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escasez de agua

El 70 % de los centros de salud tiene intermitencia en el suministro de agua
Advierten también que el 53,5 % de los hospitales venezolanos encuestados presentan fallas de luz que pueden durar hasta tres días o más

De acuerdo con el séptimo boletín del 2023 de la Encuesta Nacional de Hospitales, publicado este 3 de octubre, 70 % de los centros de salud en Venezuela tiene un servicio intermitente de agua y más del 50 % de los hospitales tiene fallas constantes en el servicio eléctrico. 

«El promedio de duración de las fallas de luz en el mes de julio (de 2023) fue de 1,5 horas y 11 % de los hospitales reportaron que la planta eléctrica funcionaba intermitentemente y el 9 % reportan que la planta no funciona», se lee en el documento.

De los centros de salud encuestados, un promedio del 29 % puede paliar la escasez del suministro de agua con cisternas. También se reportó que 32 % de los hospitales analizados dijo que tenían fallas eléctricas más de tres veces por semana. 

«(Los) pacientes conectados a asistencia respiratoria deben ser trasladados a quirófanos por ascensor e incluso pacientes en medio de cirugías. Esto, sin contar que mientras dure la falla de luz, el hospital
no puede realizar ningún tipo de estudio o examen porque los equipos no funcionan», agrega el boletín. 

El área de emergencia es el más afectado por las fallas en el suministro de agua, con el 74 % de las respuestas. 

«La falta de agua no sólo afecta la higiene del hospital sino que el agua también es indispensable para realizar ciertos tratamientos y procedimientos médicos. Por lo que tener un promedio tan alto de intermitencia en el servicio limita en gran medida la capacidad de nuestros centros de salud», explica el informe de la ONG Médicos por la Salud.

Sin agua ni insumos

La institución publicó este 29 de septiembre que 9 de los 20 insumos evaluados para la salas de emergencias no superan la tasa del 40 % de abastecimiento diario. En promedio, los quirófanos tienen un desabastecimiento promedio del 74 % en sus materiales. 

Las camas para los pacientes son las que más escasean en los quirófanos y salas de emergencia. 

«Estos datos reflejan que los hospitales venezolanos tienen muy limitada su capacidad de atención, especialmente en los quirófanos. Es por ello, que es común ver largas listas de espera para cirugías electivas, que son aquellas consideradas como no emergencias, entrando en esta categoría incluso las cirugías relacionadas a casos oncológicos», alertó la organización.

Cáritas Venezuela: enfermedades infecciosas desplazan a la COVID-19

Las enfermedades infecciosas y parasitarias registraron una mayor incidencia que las respiratorias, entre ellas la COVID-19, en el primer trimestre del año, según mediciones de la organización Cáritas Venezuela.

En el boletín epidemiológico trimestral de 2022, que se construyó con casi 24.000 consultas médicas aplicadas en zonas pobres de Caracas y otros 10 estados del país, se contabilizaron 3.316 casos relacionados con infecciones o parásitos.

Estos casos de enfermedades infecciosas representan el 14 % de la población atendida.

«Dentro del grupo de enfermedades infecciosas, más de la mitad de los diagnósticos fueron parasitosis intestinales, cuya forma de presentación son cuadros diarreicos, aunque no se registran con esa denominación», dice el informe de Cáritas.

Una de las causas de esta situación, indica el texto, podría ser que el 56% de las familias atendidas aseguraron haber recibido agua por tuberías menos de 3 días en las últimas semanas, o no haber recibido en absoluto, lo que compromete la salubridad de estas personas.

«Según CEDICE, 11,8 millones de venezolanos viven bajo racionamiento de agua y lo denominan ‘inestable’ y un venezolano promedio invierte entre 8 y 20 horas semanales de su tiempo para almacenar y tratar el agua que consume», reza el documento. 

Aseguraron que mientras no existan soluciones estructurales, «hay que seguir educando, asistiendo e incidiendo en temas de agua, saneamiento e higiene». 

Otros diagnósticos

Las enfermedades del sistema respiratorio, muchas de ellas asociadas probablemente a los casos de coronavirus, representan el segundo grupo de incidencia en la población consultada por Cáritas. 

Cáritas también registró un incremento en diagnósticos de síndrome viral, que pasó de estar en el puesto 15 en el tercer trimestre de 2021 al puesto 5 en este último informe. 

«En uno de cada 10 diagnósticos de Síndrome Viral los médicos hicieron alguna referencia a COVID-19: caso sospechoso, confirmado o cuadro post-COVID19. De las 110 menciones de COVID-19 hechas por los médicos, en 76% se le asoció a síndrome viral inespecífico, en 16% se le asoció a cuadros respiratorios tales como sinusitis, amigdalitis, bronquitis aguda y neumonías», precisaron.

Señalaron que las enfermedades como desnutrición y anemia clínica volvieron a disminuir, siendo 1,76% menos que el tercer lapso de 2021. 

Sin embargo, la tendencia dentro del trimestre fue al aumento: 27% se hicieron en enero, 30% en febrero y 43% en marzo, mes en el que coincidencialmente se observó la mayor
tasa de inflación del trimestre, una canasta alimentaria estimada en  347,68 dólares y un salario mínimo integral oficial de Bs. 10.  

«Ante una vulnerabilidad nutricional alta y un contexto de seguridad alimentaria cambiante, hay que seguir atentos a la dinámica de los diagnósticos de desnutrición y continuar prestando la asistencia que sea necesaria». 

Cáritas informó, en otra publicación que hizo a través de Instagram, que en mayo detectaron 7 casos de paludismo en los estados Miranda , Zuliay Sucre, así como cuatro casos de tuberculosis en Caracas.

Distribución de consultas

La mayoría de las personas consultas son mujeres, siendo la proporción 14.770 contra los 8.960 hombres atendidos. Esto se hace más evidente a partir de la adolescencia y en la edad adulta, en que las consultas de mujeres triplican a las de los hombres. 

Asimismo, señalaron que el grupo de la tercera de edad representa un 18%, aumento que no ocurría desde 2019. «Lo cual refleja una demanda de atención incrementada en este grupo poblacional». 

Humano Derecho #223 con Jesús Vásquez, representante de Monitor Ciudad  
Monitor Ciudad es una ONG que se apoya en la gestión ciudadana para promover soluciones al problema del agua  

 

@_humanoderecho

¿Cómo surge Monitor Ciudad? ¿Cuál es el trabajo que realizan? ¿Son viables los pozos de agua? Estaremos conversando de estos y otros temas con Jesús Vásquez, representante de Monitor Ciudad.

Vásquez nos hablará acerca de todos los temas relacionados con su organización y proyectos para restaurar y promover el sentido de ciudadanía.

Monitor Ciudad es una ONG que usa la tecnología para ubicar problemas, generar datos apoyándose en la participación ciudadana y promover soluciones creando conciencia. Surge de la necesidad de apoyar las protestas ciudadanas motivadas por el creciente problema del agua.

Según el representante de esta organización civil, «más del 90 % de la población venezolana tiene un servicio intermitente de agua, por ello damos apoyo sobre en dónde están esos cuellos de botellas que impiden que le llegue el servicio de agua a la población”.

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

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Los que no se rinden | Ciudadanía sin Límites: El agua es el principal problema en las comunidades
La ONG tiene un programa que se encarga de evaluar el rendimiento de los servicios públicos en sectores populares 

Siete comedores en las localidades de Carapita, La Vega, El Valle, Coche, El Paraíso, La Pastora y El Guarataro coordina la ONG Ciudadanía sin Límites. Más de 1.300 niños en el área metropolitana de Caracas se ven beneficiados por esta alianza con la organización World Central Kitchen y Alimenta Venezuela

Jesús Vásquez, coordinador de la ONG, dijo que Ciudadanía sin Límites surgió como una alternativa para distribuir ideas y reflexiones democraticas distintas al socialismo del siglo XXI profesado por el gobierno chavista, pero en vista de la crisis humanitaria compleja ahora también brindan apoyo alimenticio a comunidades y persiguen soluciones para enfrentar la crisis de los servicios públicos. 

Aunque siguen con sus comedores, a raíz de la pandemia del coronavirus  Ciudadanía sin Límites implementó una modalidad donde apoyan a familias con 200 bolsas de comida. “100 niños comen diariamente en La Pastora en el comedor de una persona que presta su casa para este fin”, dijo Vásquez. 

Además del de alimentación, Ciudadanía sin Límites posee dos programas; el de Monitor Ciudad, que se encarga de verificar el estado de los servicios públicos no solo en Caracas, sino también en Miranda y Valencia y otro donde se difunden noticias e informaciones verificadas para vencer la censura gubernamental. 

“Con el Monitor Ciudad capacitamos a los ciudadanos para constatar semanalmente los problemas de servicios de agua, electricidad y gas. Con esto resolvemos el problema de la participación ciudadana y ahora estamos en búsqueda de crear redes que fomenten la organización comunitaria, que es clave para la sostenibilidad de las soluciones que las comunidades plantean”, sostuvo Vásquez.

El agua es un vía crucis

Vásquez aseveró que la escasez de agua se ha convertido en el principal karma de los habitantes de los sectores populares.

“El principal problema que afecta a las comunidades con las que trabajamos es el de los servicios públicos. En especial el de agua, los ciudadanos comienzan a enfermar, disminuye su productividad, los niños faltan más a la escuela, los días que no hay agua la gente falta al trabajo”, agregó Vásquez.

El coordinador de la ONG denunció que se ha producido una privatización informal del servicio de agua, afectando la economía familiar. 

“Cuando la ciudadanía tiene servicios públicos de calidad, las personas pueden desarrollarse, ser productivos y generar valor en la sociedad”. 

Vásquez manifestó que la ONG está por arrancar un programa llamado Formación para la Reconstrucción, dedicado a jóvenes venezolanos que emigraron a Perú, además de una Red de Mujeres por el Agua, el cual surge de la necesidad de potenciar el liderazgo de la mujer en las comunidades y presionar para la recuperación de los acueductos. 

Caracas Mi Convive Oct 02, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
40 litros de agua (*)

@miconvive

40 litros de agua fueron los que violaron mi integridad y dignidad ciudadana, mis derechos. En las últimas 72 horas, esta ha sido toda el agua que he podido utilizar. 20 botellas de refresco para bañarme, cocinar y lavar “alguito” de ropa. Esta experiencia ha sido deprimente, pero al mismo tiempo me motiva a buscar una mejor situación para mí y los venezolanos.

Yo soy de Catia. A lo largo de mi corta vida he dedicado gran parte de mi tiempo a promover y defender los derechos humanos en las comunidades más vulnerables de Caracas. El haber nacido en una de ellas me hace comprender lo terrible que se siente vivir con limitaciones importantes en diferentes aspectos del ser humano.

Actualmente nos encontramos en un contexto aun más complicado del que vivíamos en nuestro país. La pandemia y el confinamiento han empeorado dramáticamente la calidad de vida de mi gente en los barrios caraqueños.

Es irónico: todos vemos y escuchamos en la propaganda oficial -que se encuentra bajo el control del totalitarismo- frases como “lávate las manos”, “la medicina es la prevención”. Ahora, yo me pregunto: ¿Cómo prevengo la covid-19 con 40 litros de agua? Esta pregunta la escucho en cada recorrido que realizo de la mano de mi equipo en Caracas Mi Convive, una organización que busca impulsar el liderazgo local para minimizar, junto con Alimenta la Solidaridad, la violencia y la inseguridad alimentaria en los sectores más populares del municipio Libertador en Caracas.

Mi ración de “patria”

En mi vida me dedico a escuchar, proponer y actuar por los diferentes sectores y problemas causados por las malas políticas públicas y la corrupción. Mi trabajo en los últimos años ha sido promover y proteger, directa e indirectamente, los derechos humanos de nuestros hermanos, fundamentando cada acción a favor de alguna comunidad.

Muchos pensarán que los que hacemos este trabajo escapamos de la realidad solo por ser las caras visibles de las propuestas que ejecutamos. Lamentablemente no es así: en cuanto al servicio de agua potable en donde resido, más allá de algunas fallas, nunca me había dejado de llegar.

Sin embargo, esta vez me tocó mi ración de “patria”: más de 80 días sin el servicio público generó en mí la sensación de tristeza y decepción más profunda que he sentido en lo que va de confinamiento obligatorio.

El joven positivo, trabajador e incansable luchador para que la gente se sume a nuestro trabajo, también se vio vulnerable frente a la crisis generalizada en nuestro país. Esos 40 litros de agua que tuve que cargar para bañarme, lavar “alguito” y cocinar, violaron mi integridad y dignidad ciudadana, mis derechos.

Esto que describo lo sufre la gran parte de los habitantes de Caracas, según los estudios realizados por el Monitor Ciudad. Ahí encontramos que, en promedio, el 49 % de los ciudadanos cargan agua hasta su casa. Además, el 55 % de los encuestados asegura recibir menos de 50 litros semanalmente. Con respecto a las horas promedio en las que las personas reciben agua por tuberías, lo hacen efectivamente solo 46 horas semanales, según el corte del informe de junio del presente año.

Carencias y red de líderes

A través de estos datos, evidenciamos la triste realidad que vive actualmente nuestra ciudad. Saber que esos mismos 40 litros de agua que denigraron mi dignidad ciudadana violentan de la misma forma la integridad del resto de las personas que conforman nuestra sociedad, sin contar lo que ocurre en el interior del país.

Aunque duele mucho ver estas cifras y vivir en carne viva lo que sufre la comunidad de Piso 100 en Propatria (parroquia Sucre, Catia), donde no llega agua desde hace 5 años, puedo afirmar que esta situación solo impulsa mi ánimo y la ganas de seguir trabajando por una Venezuela democrática, solidaria y productiva, donde cada quien cuente con servicios de calidad.

Sin duda, es difícil plantear una solución de inmediato al problema de los servicios públicos en nuestro país. Por eso considero que debemos seguir consolidando nuestro trabajo desde la red de líderes más importante del municipio Libertador y en cada barrio de nuestra capital. Así, sabremos cómo actuar cuando todo este tsunami de ineficiencia y corrupción pase; así, sabremos cómo aportar a la solución de las penurias que vive nuestra gente en la capital y el resto del país.

Solidaridad que redime

El trabajo no es fácil. Crear lazos de confianza no es algo que se logra de inmediato, pero si nos cargamos de proyectos y vamos reconstruyendo el tejido social de manera constante y estratégica, así como cargué esos 40 litros de agua, podemos lograr el capital social necesario para levantar a nuestro país y construir, juntos, la nación que merecemos.

Se trata de ser coherentes, de empatizar con el más o menos vulnerable, se trata de dar una mano. Eso fue lo que hizo mi vecina Ana: a pesar de que sabía que tendría 40 litros menos, me dio de su agua para poder bañarme. Ana fue solidaria y me ayudó, un ejemplo de miles que he visto en mi comunidad.

Hoy, más que nunca, creo en lo que hacemos, defiendo nuestras propuestas y promuevo el respeto y defensa de los derechos humanos en la capital. Cada comedor y cada comunidad de Catia cuenta con nuestro apoyo y esfuerzo. Ellos saben que vamos pa’ lante siempre, por nuestra gente, porque ellos lo merecen, porque  esto es nuestro. Nuestra Caracas.

(*) Artículo dedicado a todas esas personas que hoy deben cargar agua hasta sus casas, a las que creen en nuestro proyecto y a las que se sumen a partir de ahora. Gracias.

7 años después, Maduro continúa combatiendo la escasez con más escasez
Los planes implementados por Maduro para tratar de disimular la falta de bienes y servicios solo han servido para incrementar el control social
Según datos del Banco Central de Venezuela (BCV), para marzo de 2014 el índice de escasez de alimentos era de 29,5% 
Según Fefarven, en Venezuela 80% de los medicamentos escasean, y los pocos que se consiguen son muy costosos para que los venezolanos puedan adquirirlos 

@fefamaya

Para junio 2020 la inflación anual acumulada es de 409,18 %. Además de ello, según el Reporte Global sobre Crisis Alimentarias – 2020, en 2019 26,3 millones de venezolanos padecieron algún grado de inseguridad alimentaria. Del total, 9,3 millones la padeció en sus formas moderada y severa.

Una característica clave del mandato de Maduro ha sido la falta de alimentos, productos de primera necesidad y fallas constantes en los servicios públicos. Leche, café, pasta dental, desodorantes, agua, luz y gasolina son algunos de los tantos productos que han escaseado desde 2013. Hasta el dinero en efectivo se volvió escaso.

Para enfrentar la escasez sin contradecir sus preceptos ideológicos, Maduro ha utilizado diversas estrategias cuyos resultados han sido poco afortunados y solo han servido para mayor control social, sin traer un beneficio real a los ciudadanos. Por el contrario, muchas veces los remedios han sido peor que la enfermedad. 

Una caja para mitigar el hambre

Según datos del Banco Central de Venezuela (BCV), para marzo de 2014 el índice de escasez de alimentos era de 29,5%. 

De acuerdo la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), para finales de 2014, 11% de los venezolanos comían dos veces al día, o incluso menos. Además de ello, para el segundo año del gobierno de Nicolás Maduro, 80% de los venezolanos percibía que sus ingresos no eran suficientes para comprar alimentos. 

Leche, harina pan, azúcar, mantequilla, aceite, huevos, café, pollo y arroz son algunos de los alimentos que han escaseado durante el gobierno de Maduro.

Para combatir la falta de alimentos en los a anaqueles, el gobierno de Nicolás Maduro creó los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) el 3 de abril 2016. Los CLAP son cajas o bolsas que contienen alimentos de precio regulado. Organizaciones comunitarias junto con el Ministerio de Alimentación son los encargados de repartir la caja y/o bolsa CLAP casa por casa, en aquellas que estén en el registro de los jefes comunales u obtengan la caja a través del carnet de la patria.

Según la BBC, en junio de 2016 muchos productores de alimentos recibieron la instrucción por parte del gobierno de prohibir la venta de productos regulados para que estos pudieran ser comprados únicamente a través de los CLAP. 

Cuatro años después de su implementación, los CLAP cuentan con diversas dificultades y el hambre de los venezolanos no se ha mitigado. Transparencia Venezuela aseguró que numerosas familias se quejan por productos insuficientes y de dudosa calidad. La organización realizó un diagnóstico social sobre los CLAP en el que definió al proyecto de Nicolás Maduro a través de tres variables: “corrupción, entrega tardía y mala calidad de alimentos”. 

Luego de su visita a Venezuela, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, denunció que los CLAP no cubren las necesidades nutricionales de los venezolanos. 

Otro de los fallidos intentos del Estado de Nicolás Maduro fueron la venta de alimentos en mercados del gobierno como PDVAL y Mercal. 

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la inflación de los alimentos en Venezuela ha sido una de las más altas de América Latina, la cual para 2014 se ubicó en 91% cuando el promedio de la región fue de 13%.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas reportó que durante 2019 Venezuela tuvo la cuarta crisis alimentaria más severa del mundo.

El derecho a la salud se adquiere con un carnet

Venezuela enfrenta una crisis sanitaria no solo por la falta de materiales en hospitales  sino también por la alarmante escasez de medicamentos. 

A inicios de 2020, el presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), Freddy Ceballos, anunció que en Venezuela 80% de los medicamentos escasean, y los pocos que se consiguen son muy costosos para que los venezolanos puedan adquirirlos. 

Según el portal de noticias El Telégrafo, los enfermos solo encuentran uno y medio de cada 10 fármacos que puedan ser requeridos.

Para intentar combatir la escasez de medicinas, el gobierno de Nicolás Maduro creó el sistema de distribución de medicamentos “0800 Salud Ya” en octubre de 2017. Al llamar al número telefónico para utilizar el servicio y ser atendido por un operador, se debe indicar si posee un carnet de la patria. Además de ello, para solicitar cualquier medicamento se debe contar con un tratamiento médico asignado por un especialista. 

Por otra parte, está Farmapatria, una empresa creada por el gobierno de Maduro que tenía como función crear una red de farmacias en los espacios de Mercal y los abastos bicentenarios para vender los medicamentos a precios subsidiados.

Pero una cosa es el decreto y otra la percepción del ciudadano. Y no solamente se trata de las personas que no están inscritas en la Plataforma Patria. Miriam Torres informó a El Pitazo que el 2 de abril al solicitar una caja de Levodopa y Carbidopa a Farmapatria, recibió ambos medicamentos con fecha de vencimiento de julio de 2019.

Pagar con la huella

Debido a la hiperinflación, el valor del bolívar se ha devaluando cada vez más. Lo que quiere decir que a pesar de que haya más dinero circulando en las calles, este cada vez vale menos. 

Según cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV), para 2018 solo 5% del total de dinero en circulación estaba representado en billetes y monedas.

Cifras del BCV muestran cómo el gobierno rompió la represa de la liquidez que ha inundado la economía provocando una crisis de efectivo y acelerando la hiperinflación mes tras mes.

De acuerdo al portal de noticias Prodavinci, adecuar las denominaciones y el número de piezas ofrecidas aliviaría la escasez de efectivo. Sin embargo, el problema subyacente es el alza descontrolada de precios. Si la inflación avanza, la pérdida de valor del bolívar neutraliza todo ajuste de billetes y monedas, aún más si la caída en la demanda de dinero propicia un abandono espontáneo de la moneda. No servirá de nada imprimir más billetes si nadie está dispuesto a aceptarlos.

Para combatir la carencia de efectivo, el Estado de Nicolás Maduro creó la plataforma del Banco de Venezuela, Biopago. Según el Banco de Venezuela, Biopago es un canal que permite realizar el pago de bienes y servicios a través de un sistema biometrico capta huella, sin necesidad de presentar algún instrumento de pago. Solo clientes del Banco de Venezuela, aquellos con tarjeta de alimentación Valeven o tarjeta de crédito de cualquier banco pueden utilizarlo. 

Los problemas de liquidez monetaria se han subsanado, no con bolívares sino con dólares que han resuelto la necesidad de intercambio de bienes y servicios. El sistema de biopago, sin embargo, parece que consigue en la crisis de gasolina un lugar de encuentro.

 

 

Hay carnet y chip pero falta la gasolina

Durante 2018, el estado Táchira afrontaba una crisis de escasez de gasolina por lo que para adquirir el combustible los ciudadanos debían comprarlo en pesos colombianos. Tal Cual Digital reseñó que la gasolina debía ser costeada en otra moneda  por el contrabando de combustible en la frontera colombiana, señalando que desde guardias nacionales hasta quienes vacían los tanques de los automóviles eran responsables del negocio. 

Desde 2018, los tachirenses debían realizar colas de hasta tres días para llenar los tanques de sus carros de gasolina. 

El 24 de septiembre de 2018, Nicolás Maduro anunció que en las estaciones de servicio con carnet de la patria de todo el país se instalaría un nuevo método de pago para la gasolina, el sistema biopago a través del carnet de la patria.

El sistema fue implementado solo en los estados Amazonas, Apure, Bolívar, Falcón, Delta Amacuro, Táchira, Sucre y Zulia, ocho de 24 estados del país. El sistema no fue implementado sino hasta 2020, tras la escasez de gasolina durante la pandemia de covid-19, cuando el costo de la gasolina incrementó a $0,5 el litro. 

En 2012 el gobierno de Maduro intentó implementar las llamadas “Tarjetas de Administración de Gasolina” (TAG). Por decisión gubernamental del entonces gobernador de Zulia, Francisco Arias Cárdenas, se comenzó a instalar una etiqueta en el vidrio delantero de los carros como requisito único para poder llenar los tanques de los vehículos con gasolina. 

Los dueños de los carros debían pagar 90 unidades tributarias para adquirir un nuevo chip en caso de que el anterior se extraviara o dañara. La crisis nunca se solucionó y con el paso del tiempo se veía agudizaba cada vez más

Luego de la llegada al país de la gasolina iraní, el 15 de junio de 2020, el actual gobernador de Zulia, Omar Prieto, anunció que el uso de la TAG sería eliminado una vez que el sistema de biopago fuese instalado. Ya algunas estaciones de servicio lo utilizan, pero en el interior del país las colas por gasolina se mantienen y los conductores a veces  deben perder más de un día para llenar el tanque. 

En momentos agudos de la crisis, se llegó a la proponer la idea absurda una rifa entre los conductores para ganarse el derecho a llenar sus tanques de combustible. “El Pico y Placa se mantiene, pero se sorteará el número de placa a ser atendido por estación de servicio”, anunció el gobernador de Portuguesa, Rafael Calles.

Calles dijo que el sorteo se realizaría a través de sus redes sociales en horas tempranas de la mañana para que los usuarios estuviesen al tanto qué día les corresponde hacer la cola de la gasolina. El gobernador aseguró que el objetivo es “evitar aglomeraciones en las estaciones de servicio y combatir el bachaqueo de combustible”.

Gas doméstico vía CLAP o cocina con leña

El gas doméstico es otro producto que se suma a la lista de precios regulados. Gas Comunal de Pdvsa, gas licuado de petróleo (GLP), pasó a ser distribuido a través de consejos comunales por medio de los CLAP. 

En julio de 2019, la gobernadora de Lara Carmen Meléndez anunció que dicha medida se aplicaría nivel nacional para evitar la corrupción y mejorar la distribución del gas doméstico. 

Meléndez indicó que la idea sería tomar los datos que manejaban los CLAP y luego depurar las listas para crear una base de datos propia para evitar que las zonas que no reciben CLAP no se vieran afectadas. «El objetivo es tener nuestros propios datos. Hay zonas que reciben el CLAP y tienen gas por tubería y ellos no entrarán en esta modalidad. Además hay que precisar qué tipo de bombonas tienen las personas si es la de 10 kilos, la de 18 o la de 43», dijo.

El gas doméstico sigue siendo un bien escaso y aun cuando la regulación fija su precio en 65 mil bolívares para la bombona de 10 kilos, Bs. 120 mil para la bombona de 18 kilos, Bs. 178 mil para la de 27 kilos y 286 mil 500 para la de 43 kilos, los venezolanos deben pagarlo hasta en dos millones de bolívares en el mercado negro. 

“Súper cisternas” para un país sediento 

Desde 2014, Venezuela afronta un grave problema de déficit del servicio de agua potable y su saneamiento. Un informe de Provea, publicado en noviembre de 2018, aseguró que el mismo es atribuido por el gobierno nacional a los períodos de sequía y los efectos del fenómeno de El Niño. Como consecuencia de esta situación, el gobierno de Maduro ha implementado severos racionamientos y restricciones del suministro de agua en gran parte del país. 

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) en el 2014, el 70,8% de la población tenía racionamiento de agua.

Según el especial “Vivir sin agua” de Prodavinci, al menos 9,78 millones de venezolanos vivieron bajo racionamiento formal de agua corriente entre 2016 y 2017. El suministro promedio fue de 48 horas de agua por tubería a la semana, es decir, 28,5% de abastecimiento pleno. 

Prodavinci analizó 57 planes de abastecimiento que publicaron 10 hidrológicas en 2016 y siete en 2017, confesión de que el Estado venezolano no suministra agua suficiente y continua para todos.

Además del racionamiento, en mayo 2020, el gobierno de Nicolás Maduro decidió adquirir 252 “súper cisternas” del gobierno de China y formar parte del Plan de Complementario Nacional de Abastecimiento de Agua. Según el Estado venezolano, el plan fue creado para para atender las áreas que se han visto afectadas mientras se repara “el acto de sabotaje cometido contra el Sistema Hídrico Nacional, específicamente en el Tuy II” pero lo cierto es que una súper cisterna apenas puede llevar el equivalente a tres segundos de agua bombeadas por tuberías.

Los camiones con agua que prometió el ministro Néstor Reverol tienen una capacidad de 30 mil litros. En condiciones normales, a Caracas entran por tuberías 11 mil litros de líquido por segundo. 

Luego del intento del gobierno de Maduro de combatir la escasez de al menos seis rubros a través de nueve estrategias fallidas, la carencia de productos sigue no solo existiendo, sino agravándose cada vez más en Venezuela.

 

Hoy el 93,8% de los hogares de Venezuela almacena agua potable, según OVSP; y durante la cuarentena se ha agudizado la escasez de agua, recurso prioritario e indispensable para prevenir la COVID-19.

Especial de TalCual, El Impulso, La Nación, La Mañana, La Verdad, Yaracuy al Día, Correo del Caroní y Runrunes.

En Falcón todas las semanas hay alguna denuncia o protesta por falta de agua; en Bolívar 55% de la población almacena agua hasta por tres días y 50,7% compra agua embotellada; en Caracas no hay techo de casa, edificio o rancho sin un tanque azul; en Zulia volvieron los vendedores de agua en burros y el gobierno reguló el precio de los camiones cisterna; en Táchira los Puntos de Asistencia Social Integral (PASI) que atiende a repatriados no tiene agua; en Vargas algunas comunidades suman hasta 60 días sin servicio; en Lara la zona norte de la entidad debe recurrir constantemente al servicio de camiones cisterna; en Yaracuy las fuentes de captación de agua tienen una merma de 90%.

Falta de agua

Las fallas en el suministro de agua potable en el país compiten con las del servicio eléctrico (muchas derivan de la ausencia de electricidad) y al igual que este, se agudizaron durante la cuarentena decretada por el gobierno de Nicolás Maduro para evitar la propagación del covid-19, el pasado 16 de marzo. El racionamiento y falta de agua ahora es de todos.

Hoy el 93,8% de los hogares de Venezuela –uno de los 10 países con mayores reservas del mundo– almacena agua potable, según se desprende de un estudio realizado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), en diciembre de 2019. “Este escenario creó las condiciones para el nacimiento de figuras conocidas como ‘los pimpineros’: personas que adecuan medios de transporte artesanales para trasladar diferentes recipientes de diversos tamaños desde otras fuentes que podrían ser tomas improvisadas, hasta la puerta de los distintos hogares”, reseña la organización.

La solución que encontró la administración de Maduro fue la compra de 252 cisternas para surtir a más de la mitad de la población. Según el exvicepresidente de operaciones de Hidrocapital, Norberto Bousson, lo que se invirtió para adquirir camiones cisternas era suficiente para reparar alguno de los sistemas de bombeo de agua por tubería más importantes del país.

El agua es vital y durante la pandemia de la covid-19 un recurso prioritario e indispensable para evitar el contagio del virus, que hasta este 4 de junio de 2020 sumaba 6.513.635 contagiados y 386.096 fallecidos, en el mundo. Muchos venezolanos se vieron obligaron a interrumpir sus cuidados y cuarentena y salir de sus casas para buscar agua.

En el siguiente material audiovisual les ofrecemos un resumen de cómo ha sido el suministro de agua en Caracas, Bolívar, Falcón, Lara, Miranda, Táchira, Vargas, Yaracuy y Zulia durante la cuarentena: denuncias, protestas, tipo de fallas, medidas y las respuestas de la ciudadanía para paliar la falta del servicio.

Una “supercisterna” son tres segundos de agua en Caracas
Los camiones con agua que prometió el ministro Néstor Reverol tienen una capacidad de 30 mil litros
En condiciones normales, a Caracas entran por tuberías 11 mil litros de líquido por segundo

@franzambranor

 

Como plan para solucionar la escasez de agua en Venezuela, el ministro de Interior y Justicia, Néstor Reverol, anunció el pasado sábado 16 de mayo el arribo de 252 “supercisternas” con capacidad de 30 mil litros cada una.  

Según el subordinado de Nicolás Maduro, los vehículos provenientes de China surtirán de líquido a habitantes de 188 municipios en el país y se hará especial hincapié en Distrito Capital y Miranda, recientemente afectados por una explosión en la estación de bombeo de la central Tuy II. 

De acuerdo al expresidente de Hidrocapital, José María De Viana, a Caracas entran por tuberías 11 mil litros de agua por segundo, por lo que una cisterna representaría solo tres segundos de suministro a la capital.

Tomando en cuenta que cada día tiene 86 mil 400 segundos, a la capital venezolana entran diariamente 950 millones 400 mil litros de agua, es decir, el equivalente a 31 mil cisternas diarias. 

De Viana indicó que una familia promedio consume 1.000 litros de agua al día por lo que una cisterna alcanzaría para la demanda cotidiana de 30 grupos familiares o lo que podría simplificarse a un edificio mediano de la capital.

Una cisterna de 30 mil litros tarda en llenarse aproximadamente 30 minutos. A eso hay que sumar el recorrido a los puntos de distribución y el tiempo que tarda la gente recolectando agua en recipientes. 

“Este es un mecanismo cosmético para ocultar un problema grande. Cualquiera de los hospitales de Caracas puede consumir entre 10 y 15 de estos camiones diarios”, dijo el ingeniero.

Por tubería es mejor 

El ex presidente de Hidrocapital sostuvo que la manera lógica de surtir de agua a los ciudadanos es a través de las tuberías. “Es la manera más rápida y eficiente”.

Caracas es abastecida de agua por los sistemas Tuy I, II y III. “Tuy I que provee 1.000 litros por segundo está trabajando a la cuarta parte de su capacidad, igual que Tuy II, mientras que Tuy III que transporta 9.000 litros por segundo tiene problemas mecánicos”, dijo De Viana.

El ingeniero manifestó que hace 20 años a Caracas ingresaban 20 mil litros de agua por segundo, pero la incapacidad de bombear líquido de los embalses hacia la ciudad, redujo la cifra casi a la mitad. 

“Las 14 estaciones de bombeo que llevan agua a la capital tienen sistemas electromecánicos que deben ser reparados de manera continua y eso no se hace. No hay mantenimiento preventivo”, acotó. 

De Viana sostiene que los embalses que surten de agua a Caracas como Taguaza y Camatagua están llenos, el problema impera en que los sistemas para trasladarla no sirven.

“Hay un proceso largo de abandono de la infraestructura que comenzó con el desprecio por el talento y continuó con la designación de militares en cargos importantes. En los últimos cinco años el deterioro se ha acentuado”, dijo De Viana.

El ingeniero aseveró que desde la inauguración del embalse de Taguaza en 1998, no se ha hecho una inversión de envergadura en el sistema hídrico nacional. “Se invirtieron 1.000 millones de dólares para Tuy 4 y no hay nada construido”.

Aumento polémico 

El ex presidente de Hidrocapital no se opuso a un incremento de la tarifa por el servicio de agua, que en algunos sectores de Caracas alcanzó un alza de hasta 400.000%. Sin embargo aclaró que el actual era un pésimo momento para hacerlo, debido a la acentuación de la escasez del líquido en la primera quincena del mes de mayo. 

“Parte del problema que tenemos hoy es que durante muchos años no se cobraba nada. Esta tragedia ocurre porque todos los servicios dependen del gobierno”, dijo.

De Viana manifestó que una familia en la ciudad colombiana de Medellín paga alrededor de 10 dólares al mes por agua. “Eso es algo lógico, pero allá el servicio es constante y de calidad”.