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Los Runrunes de Bocaranda de hoy 26.06.2018: BAJO: Acecha y golpea
BAJO
HAMBRE PAREJA:

Cambios y recambios de ministros. Todos bajo la misma fracasada política. El hambre acecha y golpea. En los hogares la gente se acuesta, se levanta y sale a trabajar con hambre. Tres expertos ex-chavistas del sector productivo, del mundo agrícola y del procesamiento industrial nacional, me ilustran: “la culpa es nuestra, absolutamente nuestra. A manera de ejemplo en el 2014 producíamos 120.000 toneladas de pollo mensual. Hoy apenas llegamos a las 14 mil toneladas. Lo de las gallinas es peor: en el 2014 el venezolano promedio mostraba un consumo  de cerca de 180 huevos anualmente. Hoy estirando l llegamos a 60 huevos al año por cabeza. Le recuerdo que un solo huevo le cuesta hoy a un trabajador cerca de 120.000 bolívares. ¿Proteínas por la vía de  embutidos? Sin engaño alguno, en este rubro el gobierno tiene los históricos de producción archivados. Maduro las conoce pero no las reconoce públicamente: en 2014 llegamos a producir 330 mil toneladas de embutidos, mientras que este año apenas llegaremos a 140 mil. En bovinos la realidad es dramática, pues las estadísticas oficiales nos muestran que en el 2014 el venezolano promedio consumió cerca de 24 kilos de carne roja y para 2018 la máxima será de 9 kilos para todo el año. En este rubro la hiperinflación generada por las decisiones gubernamentales es una de las más alarmantes, pues hace solo 6 meses el kilo de carne costaba promedio 27.000 bolívares y hoy, en un automercado, sobrepasa los 4 millones 400 mil bolívares. Productores e industriales piden diálogo a los fines de revertir estas caídas. Desde el nivel ministerial, por dos razones, una ideológica y otra de corrupción, se hace imposible voltear esta catástrofe. Al presidente Maduro le sobran los informes, pero parece que disfruta estimulándola.”…

EL HAMBRÓMETRO:

La vida del venezolano –de cualquier estrato social– cambió a raíz de la vulneración de un derecho fundamental: el de la alimentación. La expropiación de tierras y empresas, la destrucción del aparato productivo y la dependencia de las importaciones, configuraron un escenario que trajo como consecuencia la escasez, un rampante índice inflacionario, la consolidación de un mercado informal para conseguir los bienes ausentes y la distribución de comida vencida o en mal estado, los cuales han dejado en evidencia a un Estado que incumple de manera sistemática las garantías esenciales que debe tener la población con respecto a los alimentos, los cuales deben ser suficientes, accesibles, estables, duraderos y salubres para todos. Desde hace cuatro años, cuando el desabastecimiento de productos alimenticios comenzó a intensificarse, los medios de comunicación del país empezaron a cubrir el tema y a denunciar cómo el hambre hacía estragos en la población. Sin embargo, en esa cobertura ha hecho falta que los señalamientos se hagan con base en las cifras no difundidas por entes oficiales que están relacionadas directamente con la responsabilidad que el Estado tiene sobre ese derecho. Con este fin, www.Runrun.es ha creado el proyecto Hambrómetro con el apoyo de Open Society Foundations y su Programa de Periodismo Independiente, que consiste en la elaboración de undashboard de actualización mensual que muestre juntos todos estos números –obtenidos a través de organizaciones y fundaciones encargadas de seguir cada tema– en un instrumento de diseño web adaptativo que podrá ser incrustado en otros sitios, ya sea como complemento o en nuevas entradas de los mismos. Mediante la búsqueda, organización y visualización de estas cifras, el Hambrómetro ayudará a organizaciones, investigadores, estudiantes e incluso otros medios de comunicación que así lo necesiten, a establecer comparaciones entre los indicadores económicos y determinar cómo estos inciden en el hambre del venezolano. Además, contará con un mini-site en el que se publicarán noticias, crónicas y reportajes que tendrán como centro la vulneración del derecho a la alimentación y la situación de la seguridad alimentaria en Venezuela.Lo presentaremos éste jueves 28.

15.890 jóvenes murieron a causa de la violencia en 2017

ESTE 12 DE FEBRERO, fecha que conmemoramos como Día de la Juventud, es ocasión propicia para enfatizar que en Venezuela, la mayoría de las muertes violentas tienen como a adolescentes y jóvenes entre 12 y 29 años de edad.

Esta triste realidad se acepta como una sentencia inexorable, y no se generan políticas o programas destinados a prevenir la violencia, enfrentar sus causas o a garantizar la protección y resguardo de esta población vulnerable.

En 2017, 15.890 adolescentes y jóvenes fallecieron en muertes violentas, cifra que corresponde al 60% del total de muertes violentas que ocurrieron en todo el país.

Muertes violentas en jóvenes para el 2017 en Venezuela

Grupo de edad                         %                Número de víctimas Adolescentes

12 a 17 años                                  6,2               1.650

18 a 24 años                                 34                9.050

25 a 29 años                                19,5              5.190

Total de 12 a 29 años          59,7             15.890

InfografíaJuventud

En 2017, de los 15.890 jóvenes de 12 a 29 años muertos por asesinatos, 12.553 fueron por homicidios y 3.337 por actuaciones de las fuerzas públicas, que son documentadas en los registros oficiales como “resistencia a la autoridad”.

De esta manera, se hace evidente que ser joven hoy en Venezuela significa afrontar el alto riesgo de morir en circunstancias violentas, porque la situación de inseguridad y violencia impacta con mayor fuerza en la juventud. Están matando a los jóvenes, principalmente a los hombres, mayoritariamente a los pobres.

Los mata la delincuencia, o los mata la actuación de funcionarios de un Estado que, enfocado en políticas belicistas y violatorias de derechos humanos, parece haber renunciado a la prevención del delito y a la contención delictiva.

Cada año se confirma esta tendencia, y no se emprenden políticas, programas o decisiones públicas destinadas a detener este maleficio. Por el contrario, se incrementa el abandono, la desatención pública de esta población y todos los indicadores sociales advierten como, en lugar de protección y oportunidades de desarrollo, los adolescentes y jóvenes enfrentan hoy difíciles situaciones de desabastecimiento y carestía de alimentos, pobreza, precariedad de servicios básicos (agua, transporte, luz) y, por primera vez en la historia, nos enfrentamos a la lamentable realidad de adolescentes y jóvenes buscando comida en la basura, prostituyéndose para llevar comida a sus casas.

También hay que notar que no son pocos los adolescentes y jóvenes que dejan de comer para que sus hermanos puedan alimentarse, o salen a buscar algún ingreso para ayudar en el hogar y hasta los que se privan de gastos, preocupados porque su madre come cada vez menos para que le alcance a sus hijos. Muchos de ellos están dejando de estudiar para salir a la calle a trabajar o a mendigar en procura de un alivio a la pobreza de las familias. Otros entienden que la mejor solución es irse del país y buscar un trabajo afuera con el que puedan colaborar económicamente con sus familias, o queriendo dejar de ser una carga para los padres.

En este caso es el país que muere, con jóvenes capaces y dispuestos al bien común que abandonan nuestra tierra forjando sueños, trabajo y riqueza en otro lugar.

En contextos de pobreza y violación de derechos humanos, la vida del joven ha estado sometida a situaciones de injusticia y uso abusivo del poder. Para miles de jóvenes que han salido a las calles en protesta pública, la respuesta del Estado ha sido la represión, el amedrentamiento, el encarcelamiento y hasta la muerte.

Pero los jóvenes, además de ser el sector más vulnerable a ser víctima de la violencia, también pueden convertirse en potenciales victimarios, siendo instrumentos útiles de la delincuencia organizada. Según nuestros registros, un 60,7% de los victimarios tiene menos de 30 años; un 34,5 % de este grupo tiene entre 20 y 24 años.

En la mayoría de las comunidades, impera la ley que imponen grupos criminales, que someten y controlan a la población ante la ausencia de la institucionalidad del Estado. Las bandas armadas crecen y se fortalecen incorporando a adolescentes en sus actividades, con amenazas, extorsión y engaño, pero también brindándoles la comida, el dinero y las oportunidades que las familias no pueden garantizar.

El aparente éxito y poder de los jóvenes armados atrae a adolescentes que ven en el delito un camino accesible a la riqueza fácil, o a ingresos que no son percibidos por quien vive honestamente de su trabajo diario.

Los equipos de investigación de las universidades que integran el OVV -UCV, ULA, UDO, UCAB, UCAT, UCLA, LUZ- expresaron su preocupación por la violencia que padece la juventud venezolana y reiteramos nuestra convicción ética por la defensa de los derechos a la vida y a la libertad.

Es hora de parar la fábrica de la incursión de adolescentes y jóvenes en la criminalidad, garantizándoles las oportunidades de alimentación, salud y educación, y atendiendo la emergencia humanitaria que hoy coloca a la mayoría de la población en situaciones de pobreza.

El Estado es responsable de garantizar sin más demora, políticas y programas públicos que reconozcan a los jóvenes como sujetos de derechos y personas corresponsables del desarrollo social. Reiteramos nuestra esperanza en una juventud cuya vida no esté sometida a la violencia, sino aferrada a sus sueños de un futuro de paz, trabajo y conocimiento.

 

Cavidea advierte incremento de desabastecimiento a raíz de control de precios

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La Cámara Venezolana de Industrias de Alimentos (Cavidea) aseguró este viernes a través de un comunicado que la medida del gobierno de obligar a los comerciantes a vender productos con los precios de mediados diciembre traerá como consecuencia mayor escasez y desabastecimiento.

La organización aseguró que la medidcontra implicaría vender a precios que están por debajo de los costos actuales de producción y generaría la paralización forzada de la industria.

El presidente ejecutivo de Cavidea, Juvenal Arveláez, señaló que para cubrir los costos, los industriales deben generar ingresos suficientes que garanticen sus sostenibilidad.

“Ninguna empresa puede sostener su actividad productiva trabajando a pérdida”, detalló el comunicado.

“En Cavidea estamos conscientes de las dificultades que enfrentamos actualmente todos los venezolanos para adquirir los alimentos. Precisamente por esta realidad y por el compromiso que tenemos con nuestros consumidores, nos esforzamos día a día para seguir produciendo y despachando nuestros productos”, continuó el texto.

Arveláez sentenció que Cavidea está dispuesta a seguir participando en mesas de trabajo para atender los problemas de la industria.

 

 

Carta abierta de economistas a Nicolás Maduro

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En vista de la precaria situación por la que atraviesa el país, un grupo de mas de cincuenta economistas venezolanos dentro de los que se encuentra Pedro Palma, Ronald Balza, Ricardo Hausmann, Tamara Herrera y Asdrubal Oliveros entre otros, elaboraron una carta abierta al presidente Maduro, haciendo algunas propuestas y demandas urgentes para una eventual estabilización financiera.

A continuacion parte de la misiva:

En nuestra condición de profesionales de la economía, nos dirigimos a Ud. preocupados por la crisis por la que atraviesa el país. Nos alarma el rápido deterioro que ha experimentado el bienestar de la población desde 2014, particularmente durante el año recién concluido.

El ejercicio de la Presidencia de la República, máxima responsabilidad ejecutiva en la conducción de los asuntos públicos, no puede ser ajeno a esta angustia. Esperamos que, consciente de este deterioro, Ud. entienda la imperiosa necesidad de tomar las medidas que permitan superar cuánto antes esta situación.

Su gobierno acaba de entregar a la Securities Exchange Comission (SEC) de los EE.UU. un informe sobre el desempeño de la economía venezolana en 2016. En él se recoge una caída del 16,5% con respecto al año anterior (2015), el tercer año consecutivo de contracción según cifras oficiales. La mayoría de los analistas estiman una reducción adicional del PIB entre el 10 y el 12% para el cierre de 2017, lo que implicaría una contracción del ingreso promedio por habitante del 37% con respecto a 2012, último año en que este indicador experimentó crecimiento.

La historia moderna registra reducciones de tal magnitud y tan abruptas, solo en medio de cruentas guerras que devastan la producción y el comercio. Este colapso de la actividad económica no sorprende al observar los datos sobre inversión que registra el informe que su gobierno remitió a la SEC. La formación bruta de capital fijo cayó en un 38,4% en 2016 y en un 63% con respecto a 2012.

Tan bajos niveles de inversión amenazan descapitalizar el aparato productivo doméstico al no poder reponer adecuadamente la depreciación de activos. Ello refleja un ambiente muy adverso a la actividad económica durante su gestión, que se traduce en una reducción de la capacidad productiva de la nación, una caída en la productividad laboral y la ausencia de oportunidades para ponerse al día con los avances tecnológicos por medio de nuevas inversiones.

El informe mencionado registra una brecha entre los ingresos y gastos del sector público consolidado de más del 17% del PIB para 2016 y un déficit promedio del 14% durante los cuatro primeros años de su gobierno. A esto ha contribuido el incremento de la deuda externa, la pérdida de ingresos fiscales de origen petrolero por las distorsiones en el régimen cambiario y la expansión imprudente del gasto público. Como Ud. sabe, esas brechas se han podido cerrar sólo mediante la emisión de dinero sin respaldo por parte del Banco Central de Venezuela (BCV). Según el Instituto Emisor, tal financiamiento –a las empresas públicas no financieras– se multiplicó por 30 durante estos primeros cuatro años de su gobierno, aumentando en 14 veces la Liquidez Monetaria.

Lamentablemente, esta perniciosa práctica se aceleró durante 2017. El BCV informa haber multiplicado el financiamiento referido más de 22 veces a lo largo del año. En total, esta emisión de dinero sin respaldo se ha incrementado 667 veces desde que Ud. asumió el cargo de Presidente, mientras que la liquidez monetaria se ha multiplicado por 162 durante ese período. Es imperativo poner coto a esta emisión inflacionaria si se quiere estabilizar los precios de los bienes y servicios en el mercado doméstico y defender el poder adquisitivo de los venezolanos.

Para ello es menester sanear las cuentas públicas de manera de poder reducir su déficit. Por sus elevadas responsabilidades en la conducción del país Ud. tiene que saber que una expansión de medios de pago de esa magnitud, mientras la oferta agregada decae, repercute en una presión alcista sobre los precios, imposible de contener. Asimismo, que la inflación comprime la capacidad adquisitiva de los asalariados y de todo aquel que perciba una remuneración fija. De hecho, el informe que su gobierno entregó a la SEC revela una caída en el consumo privado del 29,3% entre 2013 y 2016, una reducción del 32,1% por habitante. 2 Como el Instituto Emisor incumple su deber de informar mes a mes las estadísticas de precios e inflación, tal responsabilidad la tuvo que asumir la Comisión Permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional. Utilizando la misma metodología que el BCV, sus cálculos arrojan una inflación para 2017 del 2.616%, por mucho la más alta del mundo.

En tales circunstancias, la pretensión de compensar el aumento en el costo de vida de los venezolanos decretando incrementos en el Salario Mínimo Legal es una carrera perdida. Con el ajuste que Ud. decretó el 31 de diciembre, su poder adquisitivo para comienzos de 2018 es apenas la tercera parte de lo que era al cierre de 2016 y un 80% más bajo que cuando Ud. asumió la Presidencia. Sus ministros y asesores le han tenido que informar, además, que subir por decreto la remuneración salarial cuando cae la productividad es combustible seguro para más inflación. Todo hace pensar, entonces, que la depresión en los niveles de consumo haya sido aún mayor durante 2017 que lo padecido en 2016. Tan lamentable secuela indica que el deber más importante que le toca Ud. cumplir en lo inmediato como Presidente es atajar la caída en el nivel de vida de los venezolanos, atacando frontalmente las causas de la inflación.

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Canciller de Portugal: Tenemos la disponibilidad de apoyar a Venezuela con alimentos y medicinas

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El ministro de Negocios Extranjeros portugués Augusto Santos Silva indicó este lunes que su país manifiesta su disponibilidad para «apoyar en los nuevos proyectos de cooperación bilateral y áreas como alimentación, medicinas y otros bienes de primera necesidad».

Augusto Santos destacó que la principal relación entre Venezuela y Portugal es a nivel humano. «Hay 200 mil personas que nacieron en Portugal y viven en Venezuela, hasta la fecha ha aumentado la población con nacionalidad portuguesa a 500 mil habitantes en Venezuela».

«El mercado venezolano ha sido muy importante para los portugueses en tiempos difíciles de nuestra economía».

Por otro lado indicó que «respetamos y apoyamos los resultados positivos que surjan del diálogo político en Venezuela».

En el caso de los empresarios y comerciantes portugueses que están en Venezuela indicó que «será muy apreciado todas las mejoras» en cuanto a las condiciones estables para sus comercios y redes de distribución.

Asimismo agradeció a Venezuela el apoyo en el Consejo de Seguridad de la ONU nuestra candidatura en el 2016.

 

Colombia negó retrasos en suministro de combustible en la frontera con Venezuela

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A través de un comunicado, el Ministerio de Minas y Energía de Colombia desmintió, que exista desabastecimiento en las estaciones de combustible ubicadas en el Departamento del Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.

El documento precisa que se han consumido 6,4 millones de galones de combustible, de los 10,5 millones que tiene asignada la región, por lo que «las anteriores cifras confirman que no hay desabastecimiento de combustible ni en el departamento ni en su capital (Cúcuta)».

«Continuaremos trabajando por garantizar el abastecimiento formal de combustibles en esta importante región del país», añadió Arce, quien llamó a los alcaldes del departamento y otras autoridades que eviten «situaciones irregulares» en el abastecimiento de combustibles.

El despacho del ministro Germán Arce Zapata indicó que en el suministro del combustible «ha sido normal» en las 34 estaciones de servicio que se encuentran en Cúcuta, aunque reconoció que en algunos sitios se presentaron colas de automóviles.

 

Impaciencia y muerte, por Ramón Hernández

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Las escaleras del Calvario son el mejor sitio de reunión cuando el sol se pliega y el humo de los carros, autobuses y camiones se mezcla con la neblina que baja desde las montañas que circundan El Junquito, atraviesa El Amparo, pierde fuerza en Los Magallanes y acelera el paso por la avenida Sucre hasta Monte Piedad. Finalmente, unos pasos antes de Miraflores y sin fuerza, dobla hacia el sur. Es un monumento a la desidia y a la vergüenza, sin importar lo que le hayan pintado o escrito. Ahí no llegan sino ecos de lamentos, pero será distinto.

Desde su tope, sin levantar mucho la vista, se divisan las cúspides de las desgracias comunes. Con el amanecer llegan madres hambrientas con sus hijos en brazos, desnutridos y ardiendo en fiebre, que no dejan de llorar; las mujeres que perdieron la fe entre arrugas y llantos, con las piernas varicosas y reventadas de pus, descalzas y los senos apenas cubiertos; los niños con la cabeza rapada y tapabocas inmundos que llevan semanas sin quimioterapia; más atrás los ancianos, que no dejan de temblar, con la mirada perdida y sin dientes.

Crece la impaciencia, paisano, como si se acercaran al Ganges y se repitiera la comparecencia que con exactitud describió Jorge Zalamea. No llegan en busca de milagros o migajas, mucho menos de un carnet que les prometa que no serán los primeros sacrificados, vienen con un gran amor a sí mismos, a expulsar a los que les ofrecieron un paraíso y los mantienen amarrados a la desdicha. Quieren dirimir una querella de veinte años que parecen un milenio.

A los largo de la avenida San Martín se congregan los hipertensos, los que no encuentran cómo ponerle fin a la angustia de tener un ACV, un infarto o un derrame cerebral; más atrás los diabéticos: a la derecha, los insulinodependientes; a la izquierda los metforminadependientes, cansados todos del no hay, vaya al CDI donde tampoco hay. En la Baralt están los enfermos del riñón, los que no pueden dializarse y los trasplantados que no consiguen los fármacos de la supervivencia. Todos están rezando con las manos en cruz, suplican atención y que reanuden la entrega de medicinas en las farmacias del Seguro Social, como antes.

A lo largo de la avenida Bolívar caminan los cardíacos, los mutilados, los sifilíticos y los inmunodeprimidos por el VIH, los sarnosos y los orates que buscan algún pirómano que los ayude a encontrar la chispa que incendiará la pradera. La avenida Casanova se llenó de gritos y convulsiones. Los epilépticos y esquizofrénicos discuten con prostitutas y cabrones, ahora dedicados a la venta de laxantes y pájaros de mal agüero, les reclaman las peores traiciones a cambio de una bolsa de Bernal.

Los encantadores de serpientes huyeron, también las casamenteras, las parteras, las casandras y pitonisas. Los burócratas se esconden en los intersticios de la ciudad, pero también necesitan desodorante, dentífricos, algo qué comer, analgésicos, unos gramos de azúcar y de café, un trago de agua limpia. Todo falta, solo sobran palabras y las cadenas de radio y televisión, los insultos. Ay.

A la vuelta de cada esquina, los desahuciados tropiezan con focos de infección, con hogares de miseria y comedores abandonados. Están los comerciantes que quebraron, los campesinos expropiados, los cultivadores de caña de los valles de Aragua y de Barinas, los ganaderos, los fabricantes de hielo, los chicheros que no encuentran arroz ni vainilla, los vendedores de Quinta Crespo, los buhoneros de condones, los que hacían queso en Coro, los que cultivaban plátanos al sur del lago de Maracaibo, los que plantaron pimentones en los invernaderos que Elías Jaua levantó en los valles del río Turbio, los importadores de maíz y los que sembraron ají dulce en Portuguesa. En la avenida Universidad están los graduados de las misiones, los que escogieron qué materias estudiar y los que no han descifrado el materialismo dialéctico, los choferes de camionetas y los que no comen carne. Siguen llegando más por La Pastora y la Vuelta de la Auyama; muchos más por el 23 de Enero, de donde los colectivos traen a los heridos que no son atendidos en los hospitales y a las embarazadas a punto de parir. Están todas las víctimas, las de ahora y las posibles. Crece la impaciencia. Redacto renuncia, “completamente gratis (sic)”.

@ramonhernandezg

El Nacional

El carnet del hambre, por José Domingo Blanco

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Un reconocido portal de noticias abre con una información que uno esperaría conmoviera hasta al más insensible de los funcionarios del régimen: Johan, un muchacho de 13 años, murió en un hospital de Portuguesa, víctima de una desnutrición severa. Al momento de su muerte, pesaba tan solo 11 kilos. Léase bien: ¡11 kilos! Peso que está más acorde con el de un bebé entre los 10 meses y el año. No con la edad que tenía Johan. No es el final que merecía tener Johan. Pero, tampoco es el final que merecen cientos de venezolanos afectados por la hambruna y sobre quienes pende una sentencia de muerte. Porque, con Johan, suman once los decesos de niños para quienes la palabra comida no existió. Y, cuando el hambre es la constante, los resultados son predecibles. La desnutrición severa, esa que Caritas y Susana Rafalli vienen denunciando desde hace ya algún tiempo, está cobrando vida propia y tragando con voracidad a la población más vulnerable de una Venezuela irreconocible; pero, sobre todo, de una Venezuela muy pobre que comienza a sucumbir de inanición.

Somos una nación arruinada y miserable, en donde aún se producen escandalosos contrastes: mientras nuestros niños mueren por falta de comida o medicamentos; Maduro, con su inocultable sobrepeso y desfachatez, celebra su cumpleaños en cadena nacional, restregándonos que el despilfarro es uno de los usos que puede darle al dinero de la nación. Unos recursos que, en vez de pagar los honorarios de sus cantantes de merengue favoritos, hubieran contribuido para que los hospitales del país tuvieran algo de dotación.

El hambre, así como la escasez de alimentos y medicinas, es la estrategia de control con la que el régimen logra la sumisión del país. Es la fórmula magistral con la que ha logrado que un segmento de la sociedad se arrodille suplicando una caja CLAP o ruegue por ser fichado con el Carnet de la Patria y celebre cuando lo logra. El régimen le ha quebrado las rodillas a un sector de la población, que hoy le agradece a su victimario las muletas que le permiten seguir andando.

Esta situación tenemos que entenderla, para detenerla. Y esa es la inquietud que mueve a distintos grupos y ONG interesados en la búsqueda de soluciones a un problema que amenaza con seguir cobrando víctimas. Y con esa motivación como norte, este jueves asistí a un encuentro organizado por la agrupación Quiero un País, que dirige mi apreciado amigo Werner Corrales. Allí, junto con otros colegas, tuve la oportunidad de escuchar la inquietud del exministro Carlos Walter, quien aseguró que la crisis en el sector salud se ha agudizado en los últimos tres años; con un agravante adicional que aportó Corrales: el escozor que le causa al régimen el término “ayuda humanitaria”, una solución que ofrece la comunidad internacional y que podría paliar la grave crisis que, en materia de salud, alimentación y derechos humanos, estamos sufriendo en Venezuela. Pero, el régimen se niega. Rechaza, sin escuchar argumentos ni razones, esa asistencia humanitaria que ofrecen organismos internacionales que ven, con alarma y preocupación, lo que ocurre en el país y el efecto que puede tener en el resto del continente.

Al régimen le incomoda la frase “ayuda humanitaria” quizá por la soberbia que caracteriza a los magnates venidos a menos que, por malos manejos financieros, caen en bancarrota. Por eso, la arrogancia de los voceros del desgobierno cuando aseguran que no necesitamos limosnas. Porque, aceptar la “ayuda humanitaria” sería reconocer que llevaron al país a la quiebra. Es reconocer que estamos en la ruina pese a que alguna vez, durante estos últimos 18 años, tuvimos el ingreso petrolero más alto de la historia; pero, que no supieron administrarlo. O que se repartieron entre ellos como cuando los ladrones, después de cometer el asalto, se reparten el botín entre los integrantes de la banda delictiva.

Está claro, aunque quizá no para toda la población, que el régimen ha sido incapaz de luchar contra la pobreza, esa que Chávez ofreció acabar; pero, que se ha acentuado durante los años que tienen controlando el poder. Han sido hábiles diseñando argumentos con los que culpabilizan a otros de sus responsabilidades, despilfarros y pésimas actuaciones. Han logrado que, todavía hoy, a pesar de la destrucción y miseria que han provocado, las encuestas los favorezcan con las intenciones de votos de un grupo de venezolanos que ven en el chavismo/madurismo, en los Clap y el Carnet de la Patria, la solución de sus problemas y, quizá, hasta la venganza por los años en los que fueron invisibles para los gobiernos anteriores.

Así, mientras el desgobierno se jacta de una abundancia de recursos -que ya no existe, de sus motores productivos -que no arrancaron, de su poderío –que se resquebraja y su petrochequera –sin fondos; muchos venezolanos son reclutados por la hambruna, sin poder resistirse ni luchar contra ella… ¡Como Johan, que murió de 13 años, pesando tan solo 11 kilos!

@mingo_1

Instagram: mingoblancotv