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Varios sectores de Caracas con más de 17 horas sin luz
Cuadrillas de Corpoelec realizan maniobras desde tempranas horas para solventar esta falla y recuperar la carga eléctrica

 

Usuarios de la red social Twitter han denunciado que varias zonas de Caracas permanecen sin electricidad desde la tarde del martes 26 de enero. 

Según los usuarios en Twitter, las zonas más afectadas son El Valle, Santa Mónica, Los Chaguaramos, Los Símbolos, La Bandera, Los Rosales, Valle Abajo y Bello Monte.

De acuerdo a información suministrada por Corpoelec, se trata de una falla en la subestación Granada del municipio Libertador, que afecta a los sectores Barrio La Bandera, El Triángulo, Sin Techos Gran Colombia, Urbanización Los Casantanos, Urbanización Los Chaguaramos, Urbanización Prado de María, Urbanización San Antonio, Urbanización San Pedro Urbanización Santa Mónica, Sector Los Próceres.

Se pudo conocer que cuadrillas de Corpoelec realizan maniobras desde tempranas horas para solventar esta falla y recuperar la carga eléctrica.

 

Pueblos indígenas del Zulia se encuentran en situación de desamparo
Más del 80% del sector laboral y comercial se paralizó en la Guajira

Las medidas de confinamiento por la pandemia de Covid-19 han empeorado la situación de los derechos humanos de los pueblos indígenas en el Zulia, de acuerdo al boletín de agosto publicado por la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez).

En este informe se documentan las condiciones de vida de las personas pertenecientes a los pueblos y comunidades indígenas que habitan en las zonas de Guajira y Perijá. Se destaca que la deficiente prestación de los servicios de energía eléctrica, agua potable, gas doméstico, salud, educación, y transporte público, así como las dificultades para acceder a los alimentos se ha agravado desde el mes de marzo con la aplicación de las medidas restrictivas relativas a la cuarentena colectiva y social.

Como consecuencia de las medidas anunciadas por los gobiernos venezolano y colombiano con motivo de la pandemia, más del 80% del sector laboral y comercial se paralizó en la Guajira a partir del segundo trimestre de 2020. Por su parte, en la zona de la sierra de Perijá, las dificultades de acceso a los poblados, la sequía, las inundaciones y la proliferación de enfermedades, presuntamente erradicadas, siguen ocasionando daños irreparables a las comunidades allí asentadas, ante la inacción e inercia estatal.

Guajira sin luz y en sequía


En el transcurso del año han sido comunes las denuncias por fallas eléctricas o cortes prolongados que se extienden más allá de las horas de racionamiento. El boletín de Codhez resalta la situación del 19 de agosto, cuando 80 comunidades de Paraguaipoa, es decir, más de 50.000 personas, quedaron sin servicio eléctrico debido a fuertes lluvias que provocaron una caída de guayas y cinco postes. 

Al respecto, las autoridades manifestaron no contar ni con las herramientas ni el combustible necesario para trasladarse a atender las averías, y varios habitantes debieron organizarse para suministrar combustible a los camiones de Corpoelec. Sin embargo, esta circunstancia persistió varios días.

Después de una semana, y luego de más de 180 horas sin servicio, los vecinos de Paraguaipoa se concentraron en la plaza central para organizar comisiones y exigir la restitución de la electricidad.Este hecho ha sido catalogado por el Comité de Derechos Humanos de la Guajira como “una violación a los derechos humanos de más 50.000 personas”.

Con respecto al suministro de agua, el 21 de enero el Gobernador del Estado Zulia anunció que a partir del siguiente mes el municipio Guajira tendría agua potable por tubería. En esta subregión hay poblados que tienen más de 20 años sin agua corriente y cuyo suministro de agua depende de pozos artesanales, además de que se ven obligados a consumir agua no apta para el consumo humano.

En abril, en pleno aumento de casos de Covid-19, los habitantes de la Guajira continuaban esperando por el servicio de agua corriente. Esta ausencia de agua potable impide la correcta preparación de los alimentos y han trascendido reportes de familias que solo pueden cocinar una comida al día por no contar con agua para su preparación. Asimismo, la carencia de servicio de gas doméstico se suma a la lista de dificultades que deben afrontar los wayuu para preparar alimentos.

Inseguridad alimentaria que persiste

Apenas 15 días después de la declaratoria del estado de alarma y la subsecuente aplicación de medidas restrictivas, los habitantes de la región Guajira afirmaban que “no nos va a matar el virus, nos va a matar el hambre”, dado el cierre de los puntos fronterizos donde, normalmente, compraban sus alimentos.

La inseguridad alimentaria entre los indígenas en el estado Zulia ha sido una problemática sostenida en el tiempo, pues tanto la accesibilidad como la disponibilidad de los alimentos necesarios para la nutrición de estos pueblos no han sido garantizadas por el Estado venezolano.

La mayoría de los habitantes de la Guajira debe trasladarse hasta Colombia para adquirir los pocos alimentos que pueden. Se ha denunciado que para llegar a otras zonas se debe recorrer hasta 12 kilómetros en bicicleta, o en el peor de los casos, caminar para adquirir tan solo tres artículos con bonos proveídos por el gobierno, dado que la mayoría depende de la economía informal y las medidas de confinamiento han afectado sus ingresos y dependen de la ayuda gubernamental para subsistir. La misma situación enfrentan quienes perciben salario fijo, pues este resulta insuficiente ante el alto costo de los alimentos 

Según información de la Alcaldía de Mara, en este municipio y la Guajira se han detectado más de 496 familias con niños malnutridos y deshidratados, asociados con otras patologías como cardiopatías y parasitosis. En agosto se reportaron altos índices de desnutrición en niños de la Guajira. Algunas familias caminan hasta 20 kilómetros para pedir pescado y así contar con un plato de comida al día.

Otras de las situaciones reportadas por Codhez en el boletín se refieren a la precaria atención sanitaria de los pueblos indígenas, agravada en el contexto de la emergencia sanitaria por la pandemia. Además del flagelo de la pandemia, otras enfermedades permanecen desatendidas en la subregión como casos de paludismo, tuberculosis y personas portadoras del VIH con limitado acceso a medicamentos y tratamientos pertinentes.

La problemática en la educación se ha hecho más desoladora, cuando el gobierno nacional declaró la suspensión de clases presenciales y la activación del plan Cada Familia una Escuela, que implica la realización de actividades académicas a distancia mediante el uso de la gestión virtual de la educación. Para la ejecución de este plan se requieren como elementos básicos tanto un servicio continuo de energía eléctrica como un acceso permanente a internet, condiciones de las cuales carece el municipio Guajira.

Perijá en riesgo por falta de combustible

El tema sanitario es uno de los principales problemas del pueblo yukpa, en especial por la reaparición del paludismo, puesto que más de 120 habitantes, entre hombres, mujeres y niños de la sierra de Perijá, están afectados con esta enfermedad y aplican sus propios métodos curativos dado que no cuentan con medios para trasladarse a centros hospitalarios urbanos.

La escasez de gasolina también pone en riesgo la salud del pueblo yukpa. El 1° de mayo un niño mordido por una serpiente falleció por no contar con gasolina para trasladarlo oportunamente a un centro de salud que queda a 6 horas de su comunidad Santa Catalina. En junio se reportaron fallecimientos de personas yukpas por Covid-19. Los caciques yukpas solicitaron la venta de gasoil para el transporte del sector, pues sus pueblos se encuentran aislados y en una posición más vulnerable frente a cualquier tipo de afección contra la salud.

Las dificultades de acceso a los territorios yukpas, se evidencian, además, en acontecimientos como los incendios forestales sucedidos en febrero en la sierra de Perijá, que ocasionaron daños en las comunidades de Apón, Macoita, Toromo y El Tukuko. El cuerpo de bomberos de la zona no cuenta con los vehículos idóneos para este tipo de eventos y de esa magnitud. Cuando lograron apagarse las llamas ya se habían afectado 480 hectáreas de cultivos.

Consideraciones finales

El boletín de Codhez también documenta la deficiencia de servicios hospitalarios, incremento de contagios y muertes del personal sanitario en el contexto de la emergencia sanitaria por Covid19. Desde el inicio de la pandemia hasta agosto, se registraron 33 muertes en el personal de salud en la región. El gremio médico ha continuado con sus constantes llamados de atención y denuncias sobre la necesidad de dotar de implementos de bioseguridad al personal sanitario que se encuentra en la primera línea de control y tratamiento de casos de Covid-19.

Como recomendaciones finales en este boletín, Codhez alerta que los pueblos y comunidades indígenas del Zulia presentan problemas a gran escala que requieren soluciones de fondo y de sostenido alcance en el tiempo, no respuestas inoportunas y coyunturales. La permanente escasez de alimentos, así como la reiterada ineficiencia en la prestación de servicios básicos, en particular de agua potable y electricidad, convierten a estos pueblos en comunidades marginadas y desoladas.

Circunstancias relativas a la pandemia han intensificado la difícil realidad de sus habitantes. Las medidas de restricción y asilamiento han paralizado el sector comercial y productivo, afectando a la gran mayoría dedicada al comercio informal y al intercambio de bienes y servicios. Todo ello empeora los problemas de inseguridad alimentaria y enfermedades que afectan, en gran medida y particularmente, a niños y personas adultas mayores. Codhez recuerda que el Estado venezolano debe garantizar el disfrute pleno, sin ningún tipo de discriminación, a todas las personas pertenecientes a los pueblos y comunidades indígenas de los derechos humanos reconocidos por instrumentos nacionales e internacionales, y ello implica atender sus necesidades básicas y asegurar el mejoramiento de sus condiciones económicas y sociales.

Más de 10 detenidos dejó segunda noche de protestas en Zulia
Efectivos de la GNB dispersaron la protesta en Corpoelec con perdigones y varios ciudadanos resultaron heridos

En medio de la segunda jornada de protestas en el estado Zulia de este martes, 15 de septiembre, al menos 12 personas fueron detenidas por las autoridades de la entidad.

Las protestas, que se suscitaron en varios municipios en Zulia, se dan debido a los prolongados cortes eléctricos en el estado, que llegan hasta las 12 horas continuas.

De acuerdo con reportes de las redes sociales, habitantes del municipio Jesús Enrique Lossada se concentraron en la sede de Corpoelec para exigir la restitución del servicio.

En cuanto a San Francisco y Maracaibo, los ciudadanos manifestaron su descontento, enfatizando que los zulianos solo tienen electricidad durante seis horas, en un estado donde las temperaturas alcanzan los 40°C.

Sin embargo, efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) dispersaron la protesta en Corpoelec, con perdigones y varios ciudadanos resultaron heridos.

Fue en este lugar donde se arrestaron 12 personas y las llevaron al comando de la policía militarizada ubicado en La Concepción.

Por su parte, a través de Panorama, informaron que un equipo técnico de Corpoelec finalizó los trabajos en la subestación eléctrica Cuatricentenario, ubicada en o Maracaibo, tras al poner en a funcionar el autotransformador número 2 de 400kv a 230 Kv.

Expropiaciones en Venezuela, una estrategia que terminó en fracasos
Salida del aire de Directv derivó posteriormente en su intervención estatal

Vuelven antenas, ganchos de ropa, alambres y todo el mundo en señal abierta. Nos estamos viendo chévere», ironizó el presidente venezolano,Nicolás Maduro, al comienzo de la embestida bolivariana contra DirecTV ,que finalmente terminó con su expropiación y el encarcelamiento de tres directivos principales. Muy pocos se rieron de su gracia.

La salida del aire de la operadora, perteneciente al gigante estadounidense AT&T, derivó posteriormente en su intervención estatal. Un nuevo dejá-vù revolucionario, con el grito de fondo de Hugo Chávez , el famoso «¡Exprópiese, exprópiese!» con la excusa de que «allí vivía Bolívar recién casado y ahora lo que están son negocios».

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) designó a un poderoso coronel, Jorge Eliécer Márquez, como nuevo director que ya sueña con incorporar los restos de DirecTV a su Corporación Socialista de Telecomunicaciones. Su misión parece hoy imposible: el chavismo no puede restablecer un servicio que depende del satélite de AT&T. Las famosas expropiaciones chavistas no han llegado, al menos todavía, al espacio.

La historia se repite así en Venezuela , pese a que el tiempo fue demostrando que las nacionalizaciones que Chávez comenzó al calor de la bonanza petrolera son una de las principales claves de la debacle económica de Venezuela. Maduro continuó la obra del «comandante supremo» en condiciones muy distintas: poco quedaba por expropiar.

Las estadísticas del Observatorio de Gasto Público de Cedice (Centro de Divulgación del Conocimiento Económico) y de la patronal Conindustria son aplastantes: en 21 años de revolución más de 5000 empresas fueron expropiadas, nacionalizadas o intervenidas por el gobierno; de ellas, solo sobreviven 3000, y la mayoría a muy duras penas . No se conoce un solo éxito económico entre todas.

«Sin duda se trata de un daño cuantioso a la economía nacional. Venezuela es hoy un cementerio de empresas, incluyendo las expropiadas en el sector petrolero, como Exxon Mobil y ConocoPhillips, que han ganado al Estado en los tribunales», precisa a LA NACION el diputado exiliado José Guerra, uno de los que investigaron en el Parlamento el gran lastre nacional de las expropiaciones. Una empresa quebrada tras otra a ritmo militar, encargados de la gestión de una buena parte de las expropiaciones.

Peor ejemplo del mundo

En Caracas nadie duda de que el sistema eléctrico no sería tan débil si no se hubieran producido las expropiaciones de hace 13 años. Y ese sólo es uno de los casos.

«Venezuela es el peor ejemplo que existe en el mundo», resume Francisco Martinez, expresidente de la patronal Fedecámaras y buen conocedor de la política expropiatoria de la revolución. «El tema no es tanto las expropiaciones como su resultado, que es el cierre de las empresas. Los gobiernos que se apropian indebidamente de la propiedad privada terminan destruyendo la propiedad privada, pulverizando a las empresas y devastando al país. Un manejo irresponsable que va más allá al promover un marco legal que impide atraer inversiones y levanta un cerco legal a las empresas que no pueden expropiar. Les imponen unas camisas de fuerza que le impiden operar», sintetiza para LA NACIÓN.

Si algo sobra en Venezuela son los cadáveres de esta política, empezando por Agroisleña, cuya intervención y reconversión en Agropatria horadó profundamente la producción de alimentos. La empresa, creada por emigrantes españoles, comercializaba materiales, insumos y agroquímicos para el agro venezolano, incluso financiaba muchas siembras.

«Chávez tuvo dos etapas, la primera fue agrícola, pensó que iba a hacer una revolución agraria y expropió más de 5 millones de hectáreas, hatos, haciendas, complejos. Agroisleña era la principal proveedor de semillas, una especie de banco agrícola sin ningún tipo de compensación», explica Guerra. Valorada en 450 millones de dólares, sus propietarios no fueron indemnizados.

Cuando el gobierno se quedó con Hacienda Bolívar abastecía parte del mercado de carne con su ganadería. Hoy sólo quedan sombras. Kelloggs, Aceites Diana, casi todos los centrales azucareros, Lácteos Los Andes, el 60% de los bancos del país, Conferrys para transporte marítimo. La lista es tan larga que haría falta un periódico entero para describir todas las vicisitudes vividas.

La gran paradoja bolivariana, que siempre la hay, es que las primeras expropiadas internacionales resultaron beneficiadas a la vista de la actual situación. «En Venezuela muchas empresas grandes y medianas fueron expropiadas. CANTV (teléfonos), Electricidad de Caracas, Cementos, Sidor (una de los complejos siderúrgicos más grandes de América Latina), Banco de Venezuela y pare de contar. Y los dueños de entonces están ahora aliviados de haber sido expropiados, porque esas empresas no valen nada hoy en día. En su momento les pagaron cantidades razonables, pero no a todos «, describe a LA NACION el economista Urbi Garay.

Venezuela cuenta hoy con una base industrial del 20% y 30% la capacidad instalada del país, pero las operaciones en estas son un 60% menos . «Son niveles muy precarios. La expropiación es la peor ruta y nada que se parezca a Venezuela y que se quiera replicar es un buen ejemplo», sentencia Martínez.

Vivir con el temor a una oscuridad perenne
Este 7 de marzo se cumple un año del mega apagón nacional y habitantes de Táchira y Zulia, dos de los estados más afectados por el corte eléctrico, coinciden en que temen un episodio similar al de 2019
El presidente de la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica, Winston Cabas, dijo que de los 34 mil megavatios disponibles en Venezuela solo están en funcionamiento 8 mil.
De acuerdo al Comité de Afectados por los Apagones, 87.610 fallas eléctricas se produjeron en el territorio nacional durante 2019. En lo que va de este año se han contabilizado 10.210 interrupciones
En Caracas se han producido interrupciones y bajas en el servicio en las últimas horas. También en los estados Portuguesa, Barinas, Mérida, Táchira y Aragua 

 @franzambranor

Para Rosalinda Hernández la cotidianidad en el estado Táchira se divide en antes y después del 7 de marzo de 2019. Luego de esa fecha en la que se produjo un apagón nacional de al menos 96 horas, la vida dio un vuelco para los habitantes de esa región.

Cada vez que hay un bajón de luz, Rosalinda sufre un deja vu. Se traslada automáticamente a marzo del año pasado, cuando la ciudad era un caos por el prolongado corte de servicio eléctrico y la incertidumbre era la principal constante en las calles.

Aunque el gobierno esgrime la tesis de que el mega apagón fue producto de un sabotaje orquestado desde los Estados Unidos, el presidente de la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica, Winston Cabas, sostuvo que la falla se originó debido a un incendio en la subestación Malena, cercana a la represa del Guri, luego del sobrecalentamiento de dos de las tres líneas de 765 kilovoltios. 

La falla activó el sistema de protección de la central de Guri e igualmente una salida de sincronización de la represa de Caruachi. También provocó la caída del sistema del bajo Caroní y dejó operando únicamente la central hidroeléctrica de Macagua.

Venezuela en ese momento pasó a depender del sistema termoeléctrico, que representa apenas 2.500 megavatios, los cuales no alcanzaron para que Rosalinda y el resto de los tachirenses tuvieran electricidad en sus casas.

De acuerdo a Rosalinda los apagones no han cesado en San Cristóbal. “El 15 de febrero de este año hubo uno de 18 horas. Que se vaya la luz ahora forma parte de la cotidianidad del tachirense. Está latente el temor de volver a vivir algo como lo del 7 de marzo”.

Según el Comité de Afectados por los Apagones, 87.610 fallas eléctricas se produjeron en el territorio nacional en 2019, un promedio de 240 cortes por día. El estado Zulia se llevó la peor parte con 5.000 horas sin servicio de electricidad. 

De acuerdo al Comité de Afectados por los Apagones, las pérdidas por electrodomésticos dañados a nivel nacional superaron los 20 millones de dólares. 

En lo que va de 2020 han contabilizado 10.210 interrupciones. 

A horas de cumplirse un año de la fatídica fecha, Caracas ha padecido de interrupciones eléctricas en varios sectores. Este jueves 5 de marzo, La Florida, La Campiña, El Bosque, Las Palmas y Bello Monte se quedaron sin servicio por un lapso de 10 horas. La corriente se restableció en la noche, pero en algunas urbanizaciones se volvió a ir en la mañana del 6 de marzo. También en estados como Portuguesa, Barinas, Mérida, Táchira y Aragua se reportaron fallas. 

Tierra del sol no muy amada 

En el mismo eje fronterizo con Colombia, a 438 kilómetros de distancia, en Maracaibo Orlando Aguirre igualmente considera que el 7 de marzo de 2019 marcó un punto de quiebre en el país.  

“Desde ese momento todo cambió de la noche a la mañana. Fue un episodio crítico en Maracaibo. Fue sumamente difícil tener que replantearse el estilo de vida”, dijo Orlando.

A diferencia del Táchira, después del apagón nacional, el estado Zulia quedó con un régimen de racionamiento de 12 horas diarias, divididos en bloques de 6 horas.

“No sé qué será peor”, salió al paso Rosalinda desde Táchira. “Porque al menos ellos tienen noción de cuando se les va a ir la luz, nosotros no”, agregó.

Con un hijo de 9 y una niña de 5 años, a Orlando le tocó hacer malabares para mantener la cordura en esos aciagos días de oscuridad prolongada. “Tuvimos que mudarnos del apartamento por una temporada. La carestía de los servicios hizo más hostil la convivencia en todos los sentidos. El sálvese quien pueda se sentía en la ciudad. Toda la familia tuvo que adaptarse a las circunstancias, incluso los niños”. dijo Orlando.

 

12 claves del nuevo apagón masivo que sufrió el país el #22Jul

 

La abuela de Orlando falleció el 5 de marzo, dos días antes del apagón. Junto a su hermano Carlos le tocó gestionar el sepelio y el entierro de su familiar en medio de una hecatombe.

Cerca de la casa de la madre de Orlando en la urbanización marabina de Sabaneta, comercios fueron saqueados, la estaciones de gasolina estaban clausuradas, no había agua potable y el transporte colectivo era inexistente. Era como una ciudad del lejano oeste a punto de ebullición.

De acuerdo a estimaciones de Fedecámaras, 20% de los establecimientos comerciales, alrededor de 600, fueron saqueados en el estado Zulia durante el apagón de 2019, generando pérdidas de hasta 1.000 millones de dólares.

En San Cristóbal, la historia tenía grandes similitudes. Uno de los aspectos que más recuerda Rosalinda era la imposibilidad de establecer contacto a distancia. “Cada vez que se va la luz quedamos incomunicados, porque las operadoras de telefonía celular colapsan”, sentenció Rosalinda. 

Sombras nada más

Para Winston Cabas, la posibilidad de experimentar una situación parecida o peor a la de marzo de 2019 es cada día mayor.

“Si no hay inversión, no se hace mantenimiento a los equipos, no hay personal calificado en la empresa eléctrica y se han ido alrededor de 22 mil profesionales de Corpoelec, es obvio que las cosas seguirán en picada”, dijo el presidente de la Asociación Venezolana de Ingeniería Eléctrica. 

A juicio de Cabas, la inversión de 30 mil millones de dólares que se hizo hasta 2016 atendiendo el decreto de emergencia eléctrica de Hugo Chávez en 2010 para supuestamente recuperar el sistema, se perdió.

“Beneficiaron a algunos grupos allegados al gobierno para comprar plantas termoeléctricas a países aliados del chavismo. Muchas de ellas ya estaban usadas y las vendieron como nuevas”, dijo Cabas. 

 

La oscuridad puede prolongarse en Venezuela 

 

De acuerdo al ingeniero eléctrico, de los 34 mil megavatios que posee Venezuela, apenas se disponen de 8 mil para satisfacer la demanda nacional.

Cabas hizo especial énfasis en la central de Tocoma en el río Caroní, cuyo costo se elevó a 9 mil millones de dólares y hasta ahora no ha generado ni un megavatio y también al Parque Eólico de Paraguaná, que sigue sin producir energia electrica.

¿Hay luz al final del túnel?

Con una inversión mil millonaria financiada por organismos internacionales y el cambio de la política administrativa, Winston Cabas considera que se puede recuperar el sistema eléctrico en Venezuela en un lapso de 5 a 6 años.

“Mientras no haya una alteración en la estructura política del país, la vulnerabilidad del sistema lamentablemente va a continuar”, dijo el experto en materia eléctrica.

Cabas debió irse de Venezuela luego que el constituyentista Diosdado Cabello lo acusara de conspirar contra la República a raíz de unas declaraciones que dio sobre la situación eléctrica.

Orlando Aguirre aseguró que el marabino ha buscado formas de sortear el drama de la electricidad en la región. “Aquí es muy común que la gente tenga una planta eléctrica, no tienes que ser una persona de clase alta para contar con una”, dijo. 

Rosalinda Hernández sostuvo que el tachirense se refugia en la cercanía con Colombia para paliar la crisis de los servicios públicos.

“Lo único que nos salva es que Cúcuta queda a 40 minutos. A veces me ha tocado ir a trabajar para allá, porque hay luz y el internet vuela”, indicó la tachirense. 

Por ahora, tanto Rosalinda como Orlando aseguran que seguirán en sus respectivas ciudades, pese a la fragilidad del servicio eléctrico.

“Yo estoy enamorada de este país y tengo fe en que las cosas van a cambiar y vamos a salir fortalecidos de todo esto”, aseveró Rosalinda.

“Me ha pasado por la cabeza irme de Maracaibo, pero las ganas de quedarme y de afrontar esta situación son mucho más fuertes. La clave de todo esto es que para permanecer aquí tienes que tener un plan, de lo contrario el colapso casi que te puede hacer enloquecer. Nos ha hecho crecer mucho el hecho de saber manejar las adversidades y no desesperarse”, sentenció Orlando.

Tarek William Saab anunció la desarticulación de bandas que robaban materiales de Corpoelec y Pdvsa

El fiscal general designado por la asamblea nacional constituyente, Tarek William Saab, informó sobre el desmantelamiento de bandas que robaban material «estratégico» de Corpoelec y también de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

«El día de hoy informamos al país sobre dos golpes importantes ejecutados contra bandas dedicadas al hurto y comercialización ilegal de material estratégico perteneciente a empresas del Estado», agregó el fiscal en declaraciones a la prensa.

Saab explicó que el 22 de octubre se descubrió en un galpón de la empresa Instalaciones Eléctricas Jairo Chirinos en Guacara, estado Carabobo, un carrete de cable lineal de cobre de mil metros, con un peso de seis toneladas.

Aseguró que el material encontrado fue sustraído de Corpoelec por Alberto Alzate, quien trabajaba en la empresa como gerente de distribución. Igualmente fue detenido Jairo Chirinos, propietario de Instalaciones Eléctricas.

Luego de las detenciones, el fiscal indicó que también encontraron equipos eléctricos y aires acondiciones, propiedad de Corpoelec en la vivienda de Alzate.

Igualmente denunció que el 23 de octubre se hizo una inspección en la empresa Postes Carabobo 2010 donde encontraron dos mil metros de guaya acerada y 100 toneladas de guaya eléctrica de aluminio y tres mil conectores eléctricos. 

Agregó que ese mismo día fueron descubiertos ocho trabajadores de la estatal Pdvsa intentando robar 302 tubos del Campo Morichal en Maturín, estado Monagas. Saab señaló que estas tuberías son utilizadas para hacer reparaciones en pozos petroleros.

Estos empleados de Pdvsa fueron imputados por comisión de delitos de tráfico ilícito de material estratégico y asociación para delinquir. 

Balance general 

El fiscal impuesto por la ANC señaló que en todo el año han sido denunciadas 581 causas por daños al sistema eléctrico. «Esto nos alerta que pudiera ser todo esto inducido para buscar el colapso del sistema eléctrico nacional», alertó.

También informó que hay 313 investigaciones por hurto de cableado eléctrico, 268 por hurto de equipos como lámparas para el alumbrado público y que hay 707 personas privadas de libertad. 

«Frente a este tipo de delitos no puede haber contemplación ni medidas sustitutivas», sentenció.

 

 

Lo único exigible es la liberación

“EXIGIMOS LA DISCUSIÓN DE UN ACUERDO sectorial de cooperación, para atender la reconstrucción del sistema eléctrico nacional en el que hemos avanzado con los actores políticos, equipos técnicos de la ONU y la Corporación Andina de Fomento”. #SociedadCivilHabla 

Con este tweet y otros, organizaciones como el Centro Gumilla exigían sea puesto en marcha un “mecanismo humanitario (que) ofrece un espacio institucional regido por los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia que bien podría producir las condiciones para garantizar la claridad, tanto en el manejo de fondos como en la realización de los diversos proyectos prioritarios que aliviarían el gran sufrimiento que atraviesa el pueblo de Venezuela”. Y la implementación de un “acuerdo sectorial de cooperación para atender la reconstrucción del sistema eléctrico” que requiere la “sincera voluntad de todos los actores” y que sería implementado por CAF y ONU.

Para quien escribe estas líneas resulta desconcertante que se “exija” a todos los actores como si se tratase de dos iguales que se pelean en las mismas condiciones por el poder en Venezuela. Pareciera que sigue sin ser evidente que la sociedad venezolana ha sido secuestrada por un grupo de bandas criminales con los agentes cubanos a la cabeza. No discuto los méritos de estas organizaciones, pero hago un llamado a que se haga la interpretación correcta. No nos puede seguir ganando la ingenuidad, estos regímenes no juegan.

Bajo esta lógica, se coloca en los mismos términos y condiciones, al gobierno interino y al régimen usurpador. El primero deriva de un poder legítimo, democrático, constitucional emanado de las facultades de la Asamblea Nacional Venezolana, y el segundo de la imposición por fuerzas transnacionales, con una estrategia que buscan eliminar de raíz la posibilidad misma de disentir. ¿Qué haremos como sociedad? ¿Resistimos o permitimos nuestra aniquilación? ¿Equiparamos poderes y condiciones o somos capaces de ver las diferencias?

Venezuela sufre los embates de una tiranía, de la ocupación cubana y de la presencia de innumerables grupos irregulares en nuestro territorio. Organizaciones que crecieron a la sombra del todopoderoso Estado socialista, hoy se saben independientes, sin lealtad a quienes les colocaron en el centro del poder; autónomos dominan a placer la soberanía, el territorio y los destinos de los millones de venezolanos. No perdamos de vista la naturaleza del régimen, nuestro principal objetivo debe ser liberar al país y reconstruir la República. Solo así millones de venezolanos podrán salir de la miseria, podremos recuperar los servicios, el empleo, la educación y la productividad y ponernos a recorrer, por fin, el largo camino al desarrollo.

Describir las raíces de la descomunal crisis del Sistema Eléctrico Nacional, no es el objeto de esta nota. En efecto, no se trata de una grave obsolescencia de equipos y tecnología: el Sistema Eléctrico Nacional está pulverizado desde las represas y centros de generación, hasta las redes locales de distribución. Los equipos humanos, la capacidad tecnológica que el País fue desarrollando, entrenando y consolidando desde mediados del S. XX, están en proceso de dispersión y en buena medida forman parte de la diáspora que, en busca de la supervivencia, comienza a fortalecer las reservas de recursos humanos en todo el vecindario americano.    

Después de desperdiciar, a lo largo de los últimos veintiséis años, la más brillante oportunidad de liquidar el subdesarrollo energético y eléctrico en Venezuela, contribuyendo así de manera esencial a evitar que la pobreza volviera a enseñorearse de los venezolanos; después de hacer desaparecer los sucesivos y sustanciales fondos asignados a proyectos sin producir resultados, los representantes del oficialismo cubano-chavista no están en posición para ser invitados a la reconstrucción inicial del Sistema, excepto para la entrega de cuentas y el suministro de la información inicial requerida.

El único acuerdo pensable, es uno que garantice el reconocimiento de una nueva administración surgida de la dirección del Presidente (e) Juan Guaidó, bajo un eficaz control final de la Asamblea Nacional y sin la participación de CORPOELEC. No estamos en condiciones de conceder nuevos puntos a la ingenuidad y arriesgarnos a destruir la esperanza y la incipiente confianza de los venezolanos, en la reconstrucción. ¿Estarán en disposición, los directivos y gestores del Sistema Eléctrico actual, en cenizas, acudir a este esfuerzo conjunto? ¿Podrán omitir las dramáticas circunstancias y la radical incidencia de la crisis eléctrica, en la vida diaria de los venezolanos, en los sistemas de salud, en los sistemas de producción, en los medios de comunicación, en toda la vida de la sociedad venezolana? Es con ellos con los que tienen que hablar y a quienes tienen que convencer las personas que, probablemente de muy buena fe, abogan por un encuentro entre las fuerzas democráticas y los responsables de la gestión del Sistema Eléctrico Nacional.

Exponer los escasos recursos, la confianza y la fe del pueblo, a la rapacidad demostrada por más de veinte años sería acercarse a una hecatombe sobrevenida, sólo que esta vez, seríamos todos o casi todos, cómplices. Solamente si el control minucioso e íntegro desde la etapa de diagnóstico y proyectos, hasta la normalización de operaciones de las nuevas obras, queda en manos de un nuevo funcionariado, perfectamente supervisado y evaluado, podría hablarse de un entendimiento. Y eso supone la transferencia inmediata de la administración y de los recursos, al gobierno interino y a la democracia.

Entender la dimensión existencial de la tragedia en que nos metió el Chavismo, no es fácil, ¡pero no es tan complicado!

@pedro_mendez_d

Codhez: Paraguaipoa tiene más de 60 horas sin electricidad

LA POBLACIÓN DE PARAGUAIPOA no tiene electricidad desde hace más de 60 horas, desde las 2:00 a. m. del sábado. Así lo informó la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez), a través de su Twitter.

Afirma el organismo no gubernamental que Corpoelec argumenta la caída de varios postes como causa de la falta del fluido eléctrico en la localidad perteneciente al municipio Guajira, en el norte del Zulia.

Detalló que actualmente esos postes no han sido sustituidos en su totalidad y las localidades de la Guajira permanecen sin energía eléctrica.

En un boletín de Codhez correspondiente a agosto, las fallas eléctricas en la zona son aún más recurrentes y prolongadas en comparación con el resto del Zulia. Añade que ante esas fallas se complica el acceso a servicios como el agua potable, las telecomunicaciones, la educación y la salud.

Recordó que para el 9 de enero, según denuncias, en la Guajira llevaban dos semanas sin energía eléctrica, a diferencia de otros municipios del Zulia.

Tras el apagón nacional del 7 de marzo, que sumó cerca de 100 horas, reportan que en poblaciones como El Cañito, La Punta, Los Filúos, Paraguaipoa y Sinamaica retornó el fluido eléctrico luego de 177 horas.