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5 tips para llevar una vida libre de estrés

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En la actualidad vivimos para rendir 100% durante las 24 horas del día, lo que conlleva a que en ocasiones descuidemos nuestra salud. Y es que desde hace unas décadas para acá se ha vuelto rutina sumergirnos en una vida llena de excesos y obligaciones. Donde muchas veces dejamos poco espacio para nosotros mismos. Desde Locatel desarrollamos el siguiente material para que puedas lograr la tranquilidad mental que todos anhelamos.

El estrés y la ansiedad se han convertido en lo que hoy muchos conocen como los “males” de la vida moderna. Llevar vidas bajo un constante ajetreo diario se ha vuelto costumbre para muchas personas, sin embargo, este estado se ha convertido desde hace años en uno de los mayores detonantes para sufrir de variadas enfermedades atribuidas al estrés, como es el caso de: enfermedades digestivas, trastornos mentales y dolores musculares.

Locatel comprometidos con la salud y bienestar de todos los venezolanos, te brinda 5 sencillos tips para poder sacar el estrés de tu vida:

 

1.- Una rutina matutina tranquila

Muchas personas empiezan su día con una carrera estresante y ya van nerviosos todo el día. La clave para empezar el día con buen pie, es levantarse temprano y realizar una rutina libre de estrés. Vestirse, desayunar y preparar todo con calma para poder hacerle frente al día. La rutina obviamente dependerá de lo que se adapte mejor a tu estilo de vida. Pero lo más importante es encontrar la tranquilidad de la mañana y sacar el máximo provecho de ella.

 

2.- Meditar

La meditación es un poderoso antídoto contra el estrés. En la quietud interna de la meditación, el cuerpo disminuye su producción de las llamadas hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, mientras que aumentan los neurotransmisores asociados con la calma y el bienestar, como la dopamina, la serotonina, y la oxitócica.  Una práctica de meditación regular es una de las más poderosas herramientas para mejorar la salud en general.

 

3.- Crear rutinas para afrontar el estrés

Muchas veces, cuando nos sentimos estresados solemos reaccionar de forma no muy saludable – ira o enfado, sentirse agobiado, abandonarnos, comer comida basura, comprar cosas que no necesitamos, postergar las cosas, entre otros. En cambio, necesitamos formas saludables de lidiar con la presión. Cuando te sientas estresado incluye los siguientes hábitos saludables para liberar el estrés: hacer ejercicios de relajación, yoga, tomar una infusión o dar un paseo.

 

4.- Gestionar el tiempo

Continuamente tenemos la sensación de que nos falta tiempo, y eso no ayuda a nuestra calma interior. Para ello gestiona tu tiempo, enfocándolo en lo que de verdad es importante para ti. Parte del surgimiento del estrés se relaciona con el hecho de siempre estar buscando evitar nuestras tareas. Dedicarle el tiempo necesario a cada cosa que hacemos; sin distracciones; hace que logremos terminar antes. Práctica que ayuda a contribuir con la disminución del estrés.

 

5.- Dormir

Un número cada vez mayor de estudios confirma la importancia del sueño regular y reparador para combatir los efectos negativos del estrés y aumentar el bienestar general. Una buena jornada de descanso te da la oportunidad de reparar y restablecer el sistema mente-cuerpo. Cuando duermes bien, tienes una mejor regulación emocional, mayor inmunidad, menos dolor, y un menor riesgo de padecer varias enfermedades crónicas, como enfermedades del corazón y la diabetes.

 

*Con información Prensa Locatel

 

Dormir poco y mal predispone a la obesidad y a otras enfermedades

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La interrupción del sueño y la disminución del oxígeno que se produce en personas que sufren apneas producen  en la grasa y predisponen a la obesidad, la diabetes e incluso hay investigaciones que lo relacionan con el cáncer.

Este estudio del profesor del departamento de pediatría de la Universidad de Chicago (EE UU) y presidente de la Asociación Americana de Tórax, el doctor David Gozal, es de los temas centrales que se van están analizando desde ayer jueves, hasta el sábado, 2 de abril, en el XXIV Congreso Anual de la Sociedad Española del Sueño (SES)», en Valladolid.

Según ha explicado el presidente de la SES, Joaquín Terán, el objetivo de este encuentro es alcanzar «un plan estratégico para el abordaje de los trastornos del sueño». El presidente de la SES ha alertado de que el 15% de los trastornos del sueño en la población infantil no se detectan. En estas edades, la fragmentación del sueño tiene muchos orígenes que, en ocasiones, dan lugar a la aparición de trastornos cognitivos que condicionan su desarrollo en el futuro. Félix del Campo, neumólogo y presidente del comité local del Congreso, ha manifestado a Efe que el encuentro se desarrollará a través de dos simposios paralelos: uno centrado en la divulgación de la medicina del sueño en atención primaria y otro de carácter más técnico.

También ha anunciado la presentación de cuatro guías que ha calificado como «necesarias» para la población general, y ha resaltado dos de ellas, una titulada «Hábitos de sueño saludables» y otra, «Tráfico y apnea». Esta última, elaborada conjuntamente con la Dirección General de Tráfico (DGT) y otros organismos, señala que, si bien los accidentes de tráfico se producen por diversas causas, el 25% de ellos se deben a despistes que suelen estar muy relacionados con somnolencia.

Aunque esta reunión anual cuenta con más de 300 médicos pertenecientes a la SES y otras sociedades científicas de España no falta la presencia de expertos de países como Estados Unidos, Holanda, Portugal y Francia.

Mar 30, 2016 | Actualizado hace 8 años
Estas son las consecuencias de no dormir bien

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El sueño es una función fundamental que permite a las personas mantenerse alerta, activas y saludables, mental y físicamente.

Según Mirta Averbuch, jefa de Medicina del Sueño del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro de Argentina, “mientras dormimos, el cerebro permanece activo para reparar y reponer nuestro organismo, serenar nuestra mente, estabilizar el humor y afianzar la memoria y el aprendizaje entre otras cosas”.

“La gente ocupa la tercera parte de su vida en dormir; por lo tanto, todo lo que perturbe el sueño y disminuya su calidad afecta su salud”, dice la experta.

¿Qué pasa cuando dormimos mal?

1. Al día siguiente empeora nuestra capacidad para prestar atención, para recordar cosas y para aprender.

2. Los efectos a largo plazo aún son objeto de estudio, pero se ha observado que el sueño de mala calidad se asocia con problemas graves de salud como obesidad, diabetes, debilitamiento del sistema inmunológico o incluso algunos tipos de cáncer.

3. La falta de un buen descanso también afecta el funcionamiento del organismo. El metabolismo se altera muchísimo.

4. Se presentan cambios hormonales, porque la alteración que ocurre en el cerebro desencadena la estimulación de la hormona del estrés denominado cortisol, que afecta cada una de las células del cuerpo humano.

 

¿Cómo sabemos si estamos descansando correctamente?

 

1. Si el sueño dura lo necesario como para despertarse lo suficientemente descansado para mantenerse alerta durante el día.

2. Si se duerme de corrido, sin interrupciones o despertarse a lo largo de la noche.

3. Si el sueño es lo suficientemente profundo como para lograr un descanso reparador.

Según la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, casi la mitad de la población mundial tiene problemas de sueño.

 

Científicos descubren que dormir más el fin de semana reduce el riesgo de diabetes

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Un estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Chicago arrojó que el sueño prolongado durante el fin de semana puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir de diabetes.

Aunque con el ritmo de vida que llevamos actualmente es usual que recuperemos el fin de semana, las horas de sueño que no logramos conciliar durante la semana, el estudio ha reconocido que estas horas extras del fin de semana tienen importantes implicaciones para cualquier persona que pueda estar al borde de la diabetes.

Para llevar a cabo el estudio, los expertos alteraron los horarios de sueño de 19 hombres sanos, primero durmieron 8,5 horas durante 4 noches. Luego solo pudieron dormir 4,5 horas durante 4 noches y para las siguientes dos noches, los hombres pudieron dormir todo lo que desearon.

Lo que arrojó una media de 9,7 horas por noche, durante las cuales el control de la insulina fue el factor común de todas las sesiones del experimento. Los resultados revelaron que luego de las primeras cuatro noches donde pudieron dormir menos, la sensibilidad a la insulina se redujo un 23% y el riesgo de diabetes aumentó un 16%.

Mientras que durante las otras dos noches, los parámetros volvieron a la normalidad. Lo que demuestra que los jóvenes, que no pueden dormir bien en la semana por la jornada laboral pueden reducir el riesgo de diabetes si logran dormir mayor cantidad de horas durante el fin de semana, explicó Esdras Tasali, líder del estudio.

Retrasar la hora de acostarse durante la adolescencia favorece la obesidad

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Los adolescentes y adultos más noctámbulos son más propensos a ganar peso que sus pares que se acuestan a horas más tempranas, asegura un estudio de la Universidad de California-Berkeley (EE.UU.), que ha encontrado una correlación entre el sueño y el índice de masa corporal (IMC). [El IMC es la medida del peso de una persona en kg dividido por su altura en metros al cuadrado; un adulto saludable se encuentra en el rango de IMC entre 18,5 y 24,9].

Los investigadores de Berkeley han analizado los datos de un grupo de más de 3.300 jóvenes y adultos que formaban parte del Estudio Nacional de Salud Adolescente, que ha seguido las influencias y los comportamientos de los adolescentes de EE.UU. desde 1994. Partiendo de tres periodos de tiempo -inicio de la pubertad, años de etapa universitaria y la juventud-, los investigadores compararon la hora de dormir y el IMC de los adolescentes entre 1994 y 2009.

Cada hora cuenta

Y los resultados muestran que por cada hora de sueño que perdieron, ganaron 2,1 puntos en el IMC; dicho incremento se produjo más o menos durante un periodo de cinco años. Además, ha visto que ni el ejercicio, el tiempo que están con dispositivos móviles ni el número de horas que dormían reducía dicho aumento del IMC.

Los resultados, señala Lauren Asarnow «señalan que la hora de acostarse y no únicamente el tiempo total de sueño, es un objetivo potencial para el control de peso durante la transición a la edad adulta», afirma el autor principal del trabajo.

El estudio de Berkeley, publicado en la «Sleep», sugieren que los adolescentes que se van a la cama más temprano tienen un peso más saludable a medida que van pasando a la edad adulta.

La razón de esta relación, comentan los investigadores, está por determinar, pero cada vez hay más estudios que sugieren que hay una relación entre los patrones del sueño, los ritmos de nuestro reloj biológico o ritmo circadiano (el ritmo circadiano humano regula las funciones fisiológicas y metabólicas, cambia a un ciclo del sueño más tarde en el inicio de la pubertad y la obesidad) y la obesidad. No hay que olvidar que muchos adolescentes no duermen las nueve horas recomendadas e informan que tiene problemas para mantenerse despiertos en la escuela.

Dormir suficiente es necesario para mejorar el aprendizaje y la memoria

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Dormir es necesario para producir memorias duraderas. Un siglo de estudio sobre la materia lo ha dejado claro. Sin embargo, no se sabe bien cómo funciona ese mecanismo. Al principio se creía que la función del sueño era pasiva, apagando los sentidos para que los estímulos externos no interfiriesen con la formación de recuerdos. En los últimos años, sin embargo, se ha descubierto que las horas en la cama se desarrollan procesos que fijan las memorias.

Respecto al mecanismo, hay teorías en ocasiones contrapuestas. Una de ellas dice que el sueño debilita parte de las sinapsis, las conexiones entre células nerviosas que ayudan a conservar los recuerdos. En esta línea, un estudio reciente sostenía que olvidar lo accesorio es necesario para recordar lo importante, como a veces es necesario tirar muchos papeles para poder encontrar con más facilidad los documentos relevantes. Dormir serviría, según esta hipótesis, para olvidarlo casi todo dejando solo las memorias fijadas en las sinapsis más fuertes.

Un planteamiento alternativo propone un proceso combinado en el que algunas conexiones se debilitan y otras se refuerzan, estas últimas a través de lo que se conoce como potenciación a largo plazo (LTP), una intensificación duradera de las señales entre dos neuronas producida cuando ambas se estimulan a la vez.

Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad Federal de Río Grande del Norte (UFRN), en Brasil, ha tratado de estudiar los dos planteamientos midiendo en ratas los niveles de una proteína relacionada con la potenciación a largo plazo durante el sueño. Después, utilizaron esos datos para construir modelos informáticos para observar cómo se forman las conexiones entre neuronas durante el reposo.

Sus resultados, publicados esta semana en la revista PLOS Computational Biology, sugieren que la LTP no solo refuerza algunas de esas conexiones durante el sueño sino que también las reorganiza favoreciendo la aparición de nuevas memorias. Según los autores, este mecanismo muestra que las dos teorías sobre el papel del sueño en la formación de memorias a largo plazo no son excluyentes sino que son distintas etapas en la consolidación de los recuerdos.

“El estudio indica que ciclos completos de sueño, incluyendo la fase REM, desencadenan la potenciación a largo plazo durante el sueño, produciendo la reestructuración y el fortalecimiento de memorias duraderas”, afirma Sidarta Ribeiro, investigador de la UFRN y coautor del artículo. Este tipo de resultados sustentan la idea de que “siestas que superen los 90 minutos de un ciclo completo de sueño serían la mejor opción”, según Ribeiro, para fortalecer las memorias recién adquiridas. Ante la idea de crear un medicamento que produzca beneficios similares al sueño, reconoce que aunque se han identificado algunas proteínas esenciales en los procesos de consolidación de memorias, “no está claro cómo incrementar esos niveles”.

Otros trabajos con ratones han mostrado que durante el sueño se producen cambios físicos relacionados con la formación de memorias. Un equipo liderado por Wen-Biao Gan, de la Universidad de Nueva York, publicó hace poco en la revista Science cómo el aprendizaje de una nueva tarea llevaba, siempre que el animal se durmiese a continuación, a la formación de nuevas espinas dendríticas, unas estructuras en los extremos de las neuronas que sirven para que estas se transmitan señales eléctricas entre ellas. Cuando los ratones no dormían, las estructuras asociadas al aprendizaje no se formaban.

Muchas investigaciones tratan ahora de dirimir la discusión sobre cuál es el papel de cada fase del sueño, desde la REM, en la que soñamos con más intensidad, hasta la más profunda, en la formación de memorias y, en general, sobre el aprendizaje. Sin embargo, existe un consenso en que, mientras dormimos, en nuestro cerebro suceden muchas cosas importantes y que el sueño no es, ni mucho menos, tiempo perdido.

Científicos aseguran que siestas son claves en el aprendizaje de los bebés

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La clave para el aprendizaje en los primeros años de vida es una larga siesta, dicen los científicos.

Los ensayos con 216 bebés de hasta 12 meses de edad indicaron que eran incapaces de recordar informaciones nuevas si no duermen largo rato después de recibirlas.

El equipo de la Universidad de Sheffield, Inglaterra, sugirió que el mejor momento para aprender puede ser justo antes de dormir, y destacó la importancia de la lectura a la hora de acostarse.

Los expertos dijeron que el sueño puede ser mucho más importante en los primeros años que en otras edades.

La gente pasa más tiempo durmiendo cuando son bebés que en cualquier otro momento de sus vidas.

Sin embargo, los investigadores dijeron que «sorprendentemente, poco se sabe» sobre el papel del sueño en el primer año de vida.

Aprende, duerme, repite

Los científicos enseñaron a los bebés de seis a 12 meses de edad tres nuevas tareas que implicaban jugar con títeres.

La mitad de los bebés durmió en las cuatro horas después del aprendizaje, mientras que el resto o bien no tenía sueño o dormía la siesta por menos de 30 minutos.

Al día siguiente, se alentaba a los bebés a repetir lo que les habían enseñado.

Los resultados, publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, mostraron que «dormir como un bebé» era vital para el aprendizaje.

Como promedio los bebés podían repetir una tarea y media después de tener una siesta sustancial.

Sin embargo, los bebés que durmieron poco no fueron capaces de repetir ninguna tarea.

Jane Herbert, del departamento de psicología de la Universidad de Sheffield, dijo a la BBC: «Los que duermen después de aprender, aprenden bien, los que no duermen no aprenden nada».

Dijo que hasta ahora se había asumido que «estar bien despierto es lo mejor» para el aprendizaje, pero en cambio, «pueden ser los eventos justo antes de dormir los que son más importantes».

Los resultados mostraron «lo valioso» que podría ser leer con los niños antes de ponerlos a dormir.

Herbert añadió: «Los padres reciben un montón de consejos, de los que algunos sugieren siestas fijas, mientras que otros se decantan por flexibles. Estos hallazgos muestran que cierta flexibilidad sería útil, pero no dicen lo que los padres deben hacer».

Dulces sueños

Un estudio del año pasado descubrió los mecanismos de la memoria durante el sueño.

Mostró como se forman nuevas conexiones entre las células cerebrales durante el sueño.

Derk-Jan Dijk, científico del sueño de la Universidad de Surrey, Inglaterra, dijo: «Puede ser que el sueño es mucho más importante en algunas edades que en otras, pero eso aún no se ha establecido firmemente».

Los bebés «definitivamente deben dormir lo suficiente» para fomentar el aprendizaje, pero concentrarse en el aprendizaje justo antes de acostarse puede no ser lo mejor, según el experto.

«Lo que muestran los datos es que dormir después del aprendizaje es positivo, no demuestra que tener sueño durante el entrenamiento es positivo».

También existe un creciente interés entre el sueño y la memoria en el otro extremo de la vida.

Los dos van de la mano en sus años de ocaso, en particular con trastornos neurodegenerativos subyacentes tales como la demencia.

Se espera que el aumento de sueño podría «frenar el proceso degenerativo» de la función de memoria.

¿Por qué nos cuesta tanto despertarnos por la mañana?

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La sensación de somnolencia puede ser reflejo de algún problema de salud o de un trastorno que nos impide dormir bien

Suena el despertador y de golpe el día amenaza con expulsarnos del calor y la comodidad de la cama. En ocasiones el cuerpo y los párpados pesan tanto, que hasta se podría decir que duele moverse.

Según los expertos, esa sensación puede indicar tres cosas distintas: que simplemente no hemos dormido las horas necesarias, (entonces se habla de somnolencia), que sencillamente no hemos descansado debido a un trastorno del sueño, o que tenemos algún problema de salud o alimentación que nos hace estar cansados

«Dormir no es lo mismo que descansar. Se puede dormir seguido pero sin llegar al sueño más profundo, con lo cual, al día siguiente estaremos cansados y somnolientos», explica Eduard Estivill, doctor y director de la Clínica del Sueño Estivill. «El sueño es como un taller de reparación, restauración y memorización durante el que volvemos a cargar las pilas, tanto física como mentalmente. Si el taller, es decir, el sueño, no dura lo suficiente o no es profundo, puede no ser reparador y dar lugar a la somnolencia diurna».

Cuando eso ocurre, las consecuencias pueden ir más allá de una mera sensación de cansancio. «Podemos tener fatiga, ojos enrojecidos, pesadez en el cuerpo y debilidad», enumera Estivill. Y en el aspecto psíquico, «pérdida de concentración y de memoria, lentitud de reflejeos, irritabilidad, inestabilidad emocional, etc».

No dormimos lo suficiente

Y no se trata de un problema infrecuente. Según el doctor Estivill, «la gran mayoría de la población adulta española va corta de sueño. Dormimos casi una hora menos en promedio que el resto de los europeos». Y la famosa estrategia de «recargar las pilas» el fin de semana no funciona, en su opinión: «No sirve aquello de que entre semana dormimos seis horas y el fin de semana las recuperamos. El sueño no se recupera, se pierde, como el tiempo».

De hecho, según datos del Instituto Nacional del Sueño de Estados Unidos, alguno de los 88 trastornos del sueño identificados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), provocan que el 43% de los estadounidenses encuestados diga que no duerme bien durante la semana y que el 20% se sienta alguna vez tan somnoliento como para tener problemas de rendimiento laboral o escolar y en la calidad de sus relaciones.

Esto puede tener varias consecuencias a largo plazo: «la privación crónica de sueño, produce cambios fisiológicos que pueden precipitar la aparición de enfermedades como la diabetes y la hipertensión», explica elDoctor Diego García Borreguero, experto en trastornos del sueño, en la web del Instituto del Sueño. Y, según dice, en las investigaciones «se intuye una relación entre la falta de sueño y la mayor incidencia de algunas enfermedades hormonales, cardiovasculares, inmunológicas y psiquiátricas».

Clínicas del sueño

Para tratar estos trastornos del sueño, los pacientes pueden someterse a estudios de polisomnografía en las clínicas de sueño. Allí se evalúan varios parámetros físicos y cerebrales durante el sueño de los afectados, como los niveles de oxígeno en sangre, las ondas cerebrales o la actividad de los músculos, y, posteriormente, se busca el tratamiento adecuado. Según explica Borreguero, la apnea del sueño (somnolencia diurna, sueño intranquilo, fuertes ronquidos) es la causa más frecuente por la cual los pacientes acuden a su consulta.

En otros casos, el agotamiento que se experimenta cuando suena el despertador no refleja que nuestro cuerpo necesite dormir más horas. Causas tan dispares como el embarazo, la anemia, el cáncer, el hipotiroidismo, los medicamentos o la depresión, pueden provocar sensación de fatiga.