grupos armados Venezuela archivos - Runrun

grupos armados Venezuela

Al menos tres muertos y 10 heridos dejó presunto enfrentamiento entre GNB y grupos armados en Amazonas

UN ENFRENTAMIENTO ENTRE EFECTIVOS de la  Guardia Nacional Bolivariana y grupos armados dejó al menos tres víctimas fatales y 10 heridos en en la comunidad Picatonal de Puerto Ayacucho en el estado Amazonas.

Según reportes en twitter de Radio Fe y Alegría, se trata de un enfrentamiento con  presuntos guerrilleros. Los heridos se encuentran en la emergencia del Hospital José Gregorio Hernández.

De acuerdo al jefe de la comisión, coronel Williams Bastidas, quien es uno de los heridos, unos 10 efectivos de la GNB fueron emboscados por un grupo irregual en el sector eje carretero Norte Pto Ayacucho-El burro cuando se desplazaban en cuatro vehículos militares luego de una operación militar.

Asimismo, el oficial aseguro que tres efectivos resultaron muertos y quedaron identificados como: Alfredo Antonio Zolano Guevara  C.I.V-22.985.009, Robert José Artahona Díaz  C.I.V-25.008.327 y José Jean Martinez Bolívar Pierre C.I.V-24.631.032.

La víctimas heridas s encuentran identificadas como:

Tcnel. Williams Bastidas C.I.V-12.895.208: Herida por arma de fuego fronto parietal, por esquirlas, herida en brazo derecho en 1/3 distal, herda en muslo de un 1/3 medio expuesta.

Cap. José Alexander García  C.I. 16.553.782: Con herida en miembro inferior izquierdo por arma de fuego.

Carlos Rivero Betancourt , C.I. 20.233.328: Presenta traumatismo por arma de fuego, en miembro inferior izquierdo, herida en brazo izquierdo y herida en la cara por esquirla.

Geraldo Rafael Tovar, C.I. 25.054.117: Presenta herida por arma de fuego en fosa iliaca izquierda sin salida.

Angelo Antonio Vargas Palenzuela  de 23 años, C.I. 25.800.450: Sufrió traumatismo miembro inferior izquierdo, herida percutada por arma de fuego.

José Ricardo Tinedo Ramírez, C.I. 27.224.029 de 20 años: Presenta lesión por arma de fuego en mano izquierda.

Josué Cañizales Suárez 25 años, C.I. 19.990.268: Con esquirla en pabellón auricular derecho y herida en el cráneo.

Cristóbal José Rivero Oduver  de 32 años, C.I. 19.006.904: Tiene herida por arma de fuego en miembro inferior izquierdo, y herida en pie izquierda.

Carle de Jesús Laya Ortega de 27 años, C.I. 24.200.699: Con herida en rodilla izquierda con horificio de entrada sin salida.

Abraham Agustín Solano Venta  C.I.V-25.963.949: Herida por arma de fuego a nivel abdominal y en la mano izquierda.

Con información de La Patilla y Radio Fe y Alegría

Paramilitares del chavismo actúan con licencia para matar
Asedian marchas, persiguen y disparan contra manifestantes, ingresan a edificios privados, saquean negocios. El regreso de las marchas y concentraciones antigobierno desataron una serie de acciones delictivas que, presuntamente, son ejecutadas por los grupos paramilitares formados bajo la mirada cómplice del chavismo que está en el poder

 

@loremelendez

EL ASESINATO DEL ESTUDIANTE CARLOS MORENO en la plaza La Estrella de San Bernardino, en Caracas. La muerte de Miguel Colmenares en la calle 59 de Barquisimeto, en Lara. La detención arbitraria de cuatro manifestantes en el sector Ruiz Pineda, al oeste de la capital. La agresión del diputado a la Asamblea Nacional Juan Requesens también en el centro de Caracas. El saqueo de un supermercado en Carrizal, estado Miranda. El ataque a un grupo de personas que volvía de una protesta en San Cristóbal, Táchira. En todos estos hechos se ha denunciado la actuación de civiles armados que, con o sin capucha, han arremetido en contra de los detractores del gobierno de Nicolás Maduro. Los testigos aseguran que viajan en moto o en taxis sin placas otorgados por la Misión Transporte. Durante años se les ha llamado “colectivos”, pero expertos en criminología, así como defensores de derechos humanos, insisten en que estos grupos deben nombrarse como lo que son: paramilitares.

El amedrentamiento que estas agrupaciones ejercen en las protestas que critican al Ejecutivo se han vuelto ya un elemento común. Ya en 2014 se evidenció que participaron en la dispersión de marchas en el centro y en el este de Caracas. Pero ahora, sus acciones se han tornado todavía más violentas. Están presuntamente implicados en asesinatos.

Lee más: Diosdado Cabello a la oposición: El día que los colectivos salgan, van a pegá’ una carrera

“La actuación de los grupos paramilitares cambia porque hay más decisión del pueblo de estar en las calles”, asegura el abogado penalista y criminólogo, Luis Izquiel.

Otros especialistas, como el abogado criminalista Fermín Mármol, apuntan que los movimientos de los colectivos están determinados por su propia evolución. Lo que se ve ahora no es más que la confirmación del poder que han tomado y que la impunidad les ha permitido detentar. «Lo que ha pasado es que ellos asumieron que no tienen limitaciones, que no hay límites. La violencia no es estacionaria y, una vez que se forma y se convierte en una crisis, va en aumento. Eso pasó con ellos”, afirmó.

El descontrol

De acuerdo con la asociación civil Control Ciudadano, los “colectivos” utilizan la violencia para atacar y dispersar manifestaciones, así como para provocar la actuación de los cuerpos del Estados contra estas. Con esos mismos métodos, aterrorizan, someten y vigilan a las comunidades; extorsionan a comerciantes, agreden a periodistas y líderes de la oposición, y amenazan a quienes los denuncian. Además, según la misma organización, “seleccionan infraestructuras gubernamentales para quemarlas y destruirlas con la actuación de encapuchados. Dicho ataques son grabados y exhibidos por el gobierno como ataques de la oposición”.

C8gpnqKXsAAMeYi

Colectivos hirieron al diputado Juan Requesens durante una manifestación

Izquiel afirma que las acciones criminales cometidas por los colectivos tienen su origen en los mismos antecedentes de sus miembros. “Es conocido que en estos grupos paramilitares hay delincuentes y personas que tienen registro policial. Ellos no son fáciles de controlar», dice. 

A esto se añaden las características de la personalidad de estos paramilitares. «Hay que considerar que todos aquellos que pertenecen a un colectivo desarrollan un rasgo de perversidad. ¿Y eso qué quiere decir? Que cada vez pueden hacer más daño y que cada vez querrán obtener más poder«, agrega Mármol.

Lee más: Ataque de colectivos en Hospital Vargas impidió sesión de AN

El abogado criminalista insiste en que las respuestas de hoy demuestran cuán confiados están estos grupos paramilitares en su impunidad.

“Esta escalada es la misma de conducta criminal que vienen desarrollando desde hace varios años, en los que ha crecido tanto su campo de acción como su apresto operacional. Y han tomado, por un lado, una vertiente criminal, y por otro, se han convertido en una fuerza de choque político», dice Mármol.

¿Paramilitares?

Desde el punto de vista criminológico –sostiene Mármol– el término “paramilitar” genera «muchas dudas y ruidos”. El experto señala que este vocablo se asocia con grupos colombianos y antiguerrilla que, si bien hicieron vida en Venezuela en el pasado, con el tiempo terminaron convertidos en Bacrim (bandas criminales). Una segunda definición de la palabra se enlaza con lo que hoy día hacen los colectivos: «cualquier fuerza paralela al estamento policial que erija la bandera del status quo”. Es decir, un cuerpo armado a favor del gobierno.

Hoy día, prosigue Mármol, los “colectivos» tienen dominio territorial, armas de fuego, acceso a medios de comunicación (como radios comunitarias), y un secretariado, es decir, una estructura política que los controla. Además, de acuerdo con cifras obtenidas por el mismo Mármol, están presentes en al menos 10% de las 1.500 parroquias que existen en Venezuela.

Para Izquiel, la formación de estos grupos es el resultado de una política irresponsable que pasó por encima de la Ley para el desarme y el control de armas y municiones, y también violó la Ley de Policía Nacional, en la cual se prohibe que civiles ejerzan las funciones que son propias de los uniformados.

Advierte el abogado que estos grupos paramilitares, conectados al gobierno, no son una novedad en la región. En el Latinoamérica se han registrado varios casos de regímenes autoritarios que encargan el “trabajo sucio” que no pueden ejecutar las fuerzas del Estado a conjuntos civiles cercanos al poder. De esta manera, el Ejecutivo puede “lavarse las manos” ante cualquier acción de la que quiera desvincularse.

Lee más: Comandante de la Zodi en Lara admite que colectivos trabajan con la GNB

Eso sucedió, por ejemplo, en República Dominicana, con “La Banda” del dictador Joaquín Balaguer; en Haití, con los Tonton Macoute, que respondían a François y Jean-Claude Duvalier; y en Panamá, con los Batallones de la Dignidad de Manuel Antonio Noriega.  

“Tenemos que comprender que los colectivos sí son un brazo político armado del gobierno y que están ejecutando acciones delictivas. Y si no, preguntémosle a (Miguel) Rodríguez Torres (ex ministro de Interior y Justicia) por lo que pasó en Quinta Crespo”, recuerda Mármol, en alusión al asesinato de José Odreman, líder del colectivo 5 de marzo. “A él se le estaba persiguiendo por delitos de delincuencia organizada. Ese grupo se sentía con patente de corso para hacer buenos negocios y dinero al margen de la ley”, sentenció el abogado criminalista.

Estado responsable

Izquiel pone el foco sobre un asunto crucial que vincula al Ejecutivo con las acciones de los colectivos. Recuerda que tanto la Corte Interamericana de Derechos Humanos como la Corte Penal Internacional determinaron que los gobiernos que participen en la formación de este tipo de grupos –tal como lo hicieron varios líderes del chavismo con los colectivos– y que además convaliden su actuación, sí tienen responsabilidad en todas las acciones criminales ejecutadas por los paramilitares.

«Si el gobierno pretende la impunidad, debe saber que ya hay un precedente», recalca el abogado penalista. 

En varias ocasiones se ha comprobado que los uniformados han actuado junto a los colectivos. Sucedió en Ciudad Caribia en junio del año pasado, cuando en ese urbanismo de Misión Vivienda se desplegó una Operación Liberación del Pueblo que dejó seis muertos. Testigos confirmaron a Runrun.es que los asesinatos habían sido cometidos por los paramilitares que querían adueñarse de las obras en construcción de la zona.

Lee más: Colectivos comandan las OLP y ejecutan a presuntos delincuentes para tomar el control de los territorios

El pasado 21 de marzo, mientras se desarrollaba una protesta de vecinos frente a una panadería de la avenida Baralt –que días antes había sido tomada por colectivos–, la Guardia Nacional dejó que los grupos armados ingresaran a los edificios de la zona en busca de las personas que habían iniciado la manifestación. En la marcha del 4 de abril, los encapuchados intervinieron en la labor de dispersar a los manifestantes junto a los militares, en una operación que se prolongó durante al menos cinco horas.

“Hay videos en donde se evidencia que ellos (los paramilitares) actúan al lado de los cuerpos de seguridad. Eso compromete también al gobierno nacional, porque las instituciones del Estado pudieran tomar acciones contra ellos y no lo hacen. Por eso, el Ejecutivo podría ser objeto de denuncia ante organismos internacionales», sostiene Izquiel.

Rocío San Miguel, presidente de Control Ciudadano, señala en un comunicado publicado este 18 de abril que luego de revisar fotografías, videos y patrones de conductas de los paramilitares, además de cotejar testimonios, «está claro que el Estado está permitiendo la actuación de estos grupos criminales”.

cc_colectivos

Lee más: De taxis del “Gobierno” salieron los asesinos de comerciante en Lara

“Permitir, amparar, propiciar las actividades de colectivos armados es delito, y esto viene ocurriendo de manera continuada, bajo la mirada complaciente de órganos de Estado que tienen el deber legal de actuar”, considera San Miguel, quien en el documento asegura que el Ministerio Público está obligado a abrir un procedimiento «que permita desarticular el accionar delictivo de los colectivos armados».

Se les fue de las manos

Los expertos admiten que es difícil determinar si las últimas acciones de los colectivos frente a los manifestantes y a la propiedad privada son o no orquestadas desde el Ejecutivo. “Uno no sabe si eso es ordenado desde el partido de gobierno o si es que crearon un monstruo y se les salió de las manos”, apunta Izquiel.

Lee más: FOTOS Colectivos hieren al diputado opositor Juan Requesens

«Es prematuro adjudicarle a ellos ser los responsables totales de cualquier saqueo ocurrido en el país», completa Mármol. «Y si, en efecto hubiese un conjunto de indicios que señalaran que ellos saquearon, es mucho más difícil y complejo señalar si los hicieron con fines vandálicos, o si responden a una necesidad política».

«No olvidemos que hay gente que señala que los saqueos se hacen para descalificar la protesta pacífica, para destruir esa protesta y hacer creer que es alocada y que quiere atentar contra la propiedad privada, cuando protesta en realidad exige la realización de las elecciones, el respeto a la Asamblea Nacional y la destitución de los magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia», sentencia Izquiel.

Colectivos armados exigen cambios al Gobierno

ColectivoEscudodeLaRevolucion

 

El Frente 5 de Marzo y otras 260 organizaciones agrupadas en el Movimiento de Resistencia Popular Juan Montoya dieron un ultimátum al presidente Maduro. Piden justicia y esperan que el Gobierno responda a su propuesta de suscribir un acuerdo “de fiel cumplimiento” para dar inicio a una nueva fase “en la relación pueblo-gobierno”. Sin abandonar sus armas.

 

Ronna Rísquez / @ronnarisquez

 

Luego de superar una alcabala con dos agentes de la PNB y tres miembros de los colectivos se puede entrar a la comandancia de la extinta Policía Metropolitana, en Cotiza, donde funciona el Frente 5 de Marzo. Las cabras y las gallinas que están en lugar son parte de uno de los sueños de autogestión comunal de José Miguel Odreman, líder de este movimiento, quien fue asesinado el pasado 7 de octubre -junto a cuatro de sus compañeros- en un supuesto enfrentamiento con el Cicpc, en Quinta Crespo.

En el auditorio, la prioridad de los voceros del Frente 5 de Marzo y los familiares de las víctimas del Centro Manfredir es exigir justicia para lo que calificaron como “la primera masacre de la V República”. Pidieron que se detenga a los autores intelectuales del hecho y a los 7 funcionarios del Cicpc presuntamente responsables del ajusticiamiento, el miércoles 5 de noviembre de 2014.

Pero en medio de las consignas oficialistas de rigor (Viva Odreman, Viva Chávez, La Lucha sigue…) y la insistencia por dejar claro su apoyo al proceso rojo, algo se sale del libreto revolucionario: divulgaron un documento con graves señalamientos y críticas al Gobierno de Maduro.

El escrito preserva elementos básicos del discurso oficialista habitual como el rechazo al capitalismo, imperialismo, la derecha y la oligarquía, pero prevalecen las frases cargadas de cuestionamientos al modelo actual: “Tenemos una realidad interna de desmejoramiento de las condiciones de vida de la población, recrudecimiento de la represión…”; “hablamos del poder judicial donde reina la impunidad (…) el acrecentamiento del uso irresponsable del poder, que en los últimos tiempos ha tomado la forma de un para-estado”; “se trata de superar las pretensiones de orden despótico y nepótico”; “los medios de comunicación y la libertad de expresión se tornaron en desesperanza y frustración”; y “…una realidad nacional que se ha caracterizado por convertir al Estado en una ‘caja negra’ absolutamente ajena al control social”, son algunas de las expresiones que arañan los ojos.

La contundencia de los cuestionamientos argumentados en el escrito del Frente 5 de Marzo, puede hacer que cualquier opositor (desde el más progresista hasta el más salidista) se sienta identificado y hasta representado en los reclamos de este grupo del chavismo radical. Algo que la MUD no logra por estos días.

El documento, que sería entregado al Jefe de Estado, tiene una primera página que lo identifica como: Propuesta inicial de una Mesa de Diálogo por la Paz, la Justicia y la Revolución y Documento-Acuerdo entre los Colectivos de Trabajo Revolucionario-Movimiento de Resistencia Popular Juan Montoya y el Gobierno Nacional.

Luego está desglosado -sin mayor estructura- en dos fracciones. La Primera Parte (llamada así en el escrito) muestra un diagnóstico de la “profunda crisis institucional que vivimos”. Por esa razón consideran que “se hace impostergable encontrar nuevas alternativas políticas que revivan por completo el proceso de transformación hacia una sociedad socialista. Se trata de promover mecanismos que renueven permanentemente la capacidad de gobernabilidad conjunta entre el gobierno y el pueblo; en el marco de un proceso que ha venido  sufriendo enormes fracturas y desgastes morales e institucionales”.

Consideran que la masacre de Quinta Crespo pone un gran reto político al pueblo y al gobierno que en lugar de servir como excusa para la violencia, “que puede llegar a ser mutua”, sirva para dar un verdadero “salto del proceso revolucionario por vías de paz, hermandad, acuerdo…”. Para lograrlo echan mano del artículo 5 de la Constitución con su conocida frase: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo” y proponen “la creación de una mesa de diálogo de inmediato entre el poder constituyente y el Gobierno, cuya delegación en este caso estará a cargo de los colectivos de trabajo revolucionario y organizaciones de base que quieran sumarse”.

El objetivo, según dicen en el documento, es modificar las estructuras del poder constituido “deteniendo así la concepción burocrática que … nos ha desplazado como simples apéndices políticos, las migajas del mantel, donde solo valemos a la hora de hacer las operaciones policiales o comunitarias que les convenga a cualquiera en el aparato policial, o de siervos electorales a la hora de buscar votos, por candidatos que jamás hemos elegido”.

 

Detrás del documento

 

Más de 20 personas, integrantes del Frente 5 de Marzo, participaron en la reunión. Algunos se incomodaron con la entrega del documento, e incluso llegaron a recogerlo. Luego de un debate entre el grupo -más concentrado en el aspecto político- se acordó repartir el escrito de 19 páginas y asumir las consecuencias de su contenido.

Paralelamente otros miembros del colectivo insistieron en destacar las arbitrariedades que cometieron los funcionarios policiales el 7 de octubre en el Centro Manfredir. “Además de limpiar el lugar de los hechos, cuando nosotros llegamos a la morgue del hospital Vargas y vimos el cadáver de Carmelo González, él tenía las manos arriba. Ya estaba rígido y esa era posición que tenía cuando lo mataron. Nunca se enfrentó, al contrario se había entregado”, apuntó uno de los jóvenes que comparte su militancia en el colectivo con su trabajo de escolta.

Una acotación similar fue hecha por otro de sus compañeros respecto a la muerte de su líder José Odreman. “Finalmente se demostró que mi sargento nunca disparó. Los del Cicpc fueron a la morgue del hospital Vargas para llevarse el cadáver y simular que había disparado para que saliera positiva la prueba de ATD y pólvora. Pero cuando llegaron allí el lugar había sido tomado por la Guardia Nacional, porque la esposa de mi sargento que es Teniente activa de la GNB pidió el apoyo de una comisión para que impidiera la entrada del Cicpc”, relató el hombre, que recordó que la pistola Prieto Beretta de Odreman, su celular y el equipo de radio que llevaba consigo, no han aparecido.

Este malestar fue el detonante del pronunciamiento que incluye otros descontentos.

Parte I: Del abuso de poder a la criminalización de los colectivos

 

  1. Denuncian la existencia de “agentes advenedizos” que han hecho de la revolución una carrera para repartirse poderes políticos y económicos, en especial dentro del Poder Judicial donde “reina la impunidad” y el uso descontrolado del poder toma la forma de “paraestado”. Estos mismos grupos estarían detrás de los casos de corrupción, nepotismo, abuso de poder, mafias, delincuencia organizada y criminalización de los colectivos.
  2. Aseguran que provocaron que el Gobierno cayera en una trampa que lo llevó a la “creación de una institucionalidad represora, queriendo justificar esta opresión con hipócritas discursos de paz y criminalización del pueblo en lucha y sus organizaciones”.
  3. Proponen romper con las prácticas de abuso de poder de cuatro sectores: los falsos jerarcas políticos; los cuerpos de seguridad; la institucionalidad y los medios de comunicación, que siguen privilegiando a los ricos y a “la pequeña burguesía ilustrada de izquierda y derecha, y no el derecho al protagonismo y la participación directa, donde todos pudiéramos expresar las verdades necesarias”.
  4. Se manifiestan “cansados de protesta que no se escuchan, cansados de la criminalización, cansados de la impunidad, cansados de tantos atajos enmarañados…”.
  5. Desestabilización capitalista e imperialista, complot, guerra de cuarta generación y estrategias fascistas, advierten en el apartado referido a Los Problemas para Obtener la Paz y elogian las políticas de paz iniciadas este año por el Gobierno. Pero exigen su participación. “Somos nosotros como pueblo en lucha los que tenemos que enfrentar ese caos y la violencia como la gran enemiga infiltrada en nuestras comunidades… por lo cual nos parece un total absurdo que se esté pidiendo a los colectivos de trabajo revolucionario su desarme al mismo nivel que se le exige a cualquier banda delictiva”.
  6. Dejan claro que el documento tiene como finalidad llegar a un consenso que nada tiene que ver con el desarme del “movimiento revolucionario”.  Para defender su posición recurren a una de esas frases que soltaba el presidente Hugo Chávez en sus discursos más efervescentes: “Nuestra revolución es pacífica, mas no desarmada”.
  7. Ratifican la necesidad “inmediata” de acordar con el Gobierno “una política común de defensa y enfrentamiento con los agente de descomposición social, como contra todo sujeto intervencionista, sea interno o externo, que pretenda acabar con las aspiraciones libertarias del pueblo de Venezuela”, con lo que estarían asumiendo funciones de seguridad ciudadana que están reservadas a los cuerpos de seguridad del Estado.

Durante una conversación con la prensa, la mayoría de los integrantes del colectivo aseguró que no tenían armas. Sin embargo, al ser invitados a mostrar el interior de los koalas y de los bolsos 5.11 que llevaban terciados al pecho, confesaron: “Lo que pasa es que la mayoría de nosotros somos funcionarios policiales, otros son escoltas. Por eso tenemos nuestro armamento legal”, explicó un vocero del movimiento.

 

Parte II: El acuerdo policial y judicial

 

La segunda parte del documento contiene los puntos que deben cumplir las partes (colectivos y gobierno) para lograr el acuerdo de gobernabilidad. Unas propuestas están referidas al problema de la inseguridad y el sistema judicial, y las otras  abordan aspectos de la crisis socio-económica. De entrada advierten que la primera condición es “que se haga justicia frente a los hechos criminales del 7 de octubre, y vayan a juicio los agentes responsables ministeriales, políticos y policiales de la masacre de Quinta Crespo”. Luego enumeran las exigencias:

 

1.Los colectivos y el gobierno acuerdan su mutuo compromiso en función de hacer frente a la situación de violencia social, donde destacan el sicariato y las estructuras paramilitares relacionadas con las mafias de la droga. Esto lo harán coordinando acciones dentro del marco de la ley y los derechos humanos.

2.“El Gobierno se compromete ante los colectivos y el país a emprender una política de depuración a fondo de todos los órganos de seguridad del Estado, incluida la Guardia Nacional Bolivariana, el DIM, el Sebin, el Cicpc, la Policía Nacional Bolivariana, las policías regionales y municipales”.

3.“El Gobierno y el Poder Judicial se compromete igualmente a desarrollar una política de revolución profunda dentro del Poder Judicial, bajo el entendido de que se trata de una instancia del Estado plagada de prácticas que niegan todo principio de justicia”.

4.“Los colectivos y organizaciones de base en general se comprometerán a hacer desaparecer de su seno toda práctica de la arbitrariedad dentro de sus propios espacios locales de militancias, el uso de cualquier recurso armado que se tenga para otros fines que no sean los del bien común”. También se comprometen a promover una serie de actividades sociales y políticas, y a expulsar a quienes contradigan estas prácticas.

5.Todo esto debe llevar a una “nueva relación de respeto mutuo entre el Gobierno y el poder popular, y reconocimiento de la particularidad, autonomía y misión de cada quién en función de las grandes metas comunes”.

6.“Queda claro en este acuerdo que la política de desarme emprendida por el gobierno bolivariano va dirigida, según este acuerdo a iniciar un proceso complejo de desarme de todas la bandas delictivas… Los colectivos se comprometen a contribuir en este política de desarme, usando las suyas a tales fines de ser necesario”.

7.“El armamento del pueblo tendrá su condición de armamento de guerra bajo el monopolio exclusivo de la Fuerza Armada Bolivariana”.

 

LAS 15 PETICIONES:

 

La introducción de la siguiente fase del compromiso advierte que: “Existen problemas básicos nacionales y que hacen parte de las contradicciones profundas que viene confrontando el proceso revolucionario y que pedimos con todo derecho abordarlos y decidir en este acuerdo sobre ellos”.

 

1.“Que se discuta pública y abiertamente el presupuesto nacional” y que la Asamblea Nacional presente rendición de cuentas de las instituciones a las que se les otorga dicho presupuesto.

2.“Que se abra al conocimiento público los contratos emprendidos con empresas transnacionales”.

3.“Que se haga de conocimiento público la productividad de las empresa públicas”.

4.“Que se abra un proceso social de evaluación participativa de todas las misiones sociales” y se inicie un proceso para pasarlas a manos del poder popular.

5.“Que se emprenda un proceso de integración y contraloría sobre los planes de reconstrucción productiva a nivel agrícola tecnológico e industrial”.

6.“Que se comience finalmente la construcción de una plataforma cibernética adecuada de manera que el pueblo organizado y la ciudadanía en general puedan ejercer de manera directa su derecho a la contraloría social”.

7.“Que se termine de una vez por todas con una política comunicacional únicamente dedicada a la propaganda del gobierno, a la criminalización de la crítica…”

8.“Que se promueva una mesa de trabajo común en función de revisar el problema de la tenencia y la productividad de la tierra”.

10.“Que se intervenga de manera inmediata el sistema público de salud…para resolver los grandes problemas de una sector brutalmente golpeado”.

11.“Que se ponga en claro la situación de nuestras minas productivas…”

12.“Evaluar los planes de producción energética de nuestro país dada la crisis energética que vivimos”.

13.“Emprender un plan conjunto de confrontación a la especulación, el contrabando…”.

14.“Resolver de una vez por todas la inmensa deuda que detenta el gobierno frente al país respecto al desfalco de miles de millones de dólares otorgados a empresas de maletín a través de Cadivi, de lo cual no sabemos prácticamente nada…”

15.“Los colectivos de trabajo revolucionarios y organizaciones de base firmantes de este acuerdo, se comprometerán a trabajar en apoyo al gobierno en función de resolver estos grandes problemas y deudas con país, además de promover un plan interno de formación de cuadros técnicos capacitados para estos fines”.

El documento cierra con la precisión de que se trata un acuerdo de “fiel cumplimiento”, en el que cualquiera de las partes puede denunciar a la otra, y solicitan la formación de una comisión permanente de seguimiento. Además anteponen la “paz y la justicia” al respeto a la normativa legal del país.

Adicionalmente asomaron su interés de convertirse en un partido político, como lo hizo el Movimiento Revolucionario Tupamaro, pues más allá de sus afectos políticos “los colectivos son organizaciones autónomas”, dijo Orlando Padrón, uno de los voceros de la organización.