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Elecciones en Chile

FOTOS | Chilenos celebran en las calles el rechazo a la propuesta de nueva Constitución
El «voto evangélico» volvió a protagonizar en Chile una arremetida política considerable en este proceso constituyente 

 

Miles de chilenos con banderas nacionales salieron a las calles de la capital y otras ciudades del país para celebrar el aplastante triunfo de quienes rechazaron la propuesta de nueva Constitución, con un 61,8 % % de los votos en el plebiscito de este domingo.

«¡Chile es, y será, un país es libertad!», fue una de las consignas más repetidas esta noche en los barrios más acomodados de Santiago de Chile, donde jóvenes, ancianos y niños tomaron plazas y carreteras, a bordo de vehículos, entre gritos de júbilo, oraciones, fuegos artificiales y descorche de botellas.

Desde un exclusivo hotel en el corazón de la comuna de Providencia, uno de los municipios con más recursos de todo el país, el comando del «Rechazo» recibió en pantalla gigante los contundentes resultados del Servicio Electoral (SERVEL), desatando la alegría pero también la sorpresa en el lugar, por la holgura de la victoria.

 

 

«Gracias a todas las oraciones»

 

Como en otros países de Latinoamérica, el llamado «voto evangélico» ha protagonizado una arremetida política considerable en las últimas elecciones chilenas, y el cierre de esta fase en el proceso constituyente no fue una excepción.

En medio de las celebraciones del comando, Elena Ossadón, una de las coordinadoras de una organización evangélica, festejó con un corazón de papel en mano y una bandera chilena al grito de «estamos felices porque hemos informado a los cristianos del por qué rechazar esta Constitución».

«Gracias a todas las oraciones de todos los cristianos vemos la respuesta de Dios sobre el favor de Chile. Esta propuesta venía a levantar la muerte, nosotros estamos contra el aborto y la eutanasia», agregó Elena en medio de la fiesta del «Rechazo».

 

 

«Ni de derecha ni de izquierda»

 

Entre las bocinas, la caravana de automóviles y motocicletas que desfilaron fuera del hotel capitalino pasadas las ocho de la tarde, cuando la tendencia ya había cristalizado en un resultado irreversible, se coló el himno nacional entonado fuerte por los activistas del «Rechazo».

«Es un resultado transversal en todo Chile. El país habló. Hoy nos tenemos que reorganizar y ver con las organizaciones civiles cuál es el mejor proceso. Nos interesa llegar a acuerdos amplios, ni de derecha ni de izquierda, sino que represente a todos», dije a Efe Jaime Eyzaguirre, de 44 años, líder del espacio «LDCxChile», un grupo que de derechas hace trabajos de comunicación.

 

 

En el comando del «Rechazo» se personaron además exfuncionarios de la administración de Sebastián Piñera (2018-2022), entre ellas la exsubsecretaria de Salud Pública, Paul Daza, y su exvocera de Gobierno, Karla Rubilar.

«Tenemos que recoger el mandato ciudadano y ponernos de acuerdo. La gente quiere unidad, cambios, paz y seguridad. Mañana tenemos una segunda oportunidad para hacer las cosas bien porque llega un nuevo proceso constituyente, pero tenemos que llegar a una nueva Constitución que nos represente a todos y a todas», afirmó Rubilar.

 

 

Con este resultado, se mantiene la ley fundamental actual, escrita durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y reformada parcialmente durante el Gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006).

Solo el 38,1 % -un porcentaje muy inferior al que pronosticaban las encuestas- apostó por aceptar la nueva Carta Magna, que consagraba un nuevo abanico de derechos sociales en un país con la mayoría de sus servicios básicos privatizados, incluidos los derechos de agua.

 En Plaza Italia, lugar simbólico de la capital que fue el epicentro de las protestas de 2019, empezaron a llegar los primeros grupos de simpatizantes de la opción perdedora, pero el espacio fue copado temprano con presencia policial que cercó el emblemático sitio.

Las principales calles y plazas también se llenaron en ciudades como Concepción y Temuco, en el sur del país. 

 

 

Boric promete nuevo itinerario constituyente en Chile tras derrota en las urnas
«Llevaremos adelante una ronda de conversaciones para recoger las propuestas de los distintos sectores que se han comprometido ante el país con establecer un nuevo Proceso Constituyente», señaló.

 

El presidente de Chile, Gabriel Boric, se comprometió este domingo a impulsar un proceso constituyente con el Congreso y las fuerzas sociales y a trabajar para darle celeridad.

«Me comprometo a poner todo de mi parte para construir, en conjunto con el Congreso y la sociedad civil, un nuevo itinerario constituyente (…) Los chilenos y chilenas han exigido una nueva oportunidad para encontrarnos y debemos estar a la altura en este llamado», subrayó.

El mandatario recalcó «dos mensajes» que los chilenos han entregado este domingo: por un lado que Chile «quiere y valora a su democracia» y, por el otro, que «no quedó satisfecho con la propuesta de Constitución».

Ante esta decisión, Boric confirmó que citó a los presidentes del Congreso y a representantes de la sociedad civil este lunes en el palacio de La Moneda (sede de Gobierno) para avanzar en el nuevo camino.

«Llevaremos adelante una ronda de conversaciones para recoger las propuestas de los distintos sectores que se han comprometido ante el país con establecer un nuevo Proceso Constituyente«, señaló.

El mandatario indicó que ya ha conversado con algunos de los actores y adelantó que «más allá de las legítimas diferencias», sabe que «prevalece la voluntad de diálogo y encuentro».

En una intervención en cadena nacional, llamó también a toda la ciudadanía «a abordar juntos y unidos la construcción del futuro».

«Cuando actuamos en unidad es cuando sacamos lo mejor de nosotros mismos», dijo.

Durante su intervención, Boric hizo referencia al camino hasta este plebiscito: «No olvidemos por qué llegamos hasta aquí, ese malestar sigue latente y no podemos ignorarlo«.

El presidente destacó este proceso electoral como el que ha tenido la mayor convocatoria en las urnas de toda la historia del país.

Por un abrumador 61,8 % frente a un 38,1 %, los chilenos rechazaron este domingo la propuesta de nueva Constitución elaborada por una convención elegida democráticamente tras la ola de protestas de 2019.

El «Rechazo» al nuevo texto se impuso en las 16 regiones del país, incluidas la Metropolitana -que alberga la capital- y la costera Valparaíso, donde ganó contra todo pronóstico con el 55,4 % y el 57,6 %, respectivamente.

El nuevo texto declaraba a Chile un Estado social de derecho -frente al rol secundario de la Constitución actual- y es uno de los más vanguardistas del mundo en materia de igualdad de género y protección de la naturaleza. 

Centros de votación abrieron en Chile para definir carrera por la presidencia entre Boric y Kast
El próximo presidente tomará posesión en marzo de 2022 por un período de 4 años

Más 2.500 centros de votación abrieron este domingo en Chile para dar inicio a la segunda vuelta de la elección presidencial en la que compiten para relevar al conservador Sebastián Piñera el exlíder estudiantil de izquierda Gabriel Boric y el ultraconservador José Antonio Kast.

Más de 15 millones de personas están llamadas a votar en esta elección, la más polarizada y determinante para el futuro del país desde el plebiscito de 1988 que sacó al general Augusto Pinochet del poder.

Los últimos sondeos coinciden en que Boric ganaría el balotaje con entre 5 y 14 puntos de ventaja, aunque los expertos afirman que el panorama es muy incierto y que el resultado se definirá voto a voto, teniendo en cuenta el estrecho margen entre los dos candidatos en primera vuelta: 2 puntos porcentuales.

Con dos candidatos que traen propuestas más drásticas que las de los grandes bloques de centro-derecha y centro-izquierda que llevan tres décadas repartiéndose el poder, el próximo mandatario será o el más izquierdista desde Salvador Allende (1970-1973) o el más derechista desde Pinochet.

Dos visiones distintas

Boric, un diputado de 35 años -la edad mínima para optar al cargo-, ligado a las protestas por la igualdad de 2019 en Chile, busca un Estado de bienestar con acento feminista, ecologista y regionalista.

Kast, un abogado católico de 55 años, busca reducir el papel del Estado, bajar impuestos, afrontar con mano dura la migración irregular y es contrario al matrimonio gay y todas las formas de aborto.

El próximo presidente, que tomará posesión en marzo de 2022 por un período de 4 años, deberá coser las heridas que dejó la crisis social de 2019, una ola de masivas protestas por la igualdad que dejaron una treintena de muertos y pusieron en jaque al gobierno actual y a las fuerzas de seguridad.

También liderará la implementación de las normas de la nueva Constitución que comenzó a redactarse este año y que podría entrar en vigor en 2022, en caso de aprobarse en un plebiscito de salida.

Otro de los retos más urgentes será el de atender las necesidades de una clase trabajadora apurada económicamente tras la pandemia y a la que se le terminan este año las ayudas sociales, además de encarar una inflación no vista en décadas.

Expectativa con la participación

La participación es otra de las grandes incógnitas: en la primera vuelta de noviembre fue tan solo del 47% y, según el último informe de Cadem, una encuestadora privada, uno de cada cuatro electores no tiene clara su preferencia o no irá a sufragar.

Para Kenneth Bunker, director de la encuestadora Trequintos, en esta elección habrá un «clivaje etario» (división de voto por edades) y será clave el voto de lo más jóvenes.

«En el plebiscito por una nueva Constitución votaron mucho más jóvenes que adultos mayores y el resultado fue más favorable para el ‘Apruebo’. Si vuelve a suceder, aumentará la votación de Boric», señaló a Efe.

Alejandro Armas Dic 10, 2021 | Actualizado hace 1 mes
No más caprichos ideológicos
No se ayuda a la causa democrática venezolana en el exterior empaquetándola como un choque entre derecha e izquierda. Es un choque entre democracia y autoritarismo

 

@AAAD25

En su exhorto a desmontar el interinato encabezado por Juan Guaidó, Julio Borges reprochó a la dirigencia opositora haberse enfocado mucho en actividades fuera de Venezuela, en detrimento de lo que sucede dentro del país. Sin intención de respaldar toda su perorata de la última semana, creo que en este punto específico el coordinador nacional de Primero Justicia tiene razón.

La oposición lleva año y medio prácticamente inerte en el interior de Venezuela.

Urge una estrategia en la que los ciudadanos puedan participar, más allá de votar en elecciones que siguen terriblemente viciadas.

Pero eso no quiere decir que la visión internacional de la disidencia deba ser apartada. Es un hecho indiscutible que los venezolanos no pueden enfrentar este horror solos. No se trata de mantener vivas las fantasías intervencionistas que, afortunadamente, ya solo siguen vigentes en unas pocas mentes alienadas de la realidad, sino de velar porque la mayor cantidad posible de gobiernos y demás actores internacionales se comprometan con la restauración de la democracia en Venezuela y actúen acorde.

Al no ser esta una tarea baladí, tampoco se debe proceder en ella a la ligera. Cada acción hay que meditarla con cuidado, sobre todo en un cosmos de realidades políticas que mutan rápido. Los cambios de gobierno en Estados que apoyaron a la oposición son especialmente delicados. La causa democrática venezolana ya perdió aliados importantes en México, Perú y Argentina. Debe hacer todo lo que esté a su alcance para evitar aun más pérdidas.

Lamentablemente dicho alcance es bastante reducido. La decisión la tienen los ciudadanos de los respectivos países, y lo que digan o dejen de decir al respecto extranjeros tiene un efecto poco o nulo. Ergo, lo más sensato que puede hacer la dirigencia opositora es procurar que, gane quien gane una elección, esa persona se mueva en atención a los intereses democráticos venezolanos. En otras palabras, que no se vuelva afín al chavismo, o neutral.

Algo que definitivamente no ayuda a lograr estos objetivos es el papel que desempeñó Leopoldo López durante su visita reciente a Chile, con solo dos semanas faltantes para el balotaje que determinará su próximo presidente. ¿José Antonio Kast o Gabriel Boric?

En caso de que no se hayan enterado, López se limitó a encontrarse con Kast, el ultraconservador que reivindica la dictadura de Pinochet. No solo eso, sino que participó en un acto de su campaña, en un claro gesto de respaldo ante Boric, un militante de izquierda que genera sospechas razonables por la presencia de elementos radicales, incluyendo al Partido Comunista de Chile, en la coalición que lo apoya.

Fue un mal abordaje. Francamente no veo ningún problema con que López se reúna con Kast para discutir asuntos relacionados estrictamente con la política chilena hacia el chavismo y con la migración de venezolanos a Chile. Pero no que haga proselitismo a su favor. Lo ideal hubiera sido que se reuniera con ambos candidatos y se mantuviera neutral para efectos de la campaña. Nos guste o no, Boric pudiera ser el próximo presidente de Chile. Negarse a tender puentes con él es necio. Alinearse explícitamente con su contrincante en una elección hiperpolitizada es peor.

Sobre todo porque, con Kast al mando, lo más probable es que el gobierno chileno siga siendo un aliado de la oposición venezolana, así sea solo porque a Kast le conviene para su propaganda ideológica y no porque sea un demócrata convencido (que no creo que lo sea). Esa certeza no existe con Boric, así que la dirigencia opositora venezolana debería redoblar esfuerzos con él.

No descarto, por supuesto, que López de hecho intentara concretar un encuentro con Boric pero que este lo rechazara. Después de todo, para la izquierda chilena más recalcitrante, que es parte de la base de apoyo a Boric, e incluyendo aquella que se distanció de Nicolás Maduro y compañía, la oposición venezolana es diabólica. Para muestra el ataque a López con huevos en una calle de Santiago. Pero el espaldarazo de López a Kast no apoya tal hipótesis.

Alguien pudiera invocar el pasado apoyo de Boric al chavismo como excusa para no tratar con él. Apoyo que fue manifiesto al menos hasta 2013. Pero hacerlo sin tener en cuenta sus críticas más recientes hacia el régimen venezolano, y sus pares en Cuba y Nicaragua, es cuanto menos manipulador. No digo que creamos ciegamente en el cambio de parecer de Boric. Pudiera ser falso. Un disimulo de campaña. Pero también existe la posibilidad de que sea sincero. A mi juicio, lo correcto sería aproximarse a él con cautela, pero aproximarse al fin. Si no se da el resultado esperado, por omisión no va a ser.

Espero que la dirigencia opositora aprenda la lección. Somos un país urgido de cuanto apoyo nos puedan dar. Las consideraciones ideológicas sobre quien lo ofrezca o pudiera ofrecerlo son secundarias. Solo se debe evitar tomarse de manos con dictaduras, o con gobiernos u organizaciones políticas irremediablemente alineadas con el chavismo (como Podemos en España).

La lección también debe ser para el público venezolano en general. No se ayuda a la causa democrática venezolana en el exterior empaquetándola como un choque entre derecha e izquierda. Es un choque entre democracia y autoritarismo, y así se le debe identificar.

Buscar el apoyo de izquierdistas no es pecado, ni debería ser determinante en decisiones de esta índole cuán a la derecha está un potencial aliado. Dudo mucho que López sea ideológicamente afín a Kast. Tal vez solo creyó que al reunirse exclusivamente con él ganaría puntos con un sector de la base opositora, muy activo en redes sociales, que equivocadamente cree que oponerse al chavismo es ser de derecha y que, ergo, entre más a la derecha, mejor. Craso error. Ser de derecha está bien, pero la derecha no tiene el monopolio sobre la disidencia venezolana.

Sacrificar los intereses del país por cálculos ideológicos internacionales es bastante egoísta. Por favor, no lo hagan.

PS: Le daré unas vacaciones decembrinas a esta columna. Este será su último artículo del año. Nos vemos en 2022. ¡Felices fiestas para todos!

La mediocridad democrática

La mediocridad democrática

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

¿Dónde hubo abstención: en Chile o en Venezuela?
La dirigencia opositora es la responsable de que el oficialismo consolidara su hegemonía territorial y dejara una oposición dividida, derrotada y desmoralizada

 

@victoralvarezr

Las elecciones regionales generan muy poco interés. Son los comicios que registran menor participación en comparación con las parlamentarias y presidenciales. Sin embargo, en las megaelecciones del 21-N votaron 2,5 millones más de electores que en las parlamentarias de 2020. La abstención en los comicios regionales fue de 58 % mientras que en las presidenciales de Chile −que se supone convocan más y celebraron el mismo día que las megaelecciones de Venezuela−, la abstención fue de 53 %. ¿Entonces dónde hubo abstención?

Lograr una participación de 42 %, no muy lejos del 47 % que votó en las presidenciales de Chile, es una señal muy importante en un país que viene de escuchar insistentes llamados a la abstención. Han sido cinco años en los que los partidos más importantes de la oposición repitieron una y otra vez que “en Venezuela se vota, pero no se elige”, que “dictadura no cae con votos”, que “participar en las megaelecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”. Desacreditaron la institución del voto, al árbitro electoral y a la propia la ruta electoral. Por si fuera poco, se postularon muchos candidatos mediocres e impresentables que se dedicaron a atacarse y descalificarse entre ellos mismos, desestimulando al elector.

Una oposición dividida y debilitada −a pesar de competir con los candidatos de un gobierno rechazado por el 80 % de la gente−, no logró los resultados que el país descontento esperaba. Pero no hay ninguna sorpresa. Se sabía que el gobierno ganaría la mayoría de los cargos. Sus candidatos obtuvieron 20 de las 23 gobernaciones y 205 de 335 alcaldías. Este resultado es responsabilidad de la dirigencia opositora, no del CNE ni del gobierno. El oficialismo consolidó su hegemonía territorial y dejó una oposición dividida, derrotada y desmoralizada.

Si bien es cierto que la abstención del 58 % favoreció al PSUV, toda vez que sus candidatos habrían sido barridos si el país descontento hubiese ido a votar masivamente por candidaturas unitarias, la dispersión del voto opositor fue lo que realmente sentenció el triunfo de los candidatos del gobierno. Al revisar los números se comprueba que −en al menos catorce estados− al candidato de la oposición que llegó de segundo le hicieron falta los votos del opositor que llegó de tercero para poder llegar de primero y ser proclamado gobernador.

Los principales partidos de la oposición tenían la posibilidad de empezar a construir una alternativa al chavismo desde las alcaldías y gobernaciones, de cara a las elecciones presidenciales de 2024, pero no lo hicieron. Querían ganar gobernaciones y alcaldías pero postularon varios candidatos para el mismo cargo. Se impusieron sus ambiciones personales por ser gobernador, alcalde, diputado o concejal y subordinaron el interés nacional.

Con candidaturas unitarias y el mismo porcentaje de participación, un candidato único y unitario de la oposición habría doblado la votación del candidato del gobierno en cada estado y municipio.

Por lo tanto, la principal causa de la derrota de la oposición no fue la abstención sino la división del caudal electoral del país descontento y opositor.

Cinco años llamando a la abstención causaron mucho daño a una oposición conformada por micropartidos nacionales y regionales que −al abstenerse de participar en las pasadas elecciones presidenciales, de gobernadores, alcaldes y diputados−, descuidaron el fortalecimiento de sus estructuras organizativas y no tuvieron con qué enfrentar la poderosa maquinaria electoral oficialista que corre con ventaja al poner a su favor los medios públicos.

La abstención de 58 % les habló duro a las élites políticas. La gente no se sintió estimulada a votar por unos candidatos que no interpretan bien las necesidades de la ciudadanía. Hay una abstención que no responde al voto castigo, sino al alto porcentaje de electores que sencillamente no se sienten convocados por una diatriba política que no da respuestas a su clamor.

A la Venezuela a la que no llegan los subsidios del gobierno ni ningún dirigente opositor, a esa Venezuela olvidada por los políticos también se le ha olvidado la política. Esa Venezuela desgastada y exhausta en la lucha por su sobrevivencia fue la que no salió a votar. Paradójicamente, ese país decepcionado con una mala práctica política es el caldo de cultivo para la emergencia de una nueva propuesta que los interprete, entusiasme y movilice. Quienes no votaron volverán a la política si una nueva generación de líderes nace de sus entrañas e interpreta su sentir.

Revertir el daño a la institución del voto y retomar la ruta electoral es un proceso que apenas comienza. En adelante se impone acumular fuerzas y complementar capacidades y recursos entre el nuevo liderazgo político emergente, los movimientos sociales y las expresiones de la sociedad civil organizada. Cada evento electoral constitucionalmente programado será una oportunidad para organizar y movilizar políticamente a la sociedad, y seguir avanzando hacia una solución democrática, electoral y pacífica del conflicto venezolano.

Escuche en análisis completo aquí: https://n9.cl/uyxh6

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Con un claro favorito, la campaña electoral chilena entra en semana decisiva

Chile Piñera y Bachelet

La campaña presidencial chilena entró hoy en su última semana previa, con el conservador Sebastián Piñera como el favorito para ganar las elecciones del 19 de noviembre y, eventualmente, la segunda vuelta un mes después si es que no alcanza en primera ronda el 50 por ciento más uno de la votación.

Piñera, que ya gobernó entre 2010 y 2014, y otros siete candidatos se disputan los votos de poco más de 14 millones de chilenos habilitados para participar en los comicios, donde el sufragio es voluntario.

«Vamos a ganar esta elección para la que nos hemos preparado durante mucho tiempo», aseguró hoy el ex presidente, quien, de acuerdo con casi todas las encuestas conocidas hasta ahora,ganaría cómodamente la primera vuelta con entre un 40 y 45%, cifra todavía insuficiente para que evite la segunda vuelta programada para el 17 de diciembre si ninguno de los candidatos alcanza la mayoría absoluta.

Es tal la confianza del dirigente conservador que dijo saber desde ya qué es lo que va a hacer «desde el primer día» cuando asuma por segunda vez la presidencia de su país el 11 de marzo de 2018.

«Vamos a transformar a Chile en ocho años en un país desarrollado», dijo el magnate (dueño de una fortuna de 2.700 millones de dólares, según la revista Forbes) en la presentación de su programa de gobierno y encandilar a un sector empresarial y a unos mercados que anhelan su victoria, tras cuatro años de cambios impulsados por la presidenta socialista.

En la eventualidad de una segunda vuelta, Piñera se enfrentaría al periodista Alejandro Guillier, el candidato de un oficialismo que llega fragmentado a estos comicios y a quien los estudios de opinión asignan entre un 20 y un 25%.

El objetivo de Guillier es defender las reformas del gobierno de la Nueva Mayoría, de centroizquierda, de Bachelet. «Vamos a ir a la primera vuelta como una especie de primarias del mundo progresista, pero yo creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos vamos a concurrir a reagruparnos para la segunda vuelta y ahí vamos a entrar a una clara competencia con la derecha», dijo el otrora rostro televisivo.

«Una diferencia de 25 puntos entre uno y otro es una buena diferencia, es muy difícil de alcanzar», admitió hoy José Miguel Insulza, ex secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El también ex canciller, quien es candidato a senador por su partido, el socialista, en una región del extremo norte del país, señaló que en una segunda vuelta se tiene que juntar toda la centroizquierda.

Además de Guillier, en primera vuelta participarán la senadora Carolina Goic, presidenta del Partido Demócrata Cristiano (PDC), la principal formación del oficialismo, que, sin embargo, se apartó del bloque por diferencias internas con algunos de sus integrantes, entre otros con el Partido Comunista.

Los chilenos encontrarán también en la papeleta los nombres de la periodista Beatriz Sánchez, quien representa al Frente Amplio, un conglomerado que reúne, entre otras agrupaciones, a los verdes, humanistas y liberales de izquierda.

También han presentado sus candidaturas el ex socialista Marco Enríquez-Ominami, quien se postula por tercera vez a la presidencia; Eduardo Artés, un ardiente defensor del régimen de Corea del Norte, por el Partido Comunista Acción Proletaria; y el senador Alejandro Navarro, del izquierdista partido País, un declarado aliado del Gobierno venezolano del presidente Nicolás Maduro.

El octavo candidato a la presidencia de Chile es José Antonio Kast, un diputado ultraconservador que admira al régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990).

De llegar a la primera magistratura, Kast propondrá clases de religión en todos los colegios públicos del país y derogará una ley de aborto en tres causales aprobada recientemente, entre otras iniciativas.

Junto con las elecciones presidenciales se renovará por completo la Cámara de Diputados, que sube de 120 a 155 miembros, y parcialmente el Senado, que aumenta de 38 a 50.

El presidente que llegue el próximo 11 de marzo a La Moneda recibirá un país con una economía en alza, impulsada por la subida de los precios del cobre (tras años de caídas), que llevó al principal productor mundial del metal rojo a un crecimiento medio del 1,8% en los años de mandato de Michelle Bachelet.

La actual presidenta llevó a cabo un ambicioso plan de reformas, entre ellas la educativa, que instaló un sistema progresivo de gratuidad en la educación superior. Aprobó la unión civil, que beneficia a las parejas homosexuales, y el aborto terapéutico.

*Con información de agencias dpa y AFP