia no debe rechazar a los homosexuales sino encontrar formas para que “los homosexuales puedan vivir juntos”.

La abierta resistencia a la prohibición del Vaticano de un grupo de obispos alemanes como el Cardenal Reinhard Marx, Mons. Franz Josef Bode, Mons. Georg Bätzing, presidente del Episcopado; Mons. Peter Kohlgraf, Mons. Helmut Dieser y Mons. Heinrich Timmerevers, ha suscitado el escándalo entre los fieles de Alemania.

El pasado 27 de marzo, en un evento al que asistió una gran cantidad de periodistas y en el que se mostró la bandera con los colores del lobby LGBT y del Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK), el Obispo de Aachen, Mons. Helmut Dieser recibió una lista de firmas de sacerdotes católicos y activistas del lobby gay, contra la prohibición del Vaticano.

Se calcula que en el evento del 10 de mayo, lanzado con el lema “No negamos una bendición”, participarán párrocos, diáconos y agentes pastorales.

Los organizadores piden a los católicos que ese día “envíen señales creativas” para que “muchas personas al interior de la Iglesia entiendan cómo una bendición es una riqueza para la multiplicidad colorida de los proyectos de vida e historias de amor”.

La iniciativa se lanzó el 15 de marzo, el mismo día de la publicación del responsum de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre un dubium (duda) respecto a la bendición de parejas del mismo sexo, algo que la Iglesia no puede autorizar.

El evento fue convocado por Mons. Bernd Mönkebüscher, párroco de la localidad de Hamm, en la Arquidiócesis de Paderborn, junto al capellán universitario en la Diócesis de Wuzburgo, P. Burkhard Hose, y el P. Carsten Leinhäuser, sacerdote de la Diócesis de Speyer.

Ese día, Mons. Helmut Dieser dijo que la respuesta del Vaticano solo sirvió para causar “rabia e irritación” entre los católicos de Alemania.

Birgit Mock, una funcionaria del ZdK que lo acompañaba, fue un poco más allá y dijo que la prohibición del Vaticano es incompatible con “nuestra imagen de hombre y Dios” y exigió –como ha hecho Mons. Georg Bätzing y otros líderes de la Iglesia en Alemania – una revisión de la doctrina de la Iglesia y el respeto a las uniones homosexuales.

Otros representantes de la Iglesia en Austria –como el Cardenal Chistoph Schonbörn–, en Bélgica y otros países también han criticado la prohibición del Vaticano para bendecir uniones homosexuales.

De otro lado, algunos obispos alemanes recibieron la respuesta del Vaticano como un cierre definitivo al tema de las bendiciones a parejas del mismo sexo y precisaron que no permitirán esta práctica en sus diócesis.

Entre estos están el Cardenal Rainer Maria Woelki, Arzobispo de Colonia; Mons. Stephan Burger, Obispo de Friburgo; Mons. Ulrich Neymeyer; Obispo de Erfurt, Mons. Gregor Maria Hanke, Obispo de Eichstätt; Mons. Wolfgang Ipolt, Obispo de Görlitz; Mons. Stefan Oster, Obispo de Passau; y Mons. Rudolf Voderholzer, Obispo de Ratisbona.

Desde 2019, la Iglesia en Alemania realiza el polémico “Camino” o “Proceso Sinodal” en el que se trata, entre otros temas, la ordenación de mujeres, la bendición de parejas homosexuales, la extinción del celibato y el cambio de la moral sexual, lo que agravado la situación de la Iglesia Católica en el país europeo.

Con información de ACIPRENSA

 

Mantendrán los protocolos de bioseguridad en actos religiosos por Semana Santa
Para esta Semana Santa la mayoría de las celebraciones serán virtuales y habrá otras presenciales, “pero con un aforo bastante reducido»

 

El director del departamento de medios de comunicación de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) Pablo Aguilar, informó que durante la Semana Santa se seguirán los mismos protocolos de bioseguridad establecidos para brindar seguridad a los feligreses frente al coronavirus.

Aguilar destacó que la mayoría de las celebraciones serán virtuales y habrá otras presenciales, “pero con un aforo bastante reducido y cumpliendo por supuesto con las normas de bioseguridad”.

En entrevista para Unión Radio, el religioso recomendó aprovechar el tiempo de cuaresma cuya clave este año es “poner en práctica la fe, la esperanza y la caridad a través de la limosna y la ayuda a los demás”.

«La pandemia ha cambiado la forma de acercarse a la iglesia, los medios de comunicación y las redes sociales se han convertido en unos “grandes aliados” que han facilitado las cosas para llevar a la gente la oración “sobre todo manteniendo un contacto aunque virtual pero real”, afirmó.

Detalló que el año pasado el departamento de comunicación hizo un monitoreo de todo el país y concluyó que más de 300 emisoras han participado en estas nuevas modalidades a nivel nacional. “Y eso por supuesto nos motiva mucho a seguir trabajando de una manera más cerca a la gente (…) Específicamente en tiempos de cuaresma que es de tanta importancia para nosotros los cristianos”.

Resaltó que muchos párrocos que eran reacios a las nuevas tecnologías en esta coyuntura generada por la covid han logrado adaptarse. “Tuvieron que adentrarse a esta época digital y conocer las herramientas sociales para estar cerca de su gente y vieron que es útil y necesaria”.

*Con información de UR

Asdrúbal Aguiar Ene 08, 2021 | Actualizado hace 1 mes
La Iglesia del 23 de enero

De izq. a der. monseñores Jesús María Pellín, Rafael Arias Blanco y Hortensio Castillo. La torre de San Pedro y gráficas históricas del 23 de enero. Fotos Wikipedia.org, dominio público. Comp. Runrunes.  

@asdrubalaguiar

La política se hace y renace en la plaza pública, su lógica es ciudadana. Bajo los despotismos, medra la resistencia. Es dispersa. Algunos de los suyos ceden en la oscurana presas del miedo, sin luces de libertad, atenazados por el instinto de la sobrevivencia. Es el contexto donde florecen las negaciones, pariente del otro en el que bullen los odios entre los que pierden el poder usufructuado antes en jolgorio de complicidades: Marcos Pérez Jiménez y Pedro Estrada, derrocados, se separan.

Sobre el 23 de enero de 1958 y la predicada unidad de los políticos se vierten cántaros de agua llegado cada aniversario. Ocultan la otra historia, la de su “alma”, que es delta de circunstancias, obra del coraje cural, un deslave de la naturaleza.

Miguel Otero Silva escribe sobre la inmediatez: “Centenares de presos, centenares de torturados, centenares de muertos era, al cabo de nueve años de tiranía, el balance de una oposición heroica pero hondamente dividida”. Ramón Díaz Sánchez recrea el ambiente de conmociones que arranca con el 18 de octubre de 1945, mientras Arturo Uslar Pietri, certero, apunta que “si el 18 de octubre fue el movimiento de un partido y un sector del ejército”, el 24 de noviembre de 1948 un golpe militar seco, el 23 de enero ha sido singular y distinto.

A seis meses del derrocamiento del dictador, sobre el estado del alma venezolana en ebullición, cuando “huye de la oscuridad de la noche”, es cuando la Junta Patriótica, formada por URD y los comunistas, se establece. Luego llaman al COPEI y la clandestina AD; partidos que, una vez superado el puente, se reorganizan y paren sus líderes el Pacto de Puntofijo, para darle salida de largo aliento y estabilidad al huracán incontrolable: “Caracas es una vasta conspiración. Y cada casa de la ciudad una tertulia de conjurados. Se conspira en los barrios residenciales, en los sectores de clase media, y en los bloques obreros”, narra quien será presidente de la Cámara de Representantes neogranadina, el poeta y diplomático José Umaña Bernal.

Frente al despilfarro y el grosero enriquecimiento dentro de la «boutique» caraqueña se disimulan las condiciones infrahumanas en que viven las mayorías. Son los párrocos y el arzobispo Rafael Arias Blanco quienes interpretan esa injusticia y enfrentan la vanidad del dictador.

El Vaticano se activa. Llega a Caracas el cardenal Caggiano y desde el municipio observa que “hay tanta riqueza que podría enriquecer a todos, sin que haya miseria y pobreza”. Arias intima a la organización sindical, para que de ella surja una opción “entre el socialismo materialista y estatólatra que considera al individuo como pieza… y el materializado capitalismo liberal, que no ve en el obrero sino un instrumento de producción”. La invita “a completar lo que aun falta a la paz social”. Enciende la mecha.

Pio XII dedica tres veces su palabra al pueblo venezolano sufriente. En 1956, al canciller de la dictadura le dice, sin concesiones, que solo habrá desarrollo armónico cuando entiendan que el progreso son “elementos otorgados no a una persona exclusivamente sino a toda una sociedad que debe sentir sus provechosos efectos”.

Sorprende al régimen, sí, el cese del silencio de los intelectuales, los hombres de negocios y profesionales. Pasado el alzamiento del 1° de enero, cuando trepidaran sobre Caracas los fuselajes aéreos, firman remitidos antes de la huida del sátrapa: “Es necesario, para la recuperación institucional y democrática de Venezuela, que el gobierno garantice el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos”, mascullan cuidadosos.

La crónica de Gabriel García Márquez en ese momento germinal de nuestra democracia –cuando “ya está el helado al sol” según la descripción de Luis Felipe Llovera Páez – muestra el verdadero rostro de la diosa Tique del destino. El clero es el actor principal.

El arzobispo es llamado por el ministro del interior, Laureano Vallenilla –“no iba a misa, pero conocía los sermones”, escribe El Gabo, y lo hace esperar hora y media para darle una lección. El padre Hernández Chapellín, director de La Religión, ante Vallenilla espeta: “Voy a hablarle como sacerdote, que solo teme a Dios… casi todo el pueblo los odia y los detesta”.

El padre Sarratud sabe que lo buscan. Se entrega a manos del segundo de Estrada, Miguel Sanz. A él y al padre Osiglia de La Candelaria y a monseñor Moncada, de Chacao, llevados a la Seguridad Nacional donde se encuentran Hernández Chapellín y el padre Barnola -el semiinterno- se les acusa de haber instigado el levantamiento.

El padre Álvarez de La Pastora se mueve, para que, al llegar los esbirros por haberle impreso volantes a la Junta Patriótica, ello no impida que los huelguistas del 21 de enero suenen las campanas de la Iglesia. El nuncio apostólico protege a Rafael Caldera, quien sucesivamente viaja al exilio, y al joven oficial Roberto Moreán Soto. Y monseñor Jesús María Pellín, hombre de bibliotecas como el actual papa emérito, sermonea sobre el prevaricato imperante.

El 21 de enero, monseñor Hortensio Carrillo – trujillano, de quien fuésemos monaguillos el actual cardenal Baltazar Porras y este simple escribano – protege en la iglesia de Santa Teresa a los médicos manifestantes. El régimen la profana con sus fusiles y ametralladoras. “Una bomba estalló a pocos metros de monseñor… los fragmentos se le incrustaron en las piernas y con la sotana en llamas se arrastró hasta el Altar Mayor”. Las mujeres “mojaron sus pañuelos en el agua bendita de la sacristía y apagaron la sotana”, reseña quien más tarde será Premio Nobel de Literatura.

“El heroico pueblo de Caracas, con piedras y botellas, descongestionó el sector… el párroco [presa de terribles dolores] experimenta una inmensa sensación de alivio. La misma sensación de alivio que experimenta Venezuela”. La dictadura ha sido derrocada. “El hambre carece de color político, y el dolor y la esclavitud son siempre la tierra de nadie”, precisa Umaña.

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Asdrúbal Aguiar Mar 14, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
La máscara del coronavirus

@asdrubalaguiar

Avanzo algunos párrafos de mi libro en edición Crónicas de Facundo, Bajo la usurpación de Nicolás Maduro (EJV, 2020). El miedo otra vez hace cuna entre nosotros por obra de una pandemia global de origen chino. Se suma a las pandemias anteriores y recientes, las culturales y las políticas que han significado la disolución de las seguridades modernas y el ingreso – diría Zigmunt Bauman – a la “modernidad líquida”.

Todo se mueve y vuelve informe. Todo se hace frágil y sin direcciones ciertas desde 1989. ¡Y cómo que nos hacen falta esas seguridades mínimas para enfrentar esta amenaza de muerte viral, el coronavirus, dilapidadas en el altar de lo relativo!

Cuando se derriba el muro de Berlín los marxistas no se van a Marte. Se cuelan por entre los intersticios occidentales y ocupan sus subterráneos para en venganza diluir los sólidos nuestros. Celebran la destrucción de las Torres Gemelas y después avanzan sobre la Iglesia de San Pedro, los íconos.

Dejarnos sin muros civilizatorios, relajar nuestras inmunidades morales como fracturar nuestras texturas asociativas ha sido el medio para favorecer que la violencia – islámica, la de las retículas que alegan razones de diferenciación étnico-racial o de género y se desprenden de los declinantes “estados de bandera”, y la china – atice los muchos miedos que a todos nos envuelven en la hora. Ellos paralizan y luego nos tornan indiferentes y resignados. Aceptar “la muerte de Dios” como en Zaratustra, que recrea al Papa jubilado, es el desiderátum.

Y viene al dedo para el despropósito la bondad multiplicadora de las plataformas digitales. Emergen el mismo año en que declina el socialismo real. Nace así, del maridaje, el mundo de la posverdad y el “posestado”.

Papa Francisco al apenas finalizar el año 2019, ante la Curia Romana que vela por los soportes de la civilización judeocristiana vigente ya 3.500 años, dice que “vivir es cambiar”. Ajusta que “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época”, signada por un reclamo: que la “memoria” sea dinámica y no termine siendo custodia de cenizas puesto que “no estamos más en la cristiandad”. Son sus palabras.

El no saber ahora dónde estamos, hacia dónde vamos, con quién contamos, es el verdadero virus que nos enferma de gravedad y empeora la pandemia en curso. Es el miedo, es el pánico, la sensación de haber perdido todos a las seguridades todas.   

Según el Papa emérito Joseph Ratzinger “la seguridad que necesitamos como presupuesto de nuestra libertad y dignidad no puede venir de sistemas técnicos de control, sino que solo puede surgir de la fuerza moral del hombre”, de su vuelta a la razón práctica o iluminada, contenedora de lo animal e instintivo. “Donde esta falte o no sea suficiente, el poder que el hombre tiene se transformará cada vez más en un poder de destrucción”, argumenta en 2005, acaso mirando sobre el presente coronavirus y más allá de su circunstancia, transcurrida una generación. 

De lo que se trata, entonces, es de asumir con coraje que la fuente del miedo actual, cuya máscara lo personaliza y proyecta como en el antiguo teatro griego, tiene rostro cierto y esta lo oculta.

Luego de la caída de la Cortina de Hierro, hace exactamente treinta años, ocurre un quiebre civilizatorio que deja atrás tanto a los polos imperiales del mundo como a los espacios geográficos de los Estados. Son trastornados los fundamentos del Derecho internacional y constitucional una vez como abre sus compuertas la sociedad digital e impone el inédito ecosistema que nos envuelve, la llamada cuarta o quinta revolución industrial que predica la libertad de ataduras y el derrumbe incluso de los tejidos humanos y culturales. Coinciden con su visual, utilitariamente y como cabe admitirlo, los huérfanos de la Cortina de Hierro.

La máscara muestra a la persona y es la que causa el miedo. Oculta lo real y lo trastorna. Es, a modo de ejemplo, la máscara del Jóker, esa que endosan quienes destruyen a mansalva e indiscriminadamente por nuestras calles justificándose en sus indignaciones compartidas, ocultando miedos y orfandades individuales. Es el rostro final que cabe descubrir y mirar a los ojos acaso mirándonos en los nuestros, para perder el miedo y derrotarlo. 

La máscara esta vez es el coronavirus. Tras ella el miedo que oculta es la falta de esas seguridades que nos diera la modernidad, el olvido de nuestras formas de organizarnos y saber protegernos ante cualquier eventualidad, criminal o natural, y también política.

Occidente decidió avergonzarse de sus raíces – lo afirma Ratzinger ante los parlamentos italiano y alemán tiempo antes de su renuncia – y se descubre enseguida omisivo y titubeante ante la pandemia como parece intuirlo la Organización Mundial de la Salud. La gente, como en el mundo primitivo, apuesta a las estaciones, ve las cuarentenas medievales, juega al azar habiendo dado a Dios por muerto o por desconocerlo.

“Matamos a Dios y hoy estamos tratando de revivirlo como la única fuerza capaz de renovarnos espiritualmente y de resolver los problemas. Matamos a Dios y las posesiones materiales y el estatus y el poder se convirtieron en la razón de ser de los seres humanos”, leo cuanto escribe un periodista en Los Rostros del Miedo describiendo a la Medellín de Pablo Escobar, en 2003, pasados casi tres lustros desde el final del comunismo.

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