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diáspora en venezuela

Observatorio de la Diáspora: Reapertura de frontera con Colombia no frenará flujo migratorio
El gobierno de Guyana notificó que empezarán a legalizar la estadía y el trabajo de más de 22.000 venezolanos que han emigrado desde principios de la década del 2000
Human Rights Watch anunció que el flujo de venezolanos migrantes por el Darién en 2022 es 60 veces mayor al del año pasado
Páez considera que el flujo de migrantes venezolanos seguirá igual o en aumento pese a la reapertura del paso fronterizo legal entre Colombia y Venezuela

Este 29 de septiembre, el sociólogo Tomás Páez, coordinador Observatorio de la Diáspora Venezolana, declaró en una entrevista a Circuitos Éxitos que la migración venezolana seguirá en aumento «mientras siga la crisis humanitaria en el país, sin importar que abran o cierren fronteras»

Sus declaraciones se registraron trasel anuncio de los gobiernos de Guyana y Venezuela para continuar las discusiones con el objetivo de legalizar la estadía y el trabajo de más de 22.000 venezolanos que han emigrado desde principios de la década del 2000

«Quizás la cifra sea un poco mayor, porque algunos venezolanos migran de forma muy irregular y precaria, saltando los puntos de observación», acotó el sociólogo.

Páez consideró que la diáspora venezolana es bastante extendida, pese a la falta de datos estadísticos dentro del territorio nacional. Afirmó que la permanencia de este fenómeno demográfico seguirá de forma constante o en aumento si no mejoran las condiciones de vida de Venezuela.

«Lo importante es saber que existen más de 90 países que son receptores de migrantes venezolanos. Tenemos una nueva geografía de lo que significa la venezolanidad», consideró. «Mientras permanezcan las condiciones (políticas y humanitarias) que existen en el país, la migración seguirá creciendo. Diariamente, se están contando entre 1.200 y 1.400 venezolanos que salen por fronteras. Y si las condiciones se facilitan, quizás salgan más».

Del mismo modo, el sociólogo recalcó que la reapertura del paso fronterizo formal entre Colombia y Venezuela solo mejoraría el comercio y el tejido social de la zona, más no frenaría el flujo migratorio de venezolanos que sale del país con diferentes destinos. 

«Si bien el paso formal de la frontera ayudará al tema económico y social, el fenómeno migratorio está intrínsecamente conectado con la situación interna del país, que estamos viviendo en una crisis humanitaria compleja», agregó. «Cuando tienes una situación tan precaria como la de Cuba o la de Venezuela, las personas buscan otras opciones de vida sin importar el camino».

Flujo migratorio hacia EEUU

El coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana recalcó que cerca de 69.000 ciudadanos venezolanos han cruzado el Tapón del Darién entre enero y agosto de este año, un número 60 veces mayor al del año pasado, de acuerdo con la ONG Human Rights Watch.

«Lo que ha cambiado estas olas migratorias con los años pasados es que la gente ahora está más empobrecida desde el 2016. No tienen otra opción que salir caminando, con la menor cantidad de recursos posible», dijo. 

Frente a esta dinámica demográfica, donde los venezolanos no tienen visa, ni vuelos ni otros medios de trasporte, Páez opinó que el destino de la mayoría de los venezolanos seguirá siendo Estados Unidos, sobre todo después de que el presidente de ese país, Joe Biden, declaró el 20 de septiembre de que su gobierno no planeará deportar a ningún migrante venezolano, cubano o nicaragüense.

«Creo que el nuevo mensaje es el de protección, aunque sea temporal. Las palabras de Biden se puede considerar como un imán para el flujo migratorio, sobre todo porque Latinoamérica está pasando por una etapa política difícil. Los venezolanos seguirán migrando y viendo a Estados Unidos como un destino atractivo», concluyó. 

 

México anunció rescate humanitario de 124 migrantes de origen venezolano y cubano
El INM indicó que los migrantes transitaban por la carretera Tapachula-Huehuetán en condición irregular

 

El Instituto Nacional de Migración (INM) de la Secretaría de Gobernación de México anunció el «rescate humanitario» de 124 migrantes de origen venezolano y cubano a través de un comunicado publicado en Twitter.

Según la institución, los migrantes transitaban por la carretera Tapachula-Huehuetán en condición irregular por el municipio de Villa Mazatan, en el estado de Chiapas.

El comunicado señala que fueron 31 mujeres, 39 hombres junto a 29 niñas y 25 niños los auxiliados con agua, alimentos y primeros auxilios.

«Los infantes y quienes viajaban en núcleo familiar quedarán bajo la tutela del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) en la entidad, y las personas adultas fueron trasladadas a la sede del INM para iniciar el procedimiento administrativo correspondiente», reza el escrito.

Entrevista | Gustavo Coronel: “Todos los que amamos a Venezuela hemos muerto un poco
«Lo que existe hoy con el nombre de Venezuela es una grotesca caricatura del país que existió antes del chavismo. Esa Venezuela perezosa y complaciente desembocó en esta Venezuela de horror que tenemos hoy», dice Gustavo Coronel, el único superviviente de la primera directiva de PDVSA

 

@cjaimesb

Va a cumplir 88 años en agosto, pero su lucidez es la de un joven de treinta. Aguerrido, valiente, no tiene “pepitas en la lengua”. Dice lo que piensa, lo que le costó en esta Venezuela chavista tener que irse del país. Pero esa circunstancia lo acercó aun más a su tierra.

Nacido en la Catia pujante de clase media, se fue muy joven a Los Teques porque sus padres estaban conspirando contra el régimen de Juan Vicente Gómez, apoyando a los García Maldonado, hermanos de su madre. Sus memorias de Los Teques merecen una novela que, aunque dice que no se le da el género, estoy segura de que se le dará si lo busca: una muerta barbuda que se parecía a Guzmán Blanco, entierros a ritmo de guarachas, arrieros con sus cargas de víveres entre la neblina, retretas los domingos, una función de cine que se suspendió porque las ratas se habían comido el telón.

Gustavo Coronel, durante aquellos años, realizó muchos depósitos al “Banco de la Felicidad”, lo que le ha permitido enfrentar y afrontar los golpes que le ha dado la vida, siendo el mayor la pérdida de su mujer por 62 años, Marianela.

Empezó a escribir desde muy joven, cuando a los 14 años publicó su primer artículo en el diario El Popular de Los Teques. Y continuó haciéndolo. Tanto, que en su blog Las armas de Coronel está llegando a las 7000 entradas.

Estudió Geología en la Universidad de Tulsa, Oklahoma, donde obtuvo una beca de la Shell. En Shell trabajó durante 21 años y más tarde fue figura clave (aunque dice que llamarlo así es generosidad de mi parte, que no lo es porque es cierto) como parte del grupo de gerentes que consolidaron la nacionalización y convirtieron a PDVSA en una de las cinco mejores empresas petroleras del mundo, algo que nos luce tan remoto a los venezolanos hoy.

Es el único miembro del directorio de aquella PDVSA que está vivo. Hoy piensa que las verdaderas empresas básicas del Estado son la salud, la educación y la infraestructura, parafraseando a Diego Bautista Urbaneja.

Por fortuna, Gustavo no está pensando en retirarse. Acaba de fundar un grupo llamado “Ulises”, de donde seguirá aportando ideas. “Contribuir, hacer, buscar, encontrar, lograr y nunca desfallecer”.

La distancia le ha dado perspectiva: puede ver a Venezuela con sus atractivos, pero también con sus carencias. La Venezuela en la que creció, la del progreso, las oportunidades, la movilidad social, ya no existe. Pero sigue trabajando para que haya gente preparada que, en un par de generaciones, eche adelante el país.

Los Teques de mi niñez, un pueblo mágico

– Te criaste entre Catia y Los Teques, en una Venezuela muy distinta a la que hoy tenemos. Catia era, en aquella época, una zona de pujante clase media, con muchos inmigrantes, La degradación de aquella sociedad pujante, hoy, es obvia. Tus reflexiones entre aquel antes y este después.

– En primer lugar, muchas gracias por esta oportunidad de conversar contigo sobre aspectos de mi vida, Carolina. Nací en Catia en agosto de 1933, en una casita roja de la avenida España, a medio camino entre la plaza Sucre (bautizada Juan C. Gómez por su hermano el dictador) y la plaza Catia, después llamada plaza Pérez Bonalde. En aquella época Catia tendría unos 12.000 habitantes y aún no había sido elevada a la categoría de parroquia. La casita era una especie de escondite porque varios de los hermanos de mi mamá, Manolo, Enrique, Margot y Víctor García Maldonado, estaban en prisión o eran buscados. A los pocos meses de nacido me llevaron a Los Teques, a la casa de mi abuelo Rafael Coronel Arvelo, dueño de la Botica “Camposano”. Allí permanecí algunos meses hasta que mi padre y mi madre pudieron vivir normalmente en una pequeña casa de la calle Páez, en la sección de Los Teques llamada El Pueblo.

En los años 30 Los Teques era un pequeño pueblo de unos 11.000 habitantes. Se dividía en dos segmentos principales, unidos por dos largas calles. En El Pueblo estaba la casa de Gobierno y la plaza Bolívar, la residencia del presidente del estado (al lado de la botica de mi abuelo) y la iglesia San Felipe Neri. En El Llano de Miquilén, topográficamente más alto, se encontraba la estación del ferrocarril, el Parque Knoop (también llamado de Los Coquitos), muchas tiendas, la plaza Guaicaipuro, la plaza Miranda. En El Pueblo se efectuaba una retreta los domingos, amenizada por la banda del estado bajo la dirección de Adelo Alemán. Los jóvenes caminaban a lo largo de la calle Guaicaipuro; los muchachos en una dirección, las muchachas en otra, de manera que tenían oportunidad de encontrarse cara a cara repetidas veces e intercambiar miradas, algunas dulces, otras libidinosas.

Los Teques de la etapa de mi niñez y adolescencia era un pueblo mágico, en el cual – como decía Aquiles Nazoa – sucedían las cosas más extrañas. Los muertos eran llevados al cementerio al ritmo de guarachas, en una  carroza llamada la Muertorola. Al menos una señora tenía una hermosa barba, lo cual llevó a Nazoa a decir que parecía más bien una estatua a Guzmán Blanco. En una ocasión la película en el Teatro López (yo estaba en Gallinero, la localidad más barata) debió ser interrumpida porque las ratas se comieron el telón. En fin, un pueblo de sucesos maravillosos y gente inolvidable. En las mañanas llenas de neblina, al ir al colegio, me encontraba con los arrieros que iban con sus cargas de víveres a las aldeas vecinas. Los Teques era una especie de Davos  Platz tropical, frecuentado por los pacientes de tuberculosis y uno no se hubiera extrañado de encontrarse en una esquina a Settembrini o a Hans Castorp, los protagonistas de “La Montaña Mágica”, de Tomás Mann.

Arturo Michelena, afectado por la enfermedad, vivió en Los Teques por algún  tiempo y mi abuelo le suministraba los medicamentos sin costo. En retribución, Michelena lo pintó, un pequeño y bello óleo de cuerpo entero que se conserva en la familia. 

En Los Teques tuve una niñez y adolescencia tan feliz que pude hacer cuantiosos depósitos en mi cuenta de ahorros en el Banco de La Felicidad, lo cual me ha permitido atenuar los golpes que he recibido en años recientes.

Allí me eduqué con los insignes salesianos, padres Isaías Ojeda y Jorge Losch (alias Puyula), quienes me dieron mucho más que simple instrucción, me transmitieron un código ético. Los amigos que caminaban conmigo en las noches frías del pueblo han permanecido en mi memoria con el más profundo afecto: Julio Barroeta Lara, Luis Ayesta, José Balbino León, los hermanos López Grillo, los hermanos Monagas, Tarcisio Fiorillo, mi más querido amigo Antonio Pasquali, llegado a Los Teques desde Robato, Italia; los hermanos Moros, los hermanos Morillo, Ali López Bosch, Elio Mujica, José Ángel Salerno, tantos otros. Casi todos ellos se convirtieron en grandes profesionales, rectores universitarios, diplomáticos, periodistas, poetas, ecólogos, ciudadanos de visión global. En base a la actitud de esos amigos tequeños he postulado la Primera Hipótesis de Coronel: la visión global de la persona está en relación inversa al tamaño del lugar donde transcurrió su niñez. Mientras más pequeña la aldea más universal su pensamiento.    

Hoy esa cohesión comunitaria no existe. Lo que era un vigoroso capital social, ese fuerte sentido de pertenencia a una comunidad de amigos, casi familia, se ha perdido. Hoy, Los Teques es una caricatura de ciudad, pero los sobrevivientes de aquella Los Teques de mi adolescencia seguimos comunicados y nos une un fuerte lazo de afecto.

De Los Teques a Tulsa

– ¿Qué te llevó a la industria petrolera?

– En Los Teques, cuando estaba en tercer año de bachillerato en el Liceo San José y mientras compraba caramelitos de miel donde las hermanas Mendiri, conocí a un joven con un vozarrón llamado Francisco Moreno, Pancho, quien ya estaba en la universidad, comenzando sus estudios de Geología. Acepté su invitación a acompañarlo a excursiones geológicas en las cercanías. Nos íbamos caminando desde Los Teques hasta Las Tejerías por los cerros, observando las rocas metamórficas, algunas contentivas de níquel. Las rocas me gustaban mucho y, cuando llegó el momento de entrar a la universidad decidí irme a Tulsa, Oklahoma, a estudiar Geología.

Mi mente no estaba suficientemente orientada hacia las matemáticas para ser ingeniero, y la filosofía no ofrecía muchas oportunidades de empleo, por lo cual seleccioné un híbrido de ciencia y arte: la Geología, la cual exigía imaginación para pensar en la historia del planeta en base a la observación de las rocas y los fósiles. Elegí ir a Tulsa porque un amigo, Leonardo Moleiro, quien ya estudiaba allá, me había escrito diciéndome que habían asistido a un baile con la orquesta de Stan Kenton. 

Esta decisión de irme a Tulsa fue trascendental en mi vida, aunque tomada por razones parcialmente frívolas. En esa universidad no solo me enseñaron geología sino que reforzaron mi autoestima. Cuando llegué allí me dije: aquí nadie te conoce. Nadie sabe que eres tímido, que eres socialmente torpe. Aquí puedes ser quien quieras ser. Y así fue. Me puse un liquiliqui, canté Perfidia y llegué a ser maestro de ceremonias en el show de la universidad; tomé dos clases de baile en un estudio de Arthur Murray y cambié radicalmente de persona, de ser introvertido y tímido a ser extrovertido, con excelentes resultados. 

En mi segundo año en Tulsa me entrevistó un gerente de la empresa Shell y la empresa me concedió una beca. Cuando regresé a Venezuela tenía una posición asegurada en Shell y permanecí en esa maravillosa empresa por 21 años. Aunque a cada persona se le abren cada día múltiples caminos y es imposible saber qué hubiera pasado de haber tomado otro, entrar a Shell fue una magnífica decisión. En labores de mi profesión viajé y trabajé en muchos países del mundo, experimenté grandes aventuras y logré llegar al tope de la industria petrolera venezolana, al primer directorio de PDVSA.

De la PDVSA de Rafael Alfonzo Ravard a una empresa irrecuperable

– Fuiste una de las figuras clave para hacer de la PDVSA nacionalizada una de las mejores industrias petroleras del mundo. ¿Crees que a estas alturas tenga remedio o a Venezuela le toca buscar otros reductos de ingresos?

– Catalogarme de figura clave es muy generoso de tu parte, Carolina. Fui uno de los gerentes petroleros venezolanos en el momento que hicieron aportes para estructurar una empresa eficiente por bastantes años. La lista de esos nombres debería algún día figurar en una pared de granito, en algún parque de Caracas, para que no se pierda la memoria colectiva sobre quienes contribuyeron al éxito de PDVSA desde 1976 hasta 1998.

Fueron dos generaciones muy valiosas, ya hoy casi desparecidas sin dejar un suficiente testimonio escrito de sus labores. Soy el único sobreviviente petrolero del primer directorio de PDVSA, al cual llegué porque mi iniciativa (junto con Marcos Marín Marcano y Odoardo Leon Ponte) de formar un grupo de gerentes y técnicos petroleros para participar en el debate sobre nacionalización ayudó a un proceso mucho más justo y organizado que el pretendido por los grupos de extrema izquierda, los cuales deseaban una estatización a sangre y fuego. A pesar de los ataques de la izquierda en contra de los gerentes venezolanos, a quienes calificaban como vendidos a los “imperialistas”’, la verdad es que la empresa PDVSA, al mando del gran gerente público que fue Rafael Alfonzo Ravard, con nuestro concurso, se convirtió progresivamente en una de las tres o cuatro primeras empresas petroleras del mundo. 

Entrevista | Gustavo Coronel: “Todos quienes amamos a Venezuela hemos muerto un poco”, por Carolina Jaimes Branger
Foto de la izq., Gustavo Coronel (izq) con el general Rafael Alfonzo Ravard (der.); imagen de la der. Coronel en labores de geología. Fotos: gentileza G. Coronel.

Hoy esa PDVSA no existe. Su nombre está tan enlodado por la corrupción y la ineficiencia y su organización tan colapsada que es irrecuperable. Será deseable, necesario, adoptar un nuevo modelo de manejo de nuestra industria petrolera. El modelo de empresa petrolera estatal fracasó, no solo en manos de los bárbaros del siglo XXI, sino que ya había comenzado a deteriorarse durante la época luminosa de la democracia. PDVSA se comenzó a politizar cuando se le quitó su fondo de financiamiento y cuando algunos de sus directivos se comenzaron a nombrar en base a sus afinidades partidistas. En base a la experiencia  parece evidente que el país ni debe tener ni necesita tener una empresa estatal de petróleo, la cual distrae preciosos recursos que son indispensables para la verdaderas empresas básicas del estado: la salud, la educación y la infraestructura, como apuntó Diego Bautista Urbaneja hace muchos años. 

Morir un poco con Venezuela

– Háblame de tu vida físicamente lejos de Venezuela. «Partir es morir un poco», dice un verso del francés Edmund D´Haracourt. ¿Qué te hace «morir un poco»?

– Todos quienes amamos a Venezuela hemos muerto un poco, no importa si nos hemos ido o quedado en el país, al ver que la Venezuela nuestra ha ido desapareciendo. Lo que existe hoy con el nombre de Venezuela es una grotesca caricatura del país que existió antes del chavismo, manejada por ladrones, narcotraficantes y asesinos; invadida por guerrilleros colombianos, garimpeiros brasileños y asesores cubanos, bajo el terror de rapaces pandillas militares y civiles.

La crisis del chavismo

La crisis del chavismo

Tengo 18 años sin pisar suelo venezolano pero he mantenido la memoria de la Venezuela amable en la cual fui feliz y conservo la ilusión de verla resurgir de sus cenizas, trabajando en proyectos ciudadanos para su futuro libre y democrático. Mi familia inmediata está cerca de mí aunque sufrí hace un año la irreparable pérdida de Marianela, mi esposa durante 62 años.

Entrevista | Gustavo Coronel: “Todos quienes amamos a Venezuela hemos muerto un poco”, por Carolina Jaimes Branger
Marienela, esposa de Gustavo Coronel durante 62 años. Foto gentileza de Gustavo Coronel.

Estoy rodeado de generosos amigos y de mis memorias y esa es mi Venezuela. Siento ocasional nostalgia de los pueblecitos andinos, del Ávila, de las puestas de sol en Juan Griego y las frondosas matas de cotoperí de Carabobo, pero de todo ello tengo recuerdos que me bastarán hasta el final. 

Mi obsesión por la transparencia

– Eres uno de los articulistas más leídos y, además, uno de los más aguerridos. Háblame de esa experiencia.

– Comencé a escribir hace 74 años, a los 14 años, en el pequeño diario El Popular, de Los Teques, con un artículo pomposamente llamado: Nuestro equivocado sentido de la heroicidad. En el liceo Andrés Bello fundé un periódico llamado Espiral, junto con Antonio Pasquali. He escrito toda mi vida para El Nacional, Panorama, El Universal, El Diario de Caracas y Resumen, la gran revista de Jorge Olavarría. Escribí un artículo para el Washington Post en 1985 que casi me costó el puesto en el Banco Interamericano de Desarrollo (es una bonita historia).

En 2007 comencé el blog www.lasarmasdecoronel.blogspot.com, en el cual llevo hasta hoy 6693 entregas, en español o en inglés. Me hubiera gustado ser un novelista pero no logré desarrollar ese talento. Cultivo el ensayo y la investigación sobre los más variados temas: petróleo, corrupción, educación ciudadana, la primavera o el otoño, la mezquindad o la infinita grandeza del ser humano, sobre gente que amo y admiro. Así como hay quienes juegan golf, yo escribo. En los últimos años me han sido muy útiles los consejos de mi gran amigo Moisés Naím, uno de los pensadores venezolanos de dimensión mundial, quien me ha enseñado a buscar el ángulo original de un tema, tocar sus aspectos menos obvios, a fin de que el escrito no sea simplemente más de lo mismo.

Así como muchos tienen la obsesión de la opacidad y el misterio, yo tengo la obsesión de la transparencia y pienso que un ciudadano debe vivir en una casa de cristal y rendir cuentas de su vida a sus accionistas: familia, amigos y los miembros de la sociedad en la cual vive.

Ello me ha llevado a una actitud permanente de denuncia y confrontación con los transgresores de la ética, en ocasiones expresada con mucha rigidez según algunos de mis lectores.

Aunque les escucho y he rectificado en ocasiones, dándoles la razón, en otras ocasiones defiendo mi actitud apoyándome en lo que llamo la Segunda Hipótesis de Coronel: Quien cede en lo pequeño, probablemente termina cediendo en lo grande.    

El grupo Ulises, porque nunca es tarde

– Hace poco creaste un grupo informal, llamado Ulises, para demostrar que «estar viejo no es echarse a morir». Yo te veo con la pasión y las energías de un hombre joven y nada «echado a morir». ¿Cuál es la idea básica detrás de este grupo?

– He tratado de vivir una vida de buen ciudadano activo. Ello significa hacer aportes efectivos a la sociedad de la cual formo parte, en Venezuela o donde esté viviendo. Estos aportes efectivos pueden ser hechos a cualquier edad, en cualquiera etapa de nuestras vidas. Como dice Alfred Tennyson en su bello poema Ulises: “La vejez aún tiene su honor y sus tareas/ y antes del final/ algún noble trabajo puede ser emprendido… Nunca es demasiado tarde para buscar un mundo nuevo”.

Este poema de Tennyson sirve de base a mi actitud ante la vejez, resumida así: contribuir, hacer, buscar, encontrar, lograr y nunca desfallecer. Por ello he invitado a mis compatriotas mayores de 80 años a integrar el grupo Ulises, el cual tiene como su presidente a Rodolfo Izaguirre y ya tiene cinco miembros, incluyendo dos damas de mucho menor edad, pero a quienes hemos eximido de la obligación de octogenarias. El objetivo del grupo es inspirar a los venezolanos a luchar por su redención, extirpando la corrupción y mediocridad que nos azota, remplazándolas con dignidad y buena ciudadanía.

– Fuiste representante de Transparencia Internacional en Venezuela. Cuéntame de tu trabajo en esa institución tan importante.

– Desde 1995 a 2000 fui representante de Transparencia Internacional en Venezuela, como presidente de PRO CALIDAD DE VIDA, una organización no gubernamental que fundé en 1990 a fin de promover el liderazgo en pequeñas comunidades venezolanas, la educación ciudadana y la lucha contra la corrupción. Fue este último objetivo el cual sirvió de base a la designación de Transparencia Internacional.

Apoyándome en las ideas de Robert Klitgaard estructuré en 1992 un taller titulado Estrategias para combatir la corrupción, el cual comencé a impartir en escuelas y universidades venezolanas, en algunas oficinas públicas y en nuestra pequeña sede de la organización. La audiencia total de centenares de talleres alcanzó a unas 15.000 personas, casi todas de clase media-baja o clase media-media, ya que rara vez la clase media alta venezolana se interesó en esta labor. Este taller fue pedido por otros países, adonde viajé con el apoyo financiero del National Endowment for Democracy, organización basada en Washington DC. Fui a Panamá, Paraguay, Ecuador, México y Bolivia. En Panamá y Paraguay di talleres anticorrupción a jóvenes maestros, formando entrenadores para amplificar el esfuerzo. Nuestra actividad se interrumpió en el año 2000, cuando tuve que ausentarme de Caracas por razones políticas.

La trágica muerte de PDVSA

He continuado esta lucha contra la corrupción por mi cuenta durante estos años, utilizando mi blog, denunciando con nombre y apellido a los responsables por la trágica muerte de Petróleos de Venezuela, a manos de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Rafael Ramírez, Ali Rodríguez Araque y otros cómplices. Ver nuestro libro: Quien destruyó PDVSA, en librerías de Caracas y en Amazon Books. 

Entrevista | Gustavo Coronel: “Todos quienes amamos a Venezuela hemos muerto un poco”, por Carolina Jaimes Branger
Foto izq.: portada del libro Quién destruyó Venezuela (Gustavo Coronel y Sergio Sáez). Foto del pozo petrolero: captura de pantalla del video ¿Quién destruyó PDVSA? Otro ícono de Venezuela en ruinas | Impacto Mundo.

– ¿Qué significa Venezuela para Gustavo Coronel?

– Venezuela significa para mí el terruño donde nací y donde fui feliz por largos años de niñez, adolescencia, juventud y carrera profesional. Una Venezuela amable, de gente cordial y sencilla, en la cual me sentí como en un gran hogar. Mi generación fue muy afortunada en vivir en una Venezuela esencialmente democrática y libre, de grandes oportunidades y movilidad social, lo cual me permitió salir de mi pequeña aldea a ser parte del mundo.

Viví hasta mi madurez en una burbuja social muy protegida, trabajando para organizaciones petroleras donde nunca me faltó nada y donde casi nunca se vio gente robando, porque el petrolero era bien remunerado y había internalizado un alto código ético. Quizá se le puede reprochar a mi generación haber sido demasiado feliz y no haberse sensibilizado suficientemente sobre la pobreza de muchos compatriotas. Era una Venezuela de museos, playas, conciertos gratis, bibliotecas, viajes y  una alegría subyacente que nos hizo pensar que la bonanza sería eterna.

Sin darnos cuenta suficiente, existía en paralelo una Venezuela de bajísimos niveles educativos, a pesar de la instrucción gratis y obligatoria, una Venezuela parasitaria viviendo del Estado, de liderazgo progresivamente mediocre, una Venezuela integrada por un gentío  ávido de dádivas, que se iba acostumbrando a reclamar derechos pero sin pensar en sus deberes.

Esa Venezuela perezosa y complaciente desembocó en esta Venezuela de horror que tenemos hoy.

La veo como un padre vería a un hijo minusválido, con compasión pero sin muchas esperanzas a corto plazo. Venezuela es hoy un edificio de varios pisos sin bases, condenado al derrumbe. Las bases inexistentes del edificio son los buenos ciudadanos, los cuales se podrían crear en dos generaciones, si existe la voluntad política de trascender de la pequeñez populista para guiar un masivo programa de modificación actitudinal en el país. Ese es mi proyecto actual en el seno del Grupo Ulises.

No soy nacionalista en el sentido de Venezuela con o sin razón. Es mi país, lo quiero, pero no soy de quienes piensan que tenemos el hielo más frío del mundo ni las más altas montañas. Somos un país de mediano tamaño con atractivos y carencias.

Si fuera un astronauta y me preguntaran en Marte de dónde llego diría: Del planeta Tierra. Si me precisan mucho agregaría: vengo de Los Teques, para más señas, de la Vuelta del Paraíso, al lado de Camila Caro, de Sara Dovales, de los Estrada, cerca de los Ayala y de los Rodríguez. 

Cecodap: un millón de niños abandonados por padres migrantes
La llegada del coronavirus a Venezuela provocó que los niños abandonados quedaran aislados de sus profesores y vecinos, quienes a veces son sus únicos medios de subsistencia mientras que sus padres se encuentran fuera del país en busca de un mejor sustento económico

 

Madres y padres venezolanos decididos a encontrar trabajo en otras tierras, así como también alimentos y medicinas que escasean por la crisis en el país, están abandonando a cientos de miles de niños al cuidado de sus abuelos, tías, tíos e incluso hermanos que apenas han pasado la pubertad, según reseña el diario estadounidense The New York Time.

Según un diagnóstico realizado por Cecodap, una organización que desde 1984 trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos de la niñez y adolescencia, los padres migrantes han dejado atrás a casi un millón de niños.

Hay niños que han pasado por el cuidado de abuelos, primos y vecinos, hasta que finalmente terminan solos, ya que quienes los cuidaban migran o desaparecen, indica el portal informativo estadounidense.

«Es un fenómeno que va a cambiar el rostro de nuestra sociedad”, afirmó Abel Saraiba, psicólogo de Cecodap que brinda orientación a los niños venezolanos. »Estas separaciones», añadió Saraiba, pueden debilitar potencialmente a la misma generación que se supone que algún día deberá reconstruir a esta Venezuela en crisis.

“Uno crece rápido”

Esto lo dijo una niña de 9 años llamada Silvany, la sobrina de Aura Fernández, de 38 años, madre soltera que dejó atrás en el estado Zulia a 10 niños, para buscar empleo en la nación vecina. La pariente de Silvany también se fue a trabajar a Colombia en octubre de 2019.

Desde entonces, Silvany y sus primos se han quedado al cuidado de sus abuelos, que están delicados de salud. La alumna de cuarto grado ha asumido muchas de las responsabilidades relacionadas con su hermanito, Samuel, de un año. Lo alimenta y lo arrulla por las noches. “Soy su hermana, pero realmente soy la niñera”, contó.

Las fronteras de países latinoamericanos han sido cerradas por la propagación del coronavirus, lo que aísla a estos niños del resto del mundo y hace que sea imposible que sus padres retornen a Venezuela.

A los venezolanos se le cierran las fronteras en Latinoamérica
Chile se unió a Perú y solicitará a venezolanos visa para ingresar al país
Guarequena Gutiérrez, embajadora de Juan Guaidó en la nación austral dijo que la medida se empezará a aplicar en aeropuertos entre lunes 24 y martes 25 de junio
Anunció que se reunirá con miembros de la cancillería chilena en los próximos días. Evalúa solicitar un beneficio de reunificación familiar para quienes tienen parientes en Venezuela

@franzambranor

A SOLO HORAS DE QUE la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, la chilena Michelle Bachelet saliera por Maiquetía luego de una visita de 48 horas, el gobierno de su país oficializó la entrada en vigencia de una visa de turista para venezolanos.

La medida anunciada por el subsecretario del Interior de Chile Rodrigo Ubilla tiene como objetivo “ordenar la casa”, según palabras del propio funcionario.

De acuerdo a CNN, alrededor de 200 personas provenientes de Venezuela se encontraban varadas en la frontera con Perú, nación que a inicios del mes de junio empezó a exigir el porte de una “visa humanitaria” para venezolanos que quieran ingresar a territorio inca.

De acuerdo con el Índice de Pasaportes de la firma británica de asesoría de ciudadanía Henley & Partners hay 134 países a los que los venezolanos pueden viajar sin visa.

Panamá, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Puerto Rico (estado libre asociado de Estados Unidos), Perú y ahora Chile exigen el documento a los venezolanos en Latinoamérica. Caso contrario de Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, México, Paraguay y Ecuador.

“La medida la aceptamos y la acatamos porque proviene de un gobierno soberano, pero queremos aclarar que nosotros no somos turistas. Somos migrantes forzados y salimos en plan de sobrevivir. La mayoría estamos en tránsito mientras se da el cese de la usurpación  en Venezuela”, dijo Guarequena Gutiérrez, embajadora en Chile designada por el presidente encargado Juan Guaidó.

El propio Guaidó dijo en un acto escenificado este sábado en el estado Yaracuy que «estamos buscando una especie de adaptación a la medida”.

Gutiérrez informó que próximamente se reunirá con miembros de la cancillería chilena en pos de un acuerdo que beneficie especialmente a los migrantes que se encuentran en la frontera con Perú.

“Ciertamente lo que detonó esta decisión fue la petición de visa en Perú. Lo bueno es que abrieron todos los consulados de Chile a nivel mundial para solicitar el documento. En Tacna ya están emitiendo visas de responsabilidad democrática y de turismo”, agregó Gutiérrez.

A juicio de Gutiérrez la visa de turismo no será exigida en los aeropuertos de Chile sino hasta el lunes 24 o martes 25 de junio. “La decisión está tomada, pero el decreto no ha sido emitido. Hay muchos venezolanos que quieren reunirse con su familia aquí en Chile. Tal vez se implemente una medida de reunificación como ya se hizo con los haitianos”.

En 2018 se estableció la misma visa de turista para las personas provenientes de Haití. Como consecuencia de la medida, se redujo el ingreso de haitianos a Chile de 114 mil en 2017 a 40 mil el año pasado.

Para la diputada de la Asamblea Nacional y del Parlamento de Mercosur, Adriana Pichardo, la medida restringe la posibilidad de que venezolanos busquen un futuro mejor en otras tierras

“Es algo totalmente inesperado. Vemos con preocupación todas estas medidas tomadas por países aliados, pertenecientes al Grupo de Lima”, dijo Pichardo.

“Me parece una gran contradicción del discurso del presidente Sebastián Piñera en lo que respecta a su apoyo a la crisis en Venezuela. Está poniendo grandes obstáculos, más allá de lo jurídico y administrativo, al ingreso de refugiados políticos y económicos desde Venezuela”, dijo el chileno Manuel Durán, director del medio de comunicación Poder Geopolítico.

Una medida incómoda, pero necesaria

“Esta era una medida que se veía venir porque estamos provocando un impacto social. El asunto es que no sabíamos que iba a ser tan pronto”, dijo la embajadora en Chile designada por Guaidó, Guarequena Gutiérrez.

La diputada Adriana Pichardo considera que la medida adoptada por Chile puede ser considerada como una medida de presión para la administración de Maduro.

“No es mentira que los países de la región son los más afectados por la migración forzada que se está produciendo. Nosotros estamos de alguna manera colapsando los sistemas del resto de los países hermanos que a diario reciben miles de venezolanos. Eso repercute en sus sistemas de salud y educación”, dijo la parlamentaria.

Manuel Durán de Poder Geopolítico sostuvo que Chile no está preparado en infraestructura para recibir el impacto de los miles de venezolanos que han ingresado en los últimos tiempos.

“Bajo esa óptica tiene lógica que los gobiernos de turno vayan construyendo mayores regulaciones para esa enorme masa de refugiados que llegan a diario a Chile”, dijo Durán.

Para José Daniel Peña, venezolano encargado del departamento de comunicaciones del partido Voluntad Popular en Chile, la decisión representa una incomodidad para quienes estaban en tránsito hacia el país sureño y no habían tomado las previsiones.

“Sin embargo es importante tener en cuenta que el gobierno chileno sigue otorgando visa democrática a nuestros compatriotas, no solo en Venezuela, sino en todos los consulados de Chile en el mundo. En Tacna, ciudad fronteriza de Perú con Chile, el consulado desde ya estará atendiendo a la comunidad venezolana para que realice su trámite migratorio”, dijo Peña.

Aseguró que los venezolanos pueden tramitar visas con pasaportes vencidos siempre y cuando hayan sido emitidos después de 2013, porque son documentos electrónicos aceptados por el gobierno chileno.

“Hay muchos venezolanos que estaban ingresando por vías irregulares, sin embargo el gobierno de Chile ha sido bastante respetuoso con todo el mundo. Creo que el gobierno chileno está apoyando y garantizando oportunidades para los venezolanos”, sostuvo Peña.

La caraqueña Irina Sánchez tiene cuatro años viviendo en Chile. Está de acuerdo con la medida, más no con la forma como fue aplicada. “No me parece la rapidez con la que se anunció. No es justo que estés en Maiquetía y te bajen de un avión”, aseveró. “El tema de la migración se les está escapando de las manos a los chilenos. Es comprensible que pidan visa. Ellos deben estar alertas, especialmente de las personas que vienen con antecedentes penales”.

Según un informe del Instituto Nacional de Estadística chileno, los venezolanos representan el 23% de los 1.251.225 de extranjeros que se radicaron en Chile hasta 2018.

“Aqui hay cerca de 400 mil venezolanos. El problema es que los procesos migratorios se demoran demasiado. Hemos solicitado celeridad”, dijo la embajadora Gutiérrez.

“Muchos chilenos no olvidamos el apoyo que nos brindaron los gobiernos adecos y copeyanos en la dictadura de derecha que sufrimos. La mayoría seguimos agradeciendo a Venezuela por eso”, puntualizó Manuel Durán.

 

 

Colombia permitirá solicitar PEP a venezolanos que ingresaron con pasaporte sellado antes del 17 de diciembre

El gobierno de Colombia permitirá a los venezolanos que ingresaron a ese país antes del 17 de diciembre de 2018, solicitar el Permiso Especial de Permanencia (PEP) solo en caso de haber sellado su pasaporte en algún punto de control migratorio.

El PEP, que comenzará a expedirse este 27 de diciembre, permitirá a los venezolanos trabajar, estudiar y desarrollar cualquier tipo de actividad legal dentro del territorio colombiano, siempre que cumpla con los demás requisitos establecidos en el ordenamiento jurídico de ese país.

La decisión, señala el comunicado de Migración Colombia, se tomó «con el fin de mantener y preservar el orden interno y social, evitar la explotación laboral, velar por el respeto de la dignidad humana de los venezolanos y garantizar la seguridad nacional».

Este es el comunicado completo:

Los ciudadanos venezolanos que ingresaron hasta el 17 de Diciembre al territorio colombiano, por un Puesto de Control Migratorio, sellando su pasaporte, podrán, a partir del 27 de Diciembre, tramitar la expedición del Permiso Especial de Permanencia – PEP, según lo anunció el Director General de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento.

La medida beneficiaría a un poco más de 300 mil ciudadanos venezolanos, quienes ingresaron al país por un Puesto de Control Migratorio habilitado sellando su pasaporte y que al 17 de Diciembre, permanencían en Colombia, bien sea porque estaban dentro de los tiempos de ley otorgados o bien, porque, pese a cumplirse el tiempo de permanencia otorgado, no abandonaron el territorio nacional.

“El PEP hace parte de las disposiciones tomadas por el Gobierno Nacional con el fin de mantener y preservar el orden interno y social, evitar la explotación laboral, velar por el respeto de la dignidad humana de los venezolanos y garantizar la seguridad nacional. En repetidas ocasiones hemos dicho que no hay nada más peligroso para un país que no saber qué extranjeros se encuentran dentro de su territorio y que actividades están realizando. El PEP nos permite mantener esa migración ordenada y segura que necesita nuestro país y la región. Es una medida que busca no solo darle la mano al pueblo venezolano, sino también incorporarlos a la vida activa de nuestro país. Recordemos que los venezolanos que están migrando lo hacen no por gusto, sino por necesidad, y el mayor desafío que tenemos como país, ahora, está en volverlos productivos para nuestra sociedad, para el país que estamos construyendo en este Gobierno y que es el país que queremos dejarle a nuestros hijos”, afirmó Christian Krüger.

El Permiso Especial de Permanencia – PEP, que comenzará a expedirse este 27 de Diciembre, le permitirá a los ciudadanos venezolanos, como en las versiones anteriores, trabajar, estudiar y desarrollar cualquier tipo de actividad legal dentro del territorio nacional, siempre que se cumpla con los demás requisitos establecidos en el ordenamiento jurídico colombiano.

Para acceder al PEP los ciudadanos venezolanos deberán:

1. Encontrarse en el territorio colombiano al momento de publicarse la Resolución 10677 del Ministerio de Relaciones Exteriores. Esto quiere decir, haber estado en Colombia el 17 de Diciembre de 2018 y no haber salido aún del territorio nacional.

2. Haber ingresado a Colombia por un Puesto de Control Migratorio habilitado y autorizado, sellando su pasaporte, hasta el 17 de Diciembre de 2018.

3. No tener antecedentes judiciales a nivel nacional e internacional.

4. No tener medidas de deportación o expulsión vigentes.

Los venezolanos que cumplan con estos requisitos, podrán realizar la expedición del Permiso Especial de Permanencia, a partir del 27 de Diciembre, a través de la página web de Migración Colombia, www.migracioncolombia.gov.co

El trámite no tiene ningún costo y se podrá realizar hasta abril de 2019.

El Permiso Especial de Permanencia – PEP, será otorgado por Migración Colombia, previa verificación del cumplimiento de todos los requisitos y tendrá una vigencia de 90 días, prorrogables hasta máximo 2 años.

Es importante tener en cuenta que el Permiso Especial de Permanencia – PEP no es una visa, no reemplaza el pasaporte y no es un documento de viaje válido. Así mismo, los ciudadanos venezolanos que ya son portadores del PEP no podrán volver a solicitar este documento ante Migración Colombia.

Cuando se siembra una semilla en Venezuela y germina en el exterior

Cuatro venezolanos nacidos en el interior del país, cuatro historias de emigrantes, cuatro rumbos distintos. Fernando de Valencia, Melecio de Maracay, Cristina de Barquisimeto y Gustavo de Coro no salieron caminando por una frontera, no huyeron ante la impotencia de sortear la escasez de alimentos y medicamentos, ni emigraron con el bolsillo vacío y sin planificación alguna. Tampoco llegaron a sus respectivos destinos a limpiar pocetas, labor que el presidente Nicolás Maduro le ha endosado con intención despectiva a algunos venezolanos que han salido por tierra, mar y aire. Sus casos responden a un talento que ahora lo explotan en el extranjero. Son profesionales que están siendo aprovechados por empresas e instituciones foráneas. Seres con destrezas que quizás sean irrecuperables para el aparato productivo de la nación. Personas formadas en universidades y academias venezolanas a quienes les encantaría decantar sus habilidades en la tierra de Bolívar, pero que encontraron afuera una realidad más acorde a sus aspiraciones.

Momentos en los que el gobierno emprende una campaña llamada #VuelveALaPatria con decenas de venezolanos provenientes de América Latina retornando a Maiquetia a bordo de aviones pagados por el Estado, un estudio de Meganálisis elaborado entre el 5 y 10 de septiembre de este año arrojó que 20,5% de una muestra de 1.100 personas encuestadas se irían del país si Maduro continúa en el poder.

De ese porcentaje de 20,5, un 52,3% no sabe cuando podría partir, 17,8% entre abril y junio de 2019, 14,7% antes de abril del año entrante, 14% previo a diciembre de 2018 y un 1,1% en los venideros días.

También de ese 20,5%, un 30,3% sostuvo que se iría a Colombia, 18,8% todavía no sabe, 12,4% emigraría a Perú, 9,8% a Ecuador, 6,7% a Chile, 4,5% a Argentina, 4,4% a Europa, 3,3% a los Estados Unidos, 2,5% a Brasil, 2,2% a México y 5% al resto de los paises de America Latina.

Aunque en la actualidad no se manejan cifras oficiales, Tomás Páez, director del Observatorio de la Diáspora Venezolana estima que al menos 3 millones han huido de la crisis. El Informe de Tendencias Migratorias de América del Sur elaborado por la Oficina Internacional de Migraciones de la ONU en febrero de 2018 señala que la migración venezolana en 2017 representó entre un 4,7% y 5,4% de la población del país, superior al 2,3% de 2015.

Por su parte, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) correspondiente a 2017, reveló que 8% de los hogares venezolanos ha reportado al menos un emigrante en los últimos cinco años.

“La mayoría de los emigrantes tiene un nivel académico, al menos educación media. Lo que significa pérdida del capital intelectual humano y fuerza laboral”, dijo la socióloga Claudia Vargas en el foro “De cuna de oportunidades a país de emigrantes”, efectuado en la Universidad Central de Venezuela en abril de este año.

Fernando Ramos – Voleibolista (Chile): “Hasta hace poco éramos potencia deportiva”

Fernando Ramos no quería emigrar de Venezuela. Pero en 2014 una propuesta proveniente del exterior le hizo cambiar de parecer. Al voleibolista de playa la idea de mudarse de país le venía dando vueltas en la cabeza en vista de la devastación económica y social que veía en su entorno. “Ya en ese momento la situación se estaba poniendo un poco mal, mi hijo venía en camino y quería darle un mejor futuro, hablé con mi familia y mi esposa, me apoyaron al 100%”.

Un directivo de la federación de voleibol en Ecuador le contactó porque necesitaban a un entrenador para las categorías menores. Allá estuvo dos años hasta que un terremoto de 7,8 grados en abril de 2016 le hizo abandonar abruptamente la ciudad de Portoviejo en la provincia de Manabí, precisamente uno de los epicentros del movimiento telúrico.

“El centro de la ciudad prácticamente quedó devastado, para nosotros que no estamos acostumbrados a eso fue fuerte. Salimos casi de emergencia y por seguridad”.

El valenciano de 35 años estaba decidido a seguir en el extranjero y emprendió viaje a Chile con esposa e hijo. En Santiago había dejado una estela de contactos producto de sus visitas como atleta. “No podíamos volver a Venezuela, porque la situación allá no está fácil”.

El carabobeño comenzó a entrenar atletas y a la par seguía dando mates y voleas sobre la arena. Estuvo activo en competencia hasta abril del año pasado cuando representó a Venezuela en el Suramericano de Voleibol de Playa, efectuado casualmente en Chile, su nuevo hogar.

“Empecé a trabajar con las selecciones femeninas de menores y mayores. Un técnico brasileño no siguió y tuve que asumir también las masculinas. Por fortuna llegó recientemente un nuevo entrenador y ahora estamos menos atareados”.

“Este país (Chile) me acogió después de lo que pasó en Ecuador”, enfatizó.

Ramos confesó que haber representado a Venezuela en distintas competencias internacionales le hace más llevadero el hecho de viajar y adaptarse a nuevas situaciones. “A mi esposa no le afectó mucho, ella también fue atleta de alto rendimiento. En este trabajo uno cambia de país constantemente, ella comprende este tipo de situación, a Chile se ha adaptado muy bien”.

Mauro Hernández, encargado de las selecciones nacionales de voleibol de playa en la actualidad, dijo que el deporte de los mates y voleas ha sufrido un éxodo de entrenadores en los últimos dos años. “Ramos (Fernando) está en Chile, Leonardo Ojeda se fue a Ecuador, Luis Campos a Estados Unidos y yo estuve en Lorca, España, pero regresé para encargarme de los combinados”.

Hernández aseveró que el desmantelamiento también es de atletas. “La dupla de voleibol femenino está separada, Gabriela Brito está en Chile y Norisbeth Agudo en Bolivia, al igual que Carlos Rangel. Muchos deportistas, algunos compañeros míos y otros a los que entrené están fuera de Venezuela por esta situación que atravesamos”.

Un vocero vinculado a la Federación Venezolana de Voleibol que prefirió no identificarse calcula que alrededor de 50 personas se han marchado entre atletas y entrenadores. “Como le dices tu a un atleta que no se vaya”, se cuestionó. “No hay recursos para practicar, el Centro de Entrenamiento de Voleibol de Playa en Valencia está casi cerrado. Siendo un país con tradición olímpica, Venezuela viaja a competencias internacionales sin entrenadores, trainers ni preparadores físicos, de broma van los atletas”.

Fernando Ramos no descarta que en un futuro, un importante número de deportistas venezolanos pasen a formar parte de otras selecciones en el extranjero. “Muchos atletas hacen vida afuera, si al país donde están le es viable, va a hacer lo posible por nacionalizarlos. El atleta venezolano es bien visto a nivel internacional. Venezuela hasta hace poco era una gran potencia deportiva”.

El valenciano no descarta regresar a Venezuela y sueña con entrenar a promesas criollas. “Es lo ideal porque se como se trabaja allá, me gustaría aplicar en Venezuela  toda esa experiencia que estoy obteniendo. El tiempo decidirá. Hoy estoy aquí, pero no se si mañana estaré en otro lado”.

Melecio Ponte – Desarrollador de software (Alemania): “No me gusta pensar que nos fuimos escapando”

De su círculo de amistades y ex compañeros de estudio de la Universidad Simón Bolívar, Melecio Ponte fue uno de los últimos en emigrar de Venezuela. “Todas las personas cercanas se estaban yendo, no me gusta pensar que nos tardamos en irnos, como si todo el mundo se tuviese que ir”, dijo el ingeniero en computación nacido en Maracay.

El aragüeño de 29 años salió por el aeropuerto internacional de Maiquetia hacia Alemania apenas en junio de este año. Amazon, la mega empresa estadounidense de comercio electrónico y servicios de computación, le contactó por Linkedin y ofreció una vacante en Berlín como desarrollador de software.

“Fue un proceso, la última entrevista que me hicieron fue en Colombia. Ellos (Amazon) me ofrecieron Alemania y me pareció bien”.

A Melecio, como a todo ingeniero joven le urgía un reto, un desafío que le obligase a madurar profesionalmente. Venía de laborar en Caracas en una empresa de software. “Esta es una oportunidad de crecimiento única. Lamentablemente no existe una empresa similar en Venezuela y no va a existir por ahora. Me impulsa que este mercado es grande, siento que estoy en una etapa de aprendizaje que me gustaría que fuese en Venezuela, pero eso no se percibe probable actualmente”.

Ponte nunca tuvo el anhelo de mudarse definitivamente de Venezuela, pero lentamente fue asimilando que las deterioradas condiciones de vida más su techo profesional le harían comprar un boleto al extranjero solo de ida.

“Queríamos maximizar nuestras oportunidades. Siempre pensé en irme con la intención de tener un aprendizaje y volver. Éramos una familia de recursos limitados y nunca viajé al exterior de niño, mi primer viaje lo hice a los 21 años y pagado con mi trabajo de arreglar computadoras”.

Melecio contrajo matrimonio el año pasado con Fabiana Díaz, una psicóloga graduada en la Universidad Central de Venezuela. Asegura que una porción de los invitados a las nupcias ya no están en el país. “Nos casamos con 120 invitados y si nos hubiésemos casado hoy en día, hubiesen sido como 80”.

Se considera bendecido por arribar con empleo a un nueva nación. “Alemania es un país que ofrece muchas facilidades a las personas que vienen con trabajo, siempre me planteé que si emigraba no iba ser apurado, sino con una planificación”.

El investigador Manuel Silva Ferrer estima que en Alemania hacen vida entre 20 y 30 mil venezolanos, pero según datos de la Oficina Federal de Migración y Refugiados y la Oficina Federal de Estadística hasta 2017 habían 2980 venezolanos, cifra que solo contempla a quienes solicitaron asilo político, son naturalizados o poseen doble nacionalidad.

Asegura que hacia el final de su estadía en Caracas, la inseguridad, escasez de alimentos y medicamentos y el colapso de la infraestructura de servicios, le impulsó a tomar en serio la búsqueda de una salida.

“No me gusta pensar que nos fuimos escapando. Yo veía que 9 de cada 10 de mis compañeros se iban del país. Es triste, pero ahora es más fácil decir que no vuelvo más nunca”.

Para Ponte, la situación de la Universidad Simón Bolívar, su alma mater, es dolorosa.

“No es nada más en la USB que hay un éxodo grande de alumnos y profesores. No sé como realmente siguen y siento una admiración profunda por ellos, es una situación insostenible”.

Según un estudio llevado a cabo por la Dirección de Admisiones de la USB entre enero y marzo de 2018, entre las principales causas de deserción en esa casa de estudios se encuentran: Emigración (34%), continuar estudios en universidades del exterior (33%), mudanza al sector laboral (16%) y precarias condiciones socioeconómicas (15%).

El análisis revela que 22% de los alumnos no se inscribieron para 2017 y se espera por las cifras oficiales en 2018.

Aunado a la diáspora estudiantil, el rector de la USB, Enrique Planchart, declaró recientemente que el alumnado no resiste la exigencia académica. Recordó que desde hace un par de años, el Tribunal Supremo de Justicia prohibió los exámenes de admisión en las universidades públicas autónomas y la asignación del número de estudiantes corresponde a la Oficina de Planificación del Sector Universitario (Opsu).

“De los estudiantes que ingresaron el año pasado no queda ni la mitad. No aguantan. Son personas que no vieron matemáticas, química ni física en bachillerato ¿Cómo pueden estudiar ingeniería así? Eso es inaudito”, expuso.

Ponte señaló que desde 2015 existe un programa llamado “Un Café por la USB”, cuyo propósito es recolectar fondos para ayudar a la universidad.

“Aquí en Berlín lo hemos hecho, la idea es reunirse en un café cada cierto tiempo y lo que gastes en un café lo dones para la universidad”

Ponte sostuvo que en una Venezuela ideal y próspera le encantaría dar clases en la Universidad Simón Bolívar.

“Si las condiciones cambiasen me encantaría regresar a Venezuela, de hecho me inquieta la posibilidad de no poder volver, porque si se da un cambio la necesidad de reconstruir va a ser inmensa y en ese sentido los ingenieros tenemos mucho que ver”.

Melecio no cree en un cambio radical de un día para otro. Considera que la reconstrucción es un proceso lento. “Creo más en las pequeñas victorias, en gente que está allá trabajando a pesar de las adversidades, que luchan y se esfuerzan a diario. Si tu miras al país, hay gente que está aprendiendo cómo sobrellevar la crisis, todas estas cosas van a rendir su fruto en un futuro”.

Cristina Reni – Periodista (Italia): “Vivo fuera, pero tengo muy claro lo que pasa en Venezuela”

Pese a que escribía sobre literatura en la revista El Librero, Cristina Reni siempre estuvo enganchada con el tema culinario. La predilección por la gastronomía es una herencia. En su Barquisimeto natal, la cocina era el lugar predilecto de la familia.

Graduada de periodista en la Universidad Catolica Andres Bello y con una tesis precisamente sobre la gastronomía en el estado Lara, Cristina cruzó el océano en busca de una vida suculenta y productiva.

Fue hace casi un lustro, cuando la hecatombe hiperinflacionaria y de escasez estaba gestándose en Venezuela que tomó la decisión de emigrar a la tierra de su abuelo: Italia. Aprender a hablar italiano y seguir estudiando eran dos de sus prioridades en el viejo continente.

“Empecé trabajando en una empresa de catering e hice un master en la historia de la alimentación”, dijo la periodista de 29 años.

Fue su tutora de tesis en la UCAB, Sasha Correa, quien le presentó a quien se convertiría en su jefe en la actualidad. Correa se ha desempeñado como periodista gastronómica, estuvo en Italia, México y actualmente vive en España.

El primer encuentro con el chef Massimo Bottura fue la llave que abrió la puerta hacia un mundo de posibilidades. De ahí en adelante, para Cristina todo fue ganancia.

Bottura es el propietario del restaurante Osteria Francescana, con sede en la ciudad de Modena. El lugar tiene tres Estrellas Michellin y fue considerado el mejor restaurante del mundo en el ranking The Worlds 50 Best Restaurants Awards en 2016.

“Me dijo que tenía un proyecto interesante en Milán y que probase por seis meses a ver si encajaba”.

Dicho proyecto interesante era el Refettorio, un comedor social para personas sin hogar, que funciona como centro comunitario.

La idea de Bottura era alimentar a los necesitados con los excedentes de su lujoso emporio gastronómico.

“Soy manager de proyecto, cordino esta organización sin fines de lucros que pertenece a Massino y a su esposa. Me ocupo de trabajar con gente alrededor del mundo que quieran abrir Refettorios de manera de construir puentes en sociedades donde hay mucha polarización”.

Cristina comenzó atendiendo al público en uno de los restaurantes de Bottura y poco a poco fue escalando en la empresa hasta ser una especie de gerente de los Refettorios.

Reffetorio es una palabra que viene de latin reficĕre, que significa restaurar. Era el lugar donde los monjes comían y posteriormente leían la Biblia.

“Hasta ahora tenemos seis, uno en Milán, otro en Modena, Bologna, Londres, París y Río de Janeiro. Hay muchas necesidades en Europa, especialmente con el tema de los refugiados”.

Reni explica que excedentes no significa sobras de comida. “Es la comida que no se usa en el restaurante. Cuando trabajas con excedentes de comida hay mucho prejuicio, uno puede comerse todo lo del animal siempre y cuando este bien cocinado. Es absurdo que aquí boten la comida, es aprovechar al máximo. Los recursos se deberían manejar mejor. El tema del hambre no es producir más, sino gerenciar mejor lo que tenemos”.

Cuando habla de hambre en el mundo, Cristina por supuesto piensa en Venezuela. No descarta que un futuro abran un Reffetorio en su país natal. Por ahora no lo considera viable. “Como organización no estamos preparados para eso, carecemos de la logística para hacerlo, además está el tema de los requisitos legales y la seguridad. Conozco muy bien lo que está pasando en Venezuela. Creo que hay otras organizaciones que están haciendo una labor increíble como Barriga Llena, Corazón Contento, la idea es sumar esfuerzos. Me gustaría pensar que en el futuro es posible”.

Desde que vive en Italia, Cristina viene cada año a visitar a su familia en Barquisimeto. A la par pasa buen tiempo montada en un avión, visitando proyectos similares en el mundo entero. Se considera una persona afortunada que ha sabido aprovechar las oportunidades.

“Los restaurantes son lugares que hacen felices a las personas. La comida es el gran conector de muchas cosas, es la identidad de un país, me parece una plataforma muy válida para mostrar los distintos problemas de una sociedad”.

Gustavo Lugo – músico (Marruecos): “Tuve las maletas en la sala por tres meses”

Gustavo Lugo nació y fue criado en Coro en medio de un ambiente musical. Su padre, ya fallecido, perteneció a la banda del estado “Mariscal Juan Crisóstomo Falcón” y su madre cantaba en coros. Desde pequeño tuvo influencias de melodías clásicas, jazz y salsa. En su familia cuenta al menos diez músicos, entre primos y tíos. Estudió clarinete en la escuela de música “Elías David Curiel” y posteriormente se inclinó por el saxofón. Desde ese entonces hasta el día de hoy no ha soltado el saxo, es su fiel acompañante y el que le da de comer.

Con una carrera transitada por la Orquesta Sinfónica de Falcón, la Billos Coro Boys y las banda de música bailable “La nueva fuerza del merengue”, además de una licenciatura en música obtenida en el Instituto Universitario de Estudios Musicales, ahora Unearte, Gustavo estaba decidido a emprender camino internacional.

“Se me ocurrió irme de Venezuela desde hace tiempo, estaba buscando principalmente hacia Colombia. Un amigo de Maracay me llamó y me dijo que estaban buscando a un saxofonista en Marruecos, me comuniqué con una persona vía WhatsApp, envié unos videos, le gustó y acordamos, eso fue por el 2014”.

“Me contactó la gente del resort Palmeraie Golf Palace en Marrakech, un complejo grande donde hay un restaurante que se llama Fuego Latino, ellos necesitaban un saxofonista y a través de Alejandro “Nene” Pérez, un músico que tocó con Ricardo Montaner y ahora está con los hermanos Primera, pude audicionar. Allí estuve un año tocando seis días a la semana”.

Lugo confesó que entre haber sido aceptado en un nuevo trabajo a miles de kilómetros de distancia y coger un avión, pasaron cinco meses.

La fecha inicial de partida era febrero de 2014, época de protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro, manifestaciones que cobraron la vida de 44 personas.

“Hice todas mis maletas y las coloqué en la sala de mi casa, el viaje se suspendió y esas maletas estuvieron allí como tres meses, sacaba lo que tenía que sacar y me vestía en la sala, confieso que no era por pereza”, dijo Lugo.

A Lugo no le iba mal en Venezuela hace cuatro años. Tocaba en fiestas, impartía clases, y seguía con su actividad académica. Era un hombre dedicado a la música las 24 horas del día. “Cuando salí de Venezuela, el país era más o menos vivible, ahora todo es muy cuesta arriba. Aquí llegué el 1ero de agosto de 2014 y desde entonces no he parado, ya no estoy en el resort, ahora trabajo por mi cuenta y me va mejor. Estoy integrando un proyecto de música cubana. El mercado acá es muy amplio, aquí hay gente que habla castellano por la cercanía con España. El marroquí parece latino en su fisonomía”.

Lugo ahora vive entre Marrakech y Casablanca, la ciudad más grande de Marruecos y capital administrativa.

“Marruecos posee una cultura totalmente distinta, siempre estoy en eso de comparar cosas que tenía allá y lo que hay aquí, a veces desechamos cosas que aquí aprovechan, detalles que hacen a una sociedad mejor”.

Para ganarse la vida, Gustavo ha tenido que expandir sus fronteras musicales.

“Una experiencia nueva para mí ha sido trabajar con música house. Hago Deep House, toco con DJs, con cuartetos y tríos. Ejecuto saxofón, clarinete y hasta flauta con backing tracks”.

Si bien no cuenta con su familia, Gustavo ha conseguido refugio en los venezolanos que están en Marruecos. “Aquí la migración de venezolanos es mínima comparada con otros países, pero si se siente. La mayoría son profesionales y vienen a trabajar duro. De América Latina después de nosotros están los chilenos, brasileños, peruanos, mexicanos y colombianos”.

Asegura que los músicos venezolanos son los más contratados. “El músico venezolano es todero, versátil y se adapta a diferentes situaciones, no así el de otro lado. Los mariachis que hay aquí están integrados básicamente por venezolanos”.

Desde que llegó a Marruecos y se identifica como venezolano, el interrogatorio político es un requisito obligado en la agenda de Gustavo, especialmente en la frontera con Argelia, país aliado del gobierno de Nicolás Maduro.

“Desde que llegué me hablan mucho de Chávez y a veces confieso debo seguirles la corriente, pero hasta ellos incluso saben que Maduro no lo está haciendo bien”.

Lugo reconoce que el movimiento musical en Venezuela se ha visto afectado por la diáspora, pero considera que en un futuro y con circunstancias apropiadas una considerable cantidad de talentos regresarán.

“Especialmente los que han emigrado a América Latina y el Caribe, porque aunque parezca increíble, el movimiento musical venezolano con todo y lo disminuido que está, es mayor al de esos lados”.

Uno de sus anhelos es volver a Venezuela a trabajar y vivir dignamente. Al lado de sus afectos.

“Me gustaría regresar y continuar trabajando allá, venir a Marruecos solo por temporadas o instalarme en Colombia, Aruba o Perú”.

Madre y hermanos de Lugo siguen viviendo en Coro. Su esposa e hijos se fueron a Ecuador, mientras fraguan un plan de reencuentro familiar permanente.

“Mis dos hijos, uno de 19 y otro de 15 son pianistas…me ha pegado mucho no estar con ellos y también con mis amigos”.

“Yo me veo en Venezuela viviendo por el resto de mi vida. Hay que reconstruir el país, pero no va ser tan rápido”.

Más de cuatro millones de venezolanos emigraron, por Milos Alcalay

maiquetia

El reciente estudio sobre la diáspora venezolana presentado por la conocida encuestadora “Consultores 21” arroja la alarmante cifra de que más de 4 Millones de venezolanos han logrado emigrar. Esa cifra equivale al número de venezolanos que constituían toda la población existente en el país en 1950, periodo en el que se inicia una época en la que nuestra Patria además de convertirse en tierra de asilo para cientos de miles de inmigrantes, logró consolidar un proceso envidiable de desarrollo, cultura, oportunidades y esperanza .Una “Tierra de Gracia donde se encuentra el Paraíso Terrenal” como la definió acertadamente Cristóbal Colon en la carta dirigida a los Reyes Católicos al presentar el potencial de la “pequeña Venezia”.

Pero ese potencial de “paraíso terrenal” se ha convertido en un “infierno” y en una pesadilla para sus habitantes y vecinos. Más de cuatro millones de compatriotas se han visto obligados a dejar su Patria como resultado de la perversa, dictatorial e incompetente conducción de un Gobierno de Destrucción Nacional cuyo merito ha sido el de hundir al país en un desastroso colapso social, económico, ético y político. En una primera ola de emigración, salieron inversionistas y empresarios amenazados con expropiaciones destructivas, que prefirieron resguardarse del acoso oficialista procurando otros destinos. Una segunda ola se produjo con la salida de profesionales de gran nivel: médicos, ingenieros, periodistas y destacados profesionales que sintieron la exclusión por no identificarse con la falsa “revolución”. Una tercera ola de técnicos integrada por enfermeros, electricistas, plomeros, mecánicos y otros profesionales eficientes, procuraron otras capitales para asegurar el futuro de sus hijos y nietos. Hoy, nos encontramos ante una cuarta ola de emigración en la que sectores pobres escapan de una penuria invivible que a pesar de la riqueza de Venezuela, el hambre, la enfermedad y la desesperación han hecho que millares de compatriotas escapen evadiendo la nueva cortina de hierro y colmen las zonas fronterizas de indigentes, desplazados o marginados. Colombia ha logrado que el Secretario General de la ONU se comprometiera a ayudar con especialistas que aconsejen como albergar a los desplazados, refugiados, asilados y perseguidos. Colombia envió también delegaciones a Turquia para estudiar cómo han resuelto problemas similares con los refugiados de Siria o Afganistán. Brasil ha enviado delegaciones a países limítrofes de Siria para estudiar los campos de refugiados que los ayude a enfrentar la calamidad ya existente, que ha hecho colapsar a los hospitales de Boa Vista. En nuestras Antillas Holandesas vemos la aparición de la muerte de balseros que procuraban una mejor vida en Curazao; mientras que Panamá, país que siempre estuvo abierto a la inmigración, hoy impone trabas, debido a la cantidad de venezolanos que acuden a buscar trabajo. A su vez, las enormes dificultades que ha impuesto el oficialismo impide la salida de un mayor número de emigrantes. Un pasaje aéreo a un destino cercano no baja de 200 millones de bolívares debido a la hiperinflación, a lo que se suma lo difícil que es obtener un pasaporte u otros requisitos exigidos como el de antecedentes penales. La única solución para frenar la locura del Gobierno de Destrucción Nacional es la de sustituirlo ya, por un Gobierno de Salvación Nacional.