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Derechos sin revés: La verdad es un derecho de las víctimas y de la sociedad

 

“La paz, si es posible; pero la verdad, a toda costa”. Martín Lutero (1483-1546)

 

Las víctimas y los familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, secuestro o torturas necesitan saber qué pasó. El derecho a la verdad entraña tener un conocimiento pleno y completo de los actos que se produjeron, las personas que participaron en ellos y las circunstancias específicas, en particular de las violaciones perpetradas y su motivación.

El 21 de diciembre de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de marzo como Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas.

Ese día, además, se rinde homenaje a la memoria de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980, y quien denunció activamente las violaciones de los derechos humanos de las personas más vulnerables de El Salvador.

Ese día se espera que en todo el mundo se recuerde a las víctimas de violaciones graves y sistemáticas de los derechos humanos y se resalte la importancia del derecho a la verdad y la justicia.

Los antecedentes de ésta declaratoria se sustentan en diversos documentos internacionales como la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como en la Declaración y el Programa de Acción de Viena, donde se perciben y reconocen los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales como derechos universales, indivisibles e interdependientes, aunque están relacionados entre sí.

Las víctimas de violaciones a los derechos humanos o sus familiares aspiran a, que ese día y en adelante, se haga todo lo necesario para conocer la verdad de lo sucedido a través de una investigación efectiva, se procese a los responsables de los ilícitos, se impongan sanciones pertinentes y se indemnice por los daños y perjuicios que hubieren sufrido los familiares.

En efecto, en todos los ámbitos civiles y sociales, las víctimas tienen derecho a saber la verdad sobre las violaciones que las hayan afectado, y también se debe informar a todas las comunidades, como salvaguarda vital contra las mismas.

El derecho a la verdad está vinculado estrechamente al derecho a la justicia y en todo el mundo las Naciones Unidas han abogado por la celebración de consultas inclusivas y genuinas con las víctimas y los grupos afectados, especialmente las mujeres, las niñas y aquellas personas que con demasiada frecuencia quedan excluidas y marginadas.

Lo deseable es propiciar mecanismos que garanticen la participación de las víctimas en todas las etapas pertinentes de los procesos de justicia de transición y reconocer plenamente sus necesidades en las medidas de reparación y de protección, incluyendo su integridad física y psicológica, su dignidad y su privacidad. Por eso es tan importante preservar los archivos y los documentos fundamentales relativos a las violaciones de los derechos humanos porque de esa manera se aseguran los registros históricos y la memoria.

Cuando se hace referencia a las víctimas, no sólo se considera a las personas que fueron asesinadas, desaparecidas o directamente afectadas por violaciones a los derechos humanos; sino, también a los familiares de esas personas asesinadas y desaparecidas, y al derecho que tienen tanto ellas como la sociedad de conocer el paradero, los responsables y los hechos que produjeron dichas violaciones.

Por eso se habla de que se trata de un derecho de las víctimas y de la sociedad y de un deber del Estado, consagrado como tal al conllevar la obligación de garantizar su ejercicio, conforme al artículo 1.1 de la Convención Americana. Por eso, el derecho a la verdad se concibe como un derecho colectivo.

El derecho a la verdad, adicionalmente, viene acompañado del derecho al duelo, en el caso de personas desaparecidas. Este derecho al duelo encuentra su base en el hecho de que sirve de forma de mediar y aceptar la realidad. Es el derecho de los familiares a enterrar a sus muertos y al negarle dicho derecho, se les niega su condición humana.

En definitiva, el derecho a la verdad es el derecho de la sociedad de obtener respuestas del Estado, es el derecho a conocer el pasado para, de esa forma, no cometer los mismos errores en el futuro.

Sin embargo, la normativa aplicable al derecho a la verdad es limitada. Si bien no existen tratados internacionales especializados en la materia, tanto la Organización de las Naciones Unidas como la Organización de Estados Americanos han coincidido en que un punto de partida común al reconocimiento de este derecho, en los sistemas universal e interamericano, parte de la inclusión de garantías para que las víctimas de desaparición (en el derecho internacional de los derechos humanos y en el derecho internacional humanitario) conozcan la forma en que ocurrieron los hechos, la identidad de los perpetradores, las circunstancias que permitieron que los hechos ocurrieran, así como información sobre el paradero o destino final de las víctimas.

Afortunadamente, algunas normas no vinculantes de derecho internacional han ampliado la enumeración de los contenidos del derecho a la verdad. Eso significa que no solo se incluyen las desapariciones sino todas las violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.

Además, el derecho a la verdad se complementa y perfecciona con el derecho a la memoria, y la investigación sobre los hechos debe regirse por los principios de independencia, imparcialidad y competencia, en correspondencia con las cualidades que deben caracterizar a las autoridades que imparten justicia.

Después de eventos traumáticos, la verdad ayuda en el proceso de recuperación de las personas y en la restauración de la dignidad que, con frecuencia, ha quedado maltrecha después de años de estigmatización.

Con el esclarecimiento de la verdad se inicia un proceso de reconciliación que deja atrás la impunidad, la negación y el silencio.

Venezuela pierde derecho a votar en la ONU por tercera vez en 3 años

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Venezuela perdió su derecho a votar en la Asamblea General de la ONU por tercera vez en tres años debido a que adeuda millones de dólares al organismo internacional.

El secretario general Antonio Guterres informó a la Asamblea General a finales de enero que 14 países tenían deudas morosas, y el portavoz de la Asamblea, Brenden Varma, confirmó el martes que Venezuela había perdido su voto en el organismo global de 193 miembros por su adeudo. Libia también perdió su voto.

De acuerdo con una carta de Guterres al presidente de la Asamblea, Venezuela debe pagar un mínimo de 25 millones 200.296 dólares para restaurar su derecho a voto, mientras que Libia debe pagar al menos 6 millones 594.842 dólares.

Venezuela atraviesa una crisis política y económica. Libia tiene dos gobiernos rivales, cada uno de los cuales tiene el respaldo de diversas milicias.

Las otras naciones que perdieron su derecho a votar son: República Centroafricana, Dominica, República Dominicana, Granada, las Islas Marshall, Surinam y Yemen. Guinea Ecuatorial, que está en el Consejo de Seguridad, también perdió su derecho a voto.

En una resolución, la Asamblea General decidió que a Comoras, Guinea-Bissau, Santo Tomé y Príncipe y Somalia se les permitiría votar a pesar de sus deudas morosas.

Humberto Prado: “El Estado es responsable del derecho a la vida de los privados de la libertad en Venezuela”

SEGÚN EL ARTÍCULO 43 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, “el derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado protegerá la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad”.

Así lo recordó Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), quien denunció que al menos 45 presos políticos sucumben ante la precariedad del sistema penitenciario en Venezuela; en tanto, aunque el Estado es responsable de la atención médica en los sitios de reclusión, las medidas que asumen son nulas y la situación resulta desesperanzadora tras el fallecimiento del concejal apureño Carlos Andrés García.

En ese sentido, refirió que 39 presos políticos requieren de medidas humanitarias por el deterioro de su estado de salud. Tal es el caso de Carlos Graffe, quien padece de cálculos renales; y el profesor de la Universidad de Carabobo, Santiago Guevara, quienes permanecen detenidos en la entidad carabobeña y han solicitado medidas humanitarias.

“El Estado venezolano debe ofrecer respuestas inmediatas sobre el derecho a la vida de todos los presos, y como evidentemente no lo ha hecho, entonces está incurriendo en la omisión de no garantizar el derecho a la salud de estas personas”, sentenció Prado, quien hizo énfasis en el fallecimiento del concejal apureño.

Como se recordará, García Pérez falleció la noche del pasado domingo 17 de septiembre, luego de permanecer durante al menos un mes en grave estado de salud como consecuencia de un Accidente Cardiovascular. Los familiares del edil denunciaron que sufrió el ACV cuando se encontraba en los calabozos del Sebin-Guasdualito, donde sufrió de hacinamiento e insalubridad desde diciembre de 2016, y por más de 15 días estuvo sin recibir atención especializada, hasta cuando lo trasladaron al Hospital Central de San Cristóbal.

Otros casos que preocupan de sobremanera al OVP es el del diputado y militante de Voluntad Popular, Gilber Caro, quien está en la cárcel de Tocuyito, presuntamente en aislamiento severo, y que estuvo varios días en huelga de hambre. En delicado estado de salud también se encuentra el alcalde de Barquisimeto, Alfredo Ramos, quien padece una fuerte crisis hipertensiva.

Mientras que de los 22 estudiantes llevados a la cárcel de El Dorado, en el estado Bolívar, cuatro adquirieron paludismo y por ese motivo fueron trasladados a la cárcel de Tocuyito. En su calidad de defensor de los derechos humanos de los privados de libertad en Venezuela, Prado hizo un llamado de emergencia a los organismos internacionales para que se pronuncien sobre esta situación que pone en peligro al resto de la población penitenciaria, que en su conjunto están expuestos a enfermedades como tuberculosis, escabiosis, infecciones de transmisión sexual, entre otras.

Aunado a esto, Prado también exigió la liberación inmediata de 18 privados de libertad que recibieron su boleta de excarcelación, pero que sin motivo alguno permanecen tras las rejas. En el grupo destacan los dirigentes Yon Goicoechea y José Vicente García, quienes según sus familiares están en celdas sin ventanas ni ventilación, y además les dan agua contaminada.

“Los privados de libertad que tengan problemas de salud deben recibir una medida cautelar de inmediato para que puedan recibir la atención médica adecuada y que puedan trasladarse rápidamente hasta un centro de salud en caso de una emergencia. El Gobierno venezolano se jacta del respeto a los derechos humanos, pero es evidente que atenta contra los más vulnerables, que son precisamente los que no tienen acceso a la libertad. Es bien sabido que el grado de civilidad de un Estado se mide en el modo como trata a sus presos.”, enfatizó Prado.

Casos para recordar

Son muchos los casos de privados de libertad que han muerto por la ineficacia del Estado en cuanto al sistema penitenciario; no obstante, existen casos emblemáticos de presos políticos fallecidos, tales como el de Rodolfo Pedro González Martínez, de 64 años y conocido como «el Aviador», quien fue hallado muerto el 13 de marzo de 2015 en su celda dentro del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).

«Vimos varios tuits que decían que Rodolfo González había sufrido un accidente y lo trasladaron en ambulancia», destacó su hija Ivette González en ese entonces. Además, aseguró que acudió a la sede del Sebin para solicitar información, pero le negaron el acceso; media hora después la llamaron desde el Ministerio Público para informarle que su padre se había quitado la vida.

González fue capturado tras un allanamiento a su vivienda, luego de que un «patriota cooperante» lo denunciara en por ser presuntamente líder de las manifestaciones. «Mi papá estaba desesperado, era muy fuerte el acoso psicológico que recibía. Varias veces intentó quitarse la vida y lo frenamos», destacó la hija.

Cifras escalofriantes

En Venezuela se registran un total de 504 presos políticos, que han sido acusados de terrorismo, asociación para delinquir, entre otros delitos, 99 de ellos han recibido el beneficio de arresto domiciliario; mientras que el resto sobrevive a condiciones infrahumanas en los calabozos del Sebin, comandos GNB, Cicpc, comandos PNB y centros de reclusión preventiva.

Los estados con mayor cantidad de detenidos son Zulia con 111, Miranda con 74 y Aragua con 73. En Carabobo aún hay 38 personas detenidas, 32 en Mérida, 28 en Bolívar y 27 en Táchira.

Prensa Observatorio Venezolano de Prisiones

Ago 03, 2017 | Actualizado hace 7 años
¿Dos legitimidades? por Jesús María Casal

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De llegar a instaurarse la Asamblea Nacional Constituyente, se plantearía lo que para algunos acaso significaría un conflicto de legitimidades: la de la Asamblea Nacional y la de la Constituyente. De hecho, cuando el Ejecutivo señala en las bases comiciales que la Constituyente se instalaría en el Salón Elíptico del Palacio Federal (Legislativo), está apostando a este choque de legitimidades y está marcando el escenario en el cual se daría la contienda que -en razón de la superioridad fáctica- sería supuestamente ganada por el órgano constituyente. Toda la estridencia de la recuperación de espacios, la expulsión o arrinconamiento de los Diputados y la restauración de imágenes forma parte de una simbología del combate y de la derrota del adversario que el oficialismo aspira lograr.

Nada más alejado, sin embargo, de la realidad jurídica y política. La llamada Asamblea Nacional Constituyente solo lo sería nominalmente, pues en verdad no tendría la condición de tal, al haber surgido de una usurpación del poder constituyente del pueblo y de la soberanía popular, por un órgano del poder constituido. Además, sus integrantes lo serían con base en un sistema electoral antidemocrático e inconstitucional, que en su vertiente territorial estableció circuitos uninominales o binominales en todo el país, con la excepción del Distrito Capital, vulnerando el principio de representación proporcional, y el carácter federal del Estado venezolano, que obligaba a preserva a los estados como circunscripciones electorales principales; y que en su vertiente sectorial quebrantó la universalidad del sufragio a partir del concepto de ciudadanía y  el derecho al sufragio igual, y dio lugar a la elaboración sobre la marcha de registros hasta entonces inexistentes como registros electorales, que no quedaron sujetos a los procedimientos, auditorías y plazos exigidos por la legislación electoral y por los principios constitucionales de transparencia, igualdad y confiabilidad.

Más allá de todo esto, que basta para calificar a la Constituyente como ilegítima, resulta indudable que la mayoría de los venezolanos la han rechazado, de lo cual fue una muestra luminosa la consulta ciudadana del 16 de julio. Más aún, está a la vista de todos que la Constituyente solo ha podido ser impulsada por medio del agravamiento de la represión, la generalización de las detenciones arbitrarias, el uso indebido de la jurisdicción militar contra civiles, el amedrentamiento de electores y la expansión de zonas de seguridad que pretenden ser inmunes a los derechos humanos. Amplios sectores de la sociedad decidieron no participar en esa convocatoria, con razón calificada de fraudulenta.

En cambio, la Asamblea Nacional electa el 6 de enero de 2015 lo fue con una alta participación del electorado y nació de un proceso comicial democrático, en el que compitieron las dos grandes fuerzas o corrientes políticas que orientan la vida nacional: el chavismo y la oposición agrupada en la MUD, las cuales juntas obtuvieron una votación superior a trece millones de electores. La MUD obtuvo la victoria, pero el oficialismo consiguió una importante presencia en la Asamblea Nacional. La legitimidad de la Asamblea Nacional se conserva intacta, pese a la manida tesis del desacato y a las demás expresiones del bloqueo político impuesto por el Tribunal Supremo de Justicia y el Ejecutivo Nacional contra el Parlamento.

Contra él quiere instalarse una Constituyente espuria gestada por la usurpación y que es manifestación patente de la determinación del régimen de desconocer al pueblo si este le niega su apoyo y pide alternancia. La Constituyente a juro, a costa del país y de la vida de los más jóvenes, es el reflejo cabal de un proyecto agotado que se rehúsa a admitir que su tiempo expiró y está dispuesto a hundir a la nación si es necesario, para evitar verdaderas elecciones universales y libres.

El horizonte del futuro inmediato es, en parte, sombrío, porque quien no ha tenido reparo en liquidar la titularidad del pueblo sobre el poder constituyente menos lo tendría a la hora de valerse de la pretendida Constituyente para perseguir a la oposición, disolver órganos del Estado o asumir formalmente facultades ilimitadas para gobernar, sin que se resuelva ninguno de los problemas del país.  No obstante, la ilegitimidad de la Constituyente, que se hará más palpable con su actuación, seguramente dominada por el revanchismo y la prepotencia, puede ser la causa de su naufragio. En lo que al pueblo respecta, ha de seguir avanzando vigorosamente en la conquista de la Democracia, sin dejarse enceguecer por el artilugio constituyente y sin desviarse un ápice de su ruta esperanzada hacia un futuro mejor para todos.

El Universal

ONU denuncia que Venezuela sigue violando el derecho a manifestarse

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La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos denunció hoy a Venezuela por “continuar violando” el derecho a la libertad de reunión y por dispersar de forma “violenta” las manifestaciones.

En una nota remitida a Efe, dicho organismo de la ONU expresó su preocupación por que “las autoridades venezolanas continúen violando el derecho de reunión pacífico al dispersar de forma violenta las manifestaciones”.

La Oficina del Alto Comisionado de la ONU instó a las autoridades venezolanas “a cesar el uso excesivo de la fuerza para reprimir manifestaciones”, y reiteró la necesidad de que se respete el principio de la libertad de reunión pacífica.

Asimismo, pidió a todas las partes que no hagan uso de la violencia para expresar sus opiniones y posicionamientos políticos.

Venezuela celebró ayer, domingo, comicios para elegir a la Asamblea Constituyente que modificará la Carta Magna de 1999 y que contaron con el rechazo de la oposición, que decidió no presentarse por considerarlos fraudulentos.

En este marco, durante el fin de semana tuvieron lugar de nuevo graves disturbios que se saldaron con la muerte de una decena de personas.

Proiuris: Exigimos que cese inmediatamente el procesamiento de civiles en la jurisdicción penal militar

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La organización venezolana no gubernamental para la promoción y defensa de los derechos humanos Proiuris informó que en los últimos meses ha podido constatar al menos 52 casos de civiles procesados por la jurisdicción penal militar, lo cual constituye una violación grave al fundamental derecho al debido proceso garantizado en la Constitución Nacional, así como en los Tratados Internaciones de Derechos Humanos suscritos.

En su comunicado, recuerdan que el derecho a ser juzgado por tribunales de justicia ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente previstos, constituye un principio básico del derecho al debido proceso, y está íntimamente relacionado con el derecho al juez natural y con el derecho mismo de acceso a la justicia, derechos estos también garantizados en los Tratados Internacionales acogidos por Venezuela, como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración Universal de Derechos Humanos.

 

Los casos

Entre los 52 casos de civiles procesados por la jurisdicción penal militar mencionados anteriormente, se incluyen el caso del profesor de la Universidad de Carabobo Santiago Guevara (procesado en febrero de 2017), la joven Stayci Escalona (detenida junto al diputado Caro y procesada en enero de 2017 por el tribunal Sexto de Control Militar de Carabobo), así como los casos ocurridos en septiembre de 2016 de Marco Trejo, César Cuellar, James Mathison y Andrés Febres- Cordero, procesados inicialmente también por la justicia militar.

Más recientemente en el marco de las protestas que han tenido lugar en el país, encontraron casos como el de 8 civiles detenidos en el marco de manifestaciones y procesados en Lara en abril de 2017, por el Tribunal Séptimo de Control Militar de ese estado.

En todos estos casos, las defensas legales han denunciado motivaciones políticas.

El pasado 05 de mayo, representantes castrenses informaron públicamente sobre la detención de 43 civiles y su procesamiento por la jurisdicción penal militar en el estado Carabobo.

 

Instancias internacionales de derechos humanos rechazan la aplicación de la justicia militar a civiles

En el texto, la organización hace énfasis en que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sido enfática en establecer que en la jurisdicción militar “sólo se debe juzgar a militares” y siempre que sea “por la comisión de delitos o faltas que por su propia naturaleza atenten contra bienes jurídicos propios del orden militar”.

Ha agregado la referida Corte que “en un Estado democrático de derecho, la jurisdicción penal militar ha de tener un alcance restrictivo y excepcional y estar encaminada a la protección de intereses jurídicos especiales, vinculados con las funciones que la ley asigna a las fuerzas militares”.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), preocupada por el empleo de la jurisdicción penal militar a civiles, ha requerido concretamente a Venezuela «adoptar las medidas legislativas o de otra índole necesarias para prohibir que los civiles puedan ser juzgados por la jurisdicción penal militar».

Proiuris se sumó al criterio y requerimiento de estas instancias internacionales, y en tal sentido exigieron que cese inmediatamente el uso de la jurisdicción penal militar para procesar civiles en Venezuela.

*Con información de nota de prensa

Redacción Runrun.es May 07, 2017 | Actualizado hace 7 años
Humano Derecho: con Defensa UCV

¿Por qué se está exigiendo a los fiadores ser funcionarios públicos?, ¿Cómo debemos valorar  la actuación de la fiscalía en las protestas?, ¿Cuál debería ser la actuación del Defensor del Pueblo?;  Estos y otros temas los estaremos conversando con Luis Medina Roa, representante de la organización Defensa UCV (@DefensaUCV17), una iniciativa estudiantil que apoya a organizaciones defensoras de los derechos humanos, cuya finalidad recibir las denuncias y canalizar la defensa legal de los detenidos en las manifestaciones.

“En principio surgió como una iniciativa que buscaba ayudar a los detenidos de la UCV, porque eran muchos. Sin embargo, esto no es exclusivo porque nos afecta a todos… Es importante esto porque las ONG no se dan abasto a veces en el tema de la defensa legal, ellos no pueden abordar también el tema de la comida, de los medicamentos, de la ropa. Por eso tratamos de ser lo más diversificados en esto y que nos apoyen la mayor cantidad de gente posible”

Las pausas del rock planeadas por @fanzinero para este Humano Derecho son: “Madonna” del único disco de la banda argentina “Los inseparables”, llamado “Terror Amor” sacado en el año 2016. La Segunda pausa será  la canción “Big Mouth Strikes Again”, de la banda hardcore de Boston, “Massachusetts Slapshot”. Parar cerrar con la agrupación punk rock merideña “Acción rebelde” y su tema “Narco Minero”, canción que hace alusión al proyecto extractivo del Arco Minero del Orinoco.

Conducido por Melanio Escobar y Rafael Uzcátegui, somos el radioweb show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por Redes Ayuda y Provea. Más contenido enwww.humanoderecho.com

 

Ya no hay marcha atrás, por José Toro Hardy

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El derecho a protestar pacíficamente está garantizado en nuestra Constitución, como lo está la separación de Poderes. El principio de que el pueblo es el soberano (no el régimen) está también grabado en nuestra Constitución tal como lo está la defensa de los DDHH. El pueblo sólo delega indirectamente el ejercicio de esa soberanía cuando los Poderes se acogen a la Constitución y respetan la decisión expresada en sufragios libres.

Cuando la decisión del pueblo es violada por uno de los Poderes, como ocurrió cuando la Sala Electoral pretendió acusar un fraude en las elecciones del Estado Amazonas (sin adelantar un juicio ni convocar nuevas elecciones), ese Poder está  violentando la soberanía del popular. Lo hizo para birlarle al pueblo la mayoría de las 2/3 partes que este le entregó a la oposición en el Congreso.

El equilibrio de los Poderes ha desaparecido y con ello la democracia ha dejado de existir. Un TSJ -irregularmente  designado por una repudiada y moribunda Asamblea Nacional que estaba a punto de exhalar su último aliento- se ha enseñoreado en el país.

Cuando la Sala Constitucional pretende acusar de desacato a un Parlamento legítimo (sin estar para ello facultada por nuestra Constitución) también está violentando la soberanía del pueblo, máxime cuando pretende arrogarse funciones que solo corresponden al Poder Legislativo. Al hacerlo rompió el hilo constitucional como lo denunció la Fiscal General de la República.

Y como si fuera poco la corrupción y el narcotráfico, en los más altos niveles imaginables, llenan de vergüenza a unos ciudadanos que no saben explicarle al mundo cómo es posible que esto haya llegado a ocurrir en nuestro país.

El pueblo salió el 19 de abril a protestar, tal como lo hizo en esa misma fecha en 1810, iniciando así el proceso de independencia de Venezuela. En este 19 de abril de 2017 cerca de 2,5 millones de caraqueños repitieron lo que le habían dicho a Emparan: «Fuera, fuera, no lo queremos».

Y a partir de allí el pueblo ha seguido en la calle, reclamando sus derechos, pacíficamente, a pesar de la arremetida con la cual el régimen y sus grupos armados lo han atacado.

El régimen está acorralado. Pretende a la fuerza implantar un modelo socialista que los venezolanos rechazaron expresamente en el Referendo Constitucional del 2007. Ese modelo que de espaldas a la soberanía popular pretende imponer el régimen, además de ilegal, sólo ha servido para arruinar a Venezuela.

Hoy nuestra economía colapsó. Padecemos la inflación más alta del mundo y probablemente la mayor contracción económica del planeta. Destruyeron uno de los aparatos productivos que, aunque en problemas, era uno de los más prósperos del continente. Empobrecieron a la población en términos inaceptables al extremo que hoy el 82% de los venezolanos viven por debajo de la línea de la pobreza y el 50% en pobreza extrema, conforme a estudio de las Universidades Central de Venezuela, Católica y Simón Bolívar. Destruyeron también a PDVSA, que para poder seguir operando requiere hoy de tan abultados auxilios financieros del BCV que se ha transformado en la causa principal de la atroz inflación que nos afecta. Dejaron a Venezuela aislada financieramente del mundo, ya que ninguna institución seria le otorgaría financiamientos sin contar con la autorización de la AN. Arrasaron con nuestros campos. Están acabando con las reservas en oro del BCV a través de oscuras operaciones de SWAP. Hipotecaron en un 100% a CITGO, que es el principal brazo comercializador de nuestro petróleo. Pretenden crear empresas mixtas sin la aprobación de la AN. Expropiaron a infinidad de empresas que antes eran productivas y ya no lo son y hundieron al país en una crisis humanitaria sin precedentes.

Por eso el bravo pueblo está en la calle. Pocas veces en la historia se han visto manifestaciones tan numerosas y otras ciudades del país siguen el ejemplo que Caracas dio.

Y no es para menos. Es un fenómeno humillante que, conquistando a un solo hombre, un país pequeño y pobre haya podido apoderarse de otro país grande y rico, succionándole sus riquezas e imponiéndolo un modo de vida extraño a su idiosincracia.

La paciencia de los venezolanos ya superó todos los límites. También la paciencia de la comunidad internacional. En Venezuela soplan vientos de cambio. Una gesta heroica y cargada de ética se está desarrollando en el país. Un pueblo armado solamente con la Constitución y la ley se está enfrentando con un régimen descarrilado que anuncia estar dispuesto a todo con tal de aferrarse al poder.

Ya no hay marcha atrás. Retroceder implicaría arrodillarse ante una tiranía y resignarnos a ser nuevamente una colonia.

 

@josetorohardy