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La cuenta está corriendo por Henrique Capriles Radonski

corrup

 

Esta semana se conoció de un nuevo récord logrado por la mal llamada Revolución, para vergüenza de quienes amamos a nuestro país, Venezuela se ubicó en 2015 como uno de los países más corruptos del mundo y en el primer lugar, empatado con Haití, como más corrupto de Latinoamérica.

El Índice de Percepción de Corrupción 2015 de la organización no gubernamental Transparencia Internacional, que ordena al sector público de 168 países por su grado de transparencia, ubicó a Venezuela en la posición 158, solo superada por Irak, Libia, Angola, Sudán, Afganistán, Corea del Norte y Somalia.

Las naciones a las que “ganamos”, aquellas con las que compartimos el sótano de los gobiernos más ilícitos y deshonestos, padecen situaciones de guerra prolongada. Unas viven conflictos bélicos que obligan al desplazamiento de millones de personas, o son países extremadamente pobres. ¡Qué triste récord! Venezuela no vive una guerra como ellos, aunque sí está a las puertas de una hambruna provocada por este gobierno ineficiente, destructivo e  irresponsable que volvió nada la fabulosa riqueza proveniente de la bonanza petrolera de la última década.

La triste distinción como el más corrupto de la región se suma a la lista de otros marcadores negativos que ya exhibimos, como el país con la mayor inflación del planeta, más de 270% en el último año; escasez superior a 40%, y hasta de 80% en medicamentos, también las más altas del mundo; y recesión de 10%, la mayor del continente al cierre de 2015.

Estos son los indicadores de la crisis que padece la población venezolana, especialmente los sectores más humildes, que fue generada por los errores cometidos por el clan gobernante, que persiste en su empeño por aplicar en el país un modelo económico ya agotado en la experiencia de las naciones que lo sufrieron, y que tiene al 76% de la población en pobreza de ingresos.

Uno los ve declarando por los medios de comunicación y se asombra al escuchar lo que dicen. El mismo discursito, como loros, defendiendo el modelo estatista e interventor, enemigo de la iniciativa privada que hasta la misma Cuba, que se nos ponía como ejemplo del “mar de la felicidad”, está abandonando.

Los resultados del modelo psuvista están a la vista. Nada más salir de su casa puede ver los cientos de personas que hacen colas en cualquier comercio, intentando comprar algún alimento, medicina o artículo de higiene. Intentando, porque a veces no hay suficiente cantidad de productos para tanta gente en cola.

Si va a un hospital la situación es dramática, así quedó evidenciado esta semana cuando se hizo el debate sobre la salud. Esto lo vio todo el país, por primera vez bajo este gobierno, porque la nueva Asamblea Nacional le volvió a abrir las puertas a los medios de comunicación y a los verdaderos problemas que vive el país.

Por si todo lo anterior no fuese ya suficiente maltrato para nuestro noble pueblo, el gobierno de la mal llamada revolución, que se ha esmerado en superar todo lo más negativo del modelo fracasado, se anotó otro récord: Caracas es hoy día la ciudad más violenta del planeta, con 119,87 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a 111,03 que registró San Pedro Sula, en Honduras, que ocupaba el primer lugar.

De acuerdo con los especialistas en este tema, la tasa de homicidios en Caracas equivale a 12 veces lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera como una epidemia de violencia criminal… pero esta cara de la crisis social a la que nos ha llevado este mal gobierno no termina en Caracas.

El resultado de la medición mundial, que hizo público esta semana en México la ONG Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, nos dio esta ñapa: además de Caracas, registra a Maturín en el quinto lugar y a Valencia en el séptimo, y que no vengan a decir que es porque los alcaldes son de oposición, porque el control absoluto de la seguridad la ha tenido el gobierno. Lo único que han hecho es debilitar a los cuerpos de policía regionales y municipales.

La crisis económica y social se profundiza cada día más. Ya enero se nos fue y Venezuela sigue a la espera de que Nicolás Maduro se enserie y deje de estar jugando al cambio de ministros o a “encuentros productivos” en el Poliedro, como si con eso se resolvieran los problemas.

El gobierno tiene que darle la cara a todos los venezolanos, especialmente a los venezolanos que creyeron en ese proyecto y que ahora ven cómo sus sueños se convierten en dolores de cabeza.

Pero el gobierno, que quiere hacerse oídos sordos, no dejó que los ministros asistieran a la Asamblea Nacional. No tienen cómo justificar qué hicieron con cerca de un billón de dólares que entraron al país en 16 años. No pueden explicarle a los venezolanos cómo evaporaron esa suma astronómica, que representa más de 70% de todos los ingresos que ha tenido nuestra Venezuela desde que el petróleo comenzó a dominar la economía nacional, hace un siglo.

¿Cómo explicar que se rasparon esa riqueza fabulosa a su antojo, y lo peor, con el acompañamiento alcahuete de una Contraloría General rojita y un Poder Legislativo que delegó en Miraflores sus competencias constitucionales para también participar en el festín?

Este gobierno voraz se comió las vacas gordas y no dejó ni los huesos. Los negociados, los sobreprecios, las cuentas en bancos extranjeros, el derroche y la regaladera han sido el santo y seña de esta gestión, que calificaré por siempre como la peor y más triste circunstancia que haya vivido esta Tierra de Gracia.

Nuestro noble y paciente pueblo ya se cansó de tanta retórica y disco rayado del gobierno, las excusas ya no calan; y así como los venezolanos lo tienen en cuenta regresiva, a la espera de una señal de rectificación, este mal gobierno también es evaluado por diferentes organizaciones, que desde el extranjero siguen con preocupación la crisis económica y social en el país. Como decía antes, el informe de Transparencia Internacional pone el dedo en la verdadera razón de las desventuras que vive nuestra querida Venezuela: la corrupción de la mal llamada revolución.

Es hora de reconocer errores y rectificar señores del gobierno, porque viene un desenlace, recuerden que el tiempo del Referendo Revocatorio llegó, así como la decisión de otras alternativas constitucionales que pongan fin a este desastre. O aquí hay soluciones, o los venezolanos plantearemos cuál será el mejor camino para el cambio. Esa es la cuenta que está corriendo.

Los venezolanos hemos sabido tomar las decisiones correctas, y estoy seguro de que así seguiremos avanzando. ¡Que Dios bendiga a nuestra Venezuela!

Solo unidos, pero todos, avanzamos por Henrique Capriles Radonski

Unión

 

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, advertía el científico Albert Einstein, quien calificaba como una locura hacer siempre lo mismo esperando obtener resultados diferentes.

Simple y certero. Si queremos crear cosas nuevas y obtener resultados relevantes es necesario despojarse de los prejuicios que se tengan y refrescar el pensamiento, mirar con otros ojos lo que hasta entonces habíamos dado por sentado, revisarlo, enmendarlo y rectificar.

Rectificación y cambio. Esto es, ni más ni menos, por lo que está clamando nuestra querida Venezuela para revertir las consecuencias de un modelo político y económico fracasado que la ha sumergido en la peor crisis económica y social de los últimos 200 años.

Frente a otros países que anunciaron crecimiento económico, auge del turismo, nuevas inversiones y mejoramiento en la calidad de vida de sus habitantes, nuestra Venezuela registró una contracción económica que se estima en 7% del Producto Interno Bruto, una caída de las reservas internacionales, una tasa de inflación que cerró en 270%, la más alta del mundo por tercer año consecutivo, una escasez general de 40% y en algunos alimentos del 70%, que originó una nueva caída del poder adquisitivo de los venezolanos, haciendo insostenible mantener su calidad de vida. ¡Hasta Cuba, a la que seguimos mandando nuestro petróleo regalado, anunció que su economía creció 4% en el último año!’

Para desgracia de los venezolanos, lejos de asomar siquiera una mínima intención de rectificación, el gobierno se empeña en acentuar las políticas que durante los últimos años arrasaron con el campo y la agroindustria, sepultaron cientos de empresas, lanzaron a miles de trabajadores a la economía informal y cerraron las puertas a miles de jóvenes venezolanos que abandonaron su país para buscar en otros las oportunidades de progreso que aquí se le niegan.
Quienes gobiernan carecen de la grandeza de espíritu que da la humildad para rectificar. El “nuevo” gabinete ministerial de Miraflores así lo demuestra. Más enroques, las mismas caras, los mismos “expertos” en eso de profundizar los controles e inspecciones, en atacar las consecuencias y no en remediar las causas.

El 6 de diciembre nuestro valiente pueblo se expresó democráticamente para rechazar esta forma de gobernar. Los venezolanos vencieron el miedo, no pisaron las conchas de mango que los tramposos pusieron en el camino, no cayeron en los actos extremos que pretendieron los violentos. Nuestro pueblo se enfrentó a ellos con el arma democrática del voto y los venció, y llevó a la Asamblea Nacional a mujeres y hombres comprometidos en trabajar por el cambio que exige la mayoría de los venezolanos, para tener en el centro de atención de su trabajo parlamentario la solución de los problemas que hoy nos afectan a todos.

Los diputados de la nueva Asamblea Nacional promoverán la descentralización para acercar la solución a los problemas desde las regiones. Legislarán para promover el incremento de la producción nacional, incentivando el esfuerzo privado y generando confianza para atraer inversiones. Trabajarán para que las empresas expropiadas vuelvan a ser productivas, y sobre todo pondrán su esfuerzo para que en Venezuela se deje de importar todo y se generen empleos de calidad para los venezolanos.

Nuestros diputados trabajarán para garantizar el abastecimiento pleno, para que ya no tengas que hacer colas en los mercados, para que te alcance la plata para comprar lo que necesitas y lo que quieres, para que tengas un empleo estable y con beneficios, para que tu salario no se vuelva sal y agua, para que puedas ahorrar y se respeten tus derechos y beneficios laborales, para que nuestros adultos mayores puedan vivir tranquilos con una pensión que les alcance, para que puedas vestir a tus hijos y garantizarles los últiles escolares para ir a la escuela, para que encuentres en los hospitales la atención que necesitas, y para que tú y tus hijos puedan salir tranquilos.

Desde la nueva Asamblea Nacional se velará para que exista equilibrio de los Poderes Nacionales. Se legislará para elegir representantes del poder ciudadano comprometidos con el pueblo y no con un proyecto político, vigilando que sea bien usado el dinero de todos los venezolanos. Se legislará para que no haya presos políticos y que la justicia no sea nunca más utilizada para perseguir a quienes tengan ideas distintas.

Mientras el Gobierno busca más confrontación y no hace nada por resolver la crisis, el barril de petróleo sigue bajando, ubicándose en 27,87 dólares por barril.

Nuestro país está enfermo, postrado. Está urgido de trabajo, unión y justicia. Es hora de que la dirigencia del Psuv aprenda a perder y no insistan en el conflicto y la confrontación, que no llevan al país a ningún lado.

El país requiere diálogo y atención a la grave crisis. Este tiene que ser un año de respeto a la diversidad de opiniones, de tolerancia, trabajo mancomunado y unión entre las distintas instancias de Gobierno. El gran debate tiene que centrarse en los problemas de los venezolanos, cómo solucionarlos y esforzarnos en que lleguen esas soluciones a las comunidades.

Nuestra Venezuela bien vale cualquier sacrificio que hagamos y por eso apostamos al diálogo y rechazamos la confrontación, apostamos al trabajo en las comunidades y rechazamos cualquier camino que nos aleje de la Constitución. Ha sido un largo recorrido que hemos realizado para llegar hasta aquí, tengamos foco en las cosas que realmente importan. La nueva Asamblea Nacional tiene que ser un espacio de encuentro para todos los venezolanos. Los problemas son una oportunidad de unión, no la perdamos.

Quienes hemos luchado por el cambio sabemos que humildad, sabiduría y madurez política no son solo unas palabras que se encuentran en el diccionario, hay que saber actuar a la altura de la situación que estamos viviendo y acorde a las exigencias de nuestro pueblo. No olvidemos nunca que se trata de unir a los venezolanos como una sola nación que somos y dedicar el tiempo a resolver los problemas de todos los venezolanos. Unidos avanzamos. ¡Que Dios nos ilumine y nos de mucha sabiduría, y que bendiga a nuestra Venezuela!

 

@hcapriles

Blog de Henrique Capriles Radonski

En tus manos está la llave para el cambio por Henrique Capriles Radonski

manoss

 

Si alguien tenía una pizca de duda sobre la incapacidad del gobierno para resolver el desastre económico que ellos mismos crearon, estará ya convencido de que el dúo Nicolás-Cabello, que desgraciadamente dispone del país como si fuese su propiedad, está empeñado en demoler lo poquísimo que sobrevive, a duras penas, en el maltrecho aparato productivo nacional.

Las “medidas” económicas dadas a conocer esta última semana, en momentos en los que nuestra Venezuela vive la peor crisis de producción de su historia, castigan severamente a las empresas nacionales y suponen una cruel burla a los venezolanos que claman por acciones, inmediatas y efectivas, que reviertan su empobrecimiento, que restituyan su poder adquisitivo, que generen empleo, que eviten la escasez y el desabastecimiento, en fin, que detengan la caída del país por el despeñadero de la hiperinflación, la miseria y el caos social.

Las acciones de Nicolás van por el camino de acentuar las causas que nos han llevado a la crisis económica que vivimos los venezolanos actualmente. Una crisis que no se justifica, cuando nuestro país viene de tener la mayor bonanza petrolera que ha vivido, de recibir chorros y chorros de dólares, más de 800 mil millones en los últimos años, que fueron mal administrados por un gobierno depredador y saqueados por la corrupción.

Este gobierno evade tomar las medidas que el país necesita y se afinca en profundizar el estatismo y la política de controles que fundamentan su nefasto modelo económico, el principal causante de la destrucción del aparato productivo de nuestro país. Yo me pregunto: ¿qué más precios va a regular el gobierno sino hay producción nacional?

No es necesario ser un analista económico para entender que el gobierno nacional es incapaz de superar la crisis económica que nos ha colocado como el país con la mayor inflación del mundo -con 142% hasta septiembre-, con niveles de escasez hasta ocho veces superior a los parámetros internacionales y con 16 millones de venezolanos -más de la mitad del país- en la pobreza.

Pero los voceros del gobierno nacional, que viven en un mundo paralelo al que viven nuestros trabajadores, se multiplican en elogios sobre la supuesta política de protección del salario con el último aumento, el noveno que se decreta en los últimos dos años. Aún sumando todos los aumentos de salario que ha decretado el gobierno, no alcanzan al  142% de inflación acumulada. Los pocos bolívares adicionales que vendrán con la quincena ya fueron devorados por la inflación.

Esto ocurre porque el gobierno utiliza el aumento salarial como una medida electoral desesperada y no se preocupa por tomar otra serie de acciones que deben ir acompañando dicha medida. Por ejemplo, debe sincerarse el tema cambiario, tenemos tres tipos de cambio y los venezolanos no conocemos quiénes reciben cada tipo de cambio, lo que si sabemos es que esos dólares a precio de Bs 6,30 terminan en un mercado paralelo vendiéndose muy por encima de su valor, engordando los bolsillos de unos pocos. Un vil acto de corrupción avalado por este gobierno, mientras los venezolanos pasan penurias para conseguir los alimentos, medicinas y productos básicos.

Debe activarse la justicia venezolana para que esos dólares que se pierden y luego nadie investiga, aparezcan y regresen a las arcas del país, para de esta manera poder establecer un plan de inversión, junto a las empresas nacionales, para reactivar la producción e incentivar la economía, y que así se generen miles de empleos de calidad y podamos destacar lo Hecho en Venezuela. No existe desarrollo económico en un país si lo público no trabaja de la mano con lo privado, y eso podemos verlo en todas las naciones que hoy día se distinguen por su desarrollo económico y la calidad de vida de su gente.

Es necesario desmontar el aparataje estatizante y controlador para echar a andar un modelo que brinde confianza y seguridad jurídica, que incentive la producción nacional y que atraiga las inversiones para se multipliquen los emprendimientos. Hoy, cada vez que Nicolás Maduro abre la boca las inversiones salen corriendo, se desploma el valor de los bonos de la República y aumenta el riesgo país en los mercados internacionales. La base de todo es la confianza y no hay confianza en el gobierno venezolano.

Llegamos a esta crisis porque los recursos de nuestro país se los gastaron y esta situación no se cambia tapando las cifras ni censurando a los medios.

El país clama por un modelo económico que realmente tenga como prioridad el bienestar de todos los venezolanos, con programas sociales capaces de satisfacer las demandas de vivienda, salud y educación, que atienda las necesidades de los productores del campo, que privilegie lo Hecho en Venezuela y no los negocios importadores que favorecen la producción de otras naciones. Cuando ello suceda, cuando nuestra Venezuela asuma que producir lo nuestro es un objetivo nacional, comenzaremos a superar las dificultades y a ganarle la batalla a la pobreza, ese es nuestro gran reto como país.

El gobierno es una terrible circunstancia de la cual tenemos que salir, y vamos a salir con nuestros votos. El plan no puede ser quedarse sin hacer nada, ese es el plan del gobierno. Los venezolanos tenemos en nuestras manos la llave para cambiar. El próximo 6 de diciembre, cuando esté frente a la máquina de votación, piense en sus hijos, en sus nietos, en el futuro al que tienen derecho. Porque con su voto, el año que viene tendremos una nueva Asamblea Nacional para convertir todas estas propuestas que hacemos en exigencias al gobierno, y si el gobierno no quiere cambiar, los venezolanos cambiaremos de gobierno, siempre por las vías que nos da la Constitución.

El cambio nos convoca a todos, sin prejuicios. Unámonos y seremos invencibles. ¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!

 

@hcapriles

Blog de Henrique Capriles Radonski