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De la osteoporosis a la pérdida de dientes: las facturas del bajo consumo de leche que experimenta el venezolano
Las consecuencias de la escasa o nula ingesta de lácteos se verá en 10 ó 20 años, cuando empiecen a repuntar las enfermedades óseas 
El consumo de leche en Venezuela es casi tres veces menor al límite establecido por la FAO

 

Karina Pacheco es una mujer de 59 años que vive en Petare, municipio Sucre del estado Miranda. Desde marzo de 2018 tuvo que dejar su trabajo como empleada doméstica para encargarse del cuidado de sus dos nietos. Teresa, su única hija, tomó la decisión de emigrar a Colombia en busca de un trabajo que le permitiera costear los gastos alimenticios de su madre y sus hijos. A Karina y a Teresa les daba miedo que Jorge y Raúl, de 10 y 5 años, se enfermaran por la mala alimentación que estaban llevando, no consumían proteínas, vegetales, frutas, lácteos ni sus derivados. 

Desde que Teresa emigró siempre le está enviando dinero a su mamá para que compre comida y se alimenten mejor. Ahora, pueden comer carne, pollo, huevos, vegetales y cereales con mayor frecuencia. Sin embargo, alimentos como la leche en polvo y los yogures siguen siendo inalcanzables para Karina por su alto costo. 

“Yo siempre he sabido que los niños desde que nacen necesitan tomar leche para que crezcan sanos y fuertes, pero en Venezuela es muy difícil, su precio es muy elevado y además no se consigue”, dijo Karina. 

En una comparación con otros productos de la cesta básica como la carne de primera, el pollo entero y algunos pescados, la leche en polvo es más costosa. El kilogramo de esta ronda los 72 mil bolívares, 180% más que el salario mínimo establecido (40.000 Bs.). 

 

El alto precio ha hecho mella en la dieta diaria del venezolano. De acuerdo con el boletín enero-marzo 2019 del Sistema de Alerta, Monitoreo y Atención en Nutrición y Salud (SAMAN) de Cáritas Venezuela, rubros como carne, pescado, huevos, vegetales, frutas y lácteos son consumidos por menos de 30% de los hogares en el país. El mismo estudio también determinó que la ingesta de lácteos cayó de 40% a 23%.

 

Los gremios también han avalado el descenso de la ingesta. El pasado mes de junio, el presidente del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar), Carlos Albornoz, denunció a través de su cuenta en Twitter que el consumo de leche per cápita en el país (48 litros por habitante al año), es casi tres veces inferior a los límites que plantea la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

Albornoz estableció una comparación con países como Uruguay, donde el consumo de leche es de 239 litros por habitante cada año. En Costa Rica, la cifra es de 200 litros; en Argentina, de 197; en Colombia, 145; en Brasil, 130. Todas estas referencias continentales están por encima de la recomendación de 120 litros que establece la FAO. 

A todo el panorama, se suma la escasez, que es precisamente la que provoca el repunte de los precios. Roger Figueroa, presidente de Cavilac, afirmó que la situación con la producción de leche en Venezuela va de mal en peor y que la capacidad de compra se ha reducido “brutalmente”.

 

“Ahora se ve presencia de leche líquida y en polvo en los anaqueles de los supermercados, pero la gente no tiene dinero para comprar”, afirmó Figueroa.
 

De acuerdo con la base de datos del Hambrómetro, la escasez de leche para diciembre de 2018 se ubicó en 84%, cifra que se elevó en el primer mes de 2019 a 87% y que para los meses de marzo (84%), abril (81%) y mayo (77%) tuvo un descenso. 

 

Sin reservas de calcio

“El venezolano ya no consume la misma cantidad de leche que en años anteriores y eso se debe principalmente a su precio”, así lo afirmó Pablo Hernández, nutricionista y profesor en la Universidad Central de Venezuela (UCV). 

Hernández explicó que no existe otro alimento que aporte tanto calcio como la leche y que esta es fundamental en cada etapa de la vida debido a que aporta grasas, carbohidratos, proteínas y gran cantidad de vitaminas. 

 

El Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania), que atiende la malnutrición en niños y mujeres embarazadas, asegura que el período de los primeros mil días (desde la concepción hasta los dos años) y la adolescencia, son los períodos en los que el metabolismo óseo es más vulnerable.

 

Pablo Hernández explicó que durante esas dos etapas el organismo comienza a hacer sus reservas de calcio para ser utilizadas en la adultez y si estas son bajas cuando se llega al final de los 20 años, ya es demasiado tarde para revertir los daños que causaron la mala alimentación y las deficiencias nutritivas. “En Venezuela, las consecuencias de la disminución en la ingesta de leche y sus derivados se verán reflejadas en 10 o 20 años cuando comiencen a aumentar los casos de osteoporosis. Los dientes también se verán afectados, desde ahora ya se ven más niños con caries, también adolescentes y adultos que le faltan piezas dentales”, dijo Hernández.

 

Malas alternativas 

Ante la escasez y los altos precios de la leche, las madres venezolanas han tenido que recurrir a prácticas poco seguras y saludables para alimentar a sus hijos.  Mariana Mariño, gerente de salud en Cania afirmó que la institución ha reportado que madres ofrecen a sus hijos atol de crema de arroz o de algún otro cereal (avena, pasta o arroz partido) como si fuese sustituto de la leche, sin importar la edad del niño, pudiendo ser incluso menor de 6 meses de edad. 

Cania también ha registrado casos de madres que compran la leche en porciones más pequeñas donde la procedencia, el tiempo de caducidad y el tipo de leche son desconocidos. En las zonas populares son conocidas como “teticas de leche” (100 ó 200 gramos del producto empaquetado en bolsitas transparentes) que son vendidas al público a un precio más, pero en realidad, estas pequeñas raciones pueden desencadenar graves daños sobre todo a los niños.  

El nutricionista Pablo Hernández  afirmó que el riesgo microbiológico de comprar leche en estas presentaciones es alto, debido a que las bacterias encuentran en la leche un lugar idóneo para reproducirse y si el producto permanece a la intemperie o expuesto al sol se contamina fácilmente, lo que podría ocasionar graves enfermedades gastrointestinales. 

Otra práctica nada segura que ha registrado Cania es el uso de leche de vaca, chiva o cabra recién ordeñada, la cual no es sometida a ningún procesamiento que asegure su inocuidad bacteriológica, es decir, sin un control asociado a los riesgos de consumir el producto sin ser procesado. 

 

Una ayuda que no ayuda

Maritza Coronado es madre soltera de tres chicos, un niño de 5, y dos niñas de 7 y 10 años. Vive en Los Valles del Tuy, estado Miranda, y desde hace dos años no trabaja debido a que su hija menor comenzó a sufrir de ataques de epilepsia. Coronado asegura que la alimentación de sus hijos no es la más adecuada porque no puede darle leche, carnes, frutas y vegetales. 

“A mis hijos no puedo darles leche de buena calidad, la que les doy es la que viene en las cajas del Clap, pero todos sabemos que eso no es leche. Basta con solo verla cuando una la bate -se vuelve como una harina-, para saber que no sirve, pero prefiero darle eso licuado con arroz o con pasta que no darle nada. Algo de bien le hará”, asegura Maritza.

Una investigación que llevó adelante el portal web Armando.Info entre septiembre y diciembre de 2017, junto a investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Central de Venezuela, demostró la baja calidad nutricional de ocho marcas de leche que vienen en las cajas Clap que provienen de México. 

 

“La leche en polvo mexicana de los Clap es una sustancia de composición variable que está muy lejos todavía de cumplir con los valores recomendados por el Instituto Nacional de Nutrición (INN) en la Tabla de Composición de Alimentos y en la norma venezolana Covenin 1481 sobre leche en polvo”, afirma el reportaje el estudio. 

 

Lacto Más, Chimax, Santa Paula, Vitalac, Vilec y Vaca Milk fueron las marcas analizadas por los investigadores de la UCV determinando que  todas son bajas en calcio y proteínas, pero ricas en carbohidratos, grasas y sodio. 

Los análisis físico-químicos que practicó la UCV no sólo arrojaron que las leches eran deficientes en cuanto a su aporte nutricional, también determinaron que son un fraude debido a que no indican la información nutricional real del producto.

En Venezuela, la normativa establece que la leche debe contener partes de proteína próximas al valor de 29 gramos por cada 100 gramos de producto. Las marcas antes mencionadas aseguran contener la cantidad, pero en realidad, sus aportes de proteínas oscilan entre los 25 y 27,8 gramos, según el estudio. La marca Lacto Más se quedó todavía más corta al ofrecer solo 3,47 gramos de proteína por cada 100 gramos, ni siquiera una quinta parte de lo que se exige. 

El informe de Armando.Info explica que con respecto al calcio, los empaques indican tener 900 miligramos del mineral por cada 100 gramos del producto. Pero la prueba físico-química determinó que en realidad oscilan entre 179,63 miligramos -Lacto Más- y 527 miligramos -Santa Paula-, valores muy por debajo de los 949 miligramos de calcio exigidos para la leche en polvo completa en la norma nutricional venezolana. Vilec, identificada como semidescremada, posee 528 miligramos de calcio por cada 100 gramos, menos de la mitad de los 1.290 miligramos que fija la normativa para la leche en polvo descremada.

En los excesos de carbohidrato y sodio el estudio de Armando.Info también demostró que los empaques ofrecían información falsa. Sólo en Lacto Más el contenido de carbohidratos supera en 215,8% lo establecido por los estándares y, de paso, el valor real casi duplica al reportado por el fabricante en la etiqueta. Las dosis de sodio encontradas en las leches del clap cuadruplica la cantidad máxima indicada por el Instituto Nacional de Nutrición. Son dosis que casi superan la recomendación de ingesta diaria de sodio de la Organización Mundial de la Salud, fijada en menos de dos gramos.

El médico nutricionista consultado por Runrun.es afirmó que las leches que vienen las cajas del Clap le han provocado tanto a niños como a adultos flatulencias, dolores estomacales, vómitos y diarrea.

Con respecto a la leche del Clap, el Centro de Atención Nutricional Infantil recomienda que al igual que cualquier otro alimento o producto nutricional que genere presencia de síntomas asociados al consumo de este, lo mejor es excluirlo de la dieta e implementar prácticas de sustitución nutricional.

 

Pablo Hernández afirma que los lácteos son una fuente fácil para obtener calcio. “Con tres vasos de leche al día se cubre la necesidad nutricional”, aseguró.

 

La gerente de Salud de Cania afirma que las vitaminas y los minerales presentes en la leche son calcio, vitamina D y vitamina B12, también explica que estos nutrientes pueden ser obtenidos en otros alimentos. 

“En el caso del calcio se puede encontrar en sardinas con espinas, vegetales de color verde oscuro y en oleaginosas. La vitamina D puede encontrarse en los huevos, quesos y derivados lácteos como el suero, la nata, pescados y especialmente en la exposición directa al sol. En el caso de la riboflavina, se encuentra en todas las frutas y vegetales preferiblemente crudos (ya que es una vitamina termo-sensible), y finalmente la Vitamina B12 se encuentra en todos los alimentos de origen animal”, dijo Mariana Mariño. 

 

Consumo y escasez de alimentos caen a la par de la inflación
Según datos de Econométrica, de mayo a junio de 2019 la escasez de carnes bajó 6%, mientras que el aceite descendió 19%, café 15% y hortalizas 12%
De acuerdo con Cáritas Venezuela, el consumo de harinas, cereales y granos se desplomó 32% durante el primer trimestre del año, los tubérculos lo hicieron 24% y los lácteos 17%
Econométrica reportó que la inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas se desaceleró y pasó de 52% en mayo a 17% en junio de este año

 

@franzambranor

 

HACE UN PAR DE AÑOS, María Alexandra Romero se paraba frente al mostrador de una carnicería cada 15 días y salía con al menos tres bolsas cargadas de proteínas para su familia de cuatro personas. Hoy en día apenas se marcha con una donde lleva lo poco que le alcanza el dinero devengado en su trabajo.

“Antes yo venía acá y compraba carne molida, carne para guisar y mechar, chuletas de cochino, bistec. Pedía dos y tres kilogramos de cada una. Eso nos alcanzaba. Hoy en día ya no compro cerdo, tengo que escoger entre carne para mechar y guisar, un poquito de carne molida y cuatro bistecs a lo sumo”, dijo Romero en uno de los pasillos del Mercado de Guaicaipuro, ubicado en la avenida Andrés Bello de Caracas.

El consumo de proteínas en el hogar de su familia descendió drásticamente en este último año. “Con el pollo es igual. Acabo de comprar dos y fueron 88 mil bolívares”, dijo Romero el pasado viernes 2 de agosto.

José Manuel Bustamante, empleado del Frigorífico “Los tres compadres” en Guaicaipuro, aseguró que los consumidores no compran como lo hacían anteriormente. 

“Este año en especial ha sido crítico, la gente compra poco. Las ventas han bajado mucho. Ya no hacen pedidos como antes”, comentó. El trabajador dijo que siguen expendiendo carne de primera, pero en menores cantidades. “La mayoría compra costilla, hueso para hacer una sopa. Medio kilo de carne para moler y la rinden con una salsa. La gente busca soluciones porque sabe que ya no puede comer como antes”.

Según datos de Asofrigo, Asoprole, Fenavi y Feveporcina, el consumo de kilogramos de aves bajó de 15,5% a 7,4% de 2017 a 2018, más de la mitad en apenas un año. Algo similar pasó con el cerdo, que pasó de 2,5% a 1,3%. El de carne bovina también  de 9,1% a 8,5%, mientras que los lácteos cayeron de 7,6% a 6,7% y los pescados de 8,1% a 6,5%. De 2013 a 2018, el consumo de estos rubros tuvo una caída de 71,5%. 

 

“Hay una caída enorme del consumo. La ingesta calórica-proteica ha disminuido considerablemente en 2019 y esto tiene mucho que ver con la capacidad adquisitiva del venezolano”, dijo Juan Luis Hernández, coordinador de la Red Agroalimentaria.

“Hay 13 alimentos que forman parte del núcleo calórico-proteico y en todos hemos vistos descensos en los patrones de consumo con mayor o menor grado: maíz, arroz, harina de trigo, pastas, azúcar, aceites, mantequilla, pollo, huevos, sardinas, carne, leche y queso”, agregó Hernández.

“La caída del consumo está ligada al desplome de la capacidad de compra del venezolano. Hay productos cuyo consumo ha caído en los últimos años hasta en 90%. Mientras no se recupere el salario real de los venezolanos eso va a seguir ocurriendo”, dijo el economista Luis Oliveros.

De acuerdo con el boletín enero-marzo 2019 del Sistema de Alerta, Monitoreo y Atención en Nutrición y Salud (SAMAN) de Cáritas Venezuela, rubros como carne, pescado, huevos, vegetales, frutas y lácteos son consumidos por menos de 30% de los hogares en el país. La ingesta de harinas y cereales se desplomó 31 puntos%, de 91% a 59% de enero a marzo. Algo similar sucedió con los granos (bajaron 32 puntos, de 80% a 48%) y tubérculos (24 puntos, de 63% a 39%). Los lácteos cayeron de 40% a 23%, aceites y grasas de 60% a 41% y azúcar de 67% a 48%.

Toda la caída del consumo de alimentos impacta en la alimentación del venezolano. “El ciudadano común tiene hoy en día una dieta anémica, no consume suficiente hierro, vitaminas ni minerales”, advirtió el nutricionista Pablo Hernández, miembro del Observatorio Venezolano de la Salud.

La Federación Venezolana de Industriales de la Panificación (Fevipan) advirtió que el consumo de pan en Venezuela disminuyó 50% desde 2018.

El presidente de Fevipan Tomás Ramos dijo que la pérdida de poder adquisitivo del venezolano, aunado a los obstáculos para obtener la materia prima y la falla de los servicios básicos como agua y luz han contribuido en el descenso de la ingesta de pan. “Estamos vendiendo apenas al 30% de nuestra capacidad, especialmente en las panaderías del interior”, dijo Ramos en una entrevista radial. 

 

Desnutrición galopante

La organización Cáritas de Venezuela, en su más reciente informe, reportó que la desnutrición aguda global en niños menores de 5 años en 14 estados del país (suma de severa y moderada) pasó de 7,9% a 10,2% entre los meses de enero y marzo de este año.

El 93% de los hogares encuestados por Cáritas tenía en marzo de este año una diversidad de alimentación insuficiente. En 72% de estos dijeron que habían deteriorado su ingesta de alimentos, 67% incurrieron en alguna forma de privación alimenticia y 51% se ha visto obligado a desincorporar a un miembro de la familia para comer mejor. 

“Las consecuencias las estamos viendo en niños y adultos mayores. La pérdida de masa muscular es evidente. Vemos a niños que no están creciendo de forma adecuada, que no tienen ni las calorías, ni las proteínas necesarias para desarrollarse”, dijo el nutricionista Pablo Hernández.

“El grupo de alimentos más afectado en cuanto a consumo son las proteínas: carne, pollo y pescado.  También frutas y hortalizas, que están prácticamente desaparecidas de la mesa de la familia venezolana. Más aún la leche y derivados lácteos como el yogurt. Son muy pocos los venezolanos que pueden acceder al consumo de este tipo de alimentos”, agregó Hernández.

El informe de la Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet revela que 3,7 millones de venezolanos se encuentran en estado de desnutrición y aseguró que el gobierno de Nicolás Maduro no ha empleado los mecanismos existentes para garantizar el derecho a la alimentación.

“Las personas entrevistadas constantemente refirieron una falta de acceso a alimentos, debido tanto a la escasez como a los precios inasequibles. La disponibilidad de suficiente comida de calidad es deficiente y los entrevistados dijeron que comían una vez o como mucho dos veces al día, y que consumían pocas proteínas y vitaminas”, reza el informe.

De acuerdo con el índice de subalimentación publicado recientemente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 6 millones 800 mil venezolanos no cubren sus necesidades calóricas. La prevalencia de la subalimentación en Venezuela se multiplicó casi cuatro veces, pasando de 6,4% en 2012-2014 a 21,2% en 2016-2018, un incremento de 231,3%.

“Vamos a un periodo de hambruna total. Los Clap no están llegando ni a la mitad de la gente. 80% de la población no puede adquirir la Cesta Básica Alimentaria y según la FAO, 21 millones de venezolanos se están alimentando de una manera inadecuada”, dijo Juan Luis Hernández de la Red Agroalimentaria.

El nutricionista Pablo Hernández indicó que las cajas y bolsas Clap están llegando a menos gente y con menor cantidad de productos.

“Lo que viene es principalmente carbohidratos: arroz, pasta y azúcar. Tambien aceite y en algunos casos granos: caraotas, lentejas, frijoles chinos y en los últimos meses maiz para cotufa. Es decir, algo que servía como una fuente de proteínas vegetales ni siquiera es ofrecido ya. Anteriormente venían dos o tres latas de atún, ahora nada. Tampoco viene leche y si llega es de mala calidad.”, señaló Hernández.

El profesor en la Escuela de Nutrición de la Universidad Central de Venezuela alertó sobre los productos que provienen del extranjero. “Se están viendo marcas importadas que no tienen los controles sanitarios adecuados, eso puede ocasionar enfermedades en la población”.

Para Luis Oliveros salir bien librado de esta hecatombe alimenticia depende de un giro en el timón en el país. “Con Maduro manejando la economía, pensar en una mejoría es imposible”.

Mientras la anomia continúa y los precios de los alimentos siguen en franco ascenso, María Alexandra guarda en una bolsa lo poco de carne que compró en Guaicaipuro. No sabe cuándo regresará al mercado por más.

 

Hay productos, pero no quien compre

Las colas bajo el sol para poder comprar en los supermercados quedaron atrás. Ya no hay que rotar entre tantos establecimientos comerciales para adquirir los productos de la canasta básica. Aunque la variedad sigue mermada, ahora es más sencillo conseguir lo básico cuando se va al mercado. Todo, sin embargo, es un espejismo y una empleada del automercado Luvebras en La Florida, que prefirió resguardar su nombre, da la clave: los consumidores no están comprando frutas, quesos y carnes. “Ahora tenemos un poco más de carne que en anteriores oportunidades, pero igual la gente ve los precios y pasa de largo”, apuntó. 

Y mientras el consumo baja, los anaqueles y neveras de los comercios permanecen llenos. Cifras de Econométrica revelan que de mayo a junio de 2019, la escasez de carnes bajó seis puntos porcentuales de 81% a 75%. En enero de este año se ubicó en 88% y la diferencia entre junio de 2019 y junio de 2018 fue de -13%.

El índice de escasez de café, té y cacao descendió 15  entre mayo y junio de este año (de 53% a 38%). La diferencia en este rubro de junio de 2018 a junio de este año fue de -38%.

La variación del segmento aceites y grasas fue de 19% de mayo a junio de 2019 (de 61% a 42%). El promedio de escasez de este rubro en el primer semestre de 2016 fue de 97,4% y en los primeros seis meses de 2019 se ubicó en 59%. El diferencial entre junio de 2018 y junio de este año fue de -34%.

También en hortalizas el descenso de la escasez fue notable. De mayo a junio de este año la diferencia fue de 12% (de 59% a 47%). Igual patrón tuvieron las raíces feculentas (yuca, ñame, papa, batata) que experimentaron una variación de 19 puntos de mayo a junio de este año (de 56% a 37%).

De acuerdo con la base de datos del Hambrómetro, la escasez de la Canasta Básica Alimentaria cayó de 78,1% en diciembre de 2018 a 66,6% en enero de 2019 y subió a 75,5% en marzo de este año.

“Ahora se ven más productos debido a la caída del consumo y porque la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundee) ha dejado de perseguir a supermercados y abastos”, señaló el economista Luis Oliveros.

“Actualmente observamos productos que antes tenían precios controlados a un elevado costo y se consigue hasta variedad de pastas, arroz y pan por citar algunos rubros, cosa que no sucedía en el pasado. Es una combinación de levantamiento de control de precios y flexibilización cambiaria”, dijo Oliveros.

 

“Pese a que a la economía está estancada, los precios siguen subiendo y se hacen inaccesibles para los consumidores”, dijo Juan Luis Hernández, coordinador de la Red Agroalimentaria. 

 

Inflación se desacelera, pero el bolívar vale menos

Un patrón similar al de la escasez se percibe en las variaciones porcentuales de inflación en alimentos y bebidas no alcohólicas, que pasaron de 52% en mayo a 17% en junio de este año, según un estudio de Econométrica. 

En el rubro de carnes la inflación pasó de 80% en mayo a 6% en junio de 2019. Los aceites y grasas se desaceleraron 93% en apenas un mes, de 102% en mayo a 9% en junio. 

La inflación en pan y cereales se ubicó en 42% en mayo y bajo 27 puntos para colocarse en 15% en junio de 2019, mientras que refrescos y jugos se ubicaron en 38% en junio luego que en mayo estuvieran en 54%.

Si bien la inflación se ha contenido en los últimos cuatro meses de acuerdo a cifras emitidas por la Asamblea Nacional, su ritmo de crecimiento se mantiene por encima de la devaluación del Bolívar.

De acuerdo al diputado Ángel Alvarado, miembro de la Comisión de Finanzas de la AN, la inflación de junio de 2019 se ubicó en 24,8%, inferior a la registrada en mayo (31,3%) y abril (44,7%). Mientras la inflación acumulada alcanzó 1.155% y la interanual 445.482%. “El salario mínimo de 40 mil bolívares mensuales solo alcanza para comprar 3,5% de la canasta alimentaria”, dijo. 

En los últimos tres meses, el dólar sube más que la inflación. A partir de marzo, la tasa de cambio del dólar paralelo ha subido entre 14% y 16% más que el índice inflacionario.

 

“Aunque no hubo un levantamiento del control de cambio en la teoría, en la práctica sí ocurrió”, dijo el economista Luis Oliveros.

#Hambrómetro | Fevipan: consumo del pan disminuyó 50%

Según estimaciones de la Federación Venezolana de Industriales de la Panificación (Fevipan), el consumo de pan en Venezuela disminuyó 50% desde 2018, principalmente como consecuencia de la pérdida de la capacidad de compra del consumidor.

Tomás Ramos, presidente de Fevipan señala que además de la pérdida del poder adquisitivo, las dificultades para acceder a la materia prima y las fallas de servicios básicos como electricidad han provocado la disminución de las ventas de todos los productos fabricados y comercializados en las panaderías.

“Nosotros estamos vendiendo apenas al 30% de nuestras capacidades, sobre todo en las panaderías del interior. Las panaderías del interior, hay muchos estados que no reciben un solo saco de harina, hay muchos estados que no reciben grasas, hay muchos estados que si no reciben de afuera, digamos de Colombia, no pueden producir”, afirmó Ramos.

Según datos de Fevipan en Venezuela operan 8.700 panaderías formales. Estima que cinco por ciento del total de estos establecimientos ha dejado de operar temporalmente.

Venezuela es una nación rica en petróleo, pero años de malos manejos y corrupción en la industria petrolera, empeorados por sanciones estadounidenses, han secado las bombas de gasolina en un momento crítico. Primero, la escasez evitó que agricultores llevaran sus productos al mercado. Ahora está dificultándoles sembrar nuevos cultivos.

En el municipio Pueblo Llano, estado Mérida, un agricultor tuvo que abandonar todo su cultivo. Guiando un par de bueyes, arrastraba un arado de madera sobre su tierra y dejaba al descubierto miles de zanahorias marchitas. Los camiones que recogerían su cosecha nunca llegaron reseñó The New York Times.

En el estado Portuguesa, de las 300.000 hectáreas dedicadas por año al cultivo de maíz solo unas 30.000 se lograron sembrar durante el presente ciclo de invierno. Especialistas afirmaron a El Pitazo que 90% del área cultivable se dejó ociosa. Portuguesa es el primer estado productor de cereales del país.

La falta de combustible es la gota que derrama el vaso luego de seis años de crisis económica con el Gobierno de Nicolás Maduro. Según los productores a esto se suma el control de precios y el monopolio estatal en la importación y distribución de insumos como semillas, agroquímicos e incluso, de repuestos para maquinarias. La deficiencia del servicio eléctrico, las fallas del sistema de drenaje y las pésimas condiciones de la vialidad agrícola son otros factores que contribuyen con la disminución del cultivo.

El suministro de combustible ha mejorado en la mayor parte de las ciudades importantes desde los apagones ocurridos durante marzo, pero sigue siendo escaso en la mitad occidental de Venezuela, donde se produce la mayoría de los alimentos. En los estados de Táchira y Mérida, que es donde se cultiva buena parte de los vegetales del país, los residentes solo pueden consumir 8 galones de gasolina al mes.
 
Para enfrentar la falta de combustible, algunos transportistas de alimentos han cambiado a camiones que usan diésel, cuyo suministro es mejor.
 
El municipio Pueblo Llano ha representado alrededor del 60% de la producción total de papa y zanahoria de Venezuela. Pero la cosecha de este año solo es la mitad de la producción de 2018 debido a la escasez de gasolina, la falta de semillas y fertilizante.
La caída de Pueblo Llano se repite en todo el sector. En las vastas planicies más al este de Venezuela, la caña de azúcar se pudre a unos cuantos metros de un ingenio y los campos de arroz no están estériles por primera vez en setenta años debido a que los granjeros no tienen combustible para transportar su producción a los centros de distribución ni semillas o fertilizante para plantar nuevos cultivos.

En Portuguesa, hasta la mitad de junio, lo poco que se sembró se hizo con la mitad de los fertilizantes requeridos y con una insuficiencia significativa de semillas y de agroquímicos para el combate de malezas y plagas.

La principal asociación agrícola de Venezuela, Fedeagro, calcula que el área plantada con los principales cultivos del país, maíz y arroz, disminuirá alrededor de un 50% este año. La producción de azúcar en Portuguesa, principal estado productor, cayó de 12 millones en 2018 a 5 millones de toneladas, según la asociación local de agricultores de caña de azúcar.

La insuficiencia de agroquímicos, que se usan para combatir malezas y plagas, es muy grande, reveló Osman Quero, presidente de Fedecámaras Portuguesa. Quero advirtió que este ciclo de invierno 2019 será el peor de toda la vida agrícola de Portuguesa.

«En general, los agroproductores no tenemos oportunidad, en 2019, de cubrir siquiera, una mínima parte de lo que necesita el país para alimentarse: 20% del consumo interno de alimentos. Esto se perfila grave si se toma en cuenta que no se dispone de recursos para realizar importaciones que sustituyan la falta de siembra en el país», afirmó Quero.

Un saco de papas de 54 kilos ahora cuesta cinco veces el salario mínimo mensual venezolano.

 

*Con información de The New York Times y El Pitazo.
#Hambrómetro | Ciudadanos denunciaron que en Acarigua venden pasta de la ayuda humanitaria en caja Clap

Emanuel Figuera, dirigente juvenil de Vente Venezuela, denunció este 10 de julio a través de su cuenta de Twitter que en el sector Reja de Guanare, en Acarigua estado Portuguesa, venden bolsa Clap con un paquete de pasta de la ayuda humanitaria. El paquete de dos kilogramos de pasta tiene las siglas Programa Mundial de Alimentos, WFP, ( por sus siglas en inglés), de la Organización de Naciones Unidas.

Los insumos de la ayuda humanitaria que son distribuidos en Venezuela por la Cruz Roja Venezolana, no pueden ser revendidos o comercializados. La Cruz Roja Venezolana ha rechazado en oportunidades anteriores el intento de comercializar o revender la ayuda humanitaria que se ofrece a ciudadanos que lo ameritan en diferentes estados del país.

De acuerdo con la página del WFP, la organización lucha contra el hambre en el mundo, brindando asistencia alimentaria en emergencias y trabajando con las comunidades para mejorar la nutrición y crear resiliencia. El WFP cuenta con 5000 camiones, 20 barcos y 70 aviones en movimiento, que se encargan de entregar insumos a aquellos que más los necesitan. «Cada año, distribuimos aproximadamente 12,6 mil millones de raciones con un costo estimado por ración de 31 centavos de dólar», indicó el portal web del Programa Mundial de Alimentos.

Según El Pitazo, el combo de alimentos fue distribuido por el Comité Local de Abastecimiento y Producción, Clap, a un valor de6 mil bolívares. Junto a la pasta se adicionaron tres kilos de harina, tres de arroz, dos de azúcar, uno de granos, 170 gramos de sardina enlatada y un litro de aceite. No se evidenció que estos componentes estén identificados con el PMA de la ONU.

#Hambrómetro | Informe de la ONU reconoce crisis alimentaria en Venezuela

La oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, publicó este jueves 4 de julio un informe en el que confirma violaciones al derecho a la alimentación de los venezolanos.

La Alta comisionada afirmó que «además de la hiperinflación y la contracción de la economía, las políticas económicas y sociales adoptadas durante la última década han debilitado los sistemas de producción y distribución de alimentos, aumentando la cantidad de personas que dependen de programas de asistencia alimentaria».

En el informe, Bachelet aseguró que «el principal programa de asistencia alimentaria, conocido como ‘cajas CLAP’, no cubre las necesidades nutricionales que son elementales para la gente».
Bachelet reconoció que la disponibilidad de suficiente comida de calidad es deficiente, asegura que los entrevistados dijeron que

comían una vez, o como mucho dos veces, al día y que consumían pocas proteínas o vitaminas.

En el informe también destaca que son las mujeres quienes llevan la peor parte de la situación, ya que se ven obligadas a dedicar un
promedio de 10 horas al día a hacer colas para obtener comida, y que se han reportado casos de mujeres que se vieron forzadas a
intercambiar comida por sexo.

Bachelet recordó que 3,7 millones de venezolanos se encuentran en estado de desnutrición, de acuerdo con las cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación.

Hambrómetro | Menos de un tercio de los niños evaluados por Cáritas consume carnes, leche y vegetales
El informe sobre los meses de enero, febrero y marzo de este año revela que la desnutrición aguda global (suma de los tipos severa y moderada) creció de 7,9 a 10,2 % y pasó «de un nivel de alarma a un nivel de crisis»

@loremelendez

DURANTE EL PRIMER TRIMESTRE DE 2019, el consumo de alimentos de los venezolanos se desplomó, mientras que la diversidad de productos que exige una dieta balanceada y saludable se ha deteriorado “masivamente». Así lo advierte el más reciente boletín de Cáritas Venezuela que recopila información sobre la alimentación de los niños menores de 5 años y sus hogares en las parroquias más pobres de 14 estados del país y que reseña Hambrómetro de Runrun.es

La proporción de hogares que consume rubros como «cereales y harinas» –que siempre se ha ubicado en el primer lugar– cayó entre enero y marzo de 2019, ya que pasó de 91% a 59 %. Lo mismo sucedió con los granos (bajó de 80% a 48 %) y tubérculos (de 63% a 39 %). 

«Sin un aumento compensatorio reportado en el consumo de otros alimentos, estos resultados para estos productos que son la base de la alimentación familiar, significan una destitución alimentaria masiva», sostiene el informe llamado «Monitoreo del estado nutricional y la seguridad alimentaria familiar», hecho por la organización a través de su Sistema de Alerta, Monitoreo y Atención en Nutrición y Salud (SAMAN), que estudia el fenómeno en 48 parroquias de Distrito Capital, Miranda, Vargas, Zulia, Bolívar, Carabobo, Barinas, Lara, Sucre, Trujillo, Apure, Falcón, Yaracuy y Portuguesa.

El documento afirma que rubros clave en la alimentación de los niños como carnes, pescados, huevos, lácteos, vegetales y frutas prácticamente han desaparecido del patrón familiar, pues son consumidos por menos de 30% de los hogares encuestados por Cáritas Venezuela. Esto incluye «todos los alimentos con nutrientes indispensables para el crecimiento infantil, especialmente hierro, calcio y proteínas de alto valor biológico», dice el boletín.

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Este lunes 27 de mayo, Celso Fantinel, primer vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) advirtió que muchos vegetales y hortalizas se quedan en el campo porque no hay combustible para trasladarlos.

En una entrevista para el programa Primera Página en Globovisión, Fantinel explicó que hay problemas para la producción y distribución de papa y zanahorias por lo que se están quedando en su lugar de origen.

“Hay estaciones de servicio que duran hasta 76 días sin combustible. Y cuando llega el camión, se va la luz. Es un círculo negativo”, dijo Fantinel.

El representante de Fedeagro apuntó la grave situación actual de la producción de maíz. «Está muy mal. La situación está crítica. Prácticamente la veo paralizada”, añadió.

Este lunes 27 de mayo, Celso Fantinel, primer vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) advirtió que muchos vegetales y hortalizas se quedan en el campo porque no hay combustible para trasladarlos.

En una entrevista para el programa Primera Página en Globovisión, Fantinel explicó que hay problemas para la producción y distribución de papa y zanahorias por lo que se están quedando en su lugar de origen.

“Hay estaciones de servicio que duran hasta 76 días sin combustible. Y cuando llega el camión, se va la luz. Es un círculo negativo”, dijo Fantinel.

El representante de Fedeagro apuntó la grave situación actual de la producción de maíz. «Está muy mal. La situación está crítica. Prácticamente la veo paralizada”, añadió.

Este lunes 27 de mayo, Celso Fantinel, primer vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) advirtió que muchos vegetales y hortalizas se quedan en el campo porque no hay combustible para trasladarlos.

En una entrevista para el programa Primera Página en Globovisión, Fantinel explicó que hay problemas para la producción y distribución de papa y zanahorias por lo que se están quedando en su lugar de origen.

“Hay estaciones de servicio que duran hasta 76 días sin combustible. Y cuando llega el camión, se va la luz. Es un círculo negativo”, dijo Fantinel.

El representante de Fedeagro apuntó la grave situación actual de la producción de maíz. «Está muy mal. La situación está crítica. Prácticamente la veo paralizada”, añadió.