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Dios proveerá

Dijo Dios: ayúdate que yo te ayudaré por Armando Martini Pietri

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No importa si fue al Dios de los cristianos, al Jehová de los judíos, al Alá de los musulmanes, cualquier ídolo africano o a los dioses y demás misterios de la santería afrocubana a quienes rezaron Maduro y algunos jerarcas angustiados. Lo que cuenta es que parece que ninguno le hizo caso. O puede ser que ni Maduro ni los altos capitostes recen, quizás sean ateos o, como mínimo, desinteresados religiosos. Cualquiera entiende que hoy día este país está «abandonado de Dios».

 

Lo cual no deja de ser injusto, porque con el Gobierno estaríamos también abandonados quienes no tenemos culpa de nada, pero somos responsables de haberlos elegido para que nos representen, pero sólo se representan a sí mismos y a sus intereses. Un verdadero drama que la colectividad no logra superar. Una dolorosa y amarga decepción. 

 

Han sido demasiados disparates y todas las bases del país han cedido en rápida sucesión. La crisis moral y de ética, la decencia, la honestidad, las buenas costumbres, la cortesía básica se hundieron, el doble discurso, la doble moral, la crisis social, económica y política, han hecho estragos. La solución ahora está mucho más lejos del repertorio de herramientas fallidas y respuestas superficiales que hemos utilizado en el pasado para resolver nuestras crisis. Aquella triste y resignada expresión de “Dios proveerá”, no ha sido escuchada ni da esperanzas razonables a estas alturas.

 

En verdad el Creador sí escuchó a los gobernantes y a los venezolanos angustiados, y nos siguió proveyendo con petróleo, agricultura, minería, interés y fuerza de acción de industriales, empresarios y comerciantes, pero como los líderes civiles y militares del país cerraban, se adueñaban y echaban a perder todo lo que proveía, y el pueblo lo soportaba, tal vez se hartó; y molesto además por los empeños en ídolos e ideologías anticristianas, se tomó en serio lo que consideró una ofensa y del cielo nos llegó un escarmiento, un castigo por manirrotos y gastadores. El gobierno no fue ni se comportó ni se comportará como un buen padre de familia. Ha sido guía inconstante, poco confiable y muy propenso a dejarse seducir por doctrinas extrañas al cristianismo, realidades venezolanas que antes demostraron ser eficientes y rendidoras se rechazaron, destruyeron y eso no hay Dios que lo aguante.

 

Dios ahora espera por nosotros; así como dicen que aprieta pero no asfixia, tenemos que pensar que el Ser Supremo, cansado de mucho dar para poco o nada recibir, ahora nos aplica aquello de «ayúdate que Yo te ayudaré». No por mucho rezar Nuestro Señor nos va a seguir dando, espera que nosotros hagamos algo para entonces empujarnos como lo hacía antes que estos ladinos y pillos entraran a saco para arrasar con todo.

 

Nos toca a los venezolanos salir de las paredes contra las cuales hemos sido empujados. Un primer paso lo dimos, acudimos masivamente a las elecciones y arrebatamos la Asamblea Nacional a la sumisión oficialista; ahora la nueva mayoría legislativa debe avanzar a pesar de que otros poderes sigan sometidos a Miraflores, la Habana y las políticas torpes. Nos toca a nosotros, víctimas de la necedad y la incompetencia, dar soporte y al mismo tiempo exigir cumplimiento, inteligencia y coraje a los diputados en los cuales confiamos. Estamos obligados a mantenernos dispuestos al esfuerzo, a no dejarnos vencer, a ser ciudadanos activos que rechacen el pesimismo y rescatemos la fe. Primero y fundamentalmente en nosotros, y como consecuencia en Dios.

 

La política permite trampas, pero aún más oportunidades de acción. Tenemos instrumentos importantes. El referendo revocatorio, una enmienda constitucional pero, si Dios permite que sigamos siendo castigados con un Gobierno como el actual y que logre seguir equivocándose hasta 2019, nos toca morder el freno, mantenernos activos en nuestra fe y compromiso personales, y en Dios. Llevamos ya más de 2.000 años y Dios sigue presente no sólo en el cristianismo católico, protestante y ortodoxo, sino en los centenares de millones de musulmanes y de judíos.

 

 

Debemos seguir luchando por la confianza en nosotros, la producción, la inversión y el consumo, así como restablecer nuestras fatigadas reservas internacionales, y para eso necesitamos una nueva administración, pero debemos darle base y fuerza popular sólida, contundente y profunda como las democracias modernas. Sin un gobierno que conozca cómo recurrir a la ayuda internacional, promueva una renegociación ordenada de la deuda externa y que sepa también como rescatar la seguridad de los inversionistas nacionales y extranjeros, Venezuela no levantará cabeza.

 

Los países no desaparecen, pero pasan por momentos de extrema dificultad que dejan cicatrices profundas y perdurables mientras parece que Dios mira hacia otro lado. El gobierno no sólo nos trajo hasta aquí tras años de ignorancias, dislates e indecisiones en política económica y social, sino que se ha quedado inerte, desconcertado, ante la crisis que día a día se extiende y profundiza cada vez más, pretendiendo ignorar la realidad con quimeras como la “guerra económica” o el lanzamiento de algún eslogan como “los trece motores” y este miércoles insistió con una interminable cadena de casi 5 horas para prometer maravillas como envoltorio para aumentar el precio de la gasolina. Una de las grandes equivocaciones y pendejadas de Nicolás Maduro es creer que somos de verdad pendejos. Lo fuimos quizás, pero hemos tenido un muy duro entrenamiento, el desabastecimiento, las colas, los abusos de algunos militares y policiales, la falsedad del Gobierno y la incompetencia del Presidente nos mantienen al día.

 

No vamos a poder evitar los momentos difíciles y espinosos consecuencia de la constante improvisación, parálisis y obsesiva insistencia en el desmadre que ha dejado aplastada a la economía. Pero sí es posible minimizar el dolor, acelerar los plazos de recuperación y abrir la posibilidad de iniciar la reconstrucción. Una opción más responsable que esperar resignados a que Dios provea. Lo que cuenta, no lo olvidemos ni por un instante, es lo de “ayúdate que Dios te ayudará”.

@ArmandoMartini

Patadas de ahogado por Marianella Salazar

Ahogados

 

Después de confesar ante la Asamblea Nacional su impotencia ante los graves problemas del país –“Dios proveerá”–, a Nicolás Maduro no le quedaba otra que renunciar a la Presidencia de la República; sin embargo, prefiere que antes de marzo le den un golpe de Estado, cuando se venza uno de los gigantescos pagos de la deuda por un monto de 2,2 millardos de dólares, que no hay modo de honrar. Por eso se fue a los funerales del rey de Arabia Saudita, cuando podía representarlo su embajador, y seguirá viajando para dar oportunidades a los militares de que lo depongan y tener la excusa de que no lo dejaron enderezar su propio desbarajuste.

Son muy grandes las presiones que recibe Maduro, incluso desde el “nido de alacranes” del PSUV y de su entorno, que también trabajan para que se constituya un gobierno de transición. En la Fuerza Armada hay un gran descontento, 90% de la Fuerza Aérea y de la Armada está en contra del régimen, solo en el Ejército hay divergencias a nivel del generalato.

Él solito está buscando que lo tumben, por eso en su discurso del pasado 23 de Enero dio por seguro que lo querían sacar del poder. El ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, tuvo la oportunidad de conversar el tema largamente con él durante la gira presidencial; según nuestras fuentes militares, a su regreso, en una reunión privada, el ministro le informó al Alto Mando Militar y a un grupo de generales –que acusan a Padrino de guabinoso– que sí le había planteado “que no regresara al país porque existía el riesgo de que lo devolvieran”, pero que él se había negado y llamó a Diosdado (a quien le preocupa que en esa coyuntura también lo puedan meter preso), para que movilizara gente que lo recibiera.

Maduro responsabiliza a la oposición, que no tiene modo de instigar un alzamiento militar y a expresidentes comprobadamente democráticos como Pastrana de Colombia, Piñera de Chile y Calderón de México, de apoyar un golpe de Estado. ¡Patadas de ahogado! Si continúa allí es porque en el Ejército los superiores no se han puesto de acuerdo.

En este momento la principal preocupación de la oficialidad es evitar un enfrentamiento entre militares y evitar muertes, para que no se repitan los hechos del 23 de Enero de 1958, cuando fue derrocado el dictador Marcos Pérez Jiménez, porque los equipos de hoy, tanto en la Armada como en la Aviación son muy superiores y mejor artillados; por eso quieren prevenir aquella acción, cuando el primer componente que se sublevó fue la Fuerza Aérea. Padrino López no quiere que suceda otro “Caracazo” para no cargar con la responsabilidad de los muertos.

A un tris…

El país está completamente ingobernable, el desabastecimiento, la inflación y la indignación que se evidencia en las colas es una señal clara de desestabilización.

Hugo Chávez, que sí era un estratega, no dejó que la crisis del desabastecimiento llegara desde la provincia hasta Caracas. Entre las órdenes que dejó a Diosdado y a Nicolás, antes de morir, fue precisamente que no dejaran de surtir de alimentos a la capital, decía que si eso pasaba el gobierno se caía. Se trata de un asunto estratégico, el gobierno cree que con propaganda y represión, además de buscar chivos expiatorios en comerciantes que conserven algún inventario, podrá justificar el colapso provocado por su incompetencia y la corrupción.

Chávez tenía razón en eso, había que evitar el desabastecimiento en Caracas, pero “los dos ligaditos”, condenados a su misma suerte, no pudieron resolverlo y no podrán mantenerse en el poder. Ni siquiera pueden contar con los cubanos, que fueron los primeros que les dieron la espalda.

 

@AliasMalula

El Nacional 

 

Ene 28, 2015 | Actualizado hace 9 años
¿Dios proveerá? por Andrés E. Hobaica

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En su pasada alocución, el 21 de enero de 2015, Maduro cambió públicamente la religión en nuestro país, o mejor dicho, oficializó la que existía de hecho. Es una (triste) realidad, que la gran mayoría de los venezolanos no depositan su fe en el cristianismo-catolicismo, judaísmo, islamismo, ni siquiera en los distintos cultos santeros que están de boga en estos días, sino en el culto al Estado (Estadismo). El Estado venezolano, desde hace más de 40 años, ha intentado ser todopoderoso, receptor de plegarias y ejecutor de deseos, con más ahínco en estos últimos 13 años; pues no hay tarea que no se arrogue o necesidad que no intente de satisfacer, desde la producción de abono a subsidiar whiskey, de producir bicicletas a crear un organismo para gestionar la suprema felicidad social. Sin embargo, hemos visto que la omnipotencia de un Estado es directamente proporcional a su cartera…

Después de más de un mes de expectativas para los anunciados anuncios económicos y cambiarios, Maduro terminó diciendo poco, y de lo poco, bastante mal es lo que se puede esperar. Después del derrumbe de los precios del petróleo en el último cuarto del 2014 y en lo que va de 2015, Maduro optó por gastar en lugar de recortar. Cuando la realidad económica clama desesperadamente por austeridad, el gobierno refuerza el paternalismo: el presupuesto de las misiones va a toda marcha,  millones y millones de bolívares para las pintorescas ocurrencias “sociales” de los planificadores revolucionarios. Arrancaron decretando 15% de aumento del salario mínimo, cuando el Estado venezolano es el principal empleador nacional, con casi 3 millones de empleados.  Después de prácticamente un año de discusión, el Gobierno no logra dilucidar si es necesario el aumento de la gasolina, mientras tanto este subsidio regresivo nos cuesta más de 200 millones de dólares al mes. Por último, en materia cambiaria optaron por conservar 3 tipos de cambio, la única tasa que anunciaron que iban a mantener es la más irracional e irreal de todas, Bs. 6,30 por dólar; pero únicamente para alimentos y otros bienes de primera necesidad.

Hasta la fecha, no se han adoptado los ajustes económicos necesarios, y los anunciados son insignificantes. El resultado será (y es) lógico: nuestro Estado Divino no proveerá, y Dios menos. La economía no escucha plegarias, ni cree en religiones, no jugar por sus reglas conlleva ciertas consecuencias (“autosuicidio colectivo”). No quiero parecer un hombre de poca fe, pero se quieren lograr ciertos resultados y todos los esfuerzos de aquellos en la posición de dirigirnos a ellos, van en el sentido opuesto… ¡Y Él lo dijo! (o por lo menos se le atribuye la frase): “ayúdate, que yo te ayudaré”.

 

 

Tin marín de dos pingüé ... por Orlando Viera-Blanco

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Por su parte, para Maduro su presente, pasado y futuro es Chávez. No ha sido derrotado -dice-. Por lo pronto, no hay desodorante ni toallas sanitarias. ¿Quién derrota a quién?

 

La ligereza en la conducción del Estado quedó plasmada como nunca en la alocución de Maduro el miércoles 21-E-14. Mientras el país es testigo cómo el pueblo hace colas inéditas e insufribles en la historia republicana por comida, la gran reflexión de quien conduce nuestros destinos desmantelados fue»Chávez-vive». Cómo hubiese caricaturizado Charlie Hebdo este personaje entre dioses, silbidos y palomas parlantes…

El día anterior el presidente Barack Obama presentó su discurso anual sobre el Estado de la Unión. Una tradición que inició George Washington el 8-E de 1790 en NY. En el discurso de la Unión el presidente recuerda los hechos cumplidos por la administración el año pasado, así como la agenda por el año que viene, en un tono alegre y optimista. En un punto del discurso, el presidente siempre dice: «El Estado de nuestra Unión está fuerte» («The State of our Union is strong»). Y lo demuestra con hechos y decisiones que rinden cuenta a un país representado por sus instituciones. Obama no hizo esperar esa euforia democrática y republicana. «Esta noche pasamos página» dijo al Congreso. «En este momento, con una economía en crecimiento, déficit menguantes, una industria desbordante y un boom en la producción energética, hemos salido de la recesión más libres para escribir nuestro futuro». En contraste, Maduro acusa la conjura «de una economía criminal de acaparamiento y de contrabando de extracción».

Obama habla del pasado y del futuro: «Han pasado 15 años de este nuevo siglo. 15 años que transcurrieron con dos guerras largas y costosas; que vieron una recesión brutal que se expandía por nuestra nación y por el mundo. Pero esta noche vamos a dar un giro. Después de un año de logros significativos para EEUU, nuestra economía crece y genera empleos al ritmo más rápido desde 1999… Más de nuestros hijos se gradúan hoy que antes; más de nuestra población tiene seguro médico; somos más libres del petróleo extranjero de lo que hemos sido en casi 30 años»… Por su parte, para Maduro su presente, pasado y futuro es Chávez. No ha sido derrotado -dice- «ni podrá serlo por ninguna conspiración y estrategias de guerra económica». Por lo pronto, no hay desodorante ni toallas sanitarias. ¿Quién derrota a quién?

Obama se compromete a no ser un freno para el progreso. «Debemos hacer más que evitar empeorar. Esta noche, juntos, hagamos más por recuperar la conexión entre el trabajo duro y la creación de oportunidades para todos en EEUU». Maduro confiesa que en 15 años de Revolución se quintuplicaron los ingresos de PDVSA y llegaron en el 2014 a ¡1.182 millones de dólares! Pero PDVSA inexplicablemente aumentó su nomina 6 veces, su deuda diez; no hay pollo ni papel higiénico; nuestras reservas líquidas están en el suelo y nuestro oro hipotecado… Obama asume el reto del crecimiento y habla de las «empresas del siglo XXI que necesitan infraestructuras del siglo XXI: puertos modernos, puentes más sólidos, trenes más veloces e Internet más rápido». Maduro se ancla en el socialismo repartito e improductivo del siglo XXI; se cuida de no decir «millonas» -sic- y apela al coeficiente de «desigualdad» de Gini, en un país donde asesinan igualitariamente… Obama apela «a la ciencia, la tecnología, la investigación y el desarrollo que se realice en EEUU». Maduro culpa el desmadre «a la especulación brutal de mafias que se han apoderado de los sistemas de distribución y comercialización», en una economía en la que no quedan sistemas de nada. Por cierto, para Maduro, Cadivi es impoluto; la devaluación va (sin decir cuánto) y la gasolina aumentará, pidiendo a choferes que no aumenten el transporte (!?). Obama apuesta a «un Internet libre y abierto, dando alcance a todas las aulas y a todas las comunidades». Para Maduro el «Fracking» es el culpable de la debacle petrolera y la salida es el Estado comunal y más misiones (sin real).

Obama al cierre dice: «Hay un último pilar fundamental de nuestro liderazgo: el ejemplo de nuestros valores». Y no evade sus problemas. Menciona y le duele la muerte del policía negro Michael Brown en Fergunson, Missouri… Maduro cita a L.V. León, quien según dice «no plantea que cambien el modelo socialista». Sus valores: ¡No Volverán, No volverán!… Obama promueve la pluralidad: «Las personas que vivimos en EEUU respetamos la dignidad humana; por eso he prohibido la tortura y continuamos rechazando los estereotipos ofensivos sobre los musulmanes. Defendemos la libertad de expresión y abogamos por la liberación de los presos políticos». Maduro ni asomó posibilidad de dar libertad a los presos políticos… Obama con orgullo y autoridad anuncia «por primera vez en 40 años, el índice de criminalidad y tasa de encarcelamiento disminuyeron a la vez». Maduro recuerda a Serra y olvida 200.000 muertos impunes y 50.000 presos en 15 años de revolución.

Obama habla de EEUU como una gran familia unida; da Gracias a Dios y bendice a América. Maduro con un tin marín de dos pingüé concluyó diciendo, «Dios proveerá». Pues nada… ¡Dios no agarre confesados!

 

 

@ovierablanco

vierablanco@gmail.com              

Consejitos para Dios por Carolina Jaimes Branger

DiosProveerá

 

Querido Dios,

 

Me entró un fresquito cuando supe que de ahora en adelante serás Tú quien proveerá, porque este gobierno revolucionario es una pifia proveyendo. Ya pocos creen el cuento de la “guerra económica”. La mayoría está tan convencida de que aquí en Venezuela lo que hay es una “torta económica”, que recibió con beneplácito la noticia de que de ahora en adelante, Tú te encargarás.

Te escribo entonces para darte unos consejitos, porque alguien infinitamente bueno como Tú, no se imagina lo que es vivir en un lugar infinitamente malo, donde hay gente infinitamente mala e infinitamente incapaz. También por aquello de “con el mazo dando” (pero no con el mazo de Diosdado, ojo. Con ése tienes que tener extra cuidado).

Primero, Señor, te digo que no confíes en NADIE. No se te ocurra dejar NADA con los militares, porque esos no cuidan nada. Sé que suena contradictorio que no se pueda confiar en quienes resguardan la Nación, pero te lo digo por tu bien, mosca con ellos. Algunos tienen hasta negocios con los bachaqueros y lo que les entregues irá a parar en Colombia y no nos podemos permitir ese lujo, porque aquí la peladera es pareja. Porque no sé si sabes, Diosito, que aunque tengas dinero, no se encuentra qué comprar.

Si en tu proveeduría te encuentras con un señor que se llama Aristóbulo, ponlo a hacer cola, por favor, aunque no haya cola. Y también mete en esa cola a Yván Bello, Félix Osorio y a Marcos Torres y déjalos ahí por un buen tiempo. Yo te explico después.

Querido Diosito, te doy una listica de las muchas cosas que faltan aquí para que no te agarre de sorpresa cuando vengas. Necesitarás un maletón: aquí no se consigue carne, ni pollo, ni leche, ni café, ni harina de maíz y de trigo. Tampoco se encuentran pañales, ni fórmula para bebés, ni compotas. Mucho menos afeitadoras, jabón o champú… Tráete Losartán Potásico por si te sube la tensión, porque aquí uno pasa cada calentera, que es mejor estar prevenido. No creo que tengas problemas de azúcar ni de tiroides, pero mete unas cajitas de Glucofage y Euthyrox por si acaso, porque el estrés enferma, y aunque sé que eres Todopoderoso, te prevengo. Incluye cualquier otro remedio que puedas necesitar. Me imagino que a Ti no te dará cáncer, pero trae quimioterapias, porque no te imaginas lo que han padecido los enfermos por no conseguirla.

Tienes que traer tu carro y los repuestos, empezando por la batería, porque en Venezuela, ni hay carros, ni hay repuestos. Sé que suena al cuento aquel del infierno venezolano ¡y a eso vienes, al infierno!

Como lo de la escasez es la punta del iceberg, te sugiero que traigas a San Marcos para que te ayude a poner orden en este caos financiero, y quizás no sea mala idea invitar a tu gabinete a Tomás de Aquino, Agustín, Alberto Magno o a Buenaventura. Pero, por supuesto, eso lo decides Tú. Yo lo que hago es darte ideas.

Si tienes un rayo congelador como el del Señor Frío de Batman, por favor que no se te quede. Es para congelarle las cuentas a tantas cucarachas y ratas (de ambos lados) que han desvalijado nuestra Nación. Si Tú logras recuperar esos reales, te aseguro que podrás pagar muchas cosas. Porque lo que se han robado no te lo puedes imaginar en tu infinita Misericordia.

Y no sería mala idea que viniera San Miguel Arcángel para que derrote a los demonios que nos acosan. Que se venga con la espada bien afilada y si tienen chalecos antibalas en el Cielo, es recomendable que se traiga al menos uno. Y un casco de titanio. Quien Tú menos piensa, está armado. Y te matan hasta para robarte el celular, de manera que te aconsejo uses uno chimbín, que no es para que no te maten, sino para bajar las probabilidades de que eso suceda. Aunque te advierto que aquí ya no se consiguen vergatarios, si estabas pensando en usar uno de esos.

Finalmente, Señor, me pongo a la orden para servirte de cicerone o asistente.  Y te pido encarecidamente que nos traigas paciencia, tolerancia, esperanza y sobre todo, decencia y honestidad. Cualquier duda, me llamas al celular.

 

@cjaimesb

Luis De Lión Ene 25, 2015 | Actualizado hace 9 años
La economía, estúpido por Luis DE LION

Euros

 

El jueves pasado el Banco Central Europeo, anunció un excepcional programa de compra de activos por un valor de 60 millardos de euros mensuales. Ello con la esperanza de bajar el valor del Euro, para poder relanzar las exportaciones y así escapar de la recesión y luchar contra el desempleo.

Se trata de una medida, que en situación de crisis, también ha sido implementada por otras economías como ha sido el caso en los EE.UU., Inglaterra y Japón.

Dichas medidas excepcionales, en el argot de los expertos son conocidas bajo el término “quantitative easing”. Básicamente se trata de una compra masiva de deuda, de preferencia pública, para inyectar dinero fresco en la economía. Muchos llaman a eso, activación de la máquina de fabricar billetes.

La muy competitiva industria europea había perdido fuerza al ver sus exportaciones penalizadas por una moneda, el euro, sobrevaluada. Una desventaja que influyó directamente en el aumento del desempleo, que se convirtió en un muy grave problema estructural para las economías de la zona Euro.

Alemania, ha aceptado el brutal cambio en la política del BCE, a condición que los países más afectados sigan adelante en sus respectivas y necesarias reformas.

Un día antes de los anuncios monetarios europeos, desde Caracas, con un retraso inexcusable, Nicolás Maduro, dio su discurso de memoria y cuenta, ante una Asamblea a sus pies.

Sin embargo, lejos de aprovechar esa inmensa ventaja, el heredero del Teniente golpista Hugo Chávez, prefirió aumentar la incertidumbre económica. El estado actual de quiebra de Venezuela, se debe al legado del “padre” político de Maduro.  Un inventario nada exhaustivo arroja lo siguiente; unos 4 millones de hectáreas expropiadas e improductivas, 280.000 empresas quebradas, una PDVSA desmantelada y la consecuente sequía de dólares.

Por su parte, el incompetente Maduro, no ha tenido mejor idea que, declararle la guerra a distribuidores y mayoristas. La ceguera del inexperto e irresponsable que dirige los destinos de Venezuela, no le permitió ver que él tiene bajo su dominio el 75% de los distribuidores y mayoristas del país.

Toda una desesperanza, la venezolana, mientras los líderes del resto del mundo, de forma responsable toman todo tipo de medidas, para ofrecerle a sus gobernados desarrollo y prosperidad.

luisdelion@gmail.com

@ldelion

Un mejor destino por Gonzalo Himiob Santomé

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Confieso haber sido de los millones de venezolanos que se mantuvieron pegados a sus televisores o a la radio el pasado miércoles, a la espera del discurso de Maduro. No tanto porque anticipara alguna sorpresa, ni mucho menos soluciones concretas a nuestros problemas, sino porque de lo que diría, pero además de lo que no diría, podríamos evaluar cuál sería el destino inmediato de nuestra nación. En ese sentido, no nos dejó con los crespos hechos. Ya sabemos qué nos espera.

Más allá de la perorata, aburrida ya, sobre los imaginarios escenarios de “guerra económica”, de los delirios sobre conspiraciones internas y externas y del ya patético “yonofuismo” al que nos tiene acostumbrados la “revolución bonita” desde hace ya más de tres lustros, del discurso de Maduro pudimos extraer varias conclusiones importantes. Podemos separarlas de acuerdo a dos criterios: el que se refiere a lo que dijo y reflejó en sus palabras, y el que abarca lo que no dijo, aquello sobre lo cual, sencillamente, guardó silencio.

Sobre las segundas, sobre aquello que no dijo, hay mucho que elaborar. No mencionó, por ejemplo, ni una sola vez al grave problema de inseguridad que padecemos todos los venezolanos. Ni una sola palabra soltó, como si eso no fuese de su incumbencia o como si no fuese su responsabilidad, sobre el lamentable balance de casi 25.000 fallecidos a manos de la violencia en el 2014. Tampoco dijo “ni pío”, y eso que se supone que le hablan los pajaritos, sobre las estadísticas oficiales que reflejan un índice de impunidad generalizada que supera el 90%. Es un juego perverso, doloroso y hasta ofensivo. Es jugar a que el problema no existe si no se verbaliza, si no se habla de él. Es callar y maromear sobre la tumbas de miles de personas que allí seguirán esperando que el poder comprenda que su primer deber es el de garantizar la vida del pueblo, que eso no lo digo yo, sino nuestra Carta Magna (sí, la “bolivariana”) y que es el momento de aceptar que el gobierno no ha sabido siquiera administrar, en materia de seguridad, su estruendoso fracaso, uno que suena a balacera, a llanto, a soledades.

Tampoco lo dijo expresamente, pero quedó muy claro que para Maduro no existen más víctimas de crímenes y de violaciones a los DDHH que las que estén de su lado. Allí estuvo la madre de Robert Serra, que fue vilmente asesinado, pero las puertas de la AN y de los órganos de la administración de justicia siguen cerradas para las madres y los demás familiares de Bassil Da Costa, Juancho Montoya, Geraldine Moreno, Génesis Carmona, Adriana Urquiola, Mariana Ceballos, Argenis Hernández, Jesse Acosta, Guillermo Sánchez, Roberto Redman, José Alejandro Márquez, Asdrúbal Rodríguez, José Amarís, Ácner López, Giovanni Pantoja, José Guillén, Johan Quintero, Willmer Carballo, Arturo Martínez, Doris Lobo, Jesús Labrador, Giselle Rubilar, José E. Méndez, Jimmy Vargas, Danny Melgarejo, Luis Gutiérrez, Wilfredo Rey, Josué Farías, ni los de los demás fallecidos el año pasado en el contexto de las protestas. Tampoco hubo espacio para los torturados y lesionados por los cuerpos de seguridad del Estado, ni para los detenidos injustamente por cometer el “grave pecado” de haber alzado su voz. Estos, sencillamente, representan una verdad incómoda sobre la cual es mejor, para Maduro, no hablar. No existen. En todo caso, si se hace mención de ellos, es para consolidar la mentira oficial sobre los graves acontecimientos de los últimos meses. Esa es, para el gobierno, su única utilidad.

Arremetió Maduro contra los distribuidores y mayoristas de los productos que hoy, a todas luces, escasean en Venezuela, pero no mencionó ni un solo avance en su gestión dirigido a garantizar la producción nacional, ni mucho menos tuvo el coraje de asumir que su mentor, Chávez, se había equivocado de plano en la ejecución de sus políticas confiscatorias “socialistas”. De eso tampoco se rindió cuentas. De las empresas destruidas por la voracidad del Estado no se habla, pero son manchas que no se quitan. No mostró ni una sola obra de importancia, y en cuanto a la infraestructura solo habló de lo que va, supuestamente, a hacer, no de lo que a estas alturas debería estar hecho. Habló de la supuesta disminución de las tasas de desempleo nacional, pero no dijo que la trampa está en que a quienes pierden sus empleos formales, que son forzados a dedicarse a la economía informal, sus estadísticas chucutas los consideran como “trabajadores”.

Del mercado cambiario no dijo nada que no estuviera ya previsto en las normas vigentes desde el año pasado. Las modalidades de adquisición de divisas propuestas no son novedad, lo que ha faltado es terminar de regularlas, que no se ha hecho. Aunque dijo que tenía claro que el control de cambios debe ser, por su costosa naturaleza, temporal, no explicó entonces por qué en nuestro país ya tenemos once años limitados por éste ni tuvo el coraje de asumir que hay que desmontarlo. Lo único que puede concluirse de sus “anuncios” sobre este tema es que las mafias privilegiadas de enchufados seguirán, como hasta ahora, recibiendo dólares “mango bajito” para luego disponer de ellos como si fuesen trufas blancas del Piamonte italiano; pero ni siquiera para estos arteros hubo buenas nuevas, pues al final del día solo se puede vender lo que se consigue, y la caída de los precios del petróleo, principal fuente de las divisas que recibe Venezuela, continuará limitando la oferta de las mismas. La “torta” a repartir entre estos aviesos será mucho más pequeña, y no hay manera de hacerla rendir más. Tampoco le escuché asumiendo la responsabilidad, ni pidiendo excusas, por los innumerables abusos que de la mano de la Ley Contra los Ilícitos Cambiarios, se ejecutaron contra los operadores de casas de bolsa y cambiarias que existían en el país, llevando a muchos ellos, por mero capricho y ceguera del ausente, a la cárcel por hacer antes lo que ahora se promueve como una “solución”.

De lo que sí dijo Maduro queda claro que lo que sí viene es el aumento de la gasolina, que no nos quepa duda. Por supuesto, como sabe y reconoce que tiene “al 150% del país” en contra, no se atreve Maduro a implementarlo de una vez. Escurre el bulto “abriendo el debate”, según dijo, sobre el tema, lo que no es más que lanzar un globo exploratorio que mida el impacto que dicha medida tendrá en la población antes de largar el sablazo ¿Es necesaria la medida? Ciertamente, pero todos sabemos por sí misma no solucionará ninguno de los problemas económicos de nuestra nación. También vendrá un aumento adelantado del salario mínimo de un 15%, pero no explicó cómo ese porcentaje servirá para contrarrestar los efectos de una inflación que, según las cifras oficiales, superó el año pasado el 60%, ni dijo de dónde saldrá el dinero para asumir esa carga. Las cuentas no dan.

En fin, tras el discurso de Maduro mi conclusión es que Venezuela, es hora de que lo asumamos todos, merece un mejor destino en mejores manos ¿Dios proveerá?

 

@HimiobSantome

Plan económico “Eudomar Santos” por Brian Fincheltub

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Directo del Barrio Moscú a Miraflores, el popular Eudomar Santos llegó como pitcher de emergencia a recuperar la economía venezolana. Con su recordado “¿Qué es lo que esta pa´sopa?” puso orden en el gabinete económico del madurismo. Sus recomendaciones son seguidas al pie de la letra por el alto gobierno y hasta le redactó el discurso de Memoria y Cuenta a Maduro. Eudomar está decidido a ganarse el Nobel de Economía son su “plan de rescate”, pero la competencia está difícil, le ronca en la cueva Jorge Giordani, un genio del ensayo y error.

Para quien a estas alturas no entienda nada, el “Dios proveerá” de Nicolás Maduro es el nuevo “Como vaya viniendo vamos viendo”. Nos recuerda aquel popular personaje que sigue en el ideario colectivo por representar de manera tan exacta al venezolano que vive el día a día, que no planifica, que no aspira, que no sueña, que a todo problema le busca la vuelta en lugar de darle solución. Es la encarnación de la improvisación, el resentimiento y la mediocridad, que paradójicamente ganó popularidad porque muchos se sintieron representados con él.

Eudomar era hasta más responsable, porque con su accionar solo afectaba a Eloina. Maduro deja en manos de la suerte el destino del país, cuando ha sido mucha el agua que ha corrido en estos dieciséis años de chavismo, cuando han manejado los mayores ingresos petroleros de nuestra historia, cuando han dejado escapar lo que en mundo llaman la “década de Latinoamérica”, convirtiéndola en la década perdida. Vaya manera irresponsable de llevar las riendas de un país. Somos 30 millones de venezolanos los que padecemos las improvisaciones de una cuerda de montoneros que le siguen dando palo a la piñata cuando hace tiempo la dejaron sin nada.

Dios dijo “ayúdate que yo te ayudaré” y miré que nos ayudó bastante, proveyéndonos de cuantiosos recursos naturales y abundancia. Fuimos nosotros, asumo también una culpa que heredo, los que le echamos la partida para atrás a Dios eligiendo a los peores y obligando a escapar a los mejores.

No esperemos señales de cambio de quienes tienen años actuando erradamente, a ellos no les importa nuestro bienestar, estirarán la cabuya al máximo, solo para mantenerse en el poder. En ese camino no les importará nada. Recemos, pero también comencemos a  cambiar nosotros, entendamos que la fe es un impulso, pero solo la acción es lo que hará mover montañas.

 

 

Encontacto@brianfincheltub.com

@Brianfincheltub