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Ausencia remota pero vital que es el G-20, por Armando Martini Pietri

EN ARGENTINA, LA CIUDAD DE BUENOS AIRES estuvo congestionada durante 4 días, se reunieron Jefes de Estado y organismos multilaterales, para discutir programas, economías y planes de desarrollo. Encuentro repleto de reuniones, confidencias, negociaciones, acuerdos, desacuerdos, alianzas, donde la Venezuela deshilachadamente socialista del castro-madurismo no será más que, una realidad tomada en cuenta como faro rojo de alarma sobre lo que no se debe hacer.

El G-20 representa casi el 70% de la población mundial y 80% poco más, del producto. Proceso al cual el venezolano ni siquiera por equivocación, fue considerado. Unos pocos gobiernos aceptan reconocerlo -sin embajadores, sólo con Encargados de Negocios los más amables- hasta el 10 de enero 2019, y lo analizan como ejemplo ejecutante del peor y más nefasto Gobierno posible.

Jugar con fuego no es bueno, al contrario, muy peligroso. Regocijarse de sociedades que no estén comprometidas con libertad y democracia, negociar a espaldas de la ciudadanía es deshonesto, inmoral y delicado. La complejidad de los hechos, y lo difícil del escenario, obligan al oficialismo a reinventar su estrategia de alianzas nacionales e internacionales. Maduro ya no es relevante, se convirtió en un peón no grato de la geo-política cubana, china, rusa, turca y otros indeseables. Razón por lo cual, Estados Unidos incorporara -más pronto que tarde-, a Venezuela en la lista de países que auspician el terrorismo, y ello, complicara aún más, la sustentabilidad y dará un giro dramático y negativo para el castrismo venezolano.  

Para ser importante en el G-20 -cuyas decisiones nos afectan a todos-, la invitación concierne. Basta con tener una economía pujante, influyente y un gobierno razonablemente interesante, con mentalidad moderna y abierta a las nuevas realidades,-el futuro está a la vuelta de la esquina-, ninguno de los cuales tiene la Venezuela de hoy que ya ni siquiera es potencia petrolera porque cada semana produce menos, y lo poco, lo envía al mercado principalmente para seguir ayudando al castrismo cubano, omnipresente ideólogo del desastre nacional, y pagar el montón incontable de millones de dólares que el chavo-madurismo le ha pedido a China, Rusia, otros países, y así tener más dólares para el derroche. Y que, ausentes de facultades psíquicas e intelectuales, pretenden algunos convalidar en secretas negociaciones.

Si algo se discute en el trascendental foro bonaerense sobre esta Venezuela de 2018, es cómo se manejarán los gobiernos frente a la tragedia que cada embajada reporta día tras día a sus cancillerías, qué pueden esperar y cómo actuarán frente algunos opositores manchados y sospechosos de colaboracionistas, en los cuales venezolanos no confían ni creen, están hartos de escucharlos declarando alardes que no cumplen y dando marchas atrás, aullando silencios, cuando Miraflores necesita tranquilidad. O, simplemente, dejando a los ciudadanos abandonados, protestando por su cuenta con uniformados que siempre alegarán: sólo cumplían órdenes superiores, excusa perenne de violadores de los derechos humanos, torturadores y carceleros que fueron, algunos de ellos, juzgados, condenados, encarcelados en Nuremberg después de maltratar y asesinar a millones de judíos, franceses, belgas, holandeses, ingleses, rusos, checos, griegos y otras diversas nacionalidades.

El problema es que esos partidos -incluso más aún que el psuvismo- perdieron hace tiempo el necesario contacto con la gente, sean o no militantes, y andan volando en nebulosas por su cuenta y riesgo, sin que nadie quiera ni siquiera ir a votar aunque sea en su contra -trabajo que queda en manos del CNE-, o simplemente nadan en la superficie flotando sobre dineros, concesiones y ayudas que no reciben de su propia gente, salvavidas de quienes siguen montados por ahora en un bote que claramente -excepto para gobernantes y colaboradores- se está hundiendo.

Al G-20 le interesa porque algunas empresas de sus países aún quedan, disminuidas y tratando de aguantar la tormenta económica, política y social que cada día se hace más perfecta, porque son también los gobiernos que, agobiados por el denso y creciente éxodo venezolano, piden ayuda financiera; la masa de refugiados sobrepasa toda posibilidad económica.

Los cuatro días de sesiones del G-20 son importantes para los venezolanos no porque vayan a derrocar al heredero empeñado en consolidar la devastación como forma de mantenerse en el poder, sino porque son, difusores preocupados por esta estrategia castro-socialista de destrucción. Modelos arcaicos que no están preparados para afrontar el desafío, aún no hay conciencia para realizar cambios.

Un proceso suicida, (el cambio es responsabilidad de toda la sociedad), lo saben, y les preocupa, ésta no es aquella Venezuela pequeña, campesina que Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez recorrieron para adueñarse de todo -finalmente El Cabito fue despachado fuera del país; y el Benemérito sembró silencio y opresión con rudeza y férrea crueldad, mientras más ingresos petroleros recibía-, sino una nación arruinada que llegó hace décadas a tener importancia cuando recibía con amabilidad y gentileza a inmigrantes en busca de nuevas oportunidades, y ahora son venezolanos los que emigran para encontrar la igualdad, justicia social en un sistema digno y justo en el cual, las personas tienen las mismas posibilidades de acceder al bienestar social y poseen los mismos derechos políticos.

 

@ArmandoMartini 

 

Argentina, Australia, Canadá, Chile, Estados Unidos y México acordaron hoy una declaración para “desconocer” la victoria del presidente Nicolás Maduro en Venezuela ante la “falta de legitimidad” de las elecciones del domingo y amenazaron con aplicar al país sanciones económicas y financieras.

En el marco del encuentro de ministros de Exteriores del G20 realizado en Buenos Aires, el canciller argentino, Jorge Faurie, leyó el texto en el que los firmantes aseveraron que los comicios de este domingo son “una clara reafirmación de la ruptura de la legitimidad democrática en Venezuela”.

“Ante este resultado”, prosigue el texto, los Gobiernos participantes “consideran posibles medidas económico-financieras sancionatorias del régimen autoritario de Maduro, procurando en ello no afectar al pueblo venezolano”.

Los países del acuerdo subrayaron asimismo que “desconocen” los resultados de los comicios ante “la falta de legitimidad del proceso”, al haber sido convocados por “la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, excluyendo la participación de actores políticos” y no haber contado con “observación internacional independiente”