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Yamir Tovar y Luis Arianyi pagaron con la vida el precio de ser opositores en el 23 de Enero

 

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Los dos jóvenes asesinados en Catia habían sido amenazados por los colectivos. No eran estudiantes, pero pertenecían al movimiento Resistencia. A Yamir Tovar lo vieron por última vez el viernes 20 de febrero, a las 8:00 pm, en Pérez Bonalde, un sector que evitaba por temor a los grupos armados. Más tarde los consiguieron en la morgue. En un gesto inusual, el Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz cubrió los gastos del funeral

 

@ronnarisquez

 

 

La máscara, como las que usan en la lucha libre mexicana, y los símbolos de poder que Yamir Tovar solía utilizar en las protestas, le fallaron esta vez. Tampoco funcionaron las destrezas que Luis Fabián Arianyi García había desarrollado durante horas de Call Of Duty en Playstation. Sus verdugos fueron implacables.

Con tiros en la cara, muchos golpes, desnudos, sin celulares, amarrados y amordazados fueron encontrados los cadáveres de los dos muchachos, que pertenecían a un movimiento conocido como Resistencia y participaban en protestas desde febrero de 2014. Funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana reportaron el hallazgo la madrugada del sábado 21 de febrero, en Los Flores de Catia.

Tovar, de 22 años de edad, y Arianyi García, de 21 años, estaban desaparecidos desde el viernes 20 de febrero. “Yamir tenía 6 tiros. Tres en la cara, los otros en los brazos y una pierna. A Luis le dieron 4 tiros. Por la manera en que fueron asesinados no creemos que los responsables del crimen sean policías… tampoco podemos nombrar colectivos. Pero no es un asesinato común. Ambos fueron golpeados y maniatados”, explicaron familiares de Yamir Tovar.

 

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Ellos sabían que el joven participaba desde el año pasado en las protestas estudiantiles. “Le decíamos que se retirara de eso porque era peligroso. Pero él decía que quería seguir luchando y que él quería un cambio para el país”, relataron los parientes, que por esa razón no descartan que el homicidio pueda estar relacionado “con la participación de Yamir en las protestas. Eso debe investigarse”.

La familia de Arianyi García, en cambio, no tenía conocimiento de que el joven estuviera involucrado en este tipo de actividades. “En mi casa no se habla nada de política, ni se escuchan esas noticias. Nosotros solo vemos novelas y películas”, dijo un familiar del muchacho. Los dos jóvenes crecieron en el barrio Andrés Eloy Blanco de El Observatorio, en el 23 de Enero.

 

Amenazado por colectivos

 

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Amigos y vecinos de Tovar aseguran que había sido amenazado en repetidas ocasiones por miembros de colectivos del 23 de Enero, que no toleraban que participara en las protestas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro. “Lo habían amenazado muchas veces. Le decían que se cuidara, que cómo podía apoyar a la oposición, si él era del 23 de Enero”, relató un amigo del joven, que por temor no reveló su identidad. Él ya sabe cuál es el precio de ser opositor y vivir en el 23 de Enero.

También una vecina de El Observatorio confirmó que el muchacho había sido amenazado por uno de los colectivos más poderosos de la zona. “Pero la gente no quiere hablar. Todos tienen miedo”, dijo en tono de hastío y con una mueca de cansancio e impotencia en su rostro.

Yamir Tovar era integrante del movimiento opositor conocido como Resistencia. Aunque no cursaba ninguna carrera universitaria, tenía vinculación con dirigentes estudiantiles de educación superior, a quienes había conocido durante las protestas de 2014. Participaba en reuniones del movimiento estudiantil en Cujicito y solía frecuentar la plaza Francia de Altamira. En su funeral había alumnos de distintas universidades del país. Todos aseguraban haberlo conocido.

El viernes 20 de febrero, Tovar salió de su casa, en el sector Andrés Eloy Blanco, antes de mediodía. Primero estuvo en la Plaza Brión de Chacaíto, donde se realizó una protesta en respaldo al alcalde Antonio Ledezma. Allí coincidió con Romel de Los Ríos, presidente de la FCU de la Universidad Nueva Esparta. “Nos vimos ahí y él me dijo que se iba a la plaza Altamira, pero yo tenía clase y no pude acompañarlo. Sé que allí lo vieron otros compañeros, pero ellos tienen miedo de hablar”, aseguró el líder estudiantil, que conoció a Yamir Tovar en el campamento de la ONU.

Los parientes de los muchachos asesinados confirmaron que ninguno de los dos estudiaba. Tovar quería ser abogado. Estaba haciendo un curso en la Cruz Roja y otro en Cantv porque quería trabajar allí; mientras que Arianyi intentaba conseguir cupo en una universidad.

 

Desaparecer en Pérez Bonalde

Pasadas las 5:00 pm del viernes, Tovar le envió un mensaje a su tía, la persona con la que vivía. Le avisaba que ya iba para la casa. Luego, a las 7:18 pm envió el último mensaje desde la parada de los jeep en Pérez Bonalde: “Ya voy subiendo tía”.  A esa hora algunos conocidos los vieron en el bulevar de Pérez Bonalde. “Un amigo lo vio por ahí antes de las 8:00 pm. Se iba a encontrar con Luis Fabián. Pero eso me pareció raro. Él nunca se quedaba en Pérez Bonalde, sabía que era peligroso porque allí están los colectivos. Él se iba por Agua Salud”, detalló uno de sus amigos de Resistencia.

Desde ese momento no se supo nada de ellos. “Esa noche nos desesperamos porque él avisaba cuándo se iba a quedar con algún amigo”, dijo la tía de Tovar. Los familiares salieron a buscarlos el sábado en la mañana y recorrieron las sedes de distintos cuerpos de seguridad. Estuvieren en dependencias de la PNB, GNB y finalmente en el Sebin. “Fuimos a El Helicoide y un funcionario nos dijo que los dos estaban allí. Que estaban muy sucios y que les lleváramos ropa y comida”, comentó un familiar. La visita a esa dependencia fue el sábado a las 8:00 de la noche aproximadamente.

El domingo a las 9:00 am las familias de Tovar y Arianyi regresaron a El Helicoide. Entregaron la comida y la ropa, y un rato después regresó un funcionario diciendo que había un error y que los jóvenes no estaban allí. Allegados a las familias aseguraron: “A nosotros nos dijeron que ellos fueron prisioneros antes de que los mataran”.

En el barrio Andrés Eloy Blanco, lo que se comenta es que supuestos funcionarios del Sebin detuvieron a los muchachos y se los habrían entregado a los colectivos.

 

El MRIJ pagó los gastos

Por comentarios de vecinos, los familiares de Tovar y Arianyi se enteraron que el fin de semana habían conseguido los cadáveres de dos hombres jóvenes en Los Flores de Catia. Entonces, decidieron ir a la Morgue de Bello Monte el domingo en la tarde.

“Es raro porque ellos no se la pasaban por Los Flores. No estaba en su ruta y nunca iban para allá”, coincidieron parientes de ambas víctimas.

En la medicatura no sólo consiguieron a Yamir y a Luis Fabián. Allí también se encontraron con el Viceministro del Sistema Integrado de Investigación Penal, general de división Saúl Utrera Ramírez.

 

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El funcionario estaba acompañado por otros 3 empleados del Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz. El Viceministro abordó de inmediato a los familiares y mostró incomodidad por la presencia de una periodista en el lugar. Luego se comprometió a pagar todos los gastos de funeral de Yamir Tovar y Luis Fabián Arianyi García.

Este detalle, que el MRIJ no tuvo con las 24.980 víctimas de la violencia de 2014, se materializó el lunes. “Cuando estábamos firmando los papeles para pagar el entierro, un funcionario del Ministerio de Relaciones Interiores nos dijo que todo estaba cancelado”, contaron los familiares con asombro y desconfianza.

El año pasado el Gobierno tuvo un gesto similar con los cinco integrantes del Frente 5 de Marzo que fueron ejecutados por funcionarios del Cicpc, en el edificio Manfredir. En ese entonces el Viceministro de Acción Social, José Aranguren se hizo cargo de los gastos del entierro.

Poco después de la 1:00 pm del lunes se realizó un breve acto velatorio en el Cementerio del Este, porque no había capilla disponible. A las 3:30 pm, mientras los asistentes cantaban el Himno Nacional, fueron sepultados los cuerpos de Yamir Tovar y Luis Fabián Arianyi García en la parcela 22F.

80% de los presentes en el funeral eran jóvenes, estudiantes y opositores; el restante 20% eran familiares y vecinos de Tovar y Arianyi, y una pareja de funcionarios de la Comisaría de Santa Mónica del Cicpc, que por casualidad acudió a llevar a flores al camposanto a la misma hora y en el mismo lugar en que se realizaba el sepelio de los dos jóvenes asesinados.

 

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Atemorizados y desconfiados, los estudiantes que asistieron al funeral de Tovar y Arianyi ratificaron que los dos jóvenes frecuentaban la plaza Altamira. «Yamir siempre decía que el país necesitaba un cambio y que lucháramos para conseguirlo. Los mataron por ser jóvenes. Aquí están matando ahorita a los jóvenes. Es como una moda. La mayoría de los muertos son muchachos menores de 25 años», señaló Yoel Guevara.

«Los vamos a recordar siempre por haber luchado por el país», sentenció otro de los muchachos, que dice sentirse muy afectado por lo ocurrido. La mayoría aseguró que seguirán en la protesta, aunque calificaron el asesinato de sus compañeros como «un mensaje» para todo el movimiento estudiantil.