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CONNECTAS Feb 02, 2021 | Actualizado hace 3 años
La justicia al servicio del sandinismo
La mayor parte del poder judicial en Nicaragua está a las órdenes del Ejecutivo. Los magistrados hablan de manera abierta del respaldo al partido de gobierno y cómo sujetan sus decisiones a criterios políticos

CONNECTAS 

Uno de los últimos capítulos públicos de la falta de independencia de la justicia en Nicaragua tuvo como escena un encuentro legislativo con la presidenta de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Alba Luz Ramos, en el cual se discutía un proyecto de ley que castiga las noticias falsas, promovido por el gobierno de Daniel Ortega y aprobado con celeridad por diputados sandinistas el año pasado.  

A la salida de la comisión a inicios de octubre de 2020, cuando se cumplía con el proceso de consulta con distintos actores, un grupo de escoltas impidió a los periodistas el acceso a la magistrada Ramos que se calló de ese modo sobre la ley Especial de Ciberdelitos.

Lo que no se supo entonces es que, tras bambalinas,  a pedido del Ejecutivo, fue el poder judicial el autor del proyecto de ley que fue presentada posteriormente por los diputados sandinistas como si fuese de ellos, una norma que entró en vigencia desde diciembre pasado y fue denunciado como una amenaza para la libertad de expresión según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). 

“Según nos explicaban es un trabajo que vienen haciendo desde hace un año (preparando la propuesta), y tuvieron el mandato del presidente de la República (de) conocer cómo se estaba haciendo en otros países esta ley, de modo en adecuarla al contexto nicaragüense”, explicó el diputado Mauricio Orúe, vicepresidente de la comisión de Justicia al diario local La Prensa. La diferencia entonces de otras ocasiones en la última década es que los funcionarios judiciales no asumieron en declaraciones ante los periodistas la injerencia del orteguismo en sus decisiones técnicas. 

Ramos Vanegas, de 71 años, ha sido magistrada de la Corte Suprema de Justicia desde 1988 —casi la mitad de su vida— y preside la institución desde 2010 con el apoyo de Daniel Ortega y la estructura partidaria sandinista. Ingresó a las filas de esa organización como colaboradora antes de 1979, en los años en que jóvenes guerrilleros luchaban contra Somoza. La llamaban “Natalia” en aquella época en que usaban seudónimos para protegerse a ellos y a sus familias.

Más de cuarenta años después, los jóvenes que se oponen a Ortega lo denuncian en las redes sociales desde cuentas anónimas, mientras la magistrada ocupa el nivel más alto de la jerarquía judicial, un cargo en que abiertamente asume posiciones en defensa del caudillo nicaragüense, igual que hacen otro grupo de jueces que asisten incluso a actividades políticas. Tienen además sus oficinas decoradas con emblemas del FSLN, lo que puede comprobarse en una serie de imágenes filtradas por empleados del poder judicial para este reportaje.

Su vicepresidente dentro de la CSJ es el sandinista Marvin Aguilar García, sancionado por Estados Unidos el 21 de diciembre de 2020 por reportar coordinadamente a los “objetivos de la oposición democrática” desde su cargo judicial, cruzado políticamente por su rol de secretario político nacional del Consejo de Liderazgo Sandinista en la Corte Suprema de Justicia, lo que le permite tener contactos directos con el presidente Daniel Ortega y la vicepresidente Rosario Murillo.

Esta influencia en la estructura judicial, a manos del mismo partido, supera al 70 por ciento en todo el país, según dijo el magistrado liberal Manuel Martínez en 2014 al periódico digital Confidencial que “por muy independientes que (los jueces) quieran ser, si les hacen una llamada deben atenderla”. Eso significa que, si el más reciente dato oficial del personal judicial suma 394 jueces en todas las dependencias del país y 64 magistrados en apelaciones, hay unos 320 en ambos niveles abiertamente al lado del oficialismo, mientras los otros deben alinearse o salir del sistema para evitar represalias.

Aunque Martínez no quiso dar declaraciones cuando fue consultado para este reportaje, una entrevista en octubre de 2020 del exmagistrado de apelaciones, José Antonio Barrientos Watson, confirma que el FSLN logró el control de manera paulatina. En 2014, cuando los legisladores sandinistas lograron nombrar a adeptos a su causa a diez de 12 magistrados, que integran la Corte Suprema de Justicia, se dio una barrida (despidos masivos) en Apelaciones con lo que se reforzó el control.

“La independencia judicial no existe. En casos donde hay intereses políticos o personales de magistrados de la Corte, para fallar tenés que llamar al magistrado que atiende la zona para ver qué orienta”, explica Barrientos Watson, a quien su despido se lo argumentaron por escrito como realizado “por conveniencia de la institución”.

Yader Morazán, un extrabajador de los juzgados en Matagalpa y hoy en el exilio, relató a esta investigación, parte de la serie periodística #NicaraguaNoCalla, que el partido ejerce influencia en las instancias de ese poder del Estado a través de dos estructuras: Los Comités de Liderazgos Sandinistas (CLS)– en los que el magistrado Aguilar es secretario– y la Juventud Sandinista (JS). Ambas organizaciones tienen presencia en la institución y en los barrios.

Magistrados sandinistas atienden territorios 

Según fuentes judiciales, los magistrados de la CSJ se dividen cada año el territorio por circunscripción y lo atienden políticamente. En 2020, Ramos  vio Managua, capital de Nicaragua; Aguilar la circunscripción norte; la magistrada Juana Méndez la circunscripción occidental; el magistrado Armengol Cuadra Las Segovias; la magistrada Yadira Centeno la circunscripción oriental; la magistrada Ileana Pérez la circunscripción Sur; el magistrado Gerardo Arce la circunscripción Central y la magistrada Ellen Joy Lewis la circunscripción Caribe norte y sur. Todos son del partido de gobierno.

Funcionarios consultados revelaron además que, cuando las directrices políticas son para los jueces, se reúnen con Ramos, Méndez, Aguilar y Virgilio Gurdián, un ex ministro liberal nombrado en 2014, aunque según fuentes judiciales los sandinistas no lo toman en cuenta para estas decisiones. Todos estos funcionarios son miembros del Consejo de Administración de la CSJ.

Las otras órdenes son enviadas a través de los CLS y la JS en la institución judicial. Los trabajadores incluso de áreas administrativas son controlados por los sindicatos, encargados de la afiliación de miembros del partido dentro de la institución. También les piden el 1 por ciento del salario como “contribución partidaria”. Al principio, las mismas fuentes consultadas, dijeron que los políticos (comisarios sandinistas) de sus áreas le dijeron que todo sería voluntario, lo que no se cumplió en la práctica. 

Estas “contribuciones” han sido denunciadas como irregulares, e incluso son mayores en otras instituciones estatales,  lo que ha sido denunciado por los medios de comunicación locales. 

El relato del exmagistrado Barrientos Watson, despedido según él por razones políticas, permite redondear el retrato de un poder judicial parcializado a los intereses de Ortega e impune. Otras aristas de este mismo retrato se pueden ver a través de historias como la de Margarito García, un ex trabajador de los juzgados en el departamento de Chontales que se vio forzado a contar su historia desde la cárcel antes de ser sorpresivamente liberado por el Ministerio de Gobernación, o la de Luis Enrique Cuevas, un expreso político  que ha denunciado el exceso de la justicia en su caso, perseguido por vender la bandera de Nicaragua, considerada como subversiva por el partido de gobierno desde 2018. 

Un informe de inicios de diciembre pasado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), adscrito a la Organización de Estados Americanos, criticó en diciembre al sistema de justicia cuando se refirió a “las personas privadas de libertad en el contexto de la crisis de derechos humanos iniciada el 18 de abril de 2018”..

La CIDH logró establecer que al menos 1.614 personas fueron encarceladas en este contexto, un proceso en el cual el poder judicial tuvo una participación clave. El organismo señaló violaciones a las garantías y al derecho a la justicia derivadas de la apertura de procesos judiciales “bajo cargos infundados mediante formatos de acusación preestablecidos, fabricación y manipulación de pruebas, afectaciones al derecho a una defensa legal oportuna, técnica y adecuada”.

El 23 abril de 2018,  días después de iniciadas las protestas opositoras, en una nota del poder judicial, Ramos abiertamente salió en defensa de Ortega, adelantando la posición pública del poder que preside y atribuyó lo que ocurría a una campaña mediática. “Si acá hay un terremoto van a protestar porque el gobierno es culpable del terremoto”, dijo.

De acuerdo con la CIDH, en Nicaragua fueron asesinadas 328 personas, la mayoría víctima de la represión. El Estado asumió que se trataba de un intento de golpe, aunque las protestas fueran pacíficas y no hubiera evidencia de lo otro. Posteriormente, al retomar el gobierno el control de las calles, iniciaron los procesos judiciales.  Solo entre abril y diciembre de 2018 ingresaron a las cárceles de Nicaragua 500 presos que fueron encarcelados por motivos políticos, según organismos independientes

Los opositores procesados fueron declarados culpables por siete jueces con antecedentes sandinistas, de los cuales tres—lejos de ser apartados del sistema por las denuncias de parcialización en el caso de los opositores— fueron ascendidos en los últimos meses a magistrados de apelaciones. Se trata de Ernesto Rodríguez, Rosario Peralta y Edgar Altamirano, según información oficial. En tanto, otro de ellos, el juez Julio Arias fue nombrado como director de una oficina  que vigila las actividades de los abogados desde la CSJ.

Para Vilma Núñez de Escorcia, una de las más destacadas defensoras de derechos humanos en Nicaragua, “los jueces y magistrados son operadores políticos. Estamos viviendo una dictadura institucional”, concluye.

Pese  a las críticas al poder judicial, la presidenta de la CSJ no hizo ningún comentario, aunque CONNECTAS  le hizo llegar una solicitud de entrevista al portavoz del poder judicial, Roberto Larios, la que nunca fue respondida. Los cuestionamientos a esta institución trascienden la ley de ciberdelitos (sobre noticias falsas), después que también respaldaron a finales de 2020 la aprobación de otras leyes para controlar a “agentes extranjeros” que reciban fondos e intenten programas que el gobierno considere que atentan contra “la seguridad del Estado”e igual apoyaron la instauración de la cadena perpetua para autores de “crímenes de odio”.

La injerencia política tiene un pasado mayor. En las últimas dos décadas, varias sentencias han vinculado las decisiones judiciales a los intereses de Ortega. En 1999, cuando el caudillo sandinista, fue acusado por violación por su hijastra Zoilamérica Narváez, la jueza Juana Méndez declaró prescrita la causa. A la vuelta de veinte años, ahora es también magistrada por apoyo del FSLN, del cual es orgullosa militante.

“Si el sandinismo no existiera, yo no fuera política. Pero mientras exista el sandinismo, yo voy a ser política, porque soy sandinista en las buenas y en las malas”, clamó orgullosa la magistrada Méndez al diario oficialista Barricada.  

En 2010, un año antes de las elecciones presidenciales, los magistrados sandinistas aprobaron una sentencia con la que Ortega —en el poder desde 2007— pudo postularse a la reelección, entonces prohibida por la Constitución.

El poder judicial ha eliminado posibles competidores del FSLN en las elecciones como en 2008 cuando quitó la personería jurídica del Movimiento Renovador Sandinista, crítico del mandatario. Ese año hubo comicios municipales.

En 2016, cuando se dieron las elecciones presidenciales, la CSJ falló contra el opositor Partido Liberal Independiente, donde varios de sus miembros estaban envueltos en una controversia jurídica interna por la representación de la organización que duró  cuatro años, y se la quitaron al opositor Eduardo Montealegre, rival político de Ortega, para entregarla a otro bando al que operadores del FSLN le ofrecieron la oportunidad de dirigir el partido antes de la sentencia.

Para el gobierno de Estados Unidos, los objetivos comunes del FSLN y el poder judicial trascienden los intereses políticos. Ese gobierno sostiene que se han facilitado sentencias como mecanismo de recaudación para el partido. “Daniel Ortega y el sandinismo han recibido dinero para financiar campañas electorales del FSLN de narcotraficantes internacionales a cambio de ordenar a los jueces sandinistas la liberación de narcotraficantes”, afirmó en el mismo sentido un cable publicado por Wikileaks en 2010. La respuesta oficial fue decir que se trató de una mentira

La construcción del poder en los tribunales

La influencia sandinista se fue construyendo desde que Ortega dejó por primera vez el poder tras el fin de la revolución sandinista en 1990. 

La magistrada Méndez relató a la misma Barricada que fue el comandante Tomás Borge, uno de los fundadores del partido de gobierno, ya fallecido, quien tuvo a cargo la estrategia de orientar que los exfuncionarios y exguerrilleros estudiaran derecho. “Había una modalidad sabatina que el Comandante Borge mandó a organizar para que nosotros continuáramos a estudiar”.

Aunque con el paso del tiempo, ascendieron hasta convertirse en jueces y magistrados y hoy son uno de los músculos más visibles en el poder ejecutivo actual, la influencia del FSLN en la CSJ se fortaleció en 2000 según el exprocurador  general Alberto Novoa, quien estuvo en el cargo entre 2004 y 2007. El momento clave ocurrió con el pacto político entre el entonces presidente Arnoldo Alemán y Ortega — en la oposición en aquel momento— lo que permitió que se repartieran las instituciones entre adeptos de ambos líderes.

La CSJ quedó compuesta por ocho magistrados liberales y ocho sandinistas. Sin embargo en 2002, cuando Alemán fue llevado a juicio por corrupción, en un proceso que investigó la misma magistrada Méndez, la balanza se inclinó al sandinista.  Se renegociaron las cuotas de poder, de acuerdo con Novoa, y los liberales entregaron todo a cambio de la libertad de su líder.

“Alemán pasó de socio mayoritario a rehén de Ortega. Una parte de funcionarios liberales, con su líder en la cárcel, se pliegan  al sandinismo en busca de protección para no perder su puesto”, explicó Novoa.

La toma total del FSLN en la CSJ se dio finalmente en 2014, gracias a la mayoría sandinista en el Parlamento que nombró a los nuevos magistrados. Fueron 11 sandinistas de un total de 16. De estos actualmente quedan 12, porque tres renunciaron al cargo y uno falleció. Los funcionarios se mantenían en sus puestos hasta inicios de 2020.

Los despidos en los tribunales de Apelaciones, decididos por los magistrados sandinistas a partir de 2014, permitieron aumentar el control, reveló el exmagistrado José Antonio Barrientos. “Después de esa barrida (despidos), quedó un dos por ciento de liberales en el poder judicial contra 98 por ciento sandinistas, pero ese dos por ciento vota como aliado para conservar su trabajo”, dijo el exfuncionario.

Acariciando el poder total, el FSLN se radicalizó en las estructuras judiciales a partir de 2018 cuando se dieron las manifestaciones opositoras que fueron reprimidas por policías y paramilitares. El objetivo era controlar el descontento. En los tribunales, tampoco se tolera el disenso con el discurso oficial como muestra la historia del ex trabajador de los juzgados de Chontales, Margarito García, quien estuvo detenido durante siete meses antes de su liberación el 18 de diciembre pasado. 

“Los que hemos salido (de la cárcel) no tenemos miedo”

Antes de que lo trasladaran a su casa por decisión del Ministerio de Gobernación, que le dio el beneficio de convivencia familiar,  García, quien laboró en los juzgados de Chontales, estuvo encarcelado y, desde prisión, se arriesgó a contar su historia a CONNECTAS.  

García dijo que su pecado fue negarse a afiliarse al partido y criticar en un espacio público al Ejército cuando Estados Unidos sancionó al general Julio César Avilés por negarse a desarmar a los paramilitares que ejecutaron la represión con la Policía. 

El ex funcionario tiene 47 años, de los cuales 18 trabajó para el poder judicial. Nunca tuvo un llamado de atención. Sin embargo, enfrentó un proceso por ocultación y destrucción de documentos judiciales, lo que él considera fue una trampa de sus superiores. 

“Deseo grandemente que mis hermanos que todavía están en la cárcel salgan porque (ellos) no se merecen ser reos políticos. Los que hemos salido (de la cárcel) no tenemos miedo”, dijo García posterior a su liberación.

La presión que enfrentan los trabajadores del poder judicial no se limitan a los expuestos por García. También se expresan  en “invitaciones” a actividades partidarias, capacitaciones y a algunos les piden hasta enviar fotografías para demostrar que participan en actividades del FSLN. Esas labores de monitoreo político son las menos públicas de las injerencias.

El ex magistrado Rafael Solís denunció durante su carta de renuncia al cargo en enero de 2019 que en Nicaragua se dio la instalación de una dictadura con características de “monarquía”.

“Sustituyendo ustedes (Ortega y Murillo) en sus decisiones  a todo el poder judicial en su conjunto incluyendo a nuestros propios jueces, a quienes defiendo porque no tenían más alternativa que obedecer las órdenes emanadas de El Carmen (residencia presidencial) y de la Fiscalía de lo contrario serían destituidos de sus cargos”,  dijo Solís.

Uno de los puntos que el exmagistrado Solís criticó fueron los juicios políticos. El caso del comerciante Luis Enrique Cuevas ilustra el exceso de la injerencia política en la toma de decisiones judiciales. Fue condenado a tres años y seis meses de cárcel por vender banderas de Nicaragua. Como se dijo, ese símbolo nacional empezó a ser considerado subversivo por el gobierno al ser usado por la oposición en sus manifestaciones.

La tragedia de Cuevas empezó el nueve de septiembre de 2018, cuando fue a vender banderas, cintillos y vuvuzelas a la “marcha de los globos” para aprovechar la clientela. Ese día lo capturaron y le quitaron su mercadería. Su susto fue cuando lo acusaron por portación ilegal de armas.

“Allanaron mi casa y se llevaron mi moto nueva que había adquirido seis meses antes. Nunca más la volví a ver. Se la robaron como a mi mercadería que compré con un préstamo que aún debo. Se llevaron todo el dinero de la venta de ese día. Me liberaron, pero no me regresaron nada. Cuando fui a reclamar me dijeron: andás buscando que te metamos preso otra vez”, relató Cuevas en octubre pasado. 

Cuando fue excarcelado fue posible, igual que García, el ex trabajador de los juzgados en Chontales, por órdenes del Ministerio de Gobernación, pero el 28 de febrero de 2019 en medio de las negociaciones del gobierno con la oposición. Desde entonces, él ha denunciado que es objeto de asedio.

Su historia engrosa los expedientes que han sido cuestionados por la parcialidad de los jueces al sandinismo. Recientemente EE.UU. sancionó a la fiscal General Ana Julia Guido, de tendencia sandinista, por la fabricación de expedientes contra opositores. 

El ex fiscal Arnulfo López, hoy defensor de presos considerados políticos por organizaciones de derechos humanos, considera que prácticamente el país volvió a un sistema donde se aplican circulares, orientaciones y “ahora hasta los procesados son culpables desde que los capturan”.

Entre las víctimas del poder judicial se cuentan también sandinistas. En el 2019, la CSJ destituyó a Indiana Gallardo, ex juez Noveno Distrito Penal de Audiencia de Managua, por permitir que familiares de presos por motivos políticos estuvieran presentes durante una audiencia preliminar. Para justificar el despido, la Corte se valió de supuestas quejas de la Fiscalía en su contra.

En contraste con Gallardo, otros funcionarios tuvieron buena estrella por su alineamiento partidario. Otoniel Aráuz Torres era juez suplente en el Tribunal único local de San Ramón, Matagalpa, una comunidad rural del norte de Nicaragua. Pero eso no le impidió hacer parte de los grupos paramilitares que atacaron a la población durante las revueltas de 2018. 

El funcionario se armó con un minifusil automático y, según el testimonio de algunos testigos, disparó contra una manifestación ciudadana. El caso se conoció por denuncias ciudadanas, pero la respuesta de las autoridades fue no solo evitar investigarlo, sino que hoy es juez titular. 

Aunque el apoyo al FSLN sea un caso público en la historia de este juez, el de Araúz (apodado en los medios como el juez paramilitar) muestra hasta qué punto el partido de gobierno controla el sistema y cómo prioriza una justicia politizada y ‘de armas tomar’ contra los opositores.

#NicaraguaNoCalla es un impulso desde el periodismo para que fluya la información que permita comprender la realidad del país centroamericano. En un año electoral crucial, donde la participación de los ciudadanos nicaragüenses marcará la diferencia, ofrecemos desde CONNECTAS este espacio donde presentaremos contenidos que ayudan a comprender una realidad compleja y con matices.

ONU: 14 defensores de DDHH fueron asesinados en Venezuela desde 2015
Entre 2015 y 2019 asesinaron a 14 defensores de Derechos Humanos en Venezuela

Mary Lawlor, relatora especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU), incluyó a Venezuela en el más reciente informe sobre países en los que se reporta una alta tasa de persecución y asesinatos de defensores de Derechos Humanos.

La información la publicó el Comisionado para la Ayuda Humanitaria, designado por el gobierno interino de Juan Guaidó, Miguel Pizarro.

El informe de Lawlor revelaría que entre 2015 y 2019 asesinaron a 14 defensores de Derechos Humanos en Venezuela. El reporte recabó información de 64 países, donde hubo un total de 1.323 asesinatos a defensores de DDHH, 166 eran mujeres y 22 eran jóvenes.

«La Relatora Especial desea subrayar que el asesinato de cualquier defensor de derechos humanos es una tragedia para sus seres queridos, para la construcción de sociedades justas; un gravísimo atentado contra el espacio cívico y una mancha indeleble en el compromiso del gobierno pertinente de aplicar la Declaración sobre los Defensores de Derechos Humanos», advierte el informe de la relatora especial.

La relatora advirtió que los defensores de Derechos Humanos informan que a menudo se les demoniza y estigmatiza, a ellos mismos y su labor; se les difama en la prensa y se les ataca de otras formas, lo que los hace vulnerables a ataques físicos o asesinatos.

El informe precisa que la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos insta a los gobiernos a que cumplan con sus obligaciones y garanticen leyes para la protección de los defensores de derechos humanos.

Con información de El Pitazo

DDHH olvidados | “Mi hija era un colador de perdigones”
La joven Geraldin Moreno falleció el 22 de febrero de 2014 tras haber sido herida en una protesta en el estado Carabobo. Dos sargentos de la Guardia Nacional Bolivariana fueron condenados a 30 y 16 años de prisión

@ValeriaPedicini

Rosa Orozco estaba en su casa y veía el programa de las ocho de la noche en la televisión. Su hija había insistido en salir a la entrada de la urbanización a cacerolear con los vecinos, como habían hecho todos los días desde el 12 de febrero cuando empezaron las protestas de 2014 en Venezuela, pero no se quiso despegar de la pantalla. “Me voy porque Venezuela no puede esperar por ti”, le dijo Geraldin. 

Escuchaba los cohetones, pero no había nada de qué preocuparse. A los minutos sonaron cinco detonaciones y Rosa reconoció el ruido. “Esto no es cohete o tumbarrancho”, pensó. Un amigo de su hija que estaba bañado en sangre tocó a su puerta y le dio la mala noticia: a Geraldin le habían disparado en la cara. 

Agarró las llaves y el celular para buscar a su hija. La encontró tirada en el piso de la calle sobre un charco de sangre. Un paramédico del sector que se encontraba en el sitio cuando la hirieron ya le había vendado la cara. Entre todos la montaron en un carro y la trasladaron como pudieron a la clínica más cercana. 

Geraldin estaba alterada. Explicaba que le dolía la garganta, la cara, las piernas. Preguntaba cómo estaban sus amigos, donde estaban sus compañeros de manifestaciones. Intentó levantarse de la cama, pero su madre se lo impidió. “Espérate, quédate quieta. Te van a meter en terapia intensiva porque te van a entubar para limpiarte la cara”. 

Rosa estaba tranquila, pensaba que la joven de 23 años no tenía nada grave. Que tenía unos cuantos perdigones y con solo limpiarle la cara era suficiente. Además, la tenía ahí frente a ella y le hablaba sin problemas. 

Mami, bendición.

Dios te bendiga, mi amor. Todo va a salir bien. 

Se despidieron. Esas fueron las últimas palabras que intercambió con Geraldin. Era 19 de febrero de 2014. 

*** 

 

Era de madrugada cuando Rosa recibió una llamada telefónica mientras estaba en la clínica y se dispuso a revisar las redes sociales. La cara de su hija estaba en todos lados, se había hecho viral. Estaba herida, un rostro que no reconocía. Fue hasta la terapia intensiva y le pidió a las enfermeras que destaparan a Geraldin. Lo que vio al otro lado de las vendas todavía es difícil de asimilar. 

“Todavía, siete años después que va a cumplir el mes que viene, y ese rostro sigue en mi cabeza. Geraldin no tenía ojo, lo que tenía era un hueco en el ojo, no tenía pupila ni tenía nada en el otro ojo. Tenía toda la cara destrozada. ¿Cómo me habló esa muchachita? No lo sé. Lamentablemente es el rostro que hay que sacar en todo el mundo para que se den cuenta lo que puede pasar con este tipo de gente. Para mí el que le disparó a Geraldin es un psicópata”, expresó Rosa Orozco. 

Los amigos de su hija le contaron que estaban protestando en el sector Tazajal del estado Carabobo e hicieron una barricada al final de la calle, debajo del semáforo. En la urbanización privada entró un contingente de 13 motos con 24 funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). No dijeron nada antes de empezar a disparar perdigones. 

Los manifestantes empezaron a correr, Geraldin hizo lo mismo. Aunque era una atleta de alto rendimiento tras miles de horas jugando al fútbol y cuando corría era difícil alcanzarla, los efectivos le dispararon en la espalda. Trastabilló y cayó. El GNB se bajó de la moto, se acercó a donde estaba la joven y le disparó directo al rostro.

“Ella en el suelo pidiendo clemencia y el parrillero se bajó de la moto y le disparó a 10 centímetros de la cara. Está comprobado que pidió demencia, porque se puso la mano izquierda en la cara para que no le dispararan y tenía toda la palma de la mano y todo el brazo, la parte de atrás y la parte de adelante, y la cara… parecía un colador. Mi hija era un colador de perdigones”, detalló Rosa. 

Geraldine fue atendida por los mejores médicos de distintas especialidades: neurocirujanos, oftalmólogos intensivistas, cirujanos maxilofaciales. Sin embargo, el daño era más grande.  A Rosa le informaron que su hija había perdido el ojo derecho y el izquierdo no tenía visión. El 22 de febrero la neuróloga le dice que hicieron lo que pudieron y que había que pedir por un milagro. Intentó entender lo que le estaba diciendo. 

Doctora, si yo le quito ese aparatero que tiene, ¿cuánto tiempo puede durar?

Todos sus miembros están perfectos pero su sistema neurológico no existe. Puede durar una hora, tres horas, 15 minutos. No lo sabemos.

Rosa lo pensó, lo discutió con el papá de Geraldin. Y tomaron una decisión. “Doctora, aquí sufre mi familia, sufre Geraldin, sufrimos todos. Ella ya no está ahí. Es hora de dejarla ir”. 

El 22 de febrero desconectaron los cables que la joven tenía a lo largo de su cuerpo. A las 12:35 pm su corazón dejó de latir y la máquina dejó de sonar. Geraldin Moreno había fallecido. 

 

*** 

 

Según datos recabados por la organización Justicia, Encuentro y Perdón desde 2014 hasta la actualidad, las muertes durante protestas y las ocurridas como consecuencia del patrón de persecución por razones políticas, alcanza la cifra de 332 venezolanos. 

Las investigaciones por lo sucedido con Geraldin empezaron el 1 de abril. Ahí empezó la lucha por la justicia de la muerte de su hija. A pesar del buen trabajo de los efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), que ella misma reconoce, Rosa no tuvo acceso a los expedientes del caso durante los primeros meses. 

Entre las muchas cosas que hacía para esclarecer las cosas, persiguió a la entonces fiscal Luisa Ortega Díaz. “Fueron cuatro largos años poniendo tuits todos los días del mundo a esa mujer, diciéndole que hiciera su trabajo y que revisara los expedientes porque aquí no son dos guardias nacionales nada más que dispararon. Aquí hay 24 guardias nacionales que entraron a esa urbanización, aquí hay un comandante en jefe que dio la orden y aquí hay una línea de mando que dio la orden de disparar en la cabeza a cualquiera que estuviera en la calle”. 

Un video que hizo un vecino sirvió para comprobar la presencia de los cuerpos de seguridad en el lugar. Un amigo de la joven que se escondió bajo un carro fue uno de los testigos principales. El cartucho que quedó alojado en el globo ocular de Geraldin permitió identificar a los responsables materiales.

Después de 33 meses, 55 audiencias, 67 órganos de prueba, 13 audiencias diferidas. Después de años de lucha, de investigaciones, de escuchar mentiras sobre lo ocurrido, en diciembre de 2016 escuchó la condena de dos de los implicados:  30 y 16 años de cárcel. Culpables de distintos delitos, entre los que se logró agregar el de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes. 

Aunque todavía faltan que el resto de los responsables sean señalados, ya que tras la partida de Ortega Díaz el caso se estancó, Rosa optó por perdonar. “Yo hice un trabajo para perdonarlos porque sino mi vida iba a ser cargada de dolor y odio. Nadie con dolor y odio puede seguir adelante. Ese día me liberé”. 

Esa insistencia por hacer justicia, no rendirse a pesar de lo difícil que pueda ser el proceso, hizo que Rosa Orozco creara la organización de derechos humanos. Justicia, Encuentro y Perdón donde trabaja con familiares de víctimas que, como ella, deben enfrentar el desafío de transformar el dolor en justicia. 

Este trabajo fue realizado gracias a la colaboración de la organización Justicia, Encuentro y Perdón

Defensa de ONG Azul Positivo interpone apelación para exigir libertad de sus activistas
Provea a través de sus redes sociales exigió a la corte de apelaciones a actuar. La organización argumentó que el trabajo humanitario no puede catalogarse como un crimen

 

La defensa legal de la organización no gubernamental Azul Positivo interpuso un recurso de apelación para exigir la libertad de Johan León Reyes, director general; Yordy Bermúdez Gutiérrez, director ejecutivo; Layners Gutiérrez Díaz, director de finanzas; Alejandro Gómez Di Maggio, asistente administrativo; y Luis Ferrebuz, promotor social, integrantes de la ONG que operaba en el estado Zulia orientada a la prevención del VIH.

“La defensa de Azul Positivo interpone apelación para exigir la libertad de los cinco trabajadores humanitarios, arbitrariamente detenidos en la sede de la Dirección de Contrainteligencia Militar, Dgcim, de Maracaibo”, escribió el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea).

Provea a través de sus redes sociales exigió a la corte de apelaciones a actuar. La organización argumentó que el trabajo humanitario no puede catalogarse como un crimen.

Más de 80 organizaciones de la sociedad civil del Área Metropolitana de Caracas emitieron un comunicado para rechazar la decisión del Tribunal 4to de Control del Zulia de dictar medida preventiva en contra de los cinco miembros de la ONG.

Las organizaciones que suscriben esta manifestación alertan que la decisión de encarcelarlos agrava el patrón de hostigamiento y persecución contra quienes intentan aliviar el sufrimiento de la población en medio de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país y la pandemia del coronavirus. 

Las ONG consideran que el 2021 será el año donde se «intentará silenciar e inhibir a quienes hablaremos alto y claro sobre el sufrimiento de los venezolanos, especialmente a los activistas de la sociedad civil» y explican que los antecedentes reflejan que los ataques están focalizados «contra los trabajadores humanitarios del interior del país, con un perfil más discreto a los activistas de Caracas, con menor visibilidad e impacto mediático». 

Reiteran que los más afectados por esta decisión son las 9.000 personas de las comunidades vulnerables del estado Zulia que se beneficiaban directamente de la labor de esta ONG que trabaja en la región desde el año 2004.

«Si la principal estrategia del autoritarismo es la separación y fragmentación de sus críticos, estamos comprometidos en mantenernos unidos como movimiento y responder en conjunto al ataque contra cualquiera de nosotros», enfatiza el comunicado.

Aquí el comunicado íntegro: 

 

*Con información de TC y CU

Humberto Prado denunció violaciones a los derechos humanos en lo que va de 2021
Masacre de La Vega, detención de miembros de ONG Azul Positivo y muerte en prisión de Salvador Franco entre ellas

Humberto Prado, Comisionado Presidencial para los Derechos Humanos y Atención a las Víctimas,  dijo que en apenas 15 días de 2021 se han cometido múltiples violaciones a los DD.HH. en Venezuela por parte del gobierno de Nicolás Maduro.

Prado destacó los hechos violentos acontecidos el pasado 8 de enero en el barrio La Vega de Caracas, los cuales dejaron un saldo de 23 personas asesinadas, en un operativo realizado en conjunto por funcionarios de las FAES, la DIP y Policaracas.

Igualmente recordó las detenciones a miembros de ONG. “El 12 de enero una comisión del DGCIM intervino la ONG Azul Positivo para realizar un procedimiento administrativo contra su trabajo humanitario. Fueron detenidas arbitrariamente 4 personas”, reseñó.

Asimismo incluyó en la lista las violaciones en contra de los pueblos indígenas, migrantes y refugiados, periodistas, y la independencia judicial, especialmente la muerte en la prisión del Rodeo II del miembro de la etnia pemón, Salvador Franco el pasado 3 de enero.

Otra denuncia que hizo Prado fue la falta de equipos médicos y medicinas para atender la pandemia del Covid-19, en medio de un sistema hospitalario venezolano que ya se encontraba en crisis antes de la llegada del coronavirus.

El Comisionado destacó que el gobierno continúa aplicando la tortura como método contra quienes le adversan.

Informó que todos los hechos han sido documentados y reportados a la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU, Michelle Bachelet, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la OEA, el Parlamento Europeo y  organizaciones como Human Rigths Watch y Amnistía Internacional.

 

Rafael Uzcátegui: Documentacion de violaciones a DDHH es una factura que nos quieren cobrar
El coordinador de Provea dijo que de marzo a octubre de 2020 hubo 216 detenciones por razones políticas 

El inicio del año 2021 ha sido de gran intensidad en materia de DDHH. Desde el gobierno chavista se han ejecutado acciones contra medios de comunicación y ONG de defensa de derechos fundamentales, todo ello mientras desde la Asamblea de Nicolás Maduro se habla de la posibilidad de reconciliación y se constituye una comisión para el diálogo.

El pasado 8 de enero, una delegación de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) allanó la sede del canal por internet VPI, sin orden judicial, e incautaron los equipos pertenecientes a este medio de comunicación, que debido a ello tuvo que suspender sus transmisiones. Asimismo, el ente recaudador estatal, Seniat, clausuró por cinco días la sede del diario Panorama, en el estado Zulia, supuestamente por incumplimientos en los compromisos tributarios de la empresa, pero afectando el funcionamiento del periódico digital.

El martes 12 de enero, efectivos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y del Servicio de Investigación Penal del Estado Zulia (Sipez) allanaron la sede de la ONG Azul Positivo en Maracaibo, estado Zulia, aparentemente en una operación administrativa. No obstante, detuvieron a cinco trabajadores de la ONG, entre ellas su director, Juan León. Este miércoles 13 de enero se informó que los detenidos serán presentados a tribunales militares; aunque éstos declinaron la competencia y será un juzgado civil el que conocerá del caso.

En la línea de fuego

Paralelamente a estas acciones, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, fustigó a ONG defensoras de DDHH, entre ellas a Provea. En su programa Con el Mazo Dando aseguró que estas ONG incluso “dan golpes de Estado”.

El mismo 8 de enero, en un supuesto enfrentamiento con bandas armadas, unas 23 personas fueron abatidas por la acción de los cuerpos de seguridad del Estado, especialmente por parte de las FAES, mientras las ONG defensoras de derechos humanos comenzaron a alertar sobre la posibilidad de que se estuvieran cometiendo ejecuciones extrajudiciales, toda vez que no se registró ni un herido entre las filas de los funcionarios policiales, algo que comúnmente ocurre cuando hay un enfrentamiento.

Para el director general de la ONG Programa Venezolano de Educación Acción (Provea), Rafael Uzcátegui, toda esta acción desde el oficialismo demuestra que las ONG y los medios de comunicación “están en la línea de fuego”, del gobierno de Nicolás Maduro y que se ha entrado en una nueva etapa de represión y censura en el país. En entrevista con TalCual, expresó no creer en los supuestos llamados a la reconciliación por parte de dirigentes oficialistas.

-En un operativo policial realizado el 8 de enero en La Vega resultaron muertas más de 20 personas. ¿Cuál es el balance que ha hecho Provea de este hecho y qué conocen que sucedió en realidad?

-Eso ratifica la alta letalidad de las fuerzas de acciones especiales y que no están diseñadas para realizar políticas de seguridad ciudadana. La última cifra es de 23 personas fallecidas, y de los cuerpos de seguridad no hay ningún herido ni fallecido. No es que uno lo desee, pero cuando hay un enfrentamiento con ese poder de fuego que se dice, lo normal es que hayan bajas de lado y lado. En el proceso de reforma policial de 2007, se dejó claro que, cuando las víctimas están en un solo lado, se trata de un operativo de ejecución.

La actuación de las FAES no ha disminuido niveles de inseguridad en nuestro país. Es un instrumento de control territorial. El hecho es una consecuencia de una situación en que el Estado ha cedido el control de territorios dentro de Venezuela a terceros, a individuos, y esta estrategia, como la de las zonas de paz, y también la de las cárceles, donde grupos delincuenciales tienen su propia agenda. Si estos grupos pudieron haber sido controlados en algún momento por el Ejecutivo, ya están fuera de control y se disputan zonas. Todo ello nos habla de un nivel de degradación de la situación de violencia y seguridad en Venezuela y configura un cuadro de daño antropológico, que fractura a la sociedad.

-El primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, aseguró que las ONG de Derechos Humanos conspiran y dan incluso golpes de estado. ¿Qué tiene que decir al respecto?

-Eso forma parte de la campaña de persecución a las organizaciones de DDHH en Venezuela. La estrategia que creo que se está desarrollando contra la sociedad civil es una que ya tuvo eficiencia en el ámbito político. Buscan una sociedad civil lo menos beligerante posible, que coopere con los planes del gobierno y para ello buscan fracturarla, evitando que siga denunciando y visibilizando. La estrategia es continuar la separación que ha sido efectiva para el gobierno.

Creo que nuestro trabajo va a continuar siendo éste de denunciar y documentar los hechos de violaciones a los DDHH. Es una factura que nos quieren cobrar, la de la Comisión de Verificación de Hechos de la ONU, trabajo que resultó en un informe contundente. Nos la van a cobrar. Estarán buscando el mejor momento, en que haya el menor costo político, pero se ha iniciado una fase donde continúan las represalias contra quienes hacen trabajo humanitario.

Varios miembros de ONG del estado Zulia, Azul Positivo, han sido detenidos por la Dgcim, investigando fuentes de financiamiento. El gobierno está intentado intimidarnos. Hay bastante temor que todos estos caminos de documentación terminen en la apertura de un caso formal en la CPI. La fiscal anunció que a finales de este semestre tomará una decisión. Ante la inminencia, se está intentando intimidar a las organizaciones y activistas de DDHH. Hay defensores que han optado por irse del país o bajar el perfil, pero en el caso de organizaciones con mayor visibilidad continuamos fortalecidos.

-La semana pasada confiscaron equipos del canal VPI y acusaron a otros medios de recibir financiamiento. ¿En general cómo ve la situación de la libertad de expresión en Venezuela? El medio impreso Panorama también fue objeto de medidas

-El Estado de alarma (por la covid-19) no es para atender las necesidades sanitarias de la población, sino aprovechar la circunstancia para aumentar los mecanismos de control y censura. Cuando vemos la cifra de personas detenidas durante ocho meses de la pandemia. Hasta octubre, que contamos con datos consolidados, el principal sector que había sufrido detenciones era el de periodistas y trabajadores de medios. Hubo 216 detenciones por razones políticas, y de ese total de detenciones arbitrarias, 66 fueron contra periodistas, es decir, el 30,5%. Es el principal perfil de persecución en Venezuela.

Es la necesidad de controlar y aumentar los niveles de censura y autocensura. Eso tiene no solo un efecto cascada contra otros medios de comunicación sino a lo interno del medio. Ha habido un proceso de persecución sistemática, y tiene que ver con que muchos periodistas se han ido del país. Es una situación que no ha sido visibilizada porque tienen temor a que, si dicen que se han ido por temor, sus familiares puedan sufrir alguna consecuencia.

Hemos normalizado que las cifras de coronavirus sean irreales y  existe esa invisibilización de la cantidad de periodistas que han migrado por la persecución y hostigamiento, así que creemos que la situación va a permanecer, porque el liderazgo político democrático tiene una situación que quieren resolver y el sector empresarial intenta reactivar la producción y participará en los espacios de negociación con el gobierno, así que el sector que va a quedar para denunciar es la sociedad civil independiente, que incluye a medios de comunicación. Por eso vamos a estar en la línea de fuego, por esta línea de hostigamiento que tenemos y el temor es que se profundice con el inicio de funciones de la Asamblea Nacional, ya que la misma genera leyes y reglamentos para continuar neutralizando el trabajo de la sociedad civil independiente.

-El presidente de la AN de Maduro, Jorge Rodríguez, habló de una posible reconciliación, pero sin olvido. ¿Cree posible una reconciliación política en Venezuela?

-Creemos que la estrategia será la del palo y la zanahoria; el gobierno va a buscar la legitimación de los hechos a través de la AN, cuya elección ha sido desconocida por muchos países, por lo que hay una legitimidad endeble; se creó una comisión de diálogo que va a asumir este discurso que no cuenta con una voluntad sincera, sino el deseo que la AN sea protagonista de esos espacios, donde participarán sectores empresariales y opositores. Esa va a ser la zanahoria, un discurso políticamente correcto que se va a transformar en ley y se va a buscar fracturar a la población sobre si participa o no.

La sociedad va a ser objeto de iniciativas de persecución y neutralización. Hay gente que dice que hay sectores en el gobierno que sabotean, pero yo creo que forma parte de la misma estrategia. Lanzar un mensaje que fragmente a los contrarios y estos espacios, pero a la vez reprimir y perseguir, proceso que el Foro Penal llama “de puerta giratoria”.

En la película Érase una vez Venezuela, seleccionada para representar a Venezuela en los premios Oscar, uno de los mensajes es que el autoritarismo no le sirve ni siquiera al chavismo. La persona que representa ese rol es profundamente afectada por las políticas que apoya. La racionalidad política indica que el gobierno debe negociar para generar un nuevo escenario político, pero creo que la voluntad es la contraria, aferrarse al poder, negar la diversidad democrática, imponer un modelo que ha traído consecuencias lamentables para los venezolanos.

Uno pensaría que hay sectores en el chavismo que creen en la necesidad de la negociación, pero mientras estos sectores no actúen de manera orgánica, van a seguir apoyando esta consolidación del autoritarismo. Estamos convencidos de que los chavistas, porque son varios, van a seguir participando en la sociedad venezolana del futuro, políticamente, pero que tal como está configurando en el poder de Nicolás Maduro, sin una política sincera de generar un gobierno de inclusión donde se respete la independencia de poderes y transitemos será más difícil.

-La primera vicepresidenta de la AN de Maduro, Iris Varela, ha planteado confiscar los bienes de personas que se han ido del país ¿Qué derechos se transgreden con ello y qué se puede hacer para evitarlo?

-Creo en lo personal que intentan desviar atención de otros temas importantes. Hay gente que ha afirmado que Diosdado Cabello ha perdido influencia en la AN, pero creo que la tendencia radical que él representa, la mucho más extrema, ahora va a ser representada por esta funcionaria, que había sido ministra (de Asuntos Penitenciarios), ahora es diputada. Ella va a representar la línea dura, va a tener ese tipo de afirmaciones, algunas se van a cumplir, otras no. Coincido con Luis Vicente León (presidente de Datanálisis), quien dice que al gobierno no le interesa frenar la migración de venezolanos, y es porque le es funcional, ya que desestabiliza a los gobiernos de la región, por demandas de trabajo y servicios, pero para Nicolás Maduro es un factor que puede incidir en la posibilidad de una estabilización económica.

-¿Cree que la Corte Penal Internacional finalmente investigue a funcionarios del gobierno por crímenes de lesa humanidad? ¿Qué perspectivas hay al respecto?

-Tenemos altas expectativas en la posibilidad que se abra una investigación concreta en la Fiscalía de la CPI. Hay elementos que indican esa posibilidad. ¿Qué tanto puede favorecer a un proceso de negociación? Nosotros no hacemos ese cálculo político. Actuamos siempre como defensores y vamos a promover y exigir que los responsables sean puestos ante la justicia. Creemos que mientras más se señalen responsabilidades individuales podría favorecer una ruptura de la coalición dominante, pero también existe la posibilidad de que las cohesione, porque otros funcionarios pueden verse perjudicados.

Nosotros seguimos alimentando el trabajo de la Comisión de Verificación de Hechos, de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional. Sería algo histórico en América Latina (que se inicie una investigación formal), porque casi todas se han dado en países del continente africano y otros como Colombia y México, que han esperado muchos años para que el examen preliminar pase a investigación formal. En el caso venezolano hay muchos elementos que deberían ameritar una situación concreta.

Es un proceso que no ha sido fácil, pero creemos que todo el trabajo que se ha realizado llevará a ello. Lamentablemente es la única instancia jurídicamente vinculante, porque está basada en el compromiso de los estados, pero como hemos visto la racionalidad del gobierno venezolano no es esa, y nos queda esta posibilidad de la apertura de una investigación concreta.

 

Internas del INOF iniciaron huelga de hambre para exigir atención alimentaria
Las internas subieron al techo del recinto carcelario y sacaron pancartas donde manifestaron su grito de huelga. Aseguraron que la protesta terminará en cuanto les den respuestas a sus demandas de libertad

La organización Ventana a la Libertad denunció que mujeres detenidas en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF) iniciaron una huelga de hambre este jueves 14 de enero para exigir celeridad procesal y la destitución de la directiva que las tiene “pasando hambre y en castigo”.

En un comunicado enviado a través de un audio de Whatsapp, las internas hicieron llamado a todos los presos del país a unirse al conflicto carcelario.

“Pedimos ayudas a gritos desesperadamente, porque las autoridades no se abocan a darnos solución. Nuestros contactos periodista son la voz de lo que adentro estamos viviendo”, señalaron en el audio.

Asimismo, las presas subieron al techo del recinto carcelario y sacaron pancartas donde manifestaron su grito de huelga. Señalaron que la protesta terminará «en cuanto tengamos las respuestas que deseamos nuestras libertades. De lo contrario seguiremos gritando hambre y libertad».

Afuera del lugar encontraban las madres, hermanas y demás familiares de las internas quienes no pudieron ingresar, nuevamente, a la visita por orden de la directora del penal. Por la protesta, los familiares no pudieron entregarle alimentos a la internas porque las visitas fueron suspendidas.

“Solo les dan un tobo de agua una vez a la semana para su aseo y para tomar”, dijo la madre de una de las mujeres que aseguró que a más de la mitad de las internas no les han dado la libertad a pesar de haber cumplido parte de su pena. 

Los familiares solo han podido entrar una sola vez a visita desde el mes de marzo de 2020 cuando se inició la pandemia por el COVID-19 que obligó a la cuarentena radical y a la suspensión del ingreso de familiares a los penales.

Foto: Archivo

 

 

Explotación sexual y laboral de adultos y menores aumenta en Bolívar
Las formas más comunes de esclavitud moderna en la capital del oro de sangre determinadas por la investigación son la explotación laboral, sexual, la servidumbre y la trata de personas

La esclavitud moderna y explotación sexual aumentan en el estado Bolívar en medio de omisión del Estado, según un informe del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).

El informe titulado De lo laboral a lo sexual: formas de esclavitud moderna en el estado Bolívar, expone las formas más comunes de esclavitud moderna que imperan en el estado Bolívar y los factores que hacen a la entidad más vulnerable a los patrones y rutas de captación, como el orden impuesto por grupos de poder vinculados con la extracción de oro en el sur de la entidad.

En un trabajo publicado por el Correo del Caroní se señaló que las formas más comunes de esclavitud moderna en la capital del oro de sangre determinadas por la investigación son la explotación laboral, sexual, la servidumbre y la trata de personas.

La investigación del centro de DDHH de la UCAB determinó que 74% de las víctimas de explotación laboral y sexual son mujeres, 25% de ellas son niñas y adolescentes. Aunque por lo general mujeres y niñas son reclutadas como trabajadoras sexuales, algunas son obligadas a realizar trabajos forzados.

El estado Bolívar es una de las entidades con mayor movilidad humana. El principal objetivo de quienes se trasladan son los yacimientos auríferos del sur de la entidad.

Con la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Arco Minero del Orinoco (AMO) en 2016 y al paso del aumento de costo de vida en el país, cada vez más personas de distintos municipios de Bolívar y diferentes estados del país -con todo y pandemia por COVID-19- se trasladan a las zonas mineras porque ven en el oro la única forma de costear una vida digna en medio de la emergencia humanitaria compleja que atraviesa el país.

El proyecto extractivista de Nicolás Maduro no solamente tiene su propia dinámica de violencia. También impuso las reglas de una economía distorsionada. En Bolívar los productos y servicios suelen triplicar su precio en comparación con otros estados del país porque están subordinados al precio del oro, que fluctúa a la par del precio del dólar en el mercado paralelo en un contexto en el que el salario mínimo permite costear solo 0,88% de la canasta alimentaria.

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