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Denuncian requisa violenta en El Rodeo tras video difundido por un preso político
Familiares se acercaron a El Rodeo, donde les notificaron que la entrega de paquetería se encontraba suspendida

El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) denunció que el martes, 30 de agosto, se ejecutó una requisa violenta en el Internado Judicial El Rodeo, ubicado en el estado Miranda.

A través de una nota de prensa, la ONG señaló que en un video difundido en redes sociales,  un preso político denunciaba tener su boleta de excarcelación desde hace 11 meses y no ha sido liberado.

«No me dan respuesta por ningún medio. Me siente secuestrado hace 11 meses con esta boleta de libertad», señaló el hombre.

Según dijo el preso político, le indicaron que eso estaba en manos de la ministra de Servicios Penitenciarios, Mirelys Contreras.

Al respecto, el OVP alertó que, sin transcurrir ni siquiera 12 horas de la difusión del video, los familiares del preso político comenzaron a recibir pedidos de ayuda.

Presuntamente, indicó la ONG, funcionarios del Grupo de Respuesta Inmediata (GRI) del ministerio de Servicios Penitenciarios ingresaron «intempestivamente a las celdas para realizar una requisa».

 

Durante esa situación, a los privados de libertad por motivos políticos los despojaron de artículos personales como ropa, ventiladores e incluso, les quitaron sus medicinas.

Familiares se acercaron a El Rodeo, donde les notificaron que la entrega de paquetería se encontraba suspendida, así como también se enteraron de que «presuntamente los requisados se encontraban desnudos en el patio del penal».

Ante esa situación, el OVP recordó que cada vez son más las personas que permanecen tras las rejas, aún cuando tienen los recaudos para salir en libertad y su boleta de excarcelación.

«Desde el OVP repudiamos enfáticamente este accionar por parte de las autoridades carcelarias, donde en vez de solucionar la crisis en la institución, castigan y condenan a los que exigen sus derechos», señaló el OVP.

En El Rodeo III pagan en dólares para que familiares puedan ingresar paquetes
En algunos casos el preso debe pagar hasta $1 para tener acceso a los paquetes enviados por sus familiares

El sistema penitenciario en Venezuela no tiene excepciones en lo que se refiere a la vulnerabilidad de los derechos humanos. La única manera de conseguir “beneficios” o condiciones mínimas de reclusión es pagando sumas en dólares que muy pocos suelen tener.

En comunicación con familiares de privados de libertad del Internado Judicial El Rodeo III, ubicado en la ciudad de Guatire en el estado Miranda, el equipo del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) pudo conocer las tarifas que se manejan dentro del penal para tener acceso a visitas, paquetería e incluso traslados.

A pesar de ser uno de las pocas cárceles que permite el ingreso de alimentos diariamente y que además pueden llevar comida cruda, el “pranato” coordina la distribución de estos alimentos y en algunos casos el preso debe pagar hasta $1 para tener acceso a los paquetes enviados por sus familiares. La comida debe ser separada en envases transparentes, mientras hay alimentos como el azúcar o jugos que están prohibidos.

Uno de los mayores retos en el tema de la alimentación es que muchos de los presos están recluidos lejos de su tierra natal, por esto mismo a sus familiares se les dificulta llevarles comida a diario por temas de dinero, restricciones de movilidad por la cuarentena obligatoria y distancia.

Muchas veces la paquetería debe ser administrada por el preso para una semana entera o hasta 15 días, pero la capacidad del familiar de llevar esa cantidad de alimentos es limitada, ya que viajan en transporte público hasta el penal.

El privado de libertad que no reciba suficientes productos para cubrir sus necesidades diarias hasta la próxima entrega, debe sobrevivir con el “menú” que les brinda el centro penitenciario, que consta de una o dos a comidas al día, basados en agua de avena o pasta sin ningún tipo de proteínas.

Esto ha abierto el negocio entre reclusos dentro de El Rodeo.  Las ventas pueden ir desde unas catalinas o hasta un pequeño menú; la catalina cuesta 3 millones de bolívares y un plato de comida (dependiendo de lo que el preso tenga a disposición para vender) puede tener un costo de hasta tres dólares.

Quien no tenga la manera de conseguir dinero para pagar por comida o no cuente con el apoyo de algún familiar o amigo, queda a su suerte y condenado a sufrir déficit calórico hasta llegar a la desnutrición, poniéndolo en riesgo de muerte.

La cantidad de presos que no tiene cómo cubrir estas necesidades básicas es cada vez más alta, ya que las condiciones del país son cada vez más difíciles. Familiares relataron que sufren las de Caín para conseguir dinero y poder trasladarse, así como para comprar alimentos suficientes y pagar por agua potable para su ser querido dentro de la cárcel.

En este centro penitenciario, el preso o el familiar deben pagar una cuota por cisternas de agua que permitan abastecer el lugar.

Adicional a esto, se debe conseguir dinero para traslados a tribunales, lo cual tiene una tarifa que va desde los $5 hasta los $50. Todo depende del custodio que esté a cargo, quien no tenga para pagar, se le retrasa su proceso judicial hasta conseguir cómo cubrir este gasto.

Todo esta aberrante situación da indicios suficientes para asegurar que el Ministerio del Poder Popular para Asuntos Penitenciarios no asume ninguna responsabilidad económica, ni logística o apoyo al recluso para establecer un sistema que evite que el castigo del que cruza la ley no sea la privativa de libertad, sino el lugar de reclusión.

Prisiones en Venezuela: pranes y criminalidad revolucionaria

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En mayo de 2011, el líder de 26 años de edad de una pandilla carcelaria dejó en jaque por varias semanas a 4.000 miembros de las fuerzas de seguridad venezolana, respaldados por tanques y helicópteros. Aquella humillación a nivel nacional e internacional llevó al entonces presidente Hugo Chávez a asumir una posición diferente, pero que resultó desastrosa, frente al sistema penitenciario.

Escrito por Unidad Investigativa sobre Venezuela de InSight Crime

 

Con más de 4.700 presos, en el año 2011 la cárcel de El Rodeo era una de las más grandes del país. Los disturbios en mayo de ese año comenzaron como una riña entre pandillas carcelarias rivales. Los líderes de las pandillas, conocidos como los «pranes» de Rodeo II, destronaron a un pran de Rodeo I, las instalaciones vecinas. Se trataba entonces de un cambio de «carro», como se denomina a la estructura de gobierno criminal en las cárceles. Pero aquel no fue un simple motín con patadas y palizas; se trataba más bien de una verdadera batalla con armas automáticas y semiautomáticas.

Las autoridades penitenciarias pidieron refuerzos. En total, 3.000 miembros de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), 400 paracaidistas y un contingente de la policía militar fueron desplegados en el caluroso estado de Miranda, a sólo 40 kilómetros al este de Caracas. El 17 de junio los soldados atacaron. Esto desató una batalla. Cuatro presos murieron y varios soldados resultaron heridos. El ejército logró tomar el control de Rodeo I, el edificio más cercano a la carretera principal. La devastación de las instalaciones penitenciarias parecía sacada del centro de Alepo.

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(Transmisión en televisión de la cárcel El Rodeo durante  los disturbios de 2011)

Al interior de Rodeo I, las autoridades encontraron 20 pistolas semiautomáticas, 7 rifles de asalto, 5 escopetas, 8 granadas, 5.000 balas, 45 kilos de cocaína y 12 kilos de marihuana.

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(Las autoridades venezolanas exhiben las armas incautadas tras el motín en El Rodeo en 2011)

Rodeo II —el bloque detrás de Rodeo I donde hay más de 1.200 presos— resultó ser mucho más difícil de controlar. Allí los presos estaban mejor organizados bajo la dirección de su pran, un hombre llamado Yorvis Valentín López Cortez, alias «Oriente», de sólo 26 años de edad. Las autoridades temían que continuara una batalla sin cuartel. Para entonces los medios de comunicación ya habían llegado y las cámaras mostraban los enfrentamientos desde todos los ángulos.

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(Yorvis Valentín López Cortez, alias «Oriente»)

Las negociaciones con los presos de Rodeo II comenzaron el 21 de junio. Oriente hablaría en representación de los presos. el gobierno envió al pastor evangélico José Argenis Sánchez (quien antes se dedicaba a vender autos de segunda), acompañado de Ronald Gregorio García Tesara, alias «Satanás», miembro de «La Piedrita», uno de los grupos patrocinados por el Estado que actuaban como brigadas de choque del régimen chavista. Se suponía que este par de agentes, «uno bueno y otro malo», haría a los presos entrar en razón. El agua y la electricidad de la prisión habían sido cortadas. El calor era insoportable. Después de dos días de conversaciones, lo único que las autoridades lograron obtener de los presos fueron cuatro cadáveres putrefactos que sacaron de la prisión. No se sabía exactamente qué era lo que querían; de lo que no había duda era de su tono agresivo.

«Nos engañan con líderes evangélicos que no conocemos. Nosotros no vamos a hablar con gente que no nos genere confianza. Esta es una guerra y vamos a luchar”, decía Oriente.[1]

Al gobierno le tomó 27 días restablecer el control de El Rodeo. Las cifras oficiales hablan de 23 muertos y 70 heridos —pero la realidad es quizá hayan sido muchos más—. Sólo se logró tomar control de la prisión después de que Oriente escapó, tal vez  logró cruzar la malla de acero que rodea la prisión. Según algunos rumores, el entonces ministro de Interior y Justicia, Tareck El Aissami, quien actualmente es el vicepresidente del país, llegó a un trato para dejar a Oriente en libertad a cambio de que pusieran fin a los enfrentamientos. También hubo denuncias de que la GNB se retiró por órdenes de sus superiores.[2] Oriente fue recapturado posteriormente, pero luego escapó de otra prisión en diciembre de 2016.[3]  

 

Asesinan a hijos de funcionaria de Polizamora en Guatire

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Dos adolescentes de 13 y 16 años de edad, hijos de una efectiva de la Policía municipal de Zamora, fueron ultimados en el barrio Terrazas de El Rodeo ubicado en Guatire, estado Miranda.

Los cuerpos de los jóvenes fueron hallados por vecinos de la zona y presentaban varios impactos de bala.

Las autoridades especulan que los antisociales esperaron a la que uniformada saliera de su casa para perpetrar el crimen.

El periodista de sucesos Deivis Ramírez dio a conocer la información a través de su cuenta en Twitter:

 

 

 

Tras el hecho, se desplegó un fuerte dispositivo de seguridad entre Polizamora, Poliplaza, Policía Nacional Bolivariana, Guardia Nacional Bolivariana y Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), que se mantenía para la hora (9:00 am).

El Eje de Homicidios Guarenas, adscrito al Cicpc, hizo la remoción de los cadáveres que presentaron varios impactos de bala.

Se presume que el doble homicidio de los menores fue por retaliaciones contra la funcionaria, quien tiene más de 10 años de servicio en Polizamora.

El anexo arte / contemporáneo inaugura “La batalla de el Rodeo”

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Desde el 14 de febrero hasta el mes de marzo, El Anexo/Arte Contemporáneo presenta la exposición “La Batalla de El Rodeo”, individual de Linda Philips, quien yuxtapone dos acontecimientos de significado opuesto que gravitan sobre un mismo lugar. De un lado, la “Batalla de El Rodeo”, librada por el General independentista José Francisco Bermúdez el 12 de mayo de 1821 contra el ejercito realista. Del otro lado, el motín protagonizado por los reos de la cárcel de El Rodeo y la consecuente respuesta de un contingente de efectivos militares en  2011.

La propuesta se origina en una controvertida coincidencia según la cual un sitio de memoria es también el emplazamiento de una sórdida trama de presos amotinados, autoridades incompetentes y civiles en riesgo. Así, mientras la historia nos recuerda las glorias de antaño, la contemporaneidad se debate en el torbellino de una realidad ominosa.

Conformada por un vídeo, una fotografía, telas estampadas y material documental, la muestra de Philips establece un contrapunteo entre el pasado y el presente, conjugando tiempos y narrativas inversas donde se cruzan documentos históricos  y testimonios actuales.   

En la exposición La Batalla de El Rodeo, la memoria y la actualidad sostienen una relación de figura y fondo que transcurre en medio de una escenografía sobre la que se recortan las audacias de héroes y antihéroes. El crimen y la ley parecen no tener una frontera divisoria; así como tampoco hay una distinción muy clara entre la acción ejemplar y la transgresión de las normas.

La muestra “La Batalla de El Rodeo” estará abierta al público hasta el mes de marzo, de martes a viernes de 11 a 4 pm y los domingos de 11 am a 2 pm.

 

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