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Entre sueños y pesadillas

Entre sueños y pesadillas: Del sueño a la pesadilla por Armando Martini Pietri

JuvenalLlanero

 

Cuando al espíritu de Hugo Chávez le dio por visitar gente viva sin aviso y sin protesto, lo hizo porque desde el otro plano ya se daba cuenta de que la situación en Venezuela no sólo iba mal, sino que empeoraba día tras día. Una cosa es que Maduro, a veces simpático pero siempre corto de ideas, perdiera 800 mil votos sólo por no ser Chávez, y otra muy distinta que en dos años de gobierno hubiese molestado tanto a la gente, chavistas incluidos, que la pérdida de simpatías, expectativas y electores pareciera ser abrumadora.

Por eso mismo, además, como el Gobierno de su ex-canciller y hombre de confianza no parecía dar pie con bola, fue más la gente del otro bando la que visitó que a los chavistas responsables de gobernar, en buena parte a ver si por los lados de los opositores políticos y económicos encontraba alguna respuesta coherente, soluciones, ideas y salidas. Siempre fiel a sus proclamas y a lo que él concebía como una revolución, su primera entrevista no fue a un alto dirigente sino a un humilde militante, el buenazo de Juvenal, veterano llanero y hombre de trabajo, honesto, directo y perspicaz, que no le mentiría, al menos le diría lo que el pueblo opinaba y pensaba de verdad.

Aunque claro, lo que pueblo considera bueno y que le gusta no necesariamente significa veracidad ni calidad, los ciudadanos se equivocan habitualmente porque se dejan seducir por palabras bonitas, discursos embaucadores, promesas engañosas y no por el análisis meticuloso y concienzudo. Y un buen ejemplo de cómo engañar a todo un pueblo habían sido el propio Chávez y sus hombres y mujeres de confianza, que más que mentir por gusto lo hacían por ignorancia y una especie de desatada ingenuidad que los hacía creer que deseos empreñan.

 En esta oportunidad Juvenal estaba preparado y por eso mismo preocupado; se sentía cada vez más nervioso e incómodo, las cosas iban mal y ya se colaba públicamente lo de las múltiples apariciones de Chávez y de las cuales él mismo había sido testigo, y se preguntaba con angustia ¿si regresaba qué le iba a decir? ¿Cómo decirle sin hacerlo sufrir que todo iba de mal a peor, que los economistas y especialmente los empresarios tenían mucha razón y que los equivocados eran el ya difunto Comandante y aún más pelado el hombre designado para sucederlo? El mundo anda en aviones supersónicos, satélites, tecnología de futuro y ahora esos fulanos drones, seguramente invento perverso del imperialismo yanky, mientras que Chávez se había movilizado en los engendros ésos llamados Tiuna y Maduro, todavía peor, se mueve en autobús, ¡hay que tener timbales en pleno siglo XXI y el enredado tránsito venezolano!

Título de caja

En la humilde, modesta pero decente casita de Juvenal y su familia, casi todo faltaba, cuando conseguían Harina Pan no encontraban jamón ni queso blanco ni amarillo para las arepas, sólo grasosos restos de comidas del día anterior, aparte que comer arepas con queso ya se convirtió en la Venezuela revolucionaria en una especie de lujo de película, ni siendo más milagroso que San Miguel Arcángel podía pagarlos, con todo y los aumentos salariales automáticos de Maduro su sueldo y la pensión de su mujer no alcanzaban para nada, ¿cuándo fue la última vez que comieron carne que no fuera pellejo en la casa?, ya ni se acordaba las carnes buenas en calidad y en precio en este país ya no son más que leyendas, hasta la que era comida de pobres, sardinas y espaguetis, estaban demasiado caros. Pero bueno, al menos tenía su vivienda propia que había comprado al Banco de los Trabajadores, como quebró lo intervinieron y nunca pagó completo, alguna ventaja tenía que tener el pobre.

Su último par de zapatos lo compró Juvenal para ir al velorio del comandante Chávez, él si se pegó la espera, el lento avance y el cortejo fúnebre hasta el 23 de Enero arriba, a ese edificio que ahora llamaban «Cuartel de la Montaña». El calzado barato le sacó ampollas pero no le importó, él y su esposa fueron de los que lloraron esa muerte con el corazón en la mano.

Pero ya su compañera no lloriqueaba muertos, se deprimía y se indignaba cuando tenía que madrugar para hacer colas que siempre estaban llenas de gente, aunque también había que reconocer que la señora Mercedes bachaqueaba algunas cositas que conseguía y con eso se redondeaban, pero tampoco era como para volverse ricos, sólo completaban. La gente cree que los bachaqueros son ricos, que obtienen todo y ganan montones de plata, pero eso no es así, algunos hacen buenos negocios, la mayoría chiquitos y, de todas maneras, no son magos, si no hay azúcar, café o leche, pues no hay y ellos tampoco consiguen. Juvenal y su mujer les rezaban a todos los santos –bueno, la mujer, Juvenal la acompañaba en silencio porque a fuerza de pasar trabajos la terca de Mercedes había conseguido que su marido al menos volviera a la iglesia uno que otro domingo. Pero estos santos de ahora parece que ya no hacen milagros, a la Venezuela revolucionaria sólo le quedan el Nazareno de San Pablo, que no falla, la Chiquinquirá, y a los pescadores la Virgen del Valle. Al resto del pueblo de Bolívar sólo le tocaba rezarle a Chávez, pero el Comandante, Juvenal estaba convencido, muchas palabras, habladera pareja pero de milagros nada. 

Al camarada Juvenal la angustia lo atormenta, lo aturde, le dan ataques de ansias y hasta de pánico. ¿Y si se me vuelve a aparecer el comandante eterno qué le voy a decir? ¿Que todo está peor y no da señas de mejorar? ¿Que Maduro sigue demostrando que Chávez nunca supo escoger acertadamente? ¿Que el dúo Maduro-Cabello, cada uno en lo suyo, son las principales decepciones y desilusiones? ¿Que los funcionarios más o menos eficientes no son excepciones destacadas sino simples casualidades? ¿Que la inseguridad, la escasez, el desabastecimiento, el desespero, el desengaño todos los días crecen y encima el agua está contaminada y a cada rato se va la luz? ¿Que ya tenemos las elecciones de diputados a la vuelta de la esquina y seguro vamos a perder la mayoría? ¿Qué clase de conversación va a ser ésa con el Comandante, con Hugo Rafael Chávez Frías, con la energía de la revolución? ¡Santo Dios! ¿Está equivocado el espíritu de la revolución del pueblo?

Juvenal se deja caer en la hamaca, todo está yendo muy mal, ni Maduro ni Diosdado y mucho menos Jorge Rodríguez convencen de que el 6 de diciembre salgamos a votar y defender otra gran victoria, no habrá ningún gran triunfo, en los buenos tiempos el Comandante Presidente hablaba de 10 millones de votos y jamás se consiguieron con él mismo, ¡imagínense ahora! ¡Esta vaina se jodió, qué tristeza, qué dolor!, lo único que aprendieron en estos años fue hablar pendejadas y decir mentiras, o sea, a burlarse de la gente y arruinar la revolución. El viejo llanero se resignó y se dejó abatir, se siente muy cansado, cerró los ojos, suspiró profundo. Entonces se dio cuenta que estaba demasiado viejo y harto para volver a empezar. 

De repente se preguntó ¿qué le diría al Comandante si lo visitaba otra vez, qué le explicaría y como lo haría para no hacerle daño y no encarajinarlo? Porque arrecho y afligido se le nota y encima está muerto, los fantasmas logran asustar pero cambiar las cosas no pueden. 

Entonces se le ocurrió que la cosa podría y debería ser al revés. ¿Qué le explicaría el Comandante a él, a Juvenal, a Mercedes, a los camaradas del barrio? Ellos sí habían cumplido, habían acudido con gorras, franelas y pancartas a compartir sus frías, a hacer bulto y a gritar proclamas en las convocatorias, habían sacrificado sueño y descanso para que Chávez y el mundo vieran esas enormes masas rojas, entusiastas y devotas.  Después de 16 años de esperanza y de paciencia, a Juvenal le parece que es él quien merece una explicación, ¿o no, Comandante? ¿O será que la verdad verdadera es lo mismo de toda la vida, de los partidos de antes y de los revolucionarios de ahora? Después de todo los adecos de Rómulo proclamaron la revolución del pueblo trabajador y de los campesinos. Luego los copeyanos se olvidaron de los colegios elegantes donde estudiaron de muchachos, y anunciaron la revolución socialcristiana. Todo el mundo hablaba de revolución, ¿será que todas las revoluciones son la misma, unas las hacen los civiles y los meten presos, otras las hacen los militares y meten preso a todo el mundo?

Reflexiona, se preocupa con lo que está pensando, se siente traidor a Chávez y la revolución, piensa, delibera, se sobresalta pero recapacita y entiende que la esencia y sustancia del comandante supremo y eterno merece descanso, tranquilidad, sosiego y aunque el día después de las elecciones no se acaba el país y comienza una nueva etapa aun sin saber si es para bien o para mal, Juvenal comprende que ya su amigo, su compañero, su camarada que lo ha honrado al visitarlo no volverá y no seguirá deambulando buscando respuestas que no encuentra y que si consigue de nada servirán, son otros los llamados a resolver y solventar. 

El Comandante Hugo Chávez con razón o sin ella, con justificación o no, de buena o mala fe, dejó un legado que la historia y quienes la escriban juzgarán y calificarán. Pero él, Juvenal, nunca fue traidor, respondió a los llamados, el traicionado fue él, fue a él y a sus camaradas y a Mercedes y a sus hijos y a sus nietos a quienes los revolucionarios chavistas dejaron enredados y abandonados a su mala suerte entre mentiras, errores y promesas. 

Agotado tras otro día duro de trabajo, de mal transporte público y de una ciudad inclemente, Juvenal se queda profundamente dormido soñando tiempos e ilusiones mejores. El Comandante ya no tan eterno no vino a despertarlo. 

Quizás porque como todo lo que alcanza su final, llegó la hora de cambiar.

 

@ArmandoMartini

Entre sueños y pesadillas: La Viñeta también es poder por Armando Martini Pietri

MaduroyChávez

 

Caminaba nervioso y perturbado el Presidente Nicolás Maduro entre las paredes de la casa que ocupa para vivir en los interminables terrenos en la zona militar de Los Próceres y Fuerte Tiuna, ya que las hermanitas Chávez decidieron quedarse en La Casona como si su padre siguiera presente, y vivir en Miraflores es pavoso y en ese deslucido y enrevesado palacete, además, salen fantasmas y no precisamente el de Chávez, ése está sepultado bajo toneladas de mármol y además lo distraen cada tarde con cañonazos y gritos militares.

Estaba harto, molesto el Presidente obrero, con mucha Misión Vivienda pero sin casa propia, con mucho poder chavista pero con cada día menos seguidores, con grandes planes como los ¿nuevos o repetidos pero nunca construíos? de mega soluciones eléctricas encomendadas al general Motta Domínguez, otro militar más en el cargo, pero sin dólares para realizarlos y poder corregir el desastre que dejó el inter-desconectado de Chacón –que según lenguas viperinas, fue expulsado de Alemania-; acosado y atormentado por la indignación de la gente, chavistas de base incluíos, porque no termina de llegar la comida sureña que su Gobierno compró rebajándole la deuda petrolera a los uruguayos pero estos cobrándole a tope las pocas mercancías que quieren venderle previo pago a brinco rabioso.

Y hablando de la gran unidad del Sur de América, delirio de Chávez, Lula y Kirchner, el día antes de su cumpleaños los amantes del tango le enviaron un regalo por adelantado, el pueblo argentino eligió a Mauricio Macri como su Presidente y mandó a su casa ¿en las heladas lomas de Calafate? a Cristina Fernández viuda de Kirchner, a Cerdeña al candidato kirchnerista Daniel Scoli –y hay quien diga para Buenos Aires no vuelve- y mensajes de nuevas realidades en el Cono Sur, y entre esas realidades nada halagador, ni siquiera cordial, para Nicolás Maduro.

Van ya, piensa Nicolás Maduro, que resiente el cansancio, de dos años y poco mas que han sido agotadores. Primero quise simplemente seguir el plan de Chávez, pero nadie supo decirme cuál era de verdad, en el plan de Chávez era la revolución, y cambiaba e iba pa’lante y pa’tras según como amaneciera. Traté de levantar el prestigio de Chávez y de la revolución en el mundo, y entonces se nos vino abajo al precio del petróleo, los chinos felices y nosotros pariendo, los asiáticos ofrecen mucho, dan menos y no entregan un Renminbi sin contraparte mayor. Y eso para no hablar de los hermanitos Castro.

Cuando no era un problema aparecía otro, tener que escuchar a demasiadas personas que eran sólo ruido, no sólo por las trabas de todos los días, parecía que los males del mundo entero se le hubieran caído encima a Maduro arrasando con su tranquilidad sino que sentía que flotaba en una especie de pantano engorroso del cual surgían garras, bocas mugrientas y todas lo mordían, lo arañaban, le alborotaban el cabello, le marcaban ojeras oscuras, le dejaban los nervios hechos trizas.

Era demasiado y por si fuera poco, cuando ya no sabía qué inventar para que la gente no terminara de reventar por las colas y los «precios justos» que o se desbocaban apenas inspectores y militares daban la espalda, o se desaparecían y levantaban la molestia popular por los bachaqueros que si tenían de todo pero 6 a 10 veces más caro, mejor negocio que el petróleo y las drogas; bueno, justo ahora, a días de las elecciones que todo el mundo le decía que estaban perdidas, precisamente tenía que exprimirse el cerebro para responder por las sinvergüencerías del par de manganzones que no contentos con todas las oportunidades que les brindó Cilia a cuenta de querencia y apellido, ambicionaron tragar más y se dejaron agarrar como unos bolsas justo en este momento crucial, cuando la gente anda molesta y faltan pocos días para las elecciones parlamentarias, ¡lo que me provoca es nombrarles buenos abogados para que los demanden por imbéciles!

Título de caja

Mal momento, amargura para Maduro, y es cuando se le aparece la figura de Hugo Chávez. Ceño fruncido, uniforme militar, con tono regañón. Quizás fue esa entonación lo que le sacó la piedra al sucesor, quien en vez de ponerse de pie y posición de firme –al menos el intento que siempre les queda humillante a los militares y ridículo a los civiles-, se sentó en una amplia butaca con respaldo alto y se le quedó mirando. En consecuencia el uniforme de Chávez a la cubana se veía menos pomposo y menos soviético, más tropical. 

«¿Cómo piensas gobernar ahora, qué harás con la MUD que anda alzada, que dicen que van a gobernar?», empezó el ataque del comandante eterno serio y duro de expresión. «¿Cómo lograrás un país viable y sustentable, con gobernabilidad?», agregó Chávez sin cambiar la cara, y fue más cruel, «Sigues hablando del país de Chávez, ¿qué pasa con un país de Maduro? ¿O es que piensas en dos revoluciones?» 

Nicolás Maduro Moros se siente presidente pero se da cuenta que él es el primer mandatario nacional y el otro solo es un recuerdo y nada más, se envalentona y comienza su versión: “Venezuela es un país lleno de sorpresas y todos de una u otra manera nos conocemos. Comandante tú nos enseñaste que siempre y a pesar de todo, teníamos que tener un vaso comunicante con los opositores y hasta con la oligarquía. De eso se encargó fielmente y -muy bien- José Vicente Rangel, que sigue siendo un operador político inteligente y audaz; a muchos les cae mal, pero tanto chavistas como a líderes opositores lo respetan. El continúa prestando sus servicios y además ahora tenemos algunos otros que también utilizamos con mucho éxito. Estamos desde hace unos meses en conversaciones serias que nos van a permitir la gobernabilidad para el país.” 

A Chávez la respuesta que parece un juego de palabras sin sentido, sólo pretextos de un cabeza hueca, y reacciona más molesto: “Nicolás te lo ruego como amigo y te lo ordeno como tu comandante, no me marees con tanta habladera, sé que las cosas están muy difíciles pero sé concreto”.

Con cuidado responde Nicolás: “Comandante después de las elecciones cuando ganemos la mayoría…” Chávez lo interrumpe con encolerizada molestia: “las elecciones están perdidas; ¿es que aún no te has dado cuenta?” 

Maduro no se inmuta: “Puede ser, Comandante, quien sabe, pero déjeme explicarle porque las elecciones son un escenario trascendental, pero no el único, tengo otros finales para esta obra».

Chávez se queda un poco desconcertado, ¿de qué carajo está hablando Nicolás? ¿Entenderá esto Diosdado? ¿En que anda Nicolás, se deja hipnotizar por ese engaña serpientes que es José Vicente?

Maduro sigue echado en la gran butaca, pero tendido no significa descuidado, tiene los cinco sentidos afilados. Y continúa su explicación pasando por encima de la sorpresa del fallecido comandante. «Fíjese, comandante, en un primer escenario de que ninguno gane la mayoría y tengamos que hacer pactos y negociaciones entre nosotros, en ese caso, las conversaciones ya van muy en progreso con nuestros viejos amigos y camaradas; los nuevos tiempos permiten el reajuste y son vanguardia entre blancos y negros donde dominan los colores cuando sale el sol».

Chávez no entiende bien «¿vanguardia entre qué… cuáles colores?»; Maduro sigue en el butacón pero parece como si creciera, y mira que ya es grandote. Y entonces se pone de pie, y Chávez se ve un poco más pequeño.

Maduro se pasea por el salón, parece renovado, el cansancio se le ha esfumado. Y sigue explicando, o, más que eso, desarrollando estrategias políticas de denso espectro –que es diferente a políticas de espíritus. 

«Puede pasar –en elecciones todo es posible- que la MUD gane la mayoría; bueno, comandante, ya se está conversando y cuadrando cómo será la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional, en qué condiciones, a quien se beneficiara y como se hará la ley de amnistía, en fin… Usted sabe que entre cielo y tierra nada está oculto y todo se puede reescribir incluyendo leyes necesarias para todos; Dios lo sabe todo y hasta se invoca a José Gregorio. Por cierto, en estos días unos amigos involucrados en conversas disfrutaban de un suculento desayuno con arepas y huevos fritos –y eso que dicen que no hay- acompañados de una merengada de lechosa».

Y sigue el Presidente, tranquilo, se quita la pesada chaqueta, la coloca ordenadamente sobre otro respaldo, seguro de sí mismo. «Y por supuesto, claro está, en el caso que ganemos nosotros entonces no hay nada de qué hablar, ejercemos el mandato popular y listo. Pero si le adelanto que repartiremos atenciones como hasta ahora lo hemos venido haciendo. No es conveniente ahorcarlos, hay que oxigenarlos para que sigan vivos y ayudando, nadie en el mundo gobierna como los fantasmas, siempre hay que tener alguna compañía aunque no se note demasiado». 

El Presidente designado, pero Presidente al fin aunque esté en casa prestada, toma agua, se acerca a una bandeja con dos jarras y taza, se sirve un café humeante, bebe un sorbo y continua: “la MUD está dividida, y está en ellos ya la decisión que después de las elecciones cada grupo hará su fracción parlamentaria, lo que es muy interesante y hace mucho más fácil buscar aliados. Muchos de ellos son amigos y conocidos –desde hace mucho tiempo- no tendremos problemas para la gobernabilidad. Y no los vamos a tener en 2016; la República y la Revolución que usted me puso en las manos, tendrán problemas, pero no se van a perder. Y le digo más, tampoco se va a perder el partido que usted fundó, pero que ahora manejo yo»

Chávez no interrumpe, no se atreve y continua Nicolás: “En el caso del PSUV las cosas no están fáciles, hay grupos enfrentados por el poder y el control no solamente del gobierno y sus privilegios sino del partido el más grande y sólido de Venezuela y quizás de Latinoamérica. Allí pululan los diosdadistas -aunque Cabello lo niegue-, los maduristas –quiera o no quiera yo, no puedo evitarlo-, los originales, los de siempre, los chavistas y dicen –no me consta- con la embajadora que usted sabe a la cabeza, tramando futuros y articulados con factores de oposición como el tamunangue.”

Chávez quién oyó con paciencia y algo más satisfecho observa que todo parece ir encaminado pero se permite una arbitrariedad, dar un consejo, emitir una recomendación y expresa: “Nicolás te voy a dar mi opinión de cómo veo las cosas y que haría en los diferentes escenarios independientemente de cuál sea el resultado que se de.”

No me cabe duda que la economía el año que viene estará claramente comprometida gane la oposición o gane el chavismo, el petróleo debe caer a niveles de 27$ el barril, y en consecuencia, luego de las elecciones están obligados a un gobierno de consenso para salir de la crisis que vendrá mucho más dura.

Chávez hace sus propios conclusiones y saca sus números, tiene información privilegiada: “Si el gobierno pierde las parlamentarias de entre 101 o más diputados, o si la oposición gana con poco que serian más de 85 y menos de 90 parlamentarios; de nuevo están exigidos a dar un diálogo, se modificarán varias leyes y tendrá que flexibilizase la economía. No queda remedio la actual no funciona, no sirve ya se comprobó, se evidenció, está demostrado. 

En el otro escenario igualmente gana la oposición y logran entre 111 o más diputados (mayoría absoluta 2/3 partes) si la oposición no quiere diálogo y busca la confrontación en las calles demandando el revocatorio presidencial y las elecciones en septiembre 2016, -esto acarrearía un conflicto nacional-. Lo que conllevaría dos posibilidades: que se deje y sacrifique a Maduro como culpable. Favoreciendo la posibilidad de uno o más candidatos del chavismo y seguramente varios de la oposición a la presidencia en un contexto nacional de carencia e insuficiencia de todo tipo, alta inflación cercana o más de 300% -según entendidos- y grandes choques de poder para buscar las elecciones. También en un territorio posible de acuerdos y negociaciones se puede producir un gobierno de transición con arreglo entre gobierno y oposición para luego realizar elecciones presidenciales donde se midan dos oponentes; uno del chavismo y otro de la MUD.”

Es ahora Maduro quien escucha con atención e insiste: “si bien es cierto que hay que preparase para cualquier acontecimiento que pueda suceder, tengo que reclamarle de manera cortés pero con firmeza, que en todos sus escenarios posibles la oposición triunfa.”

Chávez trata de interrumpir pero Maduro no lo deja y continua: “créame comandante que aquí lo único que pasara es que Usted, mi comandante, quedara invicto, Usted ganará la elección, Usted es nuestro jefe de campaña, Usted es nuestro comandante eterno, Usted es nuestro guía, Usted es nuestra imagen, Usted es nuestro slogan que dice: ´ aquí el 6 de diciembre gana Chávez´….”

Interrumpe el comandante supremo se ríe con sarcasmo y dice: “así es –el más pendejo- y como estoy muerto dirán ustedes que por mi culpa y seguir mi legado se perdieron las elecciones. No te jode”

“Por cierto te deseo feliz cumpleaños”, le manifiesta Hugo a Nicolás “quien agradece el gesto” pero no recibe contestación alguna cuando empieza a amanecer en La Viñeta, mientras poco a poco aumenta el tránsito por Los Próceres y algunos militares animosos salen del Círculo Militar al trote matutino diario.

 

@ArmandoMartini

Entre sueños y pesadillas: ¡Comandante supremo con el mazo dando! por Armando Martini Pietri

CabelloyChávez

 

Diosdado Cabello no es uno más. Es un jefe. Si es líder o caudillo, en una estructura aluvional como el chavismo ya es más difícil determinarlo. Un comandante que asumió un camino político y de organización partidista con los gestos y actitudes militares con las cuales se formó en su juventud, y que lo hizo así porque es lo único que conoce. Cabello habla directo a la cámara, «muerde los micrófonos». ¿Le hablaba así a Chávez cuando el cáncer no era obstáculo y ambos se reunían en privado? No lo sabemos ni vamos a especular al respecto. 

Líder y caudillo lo fue Hugo Chávez, no lo ha logrado ser Nicolás Maduro, no ha habido otro en el chavismo, pero Diosdado ha sabido ser permanentemente soporte de los dos. Es un profesional de disciplina. Un personaje complejo y complicado. Querido por algunos y odiado por muchos. Unos lo respetan, otros le temen, ¿cuántos le tienen simpatía, es simpático Diosdado?, no sabemos si en su casa. Especulan sobre por qué el comandante no lo dejó como su sucesor y otros dicen que es el poder detrás del trono, y alguien comenta que entre él y Maduro existe una rivalidad sin tregua. La pregunta importante quizás sería ¿cuánto poder hay en el trono y cuánto detrás del trono, cuanto anda repartido entre jefes en busca de solidez y permanencia? De todo se teoriza en torno a este protagonista de la revolución. Porque ciertamente protagonista siempre ha sido. Caudillo nunca, eso es distinto. Maduro tampoco, lo señalamos antes; Maduro no es solo él; también es Cilia, parientes y consecuencias.

De lo que no queda duda posible es que Chávez nunca ocultó por Diosdado un cariño muy especial, una amistad fraterna, una hermandad, lo quería y sin vacilación fue de su círculo más íntimo. No se puede negar que muchas fueron las demostraciones de afecto, de confianza y hasta lo regañó públicamente como lo hace un padre con su hijo, no en el tono de «lo hiciste mal», sino en el de «yo confiaba en que lo hicieras bien y me fallaste».

Diosdado Cabello nació en el Furrial estado Monagas el 15 de abril de 1963, militar, político e ingeniero. Ex Director de Conatel, fue gobernador de Miranda, vicepresidente y presidente interino el 13 de abril de 2002, fue ministro de varias carteras y hoy es Presidente de la Asamblea Nacional. Pero sorprendentemente también ha sido profeta; dijo en una oportunidad -¿o se le «chispoteó»?- que «Hugo Chávez era el muro de contención de nuestras ideas locas», un concepto que mete miedo porque confirma que sin Chávez el chavismo, más que el desastre, es el caos de la nada.

Sin embargo, la pregunta sin respuesta segura que pone nerviosos a muchos de lado y lado es ¿quién manda de verdad en Venezuela? ¿Diosdado Cabello a cuenta, según muchos, de que todos los jefes militares actuales le responden a él, lo cual dejaría a Maduro y a la misma oposición colgando de lo que planea Cabello, o Maduro contando con la estructura civil chavista y unos cuantos importantes militares o la opción aterrorizante, nadie? ¿Está la fuerza del poder real en manos de Cabello y los militares, o de Nicolás Maduro y un grupo cívico militar, o atomizada entre líderes regionales y nacionales sin que nadie sienta que es jefe de nada más allá de parcelas de poder? ¿Son los gobernadores militares surgidos de la fuerza y voluntad de Hugo Chávez –o de errores y descuidos de la oposición como en el caso zuliano- la fuerza real del chavismo actual?

En Furrial York el candidato regresa cansado, sudoroso y polvoriento de otra jornada electoral recorriendo su estado natal, donde esta postulado por el PSUV para repetir como diputado en las elecciones del 6 de diciembre. Una reunión de evaluación con su equipo de campaña en el patio de la casa monaguense termina tarde; cuando los convocados finalmente se retiran, cerrada la noche monaguense, Diosdado se sienta a descansar, a rescatar fuerzas tras el vacío dejado por el intenso calor del día, bajo una mata de mango. Y escucha la voz conocida, querida e inolvidable: “¿Diosdado cómo andas, como estas?»

Título de caja

Como buen militar no se sorprende ni se asusta, nadie se alarma por la llegada de los amigos aunque vengan desde una tumba en el Cuartel de la Montaña. «Ya me extrañaba mi comandante que no me hubiera dispensado una visita, todo el mundo comenta que usted anda dando vueltas por estos lares».

Chávez se le acerca y habla con gravedad, sin sonrisas, hasta la noche se pone tensa. «Faltan tres semanas para las elecciones parlamentarias y siento que estamos perdidos, la revolución se extingue, la situación de crisis en todos los aspectos de la sociedad se percibe, se respira, se nota y no diviso ninguna posibilidad de solución inmediata por parte del gobierno. ¿Qué carajo pasa Diosdado?» Y remata refunfuñando, casi rencoroso: “Y con este lio de los sobrinos de Cilia esta lavativa ahora sí creo que de verdad se jodió.”

El presidente de la Asamblea Nacional, hombre siempre tranquilo, de confianza reflexiona y con muy especial cuidado contesta: “mi comandante, por favor tranquilícese y vamos por partes: la crisis no es fácil de resolver, la guerra económica financiada y puesta en marcha por la oligarquía internacional y los apátridas nacionales ha hecho estragos y a pesar de nuestros esfuerzos no logramos ni controlarla ni superarla…”.

Esta vez Chávez lo interrumpe con irritación. “¿Van a seguir tu y Nicolás con ese calamar ya trillado de la guerra económica? ¡Eso no lo cree nadie, ni tú mismo que me lo cuentas. ¿De verdad ustedes piensan que soy pendejo?”

«Ni en broma diga eso, mi Comandante», expresa asustadizo Diosdado.

Chávez con furia: «¡Y para colmo Nicolás se deja manejar por Cilia que también hizo lo que le dio la gana cuando ocupaba tu puesto en la Asamblea!»

Diosdado no capta muy bien lo que le reclama Chávez, y éste se lo aclara. «¡Es que en este Gobierno todo bicho de uña quiere ocupar los puestos con sus familiares, ¿qué es eso, carajo?»

«Como usted en Barinas», más bien gruñe que responde Diosdado, que empieza a molestarse, pero el Comandante no lo escucha y sigue: «…porque tu hermano, tu mujer, tu sobrino y otros familiares están en cargos públicos al igual que los de Nicolás y los de Cilia ¡coño esto parece un gobierno familiar! ¡Y para colmo se dejan agarrar en cacerías montadas por la DEA justo ahora, cuando necesitamos más respeto de la gente!».

 Chávez se pasea, respira el aire que ha refrescado un poco, mira a su amigo casi rogando mejores noticias pero la expresión facial de Diosdado es pétrea, castrense, seca. «Quedamos muy pocos del árbol de las tres raíces, Diosdado, ¿te acuerdas de aquellos tiempos, todo lo que soñamos, todo lo que creímos que haríamos?». 

Habla el capitán y señaló con cierto reconcomio: «Hasta que usted se enredó entre delirios de grandeza y afirmaciones apolilladas y caducas de Fidel Castro».

El comandante eterno se hace el loco, no quiere seguir el tema y entra a conocer de otros: “¿cuéntame del PSUV? 

El diputado se prepara para dar parte de la situación y comienza el relato: “como sabe las elecciones no se ganan con encuestas se conquistan con organización, movilización y preparación. Le aseguro que hoy nosotros –PSUV- estamos más organizados y mejor preparados que los adecos en sus mejores tiempos. Y eso es garantía de éxito.” Y continua: “Ciertamente comandante la oposición está ganando pero no por 20 o 30 puntos como ellos dicen y le mienten a sus seguidores, la verdad es que nuestras encuestas solo les dan una ventaja de entre 8 y 10 puntos. Y aclaro, sólo en el tema del cómo se desempeña Maduro. El error que cometen los opositores, es creer que estas son unas elecciones nacionales presidenciales y no lo son.” 

De una jarra plástica sobre una mesita se sirve un vaso de agua fría, saborea un sorbo y continua: “nosotros sabiendo y estando conscientes de las dificultades del Gobierno y de la falta de liderazgo de Nicolás nos hemos venido organizando, en ofensiva, como si esto fuera una guerra. Tenemos el 1×10, el plan voto seguro, los testigos están listos y entrenados, la logística esta en su punto, el mensaje es único, los volantes, la propaganda, el tema de la unidad perfecta… en fin todo, y hasta las cuñas de campaña se refieren a usted. Es usted, comandante eterno, nuestro portaaviones.”

“¿Y la oposición como se prepara?” inquiere Chávez.

Sin mucho vacilar Cabello da el informe: “los escuálidos son unos bate quebrados, nuestros patriotas cooperantes nos dicen, que a estas alturas, -y como siempre les pasa-, aun no logran el 70% de los testigos, están divididos en varias fracciones, están muy desorganizados, la preparación y logística es deficiente y por si fuera poco, la movilización no existe.” Descansa, reflexiona y remata: “después señalan que hay fraude o culpan –como ya lo han hecho antes- a los ciudadanos que no fueron a votar por ellos.”

Hugo Chávez, más calmado, señala: “lo del fraude es normal que lo digan pero internacionalmente es difícil explicar que pierdan con esa ventaja ¿cómo se declarará cuando ganemos?»

Diosdado coge aire respira profundo y con satisfacción señala: “La MUD, salvo el documento de reconocimiento presentando por el CNE -que en realidad importa poco- ha aceptado absolutamente todo, admitieron, consintieron, aprobaron y convalidaron el registro electoral permanente REP -que como usted sabe mejor que nadie- es nuestra gran fortaleza nuestra arma secreta, la tinta indeleble también la conformaron, todas las auditorias que se han hecho han sido ratificadas por representantes de la MUD, sin ninguna queja ni reparo ni observaciones. Ya UNASUR llego con sus observadores en fin, con qué cara van a cantar fraude… y si lo hacen, le sacamos todas las actas refrendadas por ellos. ¿Se van a desdecir? Comandante le aseguro que vamos por buen camino a la victoria perfecta.” Hace pausa reflexiona no quiere engañar a su Jefe: “aunque debo reconocerle que no será amplia como queremos pero seremos mayoría sin duda.”

«¿Cómo va lo de la frontera?», quiere saber el Presidente.

Cabello se sonríe con picardía: “ya lo prorrogamos, pero eso es cuento, los militares en la zonas fronterizas van a votar y eso nos garantiza que la mayoría de nuestros candidatos conquisten sus curules. Eso es un alivio –nos tenia preocupados- fue una jugada maestra y nadie protesto con energía, nadie se dio cuenta de lo que hicimos de verdad.”

«Cuéntame ese lio de los sobrinos que me tiene intranquilo», interroga Chávez.

El diputado militar no quiere meterse en honduras ni tomar partido y solo atina a decir: “Nos hizo daño el asunto de esos muchachos mentecatos y necios pero lo hemos manejado con discreción y la oposición -como siempre- no pudo responder sino con declaraciones que dan lastima; la primera «solo querían saber porque tenían pasaportes diplomáticos» y le callamos la boca porque lo que tenían eran pasaportes normales y la segunda bolsería «fue pedir una investigación en la Asamblea Nacional» y suspendimos la sesión. Sin embargo no podían quedarse callados y remataron en su desesperación pronosticando que la MUD-Miranda tendría 11 de los 12 diputados. Usted sabe mi comandante la misma pendejada del plebiscito.”

Chávez da por concluido el tema y quiere saber de su partido. 

Cabello no quiere mucho pero está obligado a presentar informe y lo hace: “la maquinaria esta aceitada, el motor parejito, la gente feliz, los ponemos a firmar para y por cualquier tontería y luego cruzamos las rúbricas con las anteriores y sabemos con exactitud quienes son los camaradas que realmente están comprometidos con la revolución.  Y déjeme decirle, comandante, que son algo más de 4 millones, y eso es una base muy fuerte y segura, un gentío disciplinado. Nos sentimos muy contentos. Pero debo advertirle que estamos un poco enmarañados -aunque lo hemos manejado-, con lo de las tendencias que son varias: los chavistas de siempre, es decir, los originales del 4F, los centauros; después están los maduristas y afines, luego los radicales e institucionales y por último dicen las malas lenguas que los diosdistas –pero eso es mentira, yo no armo facciones-.”

Chávez está apaciguado, casi siente la brisa nocturna, pregunta sobre la campaña electoral propiamente dicha.

“Muy bien” responde el vicepresidente del PSUV: “usted es nuestro único símbolo, nadie cree en ganar con Maduro, todos sabemos que con Chávez ganamos. La oposición da instrucciones en un manual de campaña, que ni se le nombre a usted o al chavismo le tienen terror y miedo a su legado mi comandante. Tenemos mesas de votación en todas las misiones de viviendas para asegurar votos,  estamos repartiendo alimentos por todos lados menos donde está ubicada la clase media que a pesar de todo lo que le hemos dado en el tiempo aun se oponen a la revolución, bueno, que se jodan y sigan votando por los escuálidos. En la estrategia de la operación intimidación lo hacemos coordinadamente con Maduro, La Hojilla, Con el Mazo Dando, Desde el Diván, Zurda Konducta, el programa Clik, en fin…, el bombardeo es constante a diario esa es la clave para amedrentar la voluntad de los opositores y más importante aún, evitar que los nuestros terminen consumando el tan temido voto castigo.”

«¿Y con Lorenzo Mendoza qué van a hacer?»

Diosdado no flaquea: «estamos fiscalizándolo y siguiendo sus pasos uno a uno para evitar que financie y que se reúna con los opositores, lo fastidiamos, le montamos sindicatos nuestros… pero no haremos nada más porque no es conveniente en estos momentos,  lo vamos a mantener en la línea y amenazado para que no descarrile, después de las elecciones veremos”. Se da una pausa piensa y suelta algo que no le han preguntado pero que cree necesario decir: “por ahora vamos a embestir, atacando rudo y con furia a los gringos para distraer un poco la atención y de nuevo resaltar el patriotismo.” 

Tranquilizado Chávez pregunta: «¿Y qué van a inventar para la viabilidad, sustentabilidad y gobernabilidad si gana la MUD? Porque es una posibilidad, ¿no?»

Cabello se cuida mucho al contestar: “mi Comandante, perdóneme no me gusta rehuir temas pero ya tengo suficientes líos… pero aproveche que anda por tierras bolivarianas, y mejor pregúntele al Presidente que usted eligió».

No hay respuesta, cae un silencio espeso se dejan de escuchar grillos y ranas, hasta a los pájaros hacen mutis, Diosdado se perturba, se pone nervioso y prefiere meterse en casa. Se siente agotado de verdad.

 

@ArmandoMartini

 

Entre sueños y pesadillas: Crepúsculo larense no acepta atardecer caraqueño por Armando Martini Pietri

EduardoGómezSigala

 

Chávez podrá ser un espíritu, haber dejado la vida física, estar en otra dimensión. Pero todo el mundo sabe que los que mueren no se separan por completo. Y Chávez Frías se hizo hombre y después espíritu preocupado de su gente, de su tierra y de sus intereses. Lo malo fue que la cosas no salieron bien, se dejó rodear por hombres y mujeres que, tanto los sinceros y honestos como los aprovechadores que se le acercaron a jurarle fidelidad, coincidieron en sólo una cosa: la incompetencia, la torpeza, el ser poco eficientes hasta en el cumplimiento de órdenes sencillas.

«Creo que morí a tiempo», ha pensado varias veces el Comandante Chávez, «si no sería yo el que estaría pariendo a ver qué se inventa para rescatar el desastre venezolano». Pero después reflexiona con más amplitud y se auto calma convencido de que en cualquier circunstancia él lo habría hecho mejor que Maduro, «¡cualquiera lo hubiera hecho mejor!, ¿qué le pasa a Nicolás?». Comprende también que muriéndose minuto a minuto y rodeado de cubanos, pocas opciones tenía. «He debido dejar que se enredaran todos y eligieran a mazazos a cualquiera, quizás así no me culparían de haberlos engañado».

Le viene entonces el recuerdo de un amigo, militar pero sólo a nivel técnico, participante en los movimientos de rebeldía contra la cuarta república, quien fue un chavista entusiasta por años, al punto de que con él y otro militar, el piloto Reyes Reyes, hizo del chavismo una realidad sólida y popular en ese estado de gente amable y trabajadora que es Lara.

Lo malo fue que Henri Falcón, su aliado y camarada, además eficiente en administrar su ciudad, se cansó de ser buen alcalde de Barquisimeto y le tocó aspirar a ser Gobernador, pero el aviador creyó que Lara era un coto familiar a cuenta de ser protagonista de la revolución y no quiso que su Gobernación fuera para el sargento técnico Alcalde, sino para su hijo. «Y ahí nos jodimos», reflexiona Chávez, «me equivoqué, me descuidé, Falcón no tuvo la sumisión que esperé, el PSUV, Reyes Reyes y yo fuimos necios y nos quedamos sin Falcón y sin Lara».

Pero entonces, lanzados los recuerdos sobre uno de los fantásticos crepúsculos barquisimetanos, Chávez recordó que Lara fue siempre un estado con partidos fuertes, hubo larenses de fuste y de consistencia en la política nacional. Lara nunca llegó a ser del todo un estado revolucionario; chavista quizás, psuvista no por completo. Aunque tampoco es opositor a rajatabla. Los larenses no obedecieron a la fulana Mesa de la Unidad Democrática. Y para estas elecciones parlamentarias tan importantes donde el chavismo y Maduro se juegan a Rosalinda, ¿quién es la llave?

De repente el espíritu de Chávez engrana en la certeza de que la situación es muy enredada para ambas partes. Y casi por instinto se va a visitar a quien es opositor por partida doble y líder larense por mucho más.

Eduardo Gómez Sigala hijo de Eduardo Gómez Tamayo, empresario, simpático, político, legislador y honesto administrador público. Eduardo también ha sabido hacer su propia vida, emprendedor, trabajador, abogado, empresario, gerente calificado y probado, de dinámicos gustos y tradiciones larenses, con activo criterio y objetivos políticos.

Quizás por eso, opositor empecinado del chavismo y sus errores. Eduardo Gómez Sigala fue un buen representante de su estado hasta que la MUD decidió que tenía otros compromisos que cumplir y lo dejó en el aire. Pero no contó con el detalle de que un gerente exitoso no es de lo que flotan sino de quienes saben donde están sus pies y cómo es el suelo que pisan. Esa tarde, mientras oscurecía, el comandante eterno le hizo una visita a quien regresaba, cansado pero contento, de una visita a sus electores.

Tras la primera impresión, Gómez Sigala se sentó en su butaca favorita y sonrió. «¿De manera que es verdad eso de que usted anda visitando?», preguntó.

Pero el espíritu no estaba para responder lo obvio sino para enterarse: «¿Por qué la oposición no hizo primarias en tu circuito?»

 

Título de caja

El tema fastidia al dirigente y empresario, pero trata de explicar lo más claramente que puede: «es que algunos líderes de la oposición están más pendientes de la negociación, la intriga, el chisme, la maniobra, en favorecer el amiguismo y la complicidad partidista, y no en qué los ciudadanos favorezcan y elijan mediante elección directa sus representantes. Por eso lo dije bien claro: ‘no hacer primarias en la oposición es tan malo como elegir a dedo el Parlatino'»

Ripostó rápidamente Chávez, interesado y curioso: «¿Y si no es a la MUD, a quienes pretendes representar?»

El abogado explica: «Usted sabe bien, porque su gente aplica el mismo abuso, los que procuran representación son los impostores e impuestos a troche y moche por los partidos desde sus cogollos en Caracas. Nosotros encarnamos el sentimiento nuestro, de aquí, el sentir barquisimetano, representamos la alternativa 100% larense. El pueblo guaro no acepta a quienes no tienen vinculación con el estado y menos aun si son negociados, paracaidistas y saltimbanqui. Venezuela, Lara y en particular Barquisimeto merecen algo mejor que esas viejas triquiñuelas, y tendrán mejor.”

Sigue curioso e interesado el comandante etéreo y quiere saber: «Gómez Sigala, cuéntame cómo es eso de que María Corina Machado apoya tu candidatura fuera de la MUD? ¿Está en rebeldía o…?»

El líder larense no vacila: «efectivamente la lideresa de Vente Venezuela me apoya con fuerza y solidaridad, como es ella autentica, directa, sincera, sin tapujos lo que agradezco mucho y repito sus palabras: ‘Estoy aquí en Lara cumpliendo el compromiso que asumí de apoyar a hombres y mujeres sin importar su militancia partidista’, María Corina es una gran venezolana, sin duda, cabal y de una sola cara».

«¿Y quiénes más te apoyan?» asienta Chávez

El larense candidato por el Circuito 3, que comprende las parroquias Catedral y Santa Rosa del municipio Iribarren y los municipios Palavecino y Simón Planas, responde con seguridad, orgullo y agrado: “un magnifico grupo de mujeres y hombres además de las tarjetas electorales de OPG, Electores Libres, MAS, SI, Opina y Democracia Renovadora, voy acompañado por un equipo de lujo, Deborah de Valecillos, Hivest Fernández y Pedro Pablo Alcántara”.

«¿Gómez, y tú que deporte practicas, que te gusta?», se interesa el ex presidente.

El aspirante a repetir de inmediato: «Me gusta mucho jugar a las bolas criollas, los toros coleados son mi pasión y como a cualquier guaro que se precie de serlo, la música es el vibrar del espíritu; el arte de los sonidos está tan presente en cada hogar e individuo larense que parece genético. Los larenses llevamos la música en las venas».

¡Música, nata, suero, queso de mano, mondongo de chivo, mute larense, lomo prensado, olleta de gallo, ovejo, acemita, pan de tunja, chanfainas, tamunange, toros coleados y por supuesto de nunca olvidar la Divina Pastora, na’ guara eso si es ser larense!

Chávez regresa a lo político, quiere conocer estrategias: «¿Qué harás si sales electo?»

Eduardo con firmeza: «Que no le quepa duda, saldré y saldremos electos; los estudios de opinión nos favorecen pero lo decimos con convicción se nota en la gente cuando nos recibe en los recorridos, en sus hogares; se percibe un sentimiento sincero, de compromiso, el sabor y calor popular se contagian. Nos sentimos felices, conformes, optimistas y muy agradecidos porque los ciudadanos nos demuestran cada día la fuerza de la democracia popular, la popular y ciudadana de verdad».

«¿Y qué es lo que propones? Explícamelo sin retórica, como para el pueblo sencillo» exige Chávez

El aspirante a diputado Gómez Sigala se levanta sonriente, está seguro de lo que afirma: “Estamos en plena lucha por un cambio de modelo hacia una economía de libre mercado y el respeto absoluto de la propiedad. Su Gobierno primero y ahora el de Maduro todavía más, destruyeron la economía, demolieron la capacidad productiva nacional, las empresas despojadas y expropiadas -por ustedes- están colapsadas, en pocas palabras arruinaron todo lo bueno, destruyeron lo que funcionaba, Comandante, y debe aceptarme que ha sido así. Éste es un país devastado, en escombros, desmoralizado y deprimido. Pero lo recuperaremos, volveremos a ser la Venezuela amable, grata, feliz, unida, trabajadora, productiva, sin resentimientos, que todos juntos, hasta los chavistas honestos y decentes –que los hay y muchos-, impulsaremos al país hacia un futuro mejor con esperanza y fe.”

Chávez no puede evitar la pregunta obvia cuya respuesta deprimente ha escuchado ya tantas veces: «¿Qué piensas del gobierno de Nicolás Maduro?»

«Lo mismo que consideré de su gobierno, nefasto e infortunado para el país. Fueron y son un gran error histórico. El socialismo funciona cuando tiene recursos para dilapidar. Esta crisis la generó usted, la continua y la empeoró Maduro. Ninguno da pie con bolas. La verdad no sé quien es peor”

Chávez se aparta del tema e inquiere sobre el que le va preocupando más cada día a medida que pasa el tiempo: «¿qué piensas de las elecciones del 6D?»

«Mire, Chávez, creo que tu lo sabes bien porque se siente, se respira, hay un nerviosismo inmenso en el Gobierno por tu ausencia porque no estás, no tienen líder. No saben qué hacer ni cómo hacerlo, los hermanos Castro están desesperados….”

El comandante interrumpe para evitar que el diputado continuara y desvía el tema con una pregunta estratégica: «¿Y Falcón como esta?»

Sin duda le tocaron el nervio a Gómez Sigala quien contesta sin vacilación: “es un oportunista, presentó un modelo ideológico que no trata el progresismo sino el oportunismo.  No es secreto para nadie que Falcón inició su actividad política de la mano de Luis Reyes Reyes defendiendo la tesis socialista-comunista que compartieron durante años. De ahí dio un salto y se insertó en el equipo de Capriles dando un viraje y del cual ya se distanció para acercarse al gobierno de Maduro, quien ahora lo promueve después de haberlo acusado de corrupto por la bancada oficialista, ¿no le parece una locura?» Ambos se miran, ambos sonríen ligeramente porque entienden de qué están hablando. «¿Puro cinismo político?», se preguntan casi al unísono.

Pero el líder larense no se deja complicar por el Comandante y continua: “Falcón siempre ha sido un colaborador del chavismo y ahora lo es de Nicolás Maduro buscando generar fisuras en la verdadera oposición. Venezuela necesita y reclama un cambio profundo con posturas claras, contundentes y sin ambigüedades personalistas».

Chávez, el veterano, hace otro giro: «Eduardo ¿estás consciente de que los candidatos independientes tienen muy poco chance a menos que sean fenómenos electorales. ¿Crees que es tu caso?»

«sin duda la polarización hace daño pero estamos convencidos que Lara dará una lección. Hemos y seguiremos trabajando con empeño, no para convertirnos en un fenómeno electoral sino para ganar y créame triunfaremos; para que los larenses se sientan orgullosos de quienes seremos sus legítimos representantes en la próxima Asamblea Nacional. Aquí nadie tiene duda del compromiso que tenemos con Lara. No seré jamás ni nunca como algunos, que se cambian de estado, de partido y hasta de ideología como de interiores.”

En tono más bien curioso Chávez pregunta: «¿de dónde nace la hostilidad entre Falcón y tú? Porque hay una animadversión clara, ¿no?, y no parece sólo por diferencias partidistas»

Sin vacilaciones ni inseguridades Gómez Sigala revela: “Falcón viene de su subversión y su Gobierno, del  chavismo, al cual siempre he sido contrario y adversario. Después hubo el incidente del despojo de las tierras del Valle del Turbio, un decreto firmado por el gobernador, la expropiación de más de tres millones de hectáreas, el despojo de muchas empresas e industrias, todo eso lo avaló Falcón. Y por si fuera poco me llevaron preso porque fui a defender, me abrieron un proceso militar que no prosperó porque el sargento que me acusaba de haber forzado la puerta para permitir que los medios de comunicación entraran, no pudo ratificar la denuncia porque lo acusaron de narcotráfico.”

Agarra pausa toma un sorbo de agua y sigue su relato: “Falcón está muy cercano al Gobierno, su estilo es el de decir que está en la oposición pero avalar al Gobierno. Fíjese, por ejemplo, cuando los diputados de la MUD rechazamos por unanimidad en la Asamblea la carta que le escribían a Obama, él en nombre de su supuesta tercera vía salió al día siguiente a escribir su propia carta. Y el apoyo de Falcón a las OLP, que sirven para apuntalar la violencia manejada desde el Gobierno. Y ahora el aval al cierre de la frontera. Si eso no es colaboracionismo entonces no se qué es».

Chávez con una sonrisa pícara y casi en tono de burla contesta: «es política”. Seguidamente vuelve a cambiar el interés: «me intriga lo de ‘Falcón oportunista’, ¿tú crees que sus candidatos serán útiles para negociar con el oficialismo?»

Eduardo se sonríe: «Lo que pasa es que usted no está al día; empecemos por tratar de descubrir cuál es el progresismo en el estado Lara, aparte de pintar unos murales. Las posturas del gobernador coinciden más con el Gobierno que con la oposición. Ahora está en esa “nueva vía”, con José Vicente Rangel y sus asesores de siempre, plantea un mecanismo por medio del cual pueda convivir con el Gobierno. Los candidatos de Falcón, los de Henri Falcón, estoy seguro que serán aspirantes que probablemente, como él lo hace, estén dispuestos a llegar a negociaciones con el Gobierno, no me cabe la menor duda.”

Chávez comenta: «vas a ganar y saldrás triunfador; será interesante observar este cuarteto en la Asamblea Nacional».

“Mire Chávez», Gómez Sigala quiere dejar las cosas claras, «ni por un momento piense que con esta visita me sentiré en deuda, compasivo o indulgente con el proyecto que tu y Maduro representan. Soy opositor irreductible a este régimen sin medias tintas ni ambigüedades. Ustedes destruyeron un país rico, lo volvieron pobre y miserable. Eso no podemos ni ignorarlo ni absolverlo, vamos a poner todo nuestro esfuerzo para sacarlos -democráticamente y de acuerdo con la constitución- del poder y así comenzar de nuevo a reconstruir el país. Lo he atendido con cordialidad y amabilidad porque soy educado y de buenas costumbres y al igual que el pueblo somos atentos…” Pero de repente se da cuenta que se encuentra entre sueños y pesadillas.

 

@ArmandoMartini

Entre sueños y pesadillas: Cuesta abajo en la rodada por Armando Martini Pietri

kirchnerychavez

 

Hace ya semanas que el espíritu del eterno Comandante Hugo Chávez anda realengo en busca de explicaciones y, aún más, de esperanzas. Itinerario más bien triste, porque quienes comprenden sus dolores de cabeza no lo entienden a él, y a quienes lo entienden o al menos están dispuestos a obedecerlo es él quien no los entiende.

Se le ocurre al Comandante bolivariano que alguien que no sólo debería comprenderlo y entenderlo a perfección sino compartir sus sueños de sacar a Venezuela de caminos y planes como quiso él como inspirador y guía de toda una revolución continental, debe ser quien logró en una potencia como Argentina salir de las profundidades heladas de las pampas sur abajo y escalar hasta la Casa Rosada, la casa de gobierno de ese gran país, hasta el balcón mismo de Evita Perón. 

Para los espíritus no hay distancias pero sí saltos, con sólo desearlo.

Con la incertidumbre de emerger en la hermosa ciudad de Río Gallegos, capital de la Provincia de Santa Cruz, ubicada en la desembocadura del río Gallegos; o visitar la maravillosa y sorprendente ciudad El Calafate, situada en la ribera meridional del lago Argentino, en la región de la Patagonia, a unos 80 km del estupendo glaciar Perito Moreno, el comandante supremo Hugo Chávez resuelve pasear por el territorio del reposo eterno.

Una noche entrado noviembre con clima frío, seco y promedio de temperatura de 14 grados centígrados comienza un encuentro entre -más que amigos- hermanos del alma. 

Cuando de la nada se oye: “Néstor ¿cómo estás hermano?” responde otra voz sorprendida: “Pibe sós vos, Hugo? ¿Cómo andás? ¡Qué sorpresa y qué gusto verte!» 

Luego del saludo y abrazo etéreo pero con la sensación de aprecio, fraternidad y cordialidad en el ambiente, Hugo en conversa informal manifiesta la gran preocupación que siente por las venideras elecciones tanto en Argentina como en Venezuela. 

Néstor le responde con la sublime prepotencia rioplatense: “no seas boludo, pibe, no hay nada de qué preocuparse, yo estoy en campaña a favor de Daniel Scioli. Y mí legado como el de vos, son la fuerza del pueblo.” 

 

Título de caja

 

El venezolano comandante responde: “es verdad allá en mi tierra bolivariana yo soy el símbolo de la campaña, mis discursos, mis pensamientos, mis fotos, mis giras, todo lo están utilizando…” interrumpe Kirchner: “es que comenta Cristina que Nicolás es copado, plomo y cabezón además le gusta versear y la dama es demasiado cheta.” Piensa y continua: “Menos mal que agarró consejo y la dejó estudiando inglés” Se ríe a carcajadas el argentino y concluye: “esa gauchada –según- la hizo Rafael, que también se encarga de la educación y preparación de la heredera consentida.” 

El comandante galáctico no quiere involucrarse mucho con detalles e insiste en el tema electoral del 22 de noviembre y razona: “Néstor, las encuestas previas daban ganador a Scioli por una amplia ventaja, e incluso algunas consideraban que ganaría en la primera vuelta. Sin embargo, el resultado final lo dio ganador por una diferencia mínima, 36,86% contra 34,33%. ¿Qué pasó? ¿Cómo lo analizas?» pregunta. E insiste Chávez, riguroso y preocupado, quizás pensando en la abigarrada y descontenta zona central de Venezuela, «¿cómo pueden tu gente y la camarada Cristina desplomarse así después de tantos años de peronismo?»

Néstor hace pausa y con tranquilidad responde: “bueno, Hugo, lo primero es que el peronismo fue dividido y la campaña mediática internacional imperial, oligárquica nos ha dado duro y hecho daño. Dicen muchas tonterías, difaman e injurian con impunidad. Ciertamente no poseemos una guerra económica pero sí tenemos unos cuantos medios de comunicación financiados por el imperio que curran y versean.” Toma un respiro y con paciencia sigue: “nosotros aprendimos mucho de la revolución y hemos puesto en práctica los consejos y recomendaciones que no dio la dama, y por eso en la tierra del tango adoptamos la estrategia de la campaña negativa, de insultos, de mentiras, de miedo, de terror e intimidación contra el adversario. Colocando la disputa en límites comprometidos. Igual que lo hacen ustedes. Pero Daniel Scioli será presidente contra viento y marea.”

Chávez sonríe nervioso -¿dudoso?- y exclama: “ya no estoy tan seguro que ganaremos las parlamentarias en Venezuela, la oposición no ha aprendido mucho pero con lo poco que han asimilado, nos tienen contra la pared, y encima Nicolás parece que no pega una».

Con esa sonrisa tan suya de nariz en progresión y ojos alegremente saltones responde rápido Kirchner, un tanto displicente, tranquilizador: “Pero no te preocupés, dejáte de pavadas, Hugo, que tampoco es tan malo políticamente oxigenarse, el peronismo también tuvo sus fracasos y sobrevivió. Al chavismo va a pasarle lo mismo, aunque no se discuta en esta oportunidad la presidencia ni el gobierno de Nicolás. Ya que lo dejaste en tu puesto, pero será victima de las luchas internas tanto del oficialismo como de la oposición, tendrán que lidiar y negociar para mantener la estabilidad política y si Nicolás se hunde es problema de él, no tuyo. Entendé, Hugo, lo que llegó para quedarse fue el chavismo, no esa pantalla y pesadilla del socialismo del siglo XXI.” 

Abogado, experimentado, Kirchner continúa pontificando: «En todo caso el futuro de nuestros países está en la voluntad popular que haremos respetar -aunque algunos se opongan-, y si en mi patria el pueblo comete el error de elegir a Mauricio Macri retrocedemos –al menos- 20 años, pero volveremos a recobrar el poder. El peronismo no se acaba y seguirá por siempre. Y en el caso de tu país, mi querido Hugo, si se pierden las elecciones parlamentarias tampoco pasará mayor cosa. La patria de Bolívar es pequeña y los enchufados, políticos y demás negociadores e intermediarios son los mismos, amigos y conocidos, es fácil ver hacia donde caminan.”

Chávez está ya con cara de tango de los más tristes, pero Kirchner, veterano, no se deja impresionar, no está aconsejando, está previendo: «¿Sabés cuál es la diferencia fundamental entre ustedes y nosotros? ¡Y ésa sí es tu culpa directa Hugo! Que sean cuales sean los problemas, nosotros siempre tuvimos producción para alimentar a los argentinos, date cuenta de que la comida fue siempre nuestra gran fuente de riqueza nacional y de ingresos internacionales y vos y los tuyos, en cambio, expropiaron y paralizaron la de ustedes, comandante; copiaste a los Castro, pibe, no a nosotros».

«Y te digo más», agrega Kirtchner sin perdonar, «nosotros tenemos industria y mercado para la producción, buena parte anticuada pero que funciona, lejos de la brasileña pero que busca sus mercados y por eso vale la pena echarle una mano; pero ¿cuál industria dejaron tú y tus milicos en Venezuela?»

«¿Cómo observas UNASUR, ALBA y CELAC?», pregunta el Comandante venezolano que se cansa de que su amigo lo regañe sobre lo interno, y contesta de inmediato el veterano abogado del frío Calafate, Néstor: “la verdad es que si pierde Cristina con Scioli seguramente genera un efecto dominó y caerá tu revolución en las parlamentarias y así sucesivamente. La veo muy mal, las percibo desmoronándose, el futuro lo observo oscuro, tenebroso y los gringos que no son salame, ¿viste?, al divisar agotamiento volverán a hostigar e importunar».

Los amigos se van a lo superficial a lo banal y comienzan a recordar: “¿Te acuerdas Néstor, cuando me dijiste que darías la orden a tus colaboradores de poner en práctica aquel proyecto ´Ponéle Néstor a todo´ a las calles, parques, autopistas, aeropuertos, piscinas, canchas deportivas, desarrollos de viviendas para el pueblo en fin…?” Suenan risotadas de Hugo: “Pues te copié, yo también lo hice y ahora hasta el Himno Nacional lo canto yo”. 

Néstor continua deliberando con la petulancia característica: “Hugo pibe como le hacemos falta a nuestro pueblo, amigos y camaradas están confundidos no saben qué hacer, nuestro talento y carisma son únicos aunque es falto de humildad decirlo, si no se aprovechan y nos nombran jefes de la campaña en Argentina y Venezuela ganarán los pelucones, burgueses, oligarcas y hasta los gringos si nos descuidamos.”

El eterno comandante se cansa, se fastidia y comienza a recordar las letras de los tangos famosos como: Mi buenos aires querido, Por una cabeza, Cambalache, Adiós muchachos, Esta noche me emborracho y Néstor responde con un patria patria patria querida… y remata con una desastrosa interpretación del «Alma Llanera».

Se detiene y murmura, apesadumbrado, «¿te acordás, Hugo, cuando Lula, Ortega, Evo, Correa, vos y yo íbamos a cambiar al mundo?» Y continua acongojado: “¡Parece que la cosa se jodio! Las ventoleras de cambio soplan como un huracán en Latinoamérica y no habrá amenaza ni demagogia ni intimidación capaz de contener un sentimiento que decidió sustituir lo que a todas luces no sirve.”

 

@ArmandoMartini

 

Entre sueños y pesadillas: Al son de La Habana por Armando Martini Pietri

HermanosCastroyChávez

 

Los atardeceres en La Habana suelen ser hermosos, y se deslizan, como en tiempos de otros dioses, de las profundidades del Océano Atlántico a los misterios de México y Centroamérica. Sin embargo las noches de la capital de Cuba ya no son lo que los ya muy viejos cuentan que fueron antes de la revolución, cuando los cubanos eran más o menos felices y no lo entendían. Hoy sobreviven centros concentrados alegres, pero en general son más como las noches de los viejos barrios caraqueños de antes de Pérez Jiménez. Umbrosos, aunque sople la brisa en el malecón.

Ni Hugo Chávez ni los turistas están conscientes de esas cosas, porque cuando él era niño consentido de los hermanos Castro Ruz a personas de interés como él, viajeros y visitantes especiales sería muy difícil pensar que los llevaran a ver oscuridades; y cuando errónea y tercamente viajó a tratarse el cáncer en la capital cubana, bueno en una clínica de lujo no hay rincones oscuros. ¿O sí?

Los Castro Ruz –antes ocupadas por Fidel Alejandro y ahora por Raúl Modesto- tienen instalaciones  amplias, con muchos bombillos, sedes del poder absoluto, de la presidencia, de la jefatura militar, de la revolución que envejece y se convierte en más ruina de la conocida, y hasta de los almendrones –milagros falsos porque han estado siendo reparados y sostenidos en marcha con lo que se ha podido y no con lo que se ha debido, pero sí demostración de que el ingenio de los pueblos se le escapa a las revoluciones, tiranías y militarizaciones. El capitalismo cubano cambió mucho antes de que transcurriera su primera década, se uniformó de rojo sangre y de revolución, echó fuera de la isla a cuantos ricos no lograron fusilar el Ché Guevara y los hermanos comandantes en jefe. Crearon nuevos generales y jefes políticos para ser el amo de una economía que nunca aprendido administrar; economía del dame o me muero de hambre, de largos discursos y amplias concentraciones, blá blá del desastre anunciado.

Los primeros generosos proveedores fueron los rusos, para quienes Cuba no era un país sino un puente oportuno y frente a la Unión Soviética los Estados Unidos tenían a Europa, particularmente Alemania dividida en la exitosa capitalista y la sombría comunista -tomen nota de la diferencia-. Los Castro fusilaron, encarcelaron y echaron a los cubanos con iniciativa pero por ello mismo no castro comunismo, y se quedaron con los camaradas rusos. Cuando los soviéticos se enfrentaron finalmente a su propio fracaso y se fueron al piso, la realidad castro cubana quedó desnuda: escasez, restricción, carestía y finalmente hambre.

Sin embargo unos años después sopló nuevamente el viento cálido del Caribe y hay que reconocerles a los hermanos Castro, particularmente a Fidel Castro Ruz todavía entonces físicamente fuerte y con la astucia de la veteranía, haber entendido al entonces joven y de fresca imagen aunque militar y políticamente fracasado Hugo Chávez como su llave a la riqueza del petróleo. Castro vio la rendija que no habían visto los dirigentes venezolanos, y por ahí se coló.

El edecán de Fidel anuncia la visita de Raúl al ambiente tropical del hermano mayor –pero ya no jefe- y comienza una reunión que al principio toca temas familiares pero que rápidamente deriva a lo que les interesa, tópicos políticos tanto de carácter nacional como de interés internacional. Es un diálogo e intercambio de perspectivas entre dos ancianos, uno enfermo y devaluado el otro casi tan viejo pero aguantador. Ambos están sobregirados inclusive de la tercera edad, en consecuencia el cansancio de la vejez llega inmisericorde y ambos se quedan dormidos -al menos eso piensan- cuando de repente sin aviso ni mención protocolar se produce la aparición del comandante favorito Hugo Chávez quien, siempre ruidoso exclama con cariño: “¡Acere que Bola! Padre Fidel, hermano Raúl, ¿cómo están? ¿Cómo se sienten?.»

 

Título de caja

A las edades de los hermanos Castro temerle a la muerte es más o menos una necedad y la verdad es que los octogenarios son más audaces que miedosos y todo lo que han venido preparando desde que lograron ese tesoro personal que se llamó Chávez y ahora cambió de nombre a Maduro y compañía, es justamente preparación para el fallecimiento. Reaccionan y responden casi al unísono: “¡Hugo, muchacho!, ¿qué te pasa chico?, te veo deprimido!», dice Raúl frotándose los ojos;  «No luces nada contento, ¿qué podemos hacer para alegrarte?”, agrega Fidel, siempre más político.

Pero cuando el comandante venezolano se dispone a responder…Fidel reacciona con rapidez, angustia propia y sin vacilar pregunta: “¿Será que ha llegado la hora de despedirme de esta vida?”. Chávez sin titubeo, con una risa y picardía llanera habla: “tranquilo Fidel el día que te vayas de esta tierra no vendré a buscarte, te estaré esperando con un cóctel de bienvenida”.

Aclarada la duda, Chávez con tristeza y decepción reflexiona: “No vengo a conversar de economía” “Venezuela está muy mal, como nunca estuvo; la crisis se hace más grave cada día, el anunciado ‘dakazo’ no termina de llegar y no sé si llegará”.

Interrumpe Fidel: “Hugo, hijo, no te preocupes, nosotros por más de 50 años hemos sometido al pueblo cubano con penuria y restricción; inclusive una de las diferencias que tuve con Raúl y el Che in illo tempore, fue que al pueblo le diera un poco de hambre para que se ocuparan de algo y dejaran de conspirar. Lo que si le damos en exceso es circo, nacionalismo y patrioterismo. Eso nos funcionó. Tú lo entendiste y es lo que estamos haciendo en Venezuela, date cuenta que los jefes de las campañas son Bolívar y tú, a eso apostamos.”

Raúl entra en la conversa: “estamos al tanto de esos temas con Nicolás –que es mas rollo que película- y su gente. Preparamos muchas sorpresas que vendrán en su momento”.

Chávez, no se siente conforme, indica: “no crean ni por un momento que el pueblo venezolano es tonto nunca hay que subestimarlo; una cosa es ser paciente e ilusionado, y otra pendejo”.

Cambia el tema Hugo y suelta con zozobra: “Me angustia la cuestión electoral, ¿qué piensan?, ¿qué vamos a hacer?»

Fidel se excusa en discutir el tema y solo expresa: “nosotros solo hacemos elecciones que ya hemos ganado ‘como sea’…” y de inmediato Raúl resalta: “mientras muchos estaban pendientes de la supuesta muerte, otros de su hospitalización en Brasil y los menos de su reclusión en Caracas, por aquí conversábamos y repasábamos las tareas y detalles que debemos realizar en estas semanas restantes al 6D para asegurar las elecciones parlamentarias.”

Chávez pregunta: “¿Pero cómo es eso, se arriesgaron mucho y si se descubre?”.

Raúl continua con seguridad y chispa cubana: “Jamás y nunca se sabrá nada. Distraíamos a la gente con la denuncia en la Fiscalía contra Mendoza –Polar- y con el cuento de un supuesto conflicto en Carabobo.” Sonríe con maldad Raúl: “todo planificado con mucho cuidado.” Y agrega: “lo que nunca imaginamos fue lo del traidor Fiscal, pero eso nos ayudo tanto que divide la oposición y resalta el liderazgo de López enfrentándolo con los demás; sea verdad o mentira lo que expone el ingrato”.

Raúl enciende un puro, se sirve un Habana Club Reserva Especial con hielo toma un sorbo y continúa: “no te preocupes por el tema electoral las camaradas-patriotas son fuertes, leales, expertas y saben lo qué hay que hacer. La sala esa, que ustedes llaman situacional nos informa en tiempo real. Maduro está muy débil, el rechazo es muy alto –más del 75%- eso es grave. Pero le hemos recomendado que no participe en la campaña porque no se discute la presidencia sino la Asamblea. Sin embargo la oposición, una vez más la quiere convertir en un plebiscito cometiendo el mismo error de siempre. ¡Coño es que no aprenden!”. En todo caso el comandante Raúl continúa su relato: “nosotros vemos y analizamos las elecciones por circuitos es decir, 100 y tantos de procesos independientes y por eso ganaremos la mayoría. Ciertamente tendrán más votos, pero no mas diputados”.

Sin embargo Fidel interviene con voz de experto: “aun falta mucho por pasar; esperemos e iremos ajustando las estrategias según las circunstancias, porque no se trata de la junta directiva de la asamblea que ya es grave perderla sino también: el manejo del presupuesto asignado, la televisión y radio, los periódicos, la imprenta, el personal, la direcciones sectoriales, los empleados, las presidencias de las comisiones permanentes, en fin no permitiremos que la oposición le ponga la mano a nuestros recursos económicos y políticos.”

Chávez quiere coger un diez, cambia el tema y se va a lo internacional: “los felicito ganaron –casi unánime- la votación en la ONU, Israel y USA como siempre en contra.” Fidel con desconfianza expresa: “qué carajo importa si esos cabrones nunca le han hecho caso a nada, para prueba, aun estamos embargados felizmente.”

«Por cierto Raúl», indica Fidel: “hay que llamar a Nicolás y felicitarlo por haber ganado la votación para continuar en la Comisión de Derechos Humanos.” Y agrega: “te fijas Chávez a pesar de la guerra mediática los vencemos.”

El comandante eterno quiere saber más y pregunta: «¿Cómo han visto el desempeño de Maduro y el gobierno en el caso de Colombia y Guyana?.»

Raúl con la simpatía y zamarrería característica de la cubanidad manifiesta: “Hugo allí además del traslado de votos, debemos reconocer que tus hijos han sido obedientes cumpliendo nuestras recomendaciones. Lo de Colombia surtió el efecto que esperábamos sin embargo aun la necesitamos por aquello de la guerra económica y todo lo demás que viene; y con Guyana el locato que la dirige ya entro en cintura y está más tranquilo”

“Qué bueno me contenta” expresa Chávez y de inmediato pregunta a Raúl: «¿cómo va la cosa con los gringos?.»

Interrumpe entre sollozos Fidel: “los gringos y el imperio son unos cínicos de mucho cuidado te dicen una cosa y a la vez te dan una puñalada. La votación en la ONU lo demuestra”.

Raúl retoma la palabra: “Lento Comandante pero con paso firme ya conoces a los yankis, son complejos y complicados”. Por cierto advierte Raúl: “le hemos dicho a Maduro que se deje de tantas estupideces y arregle las relaciones diplomáticas con Obama antes que deje la presidencia porque lo que viene no es nada fácil. Hillary no tiene competidor y no siente ninguna simpatía por nosotros, no tendrá  consideración. Tendremos que ver como la engatusamos por la vía de Bill, a lo mejor con alguna visita de una tosta trigueña y un buen habano resolvemos … Y por el otro lado, cualquiera es peor -ni decir- del loco de Trump y/o el radical de Rubio.”

Chávez se nota inquieto, incomodo y no muy convencido e insiste en el tema electoral: “¿pero aun no comprendo la maniobra?.»

Raúl hace pausa en la espera que el comandante Fidel manifieste opinión: “Hijo te reitero no te preocupes la estrategia consiste en molestar, fastidiar, intimidar al ciudadano para evitar a toda costa se dé el voto castigo a favor de la MUD. De nuevo el patrioterismo y el circo son las claves para unir, el ataque psicológico y mental de amedrentamiento que a diario hace el psiquiatra capitalino es demoledor, lo del mazo dando y la hojilla es apabullante, la exaltación de la figura de Chávez es clave y arrollador, la confusión, la inserción del miedo, la inoculación de la mentira, en fin … forman parte de la maniobra para que nuestra maquinaria actué con máxima eficiencia y las camaradas procedan con plena tranquilidad …”

El comandante eterno vuelve con preocupación: “pero no sé, no estoy seguro tengo muchas dudas.” Ya Fidel no responde y entra Raúl: “todos las tenemos. Perdóname pero es que el gobierno sus peleas dentro y fuera de su esfera… es que son malos!”

Ya pesa mucho la edad están abatidos, el cansancio y el fastidio son evidentes, la conversación y repetición de frases -características de la ancianidad- se hacen axiomáticas. Chávez que aun mantiene la energía y el deseo –desesperado- de continuar la tertulia, recibe como respuesta; ronquidos emitidos en perfecta armonía acompañados de emanaciones por ventosidad del vientre.

 

@ArmandoMartini    

Entre sueños y pesadillas: La desesperanza es lo último que se pierde por Armando Martini Pietri

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Si vamos a hablar con seriedad no sólo no sabe de economía, aunque por su trayectoria ya algo debería haber aprendido pues ha manejado bancos de primera importancia y ha debido tomar decisiones importantes; técnicamente hablando es el jefe de la economía del país, sea cual sea la realidad de esa jefatura, es Ministro de Hacienda, Finanzas y Presidente de la Banca Pública. 

En la práctica, es un militar profesional que hasta que Chávez lo puso al frente de los bancos del Gobierno no tenía más idea sobre economía nacional que usted y yo. Entiendo que ya retirado, participó en el episodio del 4 de febrero, no es muy dado a la exposición pública, parece ser hombre de pocos discursos, más bien tímido y prudente, que deben considerarse buenas virtudes para un ministro de finanzas, quien además preside el banco más grande de Venezuela, banco del Estado que en teoría marca la pauta bancaria nacional.

Uno de esos días asfixiantemente húmedos de esta Caracas que en octubre se pone nublada y aplastantemente lluviosa, quien tiene sobre sus hombros la responsabilidad de la compleja economía venezolana está trabajando en su confortable oficina ubicada en la antigua sede del Citibank en pleno centro de Caracas. Rodolfo Marco Torres está cansado, abrumado de problemas, se desvela y comprende –el problema es que lleva demasiado tiempo entendiéndolo, y comprender lo malo puede aplastar a cualquiera- que las cosas no van bien y mucho menos como quisiera. Y que se van a poner peor. La amplia oficina lo agobia, no es que sea pequeña, es que las angustias son muy grandes. Se echa hacia atrás en la cómoda butaca presidencial, cierra los ojos, con la mirada sacada de realidades suelen surgir nuevas esperanzas. El general y Ministro clave cierra los ojos no para dormir sino para soñar, para imaginar y analizar. 

Entonces, en algún momento cuando el pesado ruido de la calle va disminuyendo y los brillos de las luminarias callejeras –las que están encendidas, que no son todas- dan saltos en los charcos que dejó el corto, reciente y feroz aguacero, Marco Torres siente el imperio de abrir los ojos, se exige su mirada directa. 

A su alrededor hay una especie de espacio iluminado y más allá nada se ve, es penumbra. Pero eso no es lo que cuenta; a lo que abre de par en par los ojos, la atención y el espabilamiento del Ministro Torres es que frente a él está, con boina roja encajada con firmeza y banda presidencial, Hugo Chávez. No está muy seguro de lo que debe decir, pero el instinto militar lo lleva a ponerse de pie de inmediato en posición de acatamiento. “¡A la orden, mi comandante en jefe, qué honor recibirlo”, exclama con clara firmeza militar, pero también con una comprensible confusión, ¿general y banquero viendo espíritus?, al mismo tiempo con la alegría de reencontrar al amigo. Y fijándose un detalle: Chávez viste completo su uniforme de Comandante en Jefe, ¿se acuerdan?, el del copiado de los que usan los hermanos Castro.

Título de caja

Chávez, seco, responde con tono de mando a un subalterno de confianza. “Está bien, Torres, gracias, ahora siéntate y explícame qué carajo es lo que pasa con la fulana economía. Estoy harto de hablar con todo tipo de personas y nadie me explica nada, temo llegar a la conclusión de que de Nicolás para abajo nadie tiene idea». 

El Ministro pone expresión serena y contesta: “Mi Comandante en Jefe, la situación es crítica pero salvable”.

Harto de promesas y especulaciones, Chávez no se impresiona: “Bueno, cuéntame; o, mejor dicho, no me eches otro cuento, convénceme”.

“Hagamos un poco de memoria para ver la situación en perspectiva”, advierte el Presidente del Banco Venezuela, quien da pasos adelante recurriendo a la memoria y recordando: “cuando usted presidía la revolución la situación ya era de cuidado, eso hay que recordarlo, porque lo que nos está pasando no lo comenzamos ni el Presidente que usted eligió, ni yo. Toda esta tranca la comenzaron el viejito Giordani, que se las daba de misterioso y lo envolvía y jalaba las brasas para su lado y a conveniencia, mientras su hombre de confianza en petróleo, Rafael Ramírez hacía lo mismo en PDVSA y Merentes se auto-incubaba en el BCV; era una economía inmanejable no importa lo que usted quisiera hacer; era un desastre y la descoordinación insoportable”. Y aclara aún más el Ministro: “antes, cuando era Presidente todos hablaban, cada uno daba sus propias explicaciones y usted cambiaba o simplemente se iba a otro tema. Con Maduro la situación ha cambiado en algo, al menos el único que habla y propone soy yo y todos los demás siguen o tratan de ver de dónde sacan los reales”.

Torres cruza los dedos en gesto involuntario, mantiene la mirada baja pero el ánimo decidido, no piensa callarse: “Porque ésa es la otra cuestión, mi Comandante en Jefe, y hay que decirla clarita: usted tuvo mucha plata en las manos, tuvo esa gran suerte, el Presidente Maduro lo que tiene son deudas en bolívares que no valen nada y en dólares que cuestan demasiado”. 

“Bueno”, concilia Chávez “entiendo todo eso, pero dime qué han adelantado, qué hacen para solventar esta paralización, esta tranca económica que puede generar un lío grande en lo social, porque en lo político parece que vamos a perder las parlamentarias”.

El Ministro de Finanzas se apresura a informar: “estamos en conversaciones con el banco alemán Deutsche Bank, quienes conocen muy bien nuestra situación y no son pro-gringos como el Fondo Monetario Internacional; los alemanes son gente seria y nos están asesorando para ver cómo salimos de este enredo en el que estamos” y no puede evitar que se le salga agregar «y perdóneme el abuso, este enredo en el que nos metieron usted y los suyos». 

Chávez reacciona con fuerza “¡nunca hubiera permitido que esto sucediera!”

El general mantiene su actitud respetuosa pero él no lo va a callar: “no se trata de permitirlo o no, mi Comandante eterno, son las consecuencias de una política errada y populista, y ésa política era la suya, la de Giordani y todos los demás”. 

Chávez sabe que su amigo y subalterno tiene razón, y opta por la búsqueda de soluciones, entre otras cosas porque a él tampoco se le ocurre nada. “Ajá, ¿y entonces las soluciones? Porque por lo que sé, desde mi partida lo único que sube en este país es la inflación, que para el 2015 se estima en 158 % y para el 2016 hasta 200 %, o más”, expresa indignado.

«Hay muchas variables, Comandante», señala sin mucha convicción el Ministro, “el PIB, el incremento del poder adquisitivo, los aumentos de salarios, el reconocimiento de la FAO….” «Déjate de pendejadas», lo interrumpe Chávez: “no vengas con palabras técnicas porque eso no sirve, aquí quien se jode y sufre es el más pendejo, el más pobre, es decir, mi pueblo y no los oligarcas que siempre están más ricos”.

El fallecido Presidente está de pésimo humor y lo que oye no lo mejora, lo que ya sabe lo empeora: “el aumento de los alimentos de su precio regulado es todos los días, el precio regulado es una referencia olvidada, el café 900%, la harina pan 690%, la leche en polvo 600%, el tomate 344%, las alas de pollo 341%, la zanahoria 120%, la carne molida 43% el cartón de huevos 123%”; se queda en silencio un instante mientras busca más ejemplos y le explota en la ira el peor, «¡y eso cuando se consiguen!».

El general banquero se defiende de una avalancha de la cual no se siente único responsable: “eso es culpa de oligarcas, pelucones, Fedecamaras, empresarios, el imperio, el contrabando de extracción, los buhoneros y bachaqueros que están especulando, son la artillería de la guerra económica…”

Chávez baja el tono, “la verdad, Marcos, me morí de cáncer, no de pendejera ¿Ahora me vas a contar que Lorenzo Mendoza esta encompinchado con ellos para conspirar contra el gobierno? ¡Por favor, más seriedad!”

Marco Torres también baja la guardia, recuerda con quien está hablando “mi comandante presidente eterno comprendo su molestia”; interrumpe Chávez nuevamente indignado “¿molestia? ¡Lo que estoy es arrecho! Se entiende que se cometan errores, que la ideología y los sueños lo cieguen a uno, pero cuando se llega al extremo de la defensa de la revolución, ¿cómo es posible que hayan permitido este desastre económico?” 

El Ministro de Finanzas insiste en una explicación: “bajó el precio del petróleo, Presidente, el barril se vende en menos de la mitad de sus tiempos, no tenemos dólares…”.  A Chávez el argumento no lo satisface, al contrario, la expresión se le congestiona y corta al general: “¡que van a tener dólares si se los robaron todos!”  Pero Torres no se queda con ésa y responde de inmediato: “el robo no es de ahora también cuando usted era el máximo jefe aquí hubo amigos que robaron a mansalva, el profesor Giordani y otros veteranos chavistas lo saben y lo dijeron públicamente” 

«Sí, claro», ironizó Chávez, «¿y qué ha hecho el Gobierno para recuperar ese montón de dólares desaparecidos? ¿Por qué no publican la lista de esos sinvergüenzas? Por allí andan los bolichicos en el imperio comprando apartamentos de 60 millones de dólares y en España comprando haciendas y codeándose con la realeza ¡Yo me morí, a mi ya no me culpen!, ¿qué ha hecho Nicolás, qué has hecho tú, qué ha hecho la Fiscal?». El Ministro va a responder, pero Chávez está embalado y es él quien da un salto adelante, “¿cómo es eso que van a meter preso a Mendoza de Polar? Se volvieron locos ni yo pude hacerlo y te consta que busqué muchas formas y cada una era más riesgosa que la otra, lo único que conseguimos fue convertirlo en héroe nacional y ahora popular!.»

El militar banquero se quita el asunto de encima: “Bueno, mi Comandante supremo supongo que esas son vainas de Maduro o de Diosdado, a mí nadie me ha dicho nada de eso y si vino porque está preocupado no vuelva más cuando metan preso al de Polar porque eso va a desatar mucha molestia entre los venezolanos” 

«Volvamos al tema», insiste Chávez «¿que tienen preparado para salir de este lío y ganar las elecciones?»

El Ministro vuelve a tomar fuerza y anuncia: “estamos preparando una arremetida contra la especulación, presentamos un presupuesto manteniendo todos los beneficios sociales y vamos a abastecer cuanto abasto y supermercado público y privado haya a partir de noviembre para que no falte nada, ya tenemos guardada mucha mercancía y estamos esperando otras. Lamentablemente se nos fregó un barco lleno de carne pero hay mucho más en camino. No se preocupe que no faltará nada” 

Chávez cambia, estalla, golpea el escritorio, abre los brazos, está realmente indignado, exasperado, encarajinado: «¡claro que me preocupo, y mucho más cuando leo declaraciones como que ´Venezuela esta como esta por la guerra económica´, ‘yo gozo en las colas sabrosas’, ´coman piedras fritas´ o ´hay que dolarizar los salarios´. Son expresiones insólitas, ridículas y por eso peligrosas son como para sentarse a llorar»

El militar se levanta “sin duda comparto su opinión, esas estupideces no ayudan para nada pero no puedo hacer mayor cosa al respecto”. Chávez reclama con dureza: «¿Qué pasó con el bolívar? ¿Por qué lo dejaron volverse ñoña? Una cosa es que pierda fuerza, pero en tus manos y en las de Nicolás ya no vale nada, -ni los ladrones lo quieren- ¡eso es casi traición a la Patria, carajo!» 

Marco Torres camina hacia el ventanal con la cabeza baja, pensativo, mira hacia la calle, “no tengo respuesta más que la de decirle que hemos seguido su legado al pie de la letra” y agrega con resignación y a la vez con preocupación: “estoy seguro que seré el chino de Recadi del Gobierno de Maduro y pagaré los platos rotos de este desastre, seré el responsable y así lo reflejará la historia.”

Se voltea para argumentar, pero la oficina está vacía, perfectamente iluminada. Y entonces siente un enorme cansancio.

 

@ArmandoMartini

 

Entre sueños y pesadillas: ¡Qué bien cae una fría al final de una tarde intensa! por Armando Martini Pietri

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La oficina de Lorenzo Mendoza no es cosa del otro mundo. Nada de elementos lujosos ni de derroches innecesarios. Tampoco hay pichirreces ni cosas de mal gusto. Es un despacho amplio y cómodo, la instalación para que un activo hombre de trabajo, un gerente que debe leer muchos y variados informes y escuchar las más diversas opiniones, que debe tomar decisiones, pero que sólo está en ella cuando tiene que estar, no es persona de apoltronarse. Claro, no cualquiera puede entrar a ésa y otras oficinas cuando quiera, Mendoza no es paranoico pero sabe que debe cuidarse y toma precauciones.

Una de estas tardes, ya entrando la noche, Mendoza terminó de leer algunos informes breves, concisos y directos –si le van a escribir no gasten tiempo ni papel en adjetivos- y se disponía a irse a su casa. Sabía que estaba solo, en la oficina anterior su asistente personal también se preparaba para retirarse, el equipo de guardaespaldas estaba preparado y el vehículo esperaba donde tenía que esperar. Sólo el equipo correspondiente de seguridad –son tan buenos y profesionales que se le paran al lado y usted no se da cuenta de que está junto a un escolta- y Mendoza sabían cuál de los tres vehículos blindados o si en la moto se iría a la amplia casa. No es la única que tiene para él y su familia, pero sí es la favorita.

Dejó los papeles a un lado, ordenados, se levantó y sintió que no estaba solo. No se asustó, se sorprendió; sólo él y su asistente personal tenían la clave para acceder a la oficina, y la asistente nunca lo hubiera hecho sin aviso previo o sin haber sido solicitada. Se dio cuenta que la espaciosa oficina estaba más oscura de lo habitual, ¿una falla eléctrica? Pero esas fallas no ocurren en la sede de Polar, menos en su oficina.

Y entonces lo vio, de pie un poco más allá en el difuso límite entre lo claro y lo oscuro. Grueso, con esa vestimenta entre china a lo Mao y militar a la cubano venezolano y su querida boina roja.

“¿Cómo estás, Mendoza?”, sonrió Hugo Chávez.

 El joven empresario hace mucho tiempo que perdió la capacidad de asombro, está acostumbrado a no sorprenderse por las sorpresas y a mirar de frente cualquier eventualidad, desde la decepción y desencanto por los escasos trabajadores que disfrutan todos los beneficios laborales que sólo empresas Polar da, pero dedican sus esfuerzos a causar trabas, problemas por órdenes de un Gobierno que no entiende nada y lo estropea todo, hasta las complejas cuentas que frecuentemente debe sacar y las difíciles estrategias que debe analizar y diseñar con sus expertos asesores para sostener el enorme complejo empresarial que es Industrias Polar, a pesar de la negativa de divisas, las amenazas de expropiación, las injustas inspecciones diarias que nada malo encuentran pero obstaculizan las operaciones, de exigencias, de controles las mas de las veces poco realistas de almacenamiento, distribución y ventas.

Mirándolo de frente, y con atención expresa, Mendoza se yergue y responde al saludo: “Bien, Presidente, algo cansado; pero, la verdad, este encuentro me anima, usted es la última persona que hubiera imaginado encontrar en mi oficina”. Hace una breve pausa, sonríe ligeramente: “Yo soy católico, Presidente, y creo en el más allá, pero esto es como demasiado”.

Título de caja

Chávez no se inmuta, no tiene interés en una discusión religiosa, avanza unos pasos hacia Mendoza, retoma la palabra. “He estado haciendo varias visitas, y te voy a confesar: los chavistas no entienden sus propios errores y los de la oposición no aceptan los suyos”.

“Eso no es nuevo, Presidente, yo lo he sufrido desde hace tiempo, empezando por nuestros primeros encuentros, ¿los recuerda?” 

“Sí, mucho, pero en esa época había mucho dinero y podíamos comprarte toda la Polar y pagarla”

“Cierto, Presidente, imaginemos que yo hubiera aceptado vender en vez de defender mis principios, mi gente, y que usted hubiera pagado hasta el último dólar como hizo con los argentinos de la Siderúrgica, vamos a imaginarlo; pero ése no era el problema”.

“Y cuál era ese problema, Lorenzo?” 

“Ustedes mismos, Presidente, todo lo que han manejado, expropiado pagado o no, lo han arruinado, quebrado, no sirve ¡hasta la industria petrolera, que ya es mucho decir!”

Incómodo, Chávez se adelanta, se sienta frente a Mendoza, serio.

“Dicen que ni Maduro ni Cabello ni nadie de la revolución es capaz de arreglar el país”, reconoce Chávez, “pero tampoco parece haber mucha confianza en los jefes opositores”.

“Es que el problema no es un individuo, Presidente, la complicación es de todos. ¿Hasta cuando los venezolanos vamos a dejar la solución de nuestras dificultades en las manos y la cabeza de un solo personaje? Todos los presidentes han fracasado…” 

“Pero dicen que tu eres la persona que los venezolanos quieren como presidente, el único en el cual confían, el súper gerente que Venezuela necesita”, interrumpe Chávez.

 Lorenzo Mendoza se levanta con gesto más bien pesado con expresión seria y juiciosa. 

“Estoy cansado de negar esa falsedad. Soy empresario y gerente, siempre presto y dispuesto para ayudar a mi país. Pero no en Miraflores, es aquí donde estoy en Polar”.

 “Ser Presidente de la República tiene sus ventajas, Mendoza”, señala Chávez. “Quizás el problema sea….”

“El problema, Presidente, es que la solución para Venezuela no está en un gerente, ¿o usted cree que los gerentes tienen todas las soluciones en la cabeza? Yo soy gerente, formado en la universidad, especializado y con años de experiencia al frente de todo este conglomerado y aún así cometo errores –y no estoy incluyendo las dificultades, inconvenientes y conflictos que ustedes nos ponen todos los días”.

“Con todo eso parece que Polar marcha muy bien”, reconoce Chávez.

“Pero Polar no es Venezuela, Chávez”, aclara Lorenzo Mendoza, “Polar es parte de Venezuela pero funciona porque no es como Venezuela. En Polar somos un equipo, todos metemos el hombro, todos aportamos ideas y soluciones; nadie en Polar espera que yo resuelva. Con los aportes y sugerencias de todos, escojo caminos junto con expertos, no con improvisados e incapaces que creen saberlo todo ¿me entiende, comprende Comandante?”.

“A lo mejor por eso es por lo que hay tantos que quieren seas el próximo Presidente”.

“Esos están equivocados porque siguen pensando como los venezolanos que nos han traído a este desastre…”

“¿Cómo los chavistas?”

“No”, aclara Mendoza, “como los que llevan medio siglo y mas dejando sus propias responsabilidades en manos de un jefe, de un caudillo, o de esos “dirigentes” que se creen predestinados. Yo ni soy ni quiero ser eso”

“Pero ellos sí, y cada día son más”, señala Chávez con cierto tono pesimista.

 “Siempre son y serán muchos más”, reflexiona Mendoza mientras da unos pasos.

Se gira y mira a los ojos a Chávez; la mirada es clara y directa, sin vacilaciones, sobre los ojos gruesos, abotagados, preocupados. “Por eso hay que educarlos y enseñarlos”. 

Mendoza sigue caminando, y explicando, quiere que Chávez lo comprenda. 

“Que acepte ser Presidente no resolverá nada, Comandante, sólo se correrá la arruga. Seguiré haciendo lo que sé hacer, aquí, trabajando duro para ser los mejores de Venezuela, pero no los únicos”

Chávez se toca ligeramente la cabeza, murmura: “Te van a obligar, Mendoza, te pondrán contra la pared”

“Nadie puede obligarme a hacer lo que creo que no deba hacer, ni siquiera usted pudo cuando estaba en la cúspide del poder. Los que quieren hacerme Presidente para que les arregle los problemas menos me van a poder convencer. Porque el problema de este pueblo no es quién le resuelva las dificultades, sino que se decidan a resolverlos por sí mismos. Creo que cada día más los venezolanos coincidimos, y ahí, con ellos, cuando dispongan empieza el nuevo país, el que no tendrá colas ni fallas ni tristeza, se lo garantizo, Presidente”. 

Nadie responde, hay un silencio absoluto. Debiera ser un silencio pesado, pero es liviano, animoso. Lorenzo Mendoza deja escapar el aire. Voltea. La oficina está iluminada como siempre. Va a la puerta, sale. Y piensa en bajar al restaurant de todos los empleados de Polar, él incluido, a tomarse una fresca fría, helada y recién salida de los tanques.

 

@ArmandoMartini