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Mar 20, 2017 | Actualizado hace 7 años
¿Es dictadura o no? (II), por Armando Durán

marea

Tras la derrota electoral de la oposición en la elección presidencial del 3 de diciembre de 2006, señalaba en estas mismas páginas que Hugo Chávez había perseguido en las urnas de aquel día tres objetivos.

El primero era, por supuesto, ganar, pero no por 4 votos, sino por una amplia mayoría. Los famosos “10 millones de votos por el buche” de la campaña electoral del oficialismo, para que nadie en Venezuela o en el resto del planeta dudara del carácter arrollador del liderazgo de Chávez. En segundo lugar, conseguir que la oposición reconociera su victoria, por abultada que fuera, para legitimar ante la comunidad internacional tanto el origen democrático de su presidencia como la pulcritud y transparencia del sistema electoral venezolano. Por último, consolidar con su victoria, aceptada por todos de buen grado, el desarrollo de una oposición, ahora dialogante, alejada para siempre de los atajos de la desestabilización y el golpismo a cambio de unos pocos e insignificantes espacios políticos en la estructura del Estado.

En pocas palabras, ese era el paso imprescindible para crear la ilusión de que en Venezuela reinaba un clima de paz y armonía de tanta magnitud que, incluso, el gran salto que se disponía a dar con la reforma a fondo de la Constitución para conducir Venezuela al socialismo sería a su vez el fruto de un gran diálogo entre el gobierno y la oposición.

Como todos recordamos, aquel 3 de diciembre no hubo sorpresa alguna. El 2 de febrero, en el Teatro Teresa Carreño, donde celebraba el séptimo aniversario de su ascensión al poder, Chávez les advirtió a sus partidarios la necesidad de evitar por todos los medios que la masiva abstención del 4 de diciembre del año anterior se repitiera ahora en la elección presidencial. La visita que le hicieron a Tibisay Lucena los tres precandidatos de oposición, Teodoro Petkoff, Julio Borges y Manuel Rosales, tuvo la finalidad de hacerle saber a la opinión pública nacional e internacional que ellos, en representación de la Coordinadora Democrática, confiaban plenamente en la imparcialidad del CNE y aceptarían sin chistar el resultado oficial del escrutinio. Segundo capítulo de esta telenovela fue el espectáculo que ofreció Rosales al reconocer su derrota mucho antes de que terminara la totalización de los votos. Peor aún, que muy pronto los voceros más calificados de la oposición coincidieron en señalar que, a pesar de la derrota de Rosales, la oposición había logrado una gran victoria política, porque el pueblo opositor, al darle la espalda a la abstención como herramienta política, había demostrado su madurez al depositar toda su confianza en la fórmula electoral para enfrentar el reto que representaba Chávez.

Me preguntaba entonces si los felices dirigentes políticos de la oposición no se dieron cuenta de que los resultados de la votación anunciados por el CNE “lo que en definitiva indican es que Venezuela finalmente se aproxima al estado perfecto de la normalización política, que desde el punto de vista de Chávez significa democracia socialista y revolucionaria, sin oposición verdadera, y que dentro de este esquema el único papel previsto para la oposición es estar ahí, adornando los salones y nada, absolutamente nada más”.

Lo inaudito es que desde aquella jornada, a lo largo de estos últimos y turbulentos años, la oposición ha insistido en representar ese triste papel de cómplice, más bien barato, por cierto, del régimen. Es lo que hizo el año pasado, cuando a pesar de la gran victoria popular en las urnas del 6-D-15 aceptó participar en la maniobra dialogante del régimen para impedir el pleno y real funcionamiento de la Asamblea Nacional, y que Luis Almagro pudiera aplicarle la Carta Democrática Interamericana al gobierno de Nicolás Maduro. Y es lo que hace ahora Henry Ramos Allup, fiel al electoralismo colaboracionista del 3 de diciembre de 2006, al pedirle al país y al mundo paciencia, porque la crisis venezolana se resolverá el año que viene por la vía de una “megaelección”. Simplemente para impedir que Almagro vuelva a invocar ahora la CDI, cuando la crisis venezolana por fin ha adquirido a los ojos de América y Europa la categoría de una auténtica catástrofe humanitaria.

@aduran111

El Nacional 

El militarismo que salió de la tumba por Miguel Henríque Otero

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Photo: AP

 

¿Quén podía imaginar, aún en los momentos más álgidos y tormentosos de la locura, que un militar ordinario, procaz y alucinado, sin formación ideológica alguna surgiera en los inicios del Siglo XXI como el nuevo mesías de las masas depauperadas que hoy perviven en la miseria extrema a lo largo de América Latina? ¿Y cómo pensar que el ojo zahorí de Fidel Castro podía captar en ese militar que olía a militar recién llegado del campo, al hombre que sería históricamente el instrumento cuasi perfecto para revivir su vieja ambición de construir un aparato propio en el «patio trasero» del imperio representado en Estados Unidos?

Ni mandado a hacer: aquel militar que sabía de marxismo lo que un torero de charcutería, le cayó del cielo a un Fidel fracasado, criticado a sus espaldas por sus propios herederos y, para mayor desgracia, impedido de moverse por América Latina con el atractivo que generaba su figura en un amplio sector de la izquierda carente de un líder (macho y militar) que le hablara recio y fuerte al imperialismo.

Chávez, antes de llegar al poder, puso su destino en manos de uno de los directores de cine más imaginativo de la historia: Fidel Castro, que lo convirtió en su actor preferido y, a raíz de su enfermedad, en su muñeco de ventrílocuo. De hecho, cuando el rey de España le dijo «¿por qué no te callas»? estaba mandando a callar al propio Fidel Castro.

Para quienes lo conocieron cuando apenas era un militar subalterno, cantando acompañado de un «cuatro» (instrumento musical muy popular en Venezuela) la sorpresa fue mayúscula cuando lideró el golpe contra Carlos Andrés Pérez porque nadie se lo tomaba en serio y le colocaron el mote de ‘El Loco Chávez’. Suena raro pero los militares no son dados a esos comportamientos histriónicos, pero si alguien le supo sacar provecho a esa «debilidad» artística fue precisamente Chávez.

Siendo presidente desarrollaba un tsunami de ansiedad cuando veía un micrófono en el escenario. De allí a enamorarse de la televisión y de usarla a cualquier hora del día y de la noche apenas hizo falta un paso. Contaba a sus amigos el veterano líder de izquierda Luis Miquilena y que en principio estuvo a su lado, que no había manera de que siguiera la línea de un discurso previamente establecido sino que, de repente disparataba y se lanzaba a hacer cualquier promesa o contar alguna anécdota de su infancia, la mayoría de las veces adornadas con aliños de su imaginación.

Que lograra ser líder de una conspiración en 1992 y una acción militar durante la cual murieron muchos venezolanos (entre ellos una pareja de jóvenes vascos que pasaba por el lugar de los enfrentamientos) sólo nos indica que el golpismo y el militarismo no están desterrados de América Latina y que la brecha entre civiles y militares a la hora de manejar el poder sigue siendo un peligro extremadamente vigente.

Lo peor de todo es que a la valentía y al coraje para defender la patria (que se supone es su misión) se le unió una inexpugnable ambición de poder y se dedicó a convertir a la sociedad civil en un cuartel, con todas las limitaciones que ello significa para el ejercicio de las libertades.

De la misma manera arbitraria en que disponen de los recursos para la tropa, de esa misma manera los militares asaltan el tesoro público. Si bien Chávez y su grupo usaron la excusa del combate contra la corrupción, hoy esta alcanza niveles incalculables según Transparencia Internacional. El mito de que los militares iban a poner orden y acabar con la inseguridad se ha derrumbado porque Venezuela está prácticamente a la cabeza en el continente en asaltos, secuestros, homicidios, las redes del narcotráfico y las modalidades más perversas de la delincuencia.

Una colaboradora de Hugo Chávez en la campaña confesó que cuando el Comandante Eterno supo que había ganado las elecciones (gracias las grandes cifras de abstención) su actitud cambió completamente y afabilidad dio un vuelco impresionante. Se volvió autoritario y poco accesible para aquellos que no fueran militares o sus incondicionales. A los pocos meses comenzó a traer médicos cubanos para que atendieran los servicios de salud en los barrios pero abandonó los hospitales y los ambulatorios que hoy están en la ruina.

Cuando un periodista de ‘El Nacional’ le preguntó por qué siendo militar había ganado todos sus torneos electorales civiles y, ¡ay! perdido la única batalla militar, la del golpe del 4 de febrero, se indignó y gritó «no había sido una derrota» sino un amanecer de la victoria del pueblo.

Hoy se presume que está sepultado en Caracas en una pequeña colina desde la cual dirigió su derrota militar. Sus amigotes han renombrado el sitio como «El Cuartel de la Montaña». En verdad es un cuartelito y no llega ni a loma. Eso sí, desde allí se ven las viviendas miserables de las barriadas pobres que en 15 años y con los mayores ingresos petroleros de la historia, el gran locutor de la revolución no logró cambiar. Son el recuerdo de sus mentiras.

 

@miguelhotero

El Mundo

El cuento “caza bobos” de “somos agredidos por el imperio” por Damián Prat

NicolásMaduro23

 

Cada vez que el gobierno venezolano del “socialismo del siglo XXI” confronta severos problemas internos, producto de sus propias torpezas, de sus graves errores de política económica, de sus afanes represivos totalitarios una de cuyas armas preferidas es criminalizar a los luchadores sociales o la legítima oposición democrática, anuncia  o un magnicidio, o un “golpe” (lento, contínuo, eléctrico mediante iguanas o con tucanos) o el manido cuento de la “inminente invasión yanqui”, que jamás ocurre.   Es un truco para manipular, para hacerse las víctimas, para crear artificialmente una épica que no tienen.

Si fuese cierto, tanto “el imperio”  como “la revolución”  son francamente ridículos.   ¿Cómo es que “el imperio nos agrede, quiere destruir al gobierno revolucionario” y al mismo tiempo auxilia a Pdvsa con préstamos de hasta 10 mil millones de dólares de tres de sus mas grandes transnacionales (Chevron, Halliburton, Schlumberger)  para que Pdvsa no se ahogue a pesar de su desastre interno y pueda sostener algunos de los proyectos de la Faja?.  Ese imperio es muy gafo.  Si el plan es agredir, ¿para que le presta un salvavidas a Pdvsa?.  Pero el gobierno “revolucionario” de aquí también es muy gafo.  Si “el imperio está a punto de invadirnos”, ¿como es que nunca hemos dejado de venderle el petróleo con el que fabricarán el combustible para mover los aviones invasores?.  Puro bluff.  Pura manipulación.

Hagan la lista de las veces que han anunciado que “el portaaviones (equis) está en (tal país del Caribe) listo para la invasión”.  En el pasado he encontrado militantes oficialistas que de verdad lo creían y lo argumentaban con una convicción que contrastaba una enormidad con la realidad.  Eso ocurre cada vez menos. Demasiada gente ha comprobado que era un truco para engañarlos y manipularlos.  Para tapar reclamos sociales legítimos o para criminalizar la legítima y legal acción política de las fuerzas democráticas.  Ayer recordé en ésta misma columna como Maduro, en septiembre de 2013,  usó inescrupulosamente la farsa de “la intervención de la embajada yanqui” para criminalizar a los trabajadores de Sidor y su legítima lucha, asegurando que los sidoristas eran “pagados por diplomáticos gringos”.  La oligarquía roja es inescrupulosa e irresponsable.  Hoy apelan al mismo “truco caza bobos” para fanatizar y manipular a fin de tratar de tapar el desastre económico que ellos causaron con su “estatismo salvaje”, con sus “controles” facilitadores de la gran corrupción del cadivismo rojo y con sus políticas retrógradas y reaccionarias.

Unos 4 años atrás estuvieron en Caracas, para un interesantísimo foro, los expresidentes socialistas democráticos, Fernando Cardoso, Ricardo Lagos y Felipe González.  Por increíble que parezca, en los días previos leí en varios medios pro-gobierno “denuncias” en tono casi histérico asegurando que estos hombres de estado (de los mejores presidentes en la historia de sus países, por cierto) venían a ese foro como parte de un plan que era la primera fase para la invasión “del imperio”.  Que los portaaviones ya estaban listos. ¡Dios!.  Y no les daba pena hacer un ridículo tan bochornoso escribiendo cosas como esa.

La única “agresión” concreta y verdadera es la de las sanciones a altos funcionarios del gobierno rojo rojíto en castigo por casos de corrupción y/o violación de DDHH.   La “agresión” es quitarles las visas de ingreso a EEUU y congelamiento de cuentas bancarias en dólares y/o propiedades de lujo.   ¿Pedir al pueblo que proteste contra eso es para “defender a la revolución” o para “defender a los corruptos”?.

Por cierto, no es que “el imperio” no haya intervenido en muchos lugares del mundo y en algunas épocas vivimos casos francamente indignantes, tanto de invasiones como de sostén a dictadores militares. Aquí en Venezuela, apoyaban al dictador Pérez Jiménez, asunto en el que, por cierto, coincidieron con Chávez con el correr de los años.  El detalle es que  no eran ellos solos.  El “otro imperio” actuaba muy parecido.  Recordemos tan solo la invasión de los tanques y tropas soviéticas en Checoslovaquia en 1968 o la de Hungría en 1956 para aplastar un enorme protesta obrera. Recuerdo, por ejemplo que uno de los argumentos de mas fuerza de Teodoro Petkoff en su libro “parte-aguas” de 1970 (“Checoslovaquia, el socialismo como problema”) fue recordar que “si repudiamos la invasión de EEUU a Dominicana en 1965, era insostenible no rechazar también la de los soviéticos a Checoslovaquia tres años mas tarde”, para aplastar por la fuerza militar a la llamada “Primavera de Praga” y al “Socialismo con Rostro Humano”.  Fidel, en cambio, rechazó y tronó contra la primera pero aplaudió y apoyó la segunda. O sea, las invasiones buenas y las malas. Los imperios buenos y los malos. Es como los “bipolares” de aquí que festejan como “fecha patria” el golpe militar sedicioso del 4F 92 y una semana después denuncian un supuesto golpe contra ellos.

Otro caso fue Afganistán, país que fue invadido militarmente por su poderoso vecino del norte, la URSS, en los ’80., por un asunto de “seguridad fronteriza”.  Típico argumento imperial. Casi dos décadas después vino la intervención de EEUU y la OTAN en Afganistán tras los ataques terroristas del 11-S (Al Qaeda usaba Afganistán como base de operaciones).

 

 

TIP  1:   Trabajadores muy molestos denunciaron ayer las amenazas y presiones recibidas de burócratas rojos para obligarlos a asistir a una marcha oficialista de hoy en Puerto Ordaz a pesar del rechazo mayoritario en el personal.  En CVG fue un militar que recorrió oficinas haciendo advertencias a gerentes y a los propios empleados.  Idéntica denuncia me la hicieron trabajadores de Venprecar y Sidetur.  Seguramente ocurrió igual en otras estatales. En Sidor, sin embargo, el rechazo a ir es muy mayoritario de tanto que los ha atropellado el gobierno. Lo mismo en FMO, en Carbonorca, las del aluminio y en las briqueteras.

TIP  2:    En Sidetur tenían tres meses sin producir ni una palanquilla, a pesar del reclamo de muchos trabajadores, o sea cero cabillas en las plantas de Guarenas y Lara, lo cual pone de bulto que la “guerra económica”  es del gobierno contra Venezuela.  Hace una semana arrancaron al fin a mover las maquinarias pero a la burocracia roja y a los “enchufados” de la robo-lución no les importa ni la producción nacional ni los reclamos laborales. Solo defender sus privilegios y negocios disfrazados de “defensa de la revolución ante el ataque del imperio”. Por eso habrían ordenado paralizar de nuevo a Sidetur amenazando al personal a ir a su marcha.

TIP  3:   Otro asesinato mas.   Imagino el dolor de la madre del jovencito Kluiverth Roa, de 14 años, asesinado ayer por la Policía “Bolivariana” en San Cristóbal en medio de una protesta.  Lloro con ella a la distancia. La lista de crímenes ocurridos en el período madurista crece, lamentablemente.   ¿Quién dio la orden para que los policías estuviesen con armas de fuego en una manifestación estudiantil?.  ¿Es el primer horrendo resultado de la “hermosísima” resolución 8610?.

TIP  4:  Van seis jóvenes asesinados con disparos en la cabeza en menos de una semana.  Eso es un horror inaceptable.   ¿Qué es lo que está sucediendo?.   El gobierno debe responderle al país sin esguinces ni medias tintas.  Ministros y gobernador hablan de “caso aislado” aunque luce lo contrario.   Un video aficionado mostrado ayer mismo atajó toda versión manipuladora por parte del gobierno.

TIP  5:  Leído en twitter.   1.- @porlagoma “El principio era el verbo, después viene el disparo”.   2.-   @danielalvarez01  “Claro que indigna, da rabia y provoca salir a responder con violencia, pero ese no es ni puede ser el camino. Ahí gana el régimen asesino”.  3.-   @carmenbeat  “En paralelo: un país indignado por la represión criminal y un parlamento oficialista cantando consignas comunistas desconectado de lo real”.   4.-   @Mibelis  “Por Dios. En AN diputados chavistas hablan de juventud, de esperanza, hombres nuevos. Y hoy en Táchira la verdadera Patria está en un paredón. 5.-  @eliaspino  “ Estamos ante los primeros frutos de la resolución 8610.  6.-  @fanzinero  “Consecuencia de la resolución Padrino López: Funcionario afirma que una «turba los atacó». Y que por eso accionó su escopeta”.   7.-   @orozcorosam  “Al ver la foto de Kluiverth, recordé cuando vi a mi hija Geraldine. El dolor me invadió porque hoy otra madre venezolana está de luto”.   8.-   @sumitoestevez  “La culpa no es sólo del policía asesino de Táchira, sino de un estado que le dice a sus represores que la impunidad está de su lado”.

Damián Prat

depece54@gmail.com

@damianprat 

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