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Rosa Orozco: Indigna que en mesa de negociación no figure representación de víctimas
La madre de Geraldine Moreno exige justicia para su hija asesinada 

 

Rosa Orozco, directora de la organización no gubernamental Justicia, Encuentro y Perdón, sostuvo que en la mesa de negociaciones entre el gobierno y la oposición no figura ninguna persona que represente a las víctimas de la represión registrada desde el año 2014 a la fecha, precisamente cuando la Corte Penal Internacional presuntamente está investigando crímenes de lesa humanidad perpetrados por el régimen venezolano.

Conviene recordar que la hija de Orozco, Geraldine Moreno Orozco, de 23 años, deportista y estudiante de citotecnología en la Universidad Arturo Michelena, del estado Carabobo, fue asesinada por un efectivo militar, frente a su residencia, al ser dispersada una manifestación en Naguanagua, en febrero de 2014.

«Sabemos que para las víctimas de los asesinatos cometidos por las fuerzas represivas no habrá justicia, pero pedimos que sean liberados los presos políticos, cuyos derechos no son garantizados», dijo la defensora de los Derechos Humanos.

«Como la mayoría de los venezolanos no entiendo cómo es que en esa mesa de negociaciones, que se realiza en México, está presente la esposa del empresario Alex Saab, quien no es funcionaria del gobierno y fue incluida en esas conversaciones sin explicación alguna».

«No tengo nada que ver con política, ya que asumí la dirección de una ONG para luchar por la justicia; pero, realmente lo que importa es que haya libertad para los presos políticos, porque el principio de libertad debe ser prioritario para que la llamada plataforma democrática se siente alrededor de una mesa».

«No hay negociación sobre casos de muerte, ni podrá haberla», enfatizó la señora Orozco. «Y si ya el gobierno está consiguiendo lo que pide, no tiene sentido que haya conversaciones sobre aspectos que le serán negados. De modo, pues, que no tiene interés alguno una mesa de diálogo, que no dará resultados».

DDHH olvidados | Los goles que dejó de parar Luis Guillermo Espinoza
Luis Guillermo Espinoza fue herido de bala el 5 de junio de 2017 cuando funcionarios adscritos a la GNB reprimían una protesta en San Diego. El muchacho solo tenía 15 años
Luis Guillermo salía de una práctica de fútbol cuando se encontró de pronto en medio de la represión. Él corrió, pero se tropezó, cayó y un funcionario le disparó en la parte derecha de su rostro

 

Luis Guillermo Espinoza soñaba con ser futbolista profesional. No por nada sus amigos que compartieron con él su pasión por el balompié por más de ocho años lo llamaban “Totti”, como el conocido jugador italiano Francesco Totti. 

Desde muy temprana edad mostró su gusto por el fútbol. Ya a los cinco años se paraba en medio de los arcos de la portería para impedir que el equipo contrario hiciera gol. No mientras estuviera ahí cuidando el marcador. Su equipo confiaba en él. 

Su futuro era prometedor, pero nadie podrá saber nunca en qué se hubiera convertido: el 5 de junio de 2017 fue herido de bala cuando funcionarios adscritos a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) empezaron a reprimir la manifestación antigubernamental.

El árbitro en la vida de Luis Guillermo Espinoza sonó el silbato para siempre. El muchacho solo tenía 15 años.

Ese día la oposición había convocado a una protesta  en el sector Los Tulipanes en San Diego, estado Carabobo. Cerca del colegio de Luis Guillermo. Su madre había llamado al Colegio Buen Pastor, donde el joven estudiaba cuarto año de bachillerato, para verificar si habría clases. Le respondieron que sí y entonces le dejó dinero suficiente a su hijo para que tomara el autobús. Ella se fue a trabajar.

En horas de la tarde, Luis Guillermo salía de una práctica de fútbol cuando se encontró de pronto en medio de la represión. Él corrió, pero se tropezó, cayó y un funcionario le disparó en la parte derecha de su rostro.

“Totti” fue trasladado de emergencia para la clínica Los Arales, de allí lo llevaron hasta el centro clínico Valle de San Diego, después a la Policlínica la Viña y por último a la CHET. Ahí fue recluido en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de la Ciudad Hospitalaria Dr. Enrique Tejera de Valencia. 

Zulmith estaba de regreso a su casa, al sur de Valencia, cuando su hermano la encontró y le dijo que se montara en el carro porque su hijo estaba en el hospital. No le dio más detalles. 

Al principio pensó que se trataba de una lesión durante la práctica de fútbol, hasta que le dijeron que fue herido en una manifestación. «Igual yo nunca imaginé que era tan grave, sino que tenía algunas heridas de perdigones en las piernas, quizá».

Pero era mucho más serio. En la tomografía que le practicaron los doctores se evidenció que había sufrido una herida por arma de fuego y que tenía una esquirla de la bala alojada en el cerebro que le produjo un edema cerebral. 

El médico forense confirmó horas más tarde que se trataba de una bala. A eso se sumó que, por el impacto, Luis Guillermo perdió la visión en ambos ojos.

El muchacho estuvo 21 días en coma inducido mientras le suministraban el tratamiento para disminuir el tamaño de los hematomas que le surgieron.

Sus familiares vivieron de cerca la crisis de salud. Su madre vio pacientes desangrarse, muchos que entraban y morían al poco tiempo, otros que ingresaban con alguna lesión y se complicaban con bacterias hospitalarias.

El estado crítico en el que se encontraba el hospital no contribuyó a la recuperación del joven. «No le daban la comida a mi hijo que yo entregaba, tampoco le administraban el tratamiento como se debía, y una vez hasta lo conseguí desconectado del respirador mecánico. Cuando mi hijo murió estaba desnutrido y eso no se justificaba. Por eso yo no dejé que nadie lo viera y se le rindieron sus honores fúnebres con la urna cerrada».

Sin embargo, en medio de tantas precariedades, las personas que se enteraron del caso de Luis Guillermo les donaron medicinas o los ayudaron económicamente.

El 6 de junio lo ingresaron a quirófano para hacerle una limpieza de los restos de pólvora, al menos eso le explicaron los especialistas a la madre. “Él se movía, él escuchaba. Me dijeron que había evolucionado”, recuerda.

Luis Guillermo estuvo dos meses y ocho días luchando por su vida. “Él estaba bien”, comentaron sus familiares. En algún momento mejoró tanto que “lo subieron a piso” el 8 de agosto, pero a los pocos días le dio un primer paro respiratorio y fue devuelto a la Unidad de Cuidados Intensivos.

Pero no aguantó un segundo paro respiratorio: el domingo 13 de agosto falleció. 

Irregularidades

Zulmith ha tratado de llevar una vida normal, pero la muerte de su único hijo ha sido difícil de procesar. «En ocasiones simplemente quisiera no existir más».

Un registro llevado por Runrun.es contabilizó 157 muertos en el contexto de protestas de 2017. El Foro Penal Venezolano, en un reporte publicado en agosto de ese año, indicó que el número total de arrestos arbitrarios fue de 5341 y hubo al menos 4000 heridos. 

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) señaló a las autoridades del Gobierno de Nicolás Maduro de haber cometido múltiples violaciones de los derechos humanos, además de constatar el uso excesivo de la fuerza de funcionarios durante las manifestaciones. Asimismo, según el Acnudh, los agentes de seguridad son responsables de al menos 46 de las muertes, de las 124 investigadas por el Ministerio Público.

Según los tipos de lesiones registradas, la Acnudh determinó que el uso de la fuerza aumentó progresivamente: en abril, personal médico mostró que los afectados fueron tratados por intoxicación por gases lacrimógenos; en mayo, las heridas fueron por impacto de perdigones, metras o tuercas; en julio comenzaron a tratar heridas de bala.

De acuerdo con normas internacionales que rigen el empleo de la fuerza, las armas de fuego no deberían ser empleadas para dispersar manifestaciones. “El homicidio intencional perpetrado con armas de fuego u otras armas menos letales, a menos que sea estrictamente inevitable para proteger la vida humana, contraviene las normas internacionales y equivale al uso excesivo de la fuerza y, posiblemente, a una ejecución extrajudicial”, reza el informe.

El dolor de perderlo se suma a la frustración de tener que buscar justicia en Venezuela. Cuando su familia decidió tomar las riendas de la investigación del caso tuvieron que enfrentar irregularidades desde el principio.

Le informaron que no había registro de los resultados de la primera tomografía, en la que se veía la esquirla de la bala alojada en el cerebro del joven, lo que se traduce en la desaparición de evidencias. Asimismo, en el informe de la autopsia, procedimiento al que se le prohibió la entrada, se estableció que no había esquirla.

Por otra parte, las solicitudes que se ha hecho ante la Guardia Nacional para que envíe a fiscalía la lista de los funcionarios que participaron en la represión del 5 de junio de 2017, la única respuesta que se recibe es que hacia San Diego no se mandó a uniformados de ese cuerpo castrense, pese a que hay videos que indican lo contrario y que testigos del hecho vieron claramente que eran ellos quienes dispararon, y que a Luis Guillermo fue uno en particular quien lo abordó para herirlo en la cabeza.

Es por esto que Amnistía Internacional denunció graves irregularidades en el transcurso de la investigación penal del caso de Luis Guillermo Espinoza, así como múltiples obstáculos para lograr la identificación de los funcionarios involucrados.

“El Estado venezolano tiene la obligación de garantizar a sus ciudadanos investigaciones imparciales e independientes, especialmente cuando se trata de posibles actuaciones arbitrarias por parte de miembros de cuerpos de seguridad estatales contra el derecho a la vida de las personas”, denunciaron. 

Cinco años después, la investigación penal no ha culminado ni se han identificado a los responsables. 

En medio de la incertidumbre, Zulmith tiene algo claro: «Solo lograremos justicia cuando este gobierno cese, porque Tarek Wiliam Saab no hará nada para que se esclarezca el caso de mi hijo y de todos los demás que aún son un limbo jurídico».

DDHH olvidados | “Para la justicia es como si nada hubiera ocurrido”
Anyelo Rafael Quintero Rivas luchó siete meses y 17 días por su vida, tras recibir un balazo en la cabeza disparada por funcionarios de la GNB que reprimían una protesta en Mérida
El joven no estaba manifestando. Iba caminando por la calle, cuando diversos efectivos de seguridad irrumpieron en el lugar en el que se encontraban un grupo de vecinos

 

Anyelo Rafael Quintero Rivas estuvo siete meses y 17 días luchando por su vida. Una bala disparada por funcionarios adscritos a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Estatal de Mérida impactó en su cabeza cuando empezaron a reprimir una manifestación antigubernamental de 2017.

El joven de 29 años ni siquiera había ido a protestar. 

15 minutos antes de resultar herido, estaba visitando a su hijo de un año. Era 26 de junio y las calles de Ejido, en el estado Mérida, estaban revueltas por las protestas callejeras. Anyelo iba caminando por la calle San Isidro del sector El Trapichito cuando diversos efectivos de seguridad irrumpieron en el lugar en el que se encontraban un grupo de vecinos. 

Cuando la bala lo atravesó, una doctora que se encontraba en el lugar se acercó a darle primeros auxilios y fue apuntada por unos funcionarios de la Guardia Nacional con una escopeta. 

El disparo que recibió Anyelo fue a tan corta distancia que se le encajó en el pariental derecho y le destrozó toda la región occipital. Le causó muerte cerebral, según declararon los médicos que lo recibieron en el Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (Iahula). En el centro de salud sometieron al muchacho a una operación quirúrgica.

Durante los casi ocho meses que estuvo hospitalizado en el centro de salud, fue intervenido en múltiples oportunidades. 

Para los familiares del muchacho fue difícil enfrentar lo ocurrido. No solo tuvieron que hacerle frente al hecho de que Anyelo fuera gravemente herido, sino que también tuvieron que sobrellevar las precarias condiciones en las que se encontraba el hospital. 

La familia tuvo que sacar el dinero de sus bolsillos para poder asumir todos los gastos de medicinas e insumos quirúrgicos. Diferentes organizaciones sin fines de lucro y personas se solidarizaron con la situación  y donaron insumos para su recuperación. 

Pero el estado de desnutrición que tenía Anyelo era severo y contrajo bacterias en varias ocasiones por la falta de higiene del lugar. 

El 12 de febrero de 2018, Anyelo falleció en el mismo hospital. Es la víctima número 11 de personas que protestaron contra el gobierno de Nicolás Maduro. 

“El asesinato de Ányelo sigue impune. En medio de la confusión de aquel día, nadie sabe quién disparó. Las investigaciones iniciales no arrojaron resultados. Tampoco hay testigos del hecho, porque al parecer cedieron ante las amenazas y prefirieron guardar silencio. ¿Qué te puedo decir? Para la justicia es como si nada hubiera ocurrido. Para ellos todo se olvidó”, expresa Yurlexy Rivas, hermana del joven. 

El secretario general del Gobierno de Mérida, Gerardo Molina, desmintió que Ányelo haya sido atacado por los cuerpos de seguridad del Estado. Dijo que los funcionarios de la GNB no llegaron al lugar del hecho durante “el plantón” convocado por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Un registro llevado por Runrun.es contabilizó 157 muertos en el contexto de protestas de 2017. El Foro Penal Venezolano, en un reporte publicado en agosto de ese año, indicó que el número total de arrestos arbitrarios fue de 5341 y hubo al menos 4000 heridos. 

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) señaló a las autoridades del Gobierno de Nicolás Maduro de haber cometido múltiples violaciones de los derechos humanos, además de constatar el uso excesivo de la fuerza de funcionarios durante las manifestaciones.

Asimismo, según el Acnudh, los agentes de seguridad son responsables de al menos 46 de las muertes, de las 124 investigadas por el Ministerio Público.

Según los tipos de lesiones registradas, la Acnudh determinó que el uso de la fuerza aumentó progresivamente: en abril, personal médico mostró que los afectados fueron tratados por intoxicación por gases lacrimógenos; en mayo, las heridas fueron por impacto de perdigones, metras o tuercas; en julio comenzaron a tratar heridas de bala.

De acuerdo con normas internacionales que rigen el empleo de la fuerza, las armas de fuego no deberían ser empleadas para dispersar manifestaciones. “El homicidio intencional perpetrado con armas de fuego u otras armas menos letales, a menos que sea estrictamente inevitable para proteger la vida humana, contraviene las normas internacionales y equivale al uso excesivo de la fuerza y, posiblemente, a una ejecución extrajudicial”, reza el informe.

Asimismo, el artículo 68 de la Constitución venezolana prohíbe el uso de armas de fuego para el control de las manifestaciones. 

Meses después de lo ocurrido, familiares manifestaron recibir presión e intimidación por parte de funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC). Incluso un representante de la GNB en Mérida negó la presencia de este cuerpo en el lugar donde Anyelo fue herido.

La hermana del muchacho afirma no haber recibido respuesta por parte de las autoridades. En ningún momento fueron informados de los avances en la investigación.

A tres  años de aquellas protestas, Yurlexy renovó su llamado al Estado venezolano para que investigue de forma transparente el asesinato de su hermano, a fin de determinar las responsabilidades y las sanciones.

“Fue un guerrero, en plenas facultades vitales y también mientras estuvo en agonía. Siempre luchó por su vida y por las cosas que quiso. Fue un trabajador incansable. Se dedicó al ramo de la construcción y la electricidad. Cuando muere, estaba proyectando construir una vivienda a su hijo, pero la crisis económica del país era un inconveniente, cosa que no ha cambiado”, comentó.

 

FOTOS | Mujeres marcharon este #25N para rechazar la violencia de género en Venezuela

Cientos de mujeres se movilizaron este jueves en Caracas para rechazar la violencia de género y pedir sumar esfuerzos para reducir este flagelo.

«Mujer, fuerza y libertad”, era la consigna con la que centenares de mujeres arrancaron una marcha este viernes 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.

A partir de las 9:30 am, la plaza Brión de Chacaito en Caracas fue llenándose de mujeres con alas de mariposas en sus espaldas como una representación simbólica de la libertad, de la vida y de que el sector no aceptará más nunca que el Estado sea cómplice de asesinatos, desigualdad y misoginia.

Las hermanas y activistas políticas Minerva, Patria y María Teresa Mirabal utilizan «Las Mariposas» como el nombre secreto durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 en Santo Domingo y en 1999 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer .

Organizaciones feministas en Caracas exigieron al Estado que reglamenten la Ley Orgánica para Una Vida Libre de Violencia para reducir los índices de feminicidios, pues afirman hay ambigüedades en cuanto a la sanciones hacia los victimarios.

Solicitan que se brinden medidas efectivas de protección a víctimas de violencia basada en género, así como la instalación de casas de abrigo, con suficientes recursos para su mantenimiento en todo el país, además de políticas claras de protección para aquellas mujeres que decidieron romper el ciclo de violencia.

“A los medios de comunicación le pedimos un llamado a la sensibilidad para tratar de forma responsable los casos de violencia y promover la importancia de la participación de la mujer en planes de desarrollo que generen bienestar a la población”, expresaron.

«Las niñas y adolescentes en Venezuela son víctimas de abusos y del silencio del Estado», afirmó la ONG Provea en su cuenta de Twitter, donde exhortó a generar políticas públicas «reales» que garanticen la protección, que prevengan violaciones y la impunidad.

La plataforma Ruta Verde, que agrupa a 25 ONG, también exigió en la red social la derogación de los artículos 430 (aborto procurado), 431 (aborto consentido), 433 (aborto agravado) y 434 (aborto por honor) del Código Penal, que prohíben el aborto y con el que se aplican condenas de prisión de entre 2 y 30 años.

«La penalización del aborto pone en riesgo la vida y la salud de las mujeres, niñas, adolescentes y personas con capacidad de gestar, además de que vulnera derechos humanos fundamentales», apostilló.

Por su parte, la dirigente de Primero Justicia y exdiputada de la AN Marialbert Barrios es una de la líderes que toma el derecho de palabra para esbozar ante la multitud la situación de violencia que se ve en el ámbito político.

“Esto es especialmente por las que no tienen voz, las que han sido discriminadas y excluidas. Es hora de que la mujer sea libre, que pueda votar, que pueda liderar ¿Eso se ha logrado al 100%? No. Hoy hablo de los derechos políticos. El asunto de participar no puede ser simbólico, debe ser real”, dijo

Cifras de femicidios

Venezuela contabilizó 193 asesinatos a mujeres a manos de hombres que formaban parte de sus vidas en los primeros diez meses de este año, lo que arroja un promedio de un feminicidio cada 37 horas, según el registro de casos actualizado este viernes por la ONG Utopix.

Solo en octubre, la organización sumó 18 casos a sus estadísticas, siendo los estados Carabobo y Miranda lo que lideran la lista, con tres casos cada uno, seguidos por Caracas, Zulia y Anzoáteguicon dos.

Como ha ocurrido en otros meses, la mayoría de las víctimas tenían entre 16 y 20 años y fueron asesinadas por sus novios, esposos o exparejas.

La ONG reportó también cinco intentos de homicidio frustrados en el país, así como el asesinato de seis venezolanas en Estados Unidos, Colombia y Perú, lo que computan como «feminicidios en el exterior».

La Fiscalía, que diariamente informa de sujetos detenidos o condenados por múltiples formas de agresiones contra mujeres, informó en agosto de un millar de feminicidios registrados en el último quinquenio, algunos de ellos frustrados.

Según datos de Naciones Unidas, unas 64 organizaciones brindan asistencia en materia de violencia machista en Venezuela, una forma de ayuda que ha alcanzado a 175.000 personas este año, casi siempre a través de jornadas de sensibilización.

Los números, en contexto

Según estimaciones independientes, el país registró en 2016 casi 20.000 asesinatos, el pico más alto de la espiral violenta que, desde entonces, empezó a descender. No ocurrió lo mismo con los feminicidios, que han crecido más del 50 % en el último sexenio.

En los primeros seis meses de este año, organizaciones no gubernamentales contabilizaron 620 asesinatos, de los cuales 111 correspondían a mujeres víctimas de violencia machista. De ese modo, la disminución de los homicidios ha revelado a los feminicidas como la principal fuerza aniquiladora en la actualidad.

Sin estar articulados ni conocerse entre ellos, los hombres que asesinan a mujeres en Venezuela son, juntos, más letales que cualquier banda criminal y, a la vez, el principal problema para los cuerpos de seguridad y los órganos de Justicia.

Este delito acapara los partes ofrecidos por la Fiscalía, que diariamente informa de sujetos detenidos o condenados por múltiples formas de agresiones contra mujeres que formaban parte de sus vidas y que muchas veces terminaron sepultadas como una estadística más de este flagelo.

AME5920. CARACAS (VENEZUELA), 25/11/2022.- Mujeres, con alas y pintura de mariposas alusivas a la libertad, participan de una marcha para alzar su voz en contra de la violencia a la mujer en el marco de la celebración del «25N», Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, hoy en Caracas (Venezuela). EFE/ Miguel Gutiérrez

Según datos de Naciones Unidas, unas 64 organizaciones brindan asistencia en materia de violencia machista en Venezuela, una forma de ayuda que ha alcanzado a 175.000 personas este año, casi siempre a través de jornadas de sensibilización, una tarea necesaria pero insuficiente y que deja por fuera a un número indeterminado de víctimas.

Con información de EFE y TalCual

DDHH olvidados | A Augusto Puga lo recuerdan como lo que era: un héroe
Augusto Puga tenía 22 años cuando murió por un tiro en la cabeza recibido durante la represión de las protestas de 2017

@ValeriaPedicini

“Héroe” es la palabra que se lee en el mural en homenaje a Augusto Puga. Eso era para sus familiares, amigos y compañeros de clases.

Al lado de esa palabra, hay otras cuatro: “Asesinado por la dictadura”.

Cinco años han pasado desde que funcionarios policiales del estado Bolívar acabaron con la vida del joven estudiante de medicina en la Universidad de Oriente.

Augusto tenía 22 años cuando perdió la vida a causa de un tiro en la cabeza. El 24 de mayo de 2017 los uniformados allanaron la autonomía universitaria de la UDO, sede Ciudad Bolívar, dejando un saldo de, al menos, siete heridos.

Aunque todo empezó con una protesta estudiantil, poco después de las 4 pm, las bombas lacrimógenas dieron paso a las armas de fuego.

Entre ellos estaba Augusto, quien se encontraba dentro del recinto universitario, específicamente en el área de decanato. Querían llevarlo a un centro de salud, pero no podían salir del decanato de la UDO porque la policía les disparaba. 

Ahí le dieron primeros auxilios por más de una hora. Le colocaron solución fisiológica e intentaron detenerle el sangrado. Pero no podían hacer nada más. Ni estaban preparados ni tenían las condiciones para atender heridos de bala. 

 

Aunque testigos que estaban en el lugar cuando a Augusto le dispararon cuentan que había masa encefálica en el suelo, sus compañeros no se daban por vencidos. 

Lo reanimaron cinco veces. En el sexto intento de reanimación, Augusto se fue. 

Con todo en contra y la represión acechándolos, los paramédicos lograron trasladar al muchacho al hospital Ruiz y Páez, donde fue intervenido quirúrgicamente, pero falleció.

A solicitud del Ministerio Público, fueron privados de libertad cinco funcionarios de la policía del estado Bolívar y un sargento 2° de la Milicia Bolivariana por su presunta vinculación con la muerte de Augusto.

Los fiscales imputaron a los oficiales Annel Medina Delgadillo, Gabriel Centeno Navas, Luis Contino Freides, Edduar Infante Guzmán, Derquis Pérez y al sargento Cristhiam Arzolay como coautores en el delito de homicidio intencional calificado con alevosía, trato cruel en detrimento del otro estudiante, así como uso indebido de arma orgánica.

Tales tipos penales están previstos en el Código Penal, y las leyes Especial para Prevenir y Sancionar la Tortura y otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes; y para el Desarme y Control de Armas y Municiones.

Aunque por este caso se designó a los fiscales del Ministerio Público para una investigación, para el concejal Álvarez no se ha hecho justicia.

Nada pasó

A cinco años de su muerte, un grupo de jóvenes integrantes del partido Voluntad Popular, acompañados del concejal Jhorvys Álvarez, quisieron rendirle homenaje.

Con un motivo mural en la zona de Alta Vista, en Puerto Ordaz recordaron al joven como un “héroe”. 

Augusto era un estudiante de la UDO, quien como muchos de nosotros en ese año, 2017, salimos a protestar en contra de la sentencia del TSJ que anuló las competencias de la Asamblea Nacional electa en 2015. Que exigíamos un cambio de gobierno, que permitieran a los venezolanos elegir libremente su destino. Poco se nos hizo caso y la respuesta de las autoridades de ese entonces, como el exgobernador Rangel Gómez, fue reprimir todo tipo de protesta que se realizara en Bolívar”, expresó Álvarez.

El concejal considera que para muchos, el caso fue olvidado. Pero ante la mirada de la Corte Penal Internacional sobre Venezuela, puede ser una buena oportunidad para buscar justicia”. 

“Muchos de los familiares de los asesinados tienen que ir a instancias como la Corte Penal Internacional a denunciar todo lo que aquí ocurrió y sigue ocurriendo, las violaciones de derechos humanos, para ver si afuera consiguen la justicia que aquí lamentablemente se les niega”, dijo el concejal Álvarez.

“Augusto era parte de esa juventud que soñamos con una mejor Venezuela, estamos seguros que la vamos a conquistar, para que no tengamos que emigrar”, afirmó.

 

 

 

«En Colombia hay más violaciones de DDHH que en Venezuela» y otras perlas del embajador colombiano Armando Benedetti
El embajador no desperdició la oportunidad para arremeter en contra del líder de oposición Juan Guaidó durante la entrevista y lo calificó de «pendejo»

 

 

El embajador de Colombia para Venezuela, Armando Benedetti, afirmó este martes, 9 de noviembre, que en su país, Colombia, «hay más violaciones de DDHH que en Venezuela». 

En entrevista concedida a la periodista Luz Mely Reyes, de Efecto Cocuyo, Benedetti soltó varias perlas sobre derechos humanos, el diálogo entre el gobierno y la oposición, el liderazgo de Guaidó y el trabajo que se viene realizando luego del nombramiento de Gustavo Petro como presidente de Colombia. 

Durante la entrevista, el diplomático se refirió a la situación de los derechos humanos en Venezuela y la comparó con Colombia. Aquí las perlas que pronunció Benedetti:

«No quiero parecer como defendiendo a Maduro, pero en mi país, Colombia, hay más violaciones de derechos humanos que en Venezuela. No solo ahora, también en los últimos años (…) Lo que yo sé, porque lo hablamos acá con voceros de la ONU y el gobierno venezolano, fue que se planteó ver si era posible traer a más gente para verificar derechos humanos en Venezuela, y ellos -el gobierno-  dijeron que sí», dijo Benedetti.

«La gente cree que los derechos humanos son solamente civiles y políticos, y tienen que ver también con la economía, social y cultural. Cuando me dejaron cinco millones de colombianos tirados en Venezuela, sin pasaporte, sin cédula, eso era un problema de DDHH. Cuando quebraste a más de cinco millones de familias en la frontera, eso también era problema de  derechos humanos. No solamente son los políticos”

«No estoy soslayando el tema, ni quiero parecer como defensor del gobierno de Maduro. Lo que no me gusta de mi país es que la oposición colombiana ve cosas graves aquí, pero allá no».

«Si alguien me viene a criticar porque estoy tratando de restablecer o mejorar la vida de esos diez millones de colombianos, desde lo social y económico, no puedo estar pendiente de un solo lado, de lo que quiere una facción política».

«Lo digo a título personal, las sanciones son inhumanas y bárbaras (…) ese tipo de sanciones afectan a las personas de estrato uno, dos y tres, no a los gobiernos, eso incluso a ellos les puede servir».

Benedetti arremetió duramente contra Guaidó

El embajador no desperdició la oportunidad para arremeter en contra del líder de oposición Juan Guaidó durante la entrevista. Aquí otras perlas sobre el responsable del Gobierno interino, contra quien profirió varios insultos.

«Un jueves me designan embajador. Luego me dio una enfermedad gastrointestinal que no fui persona sino hasta el domingo siguiente. Y entonces veo ese día que (Juan) Guaidó me atacó… Y pienso ¡Este hu*vón, me atacó ¿qué me va a atacar? ¿Qué es lo que le pasa?».

 

«Entonces, yo venía picado de culebra y cuando llegué aquí a Caracas, vi que él no era nadie. Y como siempre me pareció un pendejo, no ahora sino desde cuando era senador… ».

«En la oposición son como 20 opositores y todos se creen 20 jefes».

«Estoy dispuesto a reunirme con los dos lados, siempre y cuando los dos lados estén de acuerdo que me reúna con los dos lados. Y siempre he estado dispuesto a colaborar con lo que se me pida de lado y lado».

FOTOS | Mujeres venezolanas caminaron en silencio para denunciar ejecuciones extrajudiciales

Cerca de 20 mujeres -casi todas vestidas de blanco- caminaron este domingo unos 3 kilómetros en Caracas, en silencio, para recordar a sus familiares que murieron como víctimas de presuntas ejecuciones extrajudiciales en Venezuela y para exigir justicia en estos casos.

Irrupción en la vivienda

Gladys Urbina, de 60 años, participó en la manifestación para honrar la memoria de su hijo, que murió en julio de 2017 luego de que 7 policías irrumpieran en su vivienda, cerca de la medianoche.

«Hace cinco años fui víctima de una muerte extrajudicial, (la) de mi hijo», dijo Urbina al término de la caminata que atravesó el bulevar de Sabana Grande en el que algunos vendedores y transeúntes recibieron información sobre estos casos de manos de las víctimas, que entregaron folletos mientras avanzaban.

La mujer aseguró que su hijo de 23 años fue asesinado dentro de su casa, aun cuando la Policía dijo luego que este había perdido la vida en un enfrentamiento callejero.

Los agentes, siempre según la víctima, robaron bienes durante la irrupción en la vivienda y ahora están en libertad mientras ella presiona para acelerar el juicio.

«Ya yo perdí la cuenta de cuántas veces he ido a la Fiscalía», añadió.

Juicios e impunidad

Daisy Contreras también caminó para recordar a un hijo asesinado, un crimen que ocurrió en 2006, cuando un detective, en plena vía pública, disparó a la espalda de Andrés Osorio, de 18 años.

«En el 2013 este funcionario fue condenado (pero) en febrero de 2014 el juicio fue anulado supuestamente por falta de intención de la juez», explicó la mujer de 59 años que en los últimos 8 años ha asistido a unos 6 procesos judiciales contra el agente que hoy ocupa un cargo superior dentro de un cuerpo policial.

Aun cuando el ahora comisario recibió en 2013 una condena de 19 años de prisión por «homicidio calificado por motivos fútiles», este no ha pasado ni un solo día en la cárcel y, en cambio, según Contreras, «se ha dado el lujo» de retrasar las audiencias.

Al respecto, la psicóloga Isabel Salaverría, miembro de la ONG Mi Convive -que organizó la actividad-, subrayó que lograr una sentencia contra uniformados por ejecuciones extrajudiciales «es complicado» en Venezuela, donde «lo máximo que se ha logrado es (poner a los agentes bajo) régimen de presentación».

«Para ellas es sumamente importante la garantía de no repetición», cree, pues no ve probabilidades de que se haga justicia en estos casos pero, matiza, con estas manifestaciones se puede «empezar a generar un cambio que proteja a las personas que aún se encuentran con vida».

Entre las mujeres que marcharon había jóvenes de menos de 30 años y adultas mayores de más de 70 años que, recalcó Salaverría, perdieron a hermanos, hijos o esposos producto de la violencia policial, casi todas entre 2015 y 2020.

Entre 2015 y 2017 las fuerzas de seguridad acometieron numerosas «Operaciones de Liberación del Pueblo», redadas que consistían en irrupciones policiales en barriadas y que se saldaron con cientos de muertos.

Según la ONG Cofavic, entre 2012 y julio de este año se contabilizaron 14.220 casos de presuntas ejecuciones extrajudiciales en el país. 

Situación de los presos políticos en Venezuela es de extremo cuidado
La ONG Justicia Encuentro y Perdón estima que en las cárceles venezolanas se encuentran 314 presos políticos actualmente privados de libertad

 

En medio de las inmensas dificultades por las que día a día atraviesan los venezolanos, se corre el riesgo de que en el país se vaya perdiendo la sensibilidad respecto a la dramática situación en la que se encuentran los presos políticos en Venezuela. Ello no solo pondría en mayor riesgo la integridad física y mental de los detenidos, sino que además sería un incentivo para extender aún más el uso del sistema penal como instrumento de control y represión política en el país.  

Evitar que ello ocurra ha sido una tarea que ha asumido un grupo de organizaciones civiles defensoras de derechos humanos en Venezuela. A pesar de los riesgos que actualmente conlleva, estas organizaciones no gubernamentales han venido prestando apoyo desde hace varios años a las víctimas y junto con algunos de los pocos medios de comunicación independientes que aún quedan en el país visibilizan, monitorean y documentan las violaciones sistemáticas de los derechos humanos de los perseguidos y presos políticos en Venezuela.

La defensora de derechos humanos Martha Tineo, abogada cofundadora y coordinadora general de la organización no gubernamental Justicia Encuentro y Perdón, señala al respecto que «el gobierno nacional, a través de su poderoso aparato comunicacional, quiere convencernos a los venezolanos y a la comunidad internacional que el país ha venido superando la profunda crisis en la se encuentra sumido desde hace varios años, cuando en realidad es todo lo contrario».

«Esto lo afirmo con absoluta responsabilidad porque somos una organización de víctimas, una organización donde estamos en permanente comunicación con ellas y por ello tenemos información de primera mano. A partir de ese conocimiento digo con responsabilidad que lejos de superarse la crisis o de avanzar en la superación de la crisis, la situación en nuestro país se agrava cada vez más, y eso se hace sobre todo evidente en el caso de los presos políticos», continúa.

«Hoy en día, los presos políticos están en una situación peor de desamparo y nos preocupa que en el marco que va, entre los 200 y 300 presos políticos, ya pareciera que es un tema que se ha normalizado en el país. Hablamos de presos políticos en Venezuela, como hablamos de presos políticos en Cuba y en Nicaragua, casi como un lugar común”, agrega.

Cifras de presos políticos en Venezuela

Justicia Encuentro y Perdón estima que en las cárceles venezolanas se encuentran 314 presos políticos actualmente privados de libertad. De ellos, 23 (8.1 %) son mujeres y 291 (91.9 %) hombres. Casi la mitad, 141 (48 %), son miembros de las Fuerza Armada Nacional, 125 (43 %) proceden de la sociedad civil, 15 (4.7 %) son miembros de cuerpos policiales, siete de partidos políticos (2,2 %) y uno es periodista (0.3 %). Según Tineo, «estas son unas cifras referenciales, debido a la total opacidad que existe en cuanto a información sobre esta materia por parte del Estado venezolano. Por otro lado, existen familias de detenidos políticos que no denuncian por temor a represalias, por hostigamiento, por amenaza, porque creen que si no se visibiliza su caso tal vez puedan ser liberados en un momento determinado. Por ello hablamos de una cifra de al menos 314 detenidos políticos, pero cada día nos enteramos de otra”.

 

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