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Julio Castillo Sagarzazu Abr 13, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
El aleteo de la mariposa

@juliocasagar

Todos conocemos el ejemplo didáctico con el que se explica la llamada Teoría del caos, postulada por Henri Poincaré. “El aleteo de una mariposa en Hong Kong, puede provocar una tormenta en Nueva York”. La teoría y, obviamente el ejemplo, lo que tratan de postular es que uno, o varios pequeños acontecimientos pueden provocar efectos mucho mayores que ellos mismos y que tales eventos son, por esa misma razón, impredecibles e incuantificables, antes de que se produzcan.

Posteriormente, Nassin Taleb nos ofreció una versión, en clave de politología, a la que denominó “Teoría del cisne negro” y en la que dijo que acontecimientos políticos y sociales inesperados pueden convertirse en catalizadores o propulsores de cambios en la situación y en el statu quo. Argumentaba, además, que la imprevisibilidad de tales acontecimientos no era óbice para que no nos aprovecháramos de ellos.

Hoy en Venezuela estamos asistiendo a una situación particular. La pandemia del coronavirus nos está mostrando su más espantoso rostro. El sistema de salud, que se ha venido destruyendo por años, está colapsado y la angustia de todos los venezolanos, sin excepción, ha tocado limites desconocidos. En medio de esta tragedia, todos vimos como una pequeña puerta de esperanza se abría con el acuerdo suscrito entre funcionarios de Juan Guaidó y Nicolás Maduro, para acceder al mecanismo COVAX con el que todos los países están accediendo a las vacunas. Esa acuerdo fue saludado, como era de esperarse, por tirios y troyanos y, tenemos que decir, que significó un alivio en medio de tantas malas noticias.

Pues bien, Maduro decidió, por su cuenta, romper el acuerdo para que las vacunas ingresaran. Y no solo eso, sino que de una manera obscena, cínica y cruel, restregándonos en la cara “su inmunología”, nos dijo que ya él se había vacunado. A la par de que nos enteramos que “sus diputados” y militares, sin ningún protocolo y criterio, lo habían hecho también.

La inmunidad de los impunes

La inmunidad de los impunes

Como era de esperarse, el mercado negro de vacunas hizo su aparición; los negocios como el “laboratorio de Maiquetía” donde cobran 60 $ por PCR; los espacios VIP en hospitales públicos, donde por $300 te vacunan y por $400, te hacen el delivery, se vinieron a sumar a los agravios contra el pueblo, al que como única respuesta se le da es que se encierre en su casa a morirse de hambre, para no morirse del virus chino. Todo esto ocurre después de las “góticas milagrosas”; de la molécula mágica y las promesas tempranas de vacunación.

Esta es una gaffe de Maduro, no sabemos si sugerida por el G2 para aumentar la desmoralización entre los venezolanos. Pero, lo cierto, es que no le ha salido bien. Su propia gente, la tropa, los policías de a pie y sus los funcionarios están indignados. Es posible que trate de recoger el agua derramada y se nos presente ahora con un plan de vacunas rusas u otra insólita “solución” a las que nos tiene acostumbrados. Argumentalmente no le será fácil recuperarse. Pero (siempre hay un pero) las dictaduras no necesitan ser simpáticas. Y no les importa si son mayoría o minoría en la población; al fin y al cabo, mientras ellos cuenten los votos, estos temas no les preocupan.

No obstante, lo que Maduro no puede controlar (aunque sí pueda reprimirla) es la indignación que ha producido en la gente y todos sabemos que la indignación es un disparador de la voluntad, incluso más que la rabia y el odio. Pudiéramos, incluso, decir que la indignación es una rabia racionalizada.

Este acontecimiento, podría entonces convertirse en un cisne negro para Venezuela pero, (otro pero) hay que decirlo claramente, para que ello tenga lugar, y para que todo desemboque en el cambio que queremos, es necesario que concurran muchas cosas.

Primero: hay que convertir la indignación en voluntad organizada, a lo largo y ancho del país;

segundo: el presidente Guaidó debe encabezar un vasto movimiento de defensa de la  salud de todos los venezolanos y porque se respete el acuerdo para traer las vacunas;

tercero: se debe consensuar una agenda entre TODOS (mayúscula ex profeso) los que estén porque el derecho a nuestra salud y a nuestras vacunas se respete, sin pedir más condiciones que compartamos el justo reclamo a Maduro por su conducta y la aspiración de que se nos vacune a todos conforme a un protocolo de prioridades definido por los científicos y los académicos.

Ya sabemos que el objetivo final de los demócratas venezolanos es salir de la pesadilla de este régimen, pero hoy es un error interponer consignas políticas, electorales o particulares, antes de esta lucha humanitaria por la vida. Es más, la única manera de que nuestro pueblo haga el “link” entre su tragedia y la necesidad de salir de este régimen de oprobio es que le acompañemos de manera consecuente, sincera y valiente en esta lucha por la vida. Cada quien se irá dando cuenta de quién es consecuente y quién no.

No sabemos si el aleteo de esta mariposa pueda provocar la tormenta democrática que queremos, pero es una oportunidad única para hacerlo.

Unión en la lucha, determinación del liderazgo, agenda de iniciativas concretas y sinceridad en el acompañamiento serán claves para definir el destino de Venezuela en los próximos meses.

Nota bene: al terminar de escribir estas líneas, Delcy Rodríguez anuncia que se ha pagado el primer tramo del acuerdo COVAX. Una gran victoria que demuestra dos cosas: a) que sintieron la repulsa general por su conducta, y 2) que el cuento del bloqueo y las sanciones es como el virus: “chino”.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

2016: ¿Año de Cisnes Negros y Grises?, por Fernando Nuñez-Noda

2016_

 

El año que concluye confirma los cambios relevantes del poder mundial, pero también da inicio a una serie de eventos que desafían las predicciones y las explicaciones convencionales.

Supongo que Moisés Naím debe estar muy atareado si piensa en una reedición revisada de “El Fin del Poder”. El bestseller de 2013 revela la profunda disrupción geopolítica mundial que vivimos. ¿Ejemplos? Guerras asimétricas que prescinden de países y armamento convencional; el rompimiento de tradiciones centenarias, como la renuncia de un Papa y la sacudida que nuevos servicios digitales dan a industrias completas (medios, publicidad, taxis, alquiler de bienes raíces, comercio). De las primeras 15 marcas más valiosas del planeta según Forbes (http://www.forbes.com/powerful-brands/list/), 10 son de tecnología digital que corre por internet.

2016 me ha parecido “disruptivo”, con al menos un “cisne negro”, un acontecimiento “que viene de sorpresa, tiene efectos mayores y usualmente es inapropiadamente racionalizado a posteriori” (https://en.wikipedia.org/wiki/Black_swan_theory): Trump Presidente.

Pero más allá de Trump, 2016 ha tenido su cosecha de rarezas, de eventos que pocos anticiparon y que quizá sorprendieron a sus propios protagonistas. Con impactos menores o en pleno desarrollo, se me ocurre llamarlos “cisnes grises”, como polluelos o adolescentes que no han madurado su plumaje. ¿Qué tienen en común? Han derrotado las más doctas predicciones y tienen, cómo decirlo, un toque de locura, una pincela de primera vez” en muchos años o del todo. Veamos.

En 2016 a la caotización del poder se unen cambios en las conductas de la sociedad de información y la cultura derivada: la apoteosis de Pokémon a principios de año unió en matrimonio a los móviles y la tecnología de juegos geolocalizados. Generó una respuesta social, hay que decirlo, frenética pero a veces tonta.

¿Y qué me dicen del Premio Nobel de Literatura para Bob Dylan? ¿Locura, toque genial o decisión coherente con los tiempos de reality show” que vivimos? Internet ha pasado a ser “la infraestructura cultural”, su influencia en activismo, gestión, finanzas, operaciones, opinión pública, comunicación social o interpersonal, y política en general solo crece con el tiempo hasta subsumirse en la sociedad. ¿Será que hay que ver en internet y su mundo paralelo el futuro de la sociedad contemporánea? A la larga sí: The Matrix.

Del año en cuestión, pues, aislaré cuatro eventos para ilustrar mi atrevimiento con los cisnes negros y grises, eventos un tanto rocambolescos, poco convencionales, que generan cambios telúricos o parciales, depende del plumaje.

CIBERTERRORISMO, CIBERGUERRA. En febrero aparecieron los Papeles de Panamá, que no fueron lo que se esperaba a pesar del impacto inicial, pero llevaron las filtraciones de contenido privado a magnitudes masivas. Una prefiguración. La guerra cibernética emulaba ya la guerra ciberterrorista: inespecífica, escondida, de pocos contra muchos.

El resto de 2016 consolidó el poder de los hackers, sobre todo si son amparados y financiados por gobiernos, como la comunidad de inteligencia de EEUU cree que ocurrió con el “jaqueo” de los emails de Hillary Clinton. Los indicios apuntan a Rusia.

El impacto de estas filtraciones se está evaluando seriamente. Por ejemplo: los emails privados de John Podesta en WikiLeaks produjeron suficiente combustible para incinerar las recuperaciones que Hillary Clinton lograba de su credibilidad. Podesta era su jefe de campaña y el contenido mayormente burocrático no estaba exento de excesos e indiscreciones que tuvieron alto perfil informativo. Ya perdida la elección, el comando de campaña de Clinton ha seguido denunciando la injerencia rusa en esta peligrosa penetración de data confidencial.

Que hackers rusos o chinos o norcoreanos hayan robado y publicado información oficial de EEUU y otros países desarrollados es ya un escándalo. Además, son hackers de diversos orígenes y con distintas agendas: filtraron datos médicos de atletas olímpicos; “jaquearon” la cuenta de Instagram y de Twitter del mismísimo Mark Zuckerberg y hurtaron $65 millones en Bitcoin (la moneda digital sin Banco Central) de una financiera de Hong Kong. ¿Más? 330.000 cajas registradoras conectadas a través de un software de Oracle. Oh, esas actualizaciones de Java… El Departamento de Veteranos, las tiendas Gap… Y eso sin contar las estafas por la web e email. Cuando no inició algo inesperado 2016 lo sobredimensionó, lo llevó a magnitudes que levantan cejas.

Cerramos el año con la CIA confirmando que fueron rusos los hackers de la campaña y el Presidente Electo negándolo.

BREXIT. Ahora, bajo el espíritu de internet ¿puede un grupo humano hacerse más regionalista en medio de tanta apertura y globalización? Pues sí. Las necesidades materiales, inmediatas y locales siguen ejerciendo gran poder en las decisiones ciudadanas.

El 23 de junio un resultado referendario sacudió al mundo: 51,9% de los votantes en Gran Bretaña decidió abandonar la alianza política continental de Europa (la monetaria nunca la acogieron). Insólito, inesperado, casi dado por imposible. Ganó esa decisión contradiciendo encuestas y vaticinios. Muchos partidarios de Permanecer dejaron de votar porque daban su victoria por sentado. ¿Un cisne negro? Quizá sí de significar el inicio en otros países de decisiones refrendarías contra intuitivas, no anticipadas según los estándares de 2015. Uno gris por el momento.

Colombia vivió su pequeño Brexit a principios de octubre con el voto que dijo NO al acuerdo de paz con las FARC. Aunque el margen fue pequeño igual se preveía un triunfo cómodo del SÍ. Esta reversión momentánea no impidió que a Santos se le otorgara el Premio Nobel de la Paz 2016, pero ciertamente fue un statement político poderoso. Sea lo que sea, las FARC comparten un momento que viven también otros de sus socios: el ocaso del experimento castrista de Cuba y el “bolivariano” de Chávez, Lula y los Kirchner. Este último fenómeno que fue, a su manera, un cisne gris de grandes magnitudes ya casi ha agotado su combustible.

Cuando 2016 se inició el gobierno de Mauricio Macri tenía menos de un mes en Argentina; en agosto “despidieron” a Dilma Rousseff en Brasil y a finales enterraron a Fidel Castro en Cuba, nada más simbólico del fin de una era. Quedan Venezuela y Nicaragua en la esfera no democrática, ambos quebrados económica y políticamente.

CRISIS DEL PERIODISMO. ¿Quién iba a pensar que el exceso de información digital y sus usos iban a descalabrar la comunicación social de tantas formas? En septiembre Gallup dio a conocer que solo un tercio de los estadounidenses confía en los medios periodísticos, el nivel más bajo desde el inicio de esta medición en 1972.

Por otro lado, internet y los social media, más allá de sus indudables oportunidades y beneficios, han revelado su lado oscuro: las noticias falsas, las matrices de opinión y un caos de información de baja calidad.

Por ejemplo las llamadas “fake news”. Sonará exagerado o una tendencia que ya venía pero en este año tuvieron un rol tan influyente como los hackeos y las filtraciones. De hecho las “20 noticias de la campaña presidencial más compartidas” fueron falsas (http://www.vox.com/new-money/2016/11/16/13659840/facebook-fake-news-chart). La semana anterior a las elecciones, la noticia más popular logró casi 9 millones y fue falsa. La verdadera más popular tuvo poco más de 7 millones.

Y lo que es peor, no falsas por errores sino por una voluntad expresa de simular, de fabricar la ilusión de datos. Es el efecto antes que la causa: en vez de escribir algo y que eso genere una acción; se ensambla una “noticia” que produzca la conducta deseada (rabia, desconfianza, miedo). Y luego se integran en matrices que extienden el engaño (la salud de Hillary Clinton o que seguidores de Trump abuchearon al recientemente fallecido John Glenn). Vale decir, a veces son noticias satíricas simulando una real pero la gente las comparte como auténticas.

2016 fue una hilera de falsedades cabalgando cisnes grises por las corrientes de la web y las apps.

EL TRIUNFO DE TRUMP. Se hizo plausible al final, a partir de la campaña presidencial, pero la verdad es que nació con pocas expectativas a favor. Incluso la noche de la elección los apostadores en Las Vegas pagaban $1 por Hillary y $2 por Trump, es decir, daban ganadora a la primera. Si vemos el evento en el año y medio desde que The Donald se lanzó hasta el 7 de noviembre, había indicativos de que podía ganar pero más de que debía perder. Ahora, si lo vemos en un rango más amplio, digamos el último período de Barack Obama (2013-2016) el fenómeno Trump constituye un auténtico batacazo.

Una premisa del libro de Moisés Naím es que “El poder es cada vez más fácil de obtener, más difícil de ejercer, y fácil de perder”. Lo primero (ganar) aplica al magnate. En apenas año y medio, con una inversión publicitaria ridículamente baja en comparación, ausencia de un programa articulado y basado en el carácter en vez de los tópicos, Trump ganó el voto de colegios electorales. Antagonizó a la prensa, negó el cambio climático, enfrentó crudos testimonios de misoginia y enloqueció a los “fact-checkers”… pero ganó.

Cuando la Serie Mundial de Grandes Ligas iba 3 a 1 a favor de los Indios de Cleveland contra los Cachorros de Chicago, el reconocido pollster Nate Silver dijo que la probabilidad de que Trump triunfara era similar a la de los Cachorros de Chicago. Pues los Cachorros ganaron tres juegos seguidos en un increíble comeback.

El gobierno de Trump anticipa controversia, drama político, polarización pero ¿habrá que pensar al revés y esperar lo mejor, o por lo menos no descartarlo? ¿Qué nos enseñan los cisnes?

EPÍLOGO. Obviamente el año en cuestión es una confluencia de eventos que vienen incluso del siglo pasado: la fusión internet-sociedad; la geopolítica del Medio Oriente; los cambios del poder descritos por Naím; nuevas generaciones post-letradas y con ADN digital; y una manada de cisnes que cruzan muchos ríos y sorprenden con más frecuencia a los observadores y pragmáticos.

Es posible que 2016 sea un año importante, que se estudie en el futuro. Veremos si fue grande por la excepción o por el comienzo de una o varias tendencias que marquen el futuro.

@nuneznoda