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Deuda Externa

Machado propone acuerdo para reestructurar la deuda externa
La precandidata presidencial planteó «restaurar la relación» con el FMI, el Banco Mundial, el BID y «todas las agencias de desarrollo mundial» y «corporaciones internacionales de todos los países a los que Venezuela les debe dinero»

 

La dirigente María Corina Machado, candidata a las primarias del 22 de octubre, propuso este 18 de julio un acuerdo para reestructurar la deuda externa del país a través de un proceso que sea «financieramente sostenible», «creíble y conveniente» para las partes y que contemple un «pago asequible bajo plazo, y cronogramas» que la nación «pueda soportar».

Durante su participación virtual en una actividad organizada en Nueva York por la Americas Society y el Council of the Americas, Machado presentó sus planes económicos, entre ellos atender el «enorme sobreendeudamiento externo» de Venezuela, que ha estado en «una situación de incumplimiento total durante un período de siete años».

«De hecho, Venezuela también está sujeta actualmente a múltiples demandas en los EE.UU. y Europa que, ciertamente, deben abordarse (…) Hay disposición para analizar todos los pasivos, para que podamos identificar todos los reclamos legítimos para incluir en nuestra propuesta de reestructuración», dijo.

Machado aseguró que el proceso de reestructuración «ofrecerá un menú de opciones flexibles y financieramente equivalentes para que todos los acreedores reciban el mismo trato financiero».

Confianza ante la comunidad internacional

La dirigente planteó «restaurar la relación» con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y «todas las agencias de desarrollo mundial» y «corporaciones internacionales de todos los países a los que Venezuela les debe dinero», con el objetivo de «crear confianza» con la comunidad internacional.

«Y bajo mi gobierno, Venezuela se reincorporará al Centro Internacional de Arreglos de Controversias sobre Inversiones, que ha demostrado ser una institución muy eficaz para proteger los derechos de la propiedad», dijo.

Por otra parte, Machado, quien ratificó su propuesta de implementar un «extenso programa de privatización» en sectores como energía, agua, telecomunicaciones y transporte, señaló que, de ser presidenta, abriría «el sector energético» para «atraer a las empresas mejor capitalizadas y tecnológicamente avanzadas del mundo», con el propósito de «acabar con el monopolio estatal».

«Seguimos restringiendo el potencial de nuestra industria energética al no permitir que el capital privado se embarque libremente en la expansión y operación de nuevos desarrollos», agregó.

Machado denunció ola de agresiones  

El 15 de julio, un grupo de personas que se identificaron como militantes del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) impidieron este sábado una actividad política de la precandidata presidencial opositora María Corina Machado en Petare, la favela más grande del país, ubicada en Caracas. Agredieron al equipo del partido Vente Venezuela durante el proceso. 

Los oficialistas, que gritaban «Petare, chavista» y sostenían carteles con escritos como «Fuera, asesina», frustraron el inicio de la actividad al bloquear el paso a la también exdiputada, su equipo y ciudadanos, quienes se disponían a recorrer la favela.

«Esta lucha es por la unión de Venezuela y por derrotar una tiranía que se ha dedicado a sembrar el terror y la violencia como hemos visto hoy. Todos vimos lo que está ocurriendo en este momento, en estas horas aquí mismo en Petare, donde cientos de venezolanos que acudían a reunirse con nosotros hoy fueron amenazados, amedrentados por grupos violentos», dijo Machado.

 

Con información de EFE

Maduro pide a gobiernos revisar condiciones de deuda externa sobre países vulnerables
Según Maduro, no habrá una recuperación económica hasta que la última economía del mundo haya superado la crisis

Nicolás Maduro instó este lunes, 29 de marzo, a los gobiernos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), revisar las condiciones de la deuda externa ante la pandemia.

«No va a haber una recuperación económica global, hasta que la última economía del mundo haya superado esta crisis y eso nos obliga a una revisión profunda de las condiciones de la deuda, no sólo para la recuperación de las economías , sino para que ésta no se vaya a convertir en un arma de control, chantaje y dominación contra nuestros países, a través de una nueva deuda externa que pudiera resultar eterna”, sentenció Maduro.

Durante su intervención en la reunión de alto nivel con jefes de Estado sobre “La Arquitectura de la Deuda Internacional y la Liquidez”, el oficialista afirmó que a inicios de la pandemia, hubo un acuerdo con el G-20 para conceder una moratoria del servicio de la deuda a los países más pobres. Sin embargo, según dijo, la reticencia de acreedores privados hizo que esta iniciativa tuviera un alcance muy limitado.

Por otra parte, Maduro rechazó las sanciones que Estados Unidos ha impuesto contra su administración y exigió el cese de estas «medidas ilegales». asegurando que estas medidas han disminuido el ingreso en 99%.

«Estas medidas violatorias son progresivas y sistemáticas y afectan a toda la población de forma indiscriminada, constituyendo en un atentado (…) Exigimos el cese de bloqueos contra nuestro pueblo», expresó.

 

A juicio de Maduro, no habrá una recuperación económica hasta que la última economía del mundo haya superado la crisis. 

Desde la perspectiva del oficialista, es necesario buscar “soluciones alternativas a ese modelo neoliberal imperante que está basado en la competencia y en la explotación ; así como en las ambiciones políticas de algunas potencias».

«Hay que fortalecer el curso con iniciativas basadas en la solidaridad, en la complementariedad”, agregó.

Asimismo, aseguró que no se va a superar la COVID-19 en los países ricos «hasta tanto todos los países del mundo lo hayan superado; lo mismo va a pasar en el aspecto económico»,

Con información de TalCual y Últimas Noticias

Sobre la moralidad de la deuda externa: ¿vampiros o acreedores?

@narrativaoral

El economista Francisco Rodríguez ha escrito un artículo en la revista Foreign Affairs en el que afirma que las sanciones contra el régimen de Nicolás Maduro han afianzado al gobierno chavista en el poder mientras que están produciendo un tremendo daño a los más pobres en Venezuela. El argumento tiene sentido. El ejemplo de Cuba y la larga dictadura comunista de los Castro es una prueba irrefutable de lo inefectivas que resultan las sanciones comerciales para producir un cambio de gobierno en sistemas autoritarios y totalitarios.

Rodríguez, sin embargo, afirma que no son solo las sanciones contra el régimen la principal causa de la debacle económica venezolana. A pesar de que el régimen chavista repite en su propaganda que el “bloqueo” es la razón de todos los males, está claro, como lo afirma el mismo Rodríguez, que la hiperinflación, la caída de todos los indicadores de crecimiento y producción, el empobrecimiento de la gente, la devaluación brutal del bolívar, la destrucción de la industria petrolera y de las industrias básicas, preceden las sanciones impuestas por el gobierno de Trump.

En su artículo, el economista, quien ha sido profesor y analista de firmas de inversión en Estados Unidos (Torino Capital y Bank of America Merrill Lynch) que recomendaron la compra de bonos venezolanos, asevera que las causas fundamentales de la crisis económica en Venezuela son las políticas del chavismo y la corrupción generalizada. En este punto Rodríguez también tiene razón. Es la combinación de un estatismo trasnochado, lleno de retórica revolucionaria, y el funcionamiento de mafias que se han beneficiado de negocios turbios con miembros del régimen lo que ha acabado con la economía venezolana. No olvidemos el festín de dólares de Cadivi, los bolichicos que se apropiaron del dinero que debió ir al sector eléctrico, y el robo de fondos en Pdvsa, solo por citar algunos.

El olvido de Rodríguez

Lo que no menciona Rodríguez en su artículo es la responsabilidad de los inversionistas que compraron bonos soberanos de Venezuela y de Pdvsa en el financiamiento de un régimen corrupto y criminal. Llama la atención que un economista tan bien informado no ponga el dedo en esa llaga que representa una deuda externa pública que se calcula en cerca de 160.000 millones de dólares americanos.

Los gobiernos de Chávez y Maduro fueron bastante puntuales y disciplinados en el pago de los intereses de los bonos de la república y de Pdvsa, por lo menos hasta 2017, cuando el régimen chavista planteó una renegociación de la deuda con sus acreedores. La caída de los ingresos petroleros y de la producción petrolera ha cambiado la situación para los acreedores, que no pierden la esperanza de recuperar sus capitales. El régimen chavista ha encontrado otras formas de pagar sus importaciones, especialmente con las reservas de oro y el oro extraído en el Arco Minero.

Los bonos de sangre

Hace tres años otro economista venezolano, Ricardo Hausmann, profesor en Harvard, cuestionó la moralidad de invertir en bonos de Venezuela o de Pdvsa, bonos que ofrecían rendimientos muy superiores a los del mercado. Hausmann también cuestionó que el régimen de Maduro pagara los intereses de los que llamó “bonos del hambre”, en detrimento de recursos que podían servir para paliar la crisis de salud y de alimentación que ya enfrentaban entonces los venezolanos. En ese momento, Rodríguez, quien ocupaba el rol de analista en una firma que negociaba bonos venezolanos, insistía en que Venezuela podía y debía pagar a sus deudores.

Hoy la evidencia es clara. Los compradores de títulos de deuda de Venezuela han financiado a un régimen criminal que desde los tiempos de Hugo Chávez ha violado y continúa violando los derechos humanos.

Tortura, asesina, se sirve de grupos paramilitares y de fuerzas policiales y militares para reprimir, encarcelar, desaparecer personas, e intimidar a opositores.

Se podría hacer un paralelismo entre el oro de sangre y los bonos de sangre. Ambos han servido de sostén para que Maduro y su gobierno militar-cívico puedan disponer de recursos. Con ellos importa gasolina de Irán (en un curioso círculo vicioso de “solidaridad” entre gobiernos autoritarios y acusados de crímenes contra sus propios pueblos); pero también sigue comprando armamentos, mantiene aceitada su maquinaria de propaganda internacional, y sigue favoreciendo la corrupción como incentivo para mantenerse en el poder.

Llegará el momento en el que, después de un cambio democrático de gobierno en Venezuela, se establezca la ilegalidad de una buena parte de la deuda externa contraída por el chavismo. No habrá que dejar fuera las consideraciones morales de quienes se llenaron los bolsillos con los “bonos de sangre”. Las finanzas y la ética no deberían estar divorciadas. ¿O será mucho pedir?

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

¿En qué consiste la propuesta del gobierno a los bonistas de la deuda externa?

@victoralvarezr

En 1998 la deuda externa de Venezuela sumó $ 28.000 millones, $ 23.000 millones eran deuda de la República y $ 5.000 millones de Pdvsa. En 2008, la deuda pública subió a $ 50.000 millones y en 2019 llegó a $ 130.000 millones. A raíz de la suspensión de los pagos en el año 2017 se han estado capitalizando las cuotas vencidas y por eso el monto de la deuda no deja de crecer. Para finales de 2020 se calcula en más de $ 140.000 millones.

En 20 años la deuda se cuadruplicó y equivale a un porcentaje cada vez mayor de las exportaciones. En 2008 representaba el 53 % de los ingresos externos y en 2020 lo que se debe supera en 1900 % los ingresos por exportaciones.

¿Cómo pagar semejante cantidad en un país cuyo ingreso por exportaciones cayó de $ 92.000 millones a $ 7.000 millones y sus reservas internacionales se desplomaron de $ 42.0000 millones a $ 6.000 millones? Venezuela cada vez extrae menos petróleo, el tamaño de la economía se ha reducido en casi el 70 % y es azotada por una prolongada escasez y voraz hiperinflación que ha empobrecido al 79 % de su población.

A fines de 2017 el gobierno y Pdvsa dejaron de pagar la deuda. En ley venezolana, el acreedor tiene un plazo de 3 años para demandar y, si no lo hace, pierde su derecho a reclamar. El gobierno, agobiado por juicios internacionales, quiere evitar otra ola de demandas y por eso ha ofrecido a los bonistas dejar sin efecto la interrupción de sus derechos; siempre y cuando cumplan las siguientes condiciones:

Que el acuerdo lo firmen los bonistas que representen al menos el 75 % del capital que se adeuda.

Que los acreedores suspendan los litigios que buscan declarar vencidos los pagos pendientes o ejecutar el pago de capital e intereses.

El problema que se les presenta a los bonistas es que buena parte de esta deuda fue emitida bajo la ley del estado de Nueva York, cuyas cortes reconocen como presidente de Venezuela a Guaidó; mientras que Maduro hace su oferta en el marco de la ley venezolana que los acreedores internacionales también están obligados a cumplir.  

De allí que la oferta del gobierno forme parte de una estrategia para sumar a los tenedores de los bonos al lobby que hacen las trasnacionales petroleras ante el gobierno de los EE. UU. para flexibilizar las sanciones; toda vez que cualquier acuerdo de restructuración deberá contar con una autorización de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos, OFAC (por sus siglas en inglés).

La clave para entender esta jugada es que por ahora no se trata de pagar a los bonistas sino de evitar que estos activen más litigios en contra de la República y Pdvsa.

Con el incentivo de mantener vigentes sus derechos ante las leyes y tribunales venezolanos, el gobierno busca que los tenedores de los bonos ejerzan presión sobre la Administración Trump y las cortes estadounidenses para que flexibilicen las sanciones y reconozcan a Maduro como la contraparte con la que hay que negociar la reestructuración y pago de la deuda pendiente.

Los bonos venezolanos han perdido más del 85 % de su valor y se rematan en los mercados financieros internacionales que no quieren prestarle un centavo más a Venezuela. A ambas partes les conviene una reestructuración que, por un lado, reconozca el descuento que registran los mercados; y, por el otro, puedan cobrar al menos el valor residual que aún les queda. Si bien algunas de las condiciones para interrumpir la inminente prescripción de los derechos de los bonistas lucen difíciles de cumplir, tales como reunir al menos el 75 % de los poseedores de cada emisión y suspender reclamaciones futuras, se trata de una estrategia de Maduro para lograr su reconocimiento en las Cortes de Nueva York y en los mercados financieros internacionales.

Este tema en mi canal de Youtube:

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Delcy Rodríguez propone “oferta condicionada” para el pago de bonos de Pdvsa
Rodríguez aseguró que esta oferta servirá para salvaguardar los derechos de los acreedores con el fin de que los inversores no resulten afectados.

Delcy Rodríguez, vicepresidenta y ministra encargada de Economía y Finanzas, propuso este martes, 15 de septiembre, una «oferta condicionada» para el pago de la deuda externa.

Durante una rueda de prensa, Rodríguez detalló que la misma estará destinada al pago de bonos de las empresas Pdvsa y Electricidad de Caracas.

«Ratificamos ante el pueblo venezolano y la comunidad internacional su total intención de honrar los compromisos válidamente asumidos con los tenedores de títulos emitidos por la República por Pdvsa y por la Electricidad de Caracas», expresó Rodríguez.

Asimismo, aseguró que las sanciones que impuso Estados Unidos han impedido, supuestamente, el cumplimiento a tiempo de esos compromisos.

«Los plazos de prescripción para la reclamación de derechos causados han comenzado a correr», expresó la oficialista.

 

En tal sentido, señaló que esta «oferta condicionada» servirá para salvaguardar los derechos de los acreedores con el fin de que los inversores no resulten afectados.

Al respecto, explicó que la propuesta tendrá efecto si los tenedores de bonos que representen más de 75% del monto de capital aprueban la oferta, envían una carta de aceptación y acuerdan suspender los reclamos pendientes.

También, indicó que si los tenedores de bonos requieren una licencia o aprobación para aceptar la oferta, la administración madurista colaborará con los inversionistas para llegar a un acuerdo.

*Con información de El Pitazo y El Nacional

La ruta es: gobierno de coalición, ajuste económico, reinstitucionalización y elecciones libres, por Víctor Álvarez R

CUALQUIER GOBIERNO QUE SUSTITUYA al régimen de Maduro recibirá un país en ruinas. Desde el inicio tendrá que aplicar drásticas medidas para corregir los graves desequilibrios macroeconómicos que causan la escasez e hiperinflación. A las medidas de ajuste económico se les atribuye un impacto social y costo político que puede significar para el nuevo gobierno la pérdida de las parlamentarias. Y al no contar con el respaldo de la AN, se habrá producido un cambio político pero no se habrá superado la crisis de gobernabilidad.

En efecto, para aliviar el déficit fiscal y erradicar su financiamiento con emisiones de dinero inflacionario, el nuevo gobierno tendría que sincerar las tarifas de electricidad, agua, gas y teléfono, cuestión que no sería bien recibida en los hogares que han visto como su ingreso es devorado por la hiperinflación. Además, tendría que internacionalizar el precio de la gasolina con su impacto en las tarifas del transporte público; y, por si fuera poco, reactivar el cobro de peajes para generar recursos que permitan repotenciar la deteriorada infraestructura vial.

El nuevo gobierno tendría que iniciar un duro y no siempre rápido proceso de renegociación de la deuda externa. Los términos de esa negociación son claves para liberar fondos y reinsertar a la República en el mercado financiero internacional. De lo contrario, no se podrá tener acceso a los recursos para importar los repuestos, insumos y maquinarias que requiere la reactivación productiva.

El nuevo gobierno tendría que ejecutar un profundo proceso de reestructuración de toda la administración pública, fusionar y reducir el exagerado número de ministerios, liquidar entes públicos inoperantes y privatizar empresas estatales que terminaron quebradas por la corrupción. Tendrá que acometer la reconstrucción de Pdvsa y deslastrarla del enorme peso de misiones sociales y productivas que nada tienen que ver con las funciones medulares de exploración, extracción, refinación y comercialización de crudos, que es donde la compañía se tiene que enfocar. Aliviarle esta carga a Pdvsa implica sincerar una nómina de más de 144 mil trabajadores que se resistirán a perder su empleo. La considerable reducción de las abultadas nóminas de la burocracia pública puede desencadenar una ola de conflictividad sindical y social que comprometería la gobernabilidad.  

Todos estos son problemas económicos complejos que llevará tiempo resolver. Liberar controles de cambio y de precios, corregir el déficit fiscal, erradicar el financiamiento monetario, sincerar tarifas de electricidad, agua, gas, teléfono y peajes, eliminar ministerios y entes públicos inoperantes, privatizar empresas quebradas, reconstruir Pdvsa y sincerar su exagerada nómina, son una pesada carga que puede dar al traste con un nuevo gobierno en su primer año de gestión.

Un cambio político no es garantía de cambio económico

El nuevo gobierno se enfrentaría a un difícil dilema: si aplica las medidas de ajuste económico, el impacto social y costo político lo llevaría a perder las subsiguientes elecciones parlamentarias, temor que lo obligaría a posponer las medidas de ajuste económico hasta después de las elecciones; pero si pospone las urgentes medidas para superar la escasez y abatir la hiperinflación, el nuevo gobierno defraudaría las expectativas de cambio y de todas formas pagaría los costos de una alta abstención o votos en contra, con la inevitable pérdida de la mayoría parlamentaria.  

La ruta es gobierno de coalición, ajuste económico, reinstitucionalización y elecciones libres: primero parlamentarias y después las presidenciales

Nervio sin inteligencia es torpeza, nervio con inteligencia es habilidad. Más allá de la desesperación por salir de este nefasto régimen y del apuro que tienen los aspirantes a la Presidencia de la República por instalarse lo más pronto posible en el Palacio de Miraflores, el interés nacional indica que sería mejor convocar las elecciones presidenciales después de las parlamentarias, una vez que se haya asegurado la mayoría de diputados que respalde al nuevo gobierno.

Gobierno de Coalición

Para evitar que un nuevo gobierno pierda rápidamente la confianza del pueblo, es necesario evaluar con sensatez la conveniencia de conformar un Gobierno de Coalición que haga el trabajo “sucio” de aplicar las medidas de ajuste para sanear la economía. Este gobierno conformado por el Oficialismo y la Oposición crearía las condiciones electorales para convocar primero las elecciones parlamentarias y luego las presidenciales, con el incentivo de que, quien resulte ganador, recibirá un país que se pueda gobernar. La mediación internacional puede contribuir al logro de una solución política y pacífica a la crisis venezolana al hacer una oferta creíble al Oficialismo y Oposición para sustituir las sanciones financieras por incentivos económicos, a cambio de que se sienten en la mesa a conformar un Gobierno de Coalición. Entre los incentivos económicos se pueden mencionar los siguientes  

  • Levantamiento de las sanciones financieras internacionales
  • Reapertura del mercado internacional para las exportaciones de petróleo
  • La protección de los activos de Pdvsa y Citgo en el exterior
  • Refinanciamiento de la deuda externa
  • Nuevo financiamiento internacional
  • Inversiones extranjeras para reactivar la economía
  • Ayuda humanitaria para atender la emergencia
Ajuste Económico

Con el apoyo de estos incentivos, el Gobierno de Coalición tendría la misión de complementar las capacidades y recursos del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo en función de llevar a cabo las reformas económicas y legislativas para promover la inversión y reactivar la producción. La corresponsabilidad del  Oficialismo y la Oposición en el Gobierno de Coalición los obliga a:

  • Concertar, aplicar y apoyar el Programa de Reformas Económicas
  • Convenir la Agenda de Reformas Legislativas para Reactivar la Producción
  • Garantizar la seguridad jurídica a la inversión productiva
  • Respetar los derechos de propiedad
  • Socializar y privatizar empresas públicas que fueron quebradas por la corrupción
Reinstitucionalización de los poderes públicos

El canje de sanciones financieras por incentivos económicos será a cambio de la reinstitucionalización de los poderes públicos, comenzando por el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia. Así se evitaría reeditar la experiencia de elecciones con ventajismo oficialista y, sobre todo, que el resultado electoral sea luego anulado por maniobras del TSJ, tal como pasó con la impugnación de los diputados del estado Amazonas. Los compromisos del Gobierno de Coalición para la reinstitucionalización de los poderes públicos serían al menos los siguientes:  

  • Restitución de las funciones de la Asamblea Nacional
  • Liberación de los presos políticos
  • Rehabilitación de los partidos ilegalizados
  • Renovación del Consejo Nacional Electoral (CNE)
  • Reinstitucionalización del Tribunal Supremo de Justicia
  • Depuración y actualización del Registro Electoral Permanente (REP)
  • Convocatoria de Elecciones Parlamentaria en diciembre de 2020 o antes
  • Convocatoria de elecciones presidenciales en diciembre de 2021 o antes
  • Garantías para la postulación de candidatos
  • Transparencia en el financiamiento de la campaña electoral
  • No uso de los recursos públicos para promover candidatos
  • Observación internacional de todo el proceso electoral
  • Garantizar derechos políticos al sector que resulte derrotado en las elecciones
  • Ofrecer incentivos para el desarme y pacificación de colectivos y paramilitares
Elecciones libres

Los analistas del proceso electoral venezolano advierten que se requieren al menos nueve meses para la reinstitucionalización del poder electoral y asegurar unos comicios que cumplan con los estándares internacionales. El apuro por convocar elecciones presidenciales antes que las parlamentarias puede conducir a la restauración del viejo orden. Una jugada mejor pensada y más inteligente puede ser tomarle la palabra a Maduro para adelantar las elecciones legislativas, a cambio de convocar nuevas elecciones presidenciales, a lo sumo seis meses después.

Debido al creciente rechazo al régimen, en unas elecciones con las condiciones y garantías adecuadas, las fuerzas democráticas lograrían una abrumadora mayoría calificada que puede llegar a 4/5 de los diputados; es decir, 80 % del total. Esta tendencia se mantendría en las siguientes elecciones presidenciales y llevaría a una contundente e indiscutible victoria, siempre y cuando las fuerzas democráticas no vayan divididas y presenten un solo candidato unitario.   

Para conjurar el riesgo de tener que aplicar medidas antipopulares a las que se asocia un costo político que desembocaría en la pérdida de la AN, una vez renovados el CNE y el TSJ se convocarían primero las parlamentarias y luego las presidenciales, a lo sumo seis meses después. En este orden, quien resulte  ganador en las presidenciales, contará con una mayoría calificada en la AN que apoye su gestión, y recibirá del Gobierno de Coalición una economía saneada, sin escasez y sin hiperinflación, así como un país desarmado y pacificado que se pueda gobernar.

 

@victoralvarezr

Administración de Juan Guaidó contrata asesor para reestructurar deuda externa

EL PRESIDENTE ENCARGADO DE VENEZUELA, Juan Guaidó anunció que contrató los servicios del abogado Lee C. Buchheit como asesor estratégico para asesorar en la preparación de la reestructuración de la deuda pública externa de la República Bolivariana de Venezuela acumulada durante los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Buchheit se jubiló a principios de este año tras una carrera legal de 43 años durante los cuales trabajó en los procesos de reestructuración de deuda de más de dos docenas de deudores soberanos. Dirigió los equipos legales que asesoraron a Grecia en la reestructuración de 2012 de su deuda en bonos por un monto de US$ 206 mil millones (la reestructuración de deuda soberana más grande hasta la fecha) y la de la República de Iraq en el período 2005-2008 por una cuantía superior a los US$ 140 mil millones en demandas en contra de ese país causadas por la deuda contraída durante la era de Saddam Hussein.

Lee C. Buchheit prestará sus servicios como asesor estratégico al Gobierno del Presidente Encargado en la preparación del trabajo necesario para hacer frente a la deuda heredada de la era Chávez/Maduro que probablemente excederá los $150 mil millones.

“Nos place dar la bienvenida a Lee Buchheit al equipo que tendrá la responsabilidad de afrontar las demandas heredadas contra de la República Bolivariana de Venezuela y sus entes del sector público” señaló José Ignacio Hernández, Procurador especial designado para la defensa del Estado. “Buchheit aportará su vasta experiencia adquirida tras cuatro décadas en la resolución de problemas similares en distintos países del mundo”, dijo.

Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional dijo: «Lee cuenta con un gran respeto en la comunidad de deudores soberanos, así como entre los acreedores comerciales, los prestamistas gubernamentales y los actores del sector oficial”.

“La resolución del colosal inventario de obligaciones contraídas por los gobiernos de Chávez y Maduro constituirá una de las tareas más complejas en la historia de las reestructuraciones soberanas. El gobierno del Presidente encargado y la Asamblea Nacional están comprometidos en contratar un equipo de asesores de clase mundial para asistir en este proceso”, afirmó Hausmann.

Buchheit ha convenido asesorar al Gobierno de forma ad honorem (es decir, sin percibir honorarios). Él prestará sus servicios bajo los auspicios del “International Advisory and Dispute Resolution Unit” (la Unidad de asesoría internacional y de resolución de disputas) establecida por el Barristers Chambers 3 (Colegio de abogados) Verulam Buildings en Londres, Inglaterra.

 

 

*Con información de Nota de prensa

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció desde el principal aeropuerto de su país el miércoles un viaje a China para avanzar en “nuevos acuerdos” económicos con el país que se ha convertido en su mayor aliado financiero.

Maduro, que en los últimos meses ha enviado a varios miembros de su equipo a la nación asiática buscando apoyo para impulsar la alicaída producción petrolera, aseguró que volverá en pocos días con “grandes logros”, sin dar más detalles de una visita que no había sido anunciada.

China detuvo hace tres años la entrega de fondos al gobierno de Nicolás Maduro, tras aprobar el mayor volumen de préstamos que haya recibido un país latinoamericano, bajo un esquema de pagos con petróleo acordado con el fallecido presidente socialista Hugo Chávez.

En los últimos meses, China se ha mostrado reacia a continuar con el apoyo financiero para proyectos de desarrollo en Venezuela, un país que dilató por años reformas económicas para salir de una larga recesión e hiperinflación.

“Voy saliendo para la República Popular China a una visita de estado muy necesaria, muy oportuna (…) para avanzar en los nuevos acuerdos de asociación estratégica en el campo económico”, dijo Maduro en la televisión estatal.

“Nos vemos dentro de unos días con grandes logros”, apuntó antes de abordar el avión.

Venezuela estaría muy cerca de concretar un nuevo préstamo por 5.000 millones de dólares para financiar proyectos petroleros, dijo el consultor local Asdrúbal Oliveros.

En agosto, la estatal petrolera PDVSA firmó nuevos acuerdos con empresas de servicio en esquemas que otorgan incentivos si recuperan la producción petrolera, que cayó a mínimos de 60 años. Bajo esos convenios, las compañías firmantes necesitan buscar financiamiento para enfrentar las inversiones necesarias sin ayuda de PDVSA.

En junio, el ministro de finanzas venezolano, Simón Zerpa, anunció en Pekín que el Banco de Desarrollo de China había otorgado unos 250 millones de dólares, dinero que formaba parte de un crédito especial otorgado hace dos años de unos 5.000 millones de dólares para financiar por tramos los proyectos vinculados al aumento de bombeo de crudo.