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Estallido

Represión socialista y equitativa, por José Domingo Blanco

 

El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) presentó recientemente su informe. Y los datos, como era de esperarse, son el mejor reflejo de cómo los venezolanos estamos reaccionando ante la miseria, la escasez, la inseguridad y el hambre. El deterioro y el colapso de la calidad de vida provocaron que, durante el primer trimestre de 2018, las protestas registraran un incremento del 93%, en comparación con el mismo período de 2017. Y la única respuesta del régimen ante los reclamos de la población se refleja también en el incremento considerable del número de detenciones. Lo que Nicolás y su mafia no son capaces de entender es que, reprimiendo, encarcelando o intentando acallar los reclamos de la sociedad civil, no cambia ni un ápice la realidad venezolana, porque el deterioro es de tal magnitud que es imposible ocultarlo.

 

Las causas que han originado el incremento de las protestas durante los primeros meses de este año, según lo que refleja el informe, son las fallas en los servicios públicos (no tenemos agua, se interrumpe el servicio eléctrico, no hay gas y los teléfonos de nuestras casas quedaron como objetos decorativos, porque amplios sectores del país, que otrora contaban con el servicio han sido víctimas de unas averías irreparables). También, la escasez de alimentos y medicamentos han hecho que los venezolanos se vuelquen a las calles en busca de alguna respuesta por parte de los organismos encargados y responsables de garantizar estos derechos consagrados en la constitución. Pero, en Venezuela, morir de hambre o morir por falta de medicinas ahora es una posibilidad que el régimen se ha encargado de hacer muy socialista y reparte de manera equitativa.

 

A todo este cóctel de conflictividad, se le unen otras variables que no dejan de aportar su nivel de presión para que los estallidos, las protestas y los brotes de saqueos repunten. Intenten ir a un cajero automático a retirar efectivo. ¡No hay! Y, si hay, las colas son inmensas y los retiros limitados a un monto que ya no es capaz de pagar lo que cuesta el estacionamiento. Los billetes están tan escasos como los medicamentos que necesitan los pacientes trasplantados para poder vivir o como la quimioterapia que le urge a los niños del JM de los Ríos, quienes juntos con sus madres, trancaron las calles para ver si lograban alguna reacción del Estado. El efectivo, pasó a ser un lujo, con el que muchos especuladores –esos aprovechadores tramposos que nunca faltan en el país- han hecho un negocio que duplica sus ganancias. En contraposición con los trabajadores de los sectores formales que ven cómo, a diario, su salario se diluye y pierde capacidad de compra en esta Venezuela hiperinflacionaria que Nicolás y su mafia engendraron, y que se ha transformado en un grotesco modelo económico que devora despiadadamente todo lo que encuentra a su paso.

 

No puedo dejar de comparar los resultados del informe del OVCS con las advertencias que hacen los psiquiatras y psicólogos sobre la influencia que tiene la terrible “situación país” en el incremento de la disfuncionalidad mental, generada por una discapacidad social que se alimenta de la situación política y económica. Es decir, la “situación país” está provocando una alta tasa de depresión en los venezolanos, una enfermedad muy peligrosa, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras cuando no se atiende.  Por eso, según los expertos, hemos experimentado un incremento alarmante en la tasa de suicidios: hombres, mujeres o ancianos que, en medio de la depresión y la desesperanza que les produce la situación actual de Venezuela, se ven acorralados y optan por tomar una fatal decisión.

 

La magnitud de la crisis; sumada a la indolencia, perversidad y astucia del régimen por mantenerla, están provocando en Venezuela fenómenos sociales en los que las protestas, las huelgas, los saqueos o, por qué no, el éxodo masivo de compatriotas buscando calidad de vida y seguridad, no son extraños. Son indicadores que incrementan, tal como lo demuestran los estudios, incluido el del OVCS. Tasas comparativas que, de 2017 a 2018, aumentan como resultado del crecimiento exponencial de la pobreza, el hambre, la escasez, la miseria, la corrupción, el deterioro de los servicios públicos, la reducción de las fuentes de empleos o las trabas para generarlos…

 

¡Queremos calidad de vida! ¡Queremos seguridad! ¡Queremos servicios públicos! ¡Queremos medicinas! ¡Queremos comida! ¡Queremos vivir en paz! Son los carteles que se ven en las distintas manifestaciones que brotan en las calles, y que no son más que los gritos, ¡el clamor! de cada venezolano que intenta reclamar su derecho, con la esperanza de que el régimen reaccione enviando soluciones y no a sus violentos cuerpos de seguridad para disolver las protestas.  

 

@mingo_1

Instagram: mingoblancotv

Alejandro Armas Mar 02, 2018 | Actualizado hace 2 semanas
“Februa” para el recuerdo del Caracazo

caracazo

 

En cuanto al significado de fechas históricas nacionales se refiere, pareciera que febrero no sale muy bien parado entre sus otros 11 hermanos. Claro, está la celebración de la Batalla de La Victoria con sus loas al coraje juvenil. Pero también están en la memoria la devaluación del bolívar y la imposición de un control de cambio nefasto, un tanque intentado tomar por asalto el Palacio de Miraflores y una oleada de disturbios y saqueos que conmocionó a Caracas como pocos eventos antes lo lograron. Así como el artículo de la semana pasado estuvo dedicado a los 35 años del primero de estos tres eventos, hoy será abordado el último.

El llamado Caracazo está cerca de cumplir tres décadas. De todos los hechos que anunciaron el fin de una etapa en el accidentado devenir cronológico criollo, este ha de haber sido el más traumático. Tan es así que desde aquellas jornadas fatídicas, en Venezuela cada vez que el descontento se extiende entre las masas pululan las especulaciones sobre la posibilidad de que una vez más “bajen los cerros”.

Es por ello que el fantasma del Caracazo hoy es empleado, por un lado, por ciudadanos opositores para cuestionar el entorno actual, en el sentido de que no se entiende cómo ante un escenario infinitamente más adverso que el de 1989 no se produce un estallido social igual o peor. Por el otro, voceros del oficialismo lo usan de forma inversa para dar a entender que es imposible que las condiciones de vida de los pobres actualmente sean más desfavorables.

¿Qué pasa entonces? ¿En verdad Venezuela no está tan mal como hace 29 años? El esfuerzo necesario para responder esta pregunta es de hecho mínimo. Claro que el país está anonadantemente peor. Servicios básicos como luz y agua, aunque a menudo deficientes en barrios urbanos y zonas rurales, no estaban entonces en el foso; la criminalidad iba en aumento, pero no había una violencia delictiva que bañara en sangre las calles de la nación impunemente todos los días y nos colocara entre los rincones del planeta más peligrosos; las personas no morían por enfermedades relativamente sencillas de tratar, puesto que los hospitales funcionaban y estaban dotados de los insumos que hoy brillan por su ausencia; los venezolanos no huían desesperados a tierras donde ni siquiera tenían un techo asegurado, sino que, al contrario, desde Colombia nos llegaban oleadas masivas de inmigrantes que buscaban refugiarse de la pobreza y de la violencia perpetrada por guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes.

Pero dado que el detonante de los disturbios de febrero tardío fue específicamente un aumento en el pasaje de autobús, dentro de un marco mucho más general de rechazo al incremento de precios, enfoquémonos en los contrastes económicos. Ciertamente, los productos de primera necesidad se habían vuelto de difícil acceso para una creciente población que llevaba años empobreciéndose poco a poco. Sin embargo, a diferencia de ahora, con mucho esfuerzo era posible adquirirlos, ya que los bienes sí estaban en el anaquel. Y ello sin depender de importaciones, ya que el aparato productivo nacional no estaba completamente asfixiado, a pesar de que había controles de precios y se acababa de salir de seis años de regulaciones cambiarias (el alcance y profundidad de estos mecanismos eran mucho menores que los de hoy). Las cifras son elocuentes: antes del Caracazo, Venezuela tuvo cuatro años seguidos de crecimiento del producto interno bruto, el cual tanto en 1986 como en 1988 estuvo en torno a un nada despreciable 6%. En cambio, 2017 fue un cuarto año consecutivos de contracción económica y es casi seguro que el presente será el quinto. Esto nunca antes había ocurrido desde que existen registros al respecto. Para colmo, por misterios de la ciencia revolucionaria, aunque el Gobierno insiste en que vivimos mucho mejor que antes, el Banco Central de Venezuela no cumple con su deber de informar al país sobre el desempeño económico con datos que corroborarían las proclamas de Miraflores. Lo que se sabe es gracias a estimaciones hechas por entes privados o internacionales.

En cuanto a las variaciones de los precios, una vez más los números esclarecen mucho. 1989 fue el segundo peor año de toda la mal llamada “cuarta república” en cuanto a inflación. El indicador subió a un tétrico 81%. Sin duda, se debe tener en cuenta el efecto del levantamiento de un control de cambio que duró un sexenio y de varias regulaciones de precios de muy vieja data. También hay que considerar que, como el Caracazo fue en febrero, conviene revisar la inflación del año anterior para entender de qué escenario venía la gente cuando se desató el caos. En 1987 el incremento generalizado de precios ya estaba en un muy preocupante 40%, y la de 1988 fue solo un poco menor. Sin embargo, todos estos guarismos se quedan en pañales frente al monstruo hiperinflacionario que hoy se desayuna los sueldos de la ciudadanía. De nuevo mediante cálculos ajenos al silencioso BCV se sabe que este esperpento fue de más de 2.000% el año pasado, y quien sabe cuántos dígitos se sumarán en 2018. De hecho, la inflación de los últimos meses ha estado en torno al mismo nivel alcanzado a lo largo de todo 1989.

Zanjada la cuestión sobre en qué momento estaban los venezolanos pasando más roncha, queda la pregunta sobre por qué los eventos de hace 29 años no se repiten. Hay una falla de origen en la mera interrogante. Las sociedades son fenómenos mucho más complejos que una forma aritmética. Es una equivocación suponer que habrá el mismo resultado si se conjugan en un determinado momento los mismos factores que en otro, por demás distante, generaron cierto evento. En otras palabras, aquello de que la historia se repite, como dijo Hegel y luego Marx comentó con añadiduras dramáticas suyas, no es del todo cierto.

En segundo lugar, suponer que en Venezuela no ha habido ningún estallido social recientemente es no tener ni la más remota idea de dónde se está parado. Solo en el primer mes de este año hubo 714 protestas en todo el territorio nacional, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social. De estas, 287 (40,2%) fueron para exigir alimentos. En el mismo mes del año pasado en cambio hubo 96. A esto se añade el perturbador dato de 141 saqueos, que se dieron en 19 de las 24 entidades federales. Ese mismo indicador en enero de 2017 fue de 19 robos masivos. A diferencia del Caracazo, que fue un fenómeno restringido a la capital y sus alrededores, estos disturbios se han dado casi todos en las diferentes regiones. No me parece algo digno de celebrar, pero los eventos fuera de Caracas siempre llaman menos la atención nacional e internacional que sus equivalentes dentro de ella.

Espero que con estas líneas se entienda un poco más la necesidad de hacer consideraciones sobre contextos y en la medida de lo posible tener datos a la mano a la hora de hacer comparaciones entre el Caracazo y lo que sucede en la actualidad. Así debe ser en cualquier intento por tender puentes entre una época y otra. A manera de cierre me permito señalar que el rey romano Numa Pompilio llamó al segundo mes del calendario latino februarius en atención a la Februa, un ritual realizado con el propósito de purgar la urbe de malos espíritus. Sirvan este y otros ejercicios para purgar de manipulaciones y símiles espurios a nuestro recuerdo de hechos acaecidos en febrero… Y en todo el año.

@AAAD25 

OVCS denuncia ruptura del orden democrático en Venezuela y el riesgo de un estallido social

VzlaCambio

 

El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) expresa su preocupación por la ruptura del orden democrático en la República Bolivariana de Venezuela y la posibilidad de un estallido social.

El pasado 20 de octubre de 2016 el Poder Electoral informó sobre la suspensión del proceso de recolección de 20% de las manifestaciones de voluntad para la solicitud de referéndum revocatorio, que estaba previsto para los días 26, 27 y 28 de octubre del presenta año.

La decisión, que fue tomada con base en medidas precautelativas emanadas por tribunales penales de primera instancia, formaliza el inicio de un proceso dictatorial alejado del cariz democrático que impera en el pueblo venezolano.

Con esta acción se vulneraron los derechos humanos del pueblo venezolano, que ve en el referéndum revocatorio en 2016 una oportunidad para dirimir  democráticamente las diferencias, mitigar la crispación política y buscar salidas pacíficas y consensuadas a la grave crisis que atraviesa el país y que tiende a agudizarse debido a la ausencia de solución de los problemas.

Tan solo este año el OVCS ha registrado más de 5 mil protestas y más de 670 saqueos en los primeros nueve meses, destacando que 72% de las protestas ha sido para exigir Derechos, Económicos, Sociales y Culturales (DESC) y de ese total el 28% en rechazo a la grave situación de hambre e inseguridad alimentaria que persiste y se agudiza en el país.

En este contexto nos preocupa que actualmente cerca de 14% de las protestas presentan características violentas y es una situación que viene incrementándose desde el mes de enero de este año.

La Encuesta Nacional del Consumo de Alimentos, realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE),  ya registraba para 2015 que más venezolanos habían dejado de comer 3 o más veces al día y que la pobreza crítica ya supera el 50,25 de la población.

Considerando el quebrantamiento del orden democrático y de la voluntad popular, alertamos que con la obstaculización, impedimento, ralentización y negación de la realización del referéndum revocatorio en 2016, el Gobierno crea la posibilidad de un estallido social. En tal sentido, realizamos las siguientes demandas:

  1. Exigimos a  los Poderes Públicos de Venezuela  realizar todas las acciones pertinentes para restituir el Estado de derecho y el cumplimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con el fin de garantizar la preservación de la institucionalidad democrática.
  2. Solicitamos a  los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) pronunciarse sobre la ruptura del orden democrático en Venezuela.
  3. Solicitamos a  los Estados miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA) realizar las gestiones necesarias para continuar con el proceso de activación de la Carta Democrática Interamericana, iniciado por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, con el fin de promover un acompañamiento permanente al Estado venezolano hasta que se restablezca el orden democrático, el Estado de derecho y la paz nacional.
  4. Exhortamos a  los Poderes Públicos de Venezuela a garantizar la realización del proceso de referéndum revocatorio en 2016, siendo éste un derecho constitucional del que no se puede privar o condicionar al pueblo venezolano.
  5. Exigimos a  los Poderes Públicos de Venezuela garantizar el derecho humano a la manifestación pacífica de todas las personas que decidan tomar las calles pacíficamente para expresar su opinión sobre la vida pública nacional.
  6. Exhortamos a  los Poderes Públicos de Venezuela a promover el diálogo y reconciliación nacional en los diferentes ámbitos del país.
El estallido no será televisado por Marianella Salazar

BanderadeVenezuela7

 

En cuestión de horas Venezuela se ha vuelto un territorio de guerra; la explosión social comenzó con una dinámica propia y por sectores, de forma  aislada, sin planificación, y nada indica que la situación cambie. Por el contrario, sin alimentos, medicinas y escasez del vital líquido, con un autotoque de queda impuesto a partir de las 6:00 de la tarde tendremos a la vuelta de la esquina un colapso general. El régimen no podrá contenerlo, como acontece hoy, cuando tienen que reforzar a la Guardia Nacional con los colectivos del terror.

El estado Sucre parece una tierra arrasada por el grupo terrorista ISIS en Irak o Siria, donde, por cierto, ocurren menos muertos durante un mes, que en cualquier fin de semana en Caracas. Saqueos, heridos y muertos, gente peleándose por una pata de pollo sucede todos los días, y la autocensura, así como la prohibición del TSJ a los medios electrónicos de reseñar los múltiples linchamientos, hace que la situación sea una olla de presión. Las redes sociales son el único medio que permite a un pequeño porcentaje de la población estar informada.

Maduro confía en que la pantomima de un diálogo evitará el envío de una misión de la OEA que constate el estado de devastación nacional, y aun, con la aplicación del plan cubano de racionamiento –los CLAP– el régimen sigue perdiendo el control de las masas populares, que se movilizan desesperadas y sin liderazgo visible hacia un inevitable estallido general. El régimen no permitirá la transmisión  televisiva de lo que está por ocurrir, ya lo impidió en Cumaná. Tampoco son reseñados los saqueos diarios en todo el país. En el Alto Mando Militar hablan de activar el nefasto Plan Ávila y el uso de las milicias como brazo armado del PSUV, pero un grupo de comandantes de los mandos medios dicen que desconocerá órdenes represivas, en caso de un descontrol de la población a causa del hambre.

 

En fase terminal.

Nos acercamos a un punto de quiebre a escala nacional que no será televisado, como pasó luego del 11 y 12 de abril de 2002, cuando  los canales comerciales dejaron de transmitir lo que sucedía en las calles y la incertidumbre se apoderó del país. Hay que recordar el amañado documental La revolución no será televisada, de los irlandeses Kim Bartley y Donnacha O’Brien, exhibido a cuenta de los petrodólares del patrimonio nacional en cuanta cinemateca y embajada del planeta pudieron comprar, donde se muestran tergiversadas verdades durante el golpe que siguió a la renuncia exigida a Hugo Chávez por el Alto Mando Militar, “la cual aceptó”, y que fue convenientemente omitida gracias a los “buenos oficios” del ex ministro Andrés Izarra, el rey del lobby e ideólogo del bodrio Telesur, que a billetazo limpio manejó una maquinaria internacional, formada por una maraña farandulera y mercenaria de productores de cine y actores de Hollywood que llenaron sus cuentas en dólares a cambio de complacer la megalomanía faraónica del fallecido comandante galáctico, a quien terminaron de enloquecer, presa de un narcisismo que terminó llevando al país a vivir esta catástrofe, prácticamente de guerra.

 

El mediador.

Las declaraciones del español Pablo Iglesias de Podemos, en las que asume que consulta con Rodríguez Zapatero muchas de sus actuaciones, pone al descubierto el verdadero papel del ex presidente español, el mismo que en una cumbre iberoamericana fue sobrepasado por el rey Juan Carlos I –que mandó a callar al difunto en plena crisis maníaca cuando insultaba al ex presidente Aznar– ante la vergonzosa inacción de Zapatero, la ficha que terminará de hundir al PSOE de España y llevar al poder al partido financiado por el chavismo.

@AliasMalula

El Nacional 

La fractura político-cívico-militar por Angel Garcia Banchs

petroleovzlano

 

Tal y como pronosticamos, ya ha ocurrido el estallido económico y social; ahora, lógicamente, deberíamos esperar el estallido militar, y, luego el político (la transición).

En otros espacios, he definido el petropopulismo como la forma de hacer política que, a partir de mediados de los 70, y con mayor fuerza después del viernes negro del año 1983, se ha caracterizado por fomentar, mantener, y exacerbar la dependencia del ciudadano de la renta externa petrolera en sustitución a su esfuerzo productivo, el cual no se permite desarrollar a plenitud debido al interés de la clase política por sostener el desempleo, subempleo y pobreza como base político-clientelar.

Sin desempleo, subempleo y pobreza (base político-clientelar), simplemente, no podría darse el reparto rentístico, cuyo fin último no es la rentabilidad social (la inserción de los excluidos), sino la rentabilidad política (el secuestro del voto ciudadano).

En palabras llanas, he definido el petropopulismo como el uso de la renta externa petrolera, por parte de la representación del Estado y, en particular, de la clase política, para hacer del ciudadano un siervo, en vez de para liberarle o hacerle depender de sí mismo (potenciar sus capacidades e insertarlo sosteniblemente en las esferas de la producción y el consumo).

Gracias al petropopulismo, de la esfera de la política (i.e. la provisión de bienes públicos de calidad), los políticos entraron a la esfera de la economía (i.e. la esfera de los negocios), conformándose un sistema de privilegios, peculado y contratos sin licitaciones; de la esfera de la producción (i.e. de la oferta de bienes privados de calidad), tanto los gremios como los sindicatos entraron a la esfera de la política en procura de dólares preferenciales (i.e. diferenciales de cambio y precio) y aumentos de salarios superiores a los de la productividad media; y, finalmente, los militares salieron de los cuarteles (i.e. dejaron de garantizar la seguridad, la soberanía y el territorio) para entrar en la esfera de la economía y la política, substituyendo el sistema de mercado basado en las señales de precio por un sistema mafioso basado en la autoridad.

Así que acá la responsabilidad es de todos: no solo de militares, sino también de civiles; no solo de los políticos, sino también de sus seguidores; y no solo de sindicatos, sino también de empresarios. Lo que está ocurriendo en el país es una fractura político-cívico-militar, una que no tengo la menor duda será capaz de devolver a los políticos a la producción de bienes públicos (i.e. a la política), a las empresas y trabajadores civiles a la producción de bienes privados (i.e. a la economía), y a los militares al monopolio de la violencia para garantizar la seguridad, la soberanía y el territorio (i.e. a los cuarteles).

Lo que está ocurriendo, por tanto, no es la caída de un gobierno o el fin del chavismo, únicamente, sino la derrota de un modelo en implosión: la agonía del petropopulismo.

 

@garciabanchs

Eddie A. Ramírez S. Mar 08, 2016 | Actualizado hace 5 días
El conductor y la explosión

chanim

 

El antiguo chofer del Metro y presidente de facto cometió la misma estupidez que el maquinista de la Best Friend, primera locomotora construida en los Estados Unidos  que explotó en 1831. Molesto por el silbido del vapor, el inexperto conductor  decidió sentarse sobre la válvula de escape provocando la lógica explosión. Así mismo, el atolondrado auriga de nuestro país, molesto por el  ruido  de las protestas y especialmente por las voces en la Asamblea Nacional, imitó al de la Best Friend y obstruyó la válvula de escape. Para ello se valió de la Sala Constitucional, la cual será corresponsable  del estallido.

La primera reacción de algunos demócratas ha sido de desánimo, en la percepción de que no valió la pena haber ganado las elecciones parlamentarias. Sin embargo, si Maduro hubiese reconocido las facultades constitucionales de la Asamblea tendría más probabilidades de terminar su mandato, pero a un costo muy elevado para los ciudadanos. El cierre de la válvula inevitablemente producirá su salida.   

Desde sus inicios este llamado «proceso revolucionario»  era  inviable. Las únicas revoluciones exitosas fueron las que el talento humano permitió el mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos: La revolución neolítica, es decir el descubrimiento de la agricultura, la revolución industrial en el siglo XVIII  y la revolución tecnológica del siglo XX. Las otras revoluciones resultaron un fiasco, no solo desde el punto de vista económico, sino porque ahogaron  los derechos humanos.

La revolución francesa desembocó en  el «reinado del terror», para finalizar coronando a  Napoleón,  una guerra que segó miles de vidas  y  la vuelta al poder de los Borbones. La revolución comunista rusa asesinó a millones de ciudadanos o los confinó en pavorosos campos de trabajo obligatorio  establecidos por el Gulag y  sometió a otros pueblos. Terminó por el estruendoso fracaso de su economía, por lo que abandonó el comunismo.  La revolución china persiguió a todo el que se opusiera a Mao. A la muerte de este, los chinos entendieron que el capitalismo no era pecado. La revolución cubana fusiló a los disidentes, acabó con la propiedad privada, indujo una migración  masiva,  sumió al pueblo en la pobreza y ahora  gradualmente está reconociendo su equivocación.

A veces se mencionan  otras revoluciones, pero que en realidad fueron guerras civiles, de independencia o simples golpes de estado, tales como la mexicana, la «revolución verde» de  Gadaffi y  la de los «claveles» en Portugal.  Para no quedarnos atrás, aquí tuvimos nuestra «revolución de octubre de 1945» y los malandros que gobiernan actualmente también hablan de su  «revolución».

El llamado «proceso revolucionario» iniciado en 1999 acabó con la división de poderes, desconoce la voluntad popular expresada en la nueva Asamblea Nacional,  viola los derechos humanos, acosa la propiedad privada,  ahoga a las universidades autónomas, privilegia las importaciones por encima de la producción nacional, propicia la emigración de venezolanos, transformó las Fuerzas Armadas  y particularmente a muchos integrantes de la  Guardia Nacional en unos chacales, favorece  la contratación de empresas de ingeniería extranjeras, destruyó las empresas básicas de Guayana, Pdvsa , Edelca, el Metro, Banco Central y ministerios otrora eficientes como el del Ambiente.  Por si fuera poco, desató una elevada  inflación y corrupción, gran escasez de medicinas, alimentos y repuestos.

Ahora  los rojos obstruyeron la válvula de escape y entraron en fase terminal. Ojalá no sigan destruyendo al país  y acepten  renunciar. Si no lo hacen, de todos modos tendrán  que agarrar las de Villadiego. Para acelerar esta ida nuestros diputados deben seguir firmes,  aprobar la incorporación de los diputados de Amazonas y la nulidad de la designación de Magistrados del TSJ a dedo y sin credenciales. Es decir, confrontar al régimen.

Como (había) en botica: La reciente Memoria y Cuenta del 2015  de Petróleo y Minería  informa que  las cifras de producción siguen en picada: producción de petróleo 2.746.000 barriles por día (b/d) y 117.000 b/d de líquidos del gas natural, se exportaron 1.944.000 b/d de crudo y 504.000 b/d de refinados; producción de hierro 11,7 millones toneladas métricas(tm); bauxita 2,3 millones  tm; carbón 0,8 tm; oro 1,1 tm. En la del 2006 todas las cifras fueron superiores: producción de petróleo  2.993.000 b/d y 177.000 b/d de líquidos del gas natural, se exportaron 2.217.000 b/d de crudo y 655.000b/d de refinados; producción de hierro 28,8 millones de tm, bauxita 5,9 millones de tm, carbón 7,1 millones tm, oro 14,7 tm. De diamantes nunca más se supo. Es decir, un descenso drástico, a pesar de que el ministro Del Pino sigue insistiendo en lo de potencia energética y minera.  Lamentamos el cese de la publicación de Veneconomía, esperemos sea temporal,  y agradecemos a Robert Bottome por la labor realizada ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

eddiearamirez@hotmail.com

Mujica rectifica y dice que México no es un estado fallido

pepemujica

 

MONTEVIDEO, URUGUAY (AP) — El presidente de Uruguay José Mujica dio marcha atrás y sostuvo que México no es ni será un «Estado fallido», en declaraciones que publicó la página de la Presidencia uruguaya el domingo cerca de la medianoche.

«Las crudas noticias que nos llegan sobre las consecuencias del narcotráfico en países como Guatemala, Honduras y ahora México, nos gritan una verdadera lección de dolor que bien puede mostrar nuestros propios peligros futuros», dijo Mujica.

Pero agregó que «no son, ni serán, estas naciones, estados inocuos o fallidos, porque tienen cimientos históricos de naciones precolombinas, tienen capital político en sus partidos y en sus decisiones democráticas, que están por encima de sus vicisitudes de hoy».

Mujica expresó su solidaridad con México, su sistema político y su gobierno, ante el secuestro y desaparición de los 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa. «Nos sentimos solidarios con México, pero además comprometidos con su lucha, y en lo que podamos, estamos a disposición de su legítimo gobierno para apoyarle en todo lo que pueda facilitar el enfrentamiento de este difícil momento».

Horas antes, México había citado al embajador de Uruguay para pedirle explicaciones por las declaraciones de Mujica sobre el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala hace casi dos meses, en las que el mandatario había calificado a México de «Estado fallido».

La Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana informó el domingo en un comunicado de su decisión de «citar al embajador» dada la «sorpresa y rechazo categórico» de algunos de los comentarios de su presidente hechos a la revista Foreign Affairs y divulgados el domingo en su edición para Latinoamérica.

El presidente de Uruguay había afirmado que México da la sensación de ser un «Estado fallido» que está «carcomido por la corrupción».

«A uno le da una sensación, visto a la distancia, que se trata de una especie de Estado fallido, que los poderes públicos están perdidos totalmente de control, están carcomidos. Es muy doloroso lo de México. Yo apelo a que México reaccione en su ética y en su moral «, afirmó el mandatario en un extracto de la entrevista que será publicada en su totalidad en la edición de enero.

«Esto es posible por una gigantesca corrupción. La corrupción se ha establecido (…) como una tácita costumbre social» y es algo que afecta al país «peor que la dictadura», añadió según la página web de la revista.

En sus declaración a la revista Mujica dijo que la desaparición de los estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa pasa por una investigación en que se identifiquen a los responsables y paguen por lo ocurrido y calificó el suceso como «un problema de la humanidad» propio del «medievo» y no «del mundo de hoy». «Son cosas que en el mundo de hoy no deberíamos permitir».

«México está obligado —caiga quien caiga, le duela a quien le duela y tenga la consecuencia que tenga— a aclarar este asunto», porque a raíz de él han surgido otras muertes no reclamadas «entonces la vida humana es menos que la de un perro», afirmó a la revista.

El país ha sido escenario de intensas protestas en las últimas semanas por la desaparición de los 43 jóvenes, el 26 de septiembre. Los estudiantes del magisterio desaparecieron en la ciudad de Iguala, estado de Guerrero, en el sur de México, luego de ser interceptados por policías locales.

Según las autoridades mexicanas, habría evidencias de que los muchachos fueron entregados al grupo del narcotráfico Guerreros Unidos, quienes los habrían asesinado e incinerado sus restos.

La cancillería mexicana, además de anunciar su decisión de citar al embajador, recordó el compromiso del gobierno de México de continuar con las investigaciones con claridad y transparencia «tal y como lo ha venido haciendo hasta ahora».