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Gustavo Tovar-Arroyo

Tovar Arroyo retrata la peste chavista, pero olvida importantes detalles, por Isaac Nahón Serfaty

 

La película Chavismo: la peste del siglo XXI, escrita y dirigida por Gustavo Tovar Arroyo, es un documento para comprender el presente y darle forma a la memoria colectiva. Pone los puntos sobre las íes sobre los fundamentos del chavismo, esa creación de Hugo Chávez que recogió una larga tradición de caudillismo militarista combinada con el resentimiento comunista. El documental tiene la virtud de armar en hora y media un rompecabezas en el que calzan perfectamente las mentiras del propio Chávez (quien en plena campaña electoral de 1998 dijo que no era comunista y que Fidel Castro era un dictador), las volteretas de personajes como Arias Cárdenas, quien acusó al propio Chávez de asesino psicópata por las muertes de abril de 2002 para después reconciliarse con su compañero golpista, y la evolución de un proyecto de poder totalitario (la definición es de la abogada Tamara Sujú) con clara vocación criminal.

Los entrevistados en el documental representan una variada selección de intelectuales y políticos venezolanos y extranjeros que conocen bien a la bestia. Algunos de ellos la trataron cara a cara, como los expresidentes Andrés Pastrana de Colombia o Felipe González de España. Otros la enfrentaron frontalmente como José María Aznar u Oscar Arias de Costa Rica. Ricardo Hausmann y Moisés Naím, que formaron parte del equipo de ‘IESA boys’ en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, testimonian desde la posición de quienes quisieron cambiar la economía venezolana, y se toparon con el muro de la cúpula de los partidos tradicionales AD y Copei. Diego Arria ofrece su perspectiva también como ministro de CAP cuando la primera intentona de golpe de Chávez en febrero de 1992.  También aparece la nueva generación de políticos que emergieron del movimiento estudiantil que se opuso al referéndum constitucional de 2007: Yon Goicochea, Daniel Ceballos, Freddy Guevara, David Smolansky, entre otros.

La película va entrelazando las entrevistas con material de archivo de discursos de Chávez, desde que hizo su aparición televisiva con el recordado “por ahora”, pasando por sus palabras en la Universidad de la Habana en 1994 (recién salido de la cárcel) ante un Fidel Castro que lo miraba lamiéndose los labios, hasta aquella transmisión en cadena en diciembre de 2012 en la que nombró a Nicolás Maduro como su sucesor. Tovar Arroyo introduce aquí su tesis sobre la muy cercana relación entre Chávez y Maduro, para explicar la decisión del comandante de dejar al mando a su supuesto “favorito”.

 

El documental tiene varias omisiones importantes. Por ejemplo, se acusa a Rafael Caldera de haber apoyado de alguna forma a los golpistas en su discurso en el Congreso de la República en febrero de 1992. Pero no se dice nada sobre el papel que los llamados “notables” de la derecha rancia como Arturo Uslar Pietri y Miguel Ángel Burelli Rivas (su hijo Pedro Burelli aparece en la película) jugaron en el ascenso de Chávez y el desprestigio de la democracia civil fundada en 1958. Miguel Henrique Otero aparece en el documental, hablando muy de soslayo del apoyo que El Nacional le dio a Chávez en 1998, tema que podría haber merecido un comentario de Tovar Arroyo sobre el oportunismo de las élites venezolanas, comentario que no hace. Tampoco se menciona el lamentable episodio de la ‘Carmonada’ que terminó con una posibilidad cierta de cambiar el rumbo de Venezuela en abril de 2002. Un grupo de empresarios y abogados pusieron en la presidencia a Pedro Carmona “el Breve” y dieron al traste con una movilización social, militar y política para sacar a Chávez del poder.

 

Hay otras omisiones en la película que hubieran ayudado a comprender mejor cómo el chavismo ha sabido jugar con la oposición venezolana. En la película no se dice nada de aquel primer diálogo facilitado por el entonces Secretario General de la OEA, César Gaviria, y el expresidente de EUA Jimmy Carter, en 2003, lo que le dio un segundo aire a Chávez para seguir destruyendo las instituciones de la república. Y tampoco se menciona el más reciente diálogo en República Dominicana, que jugó la misma función del primero, extendiéndole la vida al régimen de Maduro y compañía.

 

Chavismo: la peste del siglo XXI es un documental valioso, bien hecho y necesario. No todo puede ser perfecto. Representa un punto de vista sobre lo que ha significado el chavismo para los venezolanos, y como tal es un punto de vista parcial. A pesar de sus omisiones, es una película que todo el mundo debería ver.

@narrativaoral

*Profesor en la Universidad de Ottawa (Canadá)

Moncada y activista de Derechos Humanos hicieron sparring antes de sesión de la OEA

samuelmoncada

 

El vicecanciller de Venezuela, Samuel Moncada, protagonizó un altercado con el activista de Derechos Humanos, Gustavo Tovar-Arroyo en el lobby del hotel Moon Palace de Cancún, sitio donde se realizará la tarde de este lunes la 47 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos.

Tovar-Arroyo, exiliado en México, se profirieron insultos y descalificaciones ante la mirada atónita de decenas de personas. «Vamos a tener un problema», le dijo Moncada a Tovar-Arroyo a lo que este último respondió: «Vamos a tenerlo».

Moncada le dijo al activista que era un «vendido del gobierno americano» y este le respondió arrojándole unos dólares. «Agarra ahí tu limosna», le dijo.

Tovar-Arroyo llamó a Moncada «asesino de nińos» y «hambreador del pueblo».

Por supuesto, la respuesta del gobierno venezolano no se hizo esperar y la canciller, Delcy Rodríguez, calificó el hecho como otra «agresión más al gobierno de Maduro».