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Cofavic: La gente se frustra porque organismos internacionales no toman acciones sobre Venezuela
Liliana Ortega dijo que cualquiera puede denunciar de manera anónima ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detención arbitraria y torturas

La abogada defensora de los DD. HH. y fundadora de Cofavic, Liliana Ortega, asegura que los venezolanos tienen una inmensa frustración al ver que los organismos vigilantes internacionales demoran mucho tiempo en pronunciarse y tomar medidas.

En entrevista radial, Ortega expresó que la gravedad de violación de los derechos humanos en Venezuela, y por las mismas razones fundamentadas en infinidad de documentos, confirma la supervisión del Estado a través de los ojos de la ONU mediante un mecanismo “inédito y especial”.

La Misión de Determinación de Hechos es un mecanismo cuyo funcionamiento en América Latina es exclusivo en Venezuela. Y está vinculado con las investigaciones realizadas por la fiscalía de la Corte Penal Internacional.

A través de esta aplicación, cualquiera puede denunciar, de manera anónima y protegida, casos de violación de derechos humanos: ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detención arbitraria, torturas, entre otros.

“La gente se frustra muy rápidamente porque estos mecanismos no dan soluciones a centenares de casos; ellos toman casos emblemáticos y, a través de ellos, ilustran la gravedad de la situación, porque no tienen la capacidad operativa para mirar miles de casos en Venezuela (…). Resultados automáticos no van a encontrarse”, comenta Ortega.

Ortega asegura que, desde hace 30 años, Cofavic se ha encargado de visibilizar los rostros de las víctimas. Nosotros celebramos que “una víctima que tiene varios años presentándose y que fue torturada, ahora tenga libertad plena».

Respecto al inconveniente ocurrido recientemente con las FAES, Liliana comenta que una de las declaraciones más contundentes de la alta comisionada para los DD. HH., Michelle Bachelet, en el momento que estuvo en Venezuela, fue la solicitud formal de la disolución de las FAES.

“El hecho que tengamos una Misión de Determinación de Hechos denota la gravedad y la preocupación de la Comunidad Internacional”. Para Ortega, no es “poca cosa” que Naciones Unidas le haya dado 2 años a dicha Misión, cuando regularmente es uno.

Informe de la ONU no ha frenado represión en Venezuela
Designación de Carmen Meléndez en el Ministerio de Interior, Justicia y Paz no significa un cambio en la política de derechos humanos

Nicolás Maduro no ha frenado su política de violaciones y abusos sistemáticos en Venezuela, a pesar del informe de la Misión de Determinación de los Hechos de las Naciones Unidas y de la expulsión de Néstor Reverol del Ministerio de Interior, Justicia y Paz. Así lo consideran defensores de derechos humanos en el país.

Liliana Ortega, directora de la organización no gubernamental Cofavic, dijo al periodista a la Voz de América, que tomará al menos un año identificar si en Venezuela ha habido alguna disminución de las violaciones de los derechos humanos.

Manifestó que la salida de Reverol, y la designación de Carmen Meléndez en el cargo, no significa que pueda haber un cambio en la política de derechos humanos. Afirmó que solo investigaciones serias, conclusivas y transparentes, que determinen condenas individuales, evidenciarán un giro.

Alfredo Romero, presidente de Foro Penal, señaló que después del informe de las Naciones Unidas, que documentó graves violaciones de los derechos humanos y responsabilizó al propio Maduro, comprobaron cierta mejora en algunas cárceles políticas del país, incluida la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar.

El abogado, sin embargo, descartó que haya disminución la represión.

Cofavic: La determinación de crímenes de lesa humanidad da fuerza a la esperanza de las víctimas
La ONG considera que el informe de la ONY constituye un «contundente punto de inflexión para posibilitar el establecimiento de la justicia ante los gravísimos crímenes cometidos»

Foto: Reuters

En el marco del 45 período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, dentro del tema 4 de la agenda “Las situaciones de derechos humanos que requieren la atención del Consejo”, fueron presentadas las conclusiones detalladas de la Misión internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre la República Bolivariana de Venezuela. 

Esta misión fue creada por el Consejo de Derechos Humanos en septiembre de 2019 durante su 44o periodo de sesiones para evaluar presuntas violaciones de los derechos humanos cometidas en el país desde 2014, y constituye junto al trabajo de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, otro de los mecanismos activados por las Naciones Unidas en su acción integral de defensa de Derechos Humanos.

COFAVIC y la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) considera que este preocupante y doloroso informe, en primer lugar, reconoce el coraje y el valor del testimonio entregado por las víctimas de graves violaciones de los Derechos Humanos en Venezuela, pilar fundamental del documento, lo cual le otorga sentido y reivindica su lucha por la búsqueda de verdad y justicia.  Estamos ante una gran muestra de coraje de parte de quienes han sufrido la vulneración de sus derechos y cuyo dolor sigue vivo, sus heridas abiertas y, sin embargo, continúan allanando camino de manera consistente para contribuir con la necesaria reconstrucción de la memoria histórica en Venezuela.

Este Informe constituye un contundente punto de inflexión para posibilitar el establecimiento de la justicia ante los gravísimos crímenes cometidos, además de determinar claramente la falta de cumplimiento de obligaciones básicas del Estado. También representa el inicio de la individualización de posibles responsabilidades en el ámbito del Derecho Penal Internacional y pone a la sociedad venezolana y a la comunidad internacional en la obligación indubitable de acompañar a las víctimas, dado que los crímenes de lesa humanidad constituyen una afrenta contra todos y es un deber sin distinciones el exigir justicia y reparación integral en estos gravísimos casos.

Destacamos la ratificación que hace el Informe en cuanto a que los Estados son los principales titulares de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y pueden por consiguiente ser considerados responsables de las violaciones de los derechos humanos cometidas por sus órganos,  por sus agentes o por “el comportamiento ilícito de personas o grupos no estatales cuando estos actúan en total dependencia del Estado y bajo su dirección o control efectivo o que cuenten con su aquiescencia”.  Con este argumento, queda claro que la responsabilidad del Estado es indivisible, intransferible, y directa en la comisión de delitos contra los Derechos Humanos. 

La Misión hace la debida caracterización de las violaciones a los Derechos Humanos, así como el ámbito jurídico que rige estas situaciones, en las cuales se pueden establecer responsabilidades penales a título individual y afirma que “tiene motivos razonables para creer que en Venezuela se cometieron crímenes de lesa humanidad en el período examinado”.

 

Es relevante recordar en este contexto que, según la Constitución venezolana, las acciones para sancionar delitos de lesa humanidad, violaciones graves a los Derechos Humanos y crímenes de guerra son imprescriptibles, y que estos delitos están excluidos de los beneficios que puedan conllevar a la impunidad, incluidos el indulto y la amnistía.  

Además, Cofavic considera que una de las conclusiones más importantes de este trabajo de documentación, ha sido determinar que las violaciones y crímenes señalados no fueron hechos aislados, cometidos por personas que actuaron más allá de las órdenes, sino que existía el conocimiento de que estas situaciones se estaban produciendo o se aceptaba la alta probabilidad de que sucedieran, y que “se cometieron en el marco de un ataque generalizado y sistemático dirigido contra una población civil, con conocimiento del ataque, de conformidad con una política estatal o en apoyo de ella”.

Lea el comunicado completo en Cofavic

Organizaciones piden a Consejo de Derechos Humanos de la ONU que renueve Misión de Determinación de los Hechos
La Misión de Determinación de los Hechos fue creada por el Consejo de Derechos Humanos en 2019 con el mandato de investigar violaciones de derechos humanos

Hoy, 84 organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos han formulado una petición a los Estados del Consejo de Derechos Humanos para que, durante el próximo periodo de sesiones del Consejo, en septiembre, renueven y fortalezcan el importante mandato de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Venezuela. Los Estados deben garantizar que la Misión de Determinación de los Hechos cuenta con financiación suficiente y está capacitada para recopilar, consolidar, preservar y analizar pruebas para futuros procesamientos u otros fines de rendición de cuentas, incluidos los mecanismos de justicia internacionales, con el fin de evitar la impunidad por crímenes de derecho internacional y graves violaciones de derechos humanos cometidos en Venezuela.

La Misión de Determinación de los Hechos fue creada por el Consejo de Derechos Humanos mediante la resolución 42/25 el 27 de septiembre de 2019, con el mandato de investigar violaciones de derechos humanos, incluidas ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes cometidos desde 2014, con vistas a asegurar la plena rendición de cuentas de los autores y la justicia para las víctimas. Aunque la Misión no ha recibido permiso para entrar en Venezuela, presentará su informe al Consejo de Derechos Humanos en septiembre de 2020, cuando concluye su actual mandato.

La necesidad de que este mecanismo internacional siga investigando y denunciando crímenes de derecho internacional y violaciones de derechos humanos cometidos en Venezuela está clara en un contexto en el que estas prácticas continúan imparables, a pesar del aumento del escrutinio internacional, y la impunidad por estos crímenes es la norma imperante a nivel nacional.

En Venezuela, millones de personas siguen sufriendo violaciones del derecho a la vida, la libertad, la integridad física y mental o el acceso a la justicia. La pandemia de COVID-19 no ha hecho más que agravar y empeorar la emergencia humanitaria en el país, donde muchas personas tienen dificultades para acceder a servicios de atención a la salud, agua, alimento, combustible, electricidad y gas, todo lo cual obstaculiza su capacidad de protegerse frente a la pandemia. Más de 5,2 millones de personas venezolanas han huido del país a causa de la crisis humanitaria, política, económica y de derechos humanos que lo azota. Mientras tanto, la pandemia también ha servido como una justificación retorcida del gobierno de Nicolás Maduro para mantener y aumentar su represión de la disidencia, incluyendo a personal sanitario y periodistas.

Estas graves violaciones de derechos humanos y estos crímenes de derecho internacional se ven facilitados por la impunidad generalizada que reina en el país. Tal como han informado muchas organizaciones, y tal como ha dejado claro un reciente informe de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, el sistema de justicia de Venezuela carece de independencia y deja sistemáticamente de proporcionar justicia imparcial a las víctimas de violaciones de derechos humanos. En lugar de eso, el gobierno de Maduro está utilizándolo para criminalizar y controlar a la población.

La publicación en septiembre del primer informe de la Misión de Determinación de los Hechos marcará un importante primer paso en la senda de la rendición de cuentas en Venezuela mediante la documentación de la participación de aquellas personas de las que se sospecha que son penalmente responsables. Es fundamental que el Consejo de Derechos Humanos responda de manera significativa a las conclusiones y recomendaciones del informe. Los Estados deben garantizar la total renovación y el fortalecimiento del mandato de la Misión de Determinación de los Hechos, y deben asegurarse de que la misión cuenta con recursos adecuados para continuar con sus investigaciones fundamentales.

A.C. Reforma Judicial
Acceso a la Justicia
Acción Solidaria
ACCSI Acción Ciudadana Contra el SIDA
Alerta Venezuela
Alianza de Familiares de Víctimas del 2017 (ALFAVIC2017)
Amnistía Internacional
Asociación Civil Fuerza, Unión, Justicia, Solidaridad y Paz (FUNPAZ)
Asociación Civil Mujeres en Línea
Asociación Gremial Pensionados y Jubilados en Venezuela residentes en Chile
Asociación Venezolana en Chile
Aula Abierta
Caleidoscopio Humano
Canada Venezuela Democracy Forum
Cátedra de Derechos Humanos de la Univerisidad Centrooocidental Lisandro Alvarado
Cátedra de la Paz y Derechos Humanos Mons Oscar Arnulfo Romero de la Universidad de los Andes
Center for Justice and International Law (CEJIL)
Centro de Acción y Defensa por los Derechos Humanos
Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH-UCAB)
Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana (CDH-Unimet)
Centro de Documentación en Derechos Humanos «Segundo Montes Mozo SJ» (CSMM)
Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS)
Centro de Formación para la Democracia CFD
Centro de Justicia y Paz (CEPAZ)
Centro para los Defensores y la Justicia (CDJ)
Centro para los Derechos Civiles y Políticos (CCPR)
CISFEM (Centro de Invetig. Soc. Formación y Estudios de las Mujeres.
Civilis Derechos Humanos
Clínica Jurídica de Migrantes y Refugiados de la Universidad Diego Portales
Clínica Jurídica para Migrantes y Centro de Estudios en Migración, Universidad de los Andes
Codhez
COFAVIC
Comisión de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad del Zulia
Conectas Direitos Humanos
Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional
Convite AC
Defensa en Acción
Defiende Venezuela
EPIKEIA. Observatorio Universitario de Derechos Humanos
Espacio Público
EXCUBITUS Derechos Humanos en Educación
Foro Penal
FH
FUNCAMAMA
Fundación Aguaclara
Fundación Apure Lidera
Fundación colombo venezolana Nueva Ilusión
Fundación para el Desarrollo Integral FUNDESI
Fundación Ramón Devia
Fundamujer
Global Centre for the Responsibility to Protect (GCR2P)
GobiérnaTec
Gritemos con Brío
Human Rights Institute World Jurist Association
Human Rights Watch
International Commission of Jurists
International Service for Human Rights 
Justicia Capítulo Venezuela
Monitor de Derechos Humanos 
Monitor Social A.C.
Movimiento Ciudadano Dale Letra
Movimiento Vinotinto
Mujeres Con Voluntad
Observatorio de derechos humanos de la Universidad de Los Andes
Observatorio Global de Comunicaciones y Democracia (OGCD)
Observatorio Penal Mérida OPEM-DDHH
Observatorio Venezolano de derechos humanos de las Mujeres
Observatorio Venezolano de la Salud
Observatorio Venezolano de Prisiones
OPEM- DDHH
Prepara Familia
PROMEDEHUM
Provea
Red Jesuita con Migrantes América Latina y el Caribe (RJM LAC)
Servicio Jesuita a Refugiados Latinoamérica y el Caribe
Sin Mordaza
Sinergia
Sociedad Hominis Iura (SOHI)
StopVIH
Unión Afirmativa
Venezuelans and Immigrants Aid (VIA)
Voto Joven
With and for the Friends the Fernando Alban
Women’s Link Worldwide

Cofavic: En lo que va de 2020 se han cometido 109 agresiones contra defensores de derechos humanos
Detenciones arbitrarias, hostigamientos, intimidación, amenazas, allanamientos y estigmatización es lo más comun

En el primer semestre de 2020 la cifra de presuntas agresiones contra personas y organizaciones defensoras de los derechos humanos en Venezuela alcanzó los 109 casos. Esta cantidad sobrepasa la totalidad de situaciones ocurridas en el año2019, la cual se ubicó en los 84 casos.

El registro independiente realizado por Cofavic señala que en estos seis meses sucedieron detenciones arbitrarias, hostigamientos, intimidación, amenazas, allanamientos y estigmatización.

“En Cofavic nos preocupa seriamente lo que indica este reporte: la situación de pandemia solo se advierte desde una perspectiva humanitaria y sanitaria. Se está dejando de lado la atención a los derechos humanos, lo cual debería ser un elemento transversal e insustituible para afrontar esta grave situación”, afirmaron.

Para los miembros de la organización no gubernamental se ha hecho notorio que, en el marco del Estado de Alarma, aumentaron las agresiones y abusos. Estas se han cometido bajo el amparo de la nueva orden dada por las autoridades de mantener lo que denominaron “la furia bolivariana”.

El llamado ha derivado en ataques más violentos. Entre ellos están las amenazas de muerte, detenciones, judicialización y mayor censura con el objeto de invisibilizar las denuncias.

“Solo en mayo de 2020 registramos 40 presuntos casos. Es decir, en ese mes sucedió más de la mitad de casos de los que hubo en 2019. Por tanto, es claro que bajo el Estado de Alarma incrementaron los niveles generales de hostigamiento y criminalización contra quienes defienden derechos. Además, con un claro objetivo de censurar, estos ataques se han dirigido contra periodistas y profesionales de la salud. Ellos son los que han ejercido su libertad de expresión para informar sobre la evolución de la pandemia o sobre la gestión de la crisis sanitaria por parte del Estado”, señalaron.

Esta data es producto del monitoreo desarrollado con el apoyo de la Unión Europea por Cofavic, la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) y la Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Caracas.

DDHH olvidados | Detenida, torturada y pisada por la bota militar
Paula Colmenarez estuvo al menos seis horas detenida en La Carlota junto a otros 13 jóvenes. Seis horas a merced de la crueldad de los funcionarios, sin poder hacer nada
El Foro Penal Venezolano, en un reporte publicado en agosto de ese año, indicó que el número total de arrestos arbitrarios fue de 5341. 

Paula Colmenarez corrió lo más rápido que pudo. Una bandera de Venezuela le tapaba la mitad del rostro y en su bolso a cuestas llevaba la Constitución. Volteó y vio al terror a la cara: un contingente conformado por unas 50 motos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) la perseguía. Los tenía tan cerca que escuchó cuando un funcionario dijo: “Ya, ya la agarramos”.

Uno de ellos la arrinconó, le metió el pie para que cayera y Paula terminó boca abajo sobre el asfalto del Distribuidor Altamira, lleno de vidrios y piedras. La bota militar la pisó por la espalda para inmovilizarla y quedó indefensa. La escena, registrada por el fotógrafo Miguel Gutiérrez de la agencia EFE, se hizo viral en las redes sociales. 

Era 10 de julio de 2017. 

Paula tenía poco tiempo de haber llegado de Barquisimeto a Caracas para estudiar Derecho en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Para la fecha, tenía 17 años. Las protestas de 2017 iniciaron el 1 de abril luego de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) emitiera dos sentencias que dejaba sin poderes a la Asamblea Nacional. La decisión empujó a los venezolanos a las calles.

Así que los días normales de rutina estudiantil de Paula se acabaron rápido y la joven se unió a la agenda de protestas. Acostumbraba a salir con el Movimiento Estudiantil de su casa de estudios, pero no se quedaba en casa si el plan inicial no resultaba. En ocasiones, también iba sola. 

Ese día lo hizo. El 10 de julio la oposición había convocado a un trancazo de 10 horas. Ella, junto a otros manifestantes, bajó a la autopista Francisco Fajardo. Cuando unos funcionarios de la GNB pasaban por Altamira Sur, hubo una explosión de un artefacto casero que dejó heridos a varios efectivos. 

“Yo estaba del otro lado. Había alrededor de 15 motos y desde ahí nos lanzaban bombas lacrimógenas. Me confié porque pensé que se iban a retirar después de la explosión, pero al rato subieron por esa misma calle y la gente salió corriendo”. Las motos fueron más rápidas. 

Amenazas y humillaciones

Después de que la pisaran contra el piso, 30 efectivos de seguridad la rodearon, la levantaron por el pelo y, en menos de 15 segundos, la montaron en una de las motos y la llevaron detenida. En el camino, minutos que le parecieron eternos mientras era trasladada a la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda, un soldado le dice a su compañero que la toque “para ver cómo está” y la manoseó por encima de la ropa. 

Las ofensas y las amenazas tampoco tardaron en llegar, esas que no dejaron de soltar durante su detención. “Perra, maldita, zorra”, le decían. Le pidieron su celular, con la advertencia que lo entregara rápido o la iban a lanzar al río Guaire. 

Paula estuvo al menos seis horas detenida en La Carlota junto a otros 13 jóvenes. Seis horas a merced de la crueldad de los funcionarios, sin poder hacer nada. Le amarraron las manos con correas plásticas y le taparon la cabeza con la capucha de su propio suéter. A la joven le costaba respirar y se movió para tratar de encontrar un poco de aire. “¡Ahógate! ¿Ahora sí pides ayuda?”, le gritó uno de sus captores. 

Sentía miedo. “Una cosa es ver que le pase a los demás y otro que te pase en carne propia, ver lo que se siente, la desesperación”. La patearon, la insultaron, la zarandearon, se burlaban de ella. Un funcionario pidió unas tijeras para cortarle el pelo y como no había, se lo jalaban con fuerza.  “Si no se lo podemos cortar, se lo arrancamos”. El pánico fue mayor. 

La arrastraron violentamente por el suelo, cerca de otros manifestantes detenidos, y le ordenaron que se acostara boca abajo. Como Paula no reaccionó porque le costaba coordinar bien por los nervios, la humillaron: “¿Eres estúpida?, ¡no sirves!, ¡te dije bocabajo!, ¡arrástrate como un gusano!”. Evitaban que levantara la cabeza para que no pudiera identificar a nadie. 

La presión de los tirrajes empezó a molestarla. Tenía una herida en la mano derecha tras haber caído sobre los vidrios que estaban en el pavimento de la autopista. Su mano se pone fría, morada y su ropa se tiñe de rojo por toda la sangre que está perdiendo. Pidió que la soltaran y lo hicieron, no sin antes rociarle la cara con gas pimienta. 

Pero las intimidaciones que más temor le dio a Paula fueron las sexuales. En varias ocasiones la amenazaron con violarla y temía ser agredida. “Estaba muy asustada porque era la única mujer entre puros hombres, incluso los detenidos. Amenazaban con violarme y con que me llevarían al baño”.

Le preguntaron su nombre, su edad, su dirección exacta. Pasadas unas horas, un oficial de alto rango ordenó que la llevaran a un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) para curarle la herida. Ahí un médico con acento cubano le dijo que le dejaría una cicatriz con la forma de la letra C de Cuba. 

De vuelta a la base militar, le permitieron hacer una llamada telefónica y se comunicó con su padre en Barquisimeto. La GNB empezó a debatir qué iban a hacer con ellos, si Paula se iría con los otros jóvenes a otro lugar. Con el miedo de que los trasladaran a quién sabe dónde, la orden final fue que la llevaran a su casa. Los demás no tuvieron tanta suerte. Eran casi las 10 de la noche. 

Una de las cosas que seguía atormentando a Paula Colmenarez, incluso mucho tiempo después, era la impotencia que esa noche fue la única quedó en libertad, mientras el resto de los muchachos siguieron detenidos. Las escenas que van y vienen en su cabeza, así como las amenazas y los sonidos de los golpes, son cosas que no se permite olvidar. Una marca que no se borra, como la de la cicatriz de su palma derecha. Físicas y emocionales. 

Así como los venezolanos salieron a protestar, los cuerpos de seguridad del Estado también salieron, pero a reprimir. Un registro llevado por Runrun.es contabilizó 158 muertos en el contexto de protestas de 2017. El Foro Penal Venezolano, en un reporte publicado en agosto de ese año, indicó que el número total de arrestos arbitrarios fue de 5341. 

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) también documentó la existencia de violaciones generalizadas de los derechos humanos. Constató que las fuerzas de seguridad utilizaron de forma sistemática fuerza excesiva para frenar las protestas, así como la existencia de patrones de torturas, malos tratos y violaciones al debido proceso en los casos de detención. 

Junto a su padre y respaldada por tres organizaciones de derechos humanos, Paula Colmenarez fue al Ministerio Público, que atendió la denuncia por tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes. Para poder tener una idea del alcance de las agresiones, pidieron un examen médico forense psicológico. Pero la solicitud no fue atendida. La investigación sigue abierta y las violaciones de sus derechos no han sido individualizadas.

Paula Colmenarez no pudo retomar sus estudios, las bajas defensas hicieron que enfermara con hepatitis A y regresó a Barquisimeto. El primero en emigrar fue su padre, luego se fue ella. Ahora ambos viven fuera de Venezuela.

Aunque en sus planes estaba ejercer su carrera en el país, Paula no se arrepiente de nada. “Yo no cometí ningún delito, yo estaba protestando por mis derechos”.

N de R: El testimonio  forma parte del informe. Voces bajo represión: diez historias contra la impunidad en Venezuela, disponible en el portal de Cofavic.

 

Foto:  Miguel Gutiérrez / EFE

DDHH olvidados |  El enero en que todo cambió
Gregory Hinds fue víctima de una detención arbitraria. Pese a tener orden de excarcelación, no fue acatada. El Sebin se negó a recibir la correspondencia del tribunal y debió permanecer privado del libertad

Un día de enero de 2018, Gregory Hinds recibe un mensaje. Una de las fundadoras De la Fundación Embajadores Comunitarios ha sido nombrada en un programa de televisión estatal Con el mazo dando.

Su vinculación con Embajadores Comunitarios hace que esto sea una fuente de preocupación. Esta organización se dedica al empoderamiento juvenil usando para ello el Modelo de Naciones Unidas (MUN) con el objeto de mejorar las habilidades de oratoria, negociación, liderazgo y confianza de sus beneficiarios: chamos con edades que oscilan entre los 11 y los 18 años en comunidades populares de Caracas —como La Vega, Antímano, San Agustín del Sur, Filas de Mariche y Petare. Gregory ha sido su director general los últimos cinco años.

El 31 de enero, Gregory está dando clases de inglés en el Colegio Integral El Ávila ubicado en la Universidad Metropolitana de Caracas y es llamado insistentemente. Tan pronto como puede devuelve la llamada. Se trata de una persona del condominio del edificio donde Embajadores Comunitarios tiene su sede quien le comunica con unos funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) quienes le dicen que quieren hablar con él personalmente. Al colgar la llamada, se comunica con sus compañeros para pedirles que se pongan a resguardo. Ese día se produjo su detención.

Lo interrogan varias veces, distintas personas, todas con las mismas preguntas relacionadas con lo que hace la organización. La presión aumenta, intenta consultar y un comisario le responde: “Aquí el que hace las preguntas soy yo”. Trata de mantener la calma. Finalmente le pasan su declaración por escrito para que la firme. Hay cosas que no dijo, se omitieron otras, pero como no las considera importantes decide firmar.

Pasan las horas y aunque la luz es artificial Gregory infiere, por la ausencia de los sonidos propios del trajinar caraqueño, que ya es de madrugada. Pregunta si se puede ir a casa, un funcionario se ríe, otro le dice en tono burlesco que es peligroso andar a esa hora por ahí, hasta que le terminan diciendo que está privado de libertad.

Sin muchas explicaciones, un día Gregory es trasladado a tribunales para su presentación. Aunque él no lo sabe con precisión, han pasado cuatro días. El Ministerio Público le precalifica el delito de instigación a delinquir y agavillamiento. Se encuentra con la Directora de Programas de Embajadores Comunitarios quien también está detenida. El Tribunal 31 de Control del Área Metropolitana de Caracas decide que continúen su proceso judicial privados de libertad.

Durante el tiempo que permanece en este lugar empieza a comer la comida que le ofrecen. Toma agua del tanque de la poceta. Duerme sentado pues no puede estirarse, no hay espacio. No se ha cambiado de ropa. No puede hacer sus necesidades fisiológicas y su salud se empieza a resentir. Le pide a un comisario que lo traslade de lugar y ante la posibilidad que su estado se deteriore lo consigue.

Dos meses luego de su detención tanto a Gregory como a su compañera de Embajadores Comunitarios, gracias a la incesante presión de organizaciones y las diligencias de sus abogados, el tribunal les otorga una medida cautelar sustitutiva de privación de libertad ordenando su liberación inmediata. Al ser defensores de derechos humanos, sin filiación política alguna, sus casos han generado la indignación de organizaciones de esta naturaleza en el mundo entero. Amnistía Internacional los declara presos de conciencia, Cofavic asume su defensa internacional.

No obstante, aun cuando tienen boleta de excarcelación, la libertad no llega. El Sebin se niega a recibir la correspondencia del tribunal alegando que no tienen sistema. Así, Gregory y su compañera pasan a formar parte de la lista de reclusos de El Helicoide que se mantienen en estas instalaciones en un acto que demuestra un profundo desprecio al sistema judicial.

Con 60 kg de peso, 20 menos de los que tenía cuando ingresó, Gregory recibe, el 1 de junio de 2018, una especie de indulto de parte de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Trata de negarse a firmar una declaración en la que agradecía el perdón. Le amenazan: “Si no te gusta puedes regresar a El Helicoide”. No le queda de otra que formar parte del show mediático en la Casa Amarilla, edificio sede de la Cancillería venezolana.

Ya en libertad condicionada a presentaciones frente al tribunal, retomar su vida es un proceso lento y tortuoso. Acostumbrarse a la luz es difícil: “Ver el sol me quemaba los ojos”. El miedo, la ansiedad lo atormentan con fuerza los primeros cuatro meses: ver una patrulla, un policía es un hecho que lo lleva al límite. Su entorno lo trata como algo frágil que puede partirse en cualquier momento y esto le dificulta su necesidad imperiosa de cerrar este capítulo.

Aunque hay cambios importantes en él, Gregory trata de mantener su base lo más intacta posible. Unos cuatro meses después va recuperando su normalidad y puede identificar ganancias. “Esta experiencia me hizo crecer de muchas maneras, la resiliencia la desarrollé infinitamente, no me quedó de otra. Siento que después de haber pasado por todo esto no visualizo que pueda haber algo peor, entonces no hay motivo para que pueda ver las cosas de manera negativa”, dice Gregory.

Parte de su recuperación ha sido tratar de levantar la organización. No es ni la sombra de lo que fue: de 100 voluntarios han pasado a tener 10, han cerrado muchos proyectos pero aún queda ese aliento por seguir adelante y reconstruir lo perdido.

N de R: El testimonio  forma parte del informe. Voces bajo represión: diez historias contra la impunidad en Venezuela, disponible en el portal de Cofavic, en el siguiente enlace

 

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Cofavic registró 357 ejecuciones extrajudiciales entre enero y marzo de 2020
La organización no gubernamental resaltó que 99% de las ejecuciones extrajudiciales registradas fueron contra hombres, mientras que 76% de los casos corresponde a menores de 25 años

El Comité de Familiares de las Víctimas de la Violencia (Cofavic) denunció que tan solo entre enero y marzo de 2020 se registraron 357 ejecuciones extrajudiciales en todo el territorio nacional, lo que evidencia un incremento de esta violación de los derechos humanos en el país.

La organización no gubernamental resaltó que, con estos casos, en el país se han registrado 11.328 ejecuciones extrajudiciales desde el año 2012. En particular, en los últimos dos años registraron 571 casos (33%) en los que aparecieron señalados como presuntos responsables de los hechos funcionarios del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, al cual están adscritas las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES).

En 353 casos (20%) el presunto responsable son funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

Sobre las ejecuciones extrajudiciales registradas este año, Cofavic resaltó que el 99% son hombres mientras que 76% de los casos corresponde a menores de 25 años.

Esto corresponde con las denuncias hechas por la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que ha denunciado en varios informes sobre la caracterización de este delito en el país y que afectan generalmente a hombres, menores de 30 años y que pertenecen a zonas populares.

Cofavic también destacó que en 24% de las ejecuciones extrajudiciales los primeros tres meses del año participó la Policía Nacional Bolivariana, seguido por el Cicpc con 23%; policías estadales con 22%; Fuerzas Armadas y cuerpos de Policía Municipal con 12% cada uno.

Además, 71% de los casos se dieron en el marco de operativos especiales con participación masiva de funcionarios del Estado, 14% durante un operativo ordinario de vigilancia y un 8% en flagrancia.

En promedio, 66% de casos fueron llevados a cabo dentro de un operativo de organización especial, correspondiente a una logística gubernamental de participación en algunos casos mixta de fuerzas de seguridad del Estado.

55% de las ejecuciones extrajudiciales ocurrió a plena luz del día, lo que a juicio de Cofavic se hace «con el fin de demostrar la fuerza de control social en las zonas donde sucedieron los hechos».

Cofavic señaló que es de vital importancia prestar asistencia jurídica y psicológica a familiares de víctimas de estas violaciones de derechos humanos. Actualmente, la ONG dispone de una Línea de Atención Integral donde pueden recibir asistencia.