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Ciudad Tiuna

A Eudomar lo detuvo el FAES en Santa Cruz del Este y asesinaron en Fuerte Tiuna

A EUDOMAR EUCLIDES QUIJADA UGAS lo aprehendió la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana en el barrio Santa Cruz del Este, en el municipio Baruta del estado Miranda y posteriormente apareció como una de las víctimas de la masacre realizada por funcionarios de ese organismo en Fuerte Tiuna la madrugada del pasado sábado 8 de septiembre.

Así lo denunciaron familiares de Quijada Ugas en la morgue de Bello Monte.

Giancarlo Espinoza Ugas, dijo que a su hermano de Eudomar lo detuvieron en un operativo el viernes en Santa Cruz y luego de buscarlo por todas partes se enteraron que el cadáver estaba en Bello Monte.

Según Espinoza, Quijada Ugas de 24 años trabajaba en una charcutería de Petare. Era oriundo de Güiria, estado Sucre, y no tenía hijos. Estuvo preso en Carúpano dos años por robo de teléfono, “pero se había regenerado y tenía tenía cuatro en la capital laborando”, indicó.

“En el informe pusieron que la causa de la muerte fue enfrentamiento, cómo va a haber enfrentamiento, si lo detuvieron en Santa Cruz y apareció en Fuerte Tiuna”, cuestionó.

Integrantes de la familia sostienen que Quijada Ugas no tenía relación con ninguna de las ocho víctimas ni con 23 detenidos que arrojó el operativo del FAES en los edificios ubicados en la institución militar. “No sabemos cómo fue a parar allá”.

Quijada Ugas vivía con amigos en Santa Cruz del Este y formaba parte de una familia de seis hermanos.

Familiares ya hicieron la denuncia en el Cicpc y no descartan organizarse con el resto de los afectados por la masacre para introducir un reclamo en la Fiscalía General de la República.

@franzambranor | 

Basquetbolista muere asesinado a manos del FAES en Ciudad Tiuna

Winyerbel Rafael Torrealba Hurtado, de 16 años, fue sorprendido ese miércoles 16 de mayo por funcionarios de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), cuando se encontraba en su vivienda, situada en el urbanismo Ciudad Tiuna, en la parroquia Coche del municipio Libertador de Caracas. La víctima fue “ajusticiada” por los uniformados, así lo denunció su hermana Marbelis Pineda Hurtado.

Marbelis contó que ese día Winyerbel se encontraba durmiendo en su apartamento del piso 12 del urbanismo, junto con su sobrino de seis años,  cuando los funcionarios forzaron la reja.

“Ellos (los funcionarios” sacaron al niño de seis años envuelto en una sábana y lo dejaron solo en el pasillo del piso 10, cuando yo llegue no me dejaron pasar, pero logré ver a mi hermano sentado en el mueble, luego me subieron al piso 13 y se escucharon los disparos. Cuando logré bajar vi el charco de sangre en la entrada y como rastros de que lo habían arrastrado por el piso”, contó Marbelis.

El menor de 16 años fue llevado sin vida hasta el hospital Periférico de Coche por los funcionarios. “Ellos le sembraron un arma y dijeron que se había fugado de un penal, pero eso no es cierto, él era deportista”, dijo la hermana del fallecido.

Winyerbel desde muy pequeño era aficionado al básquet, por lo que actualmente acudía a una escuela para practicar este deporte y formarse como profesional en el área. Hace un año logró audicionar para el equipo Cocodrilos de Caracas.

“Él quería irse del país y practicar su deporte profesionalmente, pero lo mataron. En Venezuela no hay leyes, no hay respeto por la vida de un ser humano, matan a un muchacho por matarlo y ellos ni siquiera sabían que tenía 16 años, porque él era muy alto por su deporte. Mi madre está devastada, era su consentido”, dijo Marbelis.

@lysarurafuentes

Asesinan a dos obreros de Supra Caracas en robo en Ciudad Tiuna

DICEN QUE LAS 3:00 DE LA MAÑANA ES LA HORA DE LOS MUERTOS. Así fue para el señor José Luis Contreras, padre de Maikel José Contreras Porras (26) quien fue  asesinado junto a un amigo,  la madrugada del domingo 29 de abril en el complejo militar y habitacional del Fuerte Tiuna, Ciudad Tiuna, ubicado en el sector Las Mayas de la parroquia Coche del municipio Libertador.

A esa hora una pariente le informó que Maikel José, el tercero de sus hijos, yacía muerto en la planta baja de la torre 18 del urbanismo, donde tenía una novia y se había quedado compartiendo junto a dos compañeros de trabajo en una fiesta.

Junto a Maikel estaban Luis La Torre de unos 40 años, quien se convirtió en la segunda víctima del ataque, y Alexander Valderrama quien resultó herido por los proyectiles.

Todos eran obreros del Sistema Urbano de Procesamiento, Recolección y Aseo de Caracas, (Supra Caracas), ente adscrito a la Alcaldía del municipio Libertador.

Este martes el señor José Luis hacía los trámites para retirar el cuerpo de Maikel en la medicatura forense, indicó que según la versión de algunos testigos, un grupo de individuos abordó al trío de amigos para robarlos.

Al parecer Alexander fue el primero en ser atacado para despojarlo de sus pertenencias, se resistió y le propinaron al menos tres impactos de bala. Maikel y Luis bajaban por las escaleras y al escuchar las detonaciones salieron en auxilio de Alexander.

A pocos metros estaba la moto de Maikel una Empire Arsen II, color azul. Cuando se disponía a encenderla se la quitaron los mismos pistoleros que atacaron a Alexander.

Los hombres le dispararon tres balazos en la cara. Luego le quitaron una cadena y su teléfono celular inteligente. Luis intentó huir pero también le dispararon. Le robaron todo lo que tenía.

“Me habían dicho que el cadáver de mi hijo estaba en el Pérez Carreño, cuando llegué me informaron que estaba en el hospital Periférico de Coche, pero al llegar un policía me mostró una foto en su celular y me dijo que se lo habían llevado para Bello Monte. Los cuerpos estuvieron hasta las 6:00 de mañana en la vía pública”, dijo Contreras.

Recordó que hacía cinco meses a él también le habían disparado en El Valle. Unos ladrones le quitaron su moto una Empire Horse II y el celular. Ese día fue a buscar a dos de sus nietos para llevarlos a un juego de beisbol.

Mencionó que Maikel vivía cerca de El Poliedro en La Rinconada, con dos de sus hijos. Un varón de 6 años y una hembra de 3. También tenía a uno de 11 años de su primer matrimonio, pero a ese lo estaba criando el abuelo.

“Es lamentable lo que estamos sufriendo en Venezuela. Estamos enterrando a nuestros hijos. La vida cada día es más dura y difícil. Todos los días nos arriesgamos en las calles y no sabemos si volveremos a nuestros hogares”.

Refirió que hace 8 años enterró a otro de sus hijos menores. Se llamaba igual que él, José Luis, tenía 18 años y también lo mataron para robarle su moto. Dejó dos niños.

Contreras informó que funcionarios del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) ya adelantaran las averiguaciones para dar con los responsables de la muerte de Maikel y Luis. Tres mujeres quienes serían las novias del trío de amigos y hasta Alexander fueron retenidos por los detectives.

Los funcionarios investigan a una banda dedicada al robo de motos y desmantelamiento de vehículos, dijo una fuente policial que opera en las instalaciones del Fuerte Tiuna.

@jheilyncermeno

#MonitordeVíctimas Localizaron cadáver de obrero en basurero del 23 de Enero

Monitor23deEnero

A las 3:45 a. m. me llamó un enfermero del Periférico de Catia y me dijo que la esposa de Tito estaba ahí, con herida de bala. La joven de 30 años, a quien se le protege la identidad por medidas de seguridad, llegó a la Emergencia con un tiro en la espalda que le quedó alojado en la garganta, la madrugada de este viernes 12 de enero.

Como pudo —no puede hablar por el proyectil— le dijo a su familia que su esposo, Tito Ramón Mejías, de 28 años, había sido asesinado y su cadáver se encontraba en un basurero ubicado en el bloque 32 de la zona E, en el 23 de Enero. Tenía múltiples impactos de bala.

Ellos acudieron a esa dirección y efectivamente estaba. Se comunicaron con los cuerpos policiales para que se trasladaran hasta el sector.

Testigos dijeron que la víctima trató de defender a su esposa, ya que los delincuentes querían quitarle la vida a ella primero. La mujer corrió, hasta que recibió el tiro por la espalda y él se interpuso.

Se presume que ambos fueron sometidos la tarde del pasado jueves. Lo último que supieron sus parientes es que ese día irían a Tribunales, pues ella acompañaría a Tito, quien estaba bajo régimen de presentación y tenía miedo de que lo dejaran detenido porque no había acudido en diciembre.

Un familiar de la joven, quien por seguridad no quiso revelar su nombre, contó que la última conexión en su celular fue antes del mediodía. “Pensé en llamarla pero me imaginé que iba a estar durmiendo”.

Durante el resto del día y noche del jueves no tuvieron más noticias de ellos, hasta la madrugada de este viernes. El cuerpo de Tito fue levantado alrededor de las 7:00 p. m. por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

“Les robaron todo, ellos no tenían ni la cédula. Uno siempre pide justicia, pero nunca hay, qué podemos hacer”, soltó.

Fuentes policiales indicaron que investigan a una banda de Casalta, que podría estar involucrada en el crimen. No hubo comunicación de los presuntos delincuentes con la familia.

Tito vivía con su esposa e hijo de cuatro años en Ciudad Tiuna, desde hace cinco años. Vivieron en un refugio de La Rinconada, ya que eran damnificados de Propatria.

Trabajaba como obrero en la Vicepresidencia de la República. Hace tres años se retiró de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Tenía más de 11 años de relación con su pareja, quien se encuentra estable.

 

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“Vean bien a quién están matando en los operativos”

«Yo escuché la ráfaga de tiros pero jamás me imaginé que me habían matado a mi hijo. Cuando llegué a la casa vi como lo llevaban cargado, entre cuatro policías, y lo montaron en una unidad”.

Arelis González vio a su hijo salir de casa, del barrio La Lira en La Dolorita, a las 6:30 a.m. del pasado jueves 16 de noviembre. Pero a David Yavier Rivas, de 29 años, se le quedó su comida y se regresó. En ese instante fue abordado por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana(PNB).

Según testigos, a David le preguntaron si estaba bajo régimen de presentación y luego de golpearlo le dispararon. Él corrió pero los funcionarios volvieron a dispararle.

Alegaron que se enfrentó a la policía. Sin embargo, su mamá lo niega y aclaró que era un muchacho trabajador, que aprendió a pulir carros desde muy pequeño con su papá y actualmente laboraba en un taller en Chacao.

“Vean bien a quién están matando en los operativos. Estos policías salen a matar inocentes y los culpables les pagan para que no los busquen”, sollozaba Arelis.

Dannyr Rivas, hermano de la víctima, detalló que él en 2010 estuvo detenido acusado de cometer un homicidio, pero al no conseguir pruebas lo dejaron en libertad y quedó bajo régimen de presentación.

Todos vieron cuando lo mataron, estaba su hijo de tres años y algunos vecinos, dijo.

De acuerdo con Arelis, a David le pusieron un arma en su mano y dispararon para simular que se había enfrentado a la PNB. Era padre de tres hijos, vivía con su esposa y niños.

Ejecución y robo de comida

A las 7:00 a.m. del pasado jueves 16 de noviembre a Jhonjaiver Francisco Contreras González, de 20 años, también lo ajusticiaron uniformados de la PNB y según su papá, Yorman González, alegaron enfrentamiento.

El muchacho se encontraba en su casa, ubicada en el piso 4 de la torre 29, con sus dos hermanos y su cuñada. De acuerdo con los testigos, los funcionarios sacaron a todos y le dispararon.

La víctima había llegado desde San Cristóbal hace un mes y buscaba empleo. Vivía con su madre, sus hermanos y su cuñada. Su papá desmintió que estuviese solicitado y pidió justicia.Denunció que además de quitarle la vida a su hijo también robaron televisores, ropa y el mercado que había en la casa. “Hasta cocinaron y comieron”.

“Son un poco de asesinos los que pusieron en la policía, no están haciendo nada bueno, están matando a puros inocentes”.

Hartos de injusticias en Cacique Tiuna

Al mediodía de este viernes 17 de noviembre fue asesinado un joven en bloque 46 de Cacique Tiuna, por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

Vecinos —con identidad protegida— contaron que el muchacho se llamaba Iván, aunque no precisaron su apellido. Detallaron que se encontraba en casa de un amigo y los uniformados sacaron de la vivienda a todos los habitantes.

Protestaron por la cantidad de injusticias que se han cometido en la comunidad, ya que aseguran que no es la primera vez que le quitan la vida a un inocente y alegan enfrentamiento.

El pasado 6 de junio Gilbert Sosa fue asesinado cuando salía de su casa, a bordo de su moto. Su madre, Carmen Arellano, detalló que hasta ahora no han detenido a los responsables. Exigió que cesen estos procedimientos y que respeten los derechos humanos.

Hace un mes llegaron a mi casa de nuevo, revisaron y se robaron un reloj, soltó.

 

 

Mataron a sargento de la GNB en ascensor de edificio en Ciudad Tiuna

Fuerte Tiuna

A las diez de la noche de ayer, el sargento primero de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), José Edicto Alejos Sevilla, de 29 años, fue asesinado dentro del ascensor del Bloque 35 de Ciudad Tiuna, complejo habitacional ubicado dentro del componente militar Fuerte Tiuna, en Carcas.

Le dispararon y le quitaron las llaves de la moto KLR que tenía asignada, pues estaba en comisión de servicio en el Palacio de Miraflores, específicamente en el Movimiento por la Paz y la Vida.

Fuentes policiales indicaron que el funcionario había conversado por teléfono minutos antes con su esposa, y le dijo que estaba llegando a su casa.

Incluso, ella vio cuando el hombre llegó, estacionó la moto y entró el edificio.Luego escuchó unas detonaciones.

Fueron vecinos quienes le avisaron que lo habían matado en el ascensor.

Escrito por Deivis Ramírez Miranda para El Universal.

Lorena Meléndez Dic 11, 2015 | Actualizado hace 8 años
Cuando el voto venció al miedo

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Motorizados que rodeaban los centros de votación, “Puntos rojos” que violaban la normativa electoral, control de electores en los edificios de Misión Vivienda, unidades de transporte contratadas para arrastrar a los votantes al sitio donde sufragaban. En el oeste de Caracas, el chavismo usó todas sus armas para hostigar, pero salió derrotado

@loremelendez

Especial para Quinto Día

Estaba de espaldas y lo único que se veía con claridad era su franela roja, su casco negro y su silueta maciza. Aceleraba su motocicleta sin mirar atrás y portaba consigo una corneta cuadrada cuyos extremos salían de su parrillera. Ahí sonaban los versos que repetían “que siga la revolución”, mientras él lanzaba petardos al suelo. Era su forma de infundir miedo. Todos sabían que más como él podrían llegar sin previo aviso a la entrada de la Unidad Educativa Bolivariana “Gladys Vanegas”, de Coche, que a esa hora, a las 7:20pm de la noche de ese 6 de diciembre, era un centro electoral abierto sin justificación.

“Esto ha sido así todo el día. Todo el tiempo”, decía Carlos, uno más entre la decena de votantes que esperaba afuera el cierre del lugar y la auditoría de sufragio. De inmediato mostró fotos y un video de la mañana, cuando una bandada de cincuenta motos rodeó el sitio en repetidas ocasiones. Todos iban con camisetas y gorras coloradas. Horas después de aquel incidente, Carlos supo que en su centro electoral, el candidato del PSUV Jesús Faría, había vencido por menos de tres puntos porcentuales a la Oposición (49,26% vs. 46,67%). Pero también supo que en Coche, parroquia históricamente chavista, la MUD había ganado por primera vez en 16 años (51,08% vs. 46,53%) a través de su candidato, el economista José Guerra.

En la “Gladys Vanegas”, el ventajismo es lo común en cada elección. La escena del motorizado había ocurrido en otros tantos comicios, de acuerdo con los vecinos. Diagonal a su entrada, a unos 30 metros, estaba un “Punto rojo” donde los seguidores del PSUV pasaban para registrarse luego de votar, violando la normativa electoral que establece que no se puede hacer proselitismo político en un radio de 200 metros del centro de votación. Y esto, todo esto, había ocurrido en varios rincones de Caracas.

A las escuelas “España” y “Antolín Segundo Arana”, en Los Magallanes de Catia, arribó una veintena de motorizados minutos después del cierre de las mesas. Allí había ocurrido una disputa entre los seguidores de la Oposición, quienes exigían que se diera el proceso por culminado al no haber electores en espera; y los del oficialismo, quienes argumentaban que debían esperar un llamado del Consejo Nacional Electoral para clausurar las puertas. La tensión entre ambos grupos, separados sólo por la calzada, seguía porque una docena de votantes que llegó en un jeep después de la trifulca, pedía la reapertura del centro para poder sufragar. La “operación remate”, con la que el chavismo ha actuado en los últimos años para acrecentar su ventaja, no se pudo consumar.

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En las casas de los ojitos

Los urbanismos de la Misión Vivienda están marcados por la huella del oficialismo. La firma de Hugo Chávez en su fachada, los ojos del expresidente en una pared o un afiche electoral al lado del ascensor son muestra de que allí existe una presencia constante del proselitismo del Gobierno. Por eso, a algunos voceros de los comités multifamiliares de los edificios les pareció correcto presionar a sus vecinos para que votaran a favor del chavismo.

En la madrugada del 6 de diciembre, Amílcar Lara se despertó a las 4:00am. Tenía que estar listo para todo, desde hacer sonar la diana y los fuegos artificiales a las 5:00am, hasta supervisar que sus vecinos fuesen a su centro electoral. Su torre, la 26 de Ciudad Tiuna, debía salir a sufragar en masa, tal como lo había acordado con la Unidad Bolívar-Chávez del PSUV que funciona en su sector, y utilizar los seis autobuses y cinco jeeps pagados por el partido y con los que también colaboró la Oficina de Planes y Proyectos Presidenciales (OPPPE) que depende de Miraflores.

Al mediodía, Lara, miembro del comité multifamiliar de su edificio, lucía entero pese al trajín. En ese momento no estaba sólo, con él había otros cinco voceros que tenían su misma función. Se movía de un lado a otro para supervisarlo todo: Hacía preguntas a sus vecinos sobre el sitio donde votarían, coordinaba la salida de cada autobús y tachaba de su lista a quienes ya habían partido. Sus palabras las musicalizaba la banda sonora de temas chavistas que suena en las marchas de la “revolución”. El sonido provenía de las cornetas a máximo volumen que había puesto en la entrada de su casa. Sobre este, sobresalía el canto de una niñita que, a bordo de una buseta, repetía: “Arriba, a la derecha, en la esquina, la de los ojitos”.

Lara no quería precisar cuántos de los habitantes de su torre habían ido a votar, a pesar de tener sus nombres en una lista. Semanas atrás, desde el Ministerio de Hábitat y Vivienda, le habían hecho llegar el censo de sus vecinos, documento que tenía sus números de cédula, teléfono celular y centro electoral. Ese era el primer registro que permitía saber a dónde debía ir cada uno a sufragar.

Otra estrategia de control fue la del transporte. Las rutas que desde allí se activaron sólo partieron hacia Coche, El Valle, Catia, La Vega, Antímano y Carapita, puntos donde hasta entonces dominaba históricamente el chavismo. Cada persona que subía era observada por los miembros de la UBCH. En la puerta de entrada de las torres, había un “Punto rojo” para registrarse luego de votar.

A las 2:00pm, contó Lara, se activó una operación que él llamó “la ofensiva”. Los voceros de cada piso subieron a sus torres para chequear, puerta a puerta, quién había sufragado y hacer que, quienes no habían bajado, lo hicieran. En urbanismos de San Martín, Antímano, la avenida Libertador y Bellas Artes, los pasos para presionar fueron casi iguales. Los habitantes de las Misiones Vivienda votaron en medio de las preguntas y los cuestionamientos de quienes viven en su propia residencia.

El silencio antes del triunfo

Caracas lucía desolada en las últimas horas del 6 de diciembre. Las calles oscuras del oeste, apenas se iluminaban por los faros de los escasos carros que pasaban. La ciudad estaba apagada y el toque de queda de la inseguridad y de la angustia por el resultado electoral, había hecho que esta luciera como un territorio abandonado por una estampida.

Desde uno de los edificios de la Sierra Maestra del 23 de Enero, la parroquia donde Hugo Chávez votaba, el panorama era el mismo. Sólo unos cuantos carros y motos atravesaban la vía principal que bordea sus bloques emblemáticos. Pasaban a toda velocidad, como si les urgiera llegar a su destino.

En aquella montaña, donde el frío decembrino ya pegaba, apenas un puñado de hombres festejaba: Los Tupamaros, el colectivo que domina la zona, había encendido un sarao desde temprano con cerveza y salsa. Algunos se habían unido a la rumba, pero con el correr de las horas, subieron a resguardarse, por si acaso.

“Yo decidí recogerme temprano. Aquí llegan estos bichos (Los Tupamaros) armados, a intimidar, y eso molesta. Yo me subí a la casa a las 5:00pm y de allí no me moví”, cuenta un hombre moreno y corpulento que dice haber pasado toda su vida entre los edificios del 23.

Pero a la medianoche, la celebración de los del colectivo, que hasta último minuto se creían ganadores, acabó en un instante. La voz de Tibisay Lucena, presidenta del CNE, pronunció los resultados pasadas las 12 y la salsa que había sonado en aquella colina desde la tarde, se apagó. Allí, en varios sectores de la parroquia convertida en la última morada de Chávez, hubo una fiesta colectiva sin rostros protagonistas. Cohetones, bocinas, gritos de victoria, todo se escuchó en un estruendo que rompió el silencio que, hasta entonces, habían guardado los simpatizantes de la Oposición. De nada valieron los censos, el transporte, los motorizados, la banda sonora del proselitismo, el hostigamiento. La MUD y sus seguidores, a quienes tanto se ha disminuido en el oeste de Caracas, venció después de 16 años de derrotas.