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Dilema

Votar o no votar: un falso dilema, por Armando Armas
Votar
Al tener todos los indicios y la experiencia de enfrentar a un régimen delincuencial, el votar o no votar en las “elecciones” convocadas por la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente no constituye ningún tipo de dilema.
Un dilema es una situación difícil o comprometida en que hay varias posibilidades de actuación y no se sabe cuál de ellas escoger porque ambas son igualmente buenas o malas.
En este sentido debemos dejar de pensar en este particular de manera binaria, es decir: vamos o no vamos; y más bien hay que empezar a pensar en soluciones innovadoras, originales, sacadas “fuera de la caja” que siempre tengan como elemento central la movilización de la gente.
Y es que votar, elegir y movilizar son acciones que pueden estar relacionadas entre sí, pero no son lo mismo.
En democracia votamos para elegir a nuestros gobernantes, y en el marco de un proceso electoral se moviliza a la sociedad en campañas y debates electorales.
Por el contrario, en las dictaduras tradicionales se cercena el derecho al voto, se restringen la mayor cantidad de elecciones y la movilización es atacada por un estado policial.
A medida que las dictaduras han ido evolucionando, estas usan los procesos electorales como máscaras democráticas con fines propagandísticos y de control social para que el voto sea un elemento más que coadyuve a la consolidación del sistema. En estos casos, la movilización vinculada a una elección controlada o limitada es como cuando un rebaño “entra por el carril”. El esfuerzo de movilizar a la sociedad se convierte entonces en un elemento para la frustración y/o la sumisión del pueblo.
Hay quienes piensan que yendo a este nuevo fraude le estarían “quitando la máscara al régimen” pero ese argumento ya está más que trillado. El régimen tiene tantas máscaras como mentiras sean capaces los hermanos Rodríguez de decir: infinitas. Ya todo el mundo está más que claro en eso.
Estamos ante un régimen que tiene la experticia del manejo de los recursos del Estado por dos décadas, una capacidad de adaptabilidad demostrada, tiene aliados internacionales muy poderosos, y ningún tipo de escrúpulos.
Ante eso, lo que queda es el trabajo de equipo  que genere confianza entre el liderazgo y entre este y la ciudadanía; y esto a su vez se logra con planteamientos claros y coherentes. Y claro, mucha ayuda de los aliados internacionales de la democracia.
Bajo las actuales circunstancias y con las actuales condiciones, lo que está planteado es una nueva estafa a los anhelos de cambio y libertad de todo un país.
¿Y Entonces que hacer?
Entendiendo que no solo votando se elige y que la movilización es un elemento fundamental, propongo que nos movilicemos!
Es decir, que pasemos de la indignación a la accion.
Y hay muchas maneras de hacerlo. Una es que la ciudadanía se comunique con sus representantes para plantearle sus inquietudes y propuestas. Los políticos no nos las sabemos todas!
El germen de la movilización de ideas se tradujo en diversos mensajes, correos electrónicos, notas de voz, llamadas, etc; que mucha gente me ha hecho llegar y que me motivaron a llevar mis ideas al seno de mi partido y a la opinión pública en forma de declaraciones y este artículo por ejemplo. El que la gente se mantenga vinculada con el proceso de liberación de Venezuela es una manera de participar movilizando ideas y recursos de todo tipo.
Desde el punto de vista individual, el mantener firme la esperanza es el acto fundamental y primigenio de resistencia contra la dictadura; y eso depende de cada uno de nosotros.
Desde el punto de vista colectivo, creo que hay que comenzar por el principio. Volver a lo básico como dicen los deportistas.
Replantear la coalición UNITARIA es un primer paso necesario. La MUD, que fue una mera coalición electoral, debe darle paso a un Frente Amplio en el que estén todos los sectores que quieran liberar a Venezuela. Esta es una idea que ya tiene tiempo en el ambiente, pero que ha llegado el momento de concretar.
En aras de la conformación de esta nueva plataforma de lucha, hay ciertos elementos a tener en consideración:
1) Debe haber un diagnóstico compartido.
2) Debe haber una estrategia que se plantee en función de múltiples escenarios.
3) Tiene que haber un liderazgo colegiado con jerarquías claras y acordes a un proceso de legitimación.
4) Debe funcionar bajo reglas claras para el proceso de toma de decisiones.
5) Debe incluir al exilio. Los que estando fuera de nuestro país deciden seguir luchando son tan importantes como quienes estamos dentro, y por ende deben formar parte del proceso de toma de decisiones. Si Hace 60 años los lideres del país pasaron años exiliados y desde allá articulaban a punta cartas; es inconcebible desestimar a nuestro valiosisimo exilio político en la era de las telecomunicaciones.
Una vez llegado a estos consensos y acometidas estas tareas, pues se podrán tomar decisiones acertadas que brindarán confianza a los venezolanos y a nuestros aliados de la comunidad internacional.
Soy de los que piensa que lo que entró por votos, por votos debe salir; pero no solo se vota para elegir liderazgos.
¿Se imaginan un referéndum consultivo por ejemplo sobre el llamado “plan de la patria”?
Es cierto, unas elecciones presidenciales, a diferencia de unas elecciones de gobernadores o alcaldes, pueden ser un hito movilizador para salir de este desastre. Pero aún para  que eso ocurra, se deben tener condiciones mínimas para concurrir y entre ellas es fundamental un calendario electoral que brinde el tiempo necesario para resolver temas como la organización de nuestras fuerzas que, siendo mayoritarias, en estos  momentos están dispersas.
También es verdad que los venezolanos nos gusta votar y queremos votar; pero votar para elegir, no para que nos sigan viendo la cara de pendejos, andar dando lástima y quedando como unos incoherentes ante los ojos del mundo.
Es por ello que el votar o no en un proceso desde todo punto de vista viciado, en donde se conoce el resultado de antemano y que desde ya esta siendo rechazado por las democracias del mundo es un falso dilema.
Votar para elegir si; ser victimas de una nueva estafa electorera ni lo piensen.

@ArmandoArmas

El dilema de Henry, por Orlando Viera-Blanco

henry

No es la primera vez. Lo vivió Rosales. Lo enrostró Leopoldo López. Lo encaró María Corina Machado, Capriles y Antonio Ledezma. La amenaza. El asecho. Es jugársela o no por la dignidad y por la libertad. Para un líder político la demostración de su voluntad de sacrificio, pasa por enfrentar estos dilemas. Asumir la represión a riesgo de no obtener reacción de las masas o  lanzarse al exilio o la clandestinidad,  a riesgo de quedar solo y aislado. En definitiva inmolarse es un acto hidalgo, que no pocos tildan con ingratitud “un tonto más que se dejó agarrar”.

Las circunstancias me han acercado a actores políticos protagónicos.  Articular entre Maria Corina,  Ramos Allup, líderes de VP o de UNT, ha sido a lo menos enriquecedor.  Igual mantengo viejas amistades en PJ, como Carlos Arocha o Jorge Millán.  El común denominador: Respeto al poder, valentía y amor por Venezuela. Sin excepción son venezolanos muy preparados, con una disposición de entrega y  lucha por el país a prueba de colectivos, milicias o mazos. No dudo que Venezuela seria otra, dirigida por esta combinación de experiencia y relevo político. Tienen estilos diferentes. Ramos Allup es irreverente, agudo, incansable, madrugador. Piensa y procesa información más rápido que su verbo, y que cualquiera de sus adversarios. Es tanto un observador incisivo como noble y amplio de gestos. Y es un gran negociador. Si el adversario quiere sentarse a construir consensos, lo hará. Pero debe mediar un mínimo de decencia y sensatez. María Corina es igualmente brillante, organizada, trabajadora. Una mujer más flexible y accesible, de lo que exhibe. Liberal, progresista, moderna, con una visión gerencial muy estudiada, lo cual es un desafío en un país clientelar, machista y pretoriano. Su calidez y dulzura a veces se oculta en el rigor de la política. Una dinámica violenta que atrapa el lado humanista de todos los venezolanos. Cuando las aguas vuelvan a su cauce, volveremos a la Venezuela matriarcal que amanece con una sonrisa en sus labios. Por lo pronto, el momento socio-político nos corroe por  intemperante, turbulento, ansioso, convulsivo.  Como lo sugiere Alberto Barrera Tyszka en su novela «Patria o Muerte», a Venezuela la convirtieron en un cuartel,  pero sin disciplina, sin orden y sin respeto. Un cuartel que más parece una cárcel…

El dilema de los actores políticos que en libertad, es decidir hasta donde la permutan por sus desafíos. Dos sentencias recientes del TSJ criminalizan el lobby internacional y preparan la cama al delito de usurpación de funciones y desacato, quien continúe con esa práctica. Retar al carcelero no son cosas de coser y cantar.   Desde 2014 el gobierno decidió que la represión paga.–sic- Fueron por López en cuyos cálculos no estaba una prisión tan prolongada. Fueron por Maria Corina, y  le aplicaron un torniquete menos medieval prohibición de salida del país (por demostrar que en lo internacional  lleva una  agenda impecable).  Fueron por Ledezma, por no tener el Alcalde un competidor Chavista de peso en Caracas. Y  fueron por Rosales, por significar lo mismo en el Zulia, un bastión que el Chavismo quería recuperar. ¿Cuáles han sido las consecuencias? Los que se enfrentaron a las medidas judiciales quedaron aislados  en sus liderazgos. Aunque en términos de preferencia la disidencia reconoce su valentía, no ha habido un frente nacional realmente avalanchado y amalgamado, que salga a arriesgar por ellos tanto como aquellos arriesgaron por nosotros. Entre escasez, colas y bachaqueo, nos tienen a todos sobreviviendo. Y la arenga política se complica. No hay tiempo sino para conseguir yuca y plátano.  ¿Ante las amenazas de los operadores políticos del gobierno (TSJ, MP, FFAA), que podemos hacer?  ¿Debe ir  Henry a la OEA o a las NNUU; al parlamento canadiense, o al Europeo?  ¿Puede el presidente de la AN reunirse con mandatarios, como lo hacen normalmente parlamentarios del mundo?  ¿Debe el líder adeco visitar parlamentos sopena de ser despojado de su inmunidad, su curul y enviado a casa por cárcel?

El dilema no es sencillo. El gobierno no le importa el sensible costo político de mandar a quien le venga en ganas, a las duchas. Y si no hay respuesta popular y ciudadana, habrán enviado la esperanza, la libertad  y la decencia, nuevamente tras las rejas.  Un punto a favor de la estrategia del gobierno que inmoviliza por desmoralizante. Pero lo contrario, es decir, doblarse nuevamente para evitar partirse (dixit Henry Ramos), seria precisamente partirse en diez… Porque dejar que una nueva bofetada política prospere (van 17 en igual número de sentencias), es declarar una derrota política ominosa por chantaje, muy peligrosa.

Aún advertido que el pellejo no es de uno, Henry tiene que avanzar en sus agendas a riesgo de la amenaza gubernamental, porque la política demanda. Ya vimos el costo político que significó la ida de Rosales a Lima. Y por eso regresó a plantarse en el Helicoide…

La política decanta. No dudo que estos dolorosos sacrificios pulsen desenlaces. Es duro, es indignante, pero como decía la abuela: !Toca!. No los abandonemos…

@ovierablanco

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