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Daesh

Reino Unido eleva al máximo nivel su alerta por terrorismo

MANCHESTER ATAQUE LO ULTIMO

La primera ministra Theresa May subió el nivel de alerta de amenaza terrorista en Gran Bretaña a “crítico”, lo que significa que sería inminente otro atentado, tras el ataque terrorista perpetuado la noche del lunes 22 durante un concierto en Manchester en que murieron 22 personas.

El aumento de la alerta a crítica significa que se desplegará a soldados armados a las calles para ocupar el lugar de la policía en eventos públicos como encuentros deportivos, explicó May este martes. Cabe destacar que el nivel de alerta había permanecido durante varios años en “severo”, el segundo nivel más alto.

La dirigente del Reino Unido teme que Salman Abadi, el joven que fue identificado como el atacante suicida del concierto de Ariana Grande en Manchester, podría ser parte de una red más extensa.

Afirmó también que Abadi nació y se crio en Gran Bretaña. Los archivos oficiales revelan que Salman Abedi tenía su domicilio registrado en la casa en Manchester que fue allanada por la policía que investigaba la explosión del lunes por la noche.

 

*Con información de AP

 

Dos años del “Califato del Terror”, por Kenneth Ramírez

Isis-fighter-in-Mosul-Irak

A dos años de haber proclamado su “Califato del Terror” tras la toma de Mosul –segunda ciudad de Irak–, el grupo terrorista Estado Islámico de Irak y Siria (por su acrónimo en árabe, Dáesh) presenta un balance ambiguo. Por un lado, como demuestran los ataques más recientes en Niza (14 de julio, 84 muertos), Bagdad (3 de julio, más de 200 muertos), Daca (1 de julio, casi 30 muertos), Estambul (28 de junio, más de 40 muertos), Bruselas (22 de marzo, 35 muertos), París (13 de noviembre, 137 muertos) y Beirut (12 de noviembre, 43 muertos), Dáesh retiene una considerable capacidad para atacar a sus enemigos cercanos y lejanos. Además de su emirato central -localizado en Siria e Irak-, mantiene provincias virtuales (wilayas) sostenidas por grupos asociados en Afganistán, Chechenia, Daguestán, Sinaí, Libia, Filipinas, Nigeria, Somalia y Yemen. Y a esto debe sumarse células encubiertas por todo el Mundo, y una red de propaganda 2.0 que ha logrado radicalizar a individuos (los “lobos solitarios”) llevándolos a cometer atentados como el de Orlando (12 de junio, 50 muertos). Una multinacional del terror que ha desbancado a Al-Qaeda como líder de la yihad global.

Por otro lado, Dáesh ha sido expulsado de Kobani y Palmira (Siria), Tikrit, Ramadi y Faluya (Irak), con lo cual ha perdido el 20% del territorio que controlaba en Siria y el 47% del territorio que controlaba en Irak. Un franco repliegue territorial fruto de las campañas militares en su contra. Además, ha tenido una merma en su número de combatientes, desde 33.000 en 2014 hasta entre 18.000 y 22.000 en 2016. Y una caída de su producción petrolera, desde 70 mil barriles diarios en 2014 hasta 20 mil barriles diarios en 2016, que le ha causado una fuerte crisis económica.

Recordemos que, a diferencia de Al-Qaeda, Dáesh busca la construcción de un Califato en todo el Mundo musulmán (según las fronteras que tenía en el siglo VII) como entidad concreta y tangible (gobierno, moneda, ejército, e identidad) para satisfacer el deseo de “pertenecer a algo grande” bajo el principio Baqiya wa tatamaddad (“permanecer y expandirse”). No obstante, aferrarse a un territorio implica un error estratégico para un grupo terrorista, ya que ofrece objetivos fijos para una campaña militar, y esto explica la erosión de sus capacidades expuesta anteriormente. La estrategia de la Administración Obama contra Dáesh ha tenido cierto éxito en el tablero iraquí, mediante una ofensiva aérea que ha contado con el apoyo sobre el terreno del ejército iraquí, las milicias shiítas y fuerzas de Irán (aunque resulte sorprendente, comparten intereses), por lo cual se estima que la captura de Mosul ocurrirá en los próximos meses. Empero, en el tablero sirio, la cuestión es más complicada. Las ofensivas aéreas de EEUU y de Rusia contra Dáesh no han estado coordinadas, y la guerra civil impide contar con apoyos sólidos sobre el terreno. Los rebeldes sirios siguen siendo muy débiles sin el apoyo del exterior que sólo ofrecen las petro-monarquías, y las milicias kurdas han logrado hacer retroceder a Dáesh pero sufren los ataques de Turquía; por otra parte, la campaña aérea de Rusia junto al Ejército de Assad y el apoyo de Hezbollah e Irán se concentran más en golpear a los rebeldes sirios en la batalla de Alepo, que en avanzar contra la capital de Dáesh en Raqqa. Qatar parece haber maniobrado para que el Frente al-Nusra haya roto recientemente con Al-Qaeda, para unificar a las milicias islámicas en contra de Dáesh y Assad a la vez.

Estas realidades dibujan un cuadro complejo que, de ser tomadas por separado por ojos inexpertos, llevan a dos posibles falsas conclusiones: pensar que nos enfrentamos a una amenaza existencial o que la derrota de Dáesh está a la vuelta de la esquina. En consecuencia, más allá de que se pueda pronosticar un desmantelamiento progresivo del emirato central de Dáesh y la eliminación de su líder, el autoproclamado “Califa Ibrahim”, Abubaker al-Bagadadi; lo cierto es que resulta difícil que este grupo yihadista desaparezca por completo en el corto plazo, como muestra el ejemplo de Al-Qaeda tras la muerte de Bin Laden.

Mientras tanto, el Mundo sigue perdiendo la batalla contra el yihadismo, ya que a pesar que se cumplan los pronósticos más halagüeños respecto a la campaña militar contra Dáesh, se siguen reproduciendo las mismas ideas y políticas equivocadas. Se ha popularizado en las democracias más avanzadas la idea de choque de civilizaciones, con un concomitante rechazo a los musulmanes a la vez aprovechado y atizado por emergentes líderes populistas -de Marine Le Pen y Frauke Petry a Donald Trump-; y ha empezado a defenderse un modelo neo-autoritario (verbigracia, Abdel Fatah al-Sissi en Egipto) como solución. Al tiempo, se sigue desatendiendo la causa profunda que origina el yihadismo: las ansias de cambio de los jóvenes árabes (60% de la población tiene menos de 25 años y más de la mitad no tiene empleo), a los que se coloca a elegir entre regímenes despóticos que no ofrecen oportunidades e imanes radicales que con una versión torcida del Islam ofrecen una “vida placentera” en el cielo (Firdaws) tras el martirio.

EEUU y la UE deben replantear su política exterior y de seguridad con un enfoque multidimensional que promueva el cambio pacífico y la prosperidad del Medio Oriente (relanzando proyectos como la Unión para el Mediterráneo), y revisar sus políticas migratorias y de integración a sus sociedades de emigrantes musulmanes. Por su parte, América del Sur debe entender que no está exenta de la amenaza, ya no sólo por las bajas que los ataques de Dáesh han producido en su diáspora -donde debemos mencionar con dolor a los venezolanos Sven Silva que murió en París y Simón Carrillo que murió en Orlando-, sino por el desmantelamiento de una célula en Brasil que planificaba ataques contra los Juegos Olímpicos de Rio. Ergo, América del Sur en general y Venezuela en particular, deben contribuir más activamente en la lucha contra Dáesh, mediante más cooperación regional e internacional –entre otras cosas, para asegurarse que las redes de apoyo yihadistas no estén utilizando el espacio suramericano ni los sistemas financieros de los Estados-, promoviendo la paz en Siria, y llevando soluciones inteligentes a las discusiones multilaterales. ¿Y usted qué opina?

 

Kenneth Ramírez

Doctor en Ciencias Políticas, MBA en Energía e Internacionalista. Profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Presidente del Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI).

@kenopina

Un sospechoso fue herido y detenido en la operación en el barrio de Schaerbeek de Bruselas

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La policía ha realizado dos grandes operaciones antiterroristas este viernes en Bruselas, con el resultado de dos sospechosos heridos (en ambos casos en una pierna, el método empleado cuando el detenido da señales de querer atacar) y un tercero detenido. Así lo ha confirmado la fiscalía de Bruselas, encargada de la investigación de los atentados de Bruselas y también de la rama belga de los atentados de París. El vínculo entre ambos episodios es cada vez mayor: la fiscalía asegura en un comunicado que los dos registros de este viernes guardan relación con el arresto el pasado jueves de un sospechoso de terrorismo en Francia. Y confirma también que el segundo kamikaze del aeropuerto es Najim Laachraoui, implicado también en París.

La operación de más envergadura se ha realizado en el barrio bruselense de Schaerbeek, donde crecieron los hermanos suicidas que perpetraron los atentados del martes. Un sospechoso relacionado con los atentados del martes, ha sido detenido y herido en una pierna. Toda la plaza de Meiser (el corazón del distrito) ha estado acordonada y muchas calles adyacentes también durante varias horas debido a la operación antiyihadista. Las autoridades han  desplegado muchos furgones de policía y perros de detección de explosivos. El despliegue ha incluido, además de policías, militares, que vigilaban los accesos por carretera. Algunos medios belgas informan de que testigos han oído un par de pequeñas explosiones.

El ministerio fiscal confirma una segunda operación, en el distrito de Forest -donde la policía abatió a un terrorista pocos días antes de la detención de Salah Abdeslam-, con el resultado de un sospechoso, Tawfik A., detenido. También él ha resultado herido en la pierna. Hay una tercera detención de este viernes (de nombre Salah A., que coincide con las iniciales del artífice del drama de París), realizada en el barrio de Saint-Gilles.

Además de informar de nuevas detenciones, la fiscalía confirma la identidad del segundo suicida del atentado del aeropuerto. Se trata de Najim Laachraoui, que fue detectado junto a Abdeslam en un control en la frontera austrohúngara el pasado septiembre y cuyo ADN se halló en uno de los edificios alquilados en Francia con motivo de los atentados. Es, por tanto, el kamikaze que, junto a Ibrahim el Bakraoui, se hizo estallar en el aeródromo de Bruselas. El tercer sospechoso de la foto que fue tomada en ese recinto continúa huido.

En su comunicación, la fiscalía incluye también información de las operaciones realizadas ayer en las inmediaciones de su propio edificio y en las comunas de Bruselas centro, Schaerbeek y Jette. Se confirma que fueron seis los detenidos, aunque tres de ellos (Khalid A. Mariam A. y Ali E.) han sido puestos en libertad. En cambio Fayçal C, Abou A. y otra persona de la que no se ofrece ninguna identidad continúan arrestados.

Número dos del Estado Islámico, Abdel Rahmane al-Qaduli, fue ultimado por Estados Unidos

Abdel Rahmane al-Qaduli

Estados Unidos mató ayer en un ataque en Siria al número dos del grupo yihadista Estado Islámico (EI), Abdel Rahmane al-Qaduli, adelantaron hoy medios estadounidenses.

Se espera que el secretario de Defensa, Ash Carter, confirme la información y ofrezca más detalles en la rueda de prensa convocada hoy a las 10:30 hora local (14:30 GMT).

 

Luis De Lión Ene 03, 2016 | Actualizado hace 8 años
Daesh por Luis DE LION

EstadoIslámico

 

Desde los primeros días del 2015, los bárbaros de Daesh, con los ataques de Charlie Hebdo en París, anunciaban un año sangriento. No incumplieron su promesa, pero Daesh, al final del año, perdió una batalla.

El pasado 27 de diciembre tuvieron que huír de la ciudad de Ramadi, ubicada a unos 100 kms de Bagdad. Se trata de una derrota importante, por cuanto reduce la amenaza de una ofensiva de Daesh sobre la capital iraquí.

No fue ésta la única derrota que sufrieron los yihadistas, ya en enero pasado, la batalla de Kobane en Siria, entró igualmente en el balance de pérdidas territoriales, en un año en el que fue más lo que restaron, los de Daesh, que lo que sumaron en kilómetros cuadrados.

Es quizás, una primera modesta victoria, de la variopinta y heterogénea, coalición de los países implicados en la lucha contra Daesh.

Pero como Daesh tiene establecido su califato entre Siria e Irak, no ha sido fácil desde el punto de vista militar y político, ponerse de acuerdo para atacarlos por igual, sin diferencias territoriales.

Así las cosas, en el presente, Rusia bombardea a la oposición a Bachar, en Siria. Turquía bombardea a los kurdos en Siria. La coalición del Golfo, por su parte, trata de detener el avance y el fortalecimiento de Irán en Siria. Israel observa sin inmiscuirse, ante lo que ocurre en Siria y es solo occidente que considera a Daesh como una amenaza absoluta en Siria.

Al tiempo que, de manera reiterada ningún país, ha querido enviar tropas para combatir a Daesh sobre sus propias tierras. Los bombardeos, aspiran reducir los territorios bajo control de los fundamentalistas, y reducir así, los medios de que disponen para organizar ataques lejos de sus bases, tal y como el de París el pasado 13 de noviembre.

La estrategia militar occidental, de lucha cuerpo a cuerpo, se apoya en unas fuerzas locales, sirias e iraquíes, no muy leales y cuya capacidad de acción es supremamente limitada.

Por lo que será necesaria mucha resistencia, a éste ritmo, el desgaste de Daesh será lento. Aunado a ello, hará falta mucho más tiempo antes que los países concernidos, se pongan de acuerdo sobre objetivos realmente ambiciosos en toda la región.

La diplomacia, ha comenzado su labor. Pero la misma, tiene como único objetivo la transición en Siria y no la conformación de una coalición interior siria, lo suficientemente sólida, para agrupar todas las facciones en la lucha contra Daesh.

Dicho panorama, me permite, pensar que 2016 no será el año del fin de Daesh. Ojalá me equivoque.

 

@LDeLION

Luis De Lión Dic 06, 2015 | Actualizado hace 8 años
Daesh y geoestrategia por Luis DE LION

isis

 

La amenaza de , además de su implicación, prácticamente en todas las sociedades occidentales, tiene a su vez un complicado escenario geoestratégico. Un mapa regional, con múltiples lazos, entrelazos y los más grave, con intereses que dificultan la conformación de una verdadera y sólida coalición que combata al Estado Islámico en su propio terreno.

Comenzando por Turquía, que le parecía que Daesh, no era ni tan malo, por cuanto le permitía a Ankara mantener a los Kurdos amarrados. Sin hablar, que Daesh les vendía petróleo a un precio que desafía toda competencia. Por su parte, Arabia Saudita y el resto de las monarquías del Golfo, encontraban a Daesh como una fuerza eficiente y suficiente para sacar a Bachar del poder en Damasco. Un régimen, el sirio, aliado de Irán y así mataban dos pájaros al debilitar a la media luna chiita. A los rusos, también les parecía que Daesh tenía su lado positivo. La prueba, Moscú, sus primeros bombardeos los hizo contra lo que quedaba de las fuerzas rebeldes sirias.

De esa manera, Bachar y Daesh, mantenían el equilibrio del terror. Pero quien degollaba occidentales ante las cámaras y quien hacía atentados en Francia, era Daesh. Bachar solo le lanzaba armas químicas a su pueblo. Por lo que, la realpolitik, tardó en hacerle comprender a París que el enemigo era Daesh y no Bachar. Se perdió mucho tiempo, y muchas vidas, tratando de conformar una coalición mundial, cuya prioridad era sacar a Bachar del poder, para luego ocuparse de Daesh.

Los asesinos de Daesh insistieron para que fueran tomados en cuenta, como prioritarios. A tales fines, derribaron el Airbus ruso en el Sinaí. Poco importó que Putin no tuviera opinión pública a la cual rendirle cuentas. Hasta que un F16 turco derribó, otro avión ruso, ésta vez un Sukhoi. De esa manera quedaba patente que el sueño de una coalición contra Daesh se había vuelto una pesadilla.

Bataclan mediante, Hollande, le gritó al mundo que estábamos en guerra. Así finalmente éste viernes, en Berlín, los diputados aprobaron de forma masiva la participación militar de Alemania en la coalición. Participación que también, aprobó el pasado miércoles el Parlamento británico.

En el presente, el arsenal militar de la coalición contra Daesh adquirió proporciones inéditas. La coalición arabo-occidental contra el Estado Islámico cuenta hoy con la participación y el aporte de más de 60 países.

Por su parte la otra coalición contra Daesh, la conforman principalmente los que apoyan a Bachar. Es decir, Irán y el Hezbollá libanés y ahora en gran medida Rusia. Es en esa coalición que Venezuela estaría llamada a participar.

Así pues, estamos ante un escenario muy complejo y en consecuencia lejos, muy lejos, queda la solución.

@LDeLION

 

La tercera guerra mundial, Daesh y Nicolás Maduro por Andrés Volpe

AtentadosParísFrancia#13N

 

 

Después de ocurridos los hechos terroristas en París el pasado viernes 13, la opinión pública ha abiertos múltiples debates sobre múltiples temas relacionados entre sí. Entre los más importantes están las diferencias y distancias que el mundo musulmán quiere poner entre los fundamentalistas religiosos y los demás musulmanes. Esto, por supuesto, es lo correcto. Arropar a todos los musulmanes bajo el manto del terrorismo, sin distinguir entre los fundamentalistas y los demás, es una acción tan ignorante como violenta.

Más allá de esta temática importante, está el debate que ha surgido alrededor del uso propio de los conceptos y nombres con los cuales se discute y habla sobre este grupo terrorista. Llamarlos Estado Islámico es un error conceptual, ya que al reconocerlos con este nombre se permite el uso del concepto de Estado para nombrar a un grupo terrorista que carece de legitimidad frente al mundo. Quizás peor aún sea el hecho de que ese es el nombre que estos fundamentalistas religiosos se han otorgado a sí mismos, ya que ellos pretenden ser un califato regido por un califa que, supuestamente, es el sucesor directo de Mahoma. La aberración terminológica ha sido reconocida por los líderes del mundo y estos han comenzado a utilizar la palabra Daesh. Este nombre, debido a un juego de palabras en árabe, puede referirse al Estado Islámico de Irak y el Levante, o puede referirse a pisotear o aplastar, o a un intolerante que impone por la fuerza su punto de vista sobre los demás. Para comprobar la importancia de este debate, que para algunos pueda ser una cuestión irrelevante, solo basta con saber que los terroristas que conforman este grupo han amenazado con cortar la lengua de cualquiera que se atreva a llamarlos Daesh. Esto ocurre porque los términos construyen narrativas que afectan nuestro proceso cognoscitivo y, por lo tanto, la misma realidad de las cosas y, por eso, a todo hay que llamarlo por su nombre.

Los mismos errores terminológicos, para aquellos que entiendan este debate como abstracto y ajeno, se han venido dando en la situación venezolana. El régimen chavista ha tratado, mediante la apropiación de la gran mayoría de los medios de comunicación, de imponer su propia terminología sobre los fenómenos que ocurren en la realidad venezolana. La hegemonía comunicacional del chavismo en Venezuela ha hecho posible la existencia de narrativas incoherentes para favorecer al régimen. Ejemplo primordial de ello ha sido la difícil lucha que ha tenido que darse para lograr enmarcar al régimen de Nicolás Maduro como una dictadura que, mediante un terrorismo de Estado, somete a toda una nación. Lamentablemente, muchas muertes y muchos presos han sido necesarios para que el país y el mundo entiendan de manera absoluta el carácter antidemocrático del régimen chavista.

Los términos que construyen las narrativas latinoamericanas son importantes para que los mecanismos internacionales puedan activar sus mecanismos de rechazo y presión. Una de las victorias más importantes en este sentido ha sido la carta de Luis Almagro, el secretario general de la OEA, en contra del régimen. No obstante, el daño causado en Latinoamérica por la narrativa que el comunismo ha infiltrado en la región contra las ideas liberales y del libre mercado ha estado vigente a lo largo de muchas décadas. Las consecuencias más atroces de lo que burdamente puede designarse como un lavado de cerebro por parte de la izquierda las vemos hoy en día en Venezuela y, en menor medida, en otros países de América del Sur. Aquel fanatismo político en favor de las ideas de la izquierda, apoyadas en una falsa narrativa sobre la superioridad ética de sus postulados, ha sido lo que ha asegurado el poder a regímenes corruptos.

Por otro lado, el otro debate que ha despertado como consecuencia de los ataques en París es aquel sobre la tercera guerra mundial. Algunos intelectuales y figuras públicas así lo han afirmado y, entre ellos, se encuentra el papa Francisco. El papa habla de una guerra mundial en trozos y Arturo Pérez Reverte advertía en 2014, al referirse al Daesh, que estábamos ante la antesala de la tercera guerra mundial. Sin embargo, adoptar esta narrativa sería un grave error por parte de Occidente.

Al hablar de una guerra mundial, se estarían trayendo al imaginario colectivo imágenes que no corresponden con la realidad del conflicto que se vive contra Daesh en el presente. Esta organización terrorista no posee la misma capacidad militar de los poderes militares de Occidente, por lo que no sería un conflicto entre poderes mundiales, sino una guerra contra el terrorismo y el fundamentalismo religioso. De la misma manera, una guerra mundial siempre ha sido un conflicto entre Estados o imperios que gozan de reconocimiento internacional como tales y  siempre con el propósito de expandir su dominio sobre otros territorios. Dicho esto, hay que aclarar que los horrores del exterminio llevado a cabo por el nazismo fueron conocidos a posteriori  por el mundo y no fueron parte de las motivaciones presentes en la declaración de guerra de ninguno de los países aliados. Por lo tanto, la Segunda Guerra Mundial no inició como una guerra para combatir crímenes contra la humanidad, ya que fue solo después, al derrotar al nazismo, que se comprendió la naturaleza de los crímenes que se habían llevado a cabo.

Así las cosas, resulta evidente que la guerra que se lleva a cabo contra el Daesh es de una naturaleza muy diferente, aunque el mundo entero se sienta involucrado en esta lucha. Los motivos principales de este grupo terrorista no son la expansión territorial, sino la dominación de la humanidad por medio de una interpretación fanática de una religión. El conflicto es el de la civilización moderna contra el barbarismo, el cual siempre se ha hecho presente en diferentes formas a lo largo de la historia. Por ello, la civilización moderna debe combatir de forma contundente y decisiva a este grupo terrorista, ya que la existencia de la humanidad tal y como la conocemos está siendo cuestionada por un grupo minoritario, pero organizado, de fundamentalistas religiosos. Olvidar estas diferencias equivale a ser derrotados por el miedo, el arma más eficiente, ya que así ellos mismos lo han declaro, del Daesh.

Todo lo contrario ocurre en Venezuela. Para hacer más claro este argumento hay que reafirmar que el Daesh es un grupo terrorista organizado, y no un Estado; allí radica pues la importancia en la implementación de la terminología, porque el régimen chavista, al contrario del Daesh, ha tomado posesión del Estado por vías inicialmente democráticas para utilizar todos sus órganos para el ejercicio del terror. Esta es la diferencia fundamental entre estos dos grupos criminales y, quizás, la semejanza entre el régimen nazi y el chavista. El régimen de Nicolás Maduro es una dictadura criminal que ha convertido al Estado en una máquina para perpetrar actos de terrorismo a nivel interno y asegurar una red de narcotráfico a nivel, al menos, regional.

Más allá de hacer analogías incompatibles entre el régimen chavista y el Daesh por sus obvias diferencias en su naturaleza, es importante reconocer que estos grupos organizados, estas bandas criminales, atentan contra los valores democráticos y de libertad que Occidente se ha esforzado en propagar por el mundo entero. La narrativa del progreso de la humanidad hacia algo mejor es contrariada por el comunismo y por el fundamentalismo religioso. Son esos valores universales, los que nacieron en Occidente, por los que los venezolanos hoy en día dejan el pellejo al enfrentarse ante un régimen narcotraficante y criminal. Son esos mismos valores universales por los que los poderes europeos se preparan para una guerra con un final incierto. Pero lo más importante, al fin y al cabo, es que todos libramos la misma batalla contra el mismo mal.

 

@andresvolpe

El Nacional