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Feb 27, 2016 | Actualizado hace 8 años
El día de la marmota, por Francisco Ibarra Bravo

Gasolina!

En aquella película, al meteorólogo interpretado por Bill Murray le toca vivir el mismo día una y otra vez. Frustrado con su trabajo se encuentra atrapado en un pueblo para cubrir el folclórico e intranscendente día de la marmota.  Lo que pensó que iba a ser solo un día de trabajo más, acaba alargándose por una tormenta que le obliga a quedarse a pasar la noche. Al día siguiente se levanta y se da cuenta que está viviendo el mismo día anterior. El ciclo se repite todos los días sin importar lo que haga para tratar de salir de la situación.

Los venezolanos parecemos estar atrapados en una dinámica similar.  La situación del país se deteriora día a día y el Gobierno no se decide a adoptar las medidas económicas necesarias. La alocución del miércoles 17 de febrero se parece aquel despertador con la canción I got you babe con el que se abrían todas las mañanas. En su amargura el protagonista decía: “cada mañana me levanto con esto y siempre es el mismo día”.  Así estamos.

En la larga cadena el Presidente volvió a hacer lo mismo: horas y horas de verborrea inútil y pañitos calientes que no resuelven absolutamente nada. Mientras tanto a los venezolanos nos parece haber visto esto muchas veces porque en realidad así ha sido. El gobierno pretende seguir ensayando las mismas recetas que nos han traído hasta el desastre actual.

En la película al protagonista le pasaba lo mismo. Trataba de suicidarse para poder salir de la dinámica en la que se encontraba. Cada vez que lo intentaba amanecía en el mismo día y despertándose con la misma canción. Llegado el momento decidió abrazar su circunstancia, abandonó su rabia  y comenzó a cambiar su forma de actuar. Es a partir de ese momento cuando comienza la redención del personaje hasta el momento en que finalmente amanece y es el día siguiente.

Dudo mucho que el presidente Maduro tenga ni el tiempo y la capacidad para poder transitar un camino de redención similar. No ha entendido todavía que el desastre actual no es culpa de ninguna guerra económica o de una confabulación mundial para deprimir los precios del crudo, ni siquiera se debe los bajos precios petroleros. El estado miserable de nuestra economía es el resultado de un conjunto de políticas económicas nefastas acumuladas durante muchos años.

Lo que evitó que la miseria llegase antes fue la gran bonanza petrolera. El chavismo contó con la suerte de tener precios elevados de petróleo por un largo tiempo. Eso le permitió darle vida a la falacia de que el socialismo es abundancia y bienestar. Cuando el presidente Maduro hizo referencia al período especial cubano dejó bien claro que para él lo importante es salvaguardar la revolución socialista a cualquier precio, incluso someter a una condición miserable a la población. Está por verse si los venezolanos desean lo mismo.

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Lo que le espera el año que viene a la economía venezolana en 10 puntos

La noticia en 10

 

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Las perspectivas para 2015 pasan por desmontar el control de cambio. Eso dijeron los analistas convocados por la firma Econométrica

 

Lisseth Boon @boonbar/ Adriana Nuñez @AdrianitaN

 

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1) Se levantará el control de cambio: Caída de los precios del petróleo, crecimiento del déficit fiscal, merma en las reservas internacionales, pago de la deuda externa pendiente, desplome de los inventarios, escasez generalizada y distorsión de precios conforman el cóctel de factores que obligará al gobierno de Nicolás Maduro a desmontar el control de cambio el próximo año. En este análisis coinciden los expertos participantes en el Foro Perspectivas Económicas 2015 organizado por la firma Econométrica, realizado en Caracas el jueves 20 de noviembre.

 

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2) La economía se impondrá sobre la política: Llegó la hora de la economía. Dominará a la política y no al revés. Los factores económicos marcarán la pauta en las decisiones que tomará el Ejecutivo. Así lo sustentan los economistas Francisco Ibarra, Henkel García, José Guerra, Felipe Pérez Martí y Ángel García Banchs.

 

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3) Impacto social: En el primer trimestre del año una gran conmoción social por colapso general de la economía: nada funciona, clase media arrinconada, base chavista frustrada y pérdida de legitimidad de los poderes, considera Pérez Martí, quien fue ministro del gobierno de Chávez. “La inestabilidad política está vinculada con la caída de los salarios que marca una alta inflación. No hay exportaciones que compensen la caída del petróleo, el endeudamiento es costoso y la oferta restringida”, apunta José Guerra,  ex gerente de investigación del BCV.

 

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4) Un modelo insostenible: La economía, tal como ha sido conducida por el gobierno, no da para más. “El modelo económico desarrollado durante 15 años es insostenible”, asegura Guerra.  2014 culminará con una recesión de la actividad económica, apenas comienza el túnel de la recesión. “La contracción no obedece a la caída de la demanda sino a la imposibilidad de restituir la oferta nacional porque no hay capacidad productiva”. Por lo tanto, 2015 “entrará en una nueva etapa”.

 

Los efectos colaterales de haber sostenido un control cambiario y de precios durante tantos años ya son evidentes. Los expertos coinciden en culpar a la regulación artificial de la distorsión en los precios de algunos productos y la escasez. “Con lo que cuesta un café de panadería puedes comprar cuatro kilos de pasta. Si los precios se mantienen artificialmente bajos se destruye la oferta”, señala Francisco Ibarra.

 

“Al control de cambio le queda lo que resta de vida de los inventarios”, considera García Banchs. En enero, los sectores alimentación y salud se ubicarán en un mes de inventario y en abril ya estarán en nivel cero. También consideró que “ no hay forma de evitar el estallido del sistema de cambio. La economía no volverá a crecer a hasta que se levante el control cambiario. Ya ni con dólares se resuelve el problema”.

 

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6) Hueco fiscal: La llamada reforma fiscal decretada por el presidente Maduro a mediados de noviembre no son la solución para llenar el “hueco fiscal”; por el contrario, Guerra cree que agudizará la inflación, «aumentará el déficit fiscal y liquidez monetaria”.

 

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7) Inflación por las nubes: Existe el riesgo probable de que alcance los tres dígitos, oscilando entre 125% y 190%.

 

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8) Devaluación:  analistas como Guerra descartan la posibilidad de que el gobierno anuncie una devaluación formal antes de las elecciones parlamentarias, por el costo político que implicaría. Sugiere que los productos cuyos precios se calculan a tasa de 6,30 bolívares por dólar irán pasando paulatinamente a la de 12. “La disminución de sueldos y salarios es inflexible a la baja, hay que reorientar el gasto público y relanzar los bienes públicos”, sugirió el también profesor de la UCV.

 

La tasa de cambio se ubicaría entre 50 bolívares por dólar (en el escenario ordenado, es decir, si Venezuela acude al FMI) y Bs. 90 por dólar (si no acude, con una contracción de 4% del PIB), calcula García Banch.

 

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9) Acuerdo nacional de gobernabilidad: será difícil implementar los cambios sin lograr antes un acuerdo nacional de gobernabilidad, que incluya a los diferentes sectores políticos y económicos. “Todo pasará por el pacto nacional que también implica modificaciones profundas, como mejoras de infraestructura y servicios públicos”, dijo García.

 

Pérez Martí da  60% de probabilidad al escenario del acuerdo nacional con ajuste económico. A un virtual golpe de Estado le otorga apenas entre 10% y  30%; a “la continuación del caos”, es decir, el mantenimiento del modelo económico, en un escenario donde se adelanten las elecciones parlamentarias que ganaría la oposición. Considera que Maduro no terminará su mandato.

 

Última

 

10) Iniciar la recuperación:  “Venezuela se encuentra rezagada en la región. Pero incluso con pequeños cambios en el entorno macroeconómico logrará un crecimiento similar a su potencial. Venezuela está destinada a mejores cosas”, considera García. “Tiene una capacidad de recuperación con mínimos cambios. Entre sus fortalezas, cuenta con el tamaño del mercado, nivel de educación superior y logros en salud y educación primaria”, enumera.

 

Un paso importante para recuperar la economía venezolana, insisten los economistas, es contar con instituciones independientes a los mandatos del gobierno central, “que no le digan que sí al gobierno cuando quiera financiar su déficit fiscal”, aseguró Pérez Martí.

 

Otras medidas importantes serían disminuir el suministro petrolero a otros países, renegociar la deuda externa, estimular la inversión, establecer reglas de juego claras para el mercado y reorientar el gasto social.

 

La situación económica en Venezuela “está tan desquiciada que con un mínimo de cordura mejora”, cree Pérez Martí.  Propone bajar el déficit de 20% en el PIB aumentando el litro de gasolina a 10 bolívares y reducir el gasto público (por ejemplo, el presupuesto asignado a  proyectos militares), entre otras acciones. “Las soluciones a la crisis están aquí, no en el FMI. Hay que quitarle el dinero a los cazadores de renta, a los corruptos, contrabandistas, intermediarios, para redistribuirlo a otros gastos”, aseguró.

 

Director de Econométrica analiza panorama económico para 2015

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Redacción RunRun.es

El Director de Econométrica, Francisco Ibarra Bravo, en una entrevista para Unión Radio, realizó un balance en materia económica de la situación del país para el cierre del año 2014 y también de las perspectivas para el venidero 2015.

El economista aseguró que el Banco Central de Venezuela no ha proporcionado las cifras oficiales de inflación por seguridad.

Ibarra indicó que es necesario un cambio de gobierno que tome diferentes medidas y decisiones económicas para poder rescatar al país. Aseguró que una de las principales medidas para el cambio es la modificación del esquema cambiario debido a que si este no cambia la situación no se va a revertir. Dijo también que el gobierno no ha dado indicios de mejorar la situación económica por los recientes aumentos salariales entre los militares y los trabajadores.

 

Escuche el audio completo de esta entrevista y entérese de las recomendaciones de Ibarra Bravo para mejorar la crisis económica por la que atraviesa Venezuela aquí:

 

PRIMERA PARTE:

SEGUNDA PARTE:

Ampliación de la Seguridad Social por Francisco Ibarra Bravo

Fue aprobada la modificación de la Ley del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) para permitir la inclusión de los trabajadores informales. Para aquellos que estamos a favor de un sistema de cuentas individuales de retiro cualquier reforma que mantenga el actual esquema aportes y retiros a la seguridad social siempre sabrá a poco. Dicho esto, la inclusión de los trabajadores informales dentro del esquema es una buena noticia pero una cuyas consideraciones deben ser analizadas.

El primer aspecto es que ante el desconocimiento del ingreso real de los trabajadores informales es muy difícil establecer cual deberá ser aporte de cada uno al IVSS. Los aportes hechos por los trabajadores formales están vinculados al salario que perciben. En el actual esquema de contribución existe, además de una distribución intergeneracional del ingreso, una distribución a través de los niveles de ingreso. Todos sabemos que para las escalas más elevadas de salario la contribución hecha es menor que la pensión que se recibe y con elevada probabilidad mucho mayor a la atención médica que se disfrutó en las instalaciones del IVSS. Esto es así en todos los esquemas de contribución colectiva. En caso contrario, para aquellos con menor salario, los aportes que hacen al seguro social son menores a lo que en efecto reciben. Estas transferencias ocurren dentro de una misma generación así como entre generaciones. Esto ocurre porque en el sistema de contribuciones colectivas el dinero con el que se cancelan las prestaciones de las personas en edad de retiro proviene de los actuales contribuyentes. El desconocimiento del ingreso real de  los trabajadores constituye una limitante importante, dicho sea de paso es la misma a la que se enfrenta el Estado cuando quiere cobrar impuestos a estos trabajadores. La ideal sería, asumiendo que se mantenga el actual esquema, que mediante la inclusión de estos trabajadores en la Seguridad Social, se les pudiese de alguna forma regularizar. No sería conveniente el establecimiento de una tarifa plana de contribución, si bien ante las dificultades existentes es posible que sea lo que se termine adoptando.

El segundo aspecto va más allá de la inclusión de las trabajadores informales. Esto deja actualmente por fuera un gran número de venezolanos que nunca pertenecieron al mercado formal y que ahora no están en edad de trabajar. Si bien existen ciertas transferencias que el estado asigna para este tipo de personas, por lo general no tienen la formalidad y confiabilidad que tiene el pago de las pensiones del seguro social. Este es un aspecto que debería considerarse.

Retomando el punto inicial, estos retoques a la Ley del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) no generarán a largo plazo mayor sostenibilidad al actual sistema. Lo que actualmente viven algunos países europeos, que se agravará en el futuro, ocurrirá en Venezuela en algún momento del tiempo. La única manera de evitar esto es avanzar a un sistema de cuentas individuales. A diferencia de lo que ocurre en muchas partes del mundo, en Venezuela la transición hacia este tipo de esquema no tendría que ser traumática pues se cuenta con una renta externa que permitiría hacerlo. Lamentablemente los sistemas de cuentas individuales en Venezuela y en el mundo en general gozan de poca popularidad.

 

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

Cálculos rocambolescos de salario mínimo por Francisco Ibarra Bravo

El sábado pasado el Presidente anunció el aumento de salario mínimo. Pocas fechas son tan esperadas en Venezuela como estos días del abril donde usualmente se da este anuncio; a la mente sólo me viene el inicio de la temporada de beisbol profesional. El aumento decretado es 15% el primero de mayo y otro 15% el primero de septiembre, calentito para el tramo final de la campaña electoral. El gobierno hace un anuncio para comunicarle a los trabajadores que les aumenta 15%, en espera de la inflación del mes de abril, esto ubicaría el poder de compra del salario mínimo en un nivel similar al del momento del aumento de septiembre pasado. El gobierno alardea con este mediocre resultado pero la culpa no es del gobierno, cual niño chico, la culpa es de aquellos que le ríen las gracias, en este caso: el electorado.

El anuncio en este caso dio para más, mucho más. A medida que transcurría la lectura del anuncio esperaba ansioso ese momento donde el gobierno nos recuerda que el salario mínimo en dólares es el mayor de Latinoamérica. Este mal chiste se ha convertido en un clásico de los anuncios sobre aumentos salariales. Digo un mal chiste porque al no haber libre convertibilidad este tipo de comentarios tendenciosos sólo tienen la finalidad de vender una realidad que no existe. La verdad es que el salario mínimo en países como Chile o Uruguay compran mucho más de lo que lo hace el salario mínimo nacional y no sólo porque cuando van a comprar lo que desean lo consiguen. Ante la inflación galopante que vive el venezolano sólo queda hacer una comparación ficticia para consolarnos y decir “imagínense como están los demás”. El problema es que los demás no están tan mal y peor, en los últimos años han venido mejorando.

Este año el Presidente decidió ir más allá y compartió sus grandes dotes matemáticas para hacer aún más cálculos con el súper salario mínimo de los venezolanos. No se conformó con llevar el salario mínimo a dólares sino que decidió anualizarlo, con todos sus beneficios y decirnos que el salario mínimo de un venezolano anual son USD 10.476. Este cálculo tiene el problema que mencionamos anteriormente, al no existir libre convertibilidad el tipo de cambio que se emplea no refleja el verdadero valor del bolívar y por lo tanto el poder de compra del salario en dólares. Ahora, es tal el sin sentido que el Presidente anunció que el salario mínimo se acerca al PIB per cápita y que “habría que ver en cuantos países esta relación se da”. Yo le adelanto Sr. Presidente que en ninguno. La razón es sencilla; el PIB por habitante debe ser mayor que el salario mínimo porque no todo el PIB va al pago de sueldos y salarios, estos son solo una parte del PIB. Por el otro, la única manera de que el ingreso mínimo fuese igual al ingreso medio (aproximado por el PIB per cápita) sería que todos los trabajadores detentaran sueldo mínimo. Esta sería una curiosa forma de confesar que en Venezuela la gran mayoría, pese a los 13 años de revolución bonita, sigue percibiendo salario mínimo o que existe una gran cantidad de personas que ingresan menos que el salario mínimo. La realidad es que en este caso cuando el Presidente trató de darle más duro al autobombo el mismo rompió el parche sin percatarse. Como en todo el gabinete no hay nadie que tenga una mediana formación económica, dejan que el Presidente haga el ridículo en un anuncio donde queda en evidencia que el poder adquisitivo del salario mínimo medido en dólares es mucho menor de lo que quiere vender.

El poder de compra del salario en una nación está determinado por la productividad de sus trabajadores. Los japoneses ganan mucho más que los venezolanos porque son mucho más productivos no porque coman más sushi. Lamentablemente el poder de compra del salario no se puede decretar. Es por ello que los constantes decretos de aumento salarial tienden a volverse sal y agua cuando aumentan los precios. En este caso no será diferente. Para cerrar el círculo el Presidente ha dicho que para cubrir el pago de este nuevo aumento el gobierno necesitará Bs. 20.588 millones. Si empleamos el tipo de cambio oficial, el mismo que empleó el Presidente para sus curiosos cálculos, se requieren USD 4.788 millones para acometer este gasto. Todos sabemos que eso lo van a pedir prestado, esperemos que lo hagan en bolívares y el candidato de alguna manera u otra es el mismo: el hombre simpático de bigote espeso y sonrisa amplia.

 Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

 

Comercio intrarregional por Francisco Ibarra Bravo

Hace algunos años algunos presidentes latinoamericanos celebraron el entierro del ALCA. Comandados por Brasil, algunos creyeron que lideraban cuando en realidad sólo eran borregos que servían a los intereses proteccionistas del mayor estado de la región. Esta postura se entendía en los socios del Brasil en el Mercosur que salvo Argentina, poco peso tienen a la hora de influenciar al gigante del sur.

En Venezuela el gobierno y sus allegados celebraron con bombo y platillo haberle dado un portazo en la cara al proyecto “imperialista” de los EE.UU. Creyeron que se habían anotado una victoria cuando en realidad la victoria se celebraba en portugués y un poco más al sur. Como era lógico suponer, luego intensificaron las tensiones dentro de la CAN cuando tanto Perú como Colombia continuaron con sus esfuerzos para lograr un tratado de libre comercio con los EE.UU. Estas tensiones desembocaron en la salida de Venezuela de la CAN en lo que pareció una pataleta de niño malcriado. Posteriormente su adhesión todavía no consolidada,  al MERCOSUR, lució más como un arrebato de despecho que como una política de Estado. Estas decisiones solo han sido una muestra más de lo profundamente visceral e impulsiva de nuestra política exterior, en este caso además influenciadas por el grupo dogmático que ha elaborado la política económica en estos últimos años.

La realidad es que el comercio que ha crecido con mayor fuerza en los últimos años y en gran medida apoyado en los acuerdos de libre comercio ha sido el comercio intrarregional. Pese a  haber crecido de forma importante, todavía el nivel de intercambio comercial en América Latina es bastante bajo comparado con lo que ocurre en Asia y Europa. Esto indica que todavía existe mucho potencial de crecimiento del comercio intrarregional. El comercio, desde siempre ha sido una importante fuente de crecimiento y bienestar económico. Incentivar el crecimiento del comercio entre los países de la región es una prioridad porque constituye uno de los pilares fundamentales para mejorar los niveles de eficiencia de nuestras economías, generar empleo, crecimiento económico y en última instancia bienestar.

Venezuela ha decidido darle la espalda al comercio con la región, no de manera frontal, sino empleando trabas, restricciones y el mayor mecanismo con el que cuenta el gobierno para distorsionar la economía como es el control de cambio. Mientras que las economías de Colombia y Perú han tenido un desempeño económico notable en los últimos años, incluida la pasada crisis financiera internacional, la economía Venezolana ha transitado un camino tortuoso. Hoy valdría la pena preguntarnos si fue adecuado tomar el camino que tomamos. Este gobierno no es dado a la reflexión, como aun menos lo son aquellos ideólogos que detrás de bambalinas estructuran la política económica. Esa gente confirma aquello de que llegado a un punto en la vida, algunos antes otros después, no importa con cuanta fuerza la realidad nos golpeé seguiremos afianzándonos a nuestras creencias. Eso siempre ha tenido un nombre: fe. Lamentablemente la fe es insuficiente como para estructurar una política económica coherente, sobretodo cuando se le tiene fe a las ideas trasnochadas del siglo XIX.

El comercio intrarregional debe ser una prioridad para Venezuela y en particular aquel con su socio más cercano que es Colombia. En estos días revisando las cifras, en el punto máximo el comercio binacional de bienes llegó a ser superior a USD 7.000 millones, hoy en día está alrededor de USD 2.000 millones. Estamos perdiendo una importante oportunidad despreciando el comercio como una importante fuente de crecimiento económico. Venezuela debe retomar su integración comercial con Colombia y también con el resto de los países de la CAN.

@franibar10

 

Las prestaciones sociales y los tipos de interés por Francisco Ibarra Bravo

La semana pasada comentábamos sobre la insistencia de algunos sectores en restablecer la retroactividad en las prestaciones sociales. Destacábamos que pretender volver a ese esquema era contraproducente, no sólo para los trabajadores formales sino también para aquellos venezolanos que aspiran a tener un empleo digno, con prestaciones, seguridad social, vacaciones, utilidades, etc.

 

Es realmente curioso que aquellos que dicen defender los derechos de los trabajadores crean que la manera de defenderlos es atacando al empresariado y a aquellos que generan los puestos de trabajo. Esta visión primitiva, pero ampliamente extendida, es la causa de las precarias condiciones en las que se encuentran un buen número de venezolanos. Si de verdad estas personas detrás de la propuesta de ley del trabajo quisieran defender el bienestar de los trabajadores empezarían por buscar la manera de proteger el valor de las prestaciones que actualmente se le cancelan a los trabajadores. Lejos de prestarle atención a esto, lo hacen es seguir el la tónica ideológica que pretende culpar a los empresarios de todas las dificultades que sufren los trabajadores.

 

Las prestaciones sociales deben canceladas por los empleadores, luego ese dinero debe rendir un interés. En Venezuela la tasa de interés de estos saldos está regulada y fijada en Gaceta Oficial. En la última Gaceta Oficial fijó la tasa para el cálculo de las prestaciones sociales en 15,7%. Esto quiere decir que si un trabajador, por ejemplo, deja sus utilidades en un fideicomiso, el retorno que esperaría obtener en un año sería de aproximadamente 15% mientras que la inflación en Venezuela se ubica por encima de 25%. Esto quiere decir que existe una pérdida del valor de las prestaciones sociales del trabajador de alrededor de 10% cada año. Inexplicablemente, estos “defensores” de los trabajadores no emiten comentario alguno sobre esta realidad. Venezuela es quizás el único país del mundo con una inflación elevada donde un sector radical que dice defender a los trabajadores, se dedica a hablar de todo menos del incremento de los precios.

 

La represión financiera en Venezuela ha tenido repercusiones de todo tipo, desde aislar al país de los flujos de IED hasta permitir tipos de interés reales negativos por un largo período de tiempo. Lo peor de todo es que el sostenimiento de tipos de interés reales negativos ha tenido un escaso efecto en la inversión nacional, en gran medida, debido a la inseguridad jurídica. La represión financiera existente en Venezuela ha atentado contra el valor del ahorro, parte de ese ahorro es el de los trabajadores en forma de prestaciones sociales. La primera lucha que deberían emprender quienes dicen defender a los trabajadores es contra la inflación y los tipos de interés reales negativos que son los que verdaderamente deprimen los ingresos de los trabajadores, presentes y futuros. En lugar de pretender regresar al viejo e insostenible esquema de retroactividad en prestaciones sociales. Una medida interesante, dada la realidad actual, sería cancelar a los trabajadores sus prestaciones trimestralmente de manera que ellos las pudiesen invertir de la manera que consideren. Ahora, si de verdad los diputados y grupos detrás de la pretendida reforma laboral quisieran defender a los trabajadores deberían irse a encadenar a Carmelitas cada vez que Merentes sonríe. El principal responsable del deterioro del poder de compra del salario es ese señor simpático de bigote espeso, que junto con “Pierre Nodoyuna” Giordani y “Rojo-Rojito” Ramírez han contribuido a generar las condiciones para que la inflación en Venezuela sea un problema crónico. La retroactividad no resolverá el problema, solo hará más difícil crear puestos de trabajo. La única manera de preservar el poder adquisitivo, presente y futuro de los trabajadores, es logrando la estabilidad en los precios.

 

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10

 

 

Esta semana nos sorprendió, si es que cabe sorpresa alguna, con la reducción de los precios de ciertos productos. Sería tentador sentarse a escribir sobre lo contraproducente de estas medidas impulsadas por la Sundecop. También es cierto que sería llover sobre mojado, en otro medio comenté que en el comando de campaña de Capriles deben estar celebrando este tipo de medidas pues solo traerán desabastecimiento, políticamente más costoso que la inflación. Ahora, la publicación de los resultados del último censo y las últimas declaraciones sobre la nueva ley del trabajo creo que dan para algo más interesante. Después de todo, salvo en contados círculos radicales, todos estamos de acuerdo que los controles de precios no resuelven el problema de la inflación.

 

Los resultados del censo confirman que en Venezuela la tasa de natalidad ha venido disminuyendo. La edad mediana, la que divide la población a la mitad, pasó de 18 a 26 años entre los últimos dos censos. A la par de esto ha aumentado el porcentaje de la población en edad de trabajar en lo que se denomina bono demográfico. Esto permitiría menores inconvenientes para que la seguridad social cumpla con las pensiones debido a que cuenta una mayor base de aportes para ello, esto pese a que la edad de retiro sigue sin variar y la esperanza de vida del venezolano llega a más de 74.

 

Por otro lado, en la AN, inoculados con el mismo virus de los profetas del “precio justo”, han venido avanzando en la agenda para restablecer la retroactividad de las prestaciones sociales. Como si esto fuera poco, al mismo tiempo promueven la reducción de la jornada laboral. Cuando el mundo entero se está cuestionando la sostenibilidad de los esquemas de retiro de contribución colectiva e incluso en algunos países donde se redujo la jornada laboral se está considerando revertir la medida, en la AN aun quedan lumbreras proponiendo lo impracticable en materia laboral.

 

Sobre la retroactividad, la realidad es que usted no puede sacar más plata de un bolsillo de la  que mete.  Las prestaciones sociales son pagadas por los empleadores y constituyen un fondo de ahorro de los trabajadores. Lógicamente tendrán un rendimiento producto de las inversiones que con ellas se haga, en la mayoría de los casos en Venezuela un fideicomiso que paga menos que la tasa de inflación. Ahora, pretender que los empleadores, públicos y privados, calculen estas prestaciones de forma retroactiva con el último salario vigente exactamente pretender sacar de un bolsillo más de lo que en este se ha metido. A todas luces es una situación insostenible y que los diputados pretendan volver a esquemas obsoletos le hace un flaco favor a la clase trabajadora venezolana.

 

Es absurdo que en un país con una tasa de desempleo elevada y una gran porción de la población empleada en la economía informal se estén dando este tipo de debates, en lugar de otros más provechosos sobre como generar empleos formales de calidad. La reforma laboral que este país necesita es una que genere empleo no que haga más costoso y problemático crearlo. Adicionalmente y para conectar con las cifras del censo, el hecho de que exista un bono demográfico y  la tasa de natalidad de la población esté disminuyendo indica que en algún momento el país y su esquema de seguridad social entrará en una dinámica similar a la de ciertos países desarrollados. Estos esquemas tienden a ser insostenibles porque de invertirse la pirámide poblacional dejan a un gran número de personas dependientes sobre un número reducido de personas productivas.  Si bien Venezuela todavía está lejos de ver su pirámide poblacional invertirse, la disminución de su tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida generan presiones sobe el sistema de seguridad social a largo plazo. Estas presiones en un primer momento podrían ser contenidas aprovechando el bono demográfico y constituyendo un fondo de ahorro, similar al que en EE.UU. se constituyó previendo el retiro de los baby boomers.  Lamentablemente, en la AN no vemos a los diputados discutiendo una reforma laboral que tienda a generar empleo de calidad o tomando medidas para proteger y extender el sistema de seguridad social. Si uno quisiera ser cínico diría que lo que están haciendo es viendo la manera como sacarle el mayor provecho posible a su empleo formal de diputado, sin preocuparse de verdad  por el problema laboral de las mayorías que no es otro de cómo lograr acceder un empleo formal. Esto solo si quisiéramos ser cínicos, lo más probable es que esto solo sea otra muestra de la escasa capacidad que tiene la actual mayoría parlamentaria  para aportar verdaderas soluciones a los problemas del país.

 

Francisco Ibarra Bravo

@franibar10