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Roberto Patiño Feb 26, 2022 | Actualizado hace 1 mes
Estigma y persecución
La propaganda del régimen integra un sistema represivo que señala a los ‘enemigos del Estado’ para detener arbitrariamente a cualquier ciudadano

 

@RobertoPatino

La semana pasada Amnistía Internacional, el Centro de Defensores para la Justicia y Foro Penal presentaron a la opinión pública los resultados de la investigación “Represión calculada: correlación entre estigmatizaciones y las detenciones arbitrarias por motivos políticos en Venezuela”, un estudio que analiza y demuestra la relación que existe entre los mensajes de odio que emite la red de medios públicos oficialistas y las detenciones arbitrarias en el país.

Durante más de un año de investigación, sobre el período comprendido entre el 2019 hasta el primer semestre del 2021, estas organizaciones especializadas en la defensa de los derechos humanos descubrieron, con pleno rigor científico, que existe una alta relación entre las estigmatizaciones y mensajes de odio que emiten Venezolana de Televisión y sus portales aliados y las detenciones arbitrarias que ocurren en el país.

El estudio confirma lo que sabemos de manera dolorosa muchos venezolanos: la propaganda oficial del régimen forma parte de todo un sistema represivo que señala a los “enemigos del Estado” y “terroristas”, señalamientos que puede llevar a que cualquier ciudadano sea detenido de manera arbitraria.

La investigación, que recurre a modelos estadísticos y análisis evolutivos con datos documentales, confirma que en el país existe una política de Estado -que involucra a los medios oficiales, a los cuerpos de seguridad y a los tribunales- para acosar, perseguir y detener a quienes consideran enemigos del régimen.

Uno de los datos más reveladores que comparte el estudio es la “utilidad” que tienen para el sistema represivo estas detenciones arbitrarias. Con ellas, explica la investigación, no solo se intenta “silenciar” o “neutralizar” a la persona, sino que además se busca lograr un “efecto disuasorio” sobre el resto de la sociedad.

Detener de manera ilegal a un ciudadano, después de un proceso de difamación por los medios de comunicación oficialistas, es una advertencia y una amenaza para el resto de los venezolanos. La paz política, de la que tanto habla el régimen desde inicios de este año, no es otra distinta a la que nace del miedo, otra evidencia de que en Venezuela se están cometiendo crímenes de lesa humanidad, como advierte el estudio.

Venezuela se ha vuelto un país peligroso para los defensores de DD. HH., activistas políticos y sociales, periodistas y medios de comunicación. Se señala y persigue a la disidencia, se cierran medios y se bloquean portales de noticias independientes; y todo aquel que cuestione, disienta y se enfrente al régimen corre el riesgo de ser señalado, estigmatizado y perseguido.

El país se nos está convirtiendo, por una política pensada y diseñada desde el más alto nivel gobierno, en un estado general de sospecha y desconfianza.

El informe concluye con un llamado a la comunidad internacional para apoyar las investigaciones que hacen organismos como la Corte Penal Internacional y la relatoría de DD. HH. de la ONU para identificar a los responsables de estas políticas de persecución que podrían “inducir a la existencia del crimen de lesa humanidad de persecución, por lo que las autoridades venezolanas, incluso al más alto nivel, deben ser investigadas para determinar su responsabilidad penal en estos hechos”.

Nosotros, desde nuestro trabajo en el Monitor de Víctimas, seguiremos apoyando a los familiares de las víctimas de los abusos del Estado; seguiremos dando voz a quienes pretenden ser silenciados; continuaremos trabajando en las calles, sistematizando, investigando y difundiendo los abusos del régimen. Con la certeza de que, más temprano que tarde, volveremos a recuperar la Venezuela democrática por la que estamos luchando.

Este es nuestro compromiso.

*Cofundador de Alimenta la Solidaridad y Caracas Mi Conviverpatino.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Humano Derecho #231 con Verónica Arvelo, de Entretejidas
«Tenemos que comenzar a educar, informar y sensibilizar a la población sobre los temas de derecho e igualdad de las mujeres», afirma la coordinadora de la ONG Entretejidas

 

@_humanoderecho

¿En qué se enfoca el trabajo de Entretejidas? ¿Qué campañas han podido realizar hasta el momento? ¿Qué acciones normalizamos en la sociedad y se pueden considerar agresión contra la mujer? Estos y otros temas los estaremos conversando con Verónica Arvelo, coordinadora de Entretejidas.

Entretejidas promueve el desarrollo de proyectos colaborativos entre las organizaciones que aporten beneficios a la sociedad. Se enfoca en elaborar propuestas y generar proyectos para promover la eliminación de la violencia de género y la defensa de los DD. HH.    

Explica Arvelo que «lamentablemente vivimos en un contexto muy machista y la sociedad, por desconocimiento y por no estar sensibilizada con estos temas, siempre termina culpando a quien no es responsable».

Por ello, afirma que la organización que coordina se enfoca en la formación: “Tenemos que comenzar a educar, informar y sensibilizar a la población sobre los temas de derechos e igualdad de las mujeres«.

Presentado por Génesis Zambrano (@medicenmouzo) y Luis Serrano (@akaLuisSerrano). Somos el radio web show semanal que mezcla la buena música con gente que ayuda a gente. Transmitido por diferentes plataformas del país, es producido por RedesAyuda y Provea.

Más contenido en humanoderecho.com

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Crímenes sin Castigo | Pasado y futuro de la FAES
Aunque Maduro asegura que la unidad élite de la Policía Nacional continuará en funciones, las presiones internacionales podrían obligar a transformarla

 

@javiermayorca

El febrero de 2016, el ministro de la Defensa Vladimir Padrino ordenó a todos los componentes de la Fuerza Armada el “completamiento” de las fuerzas de acciones especiales, como parte de un plan que permitiría afrontar el desafío (para ellos, siempre presente) de una hipotética intervención extranjera.

Según el jefe castrense, ya entonces era necesario “consolidar y fortalecer las FAES de la FANB para dar respuesta a las diferentes formas de amenaza interna y externa”.

“Según instrucciones del señor presidente de la República y comandante en jefe de la FANB, este es el año de las Fuerzas de Acciones Especiales”, sentenció.

Casi en forma simultánea, el entonces director de la Policía Nacional Bolivariana, general de división (GN) Juan Francisco Romero presentaba un plan de reorganización de ese cuerpo, que proponía la fusión de las unidades de operaciones tácticas especiales, conocidas por su acrónimo uotes, dispersas en varias partes del país, para crear una versión policial de los grupos élite que había en la FAN.

Así nació la Fuerza de Acciones Especiales de la Policía Nacional (FAES).

Esta idea tenía un asidero legal. Una disposición transitoria de la Ley Orgánica del Servicio de Policía y del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana ordenaba la progresiva supresión de todos los grupos de intervención, y la transferencia de sus tecnologías y parques de armas a la PNB, aunque sin establecer una fecha precisa para el cumplimiento de este mandato. Eventualmente el monopolio de los grupos swat quedaría en manos de la PNB. Esto también implicaba la disolución de la famosa Brigada de Acciones Especiales de la policía judicial (BAE). Pero un efectivo lobby de los jefes de esa institución hizo que ese plan fuese postergado.

La FAES de la PNB nació bajo una tutela militar. Y no solo porque su primer comandante/director fuese un oficial superior de la Guardia Nacional.

Según el proyecto que le dio origen (y que fue revisado en su oportunidad), este grupo debería caracterizarse por su versatilidad. En tiempos de paz, abordaría de forma frontal la creciente amenaza encarnada por las megabandas. También actuaría durante situaciones de rehenes y casos de secuestro.

En tiempos de conflicto, la FAES se plegaría al esquema de guerra de cuarta generación, como si fuese un componente militar, cuyas acciones serían coordinadas por el Comando Estratégico Operacional (Ceofanb). Y esto sería corroborado durante la participación de la FAES-PNB en los ejercicios cívico-militares efectuados durante los últimos cuatro años. También en desfiles del 5 de julio.

Entonces, no se trata de un pequeño grupo de policías aislados. La FAES no es un servicio más de la PNB, como podría ser el de vigilancia en el Metro o las embajadas. Tampoco es una dirección propiamente dicha, a pesar de que su máxima figura tiene el rango administrativo de director de línea, como pueden ser los de Policía Comunal o Delincuencia Organizada. Los de la FAES tienen un sentido corporativo muy particular, celebran aparte (para envidia de los demás agentes de la PNB), los asciende su propio jefe, tienen un lema distinto al del resto de la institución, y rara vez reportan al Director General.

Con ellos pasa algo similar a lo que sucede con la Dgcim o el Sebin, que parecieran estar por encima de las leyes, u obedecer solo a códigos propios.

La FAES se mostró refractaria ante los informes presentados desde julio de 2019 por la alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, quien pidió la inmediata disolución de esta unidad policial, y la investigación de sus crímenes por una instancia independiente, con apoyo internacional.

De hecho ese año, gracias a la FAES, la Policía Nacional se ubicó como el cuerpo armado más letal del país, medido en términos de porcentaje de participación sobre el total de fallecidos. En 2020 se consolidó en esta posición.

Este año, el informe de la misión de determinación de hechos de la ONU atribuye 925 muertes a las FAES, que según Marino Alvarado (Provea) podrían ser calificadas de ejecuciones extrajudiciales. Esto implica que el número de homicidios atribuido al accionar de esta unidad policial es mayor, pero solo en esos 925 casos se pudo constatar la existencia de condiciones para concluir que hubo una acción letal deliberada contra personas ya sometidas, que no representaban riesgo para los funcionarios, lo que por ende permitía descartar los factores que configurarían la legítima defensa.

El auge de la FAES, en la PNB y en la Fuerza Armada, como vimos, ha sido consecuencia de la voluntad presidencial.

También la permanencia en el tiempo de estas unidades, a pesar de las incesantes denuncias de violaciones a los derechos humanos que obligan al fiscal designado por la ANC, Tarek William Saab, a confesar en televisión su ignorancia en torno a lo que está sucediendo con estos funcionarios.

Maduro y el denominado “protector” del Táchira Freddy Bernal han jurado que la FAES continuará. Sin embargo, el propio régimen parece tener su plan B. Una salida decorosa, que le permita lavarse la cara. Según Williams Cancino, uno de los pocos integrantes de ese grupo que desertó a Cúcuta en febrero de 2019, la solución sería más bien cosmética:

“¿Disolver? Lo que harán es cambiar de nombre y distribuir al personal a otras unidades o estados”, afirmó.

Un plan que podría servir para este fin fue presentado en julio de 2018 por el entonces titular de Relaciones Interiores, Néstor Reverol, y Maduro le dio ejecútese. Se trata de un cuerpo antiterrorista que se manejaría como un despacho especial, distinto de la PNB. Su creación fue anunciada por el gobernante en febrero de este año.

La conversión de la FAES en este cuerpo es una posibilidad. La FAES, advierten informes de ONG como Una Ventana a la Libertad, no tendría mucho problema en erigirse en el principal látigo contra el “terrorismo”, tomando en cuenta la particular acepción que se da a este término desde el poder venezolano.

Breves

El régimen ordenó a los comandos de zonas de la Guardia Nacional una evaluación sobre el impacto de la escasez de combustible y gas doméstico en las manifestaciones callejeras. El propósito es orientar los recursos -cada vez más escasos- de ese componente, de la Policía Nacional Bolivariana y los cuerpos estatales de forma tal que estas protestas puedan ser contenidas o aisladas durante sus fases iniciales.

En 2019, la FANB y la PNB reformularon y alinearon su doctrina táctica en materia de orden público. Desde entonces, las unidades más reducidas que actúan en las manifestaciones son llamadas “escuadras ligeras de intervención” (ELI), en teoría conformadas por diez efectivos a pie, uno de ellos oficial subalterno. Le sigue el denominado “pelotón de restitución del orden público” (PROP), cuyo pie de fuerza es de treinta uniformados. Y así se va produciendo un incremento en el número de militares o policías, y el equipamiento requerido, hasta que se llega a constituir la “unidad de intervención combinada”, que tiene blindados, motos y guardias a pie con escudos. Estas las hemos visto en la Francisco Fajardo. Según el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, desde septiembre la carencia de combustibles y gas doméstico ha sido el principal motivador de las protestas callejeras.

Uno de los delitos que ha incrementado su frecuencia durante los lapsos de cuarentena radical ha sido la extorsión. Muchas de las víctimas son comerciantes que se han aventurado a abrir sus puertas, violentando alguna disposición de cualquier nivel de gobierno (central, estatal o municipal) y que luego son presionados para que entreguen dinero a cambio de quedar indemnes. En Bello Monte, relata el defensor de DD. HH. Rafael Uzcátegui, hay dueños de locales que deben entregar hasta un tercio de sus ganancias para que les dejen trabajar en la cuarentena. Algo similar sucede en los locales de la avenida Victoria.

“La práctica de cobrar a los restaurantes se ha generalizado durante la pandemia, pues en caso contrario aparecen personas sin tapabocas ni medidas de bioseguridad que ameritan el cierre”, explicó. Junto a esto, están las bandas criminales que mantienen asolados a los dueños de locales en estados como Lara, Mérida y Zulia, donde el lanzamiento de granadas se ha convertido en una moda. Durante los primeros nueve meses de 2020, en plena cuarentena radical, se iniciaron 274 averiguaciones por extorsión. Esto rebasa en más del 33 % el total de denuncias recibidas y procesadas durante todo 2019. Tal y como ha sucedido con otros delitos, a partir de julio comenzó una especie de repunte, que ha llevado las cifras prácticamente a los mismos niveles que existían antes de la alarma nacional decretada en marzo.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Jose A. Guerra Oct 18, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
El séptimo círculo del infierno

La playa de los violentos, séptimo círculo del infierno, canto XIV de la Divina comedia. Ilustración de Gustave Doré / wikipedia.org, dominio público.

@JoseAGuerra

Dante Alighieri en la Divina comedia, en el capítulo del Infierno habla del séptimo círculo, lugar reservado para los violentos, para quienes agreden al prójimo, para los que derramaron sangre de los inocentes, que ahora deben pernoctar allí hasta la Eternidad, en un río nauseabundo de sangre y lava.

La Misión Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela presentó un informe al Consejo de DD. HH. de la ONU el 17 de septiembre de 2020 sobre la violación de los derechos humanos y los consecuentes crímenes de lesa humanidad cometidos por la cúpula que detenta el poder en Venezuela; de acuerdo con cuatrocientos (400) casos documentados de ejecuciones extrajudiciales, torturas, tratos crueles y degradantes y persecución política. Por ello, se trata de un evento que debe ventilarse en la Corte Penal Internacional, tarde o temprano.

En ese texto se señalan claramente, con nombres y apellidos, a Nicolás Maduro, al general en jefe Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa, al mayor general Néstor Reverol, ministro del Interior y a Diosdado Cabello, entre tantos otros, como responsables de las violaciones a los derechos humanos.

Tras consultar a más de doscientas setenta y cuatro (274) personas entre víctimas y sus familiares de la represión, expolicías y especialistas, la citada misión determinó que en las cárceles políticas, específicamente en El Helicoide, la Tumba, sedes visibles del Sebin y en Boleíta, asiento oficial de la Dgcim, se tortura y se infligen tratos crueles e inhumanos a los detenidos. El capitán Rafael Acosta Arévalo y Fernando Albán testimoniaron con sus vidas esos episodios.

Pero también hay lugares clandestinos bajo administración de esos cuerpos policiales donde la tortura es la norma. El escalofriante número de víctimas indica que el asesinato y la tortura son una política de Estado y que no se trató de hechos aislados. El secuestro, el martirio a los presos y el crimen cometidos por los funcionarios policiales con el avenimiento de los jefes, hicieron descender a los ejecutores de tales hechos al sitial más bajo e inimaginable del alma humana.

Este informe no es una acusación contra la Fuerza Armada Nacional y las policías. Sino más bien contra personas determinadas, específicas, que denigraron del honor militar y policial con la comisión de actos reñidos con la ley. El doctor Julio César Strassera, el juez que llevó a la cárcel a los jefes militares argentinos, que se consideraban todopoderosos mientras mantuvieron el poder, afirmó que “El sadismo no es una ideología política ni una estrategia bélica sino una perversión moral”.

Para que la FAN se reivindique ante los venezolanos debe deslastrarse de esos sujetos, contumaces violadores de los derechos humanos, para así quienes la degradaron con su conducta sean excluidos de la institución. La justicia no es venganza como tipo penal específico. Es una forma de reparar el daño causado a otro, para que la pena infligida al condenado sirva para disuadir a potenciales infractores de la ley.

Dijo Dante sobre el séptimo círculo del infierno “Estos son los tiranos que vivieron de la sangre y la rapiña y aquí se lloran sus despiadadas faltas”.

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Orlando Viera-Blanco Sep 22, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
La verdad está desnuda

Los torturados I, II y II de la colección La edad de la ira, serie La espera (1976 – 1977), de Oswaldo Wayasamín.

El régimen está desnudo. En pocas ocasiones han confluido tantos barruntos en un Estado autoritario. Serbia, Myanmar, Ruanda, Sudáfrica, fueron objeto de misiones similares. En pocos meses el impacto de esas denuncias produjo cambios.

 

@ovierablanco

El informe de la Misión Independiente de Determinación de Hechos de la ONU es el más categórico sobre delitos de lesa humanidad y violación de DD. HH. contra Venezuela. 450 páginas que escrutaron más allá de la alfombra roja [F. Fernández dixit] y hurgó debajo de las piedras entre entrevistas, verificaciones en RRSS y satelitales, material de dominio público y testimonio de valientes víctimas que le subieron el velo de la verdad.

Un informe histórico e irrefutable

La Misión obedece a un mandato del Consejo de los DD. HH. de la ONU (resolución 42/25 del 27/09/19). El informe habilita la justicia penal internacional (Corte Penal Internacional), la justicia transnacional (abocamiento de órganos multilaterales de justicia penal) y la justicia universal (activación mundial de jurisdicciones penales al estilo caso Pinochet en Reino Unido o juicio de Eichmann en Israel; juicios de Núremberg o Tokio).

No ha habido informe de delitos contra la humanidad tan abominable. La descripción de torturas es ominosa. Cito: “Debido a particularidades en la construcción del Helicoide, el sonido se escucha con claridad. Palizas, asfixias, descargas eléctricas y actos de violencia sexual, incluida la violación de al menos una mujer detenida por motivos no políticos (…) Golpes con un palo u otro objeto contundente. Amenazas de muerte, de violación sexual contra víctima y/o sus familiares […] La Misión documentó actos de tortura (…) posiciones de estrés llamadas la “crucifixión” brazos extendidos y esposados a tubos o rejas y “el pulpo”, un cinturón de metal con cadenas para inmovilizar las muñecas y los tobillos”. Solo la justicia lo sanará.

La justicia tarda, pero llega

El informe es el preludio de enjuiciamientos por delitos de lesa humanidad no vistos en Latinoamérica. Ni Chapita Trujillo, Stroessner, Tachito Somoza, Videla, Viola, Galtieri, Pinochet, Velasco Alvarado, Pérez Jiménez, Ortega, Banzer, Duvalier o Rojas Pinillas acumulan tantas temeridades como las hiladas en más de 2105 renglones (párrafos) del reporte. Se investigaron 223 casos y se examinaron otros 2891 patrones de violación de DD. HH., con 274 entrevistas directas. Se plasmó la estructura del Estado forajido y la maquinaria de asalto, dolor y muerte de su andamiaje criminal.

El régimen está desnudo. En pocas ocasiones han confluido tantos barruntos en un estado autoritario.

Serbia, Myanmar, Ruanda, Sudáfrica, fueron objeto de misiones similares. En pocos meses el impacto de esas denuncias produjo cambios políticos, libertades o detenidos y sanciones. Venezuela no será la excepción.  

Sangre, sudor y muerte

Arresto y allanamientos arbitrarios bajo nocturnidad, violencia, siembra de armas sin orden judicial y encapuchados. Desaparición forzosa bajo secuestro y aislamiento de abogados y familiares. Encarcelamiento en mazmorras hacinadas a pan y agua (sic) en vasijas que minutos antes sirvieron de bota de desechos. Ejecuciones extrajudiciales prêt à porter; confinamiento en celdas sin ventilación, luz, ni baños, más el debut de la “tumba” -celda diseñada para la tortura blanca- o del Helicoide, un monstruo de cemento convertido en pánico. El caso de Juan Manuel Carrasco da fe de las perversiones sufridas, y de la ignorancia deliberada de la Fiscalía en 2014. Típica prueba de complementariedad para la CPI. 

El informe concluye que existen motivos razonables para creer que los más elevados jerarcas del régimen estarían incursos en delitos de lesa humanidad. El costo político de estos señalamientos es irreversible e imprescriptible. Tampoco podrá ser burlado por simulaciones de justicia interna. Los magistrados internacionales saben que investigaciones no genuinas no sitúan territorialidad.  

La Misión ha recomendado / cito:

63. Que los Estados deberían considerar la posibilidad de iniciar acciones legales contra los individuos responsables de las violaciones y los crímenes identificados en el presente informe, de conformidad con su legislación interna pertinente [jurisdicción universal];

64. Encomendar, por medio del Consejo de DD. HH. y/o la Asamblea General, nuevas investigaciones sobre las violaciones de los DD. HH. y los crímenes destacados en el presente informe;

65. Que la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) tenga en cuenta la necesidad de que se haga justicia oportunamente a las víctimas de los crímenes investigados por la Misión y a los que están bajo su consideración”.

Adicionalmente alerta sobre desmantelamiento del FAES, suspensión de funcionarios de SEBIN/DIGCIM y eliminación de programas de “liberación” OLP, incursos en ejecuciones extrajudiciales.

Es muy importante la mención de la CPI de la Haya y la demanda de justicia OPORTUNA. Sabemos que desde el 8/02/18, la fiscal (CPI) decretó medida de examen preliminar apoyado en más de 110 incidencias y seis remisiones/denuncias por Canadá, Argentina, Perú, Colombia, Paraguay y Chile. Todo el acervo probatorio contenido del reporte de la Misión sería vital para acelerar este proceso.

No hay lugar a dudas. En Venezuela se cometieron delitos contra la humanidad. Sangre, sudor y muerte que será reparada. Como lo dice Francis Bacon “la verdad es hija del tiempo, no de la autoridad”. Hoy no hay ni tiempo ni dictadura que la detenga. La verdad está desnuda…

 

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DDHH olvidados | “Tu muerte no va a ser en vano”

 

La muerte de Miguel Fernando Castillo Bracho fue instantánea. Después de ser herido, alrededor de las 2:30 p. m. del miércoles 10 de mayo de 2017, unos compañeros lo trasladaron en moto a la Policlínica Las Mercedes pero llegó al sitio sin signos vitales. 

Una radiografía que le hicieron a su cuerpo sin vida apenas fue ingresado reveló la causa: una esfera de cristal había entrado y salido por su brazo izquierdo para después perforarle el pulmón y alojarse en su corazón. 

La primera de la familia en llegar al centro de salud fue su hermana Luisa. El extraño malestar que la había acompañado durante el día tuvo sentido cuando supo que a Miguel lo habían lastimado. 

Cinco minutos después, la segunda en pisar la clínica fue Carmen Bracho, la madre de ambos. Era directora de recursos humanos de la Policía de Baruta y para el momento tenía acceso a un radio en el que comunicaban información de las protestas callejeras en Caracas. Había escuchado que habían herido a un joven, pero por su cabeza nunca alcanzó a imaginar que se trataba del menor de sus tres hijos.

Los médicos la estaban esperando. “Miguel no aguantó”, le dijeron. Carmen se derrumbó. Y Luisa, que estaba viendo todo a través de unos ventanales de la clínica, comprendió lo que había pasado: su hermano se había ido.  

Todo cambió. 

Miguel era efusivo, bromista, inquieto. Su torbellina presencia acostumbraba a retumbar con fuerza y ternura en cada rincón de la casa que compartía con su madre, su abuela y su hermana por quienes desarrolló un instinto protector. “Amaba la vida, amaba vivir”. Pero donde antes había alboroto y risas, desde ese día de mayo solo reina un silencio desgarrador. 

Luisa sintió que le quitaron el piso mientras caminaba. Atravesar el duelo de su hermano al que consideraba “gemelo de alma” no ha sido tarea sencilla. 

En ocasiones siente que lo ocurrido es una película de terror y que en cualquier momento su hermano entrará por la puerta. Pero ha logrado mantener el vínculo de una forma particular: los sueños. “Deja la lloradera que estoy bien”, le dijo la primera vez que lo vio mientras dormía. “Eso me ha ayudado muchísimo porque siento que a través de los sueños él me ha llevado por un camino de recuperación. Me ha fortalecido y me ha permitido seguir”. Cada semana sueña al menos una vez con él. 

Los primeros días después de su muerte, Carmen solo lloraba. Le costaba pronunciar palabra. Le atormentaba el hecho de que su hijo hubiera sufrido. Asistió a muchos de los homenajes que hicieron en su nombre. La Universidad Santa María, donde el joven de 27 años estudiaba Comunicación Social, le concedieron la orden en la primera clase de dicha casa de estudios. 

También se destacó como un gran deportista. “Jugaba fútbol, baloncesto, todo lo que tuviera una pelota de por medio”. Pero lo suyo era el béisbol, donde jugaba la posición de campocorto. En una oportunidad lo evaluaron para ser incorporado a las ligas menores norteamericanas. 

Miguel se fue sin cumplir sus sueños. Entre ellos estaba combinar sus dos grandes pasiones: quería estudiar una especialización en periodismo deportivo en Argentina. Su madre lo piensa y se lamenta. “¿Cómo es posible que un muchacho tan joven, tan lleno de vida, lo maten así?”.

El camino de la impunidad

Desde que se enteró que su hijo había fallecido, Carmen le pidió a Dios que no dejara que el odio entrara en su corazón: “Así no puedo resolver nada”. Una petición que sería más que necesaria porque el camino para encontrar justicia por la muerte de su hijo ha sido largo y escabroso. 

Al regresar a casa de la funeraria, Carmen vio cómo en televisión nacional pasaban una versión oficial de la muerte de su hijo ocurrido hace pocas horas en el programa “Con el mazo dando”. La misma tesis fue respaldada por otros representantes del gobierno y por Nicolás Maduro, quien mostró en cadena la supuesta esfera de plomo que había servido como munición.

La versión del gobierno era que a Miguel Castillo lo habían asesinado sus propios compañeros de protesta, porque la metra había sido disparada a pocos metros de distancia de donde él se encontraba. A pesar de los múltiples videos y testimonios que servían de pruebas, aseguraron que en el sitio no había funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) o la Policía Nacional Bolivariana (PNB). El mismo día de su muerte, varios manifestantes recogieron cartuchos de perdigones que habían sido alterados para aumentar su letalidad.

Esto fue documentado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh). “Las fuerzas de seguridad emplearon armas de fuego con municiones más dañinas, tales como perdigones, metras y piezas de varilla metálica”. Registraron la muerte de al menos 14 manifestantes que fueron impactados con este tipo de municiones durante las protestas antigubernamentales de 2017.

Según los tipos de lesiones registradas, la Acnudh determinó que el uso de la fuerza aumentó progresivamente: el abril, personal médico mostró que los afectados fueron tratados por intoxicación por gases lacrimógenos; en mayo, las heridas fueron por impacto de perdigones, metras o tuercas; en julio comenzaron a tratar heridas de bala. 

De acuerdo con normas internacionales que rigen el empleo de la fuerza, las armas de fuego no deberían ser empleadas para dispersar manifestaciones. “El homicidio intencional perpetrado con armas de fuego u otras armas menos letales, a menos que sea estrictamente inevitable para proteger la vida humana, contraviene las normas internacionales y equivale al uso excesivo de la fuerza y, posiblemente, a una ejecución extrajudicial”, reza el informe.

Carmen vive con la necesidad de que el culpable de la muerte de su hijo sea identificado. Aunque un fiscal del Ministerio Público se acercó al lugar donde falleció Miguel y se hicieron las diligencias de rigor, hasta la fecha no se sabe nada. El caso aún se encuentra en etapa de investigación y el organismo no ha dictado acto conclusivo.

“Esto realmente es muy duro, sobre todo porque tú no ves por ningún lado que se haga justicia porque lo del Miguel está totalmente trancado”, expresa. Las mentiras del discurso oficial en torno a la muerte de su hijo la han lastimado profundamente.

Vive atormentada por una sed de justicia que más de tres años después no llega. Pero ella le hizo una promesa a Miguel: “Papi, yo me muero el día que consiga justicia por esto, porque tu muerte no va a ser en vano”.

#MonitorDeVíctimas | Verónica Zubillaga: “Con la actuación de las FAES hay una maquinaria de la atrocidad”
Detrás de la actuación de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana se percibe “una maquinaria de la atrocidad”.

 

@MonitorVictimas

La socióloga Verónica Zubillaga afirma que detrás de la actuación de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), de la Policía Nacional Bolivariana, se percibe “una maquinaria de la atrocidad”.

El asesinato de dos comunicadores comunitarios en el estado Zulia “no puede verse de forma aislada, señala la investigadora. Identifica un patrón de actuación sistemática en el que los jefes y responsables estimulan y aúpan, incluso, exigen las muertes, en los operativos policiales mientras los subordinados obedecen órdenes.

En entrevista para TalCual, Zubillaga, también profesora de la Universidad Simón Bolívar (USB) e integrante de la Red de Activismo e Investigación por la Convivencia (Reacin), puntualiza que en Venezuela hay un avance del Estado penal y del Estado punitivo, en medio de una situación muy inestable.

Usted ha señalado que, desde el año 2010, y sobre todo desde 2015, se registra un proceso de militarización de la seguridad ciudadana en el que los militares tienen un rol fundamental. ¿Qué consecuencias ha tenido esta política?

– Hay una tradicional impronta militarizada en nuestras fuerzas policiales. Desde la década de los 80 del siglo pasado, los trabajos de Tosca Hernández denunciaban el patrón de actuación militarizado de la policía. Concretamente, con la serie de redadas que se practicaban en los barrios y el abuso de la fuerza. ¿Qué ha sucedido en estas dos décadas? Durante la revolución bolivariana, el problema de la policía ha sido complejo porque estuvo tomado por la politización y la polarización. Hubo un serio esfuerzo en el proceso de reforma de la policía, en tratar de transformar una policía con esta impronta militarizada, en una policía de orientación civil. Se intentó estandarizar los reglamentos policiales y, notablemente, hubo un esfuerzo muy importante en la regulación del uso progresivo de la fuerza.

Terror con mano izquierda

Pero, paralelamente a los esfuerzos de la reforma policial, también se registró una avanzada importante de la militarización. Digamos que, para usar una metáfora que nos encanta a los científicos sociales, por un lado, con la mano izquierda, se desarrolló la reforma policial; y con la mano derecha, al mismo tiempo, se comienzan a desplegar operativos militarizados como el Dispositivo Bicentenario de Seguridad (Dibise), en el año 2010. A este siguió otro operativo terrible, como fue Madrugonazo al Hampa, luego el Plan Patria Segura. Durante todos estos años las tasas de homicidios no hicieron sino aumentar.

– ¿Ocurrió igual con las Operación para la Liberación del Pueblo (OLP)?

– En el marco de esta serie de operativos militarizados, en lugar de producirse un descenso en las tasas de crímenes, y notablemente en las tasas de homicidios, se produjo un aumento. Además, se generó una reorganización del mundo criminal.

Los criminales no se sintieron disuadidos, sino que, por el contrario, se armaron más; decidieron responder a la declaración de guerra.

Solo en su primera actuación en la Cota 905, la OLP tuvo como resultado al menos 14 muertos, porque los vecinos cuentan que son más. Este evento inauguró dos años de operativos sistemáticos bajo la OLP. La exfiscal Luisa Ortega declaró que el número de homicidios superaba las 21.000 muertes violentas para el año 2016, y denunció que al menos 4667 muertes fueron ocasionadas por las diferentes fuerzas policiales. Imagínese la letalidad de estos operativos.

Maquinaria de muerte

– El fiscal general designado por la Asamblea Constituyente, Tarek William Saab, dijo que los comunicadores comunitarios Andrés Eloy Zacarías Nieves y Víctor Manuel Torres, en el estado Zulia, “podrían haber sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales”. Han sido detenidos varios funcionarios de las FAES. El hecho se suma a los atropellos y excesos con los que se asocia a esta fuerza de seguridad. ¿Evidencia esto un patrón sin control por parte del Estado?

– Por supuesto. Sí. Justamente con los asesinatos de los muchachos de Guacamaya TV, las autoridades están respondiendo como si fuesen casos aislados. Y tenemos al fiscal declarando que ya se tienen señalados a los responsables. Pero, cuando uno mira en conjunto la actuación de la OLP y de las FAES, se puede percibir una ‘maquinaria de la atrocidad’, como nos apunta la antropóloga brasilera Martha Huggins. Es decir, no son casos aislados, sino un patrón de actuación sistemática en el que los jefes y responsables estimulan y aúpan, incluso, exigen las muertes en los operativos policiales y los subordinados también obedecen órdenes. Esta maquinaria genera dinámicas en donde las actuaciones individuales de las policías comienzan a salirse de control.

La pauta letal del Estado

Pareciera existir un patrón bajo la mirada del Estado

– Sí y tanto es así que hay un patrón. Uno va a las comunidades y registra sistemáticamente esta pauta de actuación. Es decir, durante las OLP, por ejemplo, entraban masivamente los funcionarios con pasamontañas, tomaban por asalto las viviendas, sacaban a los hombres y dejaban a las mujeres en las viviendas. A las mujeres por supuesto las insultaban de “alcahuetas”, “chismosas” por defender a sus familiares varones. Además, robaban en las viviendas alimentos, enseres, teléfonos celulares, tabletas. Y tenemos, así como también lo tienen otras organizaciones, el registro de muchachos que fueron asesinados impunemente.

Ya en el año 2017, la fiscal Ortega Díaz denunciaba que el 21 % de las muertes violentas estaban perpetradas por la Policía: ¡Esa proporción es enorme!

El hecho de que en un país la Policía sea responsable de la cuarta parte de las muertes violentas, varios años seguidos, significa que constituye un actor letal de importancia.

En el año 2018, de acuerdo con los trabajos de Keymer Ávila, 26 % de las muertes violentas fueron perpetradas por las fuerzas policiales. Es decir, no solo no disminuyen, sino que hay un aumento. También se verifica en el registro de las muertes violentas que ocurren en Caracas, realizado por Monitor de Víctimas. Hay parroquias como El Paraíso, Santa Rosalía, Altagracia, San Agustín, donde más de la mitad de las muertes violentas son perpetradas por funcionarios policiales.

El paraguas de la impunidad

En el caso de los comunicadores comunitarios asesinados, el fiscal dijo que nunca van a estar de acuerdo con que funcionarios usen uniformes, insignias, armas y vehículos otorgados por el Estado para robar y matar.

– En nuestra experiencia cuando hacemos trabajo de terreno, lo más duro es que, de inmediato, no tienes ni siquiera que investigar largo tiempo; tienes los relatos de las madres cuyos hijos fueron asesinados, y que estos asesinatos están en completa impunidad.

Se trata, como decía antes, de una maquinaria de la atrocidad, donde además en las instancias oficiales como la Fiscalía no las atienden debidamente; y se experimenta una nueva victimización institucional, entre los familiares sobrevivientes que están buscando justicia.

¿En el caso de las FAES, qué es lo que ustedes han observado? ¿Hay un patrón de actuación?

– Ocurre que luego de tantas denuncias por la OLP, la actuación de las FAES, es una “actuación”, y lo coloco entre comillas, más profesionalizada. Quiere decir que ya no son invasiones masivas en territorios, sino que son acciones mucho más dirigidas, específicas, pero con la misma orden de eliminar.

“La orden es matar”

El comisario de las FAES, Miguel Domínguez, tras el reciente enfrentamiento que hubo en la Cota 905, dijo que “las zonas de paz promovidas por el gobierno, es una figura que no existe dentro de la revolución”. ¿Esta afirmación pudiera corroborar los patrones con los que ellos actúan?

– Esta declaración es indicador, al mismo tiempo, de la profunda fragmentación en el Estado venezolano. Porque, en efecto, la Cota 905 fue declarada como zona de paz; notablemente salió en la prensa, se conocieron los acuerdos a los que llegaron las autoridades y los líderes de las bandas; se acordó una tregua. ¿Qué es lo que pasa? Otra de las grandes causas del descontrol, de la impunidad y de esta violencia letal es esta fragmentación y luchas internas desatadas en el seno del Estado. Por ejemplo, un indicador: hace meses hubo enfrentamientos en la Autopista Prados del Este entre funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y de las FAES. Esto sencillamente es un indicador trágico de esas luchas intestinas que hay en el seno del Estado.

¿En ese contexto las FAES se pueden considerar como la fuerza más letal?

– Sin duda. Actúan con impunidad. Incluso en discursos públicos de autoridades y en conversaciones con algunos agentes policiales se evidencia que la orden es matar. Ese tipo de lineamientos se ve también reflejada en las experiencias de los vecinos en estas comunidades, cuando te dicen: “es que antes se los llevaban presos, ahora los asesinan y arman el show del enfrentamiento”, hablando de sus hijos.

¿Entonces, también se habla de ajusticiamiento?

– Sí. En ese sentido, trágicamente, comenzamos a ver en nuestro país organizaciones de madres, cuyos hijos fueron asesinados por agentes policiales. Allí tienes a las mujeres de la  Organización de Familiares de Víctimas de Derechos Humanos, que reúne madres cuyos hijos fueron asesinados por las fuerzas policiales.

La dimensión del problema es tan serio, que comenzamos a tener asociaciones, grupos de víctimas que se aglutinan por estas tragedias, por estas atrocidades sistemáticas.

La guerra la pierden los pobres

El Estado ha ignorado las recomendaciones de la alta comisionada por los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas sobre la eliminación de las FAES.

– Eso es lo que sucede cuando hay una militarización extensiva; la situación de criminalidad se plantea como de guerra y de enemigos. Bajo esta lógica se justifica todo este tipo de atropellos. Bajo esta lógica se utilizan palabras, digamos, hiperbólicas, como que las FAES están destinadas a luchar contra los grupos paramilitares, terroristas. En realidad, lo que tenemos es una población hambrienta; tenemos una población masculina joven que, al hallarse la economía devastada, se inserta en redes de economías ilícitas que son las que, digamos, pueden garantizar cierta inserción para la sobrevivencia económica.

Entonces, es como este dicho que tenemos los científicos sociales: “se culpa a la víctima”. Quiero decir, los jóvenes en los sectores populares vulnerables, en lugar de tener apoyos en términos de oportunidades económicas, inclusión social, se hallan sumamente desamparados. Por supuesto buscan canalizar sus necesidades a través de las únicas redes que los pueden absorber, que son las redes de las economías ilícitas y luego, en consecuencia, son los culpables y las víctimas de todas estas políticas de mano dura que generan ese abuso de la fuerza y descontrol policial; el sufrimiento de la población. Y ahora tenemos un nuevo drama social, los miles de víctimas y familiares sobrevivientes de la violencia policial.

El pavor como control social

¿El hecho de que no se acatan esas recomendaciones de disolución de estos organismos, tiene que ver con un patrón del que quizás el Estado no se puede deslastrar?

– Digamos que, a partir del año 2014, cuando se verifica el colapso de los precios petroleros y hay mucho menos dinero que repartir, y además Nicolás Maduro ya no tiene el carisma que tenía el presidente Hugo Chávez para aglutinar y pacificar, viene el avance de este tipo de políticas de control de la población ante la conflictividad esperable por la situación económica y social. Es el avance del Estado penal, el Estado punitivo, frente a una situación muy inestable. Porque se tiene hambre, se tiene escasez, se tiene inflación.Es decir, una situación potencialmente muy explosiva se responde con la bota militar.

¿Las FAES se están empleando no solamente para estos operativos de seguridad en algunas zonas, sino también para perseguir a la disidencia?

– Hay algunos eventos e indicadores de que, en efecto, las FAES se están utilizando como forma de control frente al descontento social y político. Una evidencia fue en enero del año 2019. Cuando comenzaron las protestas en los sectores populares, fueron las FAES quienes respondieron. Entre enero y febrero del año 2019 se tuvo que al menos 40 personas fueron asesinadas en los sectores populares por las FAES y diferentes grupos armados. Fue en los barrios populares donde comenzaron las protestas. Allí hay una clara actuación de las FAES como grupo de control.

Organización civil contra la opacidad estatal

Además de vulnerabilidad e impunidad, también hay opacidad sobre la actuación de las FAES.

– Sin duda. Desde el año 2009, al menos, se suspendió el otorgamiento de información pública. De paso, el acceso a la información es un derecho que está consagrado en la Constitución de 1999. Se tiene todos los años la declaración del Ministro de Interior y Justicia otorgando cifras generales, pero no hay publicación de cifras detalladas.

Si uno como investigador quisiera acceder a información para establecer relaciones, tendencias, establecer dinámicas locales de violencia letal, e incluso tener una relación de interlocución con las autoridades, no es posible porque no hay acceso a la información. No se tienen menos aun cifras oficiales sobre la actuación de las FAES. Pero hay registros de victimización alternativos. Por ejemplo, Monitor de Victimas, que tiene un trabajo sistemático de recolección de información en la morgue. La sociedad organizada lleva registros paralelos.

Disciplina militar

¿Hay algunas medidas que pudieran asumirse sobre las cuales el Estado no ha hecho absolutamente nada de forma concreta?

– Por supuesto que sí. La violencia no es un destino fatal; se puede incidir con grandes acuerdos sociales e institucionales y con políticas públicas destinadas a preservar la vida de los habitantes. Sin ir tan lejos, todo el trabajo que se llevó a cabo en el marco de la Comisión Nacional para la Reforma Policial; en la Comisión Presidencial para el Control de Armas y Desarme y en la Misión a Toda Vida. En todas estas iniciativas se hizo una inversión importantísima en producir los debates necesarios; en elaborar conocimiento e investigaciones; en traer a consultores internacionales. Es decir, que el conocimiento de receta se tiene.

La Comisión Nacional para la Reforma Policial, por ejemplo, elaboró los reglamentos para el uso progresivo de la fuerza. Se forjó un conocimiento muy especializado en torno a la policía deseable. De hecho, cuando se comenzó a organizar y se instauró la Policía Nacional, la verdad, al inicio podría decir que nos sentíamos en confianza. Tristemente duró muy poco, porque muy rápidamente los salarios de los agentes policiales comenzaron a degradarse; se desplegaron los operativos militarizados, como apunté antes, e incluso ya para el año 2015, Nicolás Maduro afirmó que la Policía Nacional tenía que desarrollar disciplina militar.

Derechos humanos, ¿para humanos derechos?, por Carlos Dorado

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La violencia en cualquiera de sus formas y expresiones es siempre un fracaso de las sociedades que la viven, y debe ser castigada; ya que la finalidad del castigo es asegurar que el culpable no reincida en el delito y lograr que los demás se abstengan de cometerlo.

Aquellas sociedades que no logran lo anterior, están enviándoles un mensaje de impunidad, pues premian al violento y castigan al pacífico impulsándolo a la violencia. ¡Misericordia sin justicia es una gran crueldad hacia la víctima!

Una mezcla de la situación económica, influencia mediática para que la violencia sea un tema común en casi todas las películas, y la falta de principios y valores en el hogar; son algunos de los ingredientes que llevan a las sociedades, sobre todo en  Latinoamérica, a tener la violencia a flor de piel, y donde la vida de un ser humano termina valiendo muy poco o casi nada.

Una persona que le quita la vida a otra, por un par de zapatos, por robarle un celular, e inclusive en algunas ocasiones sin motivo alguno, simplemente por el  placer de hacerlo; ¿Merece vivir?, ¿Qué castigo debería aplicársele? Muchos son los activistas, pacifistas y organizaciones que apelan a los derechos humanos del que mata. ¿Pero quién le devuelve los derechos humanos que tenía la víctima? ¿Quién le devuelve su vida? ¿Quién paga los sufrimientos de sus seres queridos?

Todo esto viene a colación, porque me impresionó y me hizo reflexionar una carta que le escribió una madre a otra madre, y que dice lo siguiente:

“Vi tu enérgica protesta delante de las cámaras de televisión. Vi cómo te quejabas de la distancia que te separa de tu hijo, y de lo que supone económicamente para ti el ir a visitarlo como consecuencia de esa distancia.

Vi también, toda la cobertura mediática que le dedicaron a dicha manifestación, así como el soporte que tuviste de otras madres en la misma situación, y de otras personas que querían ser solidarias contigo; y que contabas con el apoyo de otras organizaciones y sindicatos populistas, comisiones pastorales, entidades en defensa de los derechos humanos, ONGs, etc.

Yo también soy madre y puedo comprender tu  protesta e indignación.

Enorme es la distancia que me separa de mi hijo. Trabajando mucho y ganando poco, e idénticas son las dificultades y los gastos que tengo para visitarlo. Con mucho sacrificio sólo puedo visitarlo los domingos. Porque trabajo inclusive los sábados, para el sustento y educación del resto de la familia.

Felizmente también cuento con el apoyo de amigos, familia, etc. Si aún no me reconoces, yo soy la madre de aquel joven que se dirigía al trabajo, con cuyo salario me ayudaba a criar y mandar a la escuela a sus hermanos menores, y que fue asaltado y herido mortalmente a balazos disparados por tu hijo.

En la próxima visita cuando tú estés abrazando y besando a tu hijo en la cárcel, yo estaré visitando al mío y depositándole unas flores en su tumba, en el cementerio.

¡Ah! Se me olvidaba: ganando poco y sosteniendo la economía de mi casa, a través de los impuestos que pago, tu hijo seguirá durmiendo en un colchón y comiendo todos los días. O dicho de otro modo: seguiré manteniendo a tu hijo malhechor.

Ni a mi casa, ni al cementerio, vino nunca ningún representante de esas entidades (ONGs) que son tan solidarias contigo para darme apoyo, o dedicarme unas palabras de aliento. Ni siquiera para decirme cuáles son mis derechos”

¡Los derechos humanos deberían ser para los humanos derechos!

cdoradof@hotmail.com