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Epidemia

Epidemia regional de dengue: recomendaciones de la Academia Nacional de Medicina

La Academia Nacional de Medicina (ANM), ante la epidemia regional de dengue, ofreció varias recomendaciones que van desde la prevención, la vigilancia por parte del Estado y la preparación del sistema de salud ante un eventual aumento de casos a partir del mes de agosto en Venezuela. 

A través de su cuenta en X, la profesora e investigadora María Eugenia Grillet, informó que las cifras de dengue son alarmantes y han alcanzado sus máximos históricos en Latinoamérica. En 2023 se contabilizaron cinco millones de casos y más de cinco mil muertos, mientras que en lo que va de 2024, ya se registran más de cinco millones de casos y 1841 fallecidos. 

La ANM indicó que es recomendable educar a la población sobre los síntomas de la enfermedad. Como medidas de prevención, sustituir el agua en macetas y floreros con arena húmeda y eliminar recipientes en desuso que puedan acumular agua. 

A las autoridades de salud, la ANM le solicita mejorar los sistemas de monitoreo, el diagnóstico precoz y la administración de tratamientos a tiempo, así como dotar de insumos a los hospitales ante la próxima temporada de lluvias en el país.

6 Dudas más frecuentes sobre el dengue 

¿Si me dio dengue antes, puedo contraer otra vez dengue?

Sí. Usted puede contraer cuatro veces dengue porque se conocen cuatro serotipos de dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DEN-V 4), que circulan a lo largo de todas las Américas  y de forma simultánea, según la Organización Panamericana de la Salud.  En Venezuela circulan los cuatro serotipos.

Síntomas de dengue

La persona con dengue puede presentar:

  • Fiebre alta, continua y de difícil manejo (cuesta bajar).
  • Dolor de cabeza o dolor retro ocular (detrás de los ojos).
  • Fotofobia (molestia a la luz).
  • Debilidad y dolores musculares y articulares.
  • En algunos casos, evacuaciones líquidas.

Una vez estos síntomas se presenten, hay que estar pendiente de los signos de alarma. Desde 2016, la Organización Mundial de la Salud cambió la clasificación de «dengue hemorrágico» a dengue con signos de alarma y dengue grave. Lo ideal es identificar los signos de alarma para no evolucionar a dengue
grave.

Síntomas de dengue de con signos de alarma

  • Dolor abdominal.
  • Náuseas, o vómitos que dificultan ingerir líquido, comida o pastillas por la vía oral. 
  • Mareos, desvanecimiento y sudoración.
  • Evidencia de sangrado.

Ante la presencia de solo uno de estos síntomas las personas deben acudir al médico de inmediato. En una sala de emergencias deberá ser hidratado y se realizarán exámenes para evaluar si las plaquetas y glóbulos blancos están muy bajos,  o si hay un aumento de transaminasas hepáticas o hematocritos. Con estos resultados, se decide si el paciente debe ser hospitalizado. 

Si tengo sospechas de dengue, ¿cuándo debo acudir al médico?

Lo ideal es que consulte al médico si presenta dos días con fiebre y tiene otros síntomas de dengue. Si puede hacerse una hematología completa para llevársela al médico, mucho mejor.

Si presenta algunos de los síntomas de dengue con signo de alarma, debe acudir inmediatamente al médico.

En los primeros cinco días de síntomas de la enfermedad el médico podrá ordenar pruebas específicas para confirmar de manera precoz el dengue: la prueba NS1 para detectar antígenos del virus y una prueba PCR, en la que se toma la sangre del pliegue del codo, y que permite confirmar si es dengue y cuál serotipo (1,2,3 y 4). 

¿Cómo tratar al paciente con dengue en casa?

Si un médico ha determinado que el paciente con dengue no debe ser hospitalizado, acá algunos consejos para el cuidado en casa:

  • Garantizar hidratación suficiente: tomar líquidos varias veces al día en pocas cantidades, poco a poco, no ingerirlo con pitillo para evitar náuseas y vómitos
  • Comer raciones pequeñas  de comida varias veces al día. Si no hay restricción dietética o requerimiento dietético particulares (por hipertensión, diabetes o problemas renales) el paciente debe comer lo que le provoque. 
  • Tomar solo acetaminofén para la fiebre y el dolor muscular. NO se deben tomar antiinflamatorios no esteroideos (ibuprofeno, diclofenac potásico o sódico) ni aspirinas porque se puede complicar el cuadro. Consulte al médico y no se automedique.
  • El médico podría ordenar de forma interdiaria  que el paciente se haga una hematología para evaluar los valores de plaquetas, hemoglobina, hematocritos y glóbulos blancos. Dependiendo de esos valores, si suben o bajan, se podría tomar la decisión de hospitalizar al paciente.
  • Es recomendable que la persona que es tratado con dengue en su casa duerma con mosquitero, para evitar que lo pique el mosquito y se traslade la enfermedad a otros miembros de la familia.

¿Quiénes son los pacientes con más riesgo?

  • Menores de dos años.
  • Mayores de 65 años.
  • Personas como  afecciones crónicas como diabetes mellitus, o mujeres embarazadas.

 

¿Virus Nipah podría convertirse en pandemia? La Sociedad Venezolana de Infectología explica
La OMS incluyó al virus de Nipah en la lista de patógenos con potencial pandémico en noviembre del 2022, junto al Zika, al Ébola y el covid-19. Recientemente, hay cientos de casos y dos muertes en India
La presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología explica que no es muy probable que el virus se convierte en pandemia o epidemia global, porque no tiene una «transmisión efectiva» de persona a persona 
Hasta ahora, el virus no tiene un tratamiento específico o una vacuna que ayude a frenar su propagación

 

Desde el 14 de septiembre se han reportado contagios y muertes por el virus Nipah (NiV) en la India. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó a la comunidad internacional para mantener atención especial en el plan prioritario de investigación para enfermedades con posibilidad de provocar una pandemia. 

«En Venezuela no tenemos registro hasta ahora de ningún caso de Nipah. A lo mejor, en algún momento se presentó alguna sospecha en personas que hayan viajado de allá hasta acá y hayan presentado encefalitis. Hay gérmenes o virus que pueden causar encefalitis más frecuentemente en Venezuela. Sin embargo, hay que tenerlo presente porque el período de incubación que se habla es de dos a cinco días, pero se puede extender hasta 45», aseveró Patricia Valenzuela, presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI) en una entrevista a Unión Radio.

La médica infectóloga reiteró que el virus Nipah es un patógeno «relativamente nuevo y emergente». El virus se identificó por primera vez en Malasia en 1999. Pero la infección por NiV se ha reportado en los países del sudeste asiático casi de forma anual. En la India, los medios internacionales identifican que es el cuarto brote en menos de cinco años.

Hasta la fecha hay dos muertes y cientos de casos en India. Las autoridades decretaron un estado de emergencia para cortar la propagación. 

Debido al aumento de la frecuencia en los brotes, la OMS incluyó al virus de Nipah en la lista de patógenos con potencial pandémico en noviembre del 2022, junto al Zika, al Ébola y el covid-19.

 

Descripción del Virus de Nipah

«El virus Nipah es de la familia de los paramixovirus, la misma del sarampión. Se han ido presentando brotes anualmente, sobre todo en Bangladesh. Con el paso del tiempo eran cada vez menos los casos que se identificaban, y ahorita la OMS está iniciando estudios más detallados sobre él porque tiene una tasa de letalidad bastante alta, que puede llegar hasta el 90%», explica Valenzuela.

El riesgo que emite la OMS tiene un objetivo claro: hasta ahora el NiV no tiene un tratamiento específico o una vacuna que ayude a frenar su propagación.

El patógeno es de origen zoonótico, su contagio se da por la interacción con animales infectados. En el caso del NiV, la mayoría de los brotes proviene de los murciélagos. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos advierte que el contagio hacia los humanos puede darse gracias al consumo de frutas o comida que haya tenido contacto con los animales infectados, o estar en contacto con las secreciones de un animal o persona infectada. 

«Los cerdos también se enferman y no está claro cómo los murciélagos los infectan, pero se piensa que es igual: que la comida que consumen están contaminadas con el virus y luego la manipulación de los cerdos infecta al ser humano», agrega la directora del SIV. «Desde 2018 se está desarrollando un posible medicamento o vacuna, pero están en fase I y no ha avanzado a fase de prueba en seres humanos».

Síntomas y potencialidad de ser pandémico

De acuerdo con el CDC, los síntomas pueden ser leves o no manifestarse. Normalmente los pacientes presentan cuadros febriles, dolores musculares, vómitos y dolores de garganta. Pero el NiV se diferencia de otras infecciones porque los pacientes pueden permanecer con convulsiones después del contagio. 

«Los síntomas pueden ser subclínicos, no hay unos síntomas bien claros como en los casos del covid-19 o sarampión. Puede cursar con síntomas inespecíficos como malestar general y debilidad, pero también hay presentaciones más severas, como infección respiratoria aguda con dificultad o insuficiencia respiratoria, o progresión a encefalitis, que es el cuadro que está claramente descrito desde 1999. Eso es inflamación del cerebro, convulsiones y alteración del estado de conciencia que lleva a la persona a coma o a la muerte», agregó Valenzuela.

La directora del SIV dijo que el riesgo de transmisión global del virus es menos probable mientras la transmisión entre personas no sea tan efectiva y frecuente. Pero advierte que las zonas con corredores ecológicos, donde se está evidenciando la deforestación y el cambio climático, son más vulnerables a este tipo de enfermedades. 

«El hecho de que la OMS pida que se vigile más el Nipah no es porque pueda existir el riesgo de una pandemia o epidemia global. No es tan probable por las características de la transmisión del virus: aún debe tener una transmisión efectiva de persona a persona para que ese potencial de pandemia se concrete. En este caso no está planteado, pero hay que estudiarlo por la reaparición de casos», advierte.

Opacidad venezolana ante otras epidemias

Una de las grandes preocupaciones del gremio sanitario en Venezuela es la falta de datos y acciones de prevención transparentes frente a epidemias en el país o posibles brotes futuros.  Por segunda vez en menos de tres meses, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica en América y el Caribe por el aumento de casos de dengue en lo que va de este año.

Por ahora, 2023 es el tercer año con mayor registros de casos, solo superado por los años 2016 y 2019. Pero el Estado venezolano no ha publicado un boletín epidemiológico desde octubre del 2022, y antes de ese documento hubo un silencio de las cifras sanitarias desde el año 2016. 

A su vez, la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría exhortó a las autoridades a garantizar la vacunación contra el sarampión, además de informar a la población sobre la necesidad de vacunar a niñas y niños pequeños ante las bajas coberturas de inmunización en Venezuela.

En un comunicado publicado el 14 de febrero, la Sociedad destacó que la ocurrencia de brotes de sarampión y otras enfermedades prevenibles por vacunación estaban en su nivel más alto en los últimos 30 años en la región, con una cobertura de vacunación del 68 % para la primera dosis y de 37 % para la segunda dosis de la vacuna en el país, según las cifras publicadas por la OPS. 

Esto convierte a Venezuela en un país altamente vulnerable para otras epidemias como la que ocurrió con la covid-19

Alejandro Armas Mar 06, 2020 | Actualizado hace 3 semanas
No hace falta un coronavirus

@AAAD25

Pocas cosas hablan tan bien del grado de desarrollo de un país como una preparación elevada para la contención de pandemias. Lamentablemente, la ciencia de Asclepio no dispone de las artes de Casandra, así que es imposible prever el surgimiento de una nueva enfermedad. Cuando esto sucede, el flagelo puede hacer estragos hasta en las naciones mejor blindadas. El hecho de que una y otra vez seres microscópicos sean capaces de encontrar formas de burlarse de nuestro progreso científico y generar tragedias mundiales es una verdadera humillación para la raza humana, como bien señaló mi genial tocayo Alejandro Oliveros en un escrito reciente. No en balde en la imaginación de H. G. Wells, fueron ellos los que humillaron a otra raza, oriunda del planeta rojo, al punto de la aniquilación.

Por lo expuesto en el párrafo anterior, mucho se habla hoy de un virus en todo el mundo. Se cierne sobre el planeta una atmósfera siniestra, como la de aquella plaga llamada por Poe “muerte roja” en uno de sus mejores cuentos. Sin importar en que rincón del mundo uno se encuentre, hay una sensación de desamparo y de fatalidad, como si solo quedara rezarle a una deidad o esperar a que el azar no haga que la enfermedad brote cerca, ante el fracaso de los gobiernos en su intento de proteger a todos sus ciudadanos de este mal.

Ah, pero hay sitios que no tuvieron que experimentar la aparición de un nuevo tipo de virus para sufrir tal pesadumbre. Son aquellos países que siguen lidiando con enfermedades conocidas de antaño. Los que no han podido desarrollarse como para extirparlos.

Hay uno que no fue ajeno al progreso necesario, que de hecho lo consiguió en el mejor momento de su historia, pero que luego sufrió un retroceso brutal, por caer en manos de una elite anonadantemente desinteresada en el bienestar común y obsesionada con satisfacer su avaricia desmedida. A que no adivinan cuál es.

En Venezuela, como en todo el mundo, hay temor por la posibilidad de que el terrible coronavirus eche sus raíces fatídicas. Ciertamente, si ocurriera, sería un dolor adicional para una tierra que ya acumula demasiados. Pero en realidad Venezuela no necesita una epidemia de esta influenza con esteroides para ser una nación cuya salud pública es azotada por los microbios endemoniados. Ya lo es. Ese es el resultado de haber condenado a una red de hospitales públicos, otrora orgullo patrio, a languidecer hasta la ruina por falta de recursos, en medio de los mayores ingresos que ha obtenido el Estado venezolano en su historia gracias al estallido de los precios del petróleo. Ese es el resultado de haber asfixiado el aparato productivo nacional, incluyendo al sector farmacéutico, con controles de precios y otras regulaciones desastrosas. Ese es el resultado de no mantener las labores preventivas que evitan la propagación de enfermedades y que ya son de manual, a pesar de lo cual han sido descuidadas por la negligencia extrema.

Particularmente escandaloso es el regreso triunfal e implacable del paludismo, el arquetípico mal del trópico. “Paludismo” es un vocablo grabado con hierro ardiente en la memoria colectiva venezolana. Y aunque hasta hace poco su discusión en aulas escolares lo presentaba como una abominación confinada al pasado distante e incapaz de provocar estragos en la actualidad, su mera mención nunca dejó de evocar imágenes funestas. Imágenes de una Venezuela empobrecida, atrasada y maltratada por sus gobernantes. Colmada en sus sabanas de “casas muertas”, como acertadamente tituló Miguel Otero Silva. Átropo, la Parca, se le aparecía a Juan Bimba en muchas formas, presta para cortarle con una gran tijera el hilo del liquiliqui del que pendía su vida. A veces era la pistola de algún esbirro de la dictadura. A veces, la ponzoña de una mapanare u otro asesino rastrero. Pero las más de las veces era el pequeño virus Plasmodium falciparum, responsable del paludismo, también conocido como “malaria”.

Ya lo dijo Rómulo Betancourt, a propósito de Venezuela bajo el gomecismo: los tres peores flagelos eran el aguardiente, los jefes civiles y el paludismo. Claro, para la elite gobernante actual Betancourt fue un representante de la “oligarquía burguesa, fascista, imperialista y neoliberal”, así que no hay razón para atender a lo que su pluma nos dejó.

Es que, naturalmente, a los demócratas les preocupa la sanidad colectiva. No solo por un sentido de la moral y por genuino interés en el bienestar colectivo, sino por el cálculo de mantener a la ciudadanía satisfecha y así quedar bien parados con cada elección. Tiranos como Juan Vicente Gómez, en cambio, no tienen que lidiar con esos asuntos. Juzguen ahora ustedes, queridos lectores, la relación entre el tipo de régimen que tiene Venezuela hoy y el estado de la salud pública.

Acaso no sea coincidencia que justo después de la muerte del “Bagre” tachirense comenzó a destacar el trabajo de Arnoldo Gabaldón, uno de los venezolanos a quienes la República más debe (no es posible que no haya ni un solo municipio con su nombre, mientras que hay seis bautizados como tributo a un bandolero de la peor calaña como Ezequiel Zamora). El primer día de este mes se cumplieron 111 años de su natalicio, así que vale la pena recordar su obra en las próximas líneas.

La labor de este trujillano tuvo sus primeras etapas en los gobiernos de Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, quienes no fueron demócratas, pero sí consideraron que Venezuela debía alejarse poco a poco del autoritarismo gomecista. Una vez iniciado, tuvo la suerte de no verse interrumpido por la inestabilidad política en la segunda mitad de la década de 1940, ni por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Gabaldón fue puesto al frente de la División Nacional de Malariología por el ministro de Sanidad Santos Dominici en 1936. El propio ministerio fue una creación de López Contreras (recuerden lo que les decía sobre Gómez y la preocupación por la salud pública). Desde este despacho, Gabaldón ideó una estrategia novedosa de ataque a la malaria consistente no solo en el suministro de medicamentos antipalúdicos, sino también en el saneamiento ambiental. A diferencia del coronavirus, el paludismo no se transmite directamente entre personas. Hay un vector, el mosquito Anopheles, otro señalado habitual en las aulas de clases de las escuelas venezolanas. Por lo tanto, poner en jaque la malaria supone impedir las condiciones ideales para la presencia del díptero nocivo. Gabaldón comprendió eso y, junto con su equipo de profesionales altamente calificados, se dispuso a dar guerra sin cuartel a tales condiciones ambientales. Tras un estudio minucioso de la topografía de cada región afectada, el equipo antimalaria tomó medidas como la aplicación controlada del insecticida dicloro difenil tricloroetano (ah, esas lecciones de química orgánica en el bachillerato, con sus sufijos alusivos a dobles o triples enlaces de átomos de hidrógeno y carbono; ok, disculpen la divagación nostálgica).

Los resultados fueron un milagro hecho por humanos de carne y hueso. Durante las décadas de 1940 y 1950, los índices de propagación y mortalidad del paludismo se desplomaron. Poco a poco la enfermedad fue prácticamente erradicada de Venezuela. Me gusta creer que, así como coincidieron no por casualidad los inicios de la carrera de Gabaldón y de la liberalización política venezolana, tampoco fue casualidad que el doctor alcanzara la cúspide de dicha carrera durante el primer gobierno del largo período democrático, como ministro de Sanidad de Betancourt entre 1959 y 1964.

Por estas fechas de marzo temprano, mientras que algunos preferimos celebrar el nacimiento de Gabaldón, otros optan por celebrar la “siembra” del mayor responsable de la triste suerte de Venezuela en el siglo presente.

El legado de un hombre acabó con el legado del otro. El paludismo que tanto costó marginar está de vuelta y dice “presente” en buena parte del territorio nacional. Sobre todo en las selvas de Guayana, tierra que hizo de centro de operaciones para la causa independentista y que hoy, en manos de los autoproclamados herederos de esa causa, sufre además de la malaria la devastación ecológica y la violencia cruenta de los “sindicatos” mineros (i.e. bandas criminales). En 2016 hubo 91 918 casos de paludismo en Venezuela, de acuerdo con una investigación del portal Prodavinci. En 2017 esa cifra se disparó a 411 586. La investigación también señala, con cifras de la Organización Mundial de la Salud, que las muertes por paludismo pasaron de 52 en 2010 a 456 en 2017.

En el mundo antiguo se pensaba que la malaria se transmitía por el aire. “Malaria” es un derivado de la expresión latina “mal aire”. Aunque el mal no es el aire, sí está en el aire, en los mosquitos que lo surcan. Como con el coronavirus en Wuhan, Bergamo y Seattle, hay una atmósfera perversa sobre Tumeremo, Upata, Yaguaraparo, San Juan de Payara y Machiques. Pero no durante los últimos meses, ¡sino durante los últimos años! Aunque me haría muy feliz ver un municipio renombrado en honor a Arnoldo Gabaldón, creo que la mejor forma de honrar su trabajo es repitiéndolo, para volver a enterrar el paludismo. Lo más probable es que para que ambas cosas ocurran, tiene que haber primero un cambio político en Venezuela.

El delicado arte de nombrar enfermedades: a propósito de COVID-19

 

@narrativaoral

Nombrar una enfermedad es un asunto delicado. Lo han tenido que enfrentar las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al decidir llamar COVID-19 al coronavirus que se habría originado en China. Explicaba el vocero de la OMS que se trató de una decisión para ayudar a erradicar el estigma y los prejuicios asociados con los chinos.

Un nombre neutro, descriptivo, (CO por corona, VI por virus, y 19 por el año en que fue identificado), contribuiría a reducir las representaciones y los discursos antichinos, e incluso antiasiáticos, asociados con la nueva enfermedad.

La verdad es que el asunto no es tan sencillo. Ya ocurrió con el sida, primero llamado por los medios de comunicación “cáncer gay”, después “Gay Related Immune Deficiency” (Deficiencia Inmune de los Gay) por ciertos médicos, con la carga de prejuicio que la palabra “gay” (homosexual) tenía en 1981, cuando aparecieron los primeros casos en San Francisco y Nueva York. Después se decidió llamarla “Síndrome de inmunodeficiencia adquirida”, y al virus que la causa “Virus de inmunodeficiencia humana” (VIH), denominaciones más neutras y con tono científico.

La historia de la salud pública está marcada por las palabras que usamos para denominar las enfermedades. A la epidemia de H1N1 de la llamó “gripe porcina” y se localizó su origen en México, con la carga simbólica que para muchos puede tener la asociación entre los términos “puerco” y “mexicano”. Al principio del siglo XX, la llamada “gripe española” (que mató entre 40 y 100 millones de personas), no se había originado en España, sino en Estados Unidos, pero quedó grabada en la historia asociada con el país de la península ibérica.

Enfermedad como metáfora del mal

Como lo escribiera Susan Sontag en su brillante ensayo La enfermedad y sus metáforas (1978), el discurso sobre la enfermedad es un discurso sobre el mal y la forma en que debe ser erradicado. La tuberculosis, antes que Koch descubriera al bacilo que la causa, fue sobre todo una enfermedad romántica descrita por novelistas y artistas como una dolencia del alma que sufre de mal de amores y que termina por consumir al cuerpo.

El cáncer se convirtió en el siglo XX en la metáfora de la vida estresante y neurótica de la era industrial, enfermedad a la que se le declaró una guerra con medios casi militares: la guerra química o la quimioterapia, y la guerra radiológica o radioterapia.

Las metáforas evolucionan a la par de la evolución del conocimiento científico y la tecnología. Por ejemplo, al descubrirse la causa infecciosa de una enfermedad, las explicaciones psicológicas o espirituales caen en desuso. En el caso del cáncer la metáfora guerrera sigue en el imaginario popular, pero las nuevas armas de esta guerra son más precisas e incluso menos tóxicas que las que se usaron en el siglo XX.

También existe la tendencia a renombrar las dolencias. Se ha hecho en el campo de la salud mental, en el que desórdenes como el “maniacodepresivo” se llama ahora “trastorno bipolar” o a la vieja neurosis que tanto inspiró a Sigmund Freud ahora se la ha fragmentado en distintas formas de sufrimiento como la ansiedad, el desorden compulsivo obsesivo o la timidez calificada como “trastorno de ansiedad social”. Pero probablemente el más emblemático de todos los renombramientos sea el de la “impotencia” masculina convertida en “disfunción eréctil”, cambio discursivo que vino acompañado de la introducción de Viagra, el primer tratamiento de su tipo para ayudar a los hombres con dificultades sexuales.

Imágenes y emoción en las redes sociales

Hoy en día más que el discurso son las imágenes las que tienen un gran impacto en el imaginario del público. La reciente epidemia de COVID-19 es la muestra más clara de la influencia que tienen los vídeos y las fotografías que circulan por las redes sociales en nuestras percepciones sobre las enfermedades: desde el supuesto origen del coronavirus, vinculado con la imagen de personas consumiendo una sopa de murciélago, pasando por las chocantes imágenes de agentes de policía sellando las puertas de una vivienda para que sus habitantes en cuarentena no puedan salir, hasta las masivas fumigaciones con desinfectantes en las calles de ciudades chinas y surcoreanas.

Las imágenes marcan las percepciones y creencias de la gente de una manera distinta al discurso y la palabra. Aunque es cierto que todas las formas de comunicación sobre la salud y la enfermedad tienen una fuerte carga emocional (e irracional), la imagen es sobre todo afectiva, tanto en su aspecto grotesco (piensen en la persona comiéndose al murciélago) como en su aspecto más sentimental (por ejemplo, los millones de imágenes de lindas mascotas que circulan por las redes). Las imágenes producen pánico, asco, encantamiento o sentimentalismo empalagoso.

Nuestras representaciones mentales sobre la crisis del coronavirus están altamente influenciadas por esas imágenes. Dependiendo de la persona, su contexto, su cultura y la información que maneja, estas imágenes reforzarán prejuicios, generarán pánico, amplificarán obsesiones o incluso, por su gran cantidad y frecuencia, terminarán produciendo lo que se conoce como “entumecimiento mental”, una especie de indiferencia por saturación.

Podemos concluir que la sinergia entre palabra e imagen es la que termina influyendo en nuestras creencias sobre las enfermedades. Es por ello que la tentativa loable de la OMS de nombrar a la enfermedad con la neutral denominación COVID-9 es de alguna forma un intento fallido de eliminar las connotaciones prejuiciadas que puedan existir sobre esta infección viral. La imagen, aquella que vale más que mil palabras, ocupa un espacio muy grande en el imaginario público de este mundo interconectado de las redes digitales.

Lo que debes saber sobre la llegada del coronavirus al continente americano
Brasil confirma primer caso de Coronavirus. Se trata de un hombre de 61 años

La identidad del paciente estaría siendo resguardada. El ciudadano estuvo en la región de Lombardia, al norte de Italia, desde el 9 hasta el 21 de Febrero. El Estado brasileño fue el encargado de hacer las pruebas que arrojaron el resultado positivo. Hasta el momento, el pronóstico del paciente es «estable» y bajo monitoreo. 

Los principales síntomas del virus son: dolor de garganta, tos, malestar general y escozor en la piel.

Autoridades brasileñas alertaron el 25 de febrero sobre un posible caso de coronavirus en esa nación.

Estos resultados, considerados aún como “preliminares”, fueron enviados al Instituto Adolfo Lutz, para ser sometidos a un nuevo análisis. 

 

EE. UU. se prepara para la propagación del virus

 

53 son los casos confirmados hasta ahora en los Estados Unidos. 

154 casos sospechosos, de los cuales 51 han sido descartados y 102 excluidos. 

“No se trata de si el coronavirus se propagará por los Estados Unidos, sino de cuándo y cuántas personas tendrán una enfermedad grave”

 

Dijo en contacto telefónico Nancy Messonnier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias, de los Centro de control y Prevención de Enfermedades (CDC).

El CDC alerta sobre una fuerte pérdida de ingresos y alteración en la rutina diaria de los norteamericanos.

Centro Médico de la Universidad de Nebraska (UNMC por sus siglas en inglés) en Omaha, inició un ensayo clínico para evaluar la seguridad y eficacia de un antiviral en adultos hospitalizados tras ser diagnosticados con el COVID-19. 

 

Datos importantes para tener en cuenta

 

¿Cómo se contagia?

 

El virus se transmite al toser o estornudar, el contacto estrecho interpersonal que incluye darse la mano, tocar un objeto o superficie que contenga al virus y luego tocarse la boca, nariz u ojos sin haberse lavado previamente las manos.

¿Es posible prevenir el contagio?

 

Se debe evitar el contacto cercano con personas que sufren infecciones respiratorias, lavarse las manos con frecuencia, evitar el contacto sin protección con animales de granja o salvajes, mantener distancia con el resto de la gente, cubrirse la boca al toser y estornudar con pañuelos desechables o ropa, y lavarse las manos.

¿Cúal es el tratamiento disponible para tratar el virus?

 

Hasta los momentos no existe una vacuna que pueda proteger a las personas contra el coronavirus.

¿Ya el virus es considerado una pandemia mundial?

 

“Tenemos que concentrarnos en frenar (la epidemia) al mismo tiempo que hacemos todo lo posible para prepararnos para una eventual pandemia”, sentenció Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud, en Ginebra. 

¿Qué pasa si llega a Venezuela?

 

Aunque Venezuela está incluida en los países con bajo riesgo de transmisión del coronavirus en América, es importante que el gobierno tome las medidas necesarias para evitar que el virus llegue al país. En una artículo para el portal Prodavinci, el médico infectólogo Julio Castro asegura que Venezuela no está preparada para la llegada de una enfermedad tan contagiosa y mortal. 

 

Hepatitis desborda las búsquedas de Google en Caracas

@mpaolams

¿Qué tienen en común Ghana, Nigeria, Uganda y Venezuela? Son los países donde más se ha buscado la palabra “hepatitis” en Google en los últimos tres meses. Pero mientras las búsquedas de los primeros países se han mantenido en los últimos doce meses, e incluso decrecido, las de Venezuela van en aumento.

Entre abril y junio de este año las consultas médicas de Caracas empezaron a recibir más pacientes con síntomas de Hepatitis A, una infección del hígado sumamente contagiosa causada por ingerir alimentos o agua contaminados con materia fecal.

Desde entonces, la cantidad de pacientes con hepatitis A no se ha detenido. De hecho, ha aumentado. El gastroenterólogo Jorge Landaeta afirmó que tan solo en la primera semana de septiembre recibió 30 pacientes con el virus. La anterior había recibido 20.

Junto a los casos, las búsquedas de “Hepatitis” y “Hepatitis A” en Google también aumentaron en el país los últimos meses. Específicamente, entre junio y octubre, Venezuela se posicionó como el cuarto país en interés por el término “hepatitis”,aumento de 50 de interes, superado por los países africanos Ghana, Nigeria y Uganda.

El análisis por ciudades de Google Trends indica que Caracas fue la que presentó mayor interés en la búsqueda de la enfermedad, con un tope de 100 entre junio y septiembre, seguido por Lagos, una ciudad portuaria de Nigeria que puntea 80. Guárico y Maracaibo también aparecen entre las primeras 10 ciudades en aumento de interés por el término al incluir las ciudades que registran menos búsquedas.

El incremento en el interés de los venezolanos por buscar información sobre el virus comenzó a inicios de 2018 tras haberse mantenido a niveles normales durante los últimos cinco años.

Tomar el nivel de búsquedas de una enfermedad como un indicador del comportamiento de una epidemia ya había sido hecho por médicos venezolanos con el término “dengue” entre 2004 y 2014, quienes determinaron que las búsquedas se correlacionaron con el volumen de casos reportados, según el estudio publicado en el International Journal of Medical Informatics.

En este caso, el modus operandi podría estarse repitiendo. “Los que atendemos pacientes con enfermedades infecciosas en el área metropolitana de Caracas hemos visto más pacientes con hepatitis A de lo que habíamos visto históricamente”, comentó el médico internista infectólogo Julio Castro. “Eso da un indicio de que algo está pasando”.

Sin embargo, conocer la cifra oficial de casos de hepatitis y declarar una epidemia, aunque en definitiva existe un brote, resulta difícil. En primer lugar porque al ser un virus común, no se cataloga como una enfermedad de anuncio obligatorio para el Ministerio de Salud, y en segundo porque el boletín epidemiológico no se publica de manera contínua desde finales de 2016.

Existe otro indicio de que la cantidad de casos es mayor a la normal para un país como Venezuela. Durante el primer semestre del año fallecieron dos personas en Caracas por hepatitis fulminante. El primer paciente fue registrado en mayo en la Policlínica Metropolitana de Caracas, y de acuerdo a Castro, no sufría de otras enfermedades. Semanas después, en junio, ocurrió la muerte del médico y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) de la escuela Vargas, Dimas Hernández, quien tenía semanas con la enfermedad.

Estas dos muertes por hepatitis resultan “una cosa extremadamente rara” para Castro, ya que es un virus con una tasa de mortalidad muy baja, de uno por cada 150.000 afectados, por lo que considera que, según las probabilidades, en el área metropolitana podrían haber más de 300.000 personas con la enfermedad.

La multiplicación de los casos ha llevado a que el virus no solo sea algo común en las consultas, sino dentro de las mismas comunidades. Incluso el excandidato presidencial y pastor evangélico, Javier Bertucci, sufrió el virus.

 

La fuente de la hepatitis

“El riesgo de infección por el virus de la hepatitis A se asocia a la falta de agua salubre y a las malas condiciones higiénicas (manos sucias, por ejemplo) y de saneamiento”, es uno de los primeros indicadores que arroja la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el virus hepático.

En Venezuela, las fallas en el servicio de agua son el cuarto motivo de protestas a nivel nacional, con al menos 260 manifestaciones por agua registradas hasta agosto por el Termómetro de Calle que realiza Runrun.es junto a Tal Cual y El Pitazo.

Justamente los estados con los más altos números de protestas por agua durante el primer semestre fueron Miranda con 72, seguido del Distrito Capital con 37, y Lara con 30.

Tales fallas provocan que el suministro promedio de agua corriente para el 30% de la población del país haya sido de dos días según Prodavinci, razón por la cual los habitantes deben buscar vías alternas para acceder al servicio, lo que no asegura la salubridad del agua.

Como en la zona sur del municipio Bolívar del estado Táchira, fronterizo con Colombia, donde según el concejal Carlos Chacón ha denunciado que más de 50 personas padecieron de hepatitis A en julio por la falta de agua potable.

«Al no existir agua potable es fácil para cualquier virus expandirse, esa cifra de 50 personas puede hasta duplicarse. No tenemos una cifra exacta ya que no existe ni información oficial y varias de estas personas han sido atendidas en centros de salud privados”, declaró Chacón a El Nacional.

El sector no recibe el servicio de agua con normalidad desde el 22 de diciembre de 2017, cuando empezó a llegarles solo tres días a la semana, según el concejal.

OPS: 127 pacientes con sospecha de difteria fallecieron en Venezuela

Difteria

El nuevo boletín de la OrganizaciónPanamericana de la Salud (OPS) sobre difteria en las Américas informa que de 609 pacientes con sospecha de la infección bacteriana, 127 fallecieron; es decir, 21% del total de los casos probables que las autoridades del Ministerio de Salud notificaron al organismo entre las semanas epidemiológicas 1 y 48 de 2017 (del 1 de enero al 2 de diciembre).

El documento no especifica número de fallecidos de casos confirmados con la enfermedad. Hasta el pasado mes de agosto, el país acumulaba siete defunciones por difteria desde que reapareció la epidemia. En el boletín anterior, fechado el 15 de noviembre de 2017, la OPS no ofreció datos sobre mortalidad, a pesar de que en los últimos meses, autoridades sanitarias locales, médicos y prensa regional reportaron muertes por difteria, especialmente, en los estados Bolívar, Monagas, Anzoátegui, Carabobo y Mérida.

El número de fallecidos reportados por Venezuela supera la cifra de letalidad notificada a la OPS por Haití, cuya nación informó que, entre enero y diciembre de 2017, registró 152 casos sospechosos con una tasa de mortalidad de 10%.

El informe destaca que de los 609 casos sospechosos, 227 fueron confirmados con la enfermedad por pruebas de laboratorio. Con esa cifra, Venezuela aún es el país que concentra más casos con la infección en el continente americano, seguido de Haití que registró 64 pacientes entre el 1 de enero y el 9 de diciembre de 2017. El recuento de los datos disponibles hasta el momento, indica que, desde septiembre de 2016 a la última semana de noviembre de 2017, Venezuela acumuló 933 casos sospechosos y 247 confirmados con difteria.

El boletín precisó que la epidemia se propagó en 21 estados del país desde su resurgimiento el año pasado, sin especificar una distribución de los casos probables y confirmados por entidad. En el boletín anterior, el organismo informó que la enfermedad afectaba a 17 estados del país, donde se habían confirmado 146 casos con la infección, reportados entre las semanas epidemiológicas 1 a la 42 de 2017 (del 1 de enero al 21 de octubre).

El pasado 22 de agosto, la instancia específicó que la epidemia afectaba a los estados Anzoátegui, Apure, Barinas, Bolívar, Carabobo, Cojedes, Distrito Capital, Mérida, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre, Trujillo, Vargas, Yaracuy y Zulia. A esa lista, el ministro de Salud, Luis López, en declaraciones ofrecidas el 6 de noviembre, agregó cuatro entidades más que no registró la OPS: Amazonas, Aragua, Delta Amacuro, Guárico. En esa oportunidad, López dijo que la enfermedad “circulaba” en apenas nueve estados y señaló que estaba “controlada”.

La difteria aumenta en medio de la opacidad oficial. El Ministerio de Salud no ha divulgado los boletines epidemiológicos de las 50 semanas transcurridas de 2017, que eran colgados en la página web del despacho que permanece inhabilitada desde el pasado mes mayo, tras la publicación de los boletines correspondiente a 2016 que habían sido engavetados por un año.

Más información en El Pitazo.

Diputados piden a la OPS que actúe como mediador ante el gobierno por la falta de medicamentos para combatir la difteria

manuelabolivar

La diputada a la Asamblea Nacional, Manuela Bolívar, denunció ante la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la falta de información por parte del gobierno venezolano ante los brotes de difteria que se han presentado en el país. “Exigimos a la OPS que ejerza presión internacional para que se conceda la información que el pueblo requiere ante esta emergencia humanitaria”, afirmó.

“Tenemos más de un año y medio escuchando casos no solo de difteria, sino de malaria y paludismo. Hasta el día de hoy no hay soluciones ante esta situación. No nos dan respuesta. En el Hospital Enrique Tejera de Valencia los familiares nos manifestaron que no se les administra la toxina antidiftérica. No hay disposición de esta. Ahora, me pregunto, por qué no hay, si se sabe que la difteria es una amenaza epidémica para este país desde hace más de un año”, subrayó.

La diputada ante la Asamblea Nacional señaló que es preocupante que los venezolanos no tengan información sobre cuál es el inventario de antibióticos, de penicilina, vancomicina y menos aún de vacunas. “Esto no es un tema para politizar. Lo único que pedimos es responsabilidad y que se nos diga la verdad para que las familias puedan tomar previsiones”, agregó.

Por su parte, el diputado por el estado Vargas, Winston Flores, alarmó que tienen información de que el pasado viernes 20 de octubre fallecieron cinco personas en Valencia y a nivel nacional tienen registrados más de 500 casos.

“Lamentablemente esta cantidad de fallecidos es lógica, ya que no existen los medicamentos, ni la vacuna, ni antibióticos. Además, se debe entender que esto no es un problema solamente de los estados, sino también regional. Podemos contagiar a las comunidades de Colombia, Brasil, Trinidad y Tobago y otros países cercanos”, expresó.

 Además, indicó que los síntomas  de la difteria son cómo los de cualquier virus, fiebre, ganglios inflamados, entre otros. Por ello, la importancia de la información por parte del Estado para que los venezolanos tengan los conocimientos necesarios.

“Le exigimos al régimen que declare emergencia epidemiológica. Estas enfermedades deben ser tratadas en hospitales públicos, por su tiempo de recuperación y la cuarentena a la que deben someterse los pacientes. Por eso, también solicitamos a los alcaldes que asuman responsabilidad, atiendan el problema lo más que puedan y denuncien los casos”, sostuvo.