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“El Chacal” está convencido que volverá Venezuela a tomar el poder

 

El terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, Carlos “el chacal”, está convencido de que pese a las tres condenas a cadena perpetua que cumple en Francia “volverá a Venezuela a tomar el poder”, según la periodista francesa Sophie Bonnet, que durante cuatro años le ha visitado en la cárcel.

“No cree que va a terminar su vida en prisión” porque confía en que su suerte va a cambiar, explica en una entrevista a Efe Bonnet, que acaba de publicar un libro sobre sus conversaciones con este hombre de 68 años que se considera un revolucionario profesional.

La periodista insiste en que, en contra de lo que pudieran dar a entender esas esperanzas inverosímiles, “no esta loco”. Y para justificarlo recuerda que cuando la expolítica colombiana Ingrid Betancourt fue secuestrada por la guerrilla de las FARC (de 2002 a 2008) se planteó su intercambio por “Carlos”.

En el libro “Salutations révolutionnaires” (Saludos revolucionarios), Bonnet explica que “el Chacal” le anunció que en cuanto vuelva a su país “eliminará a más de 1.000 personas en unos días con el apoyo del pueblo”, que ya tiene una lista preparada y que las cosas “volverán a ponerse en su sitio”.

Ramírez Sánchez también le confesó su implicación en los atentados que organizó cuando en los años 70 y 80 era el símbolo del terrorismo internacional y el rastro que dejó: “83 personas asesinadas con sus propias manos y más de 2.000 con sus tropas”.

Una confesión a la que siempre se había resistido ante los tribunales que le han juzgado. Para Bonnet, se la hizo a ella “porque estaba seguro” de que no saldría de las paredes del locutorio de la cárcel de Poissy, en la región de París, en la que está internado.

El venezolano esperaba que le escribiera una hagiografía aunque sabía quién era ella y lo que hacía -llevaba una libreta para anotar sus conversaciones- porque “desde el principio” sentía que la tenía dominada.

Por eso ahora no descarta que “Carlos” intente llevarla a los tribunales por esta crónica de las entrevistas mantenidas, una vez al mes, entre mayo de 2014 y este último verano y para la que se está negociando su edición en español. También ha hecho un documental para televisión que se ha emitido en Francia esta semana.

La periodista afirma que Ramírez Sánchez “no se cuestiona nunca” su historia sangrienta ni quiere entrar en las zonas de sombra, como el dinero que se quedó del rescate por el secuestro de los ministros de la OPEP en Viena en diciembre de 1975.

En cuanto a quienes sufrieron sus atentados aunque fuera por estar en el lugar y momento equivocados, “sólo tiene desprecio por ellos, dice que son víctimas colaterales”, que él participaba en “una guerra” y que únicamente el 10 % eran inocentes.

Esa actitud queda ilustrada en el libro, entre otras cosas con una conversación que un día escuchó entre “Carlos” y un funcionario de prisiones que le preguntaba si haría lo mismo si aquellos a los que mató volvieran a vivir.

“Se me ha pasado la edad. Ahora voy a volver a Venezuela y limpiar el país. Hay que eliminar la escoria”, le respondió.

El terrorista venezolano fue capturado en Sudán en agosto de 1994 en una operación de los servicios secretos de Francia, donde se encuentra encarcelado desde entonces.

Allí ha recibido tres penas de cadena perpetua: una por asesinar en París a dos agentes secretos franceses y un confidente, en 1975; otra por cuatro atentados en Francia, en 1982 y 1983, en los que murieron once personas y unas 200 resultaron heridas; y la última por un atentado en una galería comercial de París en 1974 en la que hubo dos muertos y una treintena de heridos.

Bonnet pone el acento en que Ramírez Sánchez “es un gran seductor” que ante todo “quiere que lo admiren”. Él mismo afirma que tiene escritas sus memorias, bien guardadas, que sólo se publicarán cuando muera y que le darán todavía más fama, así como mucho dinero a sus hijos.

Claves para entender a Carlos Illich Ramírez, El Chacal

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Antes que el actor Edgar Ramírez interpretara el papel de «El Chacal» en la película del mismo nombre, una gruesa cifra de personas en Venezuela no conocía quien era Ilich Ramírez Sánchez. Apodado «Carlos» por sus camaradas de izquierda revolucionaria, el nacido en el estado Táchira recibió este martes su tercera condena a cadena perpetua por un atentado en París en septiembre de 1974 en el que murieron dos personas y otras 34 resultaron heridas.

Ramírez purga condena desde 1994 en Francia y todo parece indicar que le faltaran varias vidas para cumplir su castigo. Aquí presentamos varias claves para entender el pasado, presente y eventual futuro del famoso terrorista, villano para algunos, héroe para otros e icono pop para el resto.

1.- Illich nació en Michelena en 1949 y es hijo del abogado José Altagracia Ramírez Navas, militante del Partido Comunista de Venezuela, cuyo amor profeso por la ideología de izquierda le llevó a nombrar a sus otros dos hijos Lenin y Vladimir, este último dedicado a laborar en la defensa de su hermano.

2.- Luego de pasar por el Liceo «Fermín Toro» en Caracas, Ramírez acude a la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, en Moscú, de donde fue expulsado por conducta inapropiada. Se traslada a Jordania y allí comienza su formación como activista de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina). Su convicción antisionista le otorga notoriedad entre los colegas. Sangre fría, desprecio por Israel y el imperialismo serán sus sellos de marca.

3.- En 1975 participa en el homicidio de tres personas en París, incluidos dos policías, hecho por el cual le condenaron a su primera cadena perpetua en diciembre de 1997. También en 1975 organiza el secuestro a miembros de la Opep (Organización de Países Exportadores de Petróleo) en la sede de Viena, hecho por el cual adquiere popularidad a nivel mundial. Uno de los rehenes era Valentín Hernández Acosta, ministro petrolero del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, quien junto a delegados de otras naciones fue trasladado a Argelia y posteriormente liberado.

4.- Un periodista inglés del periódico «The Guardian» le bautizó “El Chacal”, luego que consiguieran entre sus pertenencias el libro «El día del Chacal» de Frederick Forsyth, novela sobre un ficticio asesino profesional que es contratado para matar a Charles de Gaulle, presidente de Francia, a comienzos de la década de los sesenta.

5.- En agosto de 1994 fue secuestrado en Sudán por un comando de agentes franceses encubiertos y trasladado a París. En diciembre de 2011 fue condenado a su segunda cadena perpetua por la muerte de once personas, haber herido a otros 150 y producir cuantiosos daños materiales en cuatro hechos distintos: un tren que cubría la ruta Toulouse-París, un carro bomba frente a la sede de la revista Al Watan Al Arabi, un ataque contra una estación ferroviaria en Marsella y otro también en un tren en Tain.

6.- «Carlos» es primo de Rafael Ramírez Carreño, ex ministro de Energía y Minas, ex presidente de Pdvsa y actual representante de Venezuela en la ONU y en el libro «El Palestino» del español alias «Antonio Salas» se maneja que es tío del comentarista deportivo, Carlos Mauricio «Toma Papá» Ramírez.

7.- En reiteradas oportunidades, el fallecido presidente Hugo Chávez, alabó la figura de «Carlos» y le consideró un «líder revolucionario». «No me arrepiento de nada, arrepentimiento es un concepto religioso. Yo no digo que nunca haya pecado. Pero en la lucha militante revolucionaria, no. Uno es mujeriego, le gusta beber caña, ron, buen vino, y ahora que soy musulmán, no debería hacerlo: de hecho, no lo hago porque estoy preso», dijo Ramírez en una entrevista concedida al periódico español El País.

8.- La vida de Ramírez inspiró la producción del largometraje»Carlos» dirigida por el francés Olivier Assayas (Paris, je t’aime). Fue una miniserie con una versión editada para televisión que obtuvo notoriedad en Cannes y consiguió dos nominaciones a los Globos de Oro, una de ellas para el venezolano Edgar Ramírez por su interpretación de «El Chacal». El también tachirense obtuvo otra postulación para el Emmy y un premio César al Mejor Actor Más Prometedor. «Fue una película muy compleja porque se trata de un personaje con un alto nivel de contradicción, que tuvo un papel muy contundente durante el período de la Guerra Fría», dijo el intérprete en ese entonces.

 

Francia condena a El Chacal a cadena perpetua por un atentado en 1974 en París

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La justicia francesa condenó hoy al terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, alias «Carlos» o «El Chacal», a cadena perpetua por un atentado en París en septiembre de 1974 en el que murieron dos personas y otras 34 resultaron heridas.

El Tribunal de lo Criminal de París comunicó esta tercera condena a cadena perpetua para «Carlos» -que tiene 67 años y está encarcelado en Francia desde agosto de 1994- tras algo menos de cuatro horas de deliberación.

Ex cómplice de El Chacal: Es un asesino de masas con problemas mentales

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“Es un asesino de masas”, sostuvo el jueves el alemán Hans-Joachim Klein sobre su ex compañero de armas Carlos “El Chacal”, juzgado por un tribunal francés más de 40 años después de un atentado en París que dejó dos muertos y decenas de heridos.

Carlos, cuyo verdadero nombre es Ilich Ramírez Sánchez, fue una figura conocida en todo el mundo en los años setenta y ochenta, considerado por unos como el líder del terrorismo internacional y por otros como un revolucionario de leyenda.

Desde el lunes comparece ante un tribunal penal de París por un atentado con granada perpetrado en 1974 contra una galería comercial de la capital francesa. Detenido 20 años después en Sudán por agentes de inteligencia francesa, Carlos, hoy de 67 años, tiene nacionalidad venezolana y se autoproclama «revolucionario profesional».

Ya está cumpliendo dos condenas a cadena perpetua en una cárcel en las afueras de París por un triple homicidio y cuatro atentados en trenes y estaciones de trenes que dejaron once muertos y unos 150 heridos.

Esta vez está acusado de «asesinato e intento de asesinato, daño de propiedad y transporte de material de guerra, en relación a una empresa terrorista» y se enfrenta a una nueva condena a cadena perpetua.

Citado como testigo por la fiscalía en el cuarto día del juicio que se celebra en un tribunal competente para juzgar «actos de terrorismo», Hans-Joachim Klein, ex miembro de las células revolucionarias alemanas, se mostró severo respecto a su otrora compañero de armas.

“En mi opinión Carlos es un asesino de masas, con problemas de salud mental”, zanjó Klein en respuesta a una pregunta del presidente del tribunal François Sottet. Klein, alias «Angie», participó y llevó a cabo entre 1974 y 1976 varias operaciones armadas bajo la dirección de Carlos.

Entre éstas figura la espectacular toma de rehenes de la OPEP en diciembre de 1975 en Viena durante una reunión de ministros del Petróleo que dejó tres muertos.

Contradicciones

El testimonio de Klein es uno de los elementos claves de la acusación. Según este alemán de 69 años, que aún no conocía a Carlos en el momento del atentado contra la galería parisina ubicada en el bulevar Saint-Germain, el sudamericano le contó años más tarde que fue él quien cometió el ataque.

Para la fiscalía, el atentado estaba conectado con una toma de rehenes en curso en la embajada de Francia en La Haya.

Un comando del Ejército Rojo Japonés, grupo ligado al Frente de Liberación de Palestina (FPLP) (del que Carlos formaba parte) realizó esta toma de rehenes para exigir la liberación de uno de sus miembros detenidos en París.

“Carlos me contó que lanzó la granada para que liberaran al japonés detenido en París”, dijo Klein.

“Me dijo que pensaba lanzar otras contra teatros o cines si no lo liberaban”, agregó este hombre delgado y canoso, vestido con una chaqueta de jean desgastada, que habla con un fuerte acento alemán.

“Es lo único que me contó, pero no tengo ninguna prueba”, señaló este “arrepentido”, que se instaló en Francia después de haber cumplido una pena de cárcel en Alemania por la toma de rehenes de la OPEP.

Sin embargo, durante la audiencia, Klein no logró determinar cuándo y dónde Carlos le hizo estas confidencias, lo que fragilizó su testimonio.

“Quiero ayudar, pero después de tanto tiempo es difícil”, se justificó este sexagenario, pidiendo disculpas al tribunal.

En cambio, relató sin problemas su primer encuentro con Carlos en marzo 1975 en un apartamento parisino colmado de armas, donde “El Chacal” le mostró cómo utilizar una pistola ametralladora Skorpion.

El Chacal acudirá nuevamente a juicio por atendado en 1974

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En momentos en que Francia está confrontada desde 2015 a una serie de atentados islamistas, la justicia se dispone a remontar en el tiempo hacia otros años de «plomo», los de las décadas de 1970 y 1980, cuando Europa sufría acciones terroristas antiimperialistas en nombre de la causa palestina.

«El Chacal», de 67 años, figura del terrorismo internacional de esa época, será juzgado durante tres semanas en París por un tribunal especialmente constituido por magistrados, por el atentado más antiguo que le reprocha la justicia francesa. Será el último por el que comparecerá en Francia.

La tarde del 15 de septiembre de 1974, dos personas murieron y 34 resultaron heridas por la explosión de una granada lanzada en el interior de la tienda Drugstore Publicis, en pleno centro de París.

Carlos, encarcelado en Francia desde su detención en Sudán por la policía francesa en 1994, ha sido condenado ya dos veces a cadena perpetua por el asesinato de tres hombres, entre ellos dos policías en 1975 en París, y por cuatro atentados con explosivos que dejaron 11 muertos y 150 heridos en 1982 y 1983, en París, Marsella y en dos trenes.

«Las víctimas esperan desde hace tanto tiempo que Carlos sea declarado culpable y condenado, sus heridas jamás se cerrarán», dice el abogado Georges Holleaux, que representa a 18 de las 30 partes civiles del proceso, entre ellas las viudas de los dos hombres muertos en el atentado.

“¿Qué interés tiene celebrar este juicio tantos años después de los hechos? Es algo extravagante (…)” denuncia por su parte la abogada de Carlos, Isabelle Coutant-Peyre, y recuerda que su cliente niega los hechos por los que es juzgado, en particular los “asesinatos en relación con una empresa terrorista”.

Este juicio es cuestionado por la defensa, que alega la prescripción de los hechos. Pero tras una batalla legal, la justicia rechazó el argumento al estimar que esta prescripción fue interrumpida por los actos de procedimiento llevados a cabo en los demás casos en que está implicado Carlos, pues los hechos “se enmarcan en la perseverancia de un compromiso terrorista”.

En entrevista a fines de 1979 a la revista Al Watan Al Arabi, Carlos reconoció haber lanzado la granada. Sin embargo luego negó haber concedido esta entrevista.

Para la fiscalía, el atentado de París se enmarcó en el contexto de una toma de rehenes que se perpetró en la embajada de Francia en La Haya. Un comando del Ejército Rojo Japonés (ERJ), emanación del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) (en el que Carlos era miembro de la rama “operaciones especiales”) exigía la liberación de uno de sus miembros arrestado en el aeropuerto parisino de Orly dos meses antes.

Este hombre portaba documentos sobre proyectos de secuestro, con demandas de rescates, de directores de filiales de empresas japonesas establecidas Europa, para financiar al ERJ.

Promotor de la toma de rehenes de La Haya, Carlos habría tomado la iniciativa de lanzar la granada en París para doblegar al gobierno francés. Lo consiguió. El detenido japonés fue liberado y se pudo reunir en Adén (Yemen) con los demás miembros del comando de La Haya.

La acusación se basa también en los testimonios de antiguos compañeros de ruta de Carlos, entre ellos el exrevolucionario alemán Hans-Joachim Klein, a quien el venezolano habría confiado querer “presionar para que se libere al japonés”.

Los investigadores también reconstituyeron el circuito de la granada utilizada en el atentado, que procedía del mismo lote (robado en 1972 en un campamento militar estadounidense) que las usadas por los secuestradores de La Haya, o la descubierta en París en el domicilio de la amante de Carlos.

La Internacional Terrorista parte I Por Nelson Castellano-Hernández


“Bucarest (AP) – El terrorista Venezolano Ilich Ramírez Sánchez, ha sido acusado de Crímenes contra la Humanidad en Rumania, una cuenta de Banco a su nombre ha sido descubierta. El General Dan Voinea declaró “la red podría estar todavía activa en Rumania.”… “Está acusado de haber cometido diversos actos terroristas en Francia y en Alemania, bajo las órdenes del antiguo dictador comunista rumano Nicolai Ceaucesco … los medios de comunicación han publicado que había sido empleado por Ceaucesco para explotar los locales de Radio Free Europe en febrero de 1981”.

Carlos abunda en explicaciones: “Mis ideales se mantienen firmes e incólumes. Pionero de la lucha armada a través de las fronteras, he marcado caminos para el combate anti-imperialista y anti-sionista, he ayudado a formar dos generaciones de combatientes internacionalistas; soy uno de los últimos sobrevivientes de los comandos de choque internacionales de la resistencia Palestina y el único soldado que haya ascendido a altas responsabilidades organizativas políticas y militares”.

Ilich formó una de esas redes. Muchos no siguen activos, unos evolucionaron por caminos democráticos; otros desaparecieron o se diseminaron formando una estructura descentralizada, algunos se encuentran retirados, pero existe un núcleo reciclado que han perfeccionado y modernizado sus métodos de trabajo, o que están a la espera de nuevos contratos. Tenía el deber de investigar e alertar, mostrar la organización que había sido capaz de crear.

Si en los años 80 había logrado aterrorizar el mundo, imagínense lo que realizaría, si viniera a Venezuela con apoyo del Gobierno Bolivariano.

En 1979 Carlos establece su centro de operaciones detrás de la cortina de hierro, donde recibe colaboración de diversos países: residencias, armas, transporte, cobertura legal, pasaportes; todo lo cual facilita realizar transacciones dedicadas al tráfico de armas y a contratos petroleros.

La desaparecida República Democrática Alemana, organiza un servicio encargado de vigilar los grupos terroristas. Con la caída del muro de Berlín se abrieron al mundo los archivos de los Servicios de Seguridad de la Alemania del Este, la Stasi, veamos lo que revelan. Contienen información fechada entre 1978 y 1989. Los documentos hacen referencia a una organización designada bajo diferentes apelaciones: “Organización Revolucionaria Mundial” o “Internacional”, constituida y dirigida por Carlos. La Stasi adoptó un nombre de código para designar el grupo: “Separat”. De los documentos se desprende que los servicios responsables de vigilar sus actividades, utilizaban controles de entradas y salidas de todos los miembros, centralizaban la información, identificaban los individuos que utilizaban más de una identidad, controlaban sus solicitudes de visa, con sus respectivas fotografías.

Transcribian conversaciones grabadas, registraban los locales en ausencia de sus ocupantes, recogiendo y reproduciendo documentos que aparecen en los archivos.

La coperación entre Servicios, permitió reunir información de Hungría, Polonia, Rumania, la antigua Checoslovaquia, Bulgaria y la Unión Soviética y revelan un alto nivel de intercambio y cooperación entre los miembros del Pacto de Varsovia. El estudio revela la amplitud de la red creada.

Según la Stasi, Carlos está dotado de una personalidad caracterizada por un sentimiento de superioridad. Posee un comportamiento de reacciones imprevisibles. No acepta las contradicciones y no se controla, no se excluyen reacciones de orgullo o de venganza de su parte. Carlos posee un comportamiento insondable, nervioso y espontáneo.

Se evoca también el tren lujoso y su gusto por darse la gran vida, los productos costosos. Sus motivaciones políticas serían superficiales. Sus objetivos políticos son calificados de pseudo-revolucionarios. Según los funcionarios hablaba mucho de comunismo y de revolución mundial, sin verdaderamente manejar la materia y en ocasiones con cierta confusión. El informe precisa que su cultura política e ideológica es muy superficial: “Carlos se define como marxista y como comunista pero con una visión simplista y en parte errónea”.

Relaciones suramericanas

Ligia María Milán Rojas (Maturín), alias Lucía: Profesora en Curaçao. Acompañó a su amiga Elba Sánchez de Ramírez durante su viaje a Budapest. Según los archivos Ilich tuvo la intención de utilizarla por sus facilidades de desplazamiento; los húngaros hacen referencia a la interesada en sus viajes a Europa en 1982, Zurich, Viena e Italia. La Stasi. precisa que era susceptible de ser enrolada como correo de la organización para América Latina; fue puesta en contacto con Schneppel, miembro del grupo de la Células Revolucionarias de la Alemania del Oeste, esa reunión se celebró en Berlín del Este.

Nancy Sánchez Falcón (Caracas), alias: Sheila, Eva, o Evita: Antigua amiga de Carlos citada en el expediente de la calle Toullier, Francia. En 1980, los húngaros señalan que ella retoma contacto con él en Budapest, tuvo una estadía en Berlín proveniente de Praga. Según los archivos residía en Venezuela. La Stasi evoca los contactos que ella mantenía con Carlos, quien residía en Irak, por intermedio de un diplomático Iraquí que se encontraba de servicio en Venezuela; tiempo después los iraquíes rompieron el contacto. Según las mismas fuentes Sánchez Falcón estaría ligada a los Servicios de Inteligencia Cubanos; estaba considerada como una combatiente segura y eficaz. En 1981 realiza varias estadías en Budapest para encontrarlo, bajo la falsa identidad francesa: Adolphine Barbieux, Un viaje proveniente de La Habana merece ser destacado el 12.09.1981. Los documentos señalan su rol como sostén del grupo de América Latina y precisan que Carlos le había confiado la misión de los contactos con los cubanos.

María Teresa Lara Santa María (El Amparo): Aparece en el entorno de Ramírez Sánchez, en el marco de la investigación del caso de la calle Toullier. Como Sánchez Falcón reinicia contactos con él en enero de 1980, durante una estadía en Budapest; en la época utiliza un pasaporte falso a nombre de Andre Jarre, de nacionalidad francesa; la interesada aparece como responsable de contactos del grupo.

Andréu Delmont (Caracas), alias Richard: Aparece citado en los archivos húngaros como correo, operando desde América del Sur; realiza reuniones con miembros del Grupo, en Berlín en Octubre de 1980.

Pablo Marcial Medina Carrasco (El Tocuyo-Lara): Sólo aparece citado por haber sido presentado a Ilich, en Marzo de 1980, supuestamente afín de ingresar en las filas de la organización; el interesado viaja especialmente de Venezuela a Budapest para encontrarlo; el estudio global de los archivos no ha permitido descubrir otros elementos sobre la integración de esta persona en el grupo.

Alfredo Maneiro González (Caracas), alias Alfredo González: Se desplazó a Budapest para encontrar a Ilich el 23.08.1980. Según los archivos húngaros el interesado ere gerente de los asuntos del grupo Cuba. Tuvo una estadía en Berlín del Este, en septiembre de 1980 y en la reunión con Ilich los archivos evocan una discusión sobre las actividades de grupos terroristas en América del Sur.

Nabil Nasser: Representante de un grupo suramericano con base en Caracas.

De los documentos se infiere que Ramírez  Sánchez, conservó nexos privilegiados con sus contactos en América Latina, a través de las personas pre-citadas, con base en Venezuela, Cuba y en el caso de otros, como Silva Masmela y Abdul Karim Suleiman, en la isla de Curaçao. Las notas señalan contactos con la organización salvadoreña “PRS-ERP” y el “M 19” colombiano; proyectos de aproximación operacional fueron evocados en el seno de esas organizaciones y Carlos, sin embargo no existen detalles de esa colaboración.

Relaciones con Cuba

Las relaciones entre Carlos y los Servicios Secretos Cubanos se mantenían a través de los representantes diplomáticos en los diferentes estados de Europa del Este. El nombre de código del grupo es Maracaibo. Weinrich aparece perteneciente al mismo, junto Al Issawi tuvieron una estadía en Cuba en mayo de 1980. Los contactos sur-americanos del grupo Nancy Sánchez y sobre todo Alfredo Maneiro aparecen en los archivos como contactos de la organización y Cuba. Según los documentos luego de un periodo de enfriamiento en las relaciones, el grupo reanuda los contactos con el gobierno de la isla, designándose como enlace al diplomático Juan Miguel Roque Ramírez, Primer Secretario de la Embajada cubana en Berlín-Este. Los archivos señalan que el diálogo había comenzado entre Al Issawi y el diplomático cubano en agosto de 1983.

Del estudio se desprende que el gobierno cubano se mantenía informado de todas las actividades del grupo y se hace referencia a diferentes encuentros entre sus miembros y el enlace oficial, incluso aparece la solicitud de Weinrich al cubano para ayudarlo a adquirir pistolas-ametralladoras con silenciador. Una nota de la Stasi precisa que Carlos había visitado Cuba a principios de 1984.

Muchos amigos, con buenas intenciones, han querido advertirme sobre el peligro de publicar estas informaciones, demasiados nombres de potenciales enemigos. Puede ser cierto, pero el sentido del deber ha sustituido al diplomático “políticamente correcto”. Si el riesgo es el precio, es también la prueba fehaciente de la realidad de mis afirmaciones y que la unión “Carlos-Chávez” puede resultar una espada de Damocles sobre el continente americano.

A mi manera he tratado de evitar que Hugo Chávez y Fidel Castro en su irresponsable carrera por construir su proyecto totalitario, arrastren a Venezuela hacia la Internacional Terrorista.

  nelsoncastellano@hotmail.com

Siguen apareciendo más historias de Carlos Ilich Ramírez “El Chacal”

QUIEN EJERCIÓ DURANTE UN BUEN TIEMPO el Consulado de Venezuela en París, Nelson Castellano-Hernández describe en este artículo más detalles de sus encuentros con el terrorista venezolano Carlos Ilich Ramírez Sánchez tanto en libertad como en prisión.

Interesante conocer estos detalles no solo para el presente sino para el futuro inmediato.

 

Chávez y el Chacal, Asunto de Estado

Por Nelson Castellano-Hernández – Ex Cónsul de Venezuela en París

 

Mucho tiempo antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, el gobierno francés se inquietaba por sus intereses en Venezuela, en septiembre de 1994: Francia solicita que vigilen a la familia de Carlos. Oficiosamente advierten al país del peligro que existe de que en Venezuela se forme una célula terrorista, que tenga relación con grupos de extrema izquierda y con el narcotráfico y que en algún momento puedan atentar contra los intereses franceses.

Para esa época la posición oficial venezolana no dejaba lugar a dudas, Le representación diplomática velaba por que se respetaran sus derechos humanos y que tuviera un juicio justo, pero no era parte civil del mismo.

Carlos lo aceptaba pero se sentía molesto, “Yo soy el venezolano más famoso del siglo”, me había dicho en una oportunidad, y eso le hacía pensar que merecía honores como tal.

En realidad Ilich Ramírez Sánchez es un reo que purga una primera sentencia de cadena perpetua en Francia por el asesinato de tres personas en Paris en el año 1975 y una segunda a la que ha sido condenado por otra serie de atentados en diciembre del 2011.

 

Mucho se ha dicho y escrito sobre la personalidad de Carlos “con un pie en el lujo y otro en la revolución”*, la “jet-terrorismo, los grandes hoteles, el lujo. Los placeres de la vida a los cuales Carlos se aferra, aún hoy en día, detrás de los barrotes”*.

Klein un activista alemán, quien compartió con Carlos un campo de entrenamiento en el Yemen dice: “Él se preocupaba mucho de su aspecto físico. Iba al pedicurista, al manicurista. Se compraba ropa al último grito de la moda. Cuando utilizaba la sala de baño, duraba horas, se empolvaba como Luis XIV, y cuando salía, estaba tan perfumado como para hacer caer las moscas del techo”*.

Un médico sudanés ha llegado a afirmar que cuando fue arrestado en Khartoum en el hospital fue “por una liposucción destinada a eliminar un exceso de grasa en la cintura”*.

Figura mítica del terrorismo de los años setenta y ochenta, fabricado por la prensa, su nombre está inscrito en la memoria de varias generaciones: Carlos era el terrorista más buscado del mundo hasta que lo destronara Osama Ben Laden, considerado el hombre más peligroso del planeta.

Su esposa islámica, quien es también su abogado, Isabelle Coutant Peyre. En ocasiones utiliza extraños argumentos para su defensa y a menudo se inmiscuye en asuntos de la política nacional venezolana y deja caer que la oposición venezolana contra Chávez es pro-yanqui y que Carlos es “un peligro real para EE UU”. Al respecto afirma: “Él es una persona muy inteligente y hábil para organizar la oposición contra EE UU, y porque tiene excelentes relaciones con los militantes islámicos. Eso lo constituye en un peligro real para EE UU”. Todo eso podría ser discutible. Lo que resulta más chocante es verla una vez más justificar las acciones violentas de Carlos, con argumentos que en otros países otros actores también han causado muertes y violencia por la acción militar. Y afirma: “No tiene sus manos más ensangrentadas que cualquier general de un ejército occidental”. Como si una muerte pudiera justificar otra. Como si el delito del que pudiéramos ser víctima nos exculpara de querer hacer justicia por nuestras propias manos. Toda una apología para responder la violencia con más violencia, extraña teoría de parte de un abogado, que supuestamente debe ocuparse de que por encima del derecho de la fuerza se aplique la fuerza del Derecho.

La gran interrogante que se hace todo el mundo es el porqué? del interés de Chávez por Carlos, en una entrevista respondí que cuando el Gobierno de un país facilita el ingreso de médicos o enfermeras es porque tiene problemas de salud que resolver; pero si lo que desea traer al país es a uno de los terroristas más peligrosos del mundo, es porque necesita de su experiencia en su acción de Gobierno, Carlos representa, para Chávez, el elemento venezolano que requiere frente a una presencia de consejeros paramilitares cubanos que se hace cada vez más numerosa. Sin lugar a dudas el personaje influye el suficiente respeto y temor que el propio Chávez no inspira en Fidel. Poner a la cabeza de esa milicia paramilitar a Carlos puede garantizarle un control más efectivo de la misma. Por otra parte, el Presidente Venezolano no pierde de vista que Ilich podría convertirse en un elemento catalizador frente a los sectores islámicos extremistas, que se han ido formando en Venezuela en los últimos años, además de poseer una innegable experiencia de la acción en el terreno por lo que puede entenderse perfectamente con la guerrilla colombiana. Una ficha importante que podría jugar una posición estratégica en su “Revolución Bolivariana”.

Cuando inicié mi campaña internacional para alertar sobre el peligro de que el petróleo venezolano sirviera para financiar la creación de un bloque anti-imperialista, que continuara la actividad terrorista que había iniciado Castro en los años sesenta, la abogado y esposa “islámica” de El Chacal reitera sus posiciones y señala en el diario español El País, en enero del 2002, la existencia de una conspiración contra Chávez, apuntando como responsables a los servicios secretos de EE UU y Francia, declarando que detrás de mis denuncias existía un proyecto de intereses internacionales. En esa oportunidad afirmó: “Toda esa campaña está alimentada por personas que se encuentran bajo la protección del FBI. Tengo la impresión de que también hay una operación de los Servicios Secretos Franceses”.

Como si yo fuese una especie de “James Bond” latinoamericano, que trabajando para la CIA en contra de los intereses que pudieran existir entre Francia y mi país, habría logrado engañar a los Servicios Secretos Franceses para también obtener su apoyo. Para terminar de definir sus principios sobre el imperio de la Legalidad, la jurista, en la misma entrevista agrega: “¿Y qué más dice el Señor Castellano: que lo llevaron secuestrado a Siria? ¡Pues que investiguen en Siria!”.

Frederick Tristán escribió un ensayo titulado “El mundo al revés” en 1980, en el cual explica cómo una imagen puede simultáneamente y de manera contradictoria, sugerir una impensable mutación de valores y representar el caos del mundo real tal si se tratara de un orden antiguo.

En el teatro del autor inglés Shakespeare, lo grotesco sirve como excusa irrisoria, radicalizando todo lo que es excesivo y anormal. Algo así como un emblema del desorden típico de ciertas sociedades modernas.

No todo debería ser colocado en el mismo plano; en algunos casos esas situaciones aparentemente imposibles o absurdas encuentran su puesto en una sociedad que respeta las leyes y la Democracia, sistema que es utilizado por individuos que en su actuación no han respetado nunca ninguno de estos valores. Igual que la letra del conocido tango argentino “Cambalache”: “Que es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, o el que cura, o está fuera de la ley”.

El 22 de marzo del 2002 la abogado de Carlos se constituye parte civil de un juicio frente al decano de los jueces de instrucción de París por los cargos de difamación y calumnia contra un particular, actuación jurídica seguida por otra igual de parte de su defendido Ilich Ramírez Sánchez (Carlos). Como apoyo a su denuncia ellos incriminaron un artículo publicado en el periódico francés Le Monde, así como dos comunicados de prensa de las agencias de noticias AFP y la AP que recogían la información de una denuncia realizada por el ex diplomático venezolano Nelson Castellano-Hernández contra ellos y contra el Presidente Chávez por los cargos de secuestro, amenazas de muerte y complicidad (14 de Enero de 2002).

La abogado Coutant Peyre estimaba que mi denuncia se constituía en calumnia por el hecho de haber sido, supuestamente, hecha pública deliberadamente.

Efectivamente una denuncia mía exponía que en mi calidad de ex diplomático venezolano en funciones en el Líbano (1991) y después en París (1995 – 1999), había tenido la ocasión de reencontrar al Ilich a título profesional y había sido víctima de sus actuaciones, haciendo referencia al secuestro en el Líbano y a las amenazas en mi contra cuando ejercía mis funciones consulares, esa denuncia fue declarada sin lugar por falta de pruebas; sin embargo, en la requisitoria definitiva del proceso sobre difamación y calumnia al que asistí como “testigo asistido” frente a la parte civil del juicio la Abogado Isabelle Coutant e Ilich Ramírez Sánchez, se dejo constancia que en el juicio anterior mis testigos, antiguos diplomáticos, no fueron escuchados por el juez instructor ya que no se presentaron a declarar.

En ese primer juicio había expuesto las razones por las cuales me sentía amenazado y por las cuales temía por mi seguridad personal, haciendo referencia entre otras cosas, a frases amenazantes que me habían sido proferidas; a la campaña de prensa en mi contra, a las solicitudes que se le habían hecho al Gobierno venezolano, por parte de Ilich y algunos de sus familiares y que trajeron como consecuencia mi destitución como diplomático; a la comunicación del Embajador Hiram Gaviria donde le informaba al entonces Ministro de Relaciones Exteriores venezolano (José Vicente Rangel), que Carlos amenazaba de muerte a funcionarios de su Embajada. Hacía también referencia a los sucesos ocurridos en Beirut: el asesinato del testigo principal de la investigación que se le realizaba al antiguo Embajador en el Líbano; al sabotaje del vehículo en que me desplazaba cuando era Encargado de Negocios de Venezuela y al secuestro ocurrido el 1° de Septiembre de 1991. Estos argumentos los ratifiqué durante los interrogatorios de la primera audiencia, del juicio abierto que buscaba probar que era culpable de los delitos de difamación y calumnia contra el “inocente” Carlos.

Cuando Ilich se constituyó parte civil del juicio expuso que lo había difamado y atentado contra su honor y a su consideración, por haberlo presentado como autor de amenazas de muerte. En un país donde el ordenamiento jurídico se respeta y las leyes se aplican, las cosas para mí eran evidentes; debía someterme a una eventual acusación y esperar confiado al resultado final del juicio, probablemente necesitaba que una sentencia me devolviera la dignidad que me había negado el Gobierno de mi país. El 10 de septiembre de 1999 complacieron las pretensiones de Ilich y por no prestarme al juego de su defensa fui expulsado del Servicio Exterior venezolano. Un día antes de cumplirse una década el 9 de septiembre del 2009, un tribunal francés me permite cerrar un capítulo de mi vida y para mí marca el inicio de una nueva era. Clausurar ese episodio me permite enfrentar con tranquilidad el peligro.

En mi caso particular la diferencia es evidente, como si el mundo ya no estuviera al revés, la Justicia francesa ha resuelto y el 9 de septiembre del 2009, el Tribunal de Gran Instancia de París dictaminó: “Vista la Ley del 6 de Agosto del 2002; visto el artículo 6 del Código de Procedimiento Penal, constatamos la extinción de la acción pública sobre la difamación (…) En vista de que durante la investigación no se han encontrado pruebas suficientes contra el Señor Nelson Castellano-Hernández de haber cometido el delito de calumnia en perjuicio de la Señora Isabelle Coutant y del Señor Ilich Ramírez Sánchez llamado Carlos; visto los artículos 175, 176 y 177 de Código de Procedimiento Penal declaramos: no existir lugar a continuar esta acusación contra persona alguna”.

Este juicio es posible porque Ilich se encuentra cumpliendo una pena de prisión a perpetuidad en Francia, país civilizado que le garantiza sus derechos a todos los ciudadanos, incluyendo al reo venezolano. Lo complicado para el sistema democrático es que por su propia naturaleza está obligado a garantizar la Justicia aun a aquellas personas que siempre han vivido al margen de la Ley. En este proceso en el que Carlos y su esposa–abogado me colocan en su línea de mira, el Juez de Instrucción termina por declarar que, el análisis de los elementos que mostré en el juicio, permite probar la buena fe de mi parte.

Durante su audición ante la Corte de Apelaciones de París, Carlos rinde unas declaraciones extravagantes; comienza por afirmar que yo me encuentro manipulado por mi abogado, quien supuestamente pertenece al lobby sionista contra-revolucionario cubano establecido en Miami. Luego entra en un juego de opiniones contradictorias; primero destaca que provengo de una familia honorable y que soy de militancia social cristiana, para luego afirmar que fui entrenado en Nicaragua por la guerrilla sandinista y ser un agente de los Servicios Secretos franceses en Trípoli e Irán, cuando en realidad jamás visite Libia ni cumplí función alguna en ese país y, por otro lado, la única vez que visite Nicaragua fue para colaborar con los partidos de oposición al movimiento sandinista.

La parte más surrealista de su declaración la reservó a explicar mi secuestro: “Castellano me hizo saber que quería verme y bajo esas circunstancias lo invité a un restaurant de la Bekaa libanesa. Unos camaradas fueron a buscarlo para traerlo al restaurant. Había dos vehículos. No hubo disparos. Fue la última vez que lo vi”, resumiendo para él fue la invitación que me hizo. Eufemismo que le sirve para explicar que una mañana te despiertan los golpes a la puerta ocho hombres armados: entran, te sacan obligado de tu casa, te meten en un vehículo sin ninguna explicación, acompañado de cuatro personas; otro vehículo te sigue con otros cuatro hombres, te sacan del país donde vives, atraviesan la frontera entre disparos para presentarte frente al hombre más buscado de los Servicios Secretos del mundo y que buscaba intimidarme. Eso él lo llama una invitación; yo lo denomino un secuestro.

Oponerse a los planes de Chávez siendo venezolano es un riesgo con graves consecuencias.

Un escritor norteamericano me decía que no debían existir muchas personas que hayan encontrado a Carlos en libertad, que hayan sido secuestrados por él, que lo visitaran en su celda de la prisión francesa, que se hubieran enfrentado a sus deseos y que continuaran con vida; le parecía interesante, yo no lo veía así. Había vivido esa situación sin buscarlo y más que un actor de los hechos, he sentido siempre que fueron las circunstancias las que me obligaron a vivir esa experiencia. Cuando me llevaron a Siria no sabía si iba a regresar; ese día algo dentro de mí cambió para siempre: el terrorista internacional que buscaba intimidarme despertó en mí una calma absoluta frente al peligro, pero dejó secuelas, ya que la persona que se llevaron ese día no es la misma que regresó. Aprendí que no me han convertido porque guarde silencio; que el camino más largo lo emprenderé siempre paso a paso y que después de la tormenta amanecerá de nuevo.

 

nelsoncastellano@hotmail.com

 

 

En Caracas piden traerse a “Carlos”, y en París se afincan en sus crímenes

CUANDO EN EL SEMANARIO LA RAZÓN de ayer domingo leí la entrevista que la colega Myriam Mosquera hizo al hermano de El Chacal, Vladimir Ramírez Sánchez, en la que éste, al anunciar los esfuerzos por la repatriación de Carlos, aseguraba que de traérselo a Venezuela él “vendría a trabajar con el gobierno”, encontré en la madrugada una excelente crónica del periodista Juan Manuel Bellver, corresponsal del diario español El Mundo en París sobre el juicio que en esa ciudad se lleva contra el terrorista venezolano.

Bajo el título “El impúdico exhibicionismo de Carlos, El Chacal”, el colega español relata lo que se ha vivido en el tribunal parisino en lo que será el juicio del año. Sólo el sumario del caso Chacal se compone de 82 volúmenes y 100.000 piezas que ocupan 10 metros de pared. Al terminar las seis semanas de este nuevo juicio habrá que añadir otros cuantos metros a ese sumario hecho ahora en la Corte de Assises.

En Caracas, el hermano de Carlos, vuelve a insistir en que los honorarios de los abogados que Venezuela se ofreció a pagar en un compromiso de funcionarios diplomáticos venezolanos en París con el preso, aún no los han visto. Y lo exigen cuanto antes. En la pequeña manifestación del convocado Polo Patriótico con Chávez vimos muchas pancartas con el rostro de El Chacal pidiendo su repatriación como parte de la campaña a su favor desatada por los radicales rojos venezolanos. Desde Chávez hasta el Procurador Escarrá, pasando por sus familiares y el partido comunista, han insistido en que el preso a cadena perpetua no es terrorista.

Aquí el reportaje contundente sobre el terrorista enjuiciado que apareció el sábado en El Mundo de Madrid:

Primera semana del juicio contra el terrorista

El impúdico exhibicionismo de Carlos, el Chacal

Juan Manuel Bellver

Ilich Ramírez se reivindica como revolucionario profesional y presume de haber asesinado a 1.500 o 2.000 personas.

Carlos ‘el Chacal’ se declara inocente. Ilich Ramírez Sánchez negó, el pasado jueves, haber cometido o instigado el atentado del 29 de marzo de 1982 contra el tren ‘Le Capitole’ que cubría la línea París-Toulouse.

En aquel acto terrorista, el primero de los cuatro por los que se le juzga estos días en París, hubo cinco muertos y 28 heridos. «No hay pruebas de que yo pusiera la bomba», insistía el acusado al presidente del tribunal, Olivier Leurent. «Ese día yo estaba a miles de kilómetros de allí, en Hungría».

Eso sí, Carlos tuvo a bien recalcar que aquel ataque estaba dirigido al entonces alcalde de la capital francesa Jacques Chirac, quien se habría librado por llegar tarde a la estación. «Aquel día, Chirac iba retrasado y eso le salvó la vida», apuntaba.

¿Cómo sabe Ramírez cuál era el objetivo de los asesinos? No lo explica. Igual que tampoco aporta nombres, fechas o lugares de cuanto ha hecho a lo largo de toda una vida dedicada al terrorismo internacional.

Perdón, ¿hemos dicho terrorismo? ‘El Chacal’ seudónimo que, por cierto, él odia jamás se ha considerado como tal. Más bien un luchador de la causa palestina, un revolucionario anti-imperialista, uno de los últimos héroes del trasnochado comunismo.

Detenido desde hace 17 años en Francia, donde cumple una primera condena de prisión perpetua por asesinar a un confidente y dos agentes que le iban a detener en 1974, el guerrillero venezolano está siendo juzgado por cuatro atentados ocurridos en 1982 y 1983 en suelo francés, que causaron un total de 11 muertos y 150 heridos, en un intento de presionar a las autoridades galas para que liberaran a dos miembros de su comando que acaban de ser capturados en París: Bruno Breguet y Magdalena Kopp.

Han pasado casi tres décadas desde aquella sangrienta campaña de terror y un tribunal especial de la Court d´Assises formado por ocho magistrados se ocupará de juzgar aquellos actos criminales en presencia del principal acusado y en ausencia de sus tres presuntos cómplices.

Las sesiones se prolongarán previsiblemente hasta el 16 de diciembre, en las cuales participan 51 demandantes civiles, 195 víctimas, 65 testigos, 9 expertos y 13 intérpretes. El esperado juicio a Carlos se inició el lunes 7 de noviembre y, en apenas cuatro días, ya hemos tenido suficiente para evaluar la clase de pantomima en que Ilich Ramírez está tratando de convertir las vistas.

«De profesión, revolucionario», anunció en la primera jornada, cuando el juez le hizo las preguntas iniciales de rigor. Un circo. Eso quiere nuestro hombre que parezca el Palais de Justice parisino. Para ir calentando el ambiente, había concedido varias entrevistas durante las semanas anteriores: a la emisora Europe 1, al diario ‘Libération’…

Luego, cuando en la prisión de La Santé le relegaron a una celda de aislamiento por uso indebido del teléfono para hablar con los medios, él se puso en huelga de hambre para protestar por el maltrato carcelario. ¿Pero no era diabético?

Y en ese plan ha seguido el vodevil del Chacal desde que arrancó el proceso. Cada día, una revelación o una provocación. Según AFP, el segundo día le pudo la emoción cuando habló de su adhesión a la causa palestina y recordó los bombardeos en Jordania que, entre septiembre de 1970 y marzo de 1971, causaron la muerte de miles de civiles palestinos.

Carlos estuvo a punto de echarse a llorar al recordar a sus «camaradas sacrificados por la causa» y a la «gente muerta como perros». La segunda vista coincidió, además, con la publicación de unas declaraciones suyas en el diario venezolano ‘El Nacional’, explicando que los más de 100 atentados que había comandado durante sus 62 años de vida bien podrían haber causado entre 1.500 y 2.000 muertos.

«Fueron golpes bien ejecutados, sin apenas errores. Tan sólo debió de haber 200 víctimas civiles colaterales», señalaba.

Respaldo del Gobierno de Venezuela

Ramírez, que jamás había reconocido la autoría de ningún acto terrorista, salvo la toma de rehenes en 1975 en Viena, en la sede de la OPEP que se saldó con tres víctimas mortales, se mostraba de pronto así de locuaz y de cínico.

Como cuando dijo que si lograba salir algún día en libertad, iría a visitar la tumba del ‘Che’ y a disfrutar de esa luna de miel que le debe, desde el 2000, a su esposa y abogada. Entre tanto, sus letrados Isabelle Coutant Peyre (señora de Ramírez) y Francis Vuillemin se quejaban el mismo martes de que el Gobierno de Venezuela les había asegurado un apoyo financiero que no terminaba de llegar.

Mensaje del Procurador de la República Venezolana, Carlos Escarrá, al día siguiente: «Carlos no es un terrorista sino un hombre que ha enfrentado con dignidad y fortaleza la defensa de sus ideas, sus valores y sus principios. Es necesario decir con honestidad y claridad que fue secuestrado por el Gobierno francés desde Sudán. Desde el mismo momento en que lo secuestran, de ahí para adelante todo es ilegal. Cualquier acto posterior derivado del anterior va a ser ilegal. El primer juicio y éste son, pues, totalmente ilegales».

Ese miércoles, en la île-de-la-Cité, el bueno de Ilich volvía a sorprender a propios y extraños con una revelación de índole privado. Resulta que es padre de un niño y tres chicas, engendrados por cuatro madres diferentes. «No he podido educar a mis hijos ni ser un buen marido», se lamentaba.

«Ellos han pagado por mi compromiso revolucionario». O sea que Elba Rosa Ramírez Kopp, su única hija reconocida oficialmente nacida en 1996, fruto de su matrimonio con la ex terrorista germana Magdalena Kopp, tiene tres hermanastros desperdigados por esos mundos.

El varón tendría hoy 41 años y sería hijo de la antigua directora de la Academia de las Ciencias de Cuba. «¿Y las otras dos chicas?», inquirió el juez Leurent. «Nadie las conoce. No quiero arruinarles la vida. Pero recibirán su parte de la herencia», respondió ufano el orgulloso progenitor de familia numerosa.

Metidos en harina de crónica rosa, Ilich no dudó en relatar parte de su vida sentimental al tribunal, quizá para ofrecer una imagen más humana que la de sádico y frío psicópata y maltratador que ofrecen de él películas como ‘Caza al terrorista’ (1997), de Christian Duguay, o la mini serie televisiva ‘Carlos’ (2010), de Olivier Assayas: dos biopics con mucho de ficción, que han sido bastante criticadas por el propio personaje.

«Cuando una mujer se convierte en tu compañera, es una responsabilidad, algo serio», afirmaba refiriéndose a Magdalena Kopp, antigua integrante de la Baader-Meinhof que fue primero compinche y luego, amante. Kopp estuvo presa en Francia como miembro del Comando Boudia para liberarla fueron las bombas del curso 82-83 y terminó casándose con nuestro hombre en Tripoli en 1991.

Al parecer Magdalena se trasladó tres años a Venezuela con la familia de Carlos, antes de retornar a su país, donde hoy vive reinsertada. Jamás llegó a firmar los papeles del divorcio, pero sí a contar su etapa conjunta de amor y bombas en ‘Los años del terror, mi vida junto a Carlos’.

De acuerdo con el relato de Ramírez ante la corte, poco antes de ser capturado por el espionaje francés en Jartúm (Sudán), narcotizado y llevado en avión a París donde por fin le leyeron sus derechos, el eterno fugitivo se casó por el rito musulmán con la palestina Lana Jarra, que estaba terminando sus estudios de Odontología en Damasco (Siria). Y, de nuevo, en 2001, se volvió a comprometer ante el Islam en otro matrimonio sin valor legal con su actual abogada defensora, Isabelle Coutant-Peyre. Así que además de juzgarle por terrorista, al Chacal podrían acusarle también de polígamo.

Pan fresco, un té y prensa

Pero no se vayan, que cada vez es mejor. El cuarto día, según cuenta EFE, al ingresar a la sala Carlos saludó a los miembros de su comité de apoyo con el puño en alto. «Luego exigió pan fresco, una tetera, su chaqueta de cuero y hasta una conferencia de prensa.

Apenas abierto el juicio, aprovechó la tribuna para lanzar diatribas contra los abogados, quejarse de las condiciones en que vive en la cárcel y exigir un trato acorde con su figura de combatiente». Según sus representantes legales, «desde hace 17 años, Sánchez es tratado como un perro», mientras que las autoridades penitenciarias de La Santé se quejan de «las expresiones provocativas, injuriosas, despectivas, de connotación racista y homofóbica» del detenido.

El jueves, además, había cierta expectación ante las primeras declaraciones del acusado. No es que hubiera estado callado hasta entonces le encanta interrumpir a gritos a los magistrados con cualquier boutade, sino que el verdadero interrogatorio criminal se iniciaba a las 17.00 horas del 10 de noviembre, una vez que el tribunal había escuchado los detalles del primer atentado.

«Pasé diez años en aislamiento, de los cuales siete en (el penal) de la Santé, con dieciséis controles de seguridad por día. Soy un combatiente, mi padre era una figura en las cortes de Caracas. Hay jueces que son drogadictos. Se me acusa en un filme [se refiere a la última película de Olivier Assayas] de ser culpable de estas porquerías. Miren el aspecto de mendigo que tengo, ¡es vergonzoso! Esto es indigno de Francia. Claro que esto no es Francia, ¡más bien parece el lobby de Vichy!».

Antes de dicha perorata, Ramírez había detallado los países en los que vivió durante su niñez y juventud: Venezuela, México, Jamaica, Estados Unidos, Cuba, Reino Unido, Rusia, Jordania… A los que habría que añadir aquellos en los que operó o terminó refugiándose cuando ya nadie le daba cobijo en sus feudos de antaño: Yemen, Uganda, Libia, Rumanía, Siria, Sudán… Según el Ministerio del Interior galo, el acusado habría llegado a moverse por el planeta con 52 nombres diferentes repartidos en un centenar de pasaportes.

El hombre que considerada su sucesor a Osama Bin Laden y que dice sentir simpatía por Sadam Hussein y Hugo Chávez habló también reverencialmente de su familia y de que su sueño infantil era llegar a ser abogado como su padre, pero éste le convenció de que no lo hiciera porque la experiencia le había demostrado que «no existe la justicia» y, cuando la hay, se trata de «una justicia de clases».

Con su proverbial sentido del humor negro y la provocación, Carlos recalcó que, debido al consejo paterno, en la educación secundaria se decantó por las Ciencias. «Al menos, la química me sirvió para fabricar bombas», puntualizó.

Antes de llegar al tribunal, el sumario del caso Chacal se componía de 82 volúmenes y 100.000 piezas que ocupan 10 metros de pared. Para cuando termine el juicio, habrá que añadir a toda esa documentación infinitas actas de cuanto se habló y se dijo de importante y de banal, a lo largo de seis intensas semanas en la Court dAssises.

Lo más dramático es que, tras la calculada charlatanería del acusado, tras su impúdico exhibicionismo, se esconde el hecho de que los cuatro brutales atentados que se le atribuyen en este proceso no fueron realizados contra objetivos militares, sino en espacios públicos llenos de civiles y de familias. Pero de esas 11 víctimas mortales y los 150 heridos ya hablaremos la semana que viene, cuando se reanuden las vistas…