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Hugo Chávez

Runrunes de Bocaranda: ALTO – RUNRUNES DEL ESEQUIBO

En la gráfica, Hugo Chávez, Bharrat Jagdeo y Fidel Castro en una reunión de Países del Caribe, en La Habana. El régimen del caudillo de Sabaneta compró el discurso castrista que favorecía a Guyana.

 RUNRUNES DEL ESEQUIBO

Tras 22 años de haber abandonado la reclamación del territorio Esequibo, parece ahora que el gobierno de Maduro apenas comienza a hacer lo que por expresa voluntad del entonces presidente y comandante supremo de los militares, Hugo Chávez Frías, estuvo durmiendo el sueño eterno desde 1999 hasta hoy.

El régimen militar-cívico del caudillo de Sabaneta fue pulverizando poco a poco el acuerdo de límites con el vecino oriental.

La historia lo señala como “El Acuerdo para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica”, mejor conocido como Acuerdo de Ginebra. Es el tratado vigente firmado en Ginebra, Suiza, el 17 de febrero de 1966, por Venezuela por una parte; y el Reino Unido junto con su colonia de Guyana británica por la otra (estando próxima a recibir la independencia), por el cual se detallan los pasos a seguir para la resolución de la controversia limítrofe-territorial sobre la Guayana Esequiba, surgida de la contención venezolana ante la ONU, en 1962, de considerar nulo e írrito (inexistente) el Laudo Arbitral de París de 1899, que emitió el Tribunal Arbitral de París y que definió la frontera común entre Venezuela y Guayana Británica.

La decisión del tribunal quedó en tela de juicio luego de hacerse público el memorándum de Severo Mallet-Prevost y otros documentos que comprometieron la validez de ese laudo. El Acuerdo de Ginebra fue publicado en la Gaceta Oficial de Venezuela Nº 28.008 del 15 de abril de 1966. Y posteriormente registrado por este mismo país el 5 de mayo de 1966 en la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas bajo el Nº I-8192.2.

Tres meses después de la firma del acuerdo, el 26 de mayo de 1966, la colonia de Guayana Británica recibe la independencia, llamándose a partir de entonces «República de Guyana» (y desde  1970 la República Cooperativa de Guyana), fecha en la cual el nuevo Estado pasa a formar parte del acuerdo como país soberano e independiente junto con Reino Unido y Venezuela, aunque sustituye totalmente a Reino Unido en las conversaciones con Venezuela respecto al diferendo limítrofe”*.

En junio de 2020 el periodista Víctor Amaya escribió en el diario Tal Cual: “Guyana le viene mostrando los dientes a Venezuela desde hace dos décadas. Con la llegada de Hugo Chávez a Miraflores, el vecino país cambió radicalmente su postura sobre el Esequibo, hasta entonces de respeto a la zona en reclamación y al mecanismo del Buen Oficiante de la ONU por la disputa territorial, vigente desde 1987. Antes, el gobierno venezolano en 1966 firmó el Acuerdo de Ginebra -que ahora Guyana no considera válido- y hasta propuso un desarrollo conjunto del Esequibo que no logró acuerdo. Pero apenas en 1999, con nuevo presidente en Caracas, Guyana ofrece los dos primeros bloques petroleros en la fachada atlántica venezolana: el Pomeroon, concedido a la trasnacional CGX y Stabroek a Exxon. El acuerdo es reclamado el 13 de julio de ese año por el gobierno de Chávez, y las concesiones quedan congeladas hasta nuevo aviso”.

 ERRORES DEL CHAVISMO/MADURISMO

Primero, no haber participado ante la Corte Internacional de Justicia en la defensa de la reclamación. Segundo, no tener un equipo de defensa como siempre lo tuvieron los gobiernos democráticos que impulsaron la reclamación. Tercero, no tener un equipo jurídico para discutir en la Corte Internacional de Justicia.

Haber parado el patrullaje naval en la zona marítima que reclamamos en abierta complicidad con Cuba.

Guyana nos ganó ante el Movimiento de los No Alineados y consiguió su apoyo “ante la pretensión venezolana de reclamar territorio a un país mucho más pobre y pequeño”. Nunca ejercimos presión militar alguna. Las escaramuzas con algunos barcos fueron cuasi ridículas. Al comprar Chávez el discurso cubano de que el Laudo Arbitral y la reclamación había sido un plan montado por los Estados Unidos, el tema se politizó y engañó a las fuerzas armadas controladas por el caudillo que murió en marzo de 2013, hace 8 años.

Hoy, con la zona tomada por empresas petroleras desde China hasta Estados Unidos pasando por Francia y Gran Bretaña, menos podremos ejercer acciones. El interés por esa súbita riqueza guyanesa despierta todos los demonios en contra de Venezuela, complaciente país que entrega una vasta porción de su territorio teniendo todas las de ganarlas en una batalla legal.

Trump ve el poder como propiedad privada, un hábito compartido por los autócratas

En la gráfica, Vladimir Putin, Donald Trump, Hugo Chávez, Alexander Lukashenko y Nicolás Maduro. Comp. Runrunes.

Los referendos, empañados por la intimidación y la violencia, tuvieron el mismo resultado de extender los mandatos de Lukashenko en Bielorrusia, Abdelaziz Bouteflika en Argelia y Hugo Chávez en Venezuela

 

@Conversation_E

Poco antes de que multitudes de sus partidarios irrumpieran en el Capitolio el 6 de enero, Donald Trump les imploró que » recuperaran nuestro país «. Sus palabras se hicieron eco de una larga historia de autoritarios que han intentado privatizar el poder y convertirlo en propiedad personal.

Recuperar lo que es tuyo no sería, según esta lógica, invasión, terrorismo o traición. En cambio, se trata simplemente de arreglar las cosas. Al incitar a una multitud predominantemente blanca a sitiar una institución que ratificaba lo que se les había dicho que era una elección «robada», Trump estaba tratando de preservar su presidencia como si fuera propiedad privada. Suya, para conservarla o regalarla.

Convertir el poder en propiedad

Como estudiosos del autoritarismo comparativo, hemos aprendido que esto no es nada nuevo. La historia ofrece muchos ejemplos atroces de autócratas que trataron su cargo y sus poderes como propiedad privada. Luis XIV, rey de Francia, no supo distinguir entre él y el Estado. Según la leyenda, el “Rey Sol” decía que él era el estado o, modificado en términos de propiedad, que el Estado le pertenecía.

Ya sea que los autócratas lleguen al poder por casualidad de nacimiento, sean elegidos o usurpen el liderazgo del Estado, casi habitualmente sucumben a la tentación de considerar su posición no como un préstamo temporal, sino como un capital que pueden disponer como propietarios. La forma en que los autócratas tratan la tenencia, la sucesión y los bienes del Estado revela cómo tratan el poder político como propiedad privada.

Una vez elegidos, de manera justa o después de manipulación, los autócratas tienden a arrebatar el poder a un gobierno legítimo y, si es necesario, eliminan los límites de tiempo de su mandato.

En el caso de Xi Jinping de China, esto se logró a través de cambios constitucionales cosméticos manejados por cuadros del partido obedientes. Los referendos, empañados por la intimidación y la violencia, tuvieron el mismo resultado de extender los mandatos de Alexander Lukashenko en Bielorrusia, Abdelaziz Bouteflika en Argelia y Hugo Chávez en Venezuela.

Los déspotas descarados, como el exlíder de Uzbekistán, Islam Karimov, simplemente ignoran un límite constitucional de mandato. Vladimir Putin lo eludió estableciendo primero un títere, Dmitry Medvedev, antes de fingir un nuevo comienzo después de manipular la Constitución.

Cuando se trata de Trump, se enfrentó al final inminente de su mandato a través de la negación. La elección perdida lo obligó a negar que sucedió, en lugar de reclamar una victoria aplastante. Contra toda evidencia, Trump denunció lo que afirmó que era un fraude electoral, insistió en repetidos relatos y presentó una serie de demandas sin mérito.

Pero incluso los jueces de la Corte Suprema nombrados por Trump no pudieron defender sus afirmaciones sobre lo que él creía que era suyo: la presidencia. El último llamado de Trump para fabricar hechos que respaldaran su negación se envió al secretario de Estado de Georgia para obtener más de 11.780 votos.

Herencia del poder

Siguiendo el ejemplo de las monarquías hereditarias, los autócratas tienen una inclinación por controlar la transferencia de cargos políticos como propiedad. Actuar como si fueran «dueños» del poder justifica la selección y unción de un heredero.

También asegura la amnistía tácita de cualquier crimen que puedan haber cometido al poner en su lugar a alguien que pueda absolverlos y la suave continuidad de un gobierno autoritario para continuar con su legado.

Las versiones más duras de esto incluyen la dinastía Kim en Corea del Norte y el clan de la familia Assad en Siria, en la que los autoritarios garantizan la continuidad a través de su descendencia. En otros lugares, son las esposas, por ejemplo, Eva Perón en Argentina e Imelda Marcos en las Filipinas, quienes se convirtieron en poderosas figuras nacionales utilizando la base de apoyo que sus cónyuges habían acumulado.

Mientras tanto, para otros son amigos, como Nicolás Maduro en Venezuela, que era un leal a Chávez, o médicos personales, como el asesino François “Papa Doc” Duvalier en Haití  quienes se convierten en confidentes de los líderes gobernantes y luego herederos del trono.

Bajo el comunismo al estilo soviético, el partido primero ocupa el lugar del poder como heredero legítimo para asegurar una continuidad ininterrumpida. La sucesión tiende a ser más difícil cuando unas elecciones razonablemente fiables conllevan el riesgo de expropiar al titular del poder.

Trump pudo haber tenido la intención de eliminar este riesgo combinando la negación de los resultados con acciones judiciales, la difusión de narrativas falsas y la incitación a la insurrección de sus seguidores.

Apropiación de bienes públicos

El autoritarismo político da sus frutos, ha demostrado la historia, especialmente para aquellos que comercializan despiadadamente su posición de poder. Asumen que en virtud de su cargo tienen derecho a los bienes del Estado, o más bien de la sociedad, para uso privado.

Los líderes autoritarios han tendido a desdeñar la generación de ingresos regulares, por lo que sus balances ocultos se parecen mucho a los de las redes operativas del crimen organizado que se especializan en hurto, malversación, fraude y soborno. Los autócratas de los últimos días ocultan, lo mejor que pueden, las fuentes de su riqueza o se niegan a pagar impuestos.

Hitler hizo que se agitara su deuda tributaria en 1935 y luego declaró que pagar impuestos era incompatible con el cargo político del Führer. Los ingresos declarados de Putin se comparan con los de un burócrata ruso de nivel medio, mientras que en realidad, según cálculos conservadores, sus activos ascienden a más de 200.000 millones de dólares. No ha quedado claro hasta hoy cómo el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi aumentó su ya considerable riqueza durante sus cuatro mandatos. Fue condenado por evasión de impuestos y fraude de balance. El dictador chileno Augusto Pinochet distribuyó sus activos líquidos mal habidos y los de su familia en más de 100 cuentas solo en Estados Unidos.

Trump rompió con la práctica de los candidatos presidenciales y los presidentes al negarse persistentemente a divulgar sus declaraciones de impuestos, una negativa que sus abogados justificaron ante la Corte Suprema con el argumento de «daño irreparable». Trump también aprovechó su oficina para enriquecer a los familiares brindándoles oportunidades comerciales. A un costo para los contribuyentes estadounidenses, la compañía Trump cobró al Servicio Secreto por las habitaciones en las propiedades de Trump. El empresario-animador aparentemente se ha glorificado en los beneficios monetarios de su presidencia con nociones de que encarna «la Gran» América.

Queda por ver si la democracia estadounidense tendrá la fuerza para expropiar al expresidente Trump, quitarle las ventajas (honor, confianza y beneficio) de la presidencia y enseñar a quienquiera que siga la diferencia entre propiedad privada y pública.

Fernanda G Nicola, profesora de Derecho en American University / Günter Frankenberg, Catedrático de Derecho Público, Filosofía del Derecho y Derecho Comparado, Universidad Goethe de Frankfurt am Main

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Sidor produjo menos de 1% de su capacidad en todo el 2020
El acero que produjo Sidor en todo 2020 se lograba en un día y medio de 2007

Luego de un 2019 sin un gramo de producción de acero, el 2020 fue para la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) otro periodo en el foso. Al cierre del año, el registro de producción rozó las 17 mil toneladas de acero líquido, un monto que no llega ni a 1% de la capacidad instalada de la importante estatal en el sur del país.

El decaimiento de la industria, la otrora siderúrgica más importante de América Latina y el Caribe, se puede traducir de otra forma: el acero que produjo en todo 2020 se lograba en un día y medio de 2007, cuando alcanzó la cúspide con un récord productivo en manos de la ítalo-argentina Techint. Después de ese año, el expresidente Hugo Chávez decidió en 2008 su reestatización y el retroceso fue indetenible.

Desde el portón 3 de la estatal, el antiguo espacio de discusión laboral, solían verse las chimeneas de las acerías u otras áreas operativas, una señal de actividad en la mini ciudad industrial. Al igual que en 2019, en 2020 y en el inicio de 2021, la debilitada siderúrgica solo muestra actividad en uno de sus procesos primarios: el de producción de pellas.

La industria es un esqueleto, coinciden trabajadores, en el que la presencia laboral se ha reducido a su mínima expresión, por la pandemia de la COVID-19 y por la crisis de transporte. Este fin de semana, sin embargo, ha sido noticia por el despacho de seis cisternas con 136 mil litros de oxígeno que llegarán a Manaos, en el estado brasileño de Amazonas, para atender a pacientes con COVID-19. “Estamos demostrando con esto que Sidor es más que acero”, dice un grupo de sidoristas en un video divulgado en redes sociales.

Puertas adentro, los trabajadores que van a la empresa asisten en su mayoría a labores de resguardo de equipos y áreas, tras desmantelamientos en todas las empresas básicas. En caso de asistir en masas, no contarían con equipos de protección para laborar. “Estamos trabajando mantenimientos a la rotura, prácticamente apagando fuegos, eso no permite hacer una buena programación de los trabajos o prevenir daños mayores”, dijo un trabajador, que prefirió mantener su nombre en reserva por temor a represalias. 

La imagen se percibe en los registros de producción mes a mes de 2020. Durante los 12 meses, solo hubo obtención de acero líquido en cuatro de ellos. Las acerías estuvieron detenidas por completo en el primer semestre del año, septiembre y octubre. El mes con mayor producción fue diciembre con escasas 10 mil 901 toneladas de acero, apenas 2,5% de la capacidad instalada mensual de la industria.

La producción acumulada del año dista con creces del plan anual que rondaba las 176 mil toneladas de acero, otro reconocimiento de la incapacidad operativa de la estatal.

“Cuando entré a Sidor era un monstruo de empresa, era una de las empresas más importantes de América Latina y el Caribe. Actualmente es deprimente porque no se respeta la política de producción, calidad y seguridad laboral”, expresó otro técnico, que pidió mantener su nombre en reserva. El trabajador, con 15 años de antigüedad, prestó sus servicios durante seis meses de la pandemia a una empresa procesadora de oro en el sur de Bolívar. Fue la opción a la que recurrió, como decenas de empleados de las empresas básicas, en vista de la paralización de la acería y los ínfimos salarios, que no permiten cubrir la canasta básica.

“Quienes asisten lo hacen por necesidad, para recibir algún beneficio (…) A los trabajadores nos pusieron a pelear entre nosotros mismos y ahora nos sorprendemos del estado en que están las industrias. Lograron destruir a la empresa en la infraestructura y la moral de los trabajadores. El trabajador solo piensa ahora en cómo sobrevivir y son pocos los que piensan en cómo recuperar la industria”, manifestó.

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Honor a quienes no tienen precio

@cjaimesb

En su libro Un militar en la Casa Blanca, el general Dwight Eisenhower relata del complicado caso del contrabando que los japoneses estaban metiendo por Hawái durante su presidencia (1953-1961). Era prácticamente imposible detenerlos, pues compraban a todos los interventores de aduana y a cualquiera que facilitara el paso de las mercancías. En Washington estaban desesperados, pues todos los cambios que hacían realizaban infructuosos.

Eso sucedió hasta que uno de los mejores amigos del general, compañero en la Academia de West Point, acababa de retirarse y el general le rogó que aceptara el cargo en Hawái. “Sé que contigo ahí se acabará el contrabando”, le dijo. Y así fue durante más de un año. Una mañana, sonó el teléfono privado de la Oficina Oval. Era el amigo. “Ike (así le decían a Eisenhower), renuncio irrevocablemente. Desde ya”. El presidente quedó petrificado ante aquello. “¿Cómo vas a renunciar, si lograste parar el contrabando? ¡Te necesito allá!”. Una lacónica respuesta llegó del otro lado del teléfono: “es que los japoneses están llegando a mi precio”. El amigo puso su lealtad por delante de su precio.

Ahora quiero relatarles otra historia, que me contó una persona que fue en ese viaje: en una de las primeras visitas de una comitiva chavista a China (si la memoria no me falla fue en 1999 o 2000) a los integrantes les dieron $12.000 de viáticos. Uno de ellos, cuando regresó a Venezuela, devolvió el dinero íntegro, porque no lo había usado. Fue objeto de burlas por parte de sus compañeros, aunque había hecho lo correcto. Él les respondió que ese dinero podía usarse para ayudar a personas que lo necesitaran, y que en el viaje él (y todos) tuvieron los gastos cubiertos.

¿Qué pasó después, que ese señor cambió tanto? Hoy, después de haber pasado por una serie de puestos importantes dentro del régimen chavista, es uno de los sancionados por gobiernos extranjeros por ladrón.

Tremendo ladrón. La mística, la solidaridad, el amor por el prójimo se fueron al mismísimo…

Esa fue una de las tácticas de Chávez para mantener la fidelidad de quienes tenía cerca: corromperlos, guardar las pruebas, y sacárselas si intentaban traicionarlo. Es cierto que en Venezuela siempre ha habido corrupción, pero esta del chavismo ha superado todos los límites imaginables.

Y no son solo los chavistas. Hay quienes se hacen pasar por opositores y son testaferros de muchos personeros del régimen. Sus lavadoras personales. Están los bolichicos (los conocidos y los no tan conocidos), los alacranes, los militares (en todo guiso hay uno) y un gentío más que ha sido cómplice de la destrucción del país.

Hoy me pongo de pie para aplaudir a quienes no se han corrompido. Algún día, cuando esto cambie, podremos honrarlos como se lo merecen.

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En Venezuela, y no por decisión del gobierno, tenemos un capitalismo salvaje, y otras perlas de Elías Jaua
A juicio del oficialista, el «capitalismo salvaje» no es consecuencia del socialismo y que no es cierto que el chavismo sea enemigo de la inversión privada

Elías Jaua, exministro de Educación del chavismo, consideró que en Venezuela se vive un «capitalismo salvaje», pero que no es por decisión del gobierno.

En una entrevista ofrecida a BBC Mundo, Jaua manifestó que muchas de las fallas del gobierno se deben a las sanciones impuestas desde el ámbito internacional.

A continuación las 22 perlas más destacadas de Jaua en esta entrevista:

«Hay una desafiliación de la política, hacia nosotros los políticos. La gente siente que la política no está siendo eficaz para resolver los problemas cotidianos, sobre el salario, sobre el empleo, sobre el acceso a la educación y a la salud pública, la comida a precios accesibles».

«La gente está resolviendo su vida sola y siente que los políticos no vamos a cambiar esa realidad. Eso no es bueno para la democracia».

«Hay un hastío por la confrontación, en este tiempo en Venezuela, sobre todo a partir de 2015. Son elementos que llaman a una profunda reflexión de la dirigencia, tanto del gobierno como de la oposición».

«¿Pero cómo puede solucionar los problemas en medio de un sistema de sanciones, de congelamiento de sus recursos, de imposibilidad de ejercer el libre comercio en el mundo, de importar?».

«Mucho más allá de los errores que se hayan podido cometer, lo que tiene un peso fundamental es que hoy somos un país que no tiene posibilidad de ejercer el libre comercio, de endeudamiento, ni de inversión, producto todo de un sistema de sanciones».

«La valoración de los presidentes en el mundo no conlleva a que nadie los desconozca, ni a que nadie intente imponerles un gobierno paralelo. Maduro es el presidente resultado de unas elecciones hasta el año 2025».

«Los venezolanos que no estén de acuerdo con el gobierno pudieron haberlo expresado el 6 de diciembre. Sin embargo, no lo hicieron y hay una parte de la dirigencia opositora que insiste en el boicot de las elecciones y eso desestimula la libre competencia electoral».

«Ganaron la Asamblea (la oposición) y se les reconoció. Y de inmediato se fueron por un camino extraconstitucional al anunciar que iban a salir del presidente en 6 meses, cuando no tenían la competencia para hacerlo».

«La oposición pudo haber participado en las presidenciales del de 2018 sin ningún problema y Juan Guaidó pudo haber sido candidato de unidad, pero no tenían los acuerdos internos para eso, como han reconocido incluso voceros de la oposición como Chúo Torrealba».

«Ahora acaba de participar un conjunto de históricos y connotados dirigentes de la oposición al chavismo. Unos resultaron electos y otros no. Capriles, en la reciente entrevista que ustedes le hicieron, acaba de ratificar que el camino es electoral».

«No se trata de condiciones. El grupo que lidera Leopoldo López no quiere condiciones. Lo que quieren es el derrocamiento del gobierno constitucional de Venezuela».

«Yo no puedo discernir sobre lo que dijo Capriles. Lo único que yo rescato de lo que dijo es que las salidas violentas y la intervención norteamericana no van a dar resultado, y que simplemente fueron tontos útiles de un juego electoral de Trump en la Florida».

«Venezuela necesita estabilidad política para lograr la recuperación de la económica y social, pero eso no será solo resultado del acuerdo entre las dirigencias venezolanas».

«Hace falta un acuerdo político y yo celebro todas las voces que puedan aportar en ese sentido. Sea Capriles o quien sea. Ya se agotó este juego de suma cero entre los dos sectores políticos que hacemos vida en Venezuela».

«Yo le puedo decir que, ciertamente, se requiere reconstituir una mayoría democrática, electoral, que, en condiciones en las que todos los actores participen, pueda lograr la victoria y la continuidad del proyecto bolivariano en el gobierno».

Sobre sindicalistas detenidos y perseguidos, expresó: «El contexto de máxima confrontación al que se ha sometido al gobierno y al país, en el que estuvimos amenazados de una intervención militar, con el pretexto de introducir ayuda humanitaria».

«Le estoy hablando de un contexto, en el que se producen situaciones y tendencias que no se corresponden con el espíritu democratizador de la Revolución».

«Mire, todos los países tienen conflictos. ¿Por qué no se le pide a Piñera que vaya a elecciones presidenciales cuando Chile está en insurrección desde el año pasado? ¿Y la tragedia humana que ocurre en Colombia?».

«Si llevas a un gobierno bloqueado durante 6 años a unas elecciones lo llevas a la derrota, como pasó con la Nicaragua sandinista en 1991».

«Aquí en Venezuela hoy, y no por decisión del gobierno, el resultado de la situación que tenemos es un capitalismo salvaje, que logró imponerse producto del desmantelamiento y debilitamiento de la capacidad del estado para regular, debido a la creación de un Estado dual».

«Entonces tenemos un capitalismo que fija el tipo de cambio, que fija precios, que genera las condiciones laborales que le da la gana… Eso no es resultado del socialismo, sino de la máxima expresión del capitalismo salvaje».

«Por cierto, es un mito que el chavismo ha sido enemigo de la inversión privada. Chávez se fue por todo el mundo a promoverla. Claro, siempre sobre la base del papel regulador del Estado y en defensa de la propiedad pública».

Departamento de Estado de EE.UU. acusa a exenfermera de Chávez de lavado de dinero
Los cargos en contra de Claudia Díaz fueron presentados por una fiscalía del distrito sur de Florida

 

Este miércoles, 16 de diciembre, el Departamento de Justicia de EEUU informó que Claudia Díaz, la extesorera de Venezuela y exenfermera de Hugo Chávez, y su esposo, Adrián José Velásquez Figueroa, fueron acusados por el presunto delito de «soborno y lavado de dinero».

Díaz y su marido Adrián José Velásquez -quien fue miembro de la guardia personal de Chávez- fueron imputados en una acusación presentada en el Distrito Sur de Florida por los cargos de «trama de lavado de dinero y cambio de moneda» por valor de «miles de millones de dólares».

Este caso deriva de las acusaciones contra Raúl Gorrín, el empresario venezolano dueño de Globovisión, quien fue imputado en 2018 en EEUU por pago de sobornos y lavado de dinero. Tanto Díaz como Gorrín están sancionados por el Departamento del Tesoro.

La acusación alega que el dueño de la planta televisiva pagó millones de dólares en sobornos a dos extesoreros nacionales venezolanos, Alejandro Andrade Cedeño y Claudia Díaz, y a Velásquez, en beneficio de Díaz, «para asegurar corruptamente los derechos de realizar transacciones de cambio de moneda extranjera para el Gobierno venezolano a tasas favorables».

Gorrín, señala en la acusación que, «transfirió dinero electrónicamente para beneficio de Andrade y Díaz, incluido dinero para jets privados, yates, casas, caballos campeones, relojes de alta gama y una línea de moda».

 

A diferencia de Raúl Gorrín, cuyo paradero se desconoce, Claudia Díaz y su esposo residen en España y están solicitados también por Venezuela por blanqueo de capitales.

Andrade, presidente de la Oficina Nacional del Tesoro (ONT) de Venezuela entre 2007 y 2010, fue sentenciado en Florida a diez años de cárcel por lavado de dinero en noviembre de 2018 por su «participación en la conspiración para cometer lavado de dinero».

Como parte del acuerdo de declaración de culpabilidad, el «Tuerto» Andrade admitió que recibió más de 1.000 millones de dólares en sobornos de Gorrín y otros implicados «a cambio de usar su posición como tesorero nacional venezolano para seleccionarlos para realizar transacciones de cambio de moneda a tasas favorables para el país».

Ante una corte federal de Miami ubicada en el estado de la Florida en Estados Unidos, Claudia Díaz, y su esposo, Adrián Velásquez fueron acusados a finales de octubre de 2020 por lavado de dinero y ​​de tomar al menos 4.2 millones de dólares en apoyo del esquema de soborno, según los cargos presentados.

La pareja, según la investigación de los Panamá Papers, se volvió diestra en el manejo de las empresas fachadas y como muestra de ello es que crearon la compañía Bleckner Associates Limited, en la República de Seychelles, con un capital de 50.000 dólares, una suma bastante ambiciosa para una dupla que aparentemente vivía de sus salarios militares. Esta operación se hizo bajo la mediación del bufete panameño Mossack Fonseca. La investigación de Panamá Papers se sustentó en millones de documentos obtenidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.

*Con información de TC e Infobae.

Armando Martini Pietri Dic 17, 2020 | Actualizado hace 1 mes
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@ArmandoMartini

Desde que nacemos no hay dos con la misma aptitud. Lo que sí podríamos tener es la misma actitud frente a la injusticia. No sirven las excusas para enterrar la cabeza como el avestruz frente a la inequidad y el desafuero. Provoca rabia observar cómo desarticulan la ciudadanía, despedazan la venezolanidad, desmiembran familias, nos hacen cuadritos la vida, amputan el tejido social. Nos arrebatan el presente y el futuro.

Algunos asumieron la tarea de documentar para la historia los aspectos oscuros y retorcidos del acontecer venezolano.

Entrevistas, programas, denuncias, crónicas, memorias de prisión y exilio deben mostrar al mundo sin dobleces las realidades ocultas tras la verdad oficial y el silencio obligado por la censura o autocensura impuesta por el natural miedo. Gracias a ellos y sus plumas hemos conocido a los criminales dueños de los poderes políticos o fácticos y, sobre todo, a las víctimas inermes, abandonadas, que conmueven de dolor e impotencia.

La mentira es su verdad

El punto de quiebre de Venezuela fue un teniente coronel que pretendió ser un líder intergaláctico, pero que es el epítome del fracaso: desde su insignificancia y mediocridad académica, pasando por querer ser un gran pelotero que no llegó ni siquiera a recogebates, hasta arruinar hasta lo intolerable la nación que juró convertir en “potencia”. Ese que simuló que le importaba la suerte del país, desnaturalizó la palabra inclusión porque lo que instauró fue un apartheid político y social. El mismo que se jactó de ir contra los corruptos, fue el que terminó destruyendo toda vida decente en Venezuela.

En la mentira no fracasó. Y desplegó su atraso, frustración, odio, y resentimiento para instaurar un régimen de cleptómanos, aduladores e incapaces. Mientras su gobierno corrompía a militares y a civiles acabados, a deslustrados y políticos cínicos y ambiciosos, el país al cual juraron servir caía en el abismo de la miseria. La indigencia y el deshonor se alzan como sus únicas y auténticas victorias. Porque hasta para reprimir y torturar Chávez y su ungido, Nicolás Maduro, necesitaron la depredadora asesoría de Cuba. Es el fracaso social y el triunfo de la tiranía.

La desvergüenza apoderada del poder, sus pipiolos parásitos, enchufados, mocosos vividores, oportunistas e interesados que estimulan la cohabitación le ha dado vueltas a la justicia hasta convertirla en arma emética contra el ciudadano.

¿En qué cabeza cabe que Alphonse Gabriel Capone introdujera querella criminal contra Eliot Ness e Intocables, y se la aceptaran? El colmo de la desfachatez. Y algunos en Venezuela pretenden hacerlo.  

Los venezolanos podemos ser ingenuos, pero no cobardes. No le temen a la muerte, solo al hambre, al desempleo y a la desesperanza. Sí somos un poco desorganizados, confianzudos, alegres, contadores de cuentos y chistes; pero al mismo tiempo ciudadanos responsables, orgullosos de ganarnos la vida con trabajo digno.

La corrupción se alimenta y fundamenta en la impunidad que procuran quienes la ejercen. Les importa poco llevarse por delante a quien sea con tal de conseguir su objetivo. Por lo civil, penal o militar todo está permitido. Y al ser sorprendidos en flagrancia, no se retractan de la transgresión; sino que más bien acusan a quienes señalaron sus tropelías. Eso les incomoda, molesta porque, en sus enfermas mentes e inconciencia, se consideran ciudadanos ejemplares. 

Contar contra la indecencia

Para minimizar la corrupción, se precisa más de un puñado de valientes que sin miedo de los mecanismos que inmorales utilizan, actúen contra colaboradores, cómplices, tontos útiles, políticos oportunistas y quienes hayan consentido cometer atropellos, excesos e injusticias. La sanción moral es un inicio. 

La vergüenza es sentirnos dirigidos por deshonestos, rodeados de ladrones que nos han llevado al límite, al ¡ya basta! Los venezolanos somos capaces de morir en defensa de una causa, lo hemos demostrado. Nuestra historia está llena de ejemplos. Y no existe mejor causa que la libertad para alcanzar una democracia perfectible. Los que gobiernan y sus cómplices se hacen poderosos acaudalados, pero no logran levantar nada por lo cual valga la pena morir, y por eso más que perecer son muertos en vida, zombis de la indecencia, bribonada y perversión. Disfruten mientras puedan su mediocre vida, pero al menos tengan el detalle de no hacerla pública.

Solidaridad y admiración para aquellos que, pese a estar sufriendo desde hace ya demasiado tiempo las injusticias que desde el poder se ejecutan, lo han hecho de pie, sin dejar amilanarse ni traicionar principios y valores; soportado de manera estoica la cruzada inquisitoria de las bandas que pactan cohabitación.

Nunca sobrará el homenaje a unos cuantos que, pese a las adversidades y a un régimen que todo lo corrompe y todo lo destruye con cálculo y saña, han sabido mantener la dignidad. Aunque en ello se les vaya la vida.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Lo único que le falta es la morrocoya

«De no ser por la morrocoya, fueran idénticos». Fotos: izq. Donald Trump (de Eric Thayer / Reuters); der. Hugo Chavez (autor desconocido).

@cjaimesb

Hasta el momento cuando escribo este artículo no se sabe quién ganó las elecciones en Estados Unidos. Pero viendo el comportamiento del presidente Donald Trump fue inevitable recordar a Chávez. Y es que los extremos se tocan. Trump y Chávez parece que fueron separados al nacer, uno agarró para la izquierda y el otro, para la derecha. Voy a usar el tiempo presente para compararlos, quizás por aquello de que “Chávez vive”…

Ambos son igual de soberbios. Creen que “su” verdad es “la” verdad. Estimo que jamás pensaron que la verdad es múltiple, pues se trata de la adecuación de los sentidos a la realidad de cada uno. Por lo tanto, puede haber infinitas verdades… Ninguno de los dos es capaz de aceptar que pierde algo. Si no la ganan, la empatan.

Recuerdo la furia de Chávez cuando perdió la reforma constitucional… Le dio una pataleta y rompió todo lo que tenía a su alrededor, según testigos presenciales que se desligaron del régimen. Dicen que Trump llamó histérico a los gobernadores donde perdió, a reclamarles que fue por “su” culpa.

Siempre la culpa es de otro. No sé cómo Chávez hubiera manejado el coronavirus, pero Maduro lo ha hecho fatal… igual que Trump. Esa insistencia en que usar la mascarilla era “opcional” porque iba en contra de las libertades individuales, resultó en un gentío enfermo, incluyéndolo a  él, y quién sabe cuántos muertos.

Ambos son iguales de sectarios. Gobiernan solo para sus seguidores. Los demás son escuálidos, idiotas, conspiradores, golpistas, tramposos… Chávez hablaba siempre de los “revolucionarios”. Trump, de los estados “rojos”, que son donde los republicanos tienen mayoría. Ambos son iguales de racistas y xenófobos. Chávez, por acomplejado. Trump, por imbécil.

Chávez quería instaurar un paradigma del venezolano: este tenía que ser pata en el suelo, mestizo, zambo, indígena o negro. Nunca blanco. Menos mal que en eso fracasó, porque en Venezuela estamos todos mezclados, por muy blanquitos que unos se vean y hay deseo de superación… Trump, por su parte, detesta a los “no americanos de origen”. Eso incluye latinos, musulmanes, asiáticos…

Ambos son machistas y misóginos. Tratan a las mujeres como unos trapos. Una camarera del Marriott de Ciudad de Panamá me contó que cuando fue Chávez con María Isabel, su esposa en aquel momento, le reventó un collar de perlas en la recepción del hotel, a la vista de todo el mundo, con la “excusa” de que “solo las oligarcas usan perlas”.

A Trump le hemos visto mil desplantes a Melania delante de las cámaras de televisión de todo el mundo. Y las miles de historias que circulan en ese mismo sentido, no lo dejan bien parado.

Ambos son amigos y hasta “hijos” de Putin. Ambos son leales a ese criminal, porque les ha sacado las patas del barro varias veces.

Ambos hablan sin parar… son bocones, groseros, maleducados. Parece que pensaran que embelesan a todo el mundo… Por fortuna, Trump no se encadena. Debe ser porque en los Estados Unidos todavía funcionan las instituciones.

Hago votos porque gane Biden. Sé que hay muchos venezolanos ilusionados con la victoria de Trump, porque creen que mandará sus marines a sacar a Maduro. Eso ya lo había ofrecido, hasta que habló con Putin… ahí reculó. Trump es un bocazas, igualito a Chávez. Mucho ruido y pocas nueces.

Lo único que le falta a Trump para ser idéntico a Chávez, es la morrocoya…

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