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En Caracas la difteria se vacuna en silencio

LA SITUACIÓN DE LA DIFTERIA es ya conocida por muchos venezolanos, sin embargo la desinformación en cuanto a las campañas de prevención y vacunación por parte del gobierno es más que evidente. Durante un recorrido de dos días por distintos centros de salud, la información acerca de jornadas de inmunización contra la difteria en Caracas, siempre fue errada.

Primer día, lunes 8:30 am, Distrito Sanitario Número 7, en La Urbina: Aunque había una larga cola de personas, era para vacunarse contra la fiebre amarilla y la infección por tétanos. No estaban vacunando contra la difteria. La información ofrecida por el encargado de seguridad del lugar fue que la inyección solo la estaban aplicando en el CDI de la Urbina, en el Hospital Pérez de León II y en el Materno Infantil de Petare, esto en el este de la ciudad.

CDI de la Urbina, 9:10 am: Al ingresar al centro de salud la enfermera informó que en ese centro ni en ningún otro CDI estaban vacunando contra la difteria. A las 9:40 am, en el Materno infantil de Petare, la situación no fue distinta: “No se está vacunando contra la difteria”. Tanto en el CDI como en el Materno no había un cartel informativo que alertara a las personas de una posible jornada de vacunación.

Aunque en el primer día de recorrido en el Pérez de León II de Petare no estaban vacunando, la información ofrecida por el vigilante fue clara: “Aquí se vacuna de martes a jueves, de 8 de la mañana a una de la tarde, venga mañana”.

Este recorrido se realizó durante el lapso del plan de vacunación contra la difteria que anunció el gobierno nacional, el cual inició el pasado 8 de noviembre en nueve estados del país: Bolívar, Delta Amacuro, Monagas, Sucre, Anzoátegui, Guárico, Amazonas, Apure y Aragua y que finalizará el 20 de noviembre. Luis López, Ministro de salud anunció a través de VTV que cuentan con 9 millones de vacunas que, en principio se enfocarán en las personas más vulnerables.

Segundo día de recorrido, martes 7:30 am. Hospital Pérez de León II de Petare: Al llegar al centro de salud la cantidad de personas que iban a vacunarse no pasaban de 40. Pocos de los que estaban en la sala sabían que en el país hay un brote de difteria. La mayoría eran madres que llevaban a sus hijos para que los vacunaran contra otras enfermedades como la fiebre amarilla, otro grupo estaba de acompañante y aprovechó la oportunidad para protegerse. No había una información clara de qué vacunas se estaban poniendo, solo preguntándole a la enfermera se obtenía la información.

La enfermera encargada de la inmunización al ser consultada por la procedencia de la vacuna aseguró que desde hace muchos años provienen de la República de Cuba. Con respecto a la cantidad de dosis afirmó que no son muchas y las que tienen no alcanzan para vacunar a toda la población de Petare. Para constatar que contenía la vacuna se le pidió el envase o la caja pero se negó alegando que eso debían devolverlo.

Martes 8:40 am, Registro Sanitario Número 3, en San Martín: La realidad no fue distinta. Había mucha gente, pero la mayoría solo iba a sacar el certificado de salud. Cuatro personas indicaron que no sabían que había un brote de difteria. El vigilante del Distrito informó que solo estaban vacunando contra la fiebre amarilla y que el toxoide diftérico posiblemente lo estaban colocando en el ambulatorio “Anibal Marín Vegas”.

9:30 am: Cinco cuadras más adelante estaba el ambulatorio, sin personas y casi a oscuras. Cuando se le preguntó a la enfermera si estaban vacunando contra la difteria dijo que sí, pero que solo en horas de la tarde. Comentó que solo tenía 10 dosis y que le darían prioridad a los niños. Sobre el origen del medicamento confirmó que venía de Cuba. Aseveró que en ese ambulatorio llega el toxoide diftérico “de vez en cuando”. Mariana Paz, habitante de la Parroquia San Martín dijo que se enteró que iban a vacunar por casualidad, iban a vacunar a mi nieto y escuché cuando la enfermera dijo que tenían vacuna contra la difteria.

Silencio diftérico

Aunque organismos como la Organización Panamericana de la Salud ya han advertido la situación de la difteria, el silencio es el gran protagonista en el tratamiento de esta enfermedad que se consideraba erradicada desde hace 24 años en Venezuela.

Solo en la cuenta de Twitter del hospital Pérez de León, había un tuit del 2 de noviembre donde informaban que estaban vacunando contra la difteria.

Ante el silencio del gobierno, Google responde 

Ante el silencio del gobierno con el tema de la difteria, los venezolanos recurren a herramientas tecnológicas para informarse principalmente de qué trata la enfermedad, cómo prevenirla y cómo tratarla.

Del 22 al 25 de octubre de 2017 la palabra difteria se convirtió en una de las palabras más buscadas en Google Venezuela, récord que solo se había alcanzado en la semana del 25 de Septiembre al 1ero de octubre de 2016. Aquí una imagen que demuestra el crecimiento en las búsquedas:

ComparacionGoogleDifteria

Vea aquí cuales son las búquedas más populares: La Difteria contagia a Google Venezuela

Julio Castro, médico infectólogo explicó que todo el mundo debe vacunarse para evitar que la difteria se convierta en una pandemia. Aseguró que el gobierno nacional no ha tomado las medidas necesarias para evitar que esta enfermedad se siga propagando. “Si ellos (gobierno) logran vacunar a todas las personas controlan la epidemia, aún están a tiempo”, confesó Castro. 

Con respecto a la poca información que ha ofrecido el gobierno, considera que la situación es alarmante, debido a que en14 estados del país ha habido casos positivos para la enfermedad. 

A juicio de Jorge Díaz Polanco, miembro del Observatorio Venezolano de la Salud, la crisis en materia sanitaria se debe a las malas políticas gubernamentales que no satisfacen las necesidades de la población. 

El experto comentó que también hay un repunte significativo en enfermedades como tuberculosis y malaria. 

 

Reprimen fuertemente a la oposición en el oeste de Caracas

LA GUARDIA NACIONAL BOLIVARIANA (GNB) reprime a manifestantes opositores en varios puntos del oeste y sur de Caracas. Los ciudadanos que partieron desde Montalbán son repelidos en El Paraíso, mientras que los que se concentraron en las parroquias San Pedro, El Valle y Coche son reprimidos en Santa Mónica.

Algunos lograron pasar los piquetes y marchan para las 12:00 pm a través de la autopista Francisco Fajardo. Sin embargo, no son la mayoría de ellos.

El diputado José Manuel Olivares, quien acompaña la movilización desde El Paraíso, indicó que un funcionario les dijo que no pueden marchar en el municipio Libertador de Caracas.

«Lamentamos mucho que un grupo de la GNB nos indicó que no podemos marchar en el municipio Libertador. Esta es una macha convocada y que es responsabilidad del ministro Reverol», expresó Olivares.

Otras personas se encuentran en San Bernardino, específicamente en la plaza La Estrella. Un joven que se encontraba allí fue herido de bala y para el mediodía de este miércoles está en estado de gravedad. La responsabilidad se la atribuyen a presuntos colectivos.

Para el mediodía, solo una parte de los opositores logró llegar hasta Plaza Venezuela y son reprimidos por la GNB.

 

Diversas personas reportaro la situación a través de Twitter:

 

 

*Con información de El Nacional

Este es el año, es el año más caro para ir al Estadio Universitario

@MariaAlesiaSosa

Juego Caracas-La Guaira, 14 de octubre de 2015

Va gritando: “¡Tequeños, tequeños!”. Un fanático le hace señas para pedirle una ración. La samba de La Guaira no permite escuchar nada. “¿Cuánto?”, pregunta el joven subiendo la voz y elevando la cabeza por encima de la fila en la que está sentado. El vendedor, desde la escalera, le responde con la mano abierta y los cinco dedos.

El joven, no entiende, y le pregunta dibujando una cifra en el aire: “¿Ciento cincuenta?”.

—¡Quinientos! ¡Quinientos!— repite el vendedor.

—¡No, pana! ¡Te volviste loco!

Alberto Jaimes, quien vende tequeños en el estadio Universitario desde hace cinco temporadas, dice que las ventas han bajado porque el año pasado la ración costaba 150 bolívares y este año subió a 500. “Las ventas están flojas por los precios, la gente no quiere comprar. Este año ha sido el peor, es una locura, los precios de la comida y las entradas”.

Jaimes cuenta que en una noche de temporadas anteriores vendía entre 150 y 200 raciones, y este año en el quinto inning sólo le habían comprado 30.

“Antes, la gente me compraba de a dos raciones, y ahora me compran sólo una, si es que compran”, se queja.

En uno de los encuentros más populares de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), un Caracas-La Guaira, las gradas están casi vacías. Y en las tribunas se ven decenas de sillas sin gente. El precio de las entradas también ha subido considerablemente. En los bleachers, un boleto cuesta 530 bolívares, mientras que en sillas, dependiendo de la zona, los precios oscilan entre 450 y 2.000 bolívares.

No se trata de que la fanaticada ya no crea en sus equipos, asegura Alberto Gómez, aficionado a los Tiburones de La Guaira. “La inseguridad y los precios de las entradas no invitan al fanático a ir al estadio. ¡De que es el año es el año!”, reitera con la tradicional frase de los guairistas.

Edgar Trejo, está abonado con los Tiburones desde hace 4 años, y por primera vez —dice— que ha tenido que limitarse en sus consumos. “Tomar menos cerveza y no comer absolutamente nada en el estadio. Tengo que venir comido. Antes invitaba a otra persona pero ahora es imposible. Está súper caro todo, desde la cerveza, la comida, la mercancía, los precios son exorbitantes”.

Tarcisio Gómez es estudiante de ingeniería, está abonado y dice que también ha tenido que limitarse en sus consumos. “Trato de venir comido, y ahora restrinjo las cervezas a la mitad, porque de 36 bolívares que pagaba el año pasado, ahora cuestan 100”. Otro gasto que tiene es el estacionamiento del parque universitario, que hace un año costaba 50 bolívares, y ahora aumentó 150.

“Es inviable venir a todos los juegos de la temporada. Este fin de semana hay juegos todos los días y es una locura. Es imposible”, comenta el estudiante de ingeniería.

El peor en 30 años para el cervecero

Alí Molina lleva 30 años trabajando como cervecero en el Universitario. Este año le ha pegado la crisis, dice, porque pasó de servir 15 cajas de cerveza, a sólo 5 cajas en una noche. “Es fuerte, mis ingresos han bajado mucho, lo que hago en un juego es muy poco. Por cada caja que sirvo, me pagan 80 bolívares. Me redondeo con las propinas”.

Además la fanaticada a la que siempre atendía en la zona A3 y A2 ya no es la misma, porque el costo de los abonos ha subido. “Mis clientes de siempre han tenido que irse a otros puestos más baratos”.

José Manuel González trabaja para la empresa que presta seguridad en el evento deportivo, y se atreve a calcular que la asistencia ha disminuido más de 40%. “Antes un Caracas-La Guaira se llenaba casi todo el estadio pero ya no. Será por los ingresos, el sueldo no alcanza ya”.

Un empleado de las tradicionales Areeipas del estadio, confiesa que el movimiento “está bajo, para ser un Caracas-La Guaira”. Dice que debería haber más gente, pero reconoce que les ha ayudado tener un punto de venta para pasar tarjetas, porque otros locales de comida sólo aceptan efectivo.

“Aparte de lo caro que está todo, tenemos que traer fajas de billetes muy gruesas, porque aquí casi todo es en efectivo, y los bancos te dan billetes de dos y de diez, lo que lo hace aún más peligroso”, explica el fanático Juan Castro.

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Seguirán asistiendo

Joseph Rosanes, otro estudiante, asegura que no dejará de asistir a los juegos. “Trataremos de seguir viniendo porque es de los pocos planes que quedan, pero hay que cuidar los gastos, es imposible comer aquí”. Otro fanático, Edgardo Omaña, abonado desde hace 4 años, y coincide en que seguirá yendo a los juegos, porque ya tiene el abono pero no va a consumir igual que lo hacía en otras temporadas. “Todo subió casi el triple, una cotufa de 100 pasó a 350. La arepa de 250 a 500, la cerveza ya son 100”.

Edinson Rizales fue al juego con sus dos hijos de 6 y 4 años. Son pocas las familias que se ven en el estadio de béisbol. Explica que traer a sus dos pequeños a un juego, le representa un gasto de entre 5.000 y 6.000 bolívares. “Comparado con el año pasado lo veo demasiado caro. Se me complica para venir con los niños, pero como es su entretenimiento, tengo que hacer el esfuerzo. Los traigo a dos o tres juegos y más nada”.

Hilda Oviedo es la gerente de ventas de la tienda de los Tiburones, y reconoce que la inflación ha golpeado las ventas de la mercancía. Una gorra nueva del equipo cuesta 9.500 bolívares, más de un sueldo mínimo; mientras que una camisa está en 23.500, o sea, casi tres sueldos mínimos. Oviedo resalta que, aunque venden menos, la gente sigue comprando, “porque la fanaticada de La Guaira es la más arraigada”.

Los precios en la boutique de los Leones del Caracas son muy parecidos: Una gorra cuesta 10.000 bolívares y una camisa para adultos de la nueva temporada 23.000.

Para el aficionado Eleuterio Gallardo, los precios de la comida y bebida en el Universitario están acorde a la situación del país. “Yo veo que todo está como en la calle, más caro pero la gente sigue viniendo”. Lo mismo opina, Julio Hevia, a quien no le sorprenden los precios, porque cree que están ajustados a la realidad.

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